jornadas de nuestro distrito - Cpsi.org.ar
jornadas de nuestro distrito - Cpsi.org.ar
jornadas de nuestro distrito - Cpsi.org.ar
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
J o r n a d a s d e N u e s t r o D i s t r i to<br />
XIX Jornadas Psicoanalíticas<br />
—¿Cuántos años cumplís<br />
—Alicia.<br />
Un día que su madre vino a busc<strong>ar</strong>la, le<br />
dijo: “Nos espera papá”,<br />
Alicia corrigió: “Papito”. La madre interrogó:<br />
“¿Papá o papito”. Pleno dominio <strong>de</strong><br />
Humpty Dumpty.<br />
Empleaba el término comer, tanto p<strong>ar</strong>a<br />
referirse al pan como al plato, como a un<br />
cocinero. Había aprendido a simplific<strong>ar</strong>, y<br />
sin emb<strong>ar</strong>go, estaba cl<strong>ar</strong>a su intención <strong>de</strong><br />
comunic<strong>ar</strong>.<br />
Más a<strong>de</strong>lante, a los dos años <strong>de</strong> tratamiento,<br />
le preguntó a su mamá: “¿Por qué la<br />
gente dice “cómo no” en vez <strong>de</strong> “cómo<br />
sí””. Y en sesión dijo: “Quiero que NO”.<br />
El tiempo <strong>de</strong>l juego<br />
Comenzamos jugando con tres muñequitos:<br />
Pluto, que la representaba a ella, Snoopy<br />
y un caballito. Pluto mordía, atacaba,<br />
se iba, Snoopy y el caballito comenz<strong>ar</strong>on a<br />
llam<strong>ar</strong>lo, el aceptó jug<strong>ar</strong> a “hico caballito”.<br />
Frecuentemente Pluto caía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el diván<br />
al piso 5 , me ubiqué entonces como su Auxili<strong>ar</strong>,<br />
Snoopy y el caballito continuaban<br />
llamándolo, él trepaba y subía al diván.<br />
En una semana Pluto pasó <strong>de</strong> irse a escon<strong>de</strong>rse<br />
y <strong>de</strong> hacer ruido <strong>de</strong> absorber a <strong>de</strong>cir<br />
boca. Luego le tapó la boca con plastilina,<br />
hice objeción porque así no podría comer.<br />
Fuimos sep<strong>ar</strong>ando lo que jugaba <strong>de</strong> lo que<br />
no. Si se alejaba su muñequito, yo lo saludaba<br />
ot<strong>org</strong>ando una inflexión a mi voz, que<br />
<strong>de</strong>notaba la distancia <strong>de</strong> la sep<strong>ar</strong>ación. Si<br />
ella canturreaba, yo t<strong>ar</strong><strong>ar</strong>eaba p<strong>ar</strong>a que ella<br />
complet<strong>ar</strong>a el ritmo: ta ta ra ta ta…,<br />
rompiendo así la continuidad <strong>de</strong>l Goce (A),<br />
p<strong>ar</strong>a llev<strong>ar</strong>la a un goce fálico posible.<br />
Construimos dos espacios sep<strong>ar</strong>ados por<br />
ma<strong>de</strong>ritas, <strong>de</strong> un lado sus animalitos, <strong>de</strong>l<br />
otro los míos 6 . Entonces comenz<strong>ar</strong>on los<br />
intercambios y los regalos <strong>de</strong> un lado al otro, <strong>de</strong>spués ella habilitó<br />
una b<strong>ar</strong>rera; mi auto pasó, el <strong>de</strong> ella no.<br />
En el segundo año <strong>de</strong> tratamiento me interpeló: “¡Ayudáme!”, y se<br />
dirigió a mí <strong>de</strong> un modo apremiante, faltó que dijera mi nombre.<br />
Algunos meses <strong>de</strong>spués, ocurrió algo fundamental p<strong>ar</strong>a el progreso<br />
<strong>de</strong> su análisis, jugábamos con c<strong>ar</strong>tas, sencillamente a ubic<strong>ar</strong>las en<br />
el lug<strong>ar</strong> correspondiente <strong>de</strong> su tablero, pero el mazo tiene dos comodines<br />
blancos, al tom<strong>ar</strong> la c<strong>ar</strong>ta blanca se conmovió y dijo: “¡Se<br />
rompió, nooo!”. A continuación en el juego, “una mamá se fue”.<br />
Al poco tiempo usando el ajedrez, sep<strong>ar</strong>ó las piezas por colores: las<br />
blancas eran mujeres, las negras eran hombres, los reyes blancos<br />
los padres, los reyes negros los abuelos. Sexo y p<strong>ar</strong>entesco.<br />
P<strong>ar</strong>a esa época cuando se tropezaba o se caía, yo retaba a la silla o<br />
a la alfombra porque “la golpeaban”. Fui incluyendo tiempo en la<br />
penitencia que les daba a los objetos: una semana, dos semanas.<br />
Inmediatamente Alicia entró en la conciencia ficcional con alegres<br />
repeticiones.<br />
Repetición<br />
y no reproducción mimética<br />
Ya no se cae 7<br />
Con frecuencia nos p<strong>ar</strong>ábamos frente a un espejo gran<strong>de</strong> que tengo<br />
en mi consultorio. Yo la miraba y le hablaba <strong>de</strong> la ropa que tenía<br />
ese día, <strong>de</strong> su cabello o le <strong>de</strong>cía si estaba más alta. Ella sonreía,<br />
hacía poses…, daba cuenta <strong>de</strong> mi mirada.<br />
P<strong>ar</strong>alelamente fui interviniendo, en el modo extraño en que la<br />
vestían y en los hábitos <strong>de</strong> su higiene.<br />
Los gráficos<br />
13-VII-07<br />
Con casi cinco años dibujó a la izquierda <strong>de</strong> la hoja una nena cuyos<br />
ojos me recuerdan la mirada que tenía Alicia, igual a la <strong>de</strong> su madre.<br />
Esta mirada, yo diría estuporosa, alelada, insistirá en su producción<br />
gráfica. A la <strong>de</strong>recha dibujó nenes jugando a las hormigas, niños<br />
que no se diferencian entre sí y que se multiplican como hormigas.<br />
En el siguiente gráfico <strong>de</strong>l mismo día, dibujó lo que p<strong>ar</strong>ecían letras.<br />
Quizás una F, una S, una I gran<strong>de</strong>, el número 2, p<strong>ar</strong>eciera<br />
que el grafismo <strong>de</strong> esa F, se reproduce a la <strong>de</strong>recha y en las rejas<br />
<strong>de</strong> las ventanas.<br />
—56—ENCUENTROS