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Diosamorquedesciende.. - Editorial Sal Terrae

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antropocéntrica por Dios resulta en último término equivocada<br />

y opino que esta extraña manera de olvidarse de Dios (es decir,<br />

del Dios en sí) constituye quizá la problemática más importante<br />

de la actualidad.<br />

No estoy diciendo que los hombres no hablen lo suficiente<br />

sobre Dios; tampoco digo que no se impriman suficientes libros<br />

de filosofía y teología sobre Dios. Lo que opino es esto: hay<br />

muy pocos hombres que piensen que, en último término, no es<br />

Dios el que existe para ellos, sino que son ellos los que existen<br />

para Dios. Ciertamente, a juicio de las habladurías teológicas<br />

normales, yo también pertenezco al grupo de los teólogos «antropocéntricos».<br />

En último término, eso constituye una absoluta<br />

falta de sentido.<br />

Yo quisiera ser un teólogo que dice que Dios es lo más importante<br />

y que nosotros estamos aquí para amarlo, olvidándonos<br />

de nosotros mismos; que estamos aquí para invocarlo, para<br />

ser suyos, para saltar desde el ámbito de nuestro ser al abismo<br />

de la incomprensibilidad de Dios. Naturalmente, ha de darse<br />

por supuesto que la teología debe afirmar que, en último término,<br />

aquel que está vinculado a Dios, el que debe olvidarse de sí<br />

mismo poniéndose en manos de Dios, es el hombre.<br />

Pues bien, en ese sentido, una teología antropocéntrica no<br />

resulta suficiente. Esto es así, simplemente, porque Dios no es,<br />

por supuesto, ningún tipo de objeto particular en nuestro mundo,<br />

no es ni siquiera la piedra de cierre o el ángulo más alto de<br />

un edificio del mundo. Al contrario, Dios es el Absoluto, el<br />

Incondicionado al que nosotros nos hallamos vinculados, mientras<br />

sabemos que él no se encuentra vinculado con nosotros de<br />

esa misma forma. Dios es aquel a quien debemos rogar, aquel a<br />

quien debemos entregarnos con Jesús Crucificado, rindiéndonos<br />

a él sin condiciones. Éste es, en realidad, el problema más<br />

importante del hombre, y el hecho de que el hombre, en general,<br />

no lo sienta así sigue siendo también hoy el problema más<br />

importante.<br />

– Karl Rahner im Gespräch, vol. 2, 166-167<br />

– 18 –

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