Tall Ship Race - Aproin

21 • Ap r o i n
El ahorro de agua
o la guerra de Gila
EMiguel Font Rosell
Entre las joyitas de las Normas del
Habitat, en este mundo de exaltación
infinita de todo lo que huela a “sostenibilidad”,
aunque de todo lo contrario
se trate, en una norma que se
precie, dentro del paquete progresista
de lo políticamente correcto, no podía
faltar el ahorro del agua o el “consumo
racional de fluidos” o de cómo tocar
las pelotas al personal, por pura demagogia
e ignorancia “ilustrada”.
Desde que Einstein apareció en escena,
algo que los gallegos sabíamos
de sobra se hizo cada vez más evidente,
y es que “todo es relativo”, “depende”,
“en fin…” o “tu verás…”.
Otro personaje sabio como Gila
(no es coña), nos metió de lleno en la
guerra chapuza, como algo tremendamente
nuestro, donde matar mosquitos
a cañonazos, cañones fabricados
sin agujero, escopetas que no matan
bien y perlas similares que todos hemos
vivido de una forma u otra, y en
eso seguimos…
Los griegos hablaban del aire, el
agua, la tierra y el fuego como los cuatro
elementos esenciales de la naturaleza
y en buena parte no iban para
nada desencaminados. De ellos, el
agua es absolutamente fundamental,
aunque de distribución nada equitativa,
pues en algunos lugares es sinónimo
absoluto de vida y adquiere los
máximos valores, mientras que en
otros, por exceso, no resulta excesivamente
apreciada.
Cuando, por otra parte, se nos recomienda
pensar en universal y actuar
en local, estamos hablando de pensar
y actuar, no de papanear y actuar.
Cuando en otras latitudes, por la importancia
del agua se arbitran medidas
para racionalizar al máximo su
consumo, casi al coste que sea, el copiar
esa medida para actuar allá donde
la escasez de agua es un fenómeno
insólito, el ridículo solo es parejo a la
estupidez reinante en el mundo de lo
“políticamente correcto”, tan en boga
actualmente.
Nuestras bien intencionadas (se supone)
Normas del Habitat, apuestan
por la “racionalización” del consumo
del agua en nuestros edificios y para
ello deciden que hay que reutilizar
aguas usadas, llamadas “grises”, para
surtir a las cisternas de nuestros inodoros,
que como todo el mundo sabe,
tienen un consumo brutal y constante,
sobre todo en casa del autor de tamaño
desatino (diarrea mental, en este caso).
La Xunta del bipartito, Consellería
de Vivienda (sección Bloque), autora de
la criatura, no contenta con tamaña ocurrencia,
dio un paso más y, ya en las últimas,
redactó un documento al que llamó
“HG1 Aforro de auga” en el que se nos
introduce en el proceloso mar (o charco)
de las aguas grises, su apasionante