Revista Quid 47

Entrevista
doce
–¿Cómo fue el proceso de escritura
de Brenna, su flamante novela juvenil?
Era el boom de Harry Potter y yo
pensé: ¿Por qué no puedo hacer lo mismo,
pero local? Pongamos un adolescente,
algo de misterio y situémoslo en Buenos
Aires.No era tan fácil. Entre que lo
terminé de escribir, reversionar, corregir,
lo paseé por todas las editoriales, gustó
en Longseller, pidieron cambios, los hice,
y lo imprimieron.
–¿En qué diferenció de sus escritos
previos? Es la primera novelita. Tengo
varios cuentos y poemas infantiles en
distintas antologías y un libro de humor,
pero esta es la primera ficción de más de
cien páginas enteramente mía.
–¿Cuál es su relación hoy con el
mundo adolescente? Este libro lo escribí
cerca del primero Cómo ser madre
de una hija adolescente, cuando también
colaboraba para el suplemento “Sí” de
Clarín, es decir que la temática adolescente
estaba muy presente en mi vida
(tenía 20 años).
–Siendo Brenna una adolescente,
¿cómo recuerda su propia adolescencia?
Me iba bastante mal. Fui a un colegio
muy exigente, por ser universitario
y lo “parí” mucho. A la edad de Brenna
yo era fanática de la música electrónica,
usaba el pelo violeta y lo único que querísa
era estar en raves bailando arriba de
un parlante.
–¿Cómo empezó su vida deportiva?
Comencé a practicar judo en el colegio
porque me parecía menos espantoso que
otros deportes, y le agarré el gustito. De
más grande me enganché con el karate
y me apasioné mucho, me ayudó a ser
disciplinada y a perseguir mis objetivos
con constancia. Después de obtener el
cinturón negro, quise pelear al máximo
contacto posible, en la jaula de Artes
Marciales Mixtas. Llevo tres peleas y
planeo seguir con mi carrera deportiva
mientras me dé el cuerpo.
Buena
madera
PALOMA FABRYKANT es la
autora de Brenna enfrenta la vida, una
novela para adolescentes
editada por Longseller. Además
practica artes marciales y es
conductora de un programa en ESPN
POR Amneris Ferro
–Su perfil deportivo la llevó a encarar
algunas acciones solidarias...
Encontré un nicho donde hay mucho por
hacer. Hoy tenemos un espacio dentro de
un sitio web (www.sported.com) donde
se está juntando dinero entre los fanáticos
de este deporte para ayudar a un
comedor infantil en el barrio de La Florida,
Quilmes. Además de ayudar a los
chicos, puede limpiar la imagen de este
deporte que sufrió una estigmatización
muy negativa en sus inicios.
–El mundo del deporte está lleno de
hombres ¿Cómo es su relación con
ellos? Me encantan. ¡Tienen músculos
por todos lados y me dejan tocarlos!
(Risas). Este mundo es mucho menos
machista de lo que la gente se imagina.
En cualquier academia de artes marciales
una mujer se va a sentir respetada mucho
más que en la calle y en la mayoría de los
ámbitos laborales. Nunca la van a mirar
como a un objeto, nunca la van a tocar
con lascivia. A mí siempre me abrieron
las puertas y me trataron de igual a igual
en todos lados, no tengo más que agradecimientos.
–En la tele se la ve muy cómoda, ¿es
tan así? ¡Costó! El primer episodio de
Arena Space que tuvo cámara (porque
antes era voz en off) estuve dura como
una muñeca. Tuvo que venir el productor
general y decirme: “Paloma, por favor
mové las manos”, porque parecía que me
las hubieran clavado al escritorio. Con el
tiempo me fui aflojando y tengo un equipo
de trabajo tan copado y con tan buena
energía que al final todo fue fluyendo.
–¿Su mamá, Ana María Shua, ha sido
inspiradora al momento de escribir?
Mi mamá siempre fue una gran inspiración
para mí no sólo en lo literario sino
como persona. Me encanta su obra, considero
que es una de las mejores plumas
de su generación pero además es una
laburadora de ley. Ella nunca creyó en la
“inspiración” sino en las horas-culo delante
de la máquina. Tiene cerca de 150
libros publicados, con los que, junto con
el trabajo de mi padre, pudo mantener
a tres glotonas hijas sin que nunca les
faltara nada.
–El deporte ocupa, junto a la literatura,
toda su vida, ¿cómo interactúan
las dos cosas? Cuando entreno,
entreno, cuando escribo, escribo. El
único momento de interacción creo que
es cuando comento peleas, ya que allí se
conjuga mi conocimiento deportivo con
mi facultad (o dificultad, depende el día)
de expresión. De todos modos, si mirás
en la historia de las artes marciales y de
la literatura hay muchos cruces, ambas
comenzaron en el antiguo Japón
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