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El Ocaso de los Idolos (o Como se Filosofa a Martillazos)

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Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - <strong>El</strong> <strong>Ocaso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />

LA «RAZÓN» EN LA FILOSOFÍA<br />

1<br />

¿Que qué es lo que pertenece a la idiosincrasia <strong>de</strong>l filósofo... Pues, por<br />

ejemplo, su carencia <strong>de</strong> <strong>se</strong>ntido histórico, su odio a la i<strong>de</strong>a misma <strong>de</strong> <strong>de</strong>venir, su afán<br />

<strong>de</strong> estaticismo egipcio. Los filósofos creen que honran algo cuando lo sacan <strong>de</strong> la<br />

historia, cuando lo conciben <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong> lo eterno, cuando lo convierten en<br />

una momia. Todo lo que han estado utilizando <strong>los</strong> filósofos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace miles <strong>de</strong><br />

años no son más que momias conceptuales; nada real ha salido con vida <strong>de</strong> sus<br />

manos. Cuando esos idólatras adoran algo, lo matan y lo di<strong>se</strong>can. ¡Qué mortalmente<br />

peligrosos resultan cuando adoran! Para el<strong>los</strong>, la muerte, el cambio, la vejez, al igual<br />

que la fecundación y el <strong>de</strong>sarrollo constituyen objeciones, e incluso refutaciones. Lo<br />

que es, no <strong>de</strong>viene; lo que <strong>de</strong>viene, no es ... Ahora bien, todos el<strong>los</strong> creen, incluso <strong>de</strong><br />

una forma <strong>de</strong><strong>se</strong>sperada, en lo que es. Pero como no pue<strong>de</strong>n apo<strong>de</strong>rar<strong>se</strong> <strong>de</strong> lo es,<br />

tratan <strong>de</strong> explicar por qué <strong>se</strong> les resiste. «Si no percibimos lo que es, <strong>de</strong>be tratar<strong>se</strong> <strong>de</strong><br />

una ilusión, <strong>de</strong> un engaño... ¿Quién es el que engaña ¡Ya está!, exclaman alegres:<br />

¡es la <strong>se</strong>nsibilidad! Los <strong>se</strong>ntidos, que son tan inmorales también en otros aspectos,<br />

nos engañan respecto al mundo verda<strong>de</strong>ro. Moraleja: hay que librar<strong>se</strong> <strong>de</strong>l engaño <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>venir, <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong> la mentira. La historia no es más que dar<br />

un crédito a <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos, a la mentira. Moraleja: hay que negar todo lo que da<br />

crédito a <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos, a todo el resto <strong>de</strong> la humanidad; todo ello es «vulgo». ¡Hay<br />

que <strong>se</strong>r filósofo, <strong>se</strong>r momia, repre<strong>se</strong>ntar el monótono teísmo con mímica <strong>de</strong><br />

<strong>se</strong>pulturero! Sobre todo, hay que rechazar esa lamentable i<strong>de</strong>a fija <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos<br />

que es el cuerpo, sometido a todos <strong>los</strong> errores lógicos posibles, cuya existencia no<br />

sólo ha sido refutada, sino que resulta imposible, pe<strong>se</strong> a que el muy insolente actúa<br />

como si fuera real...»<br />

2<br />

Dejo al margen, con profundo respeto, el nombre <strong>de</strong> Heráclito. Mientras que<br />

el resto <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> filósofos rechazaba el testimonio <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos<br />

porque éstos perciben el mundo en términos <strong>de</strong> multiplicidad y <strong>de</strong> cambio, él<br />

rechazó su testimonio porque perciben el mundo en términos <strong>de</strong> permanencia y <strong>de</strong><br />

unidad. También Heráclito fue injusto con <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos. Estos no mienten ni como<br />

pensaban <strong>los</strong> eleatas ni como creía él; no mienten en modo alguno. Lo que hacemos<br />

con su testimonio es lo que introduce la mentira, por ejemplo, la mentira <strong>de</strong> la<br />

unidad, la mentira <strong>de</strong> la co<strong>se</strong>idad, <strong>de</strong> la sustancia, <strong>de</strong> la permanencia. . .La causa <strong>de</strong><br />

que fal<strong>se</strong>emos el testimonio <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>se</strong>ntidos no es otra que la «razón». Los <strong>se</strong>ntidos<br />

no mienten cuando nos muestran que todo <strong>de</strong>viene, parece, cambia... Pero Heráclito<br />

Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />

12

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