Retratos de Memoria de Carlos Jimenez PDF - Arquitrave
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<strong>de</strong> cambiar el mundo y <strong>de</strong> cambiarse él con el mundo, inventando para<br />
lograrlo y entre otras muchas cosas «doce religiones» y «doce lenguas». Y<br />
¿para qué crear cualquiera <strong>de</strong> estas últimas si no se esta dispuesto a que<br />
el propio nombre sea dicho en una lengua distinta <strong>de</strong> la paterna, <strong>de</strong> la<br />
materna y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> adopción En suma, en una lengua, radicalmente<br />
otra.<br />
Cierto, el problema <strong>de</strong> la lengua no fue sólo suyo sino también <strong>de</strong><br />
Borges, su compatriota, su coetáneo, su gran admirador y amigo, quien a<br />
su regreso <strong>de</strong> Europa a Buenos Aires en los años 20, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Gran<br />
Guerra y su estancia en Mallorca, publicó un opúsculo cargado <strong>de</strong> preocupaciones<br />
lingüísticas titulado justamente «El lenguaje <strong>de</strong> los argentinos».<br />
Y fue problema igualmente <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los artistas e intelectuales<br />
argentinos <strong>de</strong> la época - el poeta Oliverio Girando incluido- que intentaba<br />
respon<strong>de</strong>r la pregunta <strong>de</strong> cuál sería la lengua que habría <strong>de</strong> hablar al<br />
final una ciudad como Buenos Aire que, entre 1880 y 1920, había visto<br />
multiplicar por cuatro o cinco su población original <strong>de</strong>bido a la caudalosa<br />
inmigración ante todo <strong>de</strong> españoles e italianos pero también <strong>de</strong> polacos<br />
y ucranianos, <strong>de</strong> rusos y alemanes, <strong>de</strong> franceses, ingleses e irlan<strong>de</strong>ses.<br />
Sólo que Xul Solar - quien en <strong>de</strong>finitiva era un artista y no un fundador<br />
<strong>de</strong> naciones o un reformador social- dio una respuesta puramente<br />
imaginaria a ese problema, imaginando o esbozando lenguas como la<br />
panlengua o el neocriollo con la misma insólita libertad con la que pintaba<br />
sus cuadros. O «arreglaba» sus pianos. O inventaba esa maravillosa<br />
variante <strong>de</strong>l ajedrez que es el panajedrez. O le hacia la carta astral a sus<br />
amigos. O diseñaba un nuevo tarot o ilustraba el I Ching <strong>de</strong> Richard<br />
Wilhem. O se entregaba sin contemplaciones a la lectura <strong>de</strong> los<br />
Uspanishads o <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la filosofía <strong>de</strong> Deussen que, para su contento<br />
y para el <strong>de</strong> Borges, empezaba no como entonces era preceptivo, en<br />
los griegos, sino en sus admirados pensadores chinos e hindúes.<br />
Formidable.<br />
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