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Revista Quid 46

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Año 7 | Número <strong>46</strong><br />

JUNIO - JULIO 2013<br />

CON SE JO EDI TO RIAL<br />

Adol fo de Vin cen zi<br />

Jorge González<br />

Luz Hen rí quez<br />

An to nio Dal to<br />

DIRECCIÓN<br />

Jorge González<br />

EDI CIÓN<br />

Car la Pan dol fo<br />

COORDINACIÓN<br />

Hugo Cayssials<br />

Melina Dorfman<br />

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />

Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc.<br />

FOTOGRAFÍA<br />

Silvana Sergio<br />

CORRECCIÓN<br />

Esteban Bertola<br />

COLABORAN EN ESTE NÚME RO<br />

Florencia Álvarez, Pablo Bassi, Amneris Blasco,<br />

Antonela de Alva, Horacio de Dios,<br />

Martín Garrido, Nancy Giampaolo,<br />

Silvia Hopenhayn, Nadia Koval,<br />

Roger Alan Koza, Christian Kupchik, Ana Moya,<br />

Mauro López Oyanarte, Felipe Pigna,<br />

Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Carlos Salatino,<br />

Emilia Simison, Maximiliano Tomas,<br />

Mónica Tracey, Esteban Ulrich, Sergio Varela,<br />

Felipe von Hartz, Patricio Vega y Blanca Wallace.<br />

PU BLI CI DAD Y RE DAC CIÓN<br />

Tel.: 4943-8219/22<br />

Pa ta go nes 2<strong>46</strong>3 c1282aca | Bue nos Ai res<br />

Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />

Web: yenny-elateneo.com sección <strong>Quid</strong><br />

Hay un pueblo americano que no tiene un sistema educativo “formal”. Su educación<br />

se basa en algunas características notables. Un estudioso que dedicó toda su<br />

vida a investigar su cultura, costumbres e historia, señaló que “Al menos durante<br />

su primera época, (…) practicaban la enseñanza con la alegría y la espontaneidad<br />

de las cosas que no son obligatorias: habían descubierto el placer de dar y recibir<br />

conocimientos”. Así, según consigna el profesor, cualquiera podía enseñar, tanto un<br />

anciano como un niño y esa función nunca era fija ya que consideraban que cada<br />

ser humano conocía algunas cosas que otros no.<br />

Los ancianos contaban a los jóvenes historias y leyendas, enfermedades, lugares<br />

lejanos, modas y costumbres. Los niños enseñaban a los mayores nuevas maneras<br />

de danzar y juegos de palabras, entre muchos otros entretenimientos. El estudio<br />

nunca concluía porque, pensaban, nadie podía saberlo todo y siempre tendrían que<br />

continuar aprendiendo.<br />

Los galochas, así se llama el pueblo sediento de conocimientos, deberían convertirse<br />

en un ejemplo para todos. Aunque no existan y sólo vivan a través de la imaginación<br />

de Juan Sasturain.<br />

Disfruten de este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />

Ilustración: Liniers (del libro Los galochas, de Juan Sasturain)<br />

REVISTA QUID<br />

Grupo Ilhsa s.a. es pro pie ta ria de <strong>Quid</strong>, publi ca ción de<br />

Yenny y El Ate neo. Que da pro hi bi da la repro duc ción<br />

del con te ni do de es ta publi ca ción, aun men cio nan do<br />

la fuen te.<br />

Los edi to res no son res pon sa bles por las opi nio nes<br />

ver ti das por los cola bo ra do res, entre vis ta dos, las no tas<br />

fir ma das y el con te ni do de los men sa jes publi ci ta rios.<br />

Re gis tro Na cio nal de la Pro pie dad In te lec tual<br />

Nº 506670. ISSN 1669738-3.<br />

Dis tri bu ción en loca les Yenny y El Ate neo de la Ci udad<br />

de Buenos Aires, GBA e inte rior del país.<br />

Adolfo de Vincenzi<br />

Director General<br />

Grupo Ilhsa


NUESTRA PORTADA<br />

portada<br />

El autor de nuestra imagen<br />

de portada es el argentino<br />

Manuel Archain.<br />

Nacido en Buenos Aires<br />

en 1983 comenzó sus estudios<br />

de escultura, dibujo<br />

y pintura, en el taller de la<br />

artista Silvina Viaggio, su<br />

madre. A los 13 años inicia<br />

sus estudios con Carlos<br />

Pedrazzini mientras comienza<br />

a explorar la fotografía de la mano de diversos profesionales.<br />

Cuatro años más tarde trabaja en departamentos de<br />

arte, video-clips, en comerciales y en cine.<br />

Fue asistente fotográfico de Peter Rad, Blinkk, Samuel Bayer,<br />

Kaye Tony, Marc Trautmann y Michael Haussman.<br />

Su estilo personalísimo hace que sus trabajos combinen todas<br />

las disciplinas visuales.<br />

Ha expuesto su obra en Buenos Aires, Bogotá, Barcelona,<br />

Madrid, París, Miami, Lima, San Juan de Puerto Rico y Santiago<br />

de Chile, entre otros.<br />

Para más información: www.manuelarchain.com<br />

HOMENAJE<br />

homenaje<br />

Roberto Bolaño<br />

El 15 de julio se cumplen diez años de su muerte y los homenajes<br />

ya comenzaron en marzo. La exposición “Archivo Bolaño<br />

(1977-2003)”, en el Centro de Cultura Contemporánea de<br />

Barcelona, es un viaje al interior de sus papeles privados que<br />

promovió su viuda, Carolina López. Curada por Juan Insúa,<br />

director del centro, y Valérie Mailes, editora de la revista<br />

Granta, es un recorrido por la vida y las obsesiones creativas<br />

del autor de Los detectives salvajes: de sus días como anónimo<br />

en Barcelona y Girona, entre 1977 y 1985, a su período<br />

final como consagrado en Blanes. Hay detalles insólitos como<br />

la caja de fósforos en la que escribió cuando era cuidador de<br />

un camping en Casteldefels.<br />

En pantalla, uno de los proyectos que retratan al autor es el<br />

documental La batalla futura, de Ricardo House. Una especie<br />

de trilogía que fusiona entrevistas, fragmentos de obras<br />

y animaciones en stop motion. La primera entrega muestra<br />

la adolescencia de Bolaño en México, la segunda recorre las<br />

ciudades catalanas donde escribió la mayor parte de sus obras<br />

y la tercera parte (aún en producción) se filmará en Chile, e<br />

indagará en la infancia del escritor y la relación con su padre.


