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El Ocaso de los Idolos (o Como se Filosofa a Martillazos)

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Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - <strong>El</strong> <strong>Ocaso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />

La cultura y el Estado —no nos engañemos— son algo antagónico: el «Estado<br />

cultural» no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> <strong>se</strong>r una i<strong>de</strong>a mo<strong>de</strong>rna. Lo uno vive a costa <strong>de</strong> lo otro, lo uno<br />

prospera a expensas <strong>de</strong> lo otro. Todas las gran<strong>de</strong>s épocas <strong>de</strong> la cultura son épocas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia política; lo que ha sido gran<strong>de</strong> en el <strong>se</strong>ntido <strong>de</strong> la cultura ha sido apolítico e<br />

incluso antipolítico. Goethe <strong>se</strong> alegró interiormente <strong>de</strong> lo que Napoleón significó, pero<br />

<strong>se</strong> entristeció ante las «guerras <strong>de</strong> liberación». En el momento mismo en que Alemania<br />

<strong>se</strong> eleva en el horizonte como una gran potencia, Francia adquiere un nuevo relieve<br />

como potencia cultural. Actualmente han emigrado ya a Paris muchas cosas nuevas y<br />

<strong>se</strong>rias, mucha nueva pasión <strong>de</strong>l espíritu: el problema <strong>de</strong>l pesimismo, por ejemplo, el<br />

problema <strong>de</strong> Wagner, casi todos <strong>los</strong> problemas psicológicos y artísticos <strong>se</strong> investigan<br />

allí <strong>de</strong> una forma infinitamente más sutil y radical que en Alemania. Los alemanes son,<br />

por otra parte, incapaces para este tipo <strong>de</strong> <strong>se</strong>riedad. La aparición <strong>de</strong>l Reich en el<br />

horizonte <strong>de</strong> la historia y <strong>de</strong> la cultura europea significa, principalmente, un<br />

<strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> gravedad. En todas partes <strong>se</strong> sabe ya que en lo principal<br />

—y lo principal continúa siendo la cultura— a <strong>los</strong> alemanes no <strong>se</strong> les sigue teniendo en<br />

cuenta. Se nos pregunta si po<strong>de</strong>mos mostrar aunque no <strong>se</strong>a más que un espíritu que<br />

cuente para Europa, como contaron Goethe, Hegel, Heinrich Heine, Schopenhauer... No<br />

<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> asombrar que ya no haya ni un solo filósofo alemán.<br />

5<br />

En Alemania al sistema <strong>de</strong> educación superior <strong>se</strong> le ha escapado lo principal: el<br />

fin y <strong>los</strong> medios para alcanzarlo. Se ha olvidado que el fin es la educación, la formación<br />

y no el Reich, y que para alcanzar e<strong>se</strong> fin <strong>se</strong> necesitan educadores, y no profesores <strong>de</strong><br />

instituto y eruditos <strong>de</strong> Universidad... Se requieren educadores que estén a su vez<br />

educados, espíritus superiores, aristocráticos, que estén a la altura requerida en todo<br />

momento y que <strong>de</strong>n prueba <strong>de</strong> ello cuando hablen y cuando guar<strong>de</strong>n silencio, individuos<br />

cultos en un <strong>se</strong>ntido maduro y dulce, y no esos brutos instruidos que ofrecen hoy a la<br />

juventud <strong>los</strong> Institutos y la Universidad, como si fueran «nodrizas superiores».<br />

Descontando rigurosamente las excepciones, faltan educadores, siendo esta una<br />

condición básica <strong>de</strong> la educación: <strong>de</strong> ahí la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la cultura alemana.<br />

Una <strong>de</strong> esas poquísimas excepciones es mi venerado amigo Jakob Burckhardt,<br />

<strong>de</strong> Basilea, a quien más que nadie, <strong>de</strong>be esta ciudad su predominio en el campo <strong>de</strong> las<br />

humanida<strong>de</strong>s. Lo que realmente consiguen las «escuelas superiores» <strong>de</strong> Alemania es un<br />

adiestramiento brutal para hacer utilizable y aprovechable, en el más breve tiempo<br />

posible, a un gran número <strong>de</strong> jóvenes. «Educación superior» y gran número son dos<br />

cosas contradictorias a priori entre sí. Toda educación superior correspon<strong>de</strong> sólo a las<br />

excepciones: hay que <strong>se</strong>r privilegiado para tener <strong>de</strong>recho a un privilegio tan elevado.<br />

Nada gran<strong>de</strong> ni bello pue<strong>de</strong> <strong>se</strong>r nunca patrimonio común. Lo bello es cosa <strong>de</strong> pocos<br />

hombres. ¿Qué es lo que <strong>de</strong>termina el <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> la cultura alemana <strong>El</strong> hecho <strong>de</strong> que la<br />

«educación superior» no <strong>se</strong>a ya un privilegio, el <strong>de</strong>mocratismo <strong>de</strong> la «cultura general»,<br />

que <strong>se</strong> ha vuelto común y vulgar.. .No olvi<strong>de</strong>mos tampoco que <strong>los</strong> privilegios militares<br />

provocan formalmente una asistencia excesiva a las escuelas superiores, es <strong>de</strong>cir su<br />

perdición.<br />

Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />

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