PLAN PASTORAL PARA EL MINISTERIO HISPANO / De ...
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<strong>PLAN</strong> <strong>PASTORAL</strong> <strong>PARA</strong> <strong>EL</strong> <strong>MINISTERIO</strong> <strong>HISPANO</strong> / <strong>De</strong> Huéspedes a Anfitriones<br />
PARTE II<br />
h FORMACIÓN (LC 9,10B-11)<br />
El los tomó consigo y se retiró a un lugar solitario, hacia una<br />
ciudad llamada Betsaída. Pero la gente, al enterarse, lo siguió.<br />
Jesús los recibió y estuvo hablándoles del reino de Dios, y<br />
sanando a los que lo necesitaban.<br />
La formación en el discipulado encuentra su punto de<br />
partida en la hospitalidad transformadora personifi cada<br />
por Jesús. La formación es, primera y esencialmente, hospitalidad<br />
y bienvenida en la enseñanza del reino de Dios. La<br />
naturaleza itinerante de la muchedumbre nos permite ver<br />
bajo una nueva luz al pueblo migrante de la Arquidiócesis de<br />
Seattle. La parroquia, como signo visible del Jesús viviente,<br />
se transforma en el lugar de bienvenida y de hospitalidad,<br />
el lugar donde cada quien en su caminar de fe, incluidos<br />
los inmigrantes, puede encontrar cabida lejos del hogar.<br />
En este sentido, “Formación” signifi ca “aprender como ser<br />
hospitalario”, fomentando la comunicación necesaria y las<br />
habilidades culturales entre sacerdotes, diáconos, religiosos,<br />
seminaristas y seglares al servicio parroquial, que permitan<br />
relacionarnos y servir efi cazmente a la comunidad hispana<br />
y otros grupos culturales con un espíritu de acogida. La hospitalidad<br />
incluye también la adaptación o la inculturación<br />
de aquellos programas y ministerios relacionados con ésta<br />
área, de manera que la gente pueda aprender del Reino de<br />
Dios. Valor central: una hospitalidad transformadora como<br />
elemento esencial para abrazar, como don Dios, a nuestra<br />
cultura humana y a nuestra diversidad étnica y racial.<br />
h SOLIDARIDAD (LC 9,12-13A)<br />
Cuando empezó a atardecer, se acercaron los Doce y le dijeron:<br />
“<strong>De</strong>spide a la gente para que se dirija a los pueblos y caseríos de<br />
alrededor a buscar hospedaje y comida, porque aquí estamos en<br />
despoblado”. Jesús les dijo: “Dénles ustedes de comer”<br />
Es fácil entender la razón por la que los Doce Apóstoles<br />
pidieron a Jesús despedir a la gente; simplemente no tenían<br />
los recursos para dar de comer al enorme gentío lejos de su<br />
hogar. Eso era lo que pensaban hasta que Jesús puso a prueba<br />
su percepción y alcance para responder a las necesidades de<br />
la gente. Sin lugar a duda, nuestra Iglesia local, también, se<br />
siente desafiada de muchas maneras por la explosión demográfica<br />
hispana, y en el arraigo tan peculiar de sus necesidades<br />
pastorales y de sus aspiraciones. En este sentido, “Solidaridad”<br />
significa que “ejercemos compasión” al escuchar y establecer<br />
esfuerzos de abogacía y de apostolado al compartir los dones<br />
que Dios nos ha dado, individuales y comunitarios, para ayudar<br />
a satisfacer las necesidades y aspiraciones espirituales y<br />
temporales de la comunidad hispana. Por consiguiente, hemos<br />
sido llamados a estar con ellos y entre ellos, acompañándolos<br />
en su camino de fe, sin importar el tiempo que permanezcan<br />
con nosotros, un mes, un año, o toda la vida. Valor central:<br />
solidaridad compasiva que nos mueve en el amor incondicional<br />
de Jesús del uno por el otro.<br />
h COMUNIÓN EN MISIÓN (LC 9,13B)<br />
Ellos le contestaron: “No tenemos más que cinco<br />
panes y dos peces”.<br />
La actitud compasiva de Jesús nos incita a compartir los<br />
dones por el bien de todos. Este compartir de dones, talentos<br />
y recursos para el bienestar de todos, es central para crear<br />
comunidad y fortalecerla. “Un Futuro Lleno de Esperanza”<br />
incita a “una mayor equidad de recursos entre las parroquias,<br />
inclusive la consolidación, centralización y participación de recursos<br />
espirituales, humanos y fi nancieros”. En este sentido,<br />
“Comunión en Misión” signifi ca “preocuparse por el bienestar<br />
de toda la comunidad”, que incluye compartir recursos,<br />
colaborar y coordinar los esfuerzos pastorales, desarrollar el<br />
liderazgo, la administración de bienes y la integración eclesial<br />
de la comunidad hispana, como hermanas y hermanos<br />
que tienen también sus propios dones, talentos y tesoros para<br />
compartir por el bien común. Valor central: un liderazgo<br />
compartido que nutre y reúne los dones, talentos y recursos<br />
de cada persona, en búsqueda del bien común.<br />
h LITURGIA Y VIDA DE ORACIÓN (LC 9:16-17)<br />
Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, levantó<br />
los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y los iba<br />
dando a los discípulos para que los distribuyeran entre la<br />
gente. Comieron todos hasta hartarse, y con lo que sobró se<br />
recogieron doce canastas”.<br />
Jesús toma los frutos de nuestra generosidad fi dedigna y<br />
bendice hasta lo más mínimo que tengamos a mano para el<br />
bienestar de todos. Los bienes puestos en común, a imagen<br />
de la Eucaristía, están disponibles para formar comunidad y<br />
fortalecer la unidad del Cuerpo de Cristo, y para lograr la integración<br />
eclesial en espíritu de gratitud. “Un Futuro Lleno de<br />
Esperanza” puntualiza que “la Eucaristía forma la comunidad<br />
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