escena xii - DSpace CEU

D. Nem. ¡Justo! Usted se va á cga calle, y su m ujer
se queda en B elén.
Ca r. Pues, nada, chico, sigue, que ya tocará»
los resultados. (Selevauta.)
L e o p. N o, si ya no sigo. Hace tres días que he
resuelto volver al buen cam ino. Las exigencias
de P az son intolerables. A nteayer
quedé en llevarla cuatro mil pesetas que
necesitaba p ara com prar no sé que c h u ­
cherías; pero no he vuelto á parecer por
su ca^a.
Ca r. ¡Bien hecho!
L e o p. Y a e sta b a yo tra n q u ilo , crey en d o q u e se
co n fo rm a b a con m i a u se n c ia , cu an d o ef^ta
m a ñ a n a m e e n tre g ó m iste rio sa m e n te el
p o rte ro e sta c a r lita , cu yo co n ten id o m e
puso los pelos de p u n ta . (Salevanta.) T om a
y lee. (Le da una carta sin sobre.)
D. N em. ¡V eam os, veam os!
Ca r. Cuidado, no nos sorprenda tu m ujer.
L e o p. (Se dirige hacia la puerta segunda izquierda.) ¡DÍ0&
nos libre!
Car, (Leyendo.) «¡Ingratón!»
D. Nem. Buen principio.
Car. «Si n o m e tra e s e sta ism a ta rd e las c u a -
» tro m il p esetas q u e m e p ro m e tiste , v o y á.
»tu c a sa y te a rm o la e s c a n d a /e ra d el si-
» g lo .— P a z .»
D. N em. Lacónica, pero expresiva.
Car. «Postdata.— B elén, 52, entresuelo. Te re -
»cuerd.o las señas de mi casa, porque m e
»parece que las has olvidado.»
L eo p, ¡Mi m ujer!
C a r. ¡Caracoles! (Ouarda precipitadamente la carta en el
boleillo derecho dol batín.)
D . N em. ¡C an asto sl
L e o p. N o; n o v iene.
C a r. Me había asustado.
L e o p. Ya ven ustedes en qué com prom iso m e
pone esa m ujer. V as á hacerm e un favor.
Ca r, C hico, n o te n g o .
L e o p. No, si no lo pido dinero; lo que te suplico e s
que vayas á verla y la convenzas de q u e