ero<br />

LA RECOMENDACIÓN DEL LIBRERO<br />

la<br />

Mario Vargas Llosa, actualmente, es criticado por ciertos<br />

sectores sociales que lo acusan de tener ideologías políticas de<br />

derecha. Sin embargo, el escritor supo ser distinto. Hubo un<br />

momento de su juventud en que leía con profundidad a Sartre,<br />

denunciaba las dictaduras militares y se declaraba defensor de<br />

otros principios. Esta fue una de sus etapas más brillantes como<br />

escritor; de aquella época data, por ejemplo La ciudad y los<br />

perros, una de sus principales novelas, escrita entre sus 22 y sus<br />

25 años, que hoy recomiendo leer. No es un dato menor respecto<br />

del carácter revolucionario de esta obra que haya logrado<br />

ser publicada por primera vez en España durante la dictadura<br />

franquista.<br />

La ciudad y los perros se inspira en sucesos<br />

autobiográficos y la mayor parte de<br />

la acción transcurre en el colegio militar<br />

Leoncio Prado, un internado peruano de<br />

nivel de estudios medio, equivalente a<br />

nuestra escuela secundaria. Allí, la historia<br />

es narrada por cuatro cadetes que<br />

ingresan juntos al alumnado: Alberto, el<br />

Jaguar, el serrano Cava y el Esclavo. Cuatro<br />

voces narrativas distintas que obligan<br />

al lector a construir la historia, como<br />

piezas de un rompecabezas. Las voces se intercalan haciendo<br />

que los relatos se yuxtapongan o extrapolen en una tensión<br />

permanente, alternando el tiempo de la infancia con el de la<br />

adolescencia, mestizando las situaciones y reformulando a los<br />

personajes. Un lector que no sea activo, pensante y en busca de<br />

rupturas, probablemente desestime su lectura.<br />

¿Quiénes son los perros? En la jerga del Leoncio Prado, “perros”<br />

se los llama a los cadetes ingresantes. Es un apodo, un<br />

rango, establecido por los alumnos mayores, que en la relación<br />

se atribuyen el lugar de amos. En el colegio militar todo es<br />

brutal. Al ingresante se lo somete, se le ordena, se lo castiga y<br />

se le quita incluso el derecho a quejarse. Es la postura de los<br />

instructores militares, quienes son los primeros en abusar del<br />

poder, la que promueve esta conducta entre los internos. Más<br />

que una institución educativa, el colegio parece representar una<br />

fábrica de bestias… La comunicación se produce a través del<br />

olfato, de la amenaza y de la agresión. Los perros, tratando de<br />

construir la imagen necesaria para subsistir en ese medio, buscan<br />

convertirse en “machos” y exploran su sexualidad a través<br />

de la prostitución y la zoofilia, o de realizar sesiones de masturbaciones<br />

grupales o de robarse entre sí, por ejemplo.<br />

Pero por otra parte, en el Leoncio Prado se observa sólo un recorte<br />

de lo que para Vargas Llosa es un mal que puede encontrarse<br />

en toda la sociedad peruana. La infancia y otras historias<br />

familiares de los personajes también aparecen contaminadas<br />

por el machismo y la brutalidad. Algunos críticos literarios<br />

opinan que esto proviene de la experiencia personal del autor,<br />

quien tuvo una relación tortuosa con su familia, principalmente<br />

con su padre (quien sería uno de los personajes de la historia).<br />

Para leer a Vargas Llosa hay que dejarse llevar por el placer de<br />

la lectura y trascender cualquier preconcepto. Los extremistas,<br />

se lo pierden.<br />

Mauro López Oyanarte


Nota<br />

de tapa<br />

Un elefante en el<br />

o8<br />

POR Christian Kupchik


Philip Dormer Stanhope, 4º Conde de Chesterfield (1694-<br />

1773) fue un estadista británico y hombre de letras, que logró<br />

cierta trascendencia por las Cartas a su hijo, recopilación de<br />

la correspondencia que mantuvo con su hijo natural y que<br />

fueran publicadas en 1774 por la viuda de este, Eugenia<br />

Stanhope. Las Cartas… constituyen un admirable retrato de<br />

la época, con exquisitas observaciones y deducciones a través<br />

de las cuales Lord Chesterfield intenta demostrar que tanto la<br />

buena educación como “los buenos modales sirven de adorno<br />

a otros conocimientos y le abren paso a través del mundo”.<br />

De acuerdo a los preceptos del inglés, la buena educación<br />

no se ciñe sólo al saber y los buenos comportamientos, sino<br />

que abarca todos los campos en los que se desarrolla la vida,<br />

incluso los más nimios o insignificantes. Así, la compostura y<br />

los buenos modos de la sociedad del siglo XVIII quedan epitomizadas<br />

en una carta escrita en Bath el 9 de marzo de 1748:<br />

“Desearía de todo corazón que pudieras ser visto a menudo<br />

sonriendo, pero nunca escuchado riéndote, mientras vivas.<br />

Las risotadas frecuentes y en voz elevada son un rasgo de<br />

locura y de malos modales; son la forma en que el vulgo expresa<br />

su ridículo entusiasmo ante cosas ridículas; y pasan por<br />

llamarlo alegría. En mi opinión no hay nada tan poco liberal,<br />

y por tanto carente de educación, como una risa audible. No<br />

soy de natural melancólico ni cínico, y estoy tan predispuesto<br />

a ser agradado como cualquier otro, pero estoy seguro de<br />

que desde que hago uso de razón, nadie me ha oído nunca<br />

reírme”.<br />

Antagonista del Emilio de Rousseau y su vindicación de la<br />

espontaneidad salvaje, Lord Chesterfield postula en sus cartas<br />

una forma elaborada y enriquecida de la sabiduría clásica,<br />

desde la oratoria de Cicerón y Quintiliano, al savoir faire del<br />

gentilhombre urbano. Claro que cierta rigidez en la forma de<br />

utilizar esos preceptos, puede conducir a confusiones graves<br />

donde la ponderación de una conducta en un marco cultural<br />

se vea sujeta a la condena en otro. Incluso, en el mismo marco<br />

dependiendo del ámbito o tiempo en el que se desarrolle.<br />

Ya nadie se quita el sombrero para saludar, simplemente porque<br />

ya no hay sombreros que quitarse.<br />

Etimológicamente, el latín nos propone dos raíces para el<br />

vocablo “educar”: el primero, educare, que implica en efecto<br />

“formar, instruir”, pero también tiene validez educere, que<br />

alude a “sacar, extraer”. En un sentido amplio, se entiende<br />

por educación el proceso multidireccional mediante el cual se<br />

transmiten conocimientos, valores, costumbres, y formas de<br />

actuar. La educación así entendida no sólo se produce a través<br />

de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones,<br />

sentimientos y actitudes. Pero además, apunta al proceso de<br />

vinculación y de conciencia cultural, moral y conductual. Así,<br />

a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan<br />

y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos<br />

de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores,<br />

creando además otros nuevos.<br />

El objetivo griego (Platón, Sócrates, Aristóteles e Isócrates<br />

insistieron en estos preceptos) era preparar a los jóvenes<br />

intelectualmente para asumir posiciones de liderazgo en las<br />

tares del Estado y la sociedad. En los siglos posteriores, los<br />

conceptos griegos sirvieron para el desarrollo de las artes, la<br />

enseñanza de todas las ramas de la filosofía, el cultivo de la<br />

estética ideal y la promoción del entrenamiento gimnástico.<br />

Aristóteles proponía una interesante definición: “La educación<br />

consiste en dirigir los sentimientos de placer y dolor<br />

hacia el orden ético”. El tema pasa entonces por considerar<br />

cuáles son las fronteras de ese orden ético donde se debaten<br />

los supuestos “sentimientos de placer y dolor”.<br />

En 1906, en pleno fervor creativo de la Viena fin du siécle<br />

que estaba renovando todos los estamentos del arte en Occidente,<br />

el austríaco Robert Musil publica su primera novela:<br />

Las tribulaciones del estudiante Törless. En ella seguimos<br />

a un joven, hijo único y de familia acomodada, que llega a<br />

estudiar en el Instituto W, situado al este de Prusia, famoso<br />

por formar jóvenes de la alta sociedad bajo un lema esencial:<br />

“preservar a la juventud de las corruptoras influencias de la<br />

gran ciudad”. Desde hacía tiempo él quería estudiar allí pero,<br />

a poco de ingresar, ya quería irse y escribía cartas a sus padres<br />

para que lo sacaran. Estos lo interpretaron como una etapa<br />

inicial de desadaptación y que, con el tiempo, se iría acostumbrando.<br />

La ambigüedad de los personajes, jóvenes cadetes<br />

sometidos a la disciplina alienante de una sociedad aristocrática<br />

en un momento en que el Ejército era la máxima expresión<br />

del patriotismo y por lo tanto nadie cuestionaba sus métodos,<br />

desempeña un papel crucial en la narración. Poseedores y<br />

poseídos, verdugos y víctimas, el mundo de relaciones de la<br />

adolescencia, en manos de Musil, se convierte en un infierno<br />

del que ni siquiera Törless, personaje emblemático de exacerbada<br />

sensibilidad y fulgurante inteligencia, puede salir.<br />

La novela fue en su momento un éxito de crítica y público,<br />

lo que le permitió a Musil continuar su carrera literaria, pero<br />

pocos advirtieron en ella los signos de una sociedad asfixiante<br />

bajo la máscara de la rigidez educativa en la ética del poder.<br />

Cuando sesenta años más tarde el alemán Völker Schlöndorff<br />

realizó también su primer film tomando como base la<br />

novela de Musil, quedó en claro que detrás de ese entramado<br />

se escondían las entrañas del fascismo. Resultaba difícil no<br />

advertir en la cerrada escala de valores una exaltación del<br />

orden al servicio de un poder superior.<br />

Algo similar realiza el inglés Lindsay Andersson en If…<br />

(1966), quizá heredera de la obra francesa Zero en conduit<br />

(Jean Vigo, 1933). Considerada una de las más feroces sátiras<br />

jamás hechas al sistema estudiantil, esta venenosa comedia<br />

transcurre en un colegio inglés donde los novatos son abusados<br />

por los mayores, quienes a su vez son tiranizados por<br />

los inspectores. Este sistema de castas –y fuerte represión<br />

sexual– termina por hartar a un puñado de rebeldes, comandados<br />

por Mick Travis (un muy joven Malcolm McDowell,<br />

que ya prefiguraba lo que sería en La Naranja mecánica) que<br />

dejan entrar en sus corazones el caos libertario que recorre<br />

o9


1o<br />

las calles. A la pregunta de por qué se deja crecer el bigote,<br />

Travis responde: “Para ocultar mis pecados”. El internado<br />

(¿Oxford? ¿Cambridge?), con sus arcaicas reglas disciplinarias,<br />

representa un sistema conservador y obsoleto que más<br />

temprano que tarde será puesto en jaque por los alumnos<br />

menos sumisos. En términos estéticos, el aparente clasicismo<br />

del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en<br />

una narración dotada de mayor libertad, sin perder, eso sí, el<br />

respeto por una “buena educación” (incluso los líderes más<br />

salvajes se vanaglorian de ello).<br />

Quien no recibe una buena educación, se entiende, es un<br />

“mal educado”. De este modo queda planteada la sutil frontera<br />

entre lo que Sarmiento comprendía como civilización<br />

y barbarie. Un destacado educador del siglo XVII conocido<br />

como Jan Comenius, obispo protestante de Moravia, se propuso<br />

un objetivo educativo casi utópico, que podría resumirse<br />

en “enseñar a través de todas las cosas a todos los hombres”,<br />

postura que se conoce como pansofía. Pero el ideal de Comenius<br />

pronto se vio postergado porque los requerimientos del<br />

proceso civilizatorio tenían por delante otras prioridades.<br />

El sociólogo Norbert Elias (Breslau, 1897-Ámsterdam,<br />

1990) en su teoría del proceso civilizatorio –atravesada por<br />

una mirada de largo aliento claramente emparentada con la<br />

historia de las mentalidades–, analiza los procesos de configuración<br />

de la sociedad occidental desde la Edad Media<br />

en adelante. Según la misma, la civilización ha sido pues el<br />

resultado tanto de complejas transformaciones profundas<br />

en las estructuras sociales, económicas y políticas –sociogénesis–<br />

como de cambios en las estructuras psíquicas de los<br />

individuos –psicogénesis–. Imbuido de una visión relacional<br />

y dinámica de lo social, para Elias el concepto de civilización<br />

“se refiere a hechos muy diversos: tanto al grado alcanzado<br />

por la técnica, como al tipo de modales reinantes, al desarrollo<br />

del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las<br />

costumbres (...). Para ser exactos, no hay nada que no pueda<br />

hacerse de una forma ‘civilizada’ y de una forma ‘incivilizada’,<br />

con lo que siempre resulta algo difícil tratar de resumir en<br />

unas cuantas palabras todo aquello que el término ‘civilización’<br />

comprende”. 1<br />

Durante la Edad Media se producen importantes cambios<br />

en las costumbres, ritos y prácticas de los caballeros que van<br />

modificando sus actitudes corporales, su vestimenta, su gestualidad<br />

–sus “comportamientos externos”– como expresión<br />

del avance de limitaciones a las manifestaciones emotivas de<br />

los individuos. El proceso civilizatorio supone un aumento de<br />

la autocoacción y el autocontrol en detrimento de la coacción<br />

externa. Según Elias, las personas se fueron civilizando a<br />

partir de la adopción de pautas y conductas que irán ganando<br />

legitimidad, en ocasiones hasta nuestros días. En su opinión,<br />

la publicación de De civilitate morum puerilium (1537) por<br />

1Elias, Norbert, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogéneticas y<br />

psicogenéticas, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 57.<br />

Erasmo de Rotterdam –De la urbanidad en las maneras de<br />

los niños, según su versión en español (2006)– tendrá un fuerte<br />

impacto sobre el disciplinamiento de los cuerpos a través<br />

de la prescripción de la repetición de rutinas de moderación,<br />

higiene y compostura. Estas normas originalmente pensadas y<br />

escritas para educar al niño Enrique de Borgoña, hijo del rey<br />

Adolfo, se harán extensivas a toda la sociedad.<br />

Elias concibe al entramado emotivo de los seres humanos<br />

como una totalidad. En tal sentido, y en la medida en que sus<br />

diversas expresiones son difíciles de separar, no parecería posible<br />

retomar esta idea y analizarla en clave de construcción<br />

cultural. Este entramado emotivo, ¿es natural, instintivo o es<br />

también el resultado de un proceso de moldeado cultural?<br />

En Elephant, film de Gus van Sant (2003), el autor expone su<br />

visión de los asesinatos verídicos que dos estudiantes llevaron<br />

a cabo en su propio instituto, Columbine. Van Sant no ha<br />

intentado manifestar su opinión ni mucho menos manipular<br />

al espectador, y por eso ha optado por una estética del riesgo.<br />

Su película carece de ritmo, guión completo, orden, progresión<br />

y todo lo que la mayoría de los films suelen tener. Tampoco<br />

es necesario: de forma imparcial, aséptica, se ha limitado<br />

a mostrar los hechos para suscitar la difícil pregunta: “¿por<br />

qué lo hicieron?”. Chicos bien educados, sanos, criados según<br />

los parámetros del ideal aristotélico. El elefante de tan curioso<br />

título parece hacer referencia a que el tamaño de dicho<br />

animal puede ocultarnos la verdad. Pero aunque quizá no sea<br />

esa exactamente la idea, sino que la buena educación también<br />

puede, bajo determinadas circunstancias, tener la torpeza de<br />

un elefante en un bazar<br />

*<br />

Escena del film Elephant (2003)<br />

ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía<br />

y editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron<br />

los títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay<br />

y Las huellas del río, todos en Editorial Planeta. También la antología<br />

En la vía - Relatos desde un tren y Relatos de París.


