Motivación y biología: desarrollos teóricos - Revista Electrónica de ...
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<strong>Revista</strong> <strong>Electrónica</strong> <strong>de</strong> <strong>Motivación</strong> y Emoción http://reme.uji.es<br />
efectos <strong>de</strong> tal influencia comienzan a hacerse patentes cuando ese individuo inicia su formación<br />
y aprendizaje en el ámbito escolar.<br />
Creemos que una <strong>de</strong> las orientaciones que la Etología Humana está promoviendo se<br />
refiere a lo que podríamos <strong>de</strong>nominar reciprocidad <strong>de</strong> influencias. Así, es bien conocida la<br />
importante aportación proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la investigación y el estudio llevados a cabo con sujetos <strong>de</strong><br />
especies inferiores, tanto en campo abierto como en el laboratorio, para llegar a conocer mejor<br />
la conducta humana. Pero, ahora se está produciendo el efecto opuesto; es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />
orientaciones más recientes <strong>de</strong> la Psicología, básicamente los planteamientos cognitivistas, se<br />
está aportando un bagaje importante <strong>de</strong> recursos para establecer con un mayor o menor grado <strong>de</strong><br />
certeza la existencia <strong>de</strong> procesos cognitivos superiores en los individuos <strong>de</strong> especies inferiores.<br />
Es lo que Bekoff (1995) llega a <strong>de</strong>nominar “Etología Cognitiva”, que podría ser consi<strong>de</strong>rada<br />
como la disciplina que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> planteamientos evolucionistas y comparativos, estudia los<br />
procesos <strong>de</strong> pensamiento, la conciencia, las creencias o la racionalidad <strong>de</strong> los animales no<br />
humanos. Lo que subyace a este tipo <strong>de</strong> formulaciones es una forma <strong>de</strong> propositividad en la<br />
conducta <strong>de</strong> los animales inferiores, que, tal como propone Millikan (1997), podría ser <strong>de</strong> dos<br />
tipos: por una parte, propositividad biológica, relacionada con la satisfacción <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />
biológicas básicas <strong>de</strong> un modo ciego, instintivo, y, por otra parte, una propositividad intencional<br />
-permítasenos la expresión-, que implica una actividad cognitiva más elaborada, en la que se<br />
incluye la confección <strong>de</strong> planes, la posesión <strong>de</strong> un mapa cognitivo, etc. En este mismo sentido<br />
se ha pronunciado recientemente Burghardt (1997), quien, en un trabajo significativamente<br />
<strong>de</strong>nominado Amending Tinbergen: A Fifth Aim for Ethology, propone que se incluya un quinto<br />
objetivo básico en la Etología, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los cuatro propuestos por Tinbergen, que exponíamos<br />
anteriormente, a saber: el conocimiento <strong>de</strong> las experiencias privadas <strong>de</strong>l sujeto investigado.<br />
Este tipo <strong>de</strong> propuesta lleva implícita la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la dimensión cognitiva <strong>de</strong>l sujeto que<br />
está siendo estudiado, aunque éste pertenezca a una especie inferior. La metodología susceptible<br />
<strong>de</strong> ser utilizada incluye también el antropomorfismo, aunque Burghardt propone una estricta<br />
actitud crítica en las interpretaciones. Mo<strong>de</strong>stamente, estimamos que este tipo <strong>de</strong> planteamientos<br />
en los que se lleva a cabo una metodología basada en el antropomorfismo pue<strong>de</strong> resultar, como<br />
poco, confuso, pudiendo llegar a ser metodológicamente incorrecto si no se explica previamente<br />
cuáles son las limitaciones que posee esta metodología, y cuáles las especulaciones que se<br />
realizan a partir <strong>de</strong> los resultados obtenidos. Si asumimos que antropomorfismo es un término<br />
referido a la atribución <strong>de</strong> pensamientos, sentimientos y motivos humanos a individuos <strong>de</strong><br />
especies no humanas, po<strong>de</strong>mos estar cometiendo un error. Veamos. Si bien no parece haber<br />
discusión en cuanto a la existencia <strong>de</strong> emociones y <strong>de</strong> motivos en los individuos <strong>de</strong> muchas<br />
especies inferiores, la existencia <strong>de</strong> pensamiento es un tema lo suficientemente <strong>de</strong>sconocido<br />
como para que se pueda realizar dicha atribución. Como mucho, tal como indican algunos<br />
autores (Davis, 1997; Zayan y Vauclair, 1998), podríamos hablar <strong>de</strong> actividad cognitiva, pero<br />
no <strong>de</strong> pensamiento. En un animal <strong>de</strong> especie inferior, po<strong>de</strong>mos localizar la activación <strong>de</strong> ciertas<br />
zonas corticales cuando trata <strong>de</strong> solucionar problemas, o cuando se relaciona y se comunica con<br />
sus congéneres; pero, cuál sea la representación mental que está teniendo lugar en ese momento,<br />
así como el contenido <strong>de</strong> la actividad cortical, son interrogantes para los que, en este momento,<br />
es difícil hallar respuestas apropiadas. En los últimos años, algunos autores (Griffin, 1992;<br />
Gould y Gould, 1994) han propuesto un reto sugerente al <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la existencia <strong>de</strong> una mente en<br />
los animales <strong>de</strong> especies inferiores. La diferencia entre la mente <strong>de</strong> estos individuos y la mente<br />
humana, dicen los autores, es sólo cuestión <strong>de</strong> complejidad, pero no cabe hablar <strong>de</strong> diferencias