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Retratos de Memoria de Carlos Jimenez PDF - Arquitrave

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sobre Cataluña y el Valle <strong>de</strong>l Po, es la advertencia seria <strong>de</strong>l catastrófico<br />

cambio climático que se esta produciendo en el mundo a causa <strong>de</strong> las<br />

emisiones <strong>de</strong> gases responsables <strong>de</strong>l efecto inverna<strong>de</strong>ro, entre las cuales<br />

ocupa el primer lugar el dióxido <strong>de</strong> carbono liberado por los motores<br />

<strong>de</strong> gasolina, que Bush se niega a controlar porque teme la ruina <strong>de</strong> sus<br />

ingentes negocios».<br />

Yo le creo más a estos últimos que a los primeros, pero en contra <strong>de</strong><br />

ambos me concedo la licencia poética <strong>de</strong> creer que si esta semana llovió<br />

tanto en Praga no fue por la gota fría ni por el efecto <strong>de</strong> inverna<strong>de</strong>ro sino<br />

pura y simplemente porque la ciudad se entristeció y su cielo lloró largamente<br />

por la muerte <strong>de</strong> Jiri Kolar, uno <strong>de</strong> sus hijos mas amados, que<br />

murió lejos, bajo otros cielos, bajo el cielo <strong>de</strong> París, que ese domingo<br />

estaba especialmente gris y esponjoso.<br />

Jiri Kolar merecía ese homenaje y otros muchos más, pero no porque<br />

fuera un poeta épico, enérgico y guerrero, como lo fueron Walt Whitman,<br />

Mayakovsky, Rafael Alberti o Pablo Neruda, al que pueblos enteros a<strong>de</strong>udan<br />

la exaltación <strong>de</strong> su propia lengua sino, por el contrario, un poeta que<br />

<strong>de</strong>jó las palabras en libertad y las convirtió no en portadoras <strong>de</strong> un sentido<br />

sino en bandadas <strong>de</strong> pájaros <strong>de</strong>splegando la trayectoria <strong>de</strong> sus vuelos<br />

enigmáticos sobre el infinito acotado <strong>de</strong> una página en blanco. Cierto,<br />

eso lo hicieron por primera vez Marinetti y Guillaume Apollinaire a principios<br />

<strong>de</strong>l siglo pasado. Y luego <strong>de</strong> ellos muchos otros, incluidos el poeta<br />

catalán Joan Brossa, que compuso poemas admirables valiéndose <strong>de</strong> objetos<br />

antes que <strong>de</strong> palabras y el poeta brasileño Haroldo Campos y el<br />

resto <strong>de</strong> los integrantes <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> poesía concreta.<br />

Pero creo que ninguno lo hizo con la clase <strong>de</strong> imaginación, el refinamiento<br />

y la inquietante ironía con las que Jiri Kolar compuso sus poemas<br />

visuales, sus collages, sus afiches y sus objetos. Y creo, a<strong>de</strong>más, que él<br />

no habría podido hacerlo si no hubiera absorbido hasta la médula el espíritu<br />

<strong>de</strong> esa Praga que tanto lloró su partida. Y su muerte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego.<br />

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