Tema de tapa<br />

uno<br />

Bill Murray en una escena de El día de la marmota (1993)<br />

La repetición VIRTUOSA<br />

POR Roger Koza<br />

12<br />

La repetición es un concepto moderno y filosófico; más tarde,<br />

en el siglo XX fue también psicoanalítico. ¿Por qué hablar de<br />

la repetición? Hay un libro bellísimo, un libro entre varios<br />

libros acerca del tema, misterioso y poco leído, de esos que al<br />

leerlo uno siente literalmente que ya no sólo está apasionado<br />

por alguna reveladora asociación de un concepto respecto de<br />

otro (la repetición con la diferencia, por ejemplo) sino por<br />

experimentar en plena lectura una prueba de que el pensamiento<br />

hace piruetas en el propio cerebro. El libro al que me<br />

refiero se llama La repetición, de Søren Kierkegaard.<br />

Insisto, me repito, nunca más pertinente que hoy: ¿por qué<br />

hablar sobre la repetición? En principio porque la buena<br />

educación exige repetición, es su condición de posibilidad.<br />

El músico, un guitarrista acaso, tiene que insistir, invertir<br />

tiempo, practicar sus escalas cromáticas o lidias, repasarlas<br />

hasta convertirlas en una reserva musical para su aplicación<br />

concreta. El intérprete teatral repite el texto hasta conseguir<br />

su mecanización inconsciente: sólo cuando sus parlamentos<br />

pierden su fijación en el texto escrito se convierte el texto en<br />

el flujo discursivo de su conciencia y entonces nace el personaje<br />

y su comportamiento. Es decir, el texto se naturaliza en<br />

la repetición. Las tablas de multiplicar también se aprenden<br />

repitiendo, y los ejemplos son vastos. Repeat after me dicen<br />

siempre los profesores de inglés. Una aclaración pertinente: la<br />

repetición no consiste jamás en repetir como un loro. El loro<br />

más que repetir una sola palabra hasta el infinito, una palabra<br />

que no entiende, emite un vocablo de tal modo que en la falsa<br />

repetición de una palabra cualquiera solamente consigue alcanzar<br />

el estadio mínimo y negativo de la repetición. En nuestra<br />

experiencia eso se llama monotonía y el estado psicológico<br />

que provoca es aburrimiento, la impotencia de la inteligencia.<br />

Como sucede en otros órdenes del saber respecto de la repetición,<br />

en el cine también resulta fundamental. Por cada<br />

escena a filmar se repiten las tomas. En ocasiones se repiten<br />

en búsqueda de la mejor. Un beso, un gesto de desprecio, una<br />

sonrisa varían, y es sólo en la repetición que se puede detectar<br />

la dimensión exacta de lo que un buen cineasta intenta capturar<br />

con una secuencia. La misma película, posteriormente, se


epite en el cine, vive, en su repetición. La función se repite a<br />

las 14hs, 16hs, 18hs, etc., así lo decimos.<br />

En el cine la repetición ha sido materia de relatos. Hay películas<br />

más o menos conocidas. Desde las tareas domésticas de<br />

Daniel San en Karate Kid (1984) que mientras pinta aprende<br />

un arte marcial sin saberlo a la moraleja central de El sacrificio<br />

(1986), de Andrei Tarkovski, en el que sólo la repetición<br />

de un acto durante todos los días de una vida y a una misma<br />

hora puede alterar el orden del mundo, el concepto de repetición<br />

se filma para establecer la importancia de un acto que<br />

determinará el resto de los actos.<br />

La gran película sobre la repetición, no podría ser de otro<br />

modo, es una comedia. El humor en el cine, de hecho, nació<br />

de la repetición. Es en donde el gag se apoya y funciona. Pero,<br />

¿cuál es la película? Obra maestra indiscutible en el género y<br />

en la materia, El día de la marmota (1993), también conocida<br />

como Hechizo de tiempo, es la película que mejor adopta y<br />

aplica el concepto de repetición en múltiples formas hasta<br />

conquistar una clarividencia absoluta. Phil Connors, interpretado<br />

por el genio de Bill Murray, atraviesan la repetición y en<br />

ese tránsito descubren el sentido de la misma: un aprendizaje<br />

total, un cambio de cualidad en el orden y organización de la<br />

experiencia.<br />

La película de Harold Remis se estrenaba veinte años atrás<br />

en Argentina. Pasó desapercibida en el momento de su estreno.<br />

En Córdoba, por ejemplo, duró una semana. Pero después<br />

de un tiempo se convirtió en un film de culto, uno de los más<br />

alquilados en los videoclubes y uno de los más programados<br />

en los canales de cable. Extraño dispositivo el de la película: se<br />

la puede ver en reiteradas ocasiones y no obstante nunca cansa.<br />

Su propio tema es su propio secreto. ¿Cuál es su hechizo?<br />

¿En qué reside su genialidad?<br />

Phil Connors es el reportero estrella del canal 9 de televisión<br />

de Pittsburgh en materia del tiempo y su pronóstico; una<br />

estrella menor del canal, pero lo suficiente para que su narcisismo<br />

infinito le lleve a percibirse como una verdadera celebridad<br />

de los medios. Cubrir el famoso festival de “el día de la<br />

marmota”, que se celebra en un pueblo llamado Punxsutawney,<br />

es humillante. ¿Cómo tomar en serio el comportamiento<br />

de una marmota que funciona como oráculo climatológico?<br />

Una tradición ridícula, infantil, demasiado popular para un<br />

hombre que se siente tan importante como el sistema solar.<br />

Acompañado por un camarógrafo y la productora de su programa,<br />

Rita (la bellísima Andie MacDowell), Phil, quien<br />

siente que esta excursión periodística les es impropia para su<br />

estatus, no puede sentir otra cosa que apuro por filmar, hacer<br />

el reporte y regresar a su ciudad. Pero como es sabido una<br />

tormenta de nieve le impedirá regresar a todo el equipo y<br />

tendrán que quedarse a dormir en el pueblo de la marmota.<br />

En la mañana, Phil se despertará escuchando la misma música<br />

del día anterior y los comentaristas radiales dirán exactamente<br />

lo mismo. “Debe ser una grabación”, pensará, pero de a poco<br />

irá descubriendo que todo lo que ocurrió ayer ocurre de nuevo.<br />

En efecto, es el mismo día y los mismos acontecimientos,<br />

todo se repite.<br />

Ramis trabajará magistralmente durante todo el film el concepto<br />

de repetición. El día se repite, los acontecimientos<br />

también. Bill intentará, en un principio, orientar el fenómeno<br />

existencial y temporal para su propio provecho: ver cómo enamorar<br />

a Rita, evitar ciertas situaciones incómodas (el encuentro<br />

obligado con un viejo compañero de escuela y la presencia<br />

de un pordiosero), dar rienda suelta a su apetito sexual y dietético,<br />

robar un camión de caudales; tras un par de días en el<br />

mismo día lo sabe todo, es omnisciente: los tiempos exactos de<br />

cada movimiento, lo que alguien dirá, el accidente que ocurrirá.<br />

Ya no sólo puede predecir el tiempo sino los tiempos de los<br />

otros. Pasado un tiempo dentro del tiempo, Phil caerá en un<br />

pozo depresivo. Los gags suicidas son geniales, pero vencerá<br />

la “reencarnación” en ese día y volverá a sonar el despertador<br />

y la música espantosa del programa de radio. Punxsutawney<br />

es un laboratorio maldito de la repetición, acaso un esquema<br />

simbólico que renueva la maldición de Sísifo.<br />

Todo será un infierno hasta que Phil entenderá la clave de<br />

todo, o mejor dicho, la salvaguarda de la repetición. Es el<br />

descubrimiento de una posibilidad vinculada al aprendizaje.<br />

No es otra cosa que el poder de todo sujeto de hacer suyo y<br />

deseado lo que en principio parece un simple mecanismo de<br />

sucesión de los eventos sin distinción alguna. Es el paso y el<br />

peso de la voluntad por la cual se empieza a contrarrestar lo<br />

que sólo se da en algo que se quiere, y al quererlo, curiosamente,<br />

lo que sucede adquiere un sentido nuevo y propio.<br />

Phil le asigna dos valencias a la repetición: primero es la condición<br />

formal del aprendizaje. En el film le dedicará tiempo<br />

a los idiomas, a la música, a la escultura y a la poesía; lo edificante<br />

de la naturaleza del aprendizaje necesita de la repetición<br />

(dimensión estética de la experiencia). Pero la repetición<br />

tendrá un segundo valor, lo que implica además una superación<br />

del narcisismo infantil del personaje: la repetición es la<br />

condición ética de un yo que necesita estar abierto a los otros.<br />

Se trata de una vía de reinvención del yo junto a otros, pues<br />

incorporar la inquietud de los otros es conjurar la repetición<br />

infinita del yo en su pobreza estructural como célula solitaria.<br />

Los otros siempre juegan un papel determinante en quiénes<br />

somos. Son misteriosamente nuestra identidad. ¿No es el otro<br />

el que garantiza que uno no se repita hasta el hartazgo?<br />

Lo extraordinario del film de Remis es ver al genial Bill Murray<br />

aprendiendo junto a nosotros. Sólo así él y nosotros podemos<br />

alterar la ley de la repetición, la que se emparenta con la monotonía<br />

y propone un loop infinito sin variaciones en los patrones<br />

que organizan las vidas y las prácticas. Centrarse de un<br />

modo no narcisista en uno mismo es parte de la experiencia del<br />

aprendizaje, el buen aprendizaje. Y descentrarse en el encuentro<br />

con otros es el otro aprendizaje vital en la condena y milagro<br />

de la repetición. Para quien aprende y atiende los signos<br />

ajenos, y para quien no insiste en signos pretéritos, el paso a un<br />

nuevo día puede suceder en el acto de abrir y cerrar los ojos<br />

*<br />

CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba.<br />

Publicó El inconsciente de las películas, ed. Brujas.<br />

Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />

13


14<br />

El<br />

señalador<br />

Los que llegamos a Juvenilia durante<br />

la vida adulta (es decir: los que no nos<br />

vimos obligados a su lectura durante la<br />

escuela secundaria) podemos sucumbir<br />

a la tentación de disfrutarla como lo que<br />

aparentemente es: una historia entretenida,<br />

con algo de picaresca, que retrata al<br />

mismo tiempo la rebeldía y las diversiones<br />

de la primera juventud, y la siempre<br />

inquietante entrada a la adolescencia.<br />

Pero sucede que una generación dotada<br />

de críticos (David Viñas, Josefina Ludmer<br />

y Sylvia Molloy, entre otros) se dedicó<br />

a contextualizarla y señalarla como<br />

un producto esencial del ideario liberal<br />

de la Argentina de 1880. En Juvenilia<br />

(y también en La gran aldea), advierte<br />

Josefina Ludmer en su ensayo El cuerpo<br />

del delito, es donde la llamada “Generación<br />

del 80” hace sus primeros pinos:<br />

“Esa cultura rica de 1880 (la Argentina<br />

prometía ser uno de los países más ricos<br />

del mundo con la entrada en el mercado<br />

mundial) produjo una escritura fragmentaria<br />

y conversada, novelera y elegante,<br />

sustancialmente culta y refinada, ‘aristocrática’.<br />

Imaginemos una coalición de<br />

escritores que escribe ficciones para el<br />

Estado, y con ellas produce los ‘sujetos’<br />

del Estado liberal”. La lectura inocente<br />

de lo que podría ser una perfecta novela<br />

de aventuras queda, así, obturada.<br />

Miguel Cané (1851-1905) nació en<br />

Montevideo, en el exilio de su padre<br />

durante el rosismo, y una vez vuelto y ya<br />

egresado del Colegio Nacional de Buenos<br />

Aires fue diplomático en Colombia,<br />

HAY UNA BOMBA<br />

EN EL COLEGIO<br />

POR Maximiliano Tomas*<br />

Venezuela, Viena, Berlín y Madrid. Más<br />

tarde, en 1892, llegó a ser intendente de<br />

Buenos Aires, en 1899 senador por la Capital<br />

y en 1900 decano de la recién inaugurada<br />

Facultad de Filosofía y Letras.<br />

Pero es durante su trabajo como enviado<br />

a Venezuela en 1882 (el libro será publicado<br />

por primera vez en 1884), y motivado<br />

por la nostalgia de sus años juveniles<br />

y el aburrimiento de su trabajo cotidiano,<br />

que encara la escritura de Juvenilia.<br />

Cané tiene 31 años cuando se sienta a<br />

recordar sus años como interno en el<br />

secundario, comprendidos entre 1863<br />

y 1869. Y compone, con prosa ligera<br />

(“sencilla”, la describe él), el texto que se<br />

convertirá en un clásico: suerte de mito<br />

de origen para los alumnos del afamado<br />

Colegio Nacional de Buenos Aires, pero<br />

disfrutado también por estudiantes de<br />

todas las instituciones. Juvenilia narra las<br />

memorias de las aventuras de Cané junto<br />

a sus compañeros ilustres (desde futuros<br />

ministros hasta presidentes), los enfrentamientos<br />

con los “provincianos” (que<br />

incluyen bombas de estruendo y peleas<br />

a trompadas), el<br />

temor y la adoración<br />

por profesores<br />

y autoridades,<br />

el régimen militar<br />

y de hambre sufrido<br />

durante días<br />

y noches, y sobre<br />

todo las célebres<br />

“escapadas”, que<br />

puntúan el relato<br />

y sirven de excusa para trazar tanto un<br />

fresco de época como la educación sentimental<br />

de toda una generación.<br />

Pero lo que cuenta Juvenilia sin decirlo<br />

(al menos hasta el cierre de su capítulo<br />

final) es la historia de la fe liberal en la<br />

educación (en la buena educación) como<br />

vehículo de ascenso social e ingreso a<br />

los máximos honores de la vida pública.<br />

Escribe Cané, antes de clausurar el libro:<br />

“Sí, amar el estudio. A esa impresión<br />

primera debemos todos los que en el<br />

Colegio Nacional nos hemos educado,<br />

la preparación que nos ha hecho fácil el<br />

acceso a todas las sendas intelectuales”.<br />

Y al parecer así lo fue, en la Argentina,<br />

durante muchas décadas más.<br />

Pero ni el Colegio Nacional es hoy el que<br />

fue, ni la educación secundaria parece<br />

asegurar nada a los jóvenes de hoy. El<br />

especialista en educación Gustavo Iaies<br />

escribió en el artículo “Buenos alumnos,<br />

buenas personas” (que puede leerse en el<br />

sitio www.informeescaleno.com.ar) que si<br />

bien nuestra escuela secundaria es muy<br />

parecida a aquella original, “el problema<br />

es que nuestra preocupación ya no se<br />

limita a los jóvenes de clases medias y<br />

altas que quieren llegar a la universidad.<br />

Esta escuela secundaria desacoplada de<br />

la formación ciudadana, de la preparación<br />

para el mercado de trabajo y poco<br />

estimulante para seguir aprendiendo a<br />

lo largo de la vida produce una especial<br />

frustración histórica a los jóvenes de los<br />

sectores más pobres”. Y agrega: “Hay que<br />

pensar un nuevo modelo de escuela, no<br />

alcanza con ajustar la que tenemos. Pero<br />

cuando hablamos de un nuevo modelo,<br />

debemos precisar que la propia idea de<br />

modelo ya no es la del pasado. Se trata de<br />

pensar una organización para la incertidumbre,<br />

para saberes que cambian, modelos<br />

de relaciones que se transforman,<br />

formas de conocer y de validar el conocimiento<br />

diferentes, un mercado de trabajo<br />

que transforma sus modos de producir y<br />

comercializar el producto”.<br />

Juvenilia sería entonces hoy, también, el<br />

testimonio literario de un país que no fue<br />

(o que fue y fracasó), y de un sistema de<br />

educación obsoleto que es necesario<br />

adecuar a tiempos tan complejos como<br />

el actual<br />

* Editor literario, crítico y periodista cultural.


