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Asambleas y reuniones.pdf

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Tomando actas<br />

Un tercer e inusual tipo de actas se refiere a aquéllas que transcriben<br />

literalmente todas las palabras expresadas. Para eso se necesita de una<br />

grabadora, lo que puede resultar relativamente fácil.<br />

Sin embargo, una vez tenemos la cinta grabada nos encontramos con que,<br />

en sí misma, no es un elemento de fácil consulta: es muy lineal, lleva mucho<br />

tiempo escucharla, transcribirla puede llevarnos tres veces el tiempo de<br />

duración real y leerla mucho tiempo también. Por eso, salvo en casos que<br />

puedan considerarse especialmente delicados (en que se prefiera registrar<br />

todo), transcribir la integridad de la reunión no resulta operativo.<br />

Aparte de la adopción del tipo de actas que se van a tomar, conviene<br />

prestar atención a otro factor relacionado con ellas; el lugar donde se guardan<br />

los libros de actas. Estos libros o cuadernos deben estar al alcance de todos los<br />

miembros del colectivo para poder consultarse en todo momento. La falta de<br />

asistencia a una asamblea, por ejemplo, puede provocar esa necesidad de<br />

consulta. También la falta de atención manifestada durante la misma y la<br />

necesidad de informarse con detalle de las decisiones aprobadas.<br />

Si las actas están archivadas en una casa particular, en un despacho<br />

privado o, simplemente, colocadas en un estante o cajón inaccesibles,<br />

entonces su utilidad no se manifestará más que en el mismo momento de la<br />

celebración de las asambleas. Por seguridad, también es aconsejable hacer<br />

fotocopias a las actas pasadas y conservar un ejemplar en un lugar distinto al<br />

de consulta habitual. De todos modos, estos documentos son privativos del<br />

grupo, pertenecen al colectivo y resultará imprudente dejarlos a la vista de<br />

personas o grupos ajenos, en salas que se compartan con varios colectivos o<br />

donde se reciba a visitantes con frecuencia. En las actas se recogen las líneas<br />

estratégicas que marcan la política general del grupo, sus problemas propios<br />

e incluso posiciones personales que de ser conocidas fuera del colectivo<br />

podrían causar malestar y desconfianza en éste.<br />

Por último, en algunos colectivos se adopta también una técnica de<br />

expresión vinculada indirectamente con la toma de las actas. Se trata de otro<br />

libro o cuaderno más informal donde cualquiera puede escribir opinando lo<br />

que quiera, lo que sienta personalmente, los conflictos que tiene con otras<br />

personas, las tareas en las que considera necesario insistir, las ideas originales<br />

que se le ocurren o reflexiones sobre las últimas decisiones tomadas en<br />

asambleas pasadas. Este «libro cooperativo» puede abrirse al comienzo de<br />

cada asamblea si éstas tienen una periodicidad corta de realización y el grupo<br />

puede decidir si incluir algunos de los puntos allí recogidos tanto en el orden<br />

del día como en el acta correspondiente. Una vez presentadas en la asamblea<br />

las últimas anotaciones rubricadas en el libro blanco también se puede decidir<br />

posponer su tratamiento en común, si se ve necesario, para próximas<br />

<strong>reuniones</strong>. Lo importante es que el procedimiento ayuda a romper con la<br />

timidez de alguna gente y que abre otras vías de comunicación y de registro<br />

de la diversidad de ideas presentes en el colectivo. Resulta, pues, un<br />

procedimiento escrito muy creativo y abierto que rompe con la rigidez formal<br />

de las actas y que puede enriquecer la dinámica asamblearia.<br />

¿Dónde<br />

guardaremos el<br />

libro de actas<br />

«Libro asociativo o<br />

cooperativo»<br />

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