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MEDIO AMBIENTE
Inundaciones en las
grandes ciudades
En las últimas décadas las catástrofes naturales han aumentado de forma preocupante, tanto
en frecuencia como en intensidad. Expertos reunidos en CONAMA 8 creen que se puede
y se debe hacer más en la prevención de este tipo de fenómenos.
José Luis Barrera
Vicepresidente
Colegio Oficial de Geólogos
AL HOMBRE siempre le ha gustado vivir
cerca del agua, bien en las márgenes de
los ríos o en el borde litoral. Desde la antigüedad,
los asentamientos humanos se
hicieron cerca del agua pues siempre ha
sido fuente de vida. Las ciudades fueron
creciendo y, lo que eran pequeños asentamientos,
hoy se han convertido en megalópolis
complejas. En estos casos,
cuando el agua se desborda, o el mar
«conquista» territorios no habituales, por
causas naturales (huracanes, maremotos,
etc.), la catástrofe se cierne sobre las
poblaciones.
Las causas de las inundaciones fluviales
son diversas, pero en casi todos los
casos tienen un factor común: la errónea
ordenación territorial. Se ha permitido
construir en áreas de alto riesgo
y, además, los efectos se agravan por la
acción antrópica. Dentro del área urbana,
se ocupan terrenos potencialmente
inundables, se realizan infraestructuras
de drenaje insuficientes y se permiten
construcciones bajo rasante (sótanos, garajes)
sin las debidas medidas de seguridad.
Pero sin duda, las causas más graves
se encuentran en las actuaciones
sobre los cauces de los ríos que llegan a
la ciudad. Es muy común ver construcciones
interpuestas, tanto infraestructurales
(puentes) como urbanas (viviendas,
naves industriales, entre otras) en los
cauces fluviales. Esto reduce la sección
útil para evacuar el agua y, por ende, la
capacidad de la llanura de inundación
del río de absorber una avenida. Las
aguas suben a un nivel más alto y aumentan
de caudal hacia los siguientes
tramos del río, porque no ha podido ser
embalsada por la llanura de inundación,
provocando mayores desbordamientos.
Igualmente, el asfaltado de muchas zonas
de la cuenca impide la infiltración
natural del agua y aumenta la escorrentía
superficial, lo que se traduce en un
aumento del caudal natural del río. Las
propias canalizaciones fluviales, que en
ocasiones se construyen como medida
protectora y que solucionan los problemas
de inundación en algunos tramos,
se pueden convertir en causa de inundaciones
en otros a los que el agua llega
mucho más rápidamente. Algo de esto
sucede con la canalización del Rin en
Alemania que, al eliminar varios meandros,
se ha favorecido la mayor rapidez
en la onda de crecida y, por tanto, su
mayor virulencia.
Un caso extremo de inundación por
la rotura de las canalizaciones fue el
de Nueva Orleáns. En el 2005, el huracán
Katrina arrasó la ciudad causando
1.619 muertos. El agua alcanzó nueve
metros en algunos barrios y la ciudad
tuvo que ser totalmente evacuada
También la desaparición de la cubierta
vegetal en las márgenes de los ríos es
Las causas de las
inundaciones fluviales son
diversas, pero en casi todos
los casos tienen un factor
común: la errónea
ordenación territorial
una causa añadida de riesgo de inundación.
El agua erosiona más rápidamente
las laderas, arrastrando materiales en suspensión
que agravan los efectos de la
inundación al dificultar la evacuación rápida
del cauce. Se produce de esa manera
el efecto pantalla que, en los casos
extremos, provoca una retención y acumulación
muy peligrosa del agua. La rotura
de estas «presas naturales» son las
que suelen provocar las mayores catástrofes
por inundación. En otras ocasiones, el
efecto pantalla esta provocado por obras
de infraestructuras lineales como autovías
o ferrocarriles. También los periodos de
deshielo pueden causar inundaciones catastróficas
en las ciudades ribereñas.
52 | Profesiones Noviembre-diciembre 2007