16<br />

Entrevista<br />

uno


Cuando<br />

los reyes son esclavos<br />

CARL HONORÉ se convirtió en un fuerte crítico de la educación formal.<br />

En esta entrevista nos habla de sus ideas acerca del sistema educativo<br />

y de las experiencias alternativas que, día a día, se están<br />

desarrollando en todo el mundo<br />

POR Pablo Bassi<br />

El origen de Bajo presión, el libro donde investigó la educación<br />

actual a nivel mundial, ocurrió a partir de una entrevista<br />

con la maestra de arte de su hijo. “Es increíble que<br />

un niño de siete años, por iniciativa propia, haya representado<br />

la perspectiva de esa cabeza. Su hijo, verdaderamente,<br />

es un joven artista superdotado”, le confesó la docente.<br />

Aquella noche Carl Honoré se puso a buscar en Google<br />

cursos de arte. En su mente desfilaban las imágenes del<br />

que podría ser el próximo Picasso, hasta que a la mañana<br />

siguiente su hijo le espetó: “Papá, yo no quiero un profesor<br />

particular, sólo quiero dibujar. ¿Por qué los adultos siempre<br />

tienen que controlar todo?”.<br />

Honoré tiene cuarenta y cinco años, durante los que<br />

trabajó como periodista para varios medios londinenses.<br />

Se define de centroizquierda y desde ese lugar, el de un<br />

crítico o reformista del sistema, escribió su ensayo en el<br />

que se enfoca en la obesidad, la miopía y la depresión de<br />

los niños. Por diagnóstico, la forma que tienen de revivir<br />

su vida los padres mediante ellos. Y por solución, el desaceleramiento<br />

en el ritmo de vida y la erradicación de la<br />

hiperpaternidad como práctica de los “padres helicóptero,<br />

porque están siempre planeando por encima”.<br />

Hace unos años el autor publicó Elogio de la lentitud, una<br />

plataforma de la que sin duda se desprende Bajo presión,<br />

y que dio nacimiento a un incipiente movimiento mundial<br />

en contra del ritmo acelerado de vida llamado el Movimiento<br />

Slow.<br />

A pesar de ello, la agenda de Honoré es bastante apretada.<br />

Antes de irse de viaje, dispuso de algunos minutos para<br />

charlar con <strong>Quid</strong>.<br />

–¿Qué significa para usted “la buena educación”? No<br />

tratar al niño como proyecto ni como producto. El niño<br />

tiene que ser protagonista de su propio aprendizaje y vida.<br />

–En Hijos bajo presión usted cuenta haber visitado<br />

países de América para nutrir de información el<br />

libro. ¿Cuáles son los rasgos más característicos de la educación<br />

latinoamericana? Por lo que he visto son sistemas<br />

muy rígidos. Dejan poco espacio para la creatividad porque<br />

están muy enfocados en la medición de todo.<br />

–¿Tiene una posición sobre la pedagogía argentina?<br />

17


18<br />

No conozco muy bien el sistema argentino. Pero he escuchado<br />

muchas quejas con respecto al régimen de doble<br />

turnos. Lo cual me parece una manera poco lógica de organizar<br />

la vida de los chicos. El día se hace demasiado largo.<br />

–En nuestro país hay una degradación importante<br />

en materia educativa que se manifiesta en la pérdida<br />

de autoridad docente, desinterés de los estudiantes<br />

por la escuela, bajos niveles de conocimiento adquirido,<br />

pocos estudiantes universitarios. ¿Cuál sería<br />

la respuesta a cada uno de estos casos de acuerdo<br />

a su tesis? En cuanto a la autoridad docente, creo que<br />

tenemos que acabar con la infantilización generalizada de<br />

la cultura. Los padres tienen que entender, además, que<br />

no pueden ser padres y a la vez los mejores amigos de sus<br />

niños. Tienen que reaprender el arte de decir “no”. Las<br />

escuelas de hoy están basadas en el modelo victoriano del<br />

siglo XIX. Muy útil para una sociedad en el proceso de<br />

industrialización, pero un desastre en un mundo donde<br />

las prioridades son otras. Tenemos que liberar los colegios<br />

para que sean lugares de invención, curiosidad y descubrimiento,<br />

en vez de ser líneas de montaje de alta presión.<br />

–¿En qué sector social se manifiesta mayormente<br />

esta tendencia educacional de la hiperpaternidad?<br />

Sobre todo en la clase media para arriba, porque tienen los<br />

recursos y la cultura que hace hincapié en la idea de trabajar<br />

para mejorarse. Pero los de las clases más humildes<br />

enfrentan las mismas presiones y tentaciones. Y terminan<br />

pensando que les están fallando a sus hijos.<br />

–¿Quién es el responsable de la “mala educación”?<br />

¿El sistema, la escuela o los padres? Todos. En el fondo,<br />

es un problema cultural.<br />

–¿Cree que la pedagogía escolar actual es reversible,<br />

teniendo en cuenta que es un modelo sistémico?<br />

Creo que sí. Hay muchas presiones desde muchos lados<br />

(incluso desde el mundo empresarial) para cambiar el sistema,<br />

para crear colegios que produzcan alumnos capaces<br />

de pensar.<br />

–Un pasaje de su libro afirma que hoy existe una<br />

psicopedagogía moderna, declaración de derechos y<br />

otros elementos que mejoran la calidad de vida del<br />

niño frente a lo que ocurría en los siglos anteriores<br />

cuando reinaba la muerte temprana, el maltrato, la<br />

esclavitud. ¿Podríamos afirmar que las herramientas<br />

de avance de la felicidad de los niños respecto a<br />

otras épocas es la enfermedad de estos tiempos? Es<br />

interesante la pregunta. En cierto modo la respuesta es sí.<br />

Es una paradoja dolorosa, porque hemos creado tantas herramientas<br />

físicas y filosóficas para perfeccionar la vida del<br />

niño que se nos fue la mano. Gracias a nuestra cultura del<br />

perfeccionismo, de la prisa, de la competitividad, del hiperconsumismo,<br />

estos elementos terminan distorsionando<br />

la niñez. De modo que los chicos viven hoy en día en una<br />

jaula dorada, rodeados de riqueza material, pero privados<br />

de cariño humano y la libertad de elegir su propio camino.<br />

La investigación del libro le llevó a Honoré dos años de<br />

viajes por Europa, América y Asia. Dice haber visitado colegios,<br />

guarderías, clubes deportivos, laboratorios y ferias<br />

de juguetes; haberse entrevistado con profesores, entrenadores,<br />

concejales, publicistas, policías, terapeutas, médicos<br />

y expertos en desarrollo infantil.<br />

En sus páginas arroja la cifra de un millón de jóvenes estadounidenses<br />

que están siendo escolarizados en su hogar.<br />

De 90 mil en Gran Bretaña, 80 mil en Nueva Zelanda y<br />

30 mil en Australia. “Las investigaciones demuestran que<br />

los niños educados en casa aprenden más rápido y mejor<br />

que los alumnos en aulas convencionales. Y también se ha<br />

comprobado que tienen mucho éxito en sus estudios superiores”,<br />

sostiene Honoré<br />

Hijos bajo presión, editado en Argentina por Del Nuevo Extremo, es el último libro de Carl Honoré<br />

que explica el fracaso del modelo actual de infancia. Varias anécdotas atraviesan los doce capítulos<br />

que critican el avance de la tecnología en el juego, las exigencias escolares, las abultadas actividades<br />

extracurriculares y el consumismo. Y por supuesto, aporta algunas orientaciones para su destierro.


