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Motivación y biología: desarrollos teóricos - Revista Electrónica de ...

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<strong>Revista</strong> <strong>Electrónica</strong> <strong>de</strong> <strong>Motivación</strong> y Emoción http://reme.uji.es<br />

hipotálamo, aunque, <strong>de</strong> forma genérica, la formación <strong>de</strong>l hipocampo y el área septal parecen ser<br />

las zonas que tienen una mayor repercusión sobre la inhibición. El neurotransmisor que parece<br />

jugar un papel <strong>de</strong>stacado en el funcionamiento <strong>de</strong> este sistema es el ácido gamma aminobutírico<br />

(GABA). Sin embargo, no está perfectamente <strong>de</strong>limitado cómo podría ejercer su función en el<br />

sistema <strong>de</strong> inhibición conductual. El hecho <strong>de</strong> que las neuronas que poseen receptores para el<br />

GABA posean también receptores para las benzodiacepinas hace pensar en la existencia <strong>de</strong><br />

benzodiacepinas intrínsecamente producidas por el propio organismo. Así, las benzodiacepinas<br />

potencian la acción inhibidora <strong>de</strong>l GABA, ya que, en primer lugar, las benzodiacepinas se fijan<br />

a sus receptores específicos, para, en segundo lugar, modificar los receptores específicos <strong>de</strong>l<br />

GABA, haciéndolos especialmente sensibles para que el GABA pueda ejercer su efecto<br />

inhibidor. No obstante, como indicábamos, el mecanismo exacto <strong>de</strong> funcionamiento no se<br />

conoce a la perfección.<br />

La nueva Etología<br />

La nueva orientación, o reorientación, observada en el campo <strong>de</strong> la Etología está relacionada<br />

con la Etología Humana, con la consiguiente repercusión sobre los nuevos ámbitos <strong>de</strong><br />

aplicación, así como con la reformulación <strong>de</strong> ciertas i<strong>de</strong>as básicas <strong>de</strong> la clásica orientación<br />

etológica. En este marco <strong>de</strong> referencia, la Etología Humana representa una <strong>de</strong> las vertientes más<br />

interesantes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la Etología actual. El representante por excelencia en esta forma <strong>de</strong> ver la<br />

continuidad interespecífica al estilo <strong>de</strong>l evolucionismo es Eibl-Eibesfeldt. Su obra Amor y Odio:<br />

La Historia Natural <strong>de</strong> los Patrones <strong>de</strong> Conducta (1972) es piedra angular en cuanto a los<br />

objetivos y directrices esenciales <strong>de</strong> la Etología Humana. En el ámbito particular <strong>de</strong> la conducta<br />

<strong>de</strong> agresión, que es uno <strong>de</strong> los temas que más ha <strong>de</strong>sarrollado Eibesfeldt, se propone que esta<br />

conducta es instintiva, apreciando que, cuando los animales <strong>de</strong> especies inferiores no pue<strong>de</strong>n<br />

llevarla a cabo, se incrementa la probabilidad <strong>de</strong> que ocurra, incluso aunque no exista un<br />

estímulo especialmente apropiado para <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar dicha conducta 12 . Existe una necesidad<br />

innata <strong>de</strong> manifestar la conducta <strong>de</strong> agresión. Este carácter innato <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> agresión<br />

incluye también a la especie humana, proponiendo que la guerra, como expresión <strong>de</strong> dicha<br />

necesidad innata, es inevitable (Eibl-Eibesfeldt, 1972). En posteriores trabajos <strong>de</strong> Eibl-<br />

Eibesfeldt (1979, 1984) se pone <strong>de</strong> relieve que, si bien muchos patrones <strong>de</strong> conducta humana<br />

son innatos, parece necesario reformular algunas <strong>de</strong>finiciones y <strong>de</strong>limitaciones conceptuales. En<br />

cualquier caso, la amplia investigación realizada en este tema ha permitido comparar culturas <strong>de</strong><br />

muy diversa índole y nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, pudiendo constatar aspectos <strong>de</strong> sumo interés en temas<br />

como la expresión facial (Hager y Ekman, 1979; Kleinke, 1986; Kagen, Reznick y Snidman,<br />

1988; Adler, 1989), o el habla (Lenneberg, 1960, 1967; Marler, 1970; Mattingly, 1972;<br />

Liberman y Mattingly, 1989). En cuanto a la modificación <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as básicas, como acabamos<br />

<strong>de</strong> comentar, Eibl-Eibesfeldt (1970) ya señalaba que, si bien parece innegable que la conducta<br />

se encuentra parcialmente <strong>de</strong>terminada por la genética, probablemente haya que modificar<br />

ciertas consi<strong>de</strong>raciones arraigadas, entre ellas la <strong>de</strong> instinto. Así, como recientemente indican<br />

algunos autores (American Psychological Society, 1997; Beck, 2000), los psicólogos y biólogos<br />

que escriben hoy sobre la conducta aprendida y no aprendida coinci<strong>de</strong>n en esa <strong>de</strong>terminación<br />

parcialmente genética <strong>de</strong> la conducta; sin embargo, apenas utilizan el término instinto, a no ser<br />

12 Como claramente se aprecia, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Eibesfeldt se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la concepción hidráulica etológica para<br />

explicar cómo el nivel <strong>de</strong> energía acumulada hace disminuir los umbrales para la ejecución <strong>de</strong> una<br />

conducta.

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