escena xii - DSpace CEU

R o sa
D. Nem.
R osa
D. Nem.
R o sa
D. Nem.
R osa
D. Ne.m.
R osa
D. Nem.
R o sa
D. Nem.
R osa
1). Nem.
R osa
D . N em.
R osa
L). Nem.
R osa
D. Nem.
R o sa
D. Nem.
R osa
D . Nem.
l'e r o , ¿q ué m e dá u sted (Sin atreverseáto>
inarla.}
Las cuatro mil pesetas.
iGraciaa áDios! (Con mucha alegría.)Pues, hom ­
bre, ¡podía usted haber em pezado por ah i í
(Deja el rnmo de flores sobre la butaca.)
{Ya so ha puesto como unas pascuas.)
M uchísim as gracias . . . ¿Conque ha sido
usted el encargado de...
Si, señora. Yo soy u n a especialidad para
esta clase de com isiones, sobretodo, cuando
so han de cum plir cerca de una joven
tan herm osa como usted.
Favor quo usted me hace.
¡Justicia, nada m ás que justicia! T iene usted
unos ojos... y u n a boca y ... ¡Ay, qu¿
boca!...
V am os,.hom bre, no sea usted provocativo.
Le advierto á usted u n a cosa.
¿Qué
¡Que yo soy viudo!
¿Si Acompaño á usted en el sentim iento.
¡Al contrario! Si así m e encuentro perfectam
ente. L a viudez es el estado perfecto
del hom bro. Porque un viudo es tan libro
como un soltero, y, naturalm ente, no tiene
los com prom isos de los casados.
;Ya! (M iren el vejete!)
Y cuando el viudo es de mi edad... y de mi
posición... y de m i... E n fin... ¿Quiere usted
tom ar algo
No, señor: m uchísim as gracias.
¿Unos dulcecitos
No, si tengo allí.
Ya sé, ya sé que le gustan á usted m ucho
los dulces... ¿Los m erengues, eh ¡Ah, los
m erengues son deliciososl
Sí, señor, que me g u stan los m erengues.
¿Sí P u es voy enseguida,
i ’ero, caballero...
¡No m e conoce usted! E sa leve indicación
es un m andato para m í. ¡Los tendrá usted
í-z-^.^ginmediatam ente!
R o sa P ero...