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¿Por qué luchan los pueblos? - Biblioteca Virtual en Salud

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la última fase de su vida sobre la cuestión nacional pero <strong>en</strong>cuadrada <strong>en</strong> y limitada a Europa y<br />

<strong>los</strong> EEUU:<br />

“Cada clase repres<strong>en</strong>taba una política especial <strong>en</strong> lo relativo a la organización de la producción<br />

y al cont<strong>en</strong>ido de las instituciones sociales, políticas y legales. En todo período histórico, <strong>los</strong><br />

requisitos históricos del progreso determinaban la política óptima. Había siempre una clase<br />

cuya propia v<strong>en</strong>taja coincidía, al m<strong>en</strong>os por un tiempo, con esa política y de ahí con el mayor<br />

interés de la sociedad por el perfeccionami<strong>en</strong>to y mejor explotación de <strong>los</strong> medios de<br />

producción.<br />

En este punto la clase se id<strong>en</strong>tifica con la nación. Mi<strong>en</strong>tras la sociedad estuviera dividida <strong>en</strong><br />

clases, el interés nacional concordaba con el interés de la clase o elem<strong>en</strong>to de la nación más<br />

progresivos. Era nacional aquella clase capaz, aun cuando promoviera sus propios intereses,<br />

de impulsar hacia delante la sociedad. El dominio de una clase gobernante t<strong>en</strong>ía justificación<br />

nacional <strong>en</strong> la medida, y sólo <strong>en</strong> ella, <strong>en</strong> que promoviera el progreso económico. En suma, la<br />

clase nacional era aquella clase que llevaba a la nación, la sociedad individual, a lo largo de la<br />

línea de progreso.<br />

A medida que cambiaban <strong>los</strong> métodos de producción, difer<strong>en</strong>tes clases asumían el liderazgo<br />

nacional. En <strong>los</strong> tiempos modernos, hasta el establecimi<strong>en</strong>to completo del industrialismo, la<br />

burguesía era la clase nacional. Los capitalistas estaban justificados al reclamar el liderazgo,<br />

es decir, gobernar a la nación, mi<strong>en</strong>tras cumplían lo que Marx consideraba su tarea histórica<br />

peculiar: el desarrollo de la producción moderna. Después de mediados del siglo XIX, Marx<br />

sintió que la burguesía, allí donde estaba bi<strong>en</strong> desarrollada, iba acercándose al fin de su<br />

período de liderazgo. La prolongación del gobierno capitalista se estaba volvi<strong>en</strong>do incongru<strong>en</strong>te<br />

con el mejorami<strong>en</strong>to de la producción; sólo la socialización podía garantizar el progreso ulterior.<br />

Cuando la riqueza y la seguridad disminuyeron, cesó la justificación nacional del gobierno<br />

burgués” 168 . Y un poco más adelante, analiza cómo el proletariado va constituyéndose <strong>en</strong> la<br />

clase que puede elevarse hasta ser la clase social dirig<strong>en</strong>te del proceso nacional, poni<strong>en</strong>do<br />

precisam<strong>en</strong>te el ejemplo de la Comuna de París de 1871 169 .<br />

9. PUEBLOS Y NACIONES EN EL CAPITAL<br />

Este era su contexto de praxis revolucionaria <strong>en</strong> lo refer<strong>en</strong>te a la opresión nacional mi<strong>en</strong>tras<br />

escribían montones de d<strong>en</strong>sos e int<strong>en</strong>sos manuscritos. Y aunque fue Engels el <strong>en</strong>cargado de<br />

ord<strong>en</strong>ar y transcribirlo, p<strong>en</strong>samos nosotros que, <strong>en</strong> el tema que tratamos no hay difer<strong>en</strong>cias ni<br />

siquiera mínimas <strong>en</strong>tre ambos. Se divaga mucho sobre un supuesto “<strong>en</strong>gelsismo” <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado al<br />

no m<strong>en</strong>os supuesto “marxismo” exclusivam<strong>en</strong>te obra de Marx, pero, quitando difer<strong>en</strong>cias muy<br />

secundarias y transitorias, no se puede mant<strong>en</strong>er esa hipótesis 170 . Dejar esta cuestión zanjada<br />

es necesario porque una de las cosas que reaparece <strong>en</strong> el Vol. III es la dialéctica <strong>en</strong> todas sus<br />

formas y <strong>en</strong> concreto <strong>en</strong> tres de ellas: la de la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. la de la categoría de la id<strong>en</strong>tidad y<br />

difer<strong>en</strong>cia, y la relacional, todas imprescindibles para la correcta compr<strong>en</strong>sión de nuestro tema.<br />

Ti<strong>en</strong>e razón D. B<strong>en</strong>saïd cuando dice que: “En el Libro tercero, la noción de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ya no<br />

parece accid<strong>en</strong>tal. Especifica la difer<strong>en</strong>cia de las leyes económicas <strong>en</strong> relación con las leyes<br />

físicas o naturales” 171 . Aquí parece que habla Engels mediante <strong>los</strong> manuscritos de un Marx que<br />

ha reconvertido a Hegel. La noción de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es decisiva para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der una de las razones<br />

fundam<strong>en</strong>tales del <strong>en</strong>durecimi<strong>en</strong>to de las opresiones nacionales por el imperialismo:<br />

contrarrestar la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia decreci<strong>en</strong>te de la tasa de ganancia mediante el saqueo y la<br />

expoliación viol<strong>en</strong>ta o mediante el comercio exterior desigual y esquilmador.<br />

168 Salomón F. Bloom: “El mundo de las naciones. El problema nacional <strong>en</strong> Marx”. Ops. Cit. Págs.: 66-<br />

67.<br />

169 Salomón F. Bloom: “El mundo de las naciones. El problema nacional <strong>en</strong> Marx”. Ops. Cit. Págs.: 68-71<br />

170 Para una introducción a las diversas posturas, puede verse: A. W. Gouldner: “Los dos marxismos”.<br />

Alianza Editorial Madrid 1983. AA.VV: “F. Engels Nuestro contemporáneo”. Edic. C<strong>en</strong>tro de Estudios.<br />

Bu<strong>en</strong>os Aires 1971. J. M. Bermudo Ávila: “Engels contra Marx”. Gráficas Tordera. Barcelona 1981.<br />

AAVV. “F. Engels Biografía”. Edit, Progreso Moscú 1991. G. Prestipino: “El p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to fi<strong>los</strong>ófico de<br />

Engels”. Siglo XXI Madrid 1977. A. Boron: “Tras el Búho de Minerva”. Ci<strong>en</strong>cias Sociales. La Habana<br />

2003.<br />

171 Daniel B<strong>en</strong>saïd: “Marx intempestivo”. Edic. Herrami<strong>en</strong>ta Bu<strong>en</strong>os Aires 2003. Pág.: 415

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