Tema de tapa<br />

dos<br />

Vincent Van Gogh Thomas Alva Edison Le Corbusier<br />

Los outsiders<br />

Artistas, escritores, músicos, inventores y<br />

hasta arquitectos. La lista de autodidactas es infinita.<br />

Aquí, algunos ejemplos<br />

POR Ana Moya<br />

2o<br />

Un autodidacta es alguien que aprende por sus propios medios,<br />

sin ayuda de maestros. La Historia del Arte abunda en<br />

ejemplos, sobre todo en la antigüedad, aunque los siglos XX y<br />

XXI también tienen lo suyo. Los entendidos señalan entre las<br />

ventajas de esta forma de aprendizaje que fomenta la curiosidad,<br />

la investigación, la autodisciplina; desarrolla la capacidad<br />

para resolver problemas, permite dedicar más tiempo a las<br />

dificultades y menos tiempo a lo que resulta más sencillo.<br />

Es un aprendizaje pasional. Frente a un problema de difícil<br />

solución, acudirá a otros autodidactas. Los foros, los grupos<br />

de noticias y las listas de correo suelen ofrecer mucha ayuda.<br />

Y la solución de un problema hoy, ayudará a otro autodidacta<br />

en el futuro.<br />

Quizá el más conocido de los artistas autodidactas del siglo<br />

XIX sea Van Gogh, un pintor sin formación plástica que<br />

aprenderá los rudimentos del dibujo analizando láminas con<br />

la esporádica ayuda de un profesor de la Academia de Bellas<br />

Artes de Bruselas, Van Rappard, y las indicaciones de un pariente<br />

pintor. Un aprendizaje discontinuo e insuficiente que<br />

no le impidió desarrollar un estilo dentro del postimpresionismo.<br />

Antes, Constable o Turner, Gauguin, Henri Rousseau,<br />

Munch y casi todos los exponentes del expresionismo<br />

(con casos contradictorios, como el del grupo alemán Die<br />

Brücke, que hizo una apología del autodidactismo, si bien sus<br />

integrantes habrían recibido formación académica), el arte<br />

marginal y el arte naïf. En la arquitectura quizás los casos<br />

parezcan menos frecuentes: Le Corbusier, George Meikle<br />

Kemp –autor del monumento a Walter Scott–, Frederick<br />

Law Olmsted –diseñador del Central Park de Nueva York– y<br />

un contemporáneo que da que hablar: Tadao Ando.<br />

Los Lincoln, una familia de colonos cuáqueros, vivían en una<br />

cabaña de troncos con un solo dormitorio. El padre, analfabeto,<br />

no tenía interés en la educación de sus hijos. Cuando<br />

Abraham tenía nueve años, su madre murió envenenada y él<br />

pasó una infancia de pobreza, ignorancia y falta de oportunidades.<br />

Pronto entendió que sin educación moriría como nació<br />

y empezó a estudiar por su cuenta: “Lo mejor que puedo<br />

hacer es conseguir libros y ponerme a leer”, dicen que se dijo.<br />

Trabajó como operador naval, granjero, administrador de<br />

correos y soldado raso. Nunca fue a la escuela, pero hoy está<br />

considerado como el mejor presidente que tuvo su país, según<br />

la encuestadora Gallup. Y si su compatriota Thomas Alva<br />

Edison viviera hoy, probablemente le habrían diagnosticado<br />

TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactivi-


Agatha Christie<br />

John Lennon<br />

Keith Richards<br />

Alexander Graham Bell<br />

dad): a los siete años lo expulsaron de la escuela por “retrasado”<br />

y fue educado en casa por su madre, que era maestra. Su<br />

interés se centró en la física y la química Y la humanidad ganó<br />

un notable inventor. También Alexander Graham Bell, hasta<br />

que cumplió diez años, recibió clases de su madre, quien<br />

comenzó a quedarse sorda y parece que la sordera materna<br />

indujo a Bell a estudiar acústica años después.<br />

Mozart, niño prodigio, fue educado por su padre mientras lo<br />

llevaba de viaje por las cortes europeas para mostrar su genio.<br />

Y la lista bien pudiera transformarse en arco iris y contener<br />

desde Keith Richards a Javier Calamaro: “Soy autodidacta.<br />

Gardel era un burro como yo, jamás estudió música ni canto.<br />

Como Armando Discépolo, otro genio. Como Jimi Hendrix.<br />

Como Lennon y McCartney”. Como Jagger y Richards.<br />

Como Bob Dylan y Oscar Alemán, otro niño pobre que fue<br />

autodidacta pero tuvo mentores como el brasilero Gastón<br />

Bueno Lobo. De él escribió Gabriel Senanes: “Huérfano,<br />

lustrabotas y abrepuertas precoz, fue un músico autodidacta,<br />

lo que en su caso quería decir una oreja monstruosa a cada<br />

lado de una cabeza llena de ideas, una infinita fantasía para<br />

la improvisación, una infalible memoria musical y una divertida<br />

vocación de showman”. Y sumemos a Luis Salinas, otro<br />

músico hecho a pulmón, gran improvisador y con una original<br />

capacidad interpretativa.<br />

De puño y letra<br />

A los tres años Sor Juan Inés de la Cruz ya sabía leer, a los<br />

siete pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los<br />

ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus. También por<br />

esa época tomó aquellas “veinte lecciones” de latín con el bachiller<br />

Martín de Olivas y no tardó en volcarlas en sus obras,<br />

sobre todo en los villancicos. Y a los 43 escribió su (más mencionada<br />

que leída) Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691),<br />

dirigida al arzobispo de Puebla que le había recomendado<br />

dedicarse a la literatura mística: un texto que seguramente<br />

ninguna feminista militante desconoce.<br />

De Miguel Hernández, pastor de cabras y poeta por las suyas,<br />

leemos: “Es tu risa la espada / más victoriosa, / vencedor<br />

de las flores / y las alondras, / Rival del sol. / Porvenir de mis<br />

huesos / y de mi amor” (Versos de Nanas de la cebolla, consideradas<br />

por la escritora Concha Zardoya [1914-2004] como<br />

“las más trágicas canciones de cuna de la poesía española”).<br />

Otros escritores que no fueron a la escuela: Agatha Christie,<br />

una niña tan tímida que su madre le dio clases en casa mientras<br />

sus dos hermanos mayores iban a una escuela privada.<br />

Pearl S. Buck, nació en West Virginia pero su familia se<br />

mudó a China cuando ella tenía tres meses; allá tomó clases<br />

de un académico seguidor de Confucio y aprendió inglés<br />

como segunda lengua. Louise May Alcott estudió con su<br />

padre pero tomó algunas clases con amigos de la familia como<br />

Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson y Nathaniel<br />

Hawthorne. Y también abonan la lista Máximo Gorki, Jack<br />

London, Charles Dickens, Arthur Conan Doyle y George<br />

Benard Shaw entre muchos más.<br />

La escritura de Roberto Arlt no encaja en ningún molde.<br />

Autodidacta que sólo llegó al tercer grado de la escuela<br />

primaria, inauguró la novela urbana argentina, mezclando<br />

la jerga de los marginales con el estilo pomposo de las traducciones<br />

baratas que leía, más la impronta de los grandes<br />

escritores que fue descubriendo sin ayuda de nadie. “Escribo<br />

en un idioma que no es propiamente el castellano –dijo una<br />

vez– es el porteño.” Para otros paladares, Augusto Monterroso:<br />

en su biografía se lee que a los once años abandonó la<br />

escuela y alternó la lectura de los clásicos españoles e ingleses<br />

con diversos trabajos para sostener a su familia. Integrante de<br />

la Generación del 40, produjo libros breves, escuetos y casi<br />

perfectos. De su escritura García Márquez celebró “la sabiduría<br />

solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad”<br />

21


EL ESPEJO, EL OTRO<br />

Opinión<br />

POR Lic. Gabriel Rolón<br />

22<br />

Un hombre sólo es un ser humano<br />

cuando es reconocido como tal<br />

por otro ser humano.<br />

Hegel<br />

Ser es, antes que nada, ser reconocido.<br />

Para el sujeto humano no existe otra opción<br />

de construirse como miembro de<br />

una cultura, de una familia, como un ser<br />

sexuado con derecho a vivir y armar sus<br />

propios proyectos, que no esté mediada<br />

por el reconocimiento de los demás.<br />

Y es allí donde encontramos el fin más<br />

importante de toda educación. No en<br />

la transmisión de conceptos o información,<br />

sino en el hecho de enseñarle<br />

a alguien cómo se llega a ser un ser<br />

humano.<br />

Cuando el bebé nace y llora de hambre<br />

por primera vez, sin saber muy bien de<br />

qué se trata esa ansiedad que lo invade<br />

y que hasta ahora no había experimentado<br />

nunca, esa mujer que acude a su<br />

llamado para alimentarlo, le está diciendo<br />

con ese gesto: “te reconozco… eres<br />

mi hijo, y voy a enseñarte cómo son las<br />

cosas en este mundo”.<br />

Lo toma, entonces en sus brazos, le<br />

da el pecho y en ese único acto ya le<br />

ha transmitido lo esencial para la vida:<br />

que la ansiedad que genera la necesidad<br />

puede calmarse, que se calma con<br />

algo que viene de afuera y que ese algo<br />

viene cuando él lo llama. Es decir que,<br />

a partir de ese momento, todo lo que<br />

quiera de ahí en adelante lo va a tener<br />

que pedir.<br />

Y esta característica, la de tener que<br />

pedirlo todo, es la que hace que para<br />

nosotros la satisfacción total sea imposible.<br />

Porque no todo puede articularse<br />

en la demanda y no hay manera de<br />

decirlo todo. Y es en ese espacio en el<br />

que la palabra no alcanza a transmitir<br />

la totalidad de la necesidad, que algo se<br />

pierde y es justamente eso lo que hará<br />

de nosotros seres diferentes. Porque de<br />

esa imposibilidad de satisfacerlo todo<br />

nacerá nuestro rasgo característico:<br />

el deseo.<br />

Y también educar es transmitir las dos<br />

consecuencias de lo antedicho: que<br />

como el otro es necesario para la vida,<br />

habrá que aprender a generar vínculos y<br />

que, como nadie puede darlo todo, también<br />

será necesario aprender a aceptar<br />

cierto grado de frustración.<br />

Dejo, para concluir esta columna, una<br />

escena de la película El secreto de sus<br />

ojos. Estamos llegando al final, la trama<br />

ha sido trágica y los personajes atravesaron<br />

años de horror, distancias indeseadas<br />

y silencio. Cuando Benjamín llega<br />

al lugar del desenlace, encuentra a un<br />

hombre encerrado desde hace muchísimos<br />

años. Se acerca incrédulo a la celda<br />

y el cautivo, después de tanto tiempo<br />

de condena, no pide ser liberado, no<br />

solicita el fin de su encierro, sino que<br />

señalando a su carcelero sólo suplica<br />

una cosa: “Dígale que me hable”.<br />

Y he ahí la dimensión del mayor de los<br />

deseos del ser humano. No hay mejor<br />

educador que aquel que ha logrado<br />

reconocer y ser reconocido con sanidad.<br />

Y ser una buena madre, un gran artista,<br />

una persona leal y respetable, no es más<br />

que haber sabido hacer algo con ese<br />

impulso irrefrenable que nos demanda<br />

el deseo de ser reconocidos


Tema de tapa<br />

tres<br />

24<br />

De protocolo,<br />

buena educación y perros y gatos<br />

POR Emilia Simison<br />

Dicen que llevarse “como perros y gatos” es simplemente un<br />

problema de comunicación: los perros mueven la cola cuando<br />

están contentos y cuando están enojados gruñen; en cambio, si<br />

un gato mueve la cola es porque está enojado y si “gruñe” en<br />

realidad ronronea de contento. Frente a tan difícil conciliación<br />

uno agradece que los humanos podamos hablar y entendernos<br />

pero, ¿es siempre así de fácil?<br />

Pensemos en una situación tan cotidiana y universal como la de<br />

comer. No importa en qué lugar del mundo estemos, siempre,<br />

en algún momento, vamos a tener que enfrentarnos con este<br />

diario ritual. Y sin embargo, en una acción tan universal se<br />

pone en juego un arsenal de hábitos y costumbres que pueden<br />

llevar a que, como perros y gatos, hablemos idiomas irremediablemente<br />

distintos.<br />

Supongamos que alguien a quien no conocemos mucho nos<br />

invita a comer. Si seguimos las estrictas reglas del protocolo<br />

no deberíamos llevar nada pero, ¿acaso alguno de nosotros se<br />

sentiría cómodo yendo con las manos vacías? Podríamos llevar<br />

un vino pero, ¿si no marida con lo que vamos a comer? Tal<br />

vez llevar flores parezca una buena opción pero al momento<br />

de comprarlas volveríamos a la incertidumbre. ¿Qué flores<br />

elegir?, ¿rosas, geranios…?, las rosas tienen significados según<br />

el color que tal vez no sea nuestra intención trasmitir, que para<br />

los mexicanos los geranios son flores de casamiento y para los


italianos, flores de cementerio… Mientras tratamos de salir del<br />

dilema nos damos cuenta de que no es probable que las cosas<br />

se pongan más fáciles…<br />

¡Imaginen si en lugar de llevar algo quisiéramos llevar a alguien!<br />

Muchos ni se atreverían, otros pensarían que lo que<br />

corresponde a las reglas de la buena conducta es avisar a los<br />

anfitriones, pero si estamos en Turquía no necesitaríamos<br />

hacerlo. De hecho, en muchas regiones consideran normal y<br />

esperable que el invitado venga acompañado por quién quiera,<br />

y más extraño aún, ¡por cuántos quiera! En el otro extremo,<br />

de estar en Alemania deberíamos hablar previamente con los<br />

anfitriones pero no simplemente para avisarles sino para decirles<br />

lo buena y agradable que es la persona a la que queremos<br />

invitar y cómo consideramos que les caería de mil maravillas.<br />

Tal vez alguno piense prejuiciosamente que esto es parte de<br />

la “formalidad alemana” pero no parece ser así si tenemos en<br />

cuenta que, de trascurrir la comida en un restaurante, a pocos<br />

alemanes les resultaría extraño que un invitado fuera acompañado<br />

por su perro.<br />

Aun si tuvimos la suerte de no dudar al momento de llevar algo<br />

o a alguien eventualmente llegaríamos y tendríamos que saludar.<br />

En Argentina lo más común será saludar a los anfitriones<br />

con un beso, aun si no los conocemos demasiado, pero probablemente<br />

eso sea de dudosa educación en Estados Unidos o<br />

Inglaterra. Incluso en países cuyas costumbres consideramos<br />

más cercanas, como Italia, sería de mala educación que siendo<br />

jóvenes saludáramos con un beso a un hombre mayor, más<br />

aún si se trata de un profesor o un abogado. ¡Y ni hablar de los<br />

problemas que se nos pueden presentar al momento de saber<br />

cuántos besos corresponden dar! Tal vez optemos entonces<br />

por ir a lo seguro y dar la mano. Pero si estuviéramos en Japón<br />

darle la mano a alguien que conocemos poco sería un acto de<br />

mala educación ya que lo incomodaríamos entablando tal cercanía.<br />

De hecho, es probable que los invitados a una cena en<br />

Japón traten de buscarle parecidos al recién llegado con gente<br />

que todos los demás conozcan como una forma de sentirlo más<br />

cercano, un poco menos extraño. Por eso, tal vez nos reciban<br />

diciéndose entre sí “qué parecida que es a la tía” y comparándonos<br />

con gente que no conocemos pero ellos sí, cosa que para<br />

muchos de nosotros sería, si no de mala, al menos de dudosa<br />

educación.<br />

Supongamos que, de todos modos, logramos pasar dichas<br />

instancias con fuerza suficiente para intentar conversar con<br />

el resto de los presentes, aparecerá, como por generación espontánea,<br />

un nuevo problema: ¿a qué distancia deberíamos<br />

pararnos para hablarles? Nuevamente, podemos descartar<br />

rápidamente la existencia de una solución mágica ya que todo<br />

dependerá, una vez más, de dónde, quién y cómo. Si estamos<br />

en América Latina probablemente nos acerquemos para hablar<br />

con otro pero si hacemos eso con un estadounidense o un inglés<br />

no sólo nos considerará unos maleducados que “le tiramos<br />

nuestro aliento encima” si no que es muy probable que dé un<br />

paso hacia atrás tratando de recuperar la distancia perdida y<br />

seamos nosotros quienes pensemos que se trata de alguien<br />

antipático y maleducado.<br />

Otro problema será pasar a la zona del comedor y sentarnos a<br />

la mesa. Si nos encontramos en una comida formal, el bendito<br />

protocolo solucionará el problema indicándonos que todos<br />

debemos esperar a que la anfitriona (sí, de haber una mujer<br />

entre los anfitriones siempre deberá ser ella) nos invite a hacerlo.<br />

Eso sí, en tal caso mejor que ni se nos ocurra levantarnos<br />

durante la comida porque quedaríamos como unos verdaderos<br />

maleducados. Por suerte para aquellos de vejiga poco<br />

resistente, no todas las comidas son tan formales y puede que<br />

simplemente nos vayamos sentando a medida que lleguemos<br />

y podamos luego levantarnos a voluntad. Pero nada es tan<br />

sencillo como parece… ¿qué hacer cuando llegue alguien si ya<br />

estamos sentados?, ¿lo saludamos, esperamos que salude, nos<br />

paramos, nos quedamos? Para muchos de nosotros lo normal<br />

sería levantarnos para saludar al que llega pero en Japón, por<br />

ejemplo, eso sería de mala educación, incluso agresivo, y para<br />

mantener un perfil bajo y no ofender al recién llegado deberíamos<br />

quedarnos sentados esperando…<br />

Finalmente, cuando ya estemos sentados y la comida sobre la<br />

mesa podremos relajarnos y disfrutar del momento pero, ojo,<br />

no nos olvidemos de un pequeñísimo detalle: ¿quién empieza<br />

a comer? Imaginemos, por ejemplo, que una familia italiana<br />

invita a un joven chino a almorzar. Lo más probable es que, de<br />

no mediar algún tipo de aclaración, nadie empiece a comer y<br />

la situación se dilate perennemente. Los italianos esperarán<br />

que el joven chino, al ser el invitado, empiece, mientras que el<br />

joven no querrá parecer maleducado empezando antes que el<br />

comensal de más edad… otra vez, ¡perros y gatos!<br />

¿Y quién dijo que una vez que se empieza todo se vuelve más<br />

fácil? Pensemos en los ruidos mientras que comemos. A la<br />

mayoría de los argentinos nos parecerá de mala educación (y<br />

quizás en extremo irritante) que quienes comen con nosotros<br />

hagan ruido ¡y ni hablar de que alguien tenga el tupé de<br />

eructar! Sin embargo, en China lo que es considerado mala<br />

educación es no hacer ruido al tomar la sopa ya que indica que<br />

al invitado no le parece sabrosa. Además, por extraño que nos<br />

resulte, nadie considerará de mala educación que alguien eructe<br />

en lugares tan disimiles como China o Alemania.<br />

Para peor, una vez sorteadas tantas dificultades aún nos queda<br />

un problema, ¿cuándo y cómo dejar de comer? Quien sea invitado<br />

a comer en Italia tendrá a bien recordar que le ofrecerán<br />

varios platos y dejar previsoramente lugar para comer aquellos<br />

que faltan ya que, bajo ningún concepto, deberá rechazar un<br />

plato de comida. Es más, si no quiere quedar como un mal<br />

educado o hacer sentir mal al cocinero o cocinera será mejor<br />

