Revista: Chispas No.10 - Conafe

Mientras, entrégales el palito y el alambre,
el cual deberán enroscar por uno de
los extremos al palito, dejando solamente
unos 3 cm libres en el otro extremo.
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Cerciórate de que los niños estén haciendo
uso adecuado de las pinzas y
apoya a los que necesiten ayuda.
Ahora indícales que armen su rehilete colocando la taparrosca
en la boca del envase, luego de que ya lo han convertido en una
flor. Posteriormente, encajen el trozo de unicel en la taparrosca
por su parte interior para formar el centro de la flor.
Después, pídeles que inserten por el orificio de la taparrosca
el extremo del alambre que había quedado libre hasta traspasar
el unicel para completar el rehilete. Al final necesitarán
hacerle un pequeño doblez a manera de gancho con la ayuda
de las pinzas para que esté terminado.
Pueden colocarlos en un lugar donde corra
el viento para verlos moverse o correr
y dar vueltas con ellos; será muy divertido.
Al mismo tiempo, los niños aprenden
cómo se aprovecha el viento para producir
un juguete que tiene el mismo funcionamiento
que un molino de viento.
¿Conoces los molinos de viento?, ¿donde
vives hay alguno? Platica con tus
padres o abuelos, ellos de seguro recuerdan
algún molino de viento, ya que
era más común verlos anteriormente en
el campo, ¿sabes para qué servían o qué
provecho se obtenía de la fuerza o de la
energía que producen? Investiga y mándanos
tu opinión.
Inventa tus propios diseños de rehiletes
y echa a volar tu imaginación.
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