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Revista: Chispas No.10 - Conafe

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ves de la lectura y la escritura; sobre todo, cuando el desarrollo<br />

de lenguaje del niño de cero a un año va en su máximo esplendor<br />

y es durante esta etapa, cuando el bebé está atento y aprende a<br />

escuchar. Se ha descubierto que los bebés responden a los sonidos<br />

aún antes de nacer, que son capaces de reconocer voces<br />

familiares como la de mamá y papá, y que mucho antes de que<br />

digan sus primeras palabras ya pueden distinguir sonidos y reconocer<br />

algunas palabras que asocian con sensaciones agradables<br />

o desagradables, aunque todavía no comprendan su significado.<br />

Pero la mejor forma de enriquecer el mundo sonoro del bebé<br />

es hablándole, cantándole y leyéndole. Estas tres formas de estímulo<br />

se complementan entre sí y cada una cumple una función<br />

especial en el desarrollo del lenguaje. A continuación algunas recomendaciones<br />

para iniciar el acercamiento del bebé a la lectura:<br />

· Cuando los papás le hablan a su bebé están preparándolo para<br />

explorar verbalmente el mundo que los rodea. El sonido de las<br />

palabras es muy importante, es el estímulo para desarrollar la<br />

habilidad del habla. Es necesario hablarle y platicarle al bebé<br />

y tener la seguridad de que nos comprende.<br />

· El aspecto más interesante del lenguaje para el recién nacido<br />

es el sonido, su variedad, su ritmo y armonía. Cuando se mece<br />

al bebé en los brazos, al tiempo que se le arrulla con un “aserrín<br />

aserrán…”, el bebé tiene su primer contacto con el mundo<br />

de las palabras y las señas. En este momento las palabras están<br />

unidas al sentimiento y a la emoción y no a un significado<br />

preciso. Los bebés sienten el placer del sonido y el ritmo. La<br />

experiencia de oír estas voces dirigidas a él hace que se sienta<br />

querido y atendido.<br />

· La lectura en voz alta complementa el lenguaje hablado porque<br />

cuando nos dirigimos a un bebé en forma espontánea tendemos<br />

a utilizar frases y oraciones muy simples y el vocabulario al que<br />

recurrimos es muy elemental. En contraste, cuando leemos, no<br />

escogemos lo que decimos y las secuencias se parecen más al<br />

lenguaje normal. Los bebés gozan al oír la lectura, no importa si<br />

se trata de una revista de su mamá, de un artículo del periódico o<br />

de alguno de los libros favoritos de sus papás, siempre y cuando<br />

la voz sea tranquila, amable, le haga sentirse seguro. Padres y<br />

bebés comienzan esta etapa cantando, jugando con las manos,<br />

recitando rimas que implican movimientos del cuerpo. El ritmo y<br />

la repetición son fascinantes para el niño, los disfruta y los goza,<br />

es el momento en que las primeras imágenes de los libros aparecen,<br />

éstas deben ampliar las respuestas del niño a los estímulos.<br />

Pueden empezar a formar parte del mundo del bebé desde que<br />

es muy pequeño y descubre los libros como objetos. Si conseguimos<br />

que la lectura y los libros pasen a formar parte de su rutina<br />

diaria, habremos logrado incluirlos en el círculo de los intereses<br />

del niño en una forma natural.<br />

Su vida está señalada por momentos especiales: la ceremonia del<br />

baño, la hora de la comida, etc. Los momentos de la lectura deben<br />

ser parte de esos instantes privilegiados con sus códigos y<br />

ritos. Compartir un libro es la ocasión de un contacto “especial”<br />

entre el bebé y el adulto que lo lee. Espontáneamente<br />

el niño se va a acurrucar y buscará la posición más cómoda<br />

sobre el regazo del adulto, de tal manera que bebé y adulto<br />

compartirán una experiencia intelectual y afectiva privilegiada<br />

en el espacio delimitado por la lectura.<br />

En este momento el bebé pone toda su confianza y esperanza<br />

en el adulto que le lee. No hay que defraudarlo. La<br />

lectura trasmite emociones y para lograrlo hace falta que los<br />

papás disfruten de la lectura y se identifique en ese momento<br />

con la actividad de leer, no puede tomar un lugar de observador,<br />

tienen que ser receptivos a la historia que cuenta<br />

y al niño.<br />

Cuando el bebé tiene entre dos y cuatro meses pueden<br />

empezar a mostrarle libros con ilustraciones grandes, claras,<br />

sencillas, pueden ser de colores brillantes; también les gusta<br />

oír una y otra vez poemas y rimas infantiles, canciones y<br />

cantos que tienen un estribillo que se repite y que es fácil de<br />

recordar y de imitar; los juegos de palabras y los que hacen<br />

buscando sus deditos.<br />

Hasta los seis meses las ilustraciones grandes, sobre todo<br />

las caras de personas son las favoritas. Entre los ocho y los 14<br />

meses hay que proporcionarles libros resistentes que puedan<br />

ver y usar ellos mismos. Para esta etapa son adecuados los libros<br />

que sirven para señalar y nombrar las figuras que se representan<br />

en las páginas; y los que refuerzan la repetición de sonidos.<br />

Lo mejor es seleccionar aquellos libros que se relacionen con<br />

las experiencias reales y directas del bebé: fotografías de miembros<br />

de la familia, mascotas, prendas de vestir, actividades diarias,<br />

frutas, juguetes, etc. Cada descubrimiento en una página<br />

será para el niño una celebración; esto lo divertirá y si el adulto<br />

también lo celebra, estará haciendo que el niño se sienta seguro<br />

de sí mismo. El señalamiento de las imágenes es ya una primera<br />

forma de leer. Los libros de imágenes son esenciales para el desarrollo<br />

de la imaginación visual y verbal del niño pequeño.<br />

Para concluir, es necesario que como papás alimentemos y motivemos<br />

el deseo de leer, y que este acto sea un acto bello, placentero<br />

y de muchas otras actitudes positivas, además de ser un proceso<br />

que se puede iniciar a edades tempranas. Seguramente todo aquello<br />

que le podamos leer al bebé, incluso antes del nacimiento, favorecerá<br />

el desarrollo de sus habilidades cognitivas, de lenguaje y<br />

afectivas. Recordemos que el gusto por la lectura no se adquiere por<br />

obligación, sólo puede ser fuente de alegría cuando ha sido fuente<br />

de descubrimientos espontáneos, que el bebé encuentre hallazgos<br />

en las palabras, que esas palabras cuentan cosas y que las imágenes<br />

sean el significado de algo. La lectura es un juego lleno de significados<br />

porque es la llave para dejar salir el contenido de las palabras.<br />

Lograrlo implica respeto, franqueza y paciencia.

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