que no deje nada en el plato. Pero cuidado si siente que no<br />

puede comer más ya que en países como China, no dejar nada<br />

en el plato indica que aún se tiene hambre y es una invitación a<br />

que le sigan sirviendo…<br />

Cuando uno, entonces, piensa todos los malentendidos que se<br />

producen en torno a un evento tan universal como comer no<br />

puede evitar pensar cuántas veces quedó como un maleducado<br />

o acusó de maleducado a alguien que simplemente tenía otra<br />

costumbre, cuántas veces no fue más que un gato almorzando<br />

con perros o un perro en una cena de gatos<br />

25


Entrevista<br />

dos<br />

Darío Grandinetti<br />

Una invitación<br />

ESPECIAL<br />

El actor volvió a las tablas, esta<br />

vez con Una relación pornográfica,<br />

con Cecilia Roth y bajo la dirección<br />

de Javier Daulte<br />

POR Pablo Bassi<br />

26<br />

Darío Grandinetti y Cecilia Roth protagonizan en el Paseo<br />

La Plaza Una relación pornográfica cuya primera cita se<br />

produce tras el aviso que ella publica en busca de sexo con un<br />

hombre, sin compromisos por fuera de ello. Una combinación<br />

de apellidos y título perfectos para despertar las fantasías del<br />

público e inducirlo a cierto voyeurismo.<br />

Esta es la primera vez que los actores trabajan juntos en teatro,<br />

aunque hace un año y medio rodaron Matrimonio, una<br />

película en cartelera inspirada en Ulises de James Joyce. Conservan<br />

de todos modos una amistad de larga data que facilita<br />

la química sobre las tablas, según nos cuenta Grandinetti.<br />

Una relación pornográfica fue escrita en los 90 por el francés<br />

Philippe Blasband y llevada al cine a fines de la década bajo<br />

la dirección del belga Frédéric Fonteyne. En 2010 adquirió<br />

una versión teatral en Madrid dirigida por el argentino<br />

Manuel González Gil, y desde hace unas semanas arribó a<br />

la avenida Corrientes a cargo de Pablo Kompel en la producción<br />

y de Javier Daulte en la dirección.<br />

Nuestro entrevistado, Grandinetti, nos habla del espectáculo<br />

y su presente laboral, detrás del que se erige la participación<br />

en cerca de cincuenta películas y series televisivas que lo han<br />

convertido en uno de los actores argentinos más prestigiosos.<br />

Entre ellas, Cien veces no debo, El lado oscuro del corazón,<br />

El oro y el barro, Los machos, Las cosas del querer, No te<br />

mueras sin decirme a dónde vas y Despabílate amor.<br />

–Cuando vio por primera vez la película Una relación<br />

pornográfica, ¿no le dieron ganas de protagonizarla?<br />

Recuerdo que me gustó mucho, que era una historia delicada<br />

con una carga erótica grande, una historia de amor fantástica,<br />

original, pero no pensé en hacerla. Recuerdo que me gustó<br />

más la obra de teatro, porque los personajes allí son más ricos<br />

–¿Qué opinión le merece la propuesta, como hombre?<br />

Me parece bien que se hable de amor. Este espectáculo<br />

muestra además a un tipo muy sensible que poco tiene que<br />

ver con el prototipo del hombre enamorado. Este es un tipo<br />

que está a flor de piel, como ella. En muchos momentos de<br />

la obra la que toma la iniciativa es ella, y eso no le quita credibilidad<br />

ni la cosa mutua de ida y vuelta. Es una de las cosas<br />

que más me gustan, además de hablar de la necesidad de que<br />

uno se atreva a la vida y al amor. La película en ese sentido<br />

es parecida: dos tipos que se aman y no terminan juntos por<br />

inseguridad, miedo, por uno, por otro, por la relación. Esa<br />

relación es una tercera cosa a la que se teme.<br />

–¿Qué balance hace de su primera vez con Cecilia en<br />

teatro? Me resulta muy fácil; siempre es así con gente que<br />

tiene talento. Nosotros además nos conocemos desde hace<br />

mucho y siempre supusimos que nos íbamos a llevar bien<br />

trabajando. Hicimos algo en televisión, en el ciclo Atreverse


de Alejandro Doria. Filmamos Matrimonio, cuando la obra<br />

en teatro no estaba planteada todavía. Confirmamos lo que<br />

pensábamos: somos los dos obsesivos, nos importa la tarea,<br />

nos importa no aburrirnos, así que intentamos hacer crecer<br />

todo el tiempo los personajes. Nos respetamos, nos reímos…<br />

–¿Le resultó laborioso interpretar picos emocionales<br />

tan intensos? No, porque los comprendimos bien. Por otro<br />

lado, el libro es extraño porque no te cuenta nada de esos<br />

tipos. Uno empieza a armarse la historia de un personaje en<br />

función de los datos que aparecen, pero acá no hay datos.<br />

No sabés cómo se llaman, a qué se dedican, cuántos años<br />

tienen, si tienen o no familia, qué hacen, en qué casa viven,<br />

nada. Entonces si no te aferrás a lo emocional, estás perdido.<br />

–¿Qué hubiese aportado desnudarse, encamarse? Te<br />

imaginarás que yo no voy a hacer teatro para ponerme en<br />

pelotas y meterme en la cama (Risas). Creo que no hubiese<br />

sumado. Javier Daulte ha encontrado una manera metafórica,<br />

poética, de mostrar eso. Es una de las cosas sobre la que<br />

más habla la gente. Nos parece mejor y más erótico.<br />

–Leí que considera a Daulte el mejor director argentino…<br />

Es el director con quien mejor trabajé en teatro.<br />

Hicimos Mineros y Baraka. Ha sabido sacar de mí ciertos<br />

comportamientos, lo que me da mucha confianza. No soy un<br />

tipo particularmente inseguro pero los actores tememos que<br />

no se entienda bien lo que hacemos, y hacemos cosas de más<br />

por ese temor. Pero con Javier creo que se entiende.<br />

–¿Se irán de gira con la obra? Vamos a ver, en principio no<br />

este año. Hasta noviembre seguro nos quedamos en Buenos<br />

Aires; en diciembre vamos a descansar y para después sí hay<br />

posibilidades en el exterior.<br />

–¿Prefiere trabajar en la Argentina o en España; el<br />

trabajo argentino o el español? Prefiero no trabajar (Risas).<br />

Hice cosas que me gustaron mucho aquí y allí y cosas<br />

que no me gustaron aquí ni allí. Estoy muy agradecido de la<br />

oportunidad que me dio España de trabajar cuando aquí estábamos<br />

muy mal. Pude atravesar ese período espantoso de la<br />

Argentina de 2000 a 2003 porque tuve trabajo en España. E<br />

hice cosas atractivas, que me gustaban. Tuve esa chance sin la<br />

que podría haber hecho cualquier cosa.<br />

–Ahora los actores españoles deben padecer lo que ustedes<br />

sufrieron aquí hace diez años… Claro. Se filma muchísimo<br />

menos, se cierran productoras, se cerró Alta Films,<br />

que tenía un circuito de cien salas donde podía verse cine<br />

latinoamericano, europeo, ese cine de arte para el que acá te<br />

daban cinco días. Como en España el teatro y gran parte de<br />

la cultura son subvencionados, cuando hay recorte empiezan<br />

por ahí, por la salud y la educación. Por otro lado, los dueños<br />

de salas se quedan con porcentajes muy altos, lo que no ayuda<br />

a campear la crisis. Porque un productor no puede jugarse<br />

a producir solo, sin subvención, asociándose a un productor<br />

ocioso que se queda con el 40% de la recaudación.<br />

–¿Qué elementos pone sobre la mesa para determinar<br />

si realiza o no una propuesta? Que me guste la historia,<br />

que sienta que me va gustar hacer ese personaje y con quién<br />

lo voy a hacer. En teatro el “con quién” es muy importante.<br />

No sólo por el actor o actriz, sino también por el director, el<br />

productor y el teatro. Porque si te va bien es mucho el tiempo<br />

de cartelera y es difícil llevarte bien tanto tiempo con alguien.<br />

En cine todo es más corto: en dos meses se termina un rodaje.<br />

Entonces podés elegir más en función de la obra. Pero<br />

bueno, también me importa.<br />

–¿Hay algún papel que le gustaría interpretar y nunca<br />

tuvo la oportunidad? Sigo teniendo ganas de hacer Cyrano<br />

de Bergerac en teatro. Sé que no voy a poder, tampoco lo intenté.<br />

Sí tengo una cosa que me va gustar hacer, que la tengo<br />

en la cabeza desde hace mucho. No vale la pena hablar aún.<br />

–Está rodando una película de Damián Szifrón, ¿no? Ya<br />

terminé. Trabajo en uno de ocho episodios, de los que participamos<br />

un montón de actores como Darín, Sbaraglia y Oscar<br />

Martínez. Son episodios que no se vinculan con los otros y<br />

tienen géneros diferentes. Ya filmé tres días y ahora me voy<br />

a Rosario a filmar una película que es la ópera prima de un<br />

director rosarino, Néstor Zapata, sobre una historia que me<br />

simpatiza: una compañía de radioteatro que en el 55, con la<br />

Revolución Libertadora, comienza a ser censurada.<br />

–¿Cuáles son sus aspiraciones profesionales, después<br />

de tantos años de trayectoria? Dejar de laburar (Risas)<br />

27


era<br />

VIDRIERA<br />

vidriera vidriera vidriera<br />

El músico español Melendi<br />

firmó Lágrimas desordenadas,<br />

su último CD, en El Ateneo<br />

Florida 340<br />

La cantante cubana Isabella<br />

Castillo, protagonista de la<br />

serie Grachi, firmó Soñar no<br />

cuesta nada, su primer CD<br />

solista, en Yenny Unicenter<br />

El grupo Italiano Il Volo estuvo<br />

con sus fans en El Ateneo<br />

Florida 340 para presentar<br />

Más que amor, su última<br />

producción discográfica<br />

La banda mexicana EME15<br />

autografió su disco homónimo<br />

en Yenny Unicenter<br />

29<br />

El escritor español<br />

Arturo Pérez-Reverte firmó<br />

ejemplares de El tango de la<br />

Guardia Vieja en El Ateneo<br />

Grand Splendid<br />

Marcos Mundstock, Jorge<br />

Maronna, Carlos Núñez Cortés,<br />

Daniel Rabinovich y Carlos<br />

López Puccio estuvieron en El<br />

Ateneo Grand Splendid para<br />

presentar el libro Les Luthiers.<br />

Las fotos de Gerardo Horovitz


Entrevista<br />

tres<br />

Stefano Benni<br />

Del fútbol a la<br />

literatura sin escalas<br />

POR Felipe von Hartz<br />

3o<br />

Existe una tradición en la literatura italiana que proviene de<br />

la Commedia dell’Arte, donde todo confluye hacia la exageración:<br />

en un mismo movimiento, se conjugan el llanto y<br />

la risa, el odio y el amor, el silencio y el grito. Algo de todo<br />

eso se resume en Stefano Benni (Bolonia, 1947), hombre<br />

de cabellos blancos y electricidad en la mirada –también en<br />

su lengua– destacado como uno de los más notables autores<br />

peninsulares contemporáneos. La mayor parte de su obra<br />

está traducida a una veintena de idiomas, y su última novela,<br />

Saltatempo, encabeza la lista de ventas en Italia. Así ha sido<br />

desde la publicación de ¡Terra! (1986) su primera novela. Su<br />

estilo irónico, incisivo, ácido por momentos, le hicieron ganar<br />

un prestigio por el que a menudo se lo compara con autores<br />

de la talla de Mark Twain o Samuel Beckett y también con<br />

artistas como Woody Allen, Totó, Buster Keaton y los hermanos<br />

Marx. No obstante, Benni confiesa que en su juventud<br />

ni se le cruzaba soñar con ser escritor, sino con triunfar como<br />

futbolista en el Bologna y llegar a vestir la casaca azzurra de<br />

su seleccionado. “Lamentablemente, una lesión en la rodilla<br />

me truncó el sueño. De esa etapa recuerdo largos períodos<br />

tediosos en los que vagaba por las calles como un sonámbulo,<br />

sin ningún estímulo, hasta que finalmente me dirigía a una<br />

biblioteca, no tanto para buscar respuestas como para conquistar<br />

un poco de serenidad y consuelo. La lectura me ha dado<br />

tanto, los libros han sido tan fundamentales en mi vida, que mi<br />

mayor sueño pasó a ser devolver algo de esto a los otros. Ese<br />

quiero que sea mi legado: que un joven se sienta volcado a la<br />

escritura aunque más no sea por una frase que yo haya escrito.<br />

No hay nada más maravilloso. Es mucho lo que yo he recibido<br />

y hoy tengo la posibilidad de restituir algo de todo eso.”<br />

–Lleva más de treinta años escribiendo. ¿Siente que<br />

ha cambiado algo de sus comienzos a la actualidad? Sí,<br />

fundamentalmente la responsabilidad que siento ante la narración,<br />

el hecho de contar. Si antes me sentía más tranquilo<br />

y tardaba un día en escribir una página ahora, que tengo más<br />

lectores y más gente que me escucha, tardo unos diez. Me<br />

parece que si la escritura es una orquesta, quizás hoy puedo<br />

tocar algún instrumento más.<br />

–Ha escrito un ensayo sobre la imaginación y sus leyes.<br />

¿Qué lo motivó a ello? Hace algunos años, junto a Grazia<br />

Chetti, una querida amiga que por desgracia falleció, nos<br />

preguntábamos por qué la mayoría de las veces el tema de la<br />

literatura era enfocado por críticos y profesores más hacia el<br />

terreno del estilo, la semiótica, el significado, etc., y no sobre<br />

las cosas que inspiran al escritor, sus pasiones y las cosas que lo<br />

han formado como persona. Se busca demasiado lo que hace<br />

a un escritor igual a otro y muy poco lo que lo hace diferente.<br />

Una crítica referencial es estúpida porque se basa en que un<br />

escritor tiene influencia de otro, o escribe bien o mal con relación<br />

a otro, lo cual es una tontería. La labor de criticar o enseñar<br />

debe basarse en los elementos internos y en la vitalidad de<br />

esos elementos, porque ya sabemos que todos los pantalones


del mundo están hechos para quien tiene dos piernas.<br />

–En esa misma obra advierte sobre los riesgos de perder<br />

la capacidad de imaginar... Empecé a pensar en eso<br />

al encontrarme en todas partes con gente que aseguraba no<br />

tener imaginación y que por ello admiraban mis novelas. Lo<br />

peor es que aceptaban haber perdido la fantasía sin preocuparse<br />

por ello, y yo les respondía que era imposible no tener<br />

fantasía e imaginación y que más bien ellos habían renunciado<br />

a tenerla y la habían dejado en manos de otros, lo cual era<br />

tan peligroso como vender el alma al diablo. Les conté que<br />

cuando había ido a los campamentos de desplazados en Ruanda<br />

vi cómo los niños, en esas condiciones tan difíciles, inventaban<br />

con lo poco que tenían a mano sus propios juegos y con<br />

eso trataban de sobrellevar aquella situación tan extrema.<br />

–Es un férreo enemigo de la televisión. ¿Cree que es<br />

uno de los factores que influyen en esa pérdida de la<br />

imaginación? Sin dudas, la televisión la ha asesinado, pero<br />

la imaginación resiste a través de los libros, del teatro… No<br />

obstante, debo aclarar algo: no tengo nada contra la televisión<br />

como medio, sí estoy muy en contra de la televisión italiana<br />

de los últimos treinta años. No estoy contra la televisión inglesa<br />

y no conozco a la televisión argentina. Ante lo que me manifiesto<br />

decididamente es contra la televisión utilizada como<br />

método de propaganda, como simplificación de la inteligencia,<br />

el fomento del desprecio por la cultura y la creatividad.<br />

La televisión puede ser una herramienta magnífica como difusora<br />

de ideas, y si se dedicara a eso yo la amaría sin límites,<br />

pero tal como se ha expresado en las últimas décadas, debo<br />

decir que la televisión italiana ha envenenado la inteligencia<br />

de los espectadores al ser un mero artefacto propagandístico<br />

de la política de Berlusconi, alguien que por naturaleza está<br />

no sólo peleado sino definitivamente divorciado de todo lo<br />

que tenga que ver con la inteligencia.<br />

–¿Se siente libre de expresarse hoy en Italia? Sí, aunque<br />

debo luchar mucho para encontrar espacios de libertad. He<br />

aprendido que se tienen que hacer algunas cosas y renunciar<br />

a otras, como por ejemplo rechazar cierto tipo de corrupción<br />

que continuamente practica la industria mediática. Es obvio<br />

que si aceptara trabajar para la editorial Mondadori (propiedad<br />

de una de las hijas de Berlusconi) o ir a la tele sería<br />

menos libre, pero por fortuna aún existen espacios en los que<br />

uno todavía puede sentirse libre.<br />

–¿Cómo pudo dar con esos espacios? Tuve suerte: comencé<br />

a trabajar en una época en la que las editoriales aún no<br />

estaban dominadas por la televisión. Se reconocía el talento,<br />

bastaba con que una o dos personas en una editorial lo vieran<br />

y no tenías a cien personajes televisivos que pasaban delante<br />

tuyo. Se publicaban menos libros y las editoriales eran diferentes,<br />

en el sentido de que buscaban escritores y no famosos<br />

que escribieran libros. Si ahora un joven escritor quiere publicar<br />

tiene por delante por lo menos a veinte imbéciles de la<br />

tele que escriben<br />

31


Semblanza<br />

La alucinante<br />

PESQUISA<br />

A diez años de su fallecimiento,<br />

la autora recorre la obra del<br />

gran escritor chileno, ROBERTO BOLAÑO<br />

POR Silvia Hopenhayn<br />

32<br />

La biografía de un escritor no es más que el resquicio de su<br />

obra. Un álbum de figuritas mal recortadas (o una marmita de<br />

monstruos en potencia) que cobran vida en otra parte. Para<br />

comenzar a contar la vida de Roberto Bolaño –y su consecuente<br />

ficción– habría que partir de la figurita más preciada,<br />

la que lo salvó de la muerte; aquella que le quitó las rayas y lo<br />

dejó vallando ¡libremente! en la hoja en blanco: el detective.<br />

Sí, señores del jurado –como diría Humbert Humbert, el protagonista,<br />

y asesino de Lolita, la inacabable novela de Vladimir<br />

Nabokov que apela al jurado cada vez que pretende verificar<br />

la ficción–, a veces un personaje nace de una salvación.<br />

Roberto Bolaño nació en 1953, en Chile. Hijo de un camionero<br />

y boxeador, León Bolaño, y una profesora, Victoria<br />

Ávalos, el camino siempre se convirtió en un lugar de enseñanzas.<br />

De todo tipo claro. Una especie de trazado de derivas.<br />

Su propia infancia estuvo marcada por cambios de ruta:<br />

Valparaíso, Viña del Mar; sus primeros estudios en Quilpué y<br />

Cauquenes; varios años en Los Ángeles (provincia de Biobío,<br />

o sea dos veces bio…justamente para un escritor que se jugará<br />

la vida superponiendo falsas biografías). En Quilpué realizó<br />

su primer trabajo a los diez años de edad: boletero. Marcaba<br />

hábilmente un trayecto, el de la línea de autobuses que iba de<br />

Quilpué a Valparaíso.<br />

Escribir se le impuso para juntar los puntos. A los quince<br />

años ya estaba en México, donde sus padres quisieron probar<br />

suerte, y él también: se hizo trotskista. El fracaso se impondría<br />

como ficción redentora. No hay ideología en ninguna<br />

literatura que se precie. El idealista no encuentra más que la<br />

condena de su propia búsqueda. Por eso, los personajes de<br />

Bolaño suelen ser fanáticos de lo inhallable. Y sus libros, una<br />

alucinante pesquisa.


