10 Acompáñanos a navegar por la poesía simbolista de Yorgos Seferis Si cuando lees pones cara de ¿juaaaat…?* Pablo González Díaz de la Serna. Colaborador de la Unidad de Programas Compensatorios del <strong>Conafe</strong>.
11 buen día, nos preguntamos; ¿si para fomentar la lectura y la escritura tenemos que ser complacientes. La solución fácil era ofrecer textos sencillos de autores muy accesibles; no- Un sotros hemos elegido el camino difícil porque sabíamos que el beneficio sería mayor, y pusimos manos a la obra. En poco tiempo nos percatamos de que entre los escritores de libros y la mayoría de los jóvenes hay una distancia enorme, y que a veces ésta parece insalvable. Las diferencias generacionales, temporales, espaciales, educativas y culturales se convierten en barreras muy difíciles de superar. Por ejemplo, hay un abismo entre don Luis de Góngora, el poeta español del siglo XVII cuyos poemas sólo otros poetas logran comprender y gozar, y un joven de origen náhuatl que ha vivido sus 17 años en El Terrero, una comunidad de 100 habitantes que literalmente cuelga de los despeñaderos de la Sierra Madre Oriental en Zongolica, Veracruz. ¿Qué hacer entonces —nos preguntamos—, debemos dejar al joven náhuatl sin el beneficio de maravillarse con la poesía de Góngora? La sola idea de condenarlo a vivir atrapado en los límites de su origen sociocultural nos indignó. Nuestra respuesta fue diseñar una estrategia para fomentar en jóvenes como él el gusto por la lectura y la escritura, que incorporara una mediación capaz de nivelar el terreno entre este tipo de lectores y los grandes escritores. Dimos a esa mediación forma de datos acerca del autor, la obra, el estilo y la época; y más importante aún, agregamos ¡claves de lectura para comprender y gozar el texto! A esos recursos los conocemos como “mediadores” y a quien los facilita se le llama “mediador”. Otro buen día nos percatamos de que la estrategia funciona, porque logra que las personas con poco desarrollo como lectores de textos lean, comprendan y gocen textos difíciles de autores complicados. El resultado es Acompáñame en el aula, una estrategia para fomentar el gusto por la lectura y la escritura, que con el formato de una agenda destinada a las figuras educativas del <strong>Conafe</strong> para el ciclo escolar 2011-2012 incluye 24 textos con sus respectivas mediaciones, a las que llamamos: invitaciones a la lectura. Instructor Comunitario del <strong>Conafe</strong>, lo interesante de Acompáñame en el aula es su efectividad, porque de que te quita, te quita la cara de ¿juaaaat?, cuando lees un texto difícil de un autor complicado y te la cambia por una de ¡aaahhh!, es decir, renueva tu capacidad de asombro y gozo frente a la escritura de autores que antes quizás eran inaccesibles para ti y tus formadores. Nuestra esperanza es que cuando te encuentres en el salón de clases de una comunidad atendida por el <strong>Conafe</strong>, hayamos despertado en ti el gusto por leer y escribir y lo transmitas a los niños y jóvenes que tengas como alumnos. Ahora te invitamos a realizar una experiencia de navegación literaria que nos gustaría provoque en ti una expresión de asombro —¡aaahhh!— ante esa maravilla que es la escritura de Yorgos Seferis. Yorgos Seferis es el nombre de un escritor griego (1900-1971) que te invitamos a conocer más profundamente en Acompáñame en el aula para el ciclo escolar 2011-2012 (mes de agosto de 2011). Ahí incluimos un fragmento de su poema Solsticio de verano que empieza así: “El papel blanco rígido espejo sólo devuelve lo que eres”. Fíjate que en esa estrofa no hay errores. Pero entonces, ¿y las comas?, ¿dónde están las comas? ¿Qué, acaso Seferis se comía las comas? No es que no supiera escribir —escribía fenomenalmente— sino que pertenecía a un movimiento cultural llamado simbolismo. Eso es importante, porque como buen poeta simbolista que fue, Seferis creía en el misterio de la creación artística, en este caso poética, siempre inacabada, que deja al lector la posibilidad de leerla, interpretarla y comprenderla de una u otra forma. En esas nueve palabras hay un misterio que como lectores podemos descubrir. Anímate y descubrámoslo juntos… A mí, en este momento, me nace espontáneamente leer esas diez palabras así: El papel, blanco, rígido, espejo, sólo devuelve lo que eres. Pero también podría haber leído: El papel blanco, rígido espejo, sólo devuelve lo que eres. O quizás: El papel blanco, rígido, espejo, sólo devuelve lo que eres. Y si me apropio de la libertad creadora del poeta tal vez podría ir mucho más allá para descubrir posibilidades de lectura insospechadas y entonces leería: “Él, papel, blanco rígido, espejo solo, devuélvelo que eres…” Es en ese momento que la cara de ¿juaaaat? se convierte en cara de asombro, de ¡aaahhh! Y eso sucede porque la escritura de Yorgos Seferis hace de mí, de ti, de todos, poetas. Tan sólo en unas líneas que forman una estrofa de su obra poética, encontramos algunas posibilidades de lectura sorprendentes. Leer todo el poema con sus posibles variantes de interpretación, es como navegar su poesía sobre un tobogán que viaja a una velocidad frenética. De veras, este griego lo puede dejar a uno exhausto. Y tú, ¿cómo reinventarías ese pequeño pasaje de Seferis? Intenta escribir tu propia forma de leer esas diez palabras y envíanos tu texto a: invitacionalalectura@conafe.gob.mx así como tu opinión sobre esta sección. Si nos haces el envío desde Hotmail o Yahoo, mándalo a invitacionalalectura@gmail.com, conafeupc@gmail.com. En futuras ocasiones seguiremos invitándote a conocer y gozar la escritura de otros autores que esperamos te asombre y nos permita provocar en ti una cara de ¡aaahhh!. *Es una expresión de sorpresa alusiva al ¿Qué?, mismo que en inglés se escribe ¿What? y tiene una pronunciación parecida a ¨Juat¨.