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El Ocaso de los Idolos (o Como se Filosofa a Martillazos)

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Fe<strong>de</strong>rico Nietzsche - <strong>El</strong> <strong>Ocaso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Ído<strong>los</strong><br />

LOS CUATRO GRANDES ERRORES<br />

1<br />

<strong>El</strong> error <strong>de</strong> confundir la causa con el efecto. No hay error más nocivo que el <strong>de</strong><br />

confundir el efecto con la causa, cosa que consi<strong>de</strong>ro la corrupción por antonomasia <strong>de</strong><br />

la razón. Con todo, este error constituye una <strong>de</strong> las costumbres más antiguas y más<br />

jóvenes <strong>de</strong> la humanidad; entre nosotros hasta ha sido santificado y <strong>se</strong> le ha dado el<br />

nombre <strong>de</strong> «religión» y <strong>de</strong> «moral». Todo principio formulado por la religión y la moral<br />

contiene dicho error; <strong>los</strong> sacerdotes y <strong>los</strong> legisladores morales son <strong>los</strong> autores <strong>de</strong><br />

<strong>se</strong>mejante corrupción <strong>de</strong> la razón.<br />

Voy a poner un ejemplo. Todo el mundo conoce el libro <strong>de</strong>l célebre Cornaro, en<br />

el que <strong>se</strong> recomienda una alimentación parca para alcanzar una vida larga y feliz, amén<br />

<strong>de</strong> virtuosa. Pocos libros han sido tan leídos, e incluso hoy <strong>se</strong> siguen imprimiendo cada<br />

año muchos ejemplares en Inglaterra. No creo que exista un libro (a excepción hecha <strong>de</strong><br />

la Biblia, claro está) que haya hecho tanto daño, que haya acortado tantas vidas como<br />

esta curiosa obra, pe<strong>se</strong> a su buena intención. Y la razón <strong>de</strong> ello está en que confun<strong>de</strong> el<br />

efecto con la causa. E<strong>se</strong> buen italiano creía que su alimentación era la causa <strong>de</strong> su<br />

longevidad, cuando realmente la condición previa <strong>de</strong> la longevidad, un metabolismo<br />

extraordinariamente lento, un escaso consumo, constituía la causa <strong>de</strong> su parca dieta,<br />

Cornaro no era libre <strong>de</strong> comer mucho o poco, su frugalidad no <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> una<br />

«voluntad libre»: <strong>se</strong> ponía enfermo en cuanto comía un poco más. Pero a quien no <strong>se</strong>a<br />

una carpa, comer normalmente no sólo le beneficia, sino que le es necesario. Un erudito<br />

<strong>de</strong> nuestros días, con el rápido <strong>de</strong>sgaste que sufre <strong>de</strong> fuerza nerviosa, per<strong>de</strong>ría la salud<br />

con el régimen <strong>de</strong> Cornaro. Creed a quien lo sabe por experiencia.<br />

2<br />

La fórmula más general que sirve <strong>de</strong> ba<strong>se</strong> a toda religión y a toda moral dice:<br />

«Haz esto y aquello, no hagas esto ni aquello, y así <strong>se</strong>rás feliz. De lo contrario...» Toda<br />

moral y toda religión consiste en e<strong>se</strong> imperativo, al que yo llamo el gran pecado original<br />

<strong>de</strong> la razón, la sinrazón inmortal. En mi boca esta fórmula <strong>se</strong> transforma en su opuesta;<br />

primer ejemplo <strong>de</strong> mi «inversión <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> valores»: un hombre bien constituido<br />

feliz, <strong>de</strong>be realizar ciertos actos y rechazar instintivamente otros; así proyecta el or<strong>de</strong>n<br />

que repre<strong>se</strong>nta fisiológicamente a sus relaciones con <strong>los</strong> hombres y con las cosas. Dicho<br />

con pocas palabras: su virtud es un efecto <strong>de</strong> su felicidad.<br />

Una vida larga y una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia numerosa no son el premio por la virtud, sino<br />

que, más bien, la virtud es esa ralentización <strong>de</strong>l metabolismo que, entre otras cosas,<br />

produce una vida larga y una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia numerosa, en suma, el cornarismo.<br />

La Iglesia y la moral dicen: «cuando una estirpe o un pueblo <strong>se</strong> entregan al valor<br />

y al lujo, caminan hacia su perdición.» Mi razón restablecida dice: <strong>El</strong> que un pueblo<br />

perezca, el que <strong>de</strong>genere fisiológicamente tiene como efecto el vicio y el lujo (es <strong>de</strong>cir,<br />

Proyecto Espartaco 2000 – 2002<br />

21

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