Sigamos un rato en el tablero de su vida, ya que hay casillas<br />

fundamentales para comprender su acelerado movimiento.<br />

La llegada a México, con quince años, fue en 1968. En el<br />

momento en que el movimiento estudiantil culminó en la<br />

invasión del ejército a la Ciudad Universitaria de la UNAM<br />

y al Casco de Santo Tomás, que luego devino en la Matanza<br />

de Tlatelolco, uno de los hechos más cruentos del siglo XX en<br />

México. Estos acontecimientos aparecerán en su novela Amuleto,<br />

de 1999, protagonizada por su genial personaje, Auxilia<br />

Lacouture, ya prefigurado en Los detectives salvajes, publicado<br />

el año anterior. Tanta humanidad en ebullición, desvelos,<br />

injurias, injusticias, lo motivaron para abandonar el colegio<br />

secundario y dedicarse de lleno a revisar libros en la Biblioteca<br />

Pública del DF. En aquella época, Bolaño devoraba<br />

policiales, alternándolos con clásicos como Horacio u Ovidio,<br />

y luego incorporaría a los escritores de la generación beat, tan<br />

afines al camino (el real y el de las drogas), como Kerouac<br />

o Burroughs. Policiales, clásicos y beats, una combinación<br />

sublime para que fermente su propio estilo.<br />

En 1973 quiso volver a Chile para apoyar el proceso de reformas<br />

socialistas de Salvador Allende. Fue un regreso de<br />

varias paradas –y patadas–. Primero en ómnibus, luego a<br />

dedo, y finalmente en barco. Llegó justo a tiempo, cuando el<br />

tiempo se terminaba: unos días antes del golpe de Estado del<br />

11 de septiembre. Es aquí donde su amigo detective juega<br />

un papel crucial. El detective que le salvó la vida y luego se<br />

incorporó en su ficción. Bolaño fue capturado en noviembre,<br />

mientras viajaba en ómnibus rumbo a Concepción, y un antiguo<br />

amigo de estudios en Cauquenes, que debía custodiarlo,<br />

lo liberó a los ocho días. A partir de esta experiencia, Bolaño<br />

escribió “Detectives”, incluido en su libro de cuentos Llamadas<br />

telefónicas (1997). En ese relato nace su álter ego literario<br />

y compañero de ruta de sus novelas, Arturo Belano.<br />

Otro casillero crucial en su vida: después de este episodio<br />

Bolaño se fue de Chile (del real; el otro, el de adentro, como<br />

el Dublín de Joyce, no hizo más que proliferar). Tardará veinticinco<br />

años en volver.<br />

En el camino combinó lecturas con arduas vivencias. Primero<br />

fue a El Salvador, donde conoció al poeta Roque Dalton<br />

y ya de regreso en México, entabló amistad con quienes se<br />

convertirían en personajes de Los detectives salvajes: el poeta<br />

Mario Santiago Papasquiaro (Ulises Lima en la ficción) y el<br />

chileno Bruno Montané (Felipe Müller). Junto a ellos fundó<br />

el movimiento “infrarrealista”, que en esta misma novela,<br />

pasó a llamarse “realismo visceral”, de algún modo, oponiéndose<br />

al realismo mágico, y sobre todo a la poesía mexicana del<br />

establishment, liderada por Octavio Paz.<br />

Por amor y otras sacudidas, Bolaño partió a España, nuevo<br />

casillero del juego peligroso de su existencia, ya a esta altura,<br />

plano inclinado de su enfermedad. Allí practicó todo tipo<br />

de oficios, como si la literatura no alcanzara para ejercitar la<br />

vida, y el “realismo visceral” realmente debiera proceder de la<br />

experiencia. Fue lavaplatos, trabajó en hoteles, en la recolección<br />

de basura, vigilante nocturno en un camping, vendimiador<br />

en verano, etc. Recién en la década del ochenta, Bolaño<br />

empieza a vivir de lo escrito. Gana premios municipales hasta<br />

que le llega el reconocimiento: en 1998, recibe el Premio Herralde<br />

de Novela por Los detectives salvajes, y al año siguiente,<br />

se agrega el prestigioso Rómulo Gallegos. Con este libro,<br />

además, se convierte en puntal de la literatura más álgida y<br />

preconizadora de América Latina. Así como Bolaño dejó colar<br />

en su obra a sus amigos –¡y enemigos!–, escritores e intelectuales<br />

de la época, también sus contemporáneos le rindieron<br />

homenaje a través de sus ficciones, como Javier Cercas, en<br />

Soldados de Salamina, donde aparece Bolaño como figura<br />

estimulante, o Jorge Volpi en su libro El fin de la locura.<br />

Muerte y consagración<br />

La vida le cerró la puerta despacio y chirriando. Por una insuficiencia<br />

hepática no alcanzó a terminar su magnánima novela<br />

2666. Igualmente le dejó instrucciones a Ignacio Echeverría<br />

para su publicación póstuma, que figuran en la nota a la<br />

primera edición. Allí Echeverría cuenta que la escritura de<br />

2666 (más de mil páginas) ocupó a Bolaño los últimos años de<br />

su vida, pero la concepción y el diseño de la novela son muy<br />

anteriores. El título mismo aparece en Amuleto, cuando se<br />

hace referencia a la colonia Guerrero, en Ciudad de México,<br />

adonde supuestamente vive el llamado “Rey de los Putos”;<br />

una ciudad que parece “un cementerio de 2666, un cementerio<br />

olvidado debajo de un párpado muerto o nonato, las acuosidades<br />

desapasionadas de un ojo que por querer olvidar algo<br />

ha terminado por olvidarlo todo.”<br />

Es una novela incisiva y genial, llena de recovecos culturales y<br />

pistas venenosas –como en El nombre de la rosa, de Umberto<br />

Eco, pero con más hacinamiento de cadáveres y un ejercicio<br />

de la subjetividad llevado al extremo–. Bolaño había planificado<br />

que cinco novelas compusieran la totalidad de la obra, por<br />

eso la publicación contiene cinco partes bien definidas: “La<br />

parte de los críticos”, donde se presentan a los cuatro protagonistas,<br />

Jean-Claude Pelletier (francés), Piero Morini (italiano),<br />

Manuel Espinosa (español) y Liz Norton (inglesa), una<br />

especie de vodevil intelectual –mezcla de lenguas y maneras,<br />

como los testigos que inventa Edgar Allan Poe en “Los crímenes<br />

de la calle Morgue”–. Luego sigue “La parte de Amalfitano”<br />

(una especie de regodeo de muertos vivos), “La parte<br />

de Fate”, “La parte de los crímenes” (cientos de cadáveres de<br />

mujeres asesinadas) y “La parte de Archimboldi”. Este último<br />

personaje es precisamente el enigmático escritor alemán de<br />

cuya obra los cuatro profesores están fascinados.<br />

Cada novela de Bolaño es un buque que se interna en el<br />

océano de la literatura y siempre descubre nuevos mundos y<br />

modos de contar, recaudando personajes insólitos, deshechos<br />

tiernos y abominables de la cultura de todos los tiempos<br />

Información sobre homenajes: ver página 6.<br />

33


Entrevista<br />

cuatro<br />

Javier Cercas<br />

“Tengo TOC profesional”<br />

34<br />

Dice que si no escribiera sería una persona peligrosa, un psicópata.<br />

A los 15 Borges lo asustó, y pensó que jamás lo intentaría. Hoy es considerado uno de<br />

los mejores escritores de habla hispana<br />

POR Lucila Rolón<br />

A las nueve de una noche extrañamente lluviosa de Buenos<br />

Aires, el español Javier Cercas mueve suavemente en círculos<br />

su copa y elogia dos cosas definitivamente argentinas:<br />

el malbec que está bebiendo y a Adolfo Bioy Casares. Vino<br />

a presentar su novela Las leyes de la frontera en la cual los<br />

personajes son adolescentes, y a participar de la Feria Internacional<br />

del Libro de Buenos Aires. Doctorado en filosofía,<br />

dice que jamás pensó que finalmente sería escritor. Borges lo<br />

asustó a los 15 años. Pero junto a otros narradores latinoamericanos<br />

le dio el empujón necesario para intentarlo: “Malos<br />

los libros que no te cambian la manera de ver el mundo y malos<br />

los libros que no te cambian la manera de ver la novela”.<br />

Cercas es considerado un escritor brillante, el último hombre<br />

que reinventó la novela en castellano. Está convencido de<br />

que la novela es un descubrimiento extraordinario, “la caída<br />

de los dogmas”. Dice que lo único que hace es ir tras una<br />

pregunta que no tiene respuesta. Que así llegó a escribir el<br />

libro que lo trae por estas tierras. Y que, esta vez, la pregunta<br />

fue profundamente personal.<br />

–¿Qué cuestión personal esconde este libro? Antes escribía<br />

libros muy del presente. Desde Soldado de Salamina cambio,<br />

allí aparece el pasado como una dimensión del presente.<br />

No es algo que esté lejos si no que tiene que ver con nosotros.<br />

El pasado no ha pasado nunca. Algo que también hacía Bioy.<br />

Me siento un escritor no español si no en español, que es<br />

muy distinto. Felizmente, pertenezco a una generación para


Dossier<br />

literatura<br />

Charles Dickens<br />

En tiempos difíciles<br />

POR Nancy Giampaolo<br />

o1<br />

“Además de su genial dominio de la lengua inglesa y de un alto componente de información<br />

histórica, Dickens usa los recursos más simples y directos: busca y encuentra la identificación<br />

del lector con sus personajes, a los que obliga a pasar por muchas fascinantes peripecias. Parece<br />

fácil, muchos lo intentaron, él lo hace maravillosamente” reflexiona la escritora, Ana María<br />

Shua, a propósito de uno de los escritores ingleses más importantes de la historia. Charles<br />

Dickens nació el 7 de febrero de 1812, en el distrito de Landport, perteneciente a la ciudad<br />

de Portsmouth. Sus padres eran de John Dickens oficinista del puerto de Portsmouth, y Elizabeth<br />

Barrow. Cuando cumplió dos años, la familia se trasladó a Londres, Somerset House,<br />

en el número diez de Norfolk Street y, a los cinco, a Chatham, en Kent. Se cuenta que sus padres<br />

coincidían en la afición por el derroche y no tenían medios suficientes para educarlo, de<br />

modo que no recibió estudios formales hasta los nueve años, llegando a ser criticado de adulto


o2<br />

por su iniciación autodidacta. Su primera escuela fue en Rome Lane y también tomó clases en<br />

la escuela de William Gile, un graduado en Oxford. Se dice que amaba leer novelas picarescas<br />

como Las aventuras de Roderick Random y Las aventuras de Peregrine Pickle de Tobias<br />

Smollet, y Tom Jones de Henry Fielding. Por supuesto, también leía devotamente novelas<br />

de aventuras como Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha. Adorado, famosísimo, influyente<br />

y también ocasionalmente tildado de sentimentaloide, aburrido y antisemita, Dickens<br />

fue por cierto un hombre que sacó partido artístico de sus penurias de infancia.<br />

“En 1812 nació el que sería uno de los grandes inspiradores literarios de mi infancia y mi<br />

juventud, Charles Dickens. Él y sus hermanos sufrieron las penurias a la que los condenaba<br />

el padre, un dependiente de la Oficina Naval de Pagos que desatendía a su numerosa descendencia<br />

mientras se prodigaba hacia afuera. Si bien no provengo de una familia marcada por la<br />

pobreza como la del niño que a los 12 años entró a trabajar en una fábrica por un sueldo miserable,<br />

escuché, leí, miré y aprendí desde pequeña que el hambre talla la personalidad más<br />

que la abundancia” explica la escritora Silvia Plager, enfatizando la idea de trasformar una<br />

experiencia desgraciada en obra de arte, y dejando ver la influencia que el autor tiene en sus<br />

lectores, gracias a la capacidad de generar identificación.<br />

Para 1823, Charles vivía con su familia en Londres, en el número 16 de Bayham Street,<br />

Camden Town, uno de los suburbios más pobres de aquel momento. Habló de sí mismo como<br />

“un niño muy pequeño y no especialmente cuidado”. “Acababa de cumplir 12 años cuando,<br />

el lunes 9 de febrero de 1824, empezó a trabajar en la fábrica de betún Warren, en el número<br />

30 de Hungerford Stairs (…). Fue el acontecimiento más importante de la vida de Charles<br />

