Retratos de Memoria de Carlos Jimenez PDF - Arquitrave
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fuera secretario <strong>de</strong> redacción <strong>de</strong> Sur hasta que ella lo <strong>de</strong>stituyera<br />
fulminantemente por firmar una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> apoyo a la revolución cubana<br />
– Borges fue para ella siempre «el hijo <strong>de</strong> Leonorcita», otra dama<br />
como ella <strong>de</strong> la oligarquía.<br />
Y sin embargo, fue gracias a él, o más exactamente a los ejemplares<br />
<strong>de</strong> las primeras ediciones <strong>de</strong> los libros que Borges le <strong>de</strong>dicó <strong>de</strong> su puño y<br />
letra, que se vino a saber que la biblioteca <strong>de</strong> su casa <strong>de</strong> San Isidrorebautizada<br />
como Villa Ocampo- estaba siendo saqueada. Un librero <strong>de</strong><br />
Boston especializado en libros antiguos puso a la venta en Internet sendos<br />
ejemplares <strong>de</strong> las primeras ediciones <strong>de</strong> La historia universal <strong>de</strong> la<br />
infamia y El jardín <strong>de</strong> los sen<strong>de</strong>ros que se bifurcan, firmados por Borges y<br />
<strong>de</strong>dicados a Victoria Ocampo, a un precio <strong>de</strong> 35.000 dólares el primero y<br />
<strong>de</strong> 45.000 el segundo. Todo un record en ambos casos, que quien sabe si<br />
lleguen a hacerse efectivos <strong>de</strong>bido a que varios amigos y admiradores<br />
argentinos <strong>de</strong> Borges han dado la voz <strong>de</strong> alarma y han exigido que se<br />
investigue <strong>de</strong> inmediato cómo fue posible que esos libros fueron a parar a<br />
Boston si estaban en la biblioteca <strong>de</strong> Villa Ocampo en el momento en que<br />
ella la donó a la Unesco para convertirla en un museo.<br />
Pero mientras esa investigación llega, si es que llega, a mí me domina<br />
la melancolía por el triste final <strong>de</strong> esa villa, a la que fui hace un par <strong>de</strong><br />
años con la intención <strong>de</strong> conocerla y no lo logré porque la encontré cerrada<br />
y abandonada. Las puertas y las ventanas completamente cerradas, la<br />
pintura <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fachada cayéndose sin remedio a pedazos y el<br />
jardín invadido por la cizaña. Un escenario <strong>de</strong> Onetti y no Cortazar. En<br />
ese momento pensé que el abandono era pasajero porque en un futuro no<br />
muy remoto la Unesco cumpliría con el compromiso <strong>de</strong> mantener la que<br />
había contraído en 1979.<br />
Hoy sé que eso ya no va a ser posible, que aunque a esa casa la salven<br />
<strong>de</strong> la ruina ya no podrá ser nunca lo que era porque ha naufragado sin<br />
remedio, igual que la Argentina altiva y orgullosa que, como Victoria<br />
Ocampo, se creía dueña <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino cuando por sus salones <strong>de</strong>slumbrantes<br />
<strong>de</strong>sfilaban los mejores artistas y escritores <strong>de</strong> ambos lados <strong>de</strong>l<br />
Océano Atlántico.<br />
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