El Ocaso de los Idolos (o Como se Filosofa a Martillazos)
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Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - <strong>El</strong> <strong>Ocaso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />
civilización más fuerte, más dura<strong>de</strong>ra y más antigua que la que estaba <strong>de</strong>sapareciendo y<br />
<strong>de</strong>sintegrándo<strong>se</strong> en Francia, <strong>se</strong> convirtió en el único amo. Mientras que <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s<br />
hombres son necesarios, la época en la que aparecen es contingente. <strong>El</strong> hecho <strong>de</strong> que<br />
casi siempre terminen adueñándo<strong>se</strong> <strong>de</strong> ella <strong>se</strong> <strong>de</strong>be sólo a que son más fuertes y más<br />
antiguos, a que <strong>se</strong> han ido acumulando energías durante un mayor período <strong>de</strong> tiempo<br />
para que <strong>se</strong> concentren en el<strong>los</strong>. Entre un genio y su época <strong>se</strong> da la misma relación que<br />
hay entre lo fuerte y lo débil, o que entre lo joven y lo viejo: la época es siempre, en<br />
comparación, mucho más joven, más floja, menos madura, más in<strong>se</strong>gura, más infantil.<br />
<strong>El</strong> que hoy en Francia (y también en Alemania, aunque esto no tiene la menor<br />
importancia) <strong>se</strong> pien<strong>se</strong> <strong>de</strong> muy distinta forma respecto a esta cuestión, el que en dicho<br />
país esa teoría <strong>de</strong> neuróticos que es la <strong>de</strong>l medio ambiente haya llegado a tener<strong>se</strong> por<br />
sacrosanta y casi científica, habiendo llegado a creer en ella hasta <strong>los</strong> fisiólogos, es algo<br />
que «huele mal», que suscita i<strong>de</strong>as sombrías. En Inglaterra piensan igual, pero eso es<br />
algo que no preocupa a nadie. <strong>El</strong> inglés sólo dispone <strong>de</strong> dos vías para asimilar al genio:<br />
o la <strong>de</strong>mocrática a la manera <strong>de</strong> Buckle, o a la religiosa, a la manera <strong>de</strong> Carlyle.<br />
<strong>El</strong> peligro que hay en <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s hombres y en las gran<strong>de</strong>s épocas es inmenso,<br />
porque a el<strong>los</strong> les sigue muy <strong>de</strong> cerca un agotamiento <strong>de</strong> todo tipo y una esterilidad. <strong>El</strong><br />
gran hombre es un final; la gran época, como el Renacimiento, por ejemplo, es un final.<br />
<strong>El</strong> genio <strong>se</strong> <strong>de</strong>rrocha por necesidad en su obra, en su acción; su gran<strong>de</strong>za radica en<br />
entregar<strong>se</strong> enteramente... <strong>El</strong> instinto <strong>de</strong> autocon<strong>se</strong>rvación queda en suspenso, por así<br />
<strong>de</strong>cirlo; la arrolladora presión <strong>de</strong> las fuerzas que <strong>se</strong> <strong>de</strong>sbordan le impi<strong>de</strong> poner<strong>se</strong> a salvo<br />
y hacer previsiones <strong>de</strong> cualquier tipo. A esto la gente le llama «holocausto», y alaba en<br />
ello el «heroísmo» <strong>de</strong>l gran hombre, su indiferencia frente a su provecho personal, su<br />
entrega a una i<strong>de</strong>a, a una causa gran<strong>de</strong>, a una patria...; pero todo esto es fruto <strong>de</strong> un<br />
malentendido.<br />
<strong>El</strong> genio <strong>se</strong> <strong>de</strong>rrama, <strong>se</strong> <strong>de</strong>sborda, <strong>se</strong> gasta, no <strong>se</strong> ahorra, y ello <strong>de</strong> una manera<br />
fatal, irremediable, involuntaria, al igual que un río que <strong>se</strong> <strong>de</strong>sborda y <strong>se</strong> sale <strong>de</strong> su<br />
cauce. Ahora bien, como es tanto lo que <strong>se</strong> les <strong>de</strong>be a estos <strong>se</strong>res exp<strong>los</strong>ivos, <strong>se</strong> les ha<br />
concedido también mucho a cambio: por ejemplo, una especie <strong>de</strong> moral superior. Así<br />
es como obra la gratitud humana: malentendiendo a sus benefactores.<br />
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<strong>El</strong> criminal y sus afines. <strong>El</strong> tipo <strong>de</strong>l criminal es el <strong>de</strong> un hombre fuerte situado en<br />
unas condiciones <strong>de</strong>sfavorables, un hombre fuerte que <strong>se</strong> ha puesto enfermo. Hubiera<br />
necesitado una <strong>se</strong>lva virgen, una naturaleza y un modo <strong>de</strong> vida más libres y peligrosos,<br />
don<strong>de</strong> no hubie<strong>se</strong> habido más leyes que las armas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong> ataque que adornan el<br />
instinto <strong>de</strong>l hombre fuerte. Sus virtu<strong>de</strong>s han sido con<strong>de</strong>nadas por la sociedad; <strong>los</strong><br />
instintos más enérgicos que son innatos a él <strong>se</strong> han mezclado pronto con las emociones<br />
<strong>de</strong>presivas, con el recelo, el miedo, el <strong>de</strong>shonor. Ahora bien, ésta es prácticamente la<br />
receta para <strong>de</strong>generar fisiológicamente. Quien <strong>se</strong> ve obligado a hacer a escondidas, con<br />
una tensión, una previsión y una astucia mantenidas durante mucho tiempo, lo mejor<br />
que podría y que más le gustaría hacer, <strong>se</strong> vuelve anémico. <strong>Como</strong> lo único que obtiene<br />
Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />
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