escena xii - DSpace CEU

JIAR ÍA T rabaj a n do.
Car. ¡Siéntese usted! (a Leopoldo.) ¡Siéntate,
chico!
L e o p. Gracias. (Aparte á Carlos.) (Tengo que h a ­
blarte.
Ca r. (¿Do...)
L eOP. (¡C h is!...) (Sesientan los cuatro.) (O*
María Ya me chocaba que n o bajaras h o y . Iba á
subir por si os ocurría algo.
Fil. N os hem os levaotado m uy tard e. Hasta
liis cuatro de la m añana no pude pegar los
ojos, ¿verdad, Leopoldo
L e o p. ¡.\h , íí! Estaba m uy nerviosa, m ucho.
Fil. Tuve una intranquilid ad, un desasosiego,
¡y una de d ar saltitos en la cam a!... Con
decirte que este infeliz tuvo que levantarse
á las tres á darm e un poquito dejam ó n en
en dulce.
Ca r. P e ro , se ñ o ra , ¿ u ste d se c u ra lo s n e rv io s
Fii..
María
Fil.
Ca r.
Fir..
con jam ó n
¡Naturalmente! L a debilidad aum enta la
excitación nerviosa.— Hija, es una desgracia
haber nacido con este tem peram
ento. P o r supuesto, que del insom nio de
anoche tiene la culpa mi señor m arido.
¡Si! (A Leopoldo.) No hagas gestos, porque
esta es la pura verdad.— Se em peñó en
llevarm e á un estreno del Español. Yo
sufro m ucho en los estrenos, no lo puedo
rem ediar, y el de anoche m e hizo pasar
m uy m alos ratos.
¿Qué ¿No gustó
Al contrario, m uchísim o; pero hija m ía,
tiene un argum ento que le pone á una lu
carne de gallina.
¿H abría m u c h o s u e rto s , eh
No; anoche no se m urió m ás que Vico: pero
calle V d . por Dios; yo no com prendo cómo
la autoridad perm ite que los actores so
m ueran de esa m an era. ¡Es u n a b arbaridad!
(1) Derecha del actor: Carlos - -Leopoldo.—Filomena.—Maria.