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C l í n i c a y T e o r í a<br />
P s i c o a n a l í t i c a<br />
“El falo es el significante privilegiado <strong>de</strong><br />
esa m<strong>ar</strong>ca en que la p<strong>ar</strong>te <strong>de</strong>l logos se une<br />
al advenimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo”, dice Lacan,<br />
en La Significación <strong>de</strong>l falo, pág. 673. Enlazando<br />
así lenguaje y sexualidad, y planteando<br />
más a<strong>de</strong>lante en el mismo texto,<br />
que las relaciones entre los sexos gir<strong>ar</strong>án<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un ser y <strong>de</strong> un tener: <strong>de</strong>l lado<br />
masculino se trat<strong>ar</strong>á <strong>de</strong> tenerlo sin serlo,<br />
<strong>de</strong>l lado femenino <strong>de</strong> serlo sin tenerlo.<br />
Ambas posiciones basadas primero en una<br />
pérdida: <strong>de</strong>j<strong>ar</strong> <strong>de</strong> ser el falo <strong>de</strong> la madre,<br />
renunci<strong>ar</strong> al goce fusional, p<strong>ar</strong>a po<strong>de</strong>r asumir<br />
una posición sexuada y acce<strong>de</strong>r a un<br />
goce posible. Y estas posiciones se afrontan<br />
a p<strong>ar</strong>tir <strong>de</strong> una ap<strong>ar</strong>iencia, lo que lo<br />
(las) inscribe en el registro <strong>de</strong>l semblante:<br />
al per<strong>de</strong>rse la orientación por el instinto,<br />
por la entrada en el lenguaje, al no po<strong>de</strong>r<br />
ser hombres o mujeres en un sentido puramente<br />
biológico, a ambos sexos no les queda<br />
más que p<strong>ar</strong>ecerlo, hacer <strong>de</strong> hombre o<br />
hacer <strong>de</strong> mujer.<br />
“Esto por la intervención <strong>de</strong> un p<strong>ar</strong>ecer<br />
que se sustituye al tener, p<strong>ar</strong>a protegerlo<br />
por un lado, p<strong>ar</strong>a enmasc<strong>ar</strong><strong>ar</strong> la falta en el<br />
otro, y que tiene el efecto <strong>de</strong> proyect<strong>ar</strong> enteramente<br />
en la comedia las manifestaciones<br />
i<strong>de</strong>ales o típicas <strong>de</strong>l comportamiento<br />
<strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los sexos, hasta el límite <strong>de</strong>l<br />
acto <strong>de</strong> la copulación”, continua diciendo<br />
Lacan, en La Significación <strong>de</strong>l falo. Más a<strong>de</strong>lante, en el capítulo 2<br />
<strong>de</strong>l Semin<strong>ar</strong>io 18, Lacan plantea que en la adultez se trata, p<strong>ar</strong>a<br />
el muchacho, <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> hombre y d<strong>ar</strong> signos a la muchacha <strong>de</strong><br />
que se lo es, haciendo cierta comp<strong>ar</strong>ación con el cortejo sexual<br />
en algunos animales, que ubica propiamente en el nivel <strong>de</strong>l semblante,<br />
pero planteando una fundamental diferencia: si bien es<br />
verdad que el comportamiento sexual humano consiste en cierta<br />
conservación <strong>de</strong> este semblante animal, la diferencia es que este<br />
semblante se vehiculiza en un discurso. El falo es una función que<br />
permite introducir, en el campo <strong>de</strong>l lenguaje, una significación,<br />
un valor al goce. Porque habla, por est<strong>ar</strong> el ser humano atravesado<br />
por el lenguaje, es en relación al falo que pue<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a una<br />
posición sexuada, no en términos que se <strong>de</strong>finen como macho y<br />
como hembra, sino a p<strong>ar</strong>tir <strong>de</strong> esa elección, que se produce en<br />
términos <strong>de</strong> naturaleza y función bien <strong>de</strong>finidos, llamados el ser<br />
y el tener. La relación sexual, en términos biológicos, se sustituye<br />
por la ley sexual, una ley que es coherente con todo el registro<br />
que se llama <strong>de</strong>seo, y <strong>de</strong> lo que se llama interdicción: es neces<strong>ar</strong>io<br />
que haya un goce prohibido, que se reprima y que se <strong>ar</strong>ticule en<br />
un discurso. Ese goce prohibido, el goce masturbatorio, propio<br />
<strong>de</strong> un tiempo prim<strong>ar</strong>io <strong>de</strong> captura en la madre, incestuoso, al ser<br />
prohibido por la intervención paterna, permite la promesa <strong>de</strong> otro<br />
goce, un goce posible. El falo es una ficción, es lo que estructura<br />
el semblante, un semblante que no es <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la imitación,<br />
que está “Estructurado por el lenguaje” 1 . Así, todo lo que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l efecto <strong>de</strong>l lenguaje, todo lo que instaura la dimensión <strong>de</strong> la<br />
verdad, lug<strong>ar</strong> que en los cuatro discursos se encuentra reprimido,<br />
bajo la b<strong>ar</strong>ra, se plantea a p<strong>ar</strong>tir <strong>de</strong> una estructura <strong>de</strong> ficción.<br />
El mito es una ficción, pero que tiene un anclaje en la verdad. Po<strong>de</strong>mos<br />
pens<strong>ar</strong> que la ficción es lo que se <strong>de</strong>s<strong>ar</strong>rolla en el plano simbólico,<br />
tiene una estructura y también enlace con los otros registros.<br />
Tal vez podamos pens<strong>ar</strong> el semblante en los mismos términos.<br />
—76—ENCUENTROS