descárgate la revista en formato pdf - Revista Profesiones

CULTURA
La abstracción del paisaje. Del Romanticismo nórdico al expresionismo abstracto
150 años de arte
en la Fundación Juan March
Mencionar el Romanticismo es viajar al siglo XIX. Es leer a Bécquer o escuchar a Schubert y
a Chopin. Lo que parece complejo es enlazar esta época con lo conceptual, indeterminado
o abstracto. Aún así, en el mundo de la pintura existe una conexión posible entre ambas
tendencias, separadas en el tiempo por 150 años. El artífice de este descubrimiento, Robert
Rosenblum, el punto de partida, lo sublime, el nexo, el paisaje y la ubicación de su plasmación,
la Fundación Juan March.
Esther Plaza Alba
DEFINE COMO SUBLIME la Real Academia de la Lengua Española
aquello que es excelso, eminente, de elevación extraordinaria.
Un siglo antes de que apareciera el Romanticismo, en el XVIII,
el pensador irlandés Edmund Burke asocia lo sublime a lo
romántico. Para ensamblar ambos conceptos utiliza términos
como la oscuridad, la grandeza y la magnificencia. Finalmente
matiza su definición con sentimientos como el dolor y el peligro.
Para Burke, la mezcla de todos estos ingredientes daba lugar
a una nueva noción de sublime: «un horror delicioso».
Desde este punto, desde lo sublime, parte la exposición La
abstracción del paisaje. Del Romanticismo nórdico al expresionismo
abstracto, en la Fundación Juan March hasta el 13 de enero.
A través de 124 obras sobre papel, 26 artistas europeos y
norteamericanos, muestran la progresiva transformación del
paisaje desde la incipiente espiritualización de sus formas en
el Romanticismo hasta su disolución total en el expresionismo
abstracto americano.
Robert Rosenblum presenta…
150 años de la historia del arte guionizados por la obra literaria
La pintura moderna y la tradición del romanticismo nórdico.
De Friedrich a Rothko, del célebre historiador del arte Robert
Rosenblum (1927-2006).
Transformado en pincel, Robert Rosenblum traza esta imaginaria
línea de conexión pictórica, estética e histórico-cultural,
existente entre la tradición del norte de Europa y la abstracción
moderna europea y norteamericana. En la paleta, varios
colores, entre otros, el color sublime, el color naturaleza, el color
religión o el color abstracto.
La conexión entre estas temáticas no es lineal, sino todo lo
contrario, quebrada y tortuosa, algo que coincide con la personalidad
del autor estadounidense y que nunca ocultó: «Me
gusta que las cosas sean abiertas y flexibles, y desordenadas».
…De Friedrich…
La llegada de la Revolución Francesa supone la ruptura con las
representaciones clásicas previas, buena parte de ellas religiosas.
Los pintores románticos se resisten ante esta opción y toman la
muerte de Jesús como claro ejemplo de sufrimiento corporal, un
valor más allá de lo terrenal, de elevación extraordinaria, sublime.
Exposición La Abstracción del Paisaje. Del Romanticismo nórdico
al expresionismo abstracto. Fundación Juan March.
Acompañándolo en ese tormentoso final, la naturaleza y el paisaje.
Así puede observarse en La cruz en la montaña, de David
Friedrich (1774-1840). Friedrich, además, posee una especial
consideración del tiempo, más allá del simple devenir. La trilogía
Las estaciones del año (1803) manifiesta el sentido cíclico infinito,
el ritmo de la vida y la trascendencia absoluta del paso del tiempo.
El tono sepia de su representación, ahonda más si cabe en lo
previamente descrito. Además, la presencia de estas tres obras en
la Fundación Juan March ha sido calificada como acontecimiento
extraordinario, ya que durante décadas se llegó a pensar
que habían sido perdidas o destruidas. Reaparecidas, es esta la
primera ocasión en la que se muestran de nuevo públicamente.
…A Rothko
Sin abandonar la búsqueda de lo sobrenatural y ya asentados
en el XIX, Van Gogh logra percibirlo en la propia naturaleza:
«veo en la naturaleza, por ejemplo, en los árboles, expresión
y, como si dijéramos, un alma». Su pretensión queda más que
demostrada en Raíces de árbol.
Autores como él y Munch (1863-1944) representan en la exposición
el paso del paisaje romántico a la abstracción del paisaje.
Estamos a las puertas de lo sublime abstracto. Mark Rothko
(1903-1970) propone la ausencia de referentes concretos. La visualización
de un impulso, con el objetivo de conseguir un cuadro
«milagroso», la consecución de una auténtica revelación no
solamente para el espectador, sino y lo que es más importante
para el propio artista. Lo que Rothko pretende transmitir es la
necesidad de que la representación plástica genere un impulso:
mirar, discutir, comprender y finalmente, sentir. Para lograrlo,
quizás debamos volver a Friedrich, quien exhortaba: «cierra el
ojo corporal para que puedas ver primero el ojo espiritual… haz
salir a la luz lo que has contemplado en la oscuridad, para que
ejerza efecto en otros». De nuevo, la conexión entre el XIX y el
XX, entre lo sentimental y lo racional, entre el Romanticismo y la
Abstracción. ❚
Noviembre-diciembre 2007
Profesiones |
63