Dickens”, explica el escritor Peter Ackroyd, en su biografía del novelista, El observador solitario.<br />

“Es algo que siempre tuvo presente. Creo que gran parte de su energía creadora nace<br />

en esa infancia y su visión del mundo se forja en aquellos momentos. (…) En el clásico ensayo<br />

de 1940, Dickens, The Two Scrooge, Edmund Wilson apuntaba también que aquel período<br />

de trabajo infantil, con su padre encarcelado a causa de las deudas, fue crucial en la formación<br />

literaria y humana del escritor.”<br />

La vida de Dickens se hizo muy difícil especialmente cuando su padre fue denunciado por no<br />

saldar sus deudas y encarcelado en la prisión destinada a deudores morosos de Marshalsea.<br />

Por insólito que parezca, la mayor parte de la familia se trasladó a vivir con John a la cárcel,<br />

posibilidad establecida entonces por la ley que permitía a la familia del preso compartir su<br />

celda. Charles fue acogido en una casa de Little College Street, y reservaba los domingos para<br />

visitar a su padre en la prisión. Como apuntan sus biógrafos, en esa época comienza su vida laboral,<br />

con jornadas de diez horas en Warren’s Boot-Blacking Factory, la fábrica de betún para<br />

calzado, ubicada cerca de la actual estación ferroviaria Charing Cross de Londres. Con los<br />

pocos chelines semanales tenía que pagar su hospedaje y ayudar a la familia que, al cabo de un<br />

tiempo, dejó la prisión de Marshalsea. La muerte de la abuela materna de Dickens les deparó<br />

una herencia de 250 libras. El escritor nunca olvidaría la necedad de su madre al instarlo a<br />

seguir trabajando en la fábrica, a pesar de aquel golpe de suerte. Continuar esa clase de trabajo<br />

hizo, sin embargo, que más tarde se dedicara en sus libros a recrear las crueles condiciones<br />

Izq.: Casa natal de Charles<br />

Dickens en Portsmouth.<br />

Der.: Placa recordatoria en un<br />

muro de la prisión de Marshalsea<br />

donde se consigna que allí<br />

compareció una pena por deudas<br />

el padre de Charles y que, basado<br />

en esa experiencia, el escritor<br />

escribiría Pequeña Dorrit.


Izq.: Retrato del joven Dickens<br />

(Museo de Londres).<br />

Centro: Dickens en su madurez,<br />

en su estudio.<br />

Der.: Cubierta de original de<br />

Los papeles póstumos del Club<br />

Pickwick, autografiada por<br />

Dickens. Fue la primera novela<br />

publicada por el escritor británico<br />

(1837).<br />

bajo las cuales vivía la clase obrera inglesa de la época. “Todo mi ser se sentía tan imbuido de<br />

pesar y humillación al pensar en lo que había perdido que incluso ahora, famoso, satisfecho<br />

y contento, en mis ensoñaciones, cuando rememoro con tristeza aquella época de mi vida,<br />

muchas veces me olvido de que tengo una mujer y unos hijos, incluso de que soy un hombre”,<br />

le confesó el escritor a su amigo John Forster, autor de la primera biografía del escritor, The<br />

live of Charles Dickens. Forster también señaló que el germen de David Copperfield surgió<br />

entre tarros de betún en aquellos talleres junto al Támesis.<br />

En febrero de 2012 se celebraron los doscientos años de su nacimiento con exposiciones, nuevas<br />

versiones en cine y televisión de sus libros, biografías, ensayos, charlas y representaciones.<br />

Waterstone’s de Bloomsbury, una de las librerías más grandes de Londres, se pobló de títulos<br />

sobre el autor, algunos novedosos como Charles Dickens in Cyberspace, de Jay Clayton, y<br />

otros de tinte político como La situación de la clase obrera en Inglaterra, de Friedrich Engels.<br />

La gran variedad de lugares para abordar su obra lo transforman en un autor universal,<br />

hecho que convive con su estilo teñido de experiencias personales. La reivindicación de los<br />

trabajadores hecha por Dickens en sus ficciones fue destacada más allá del ámbito literario,<br />

como cuando Karl Marx escribió “había proclamado más verdades de calado social y político<br />

que todos los discursos de profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”.<br />

Pero no sólo las connotaciones políticas en la obra del autor de Oliver Twist son las que más<br />

frecuentemente se destacan, ya que la empatía que es capaz de promover en el lector parece<br />

ser fuera de lo común. En este sentido, César Aira relató en una entrevista concedida al diario<br />

chileno El Mercurio en 2006: “Mi personaje favorito siempre es el autor... pero ahora que<br />

lo pienso, veo que hay una excepción y es Dickens. Con él es imposible no volver a ser el lector<br />

adolescente que se lo cree todo, que convive con los personajes, se preocupa por su suerte<br />

y en la última página se despide de ellos con un desgarramiento. Hay algo mágico en Dickens.<br />

En sus novelas, siempre superpobladas, hay miles de personajes, y aunque aparezcan apenas<br />

durante cinco líneas, todos tienen vida y son memorables”.<br />

Así como Aira lo aparta del conjunto total de los escritores, Plager asegura haberlo leído<br />

uniendo la ficción con su propia realidad: “La promiscua lucha de los inmigrantes en el barrio<br />

de Once que conocí en el que gallegos, árabes, tanos y rusitos, competían para arribar al olvido<br />

de guerras, hambrunas y discriminaciones, si bien no poseía la oscura raíz de la Inglaterra<br />

de comienzos del siglo XIX propiciaba asociaciones funestas que no podía dejar de hacer<br />

mientras leía y releía David Copperfield. Hondas callejuelas que contrastaban con las puras<br />

alturas de los salones a los que aspiraba David”.<br />

Los personajes memorables, las tramas atrapantes y la sensibilidad social y política tan ponderadas<br />

en la obra de de Dickens han cruzado las fronteras del formato literario y las temporales,<br />

como en caso de otros autores victorianos como Robert Louis Stevenson. Ackroyd señala<br />

que “durante años y años sus novelas han sido llevadas al cine de manera sostenida a otros<br />

formatos como el cine y se han rodado series de televisión de todo tipo” en tanto Alex Werner,<br />

autor del libro Dickens’s victorian London, asegura que el fenómeno Dickens “está en<br />

todos los ámbitos de la cultura británica, sin excepción”.<br />

o3


o4<br />

Sin embargo, las mismas cuestiones que la mayor parte de lectores resaltan como valiosas<br />

también son criticadas: “Si algo me gusta del anglosajón es la práctica cordial y humanitaria<br />

del cinismo; ese cinismo afable que campea en las relaciones de amistad, donde aceptamos<br />

los horribles defectos de nuestros seres queridos a cambio de que ellos acepten los nuestros;<br />

ese recreo, en fin, de los valores morales absolutos. Un Stevenson, por ejemplo, te explica<br />

que todos somos Jeckyll y Hyde, o que parte de la maduración personal es que un pirata cojo<br />

te enseñe las miserias del mundo. Ese es el Londres victoriano que me gusta: el Londres de<br />

caballeros de galera que se entregan hipócritamente a los vicios más inmundos, de calles adoquinadas<br />

donde prostitutas desdentadas y gordas cantan en las tabernas, y eventualmente son<br />

asesinadas por caballeros victorianos enloquecidos por la sífilis –apunta con lengua filosa el<br />

historietista Esteban Podetti–. No me gusta, en cambio, el Londres victoriano de denuncia<br />

social y buenos sentimientos de Dickens. No he venido hasta aquí, hasta un libro para que me<br />

enseñen que hay que ser bueno y generoso con los desafortunados, para que pretendan conmoverme<br />

con el desgraciado destino de niñitos abandonados, rengos y hambrientos.”<br />

Para la escritora y dramaturga infantil Adela Basch, en cambio, la cruda temática de Dickens<br />

fue una especie de despertar: “Yo era algo más que una niña y algo menos que una adolescente<br />

cuando leí los primeros libros de Charles Dickens. Y en ese momento, en el que era<br />

bastante más sabia que ahora, pero contaba con menos experiencia, tuve esta sensación: ‘por<br />

fin conozco el mundo real’. Dickens me hizo pensar, por un lado, que hasta ese momento yo<br />

había vivido en una burbuja en la que se prohibía la entrada a la mayoría de las miserias humanas,<br />

sobre todo a las mezquindades del alma. Y, por el otro, que la literatura era un medio<br />

indispensable para conocer el mundo en que vivimos. Respecto de esto último, aunque han<br />

pasado unos cuantos años, sigo pensando lo mismo”.<br />

Antes de suscitar amores y antipatías entre los lectores, cuando sólo era un joven que pretendía<br />

salir de la pobreza, Dickens siguió trabajando en empleos que le permitían sobrevivir e<br />

ir metiéndose cada vez con más tiempo en la escritura. En 1827, fue pasante en el bufete de<br />

los procuradores Ellis & Blackmore y taquígrafo judicial. Paralelamente empezó a colaborar<br />

con notas en el Doctor’s Commons y posteriormente ingresó como cronista parlamentario en<br />

el diario True Sun. Por esta época también se interesó por la escena teatral londinense, apuntándose<br />

a clases de actuación que no rindieron frutos si no muchos años después cuando, ya<br />

consagrado dentro de la literatura, interpretó a algunos de sus personajes de ficción. Al principio,<br />

con más de cuarenta años, sorprendió a familia y amigos en reuniones hogareñas, o en el<br />

club, pero sus dotes actorales se difundieron entre sus miles de lectores y resolvió presentarse<br />

en escena como profesional. Algunos de sus amigos lo desaprobaron, porque actuar en público<br />

no era propio de un caballero. Pero él no prestó ninguna atención a las críticas, ni a las<br />

agoreras opiniones sobre cuántas páginas valiosas de su prosa quedarían sin escribir. Dickens<br />

era un escritor que hacía a un lado la escritura para recitar, actuar e ir de gira. Separado de su<br />

mujer, Catherine Hogarth, con quien tuvo diez hijos (llamados Charles, Mary, Kate, Walter,<br />

Francis Jeffrey, Alfred, Sydney, Henry, Dora Annie y Edward) y enamorado de una<br />

actriz, Ellen Termnan, se dedicó a la nueva tarea con el mismo entusiasmo con el que antes<br />

Izq.: Catherine Hogart Dickens,<br />

su esposa, con la que tuvo diez<br />

hijos y de quien se separó en<br />

1858.<br />

Centro: Charles con dos de sus<br />

hijas.<br />

Der.: Retrato de Ellen Termnan,<br />

la actriz que se convirtió en su<br />

mujer luego de que se separara<br />

de Catherine.


Izq. y centro: Se decía que<br />

Dickens le daba suma<br />

importancia a las ilustraciones<br />

que acompañaban sus libros.<br />

Der.: Escena del film David<br />

Copperfield, de George Cukor<br />

(1935).<br />

escribía. Además de dirigir un diario semanal, All the Year Round, las lecturas públicas de sus<br />

propios textos se convirtieron en su principal ocupación. En el libro, Charles Dickens and his<br />

Performing Selves, de Malcolm Andrews dedicado al tema se consigna que una sola lectura<br />

le llevaba varios meses de preparativos y cientos de ensayos. Su especialidad era lo patético<br />

y se dice que al verlo representar el asesinato de Nancy, en Oliver Twist, las espectadoras se<br />

desmayaban y los espectadores pedían a gritos por la venganza. Entre 1867 y 1868, Dickens<br />

recorrió los Estados Unidos con sus lecturas dramatizadas. El éxito fue enorme. En Nueva<br />

York, el público hacía fila noches enteras bajo la nieve para sacar entradas. El lugar en donde<br />

se presentaba tenía espacio para 2.500 espectadores, y muchos quedaban afuera. En una sola<br />

noche se recaudaron 16.000 dólares, una fortuna para la época.<br />

Pero mucho antes de ser aclamado en sus presentaciones en vivo, a mediados de la década de<br />

1830, fue periodista político para Morning Chronicle y viajó por Inglaterra cubriendo campañas<br />

electorales. En 1836 sus artículos en forma de esbozos literarios, que habían ido apareciendo<br />

en distintas publicaciones desde 1833, se publicaron formando el primer volumen<br />

de Sketches by Boz y se publicaron las primeras entregas de Los papeles póstumos del club<br />

Pickwick. También en 1836 se casó con Catherine y se instaló con ella en Bloomsbury.<br />

La archifamosa novela Oliver Twist se editó en varias entregas entre 1837 y 1838 y se dice que<br />

es un relato auténticamente autobiográfico. Fue seguida por Nicholas Nickleby y La tienda<br />

de antigüedades, donde se habla de los padecimientos de la pequeña Nelly, con pasajes inspirados<br />

en el reciente fallecimiento de su cuñada Mary Hogarth, de 17 años, a quien el autor<br />

adoraba. En 1841 fue nombrado hijo adoptivo por la ciudad de Edimburgo y luego viajó a Estados<br />

Unidos con su esposa, hecho que describió brevemente en Notas de viaje americanas y<br />

que sirvió también como base de alguno de los episodios de Martin Chuzzlewit. Poco después<br />

empezó a mostrar interés en el unitarismo cristiano, aunque sería nominalmente anglicano<br />

durante el resto de su vida. Con la publicación de Cuento de Navidad en 1843, Dickens se<br />

consagró internacionalmente sin vuelta atrás. Popularmente catalogado como un novelista<br />

social, no omitió lo fantástico en su obra. En este sentido, el escritor Pablo De Santis ilustra:<br />

“Aunque lo central en la obra de Dickens son sus grandes novelas realistas como David Copperfield,<br />

Oliver Twist, y Los papeles póstumos del Club Pickwick, no dejó de lado el género<br />

fantástico. Su Cuento de Navidad es una de sus obras más populares y aún quien no lo haya<br />

leído habrá visto alguna de las numerosas películas que retrataron al avaro Scrooge, desde los<br />

tiempos del cine mudo hasta la versión de Robert Zemeckis. Esta fábula navideña tiene en<br />

su centro al viejo Ebenezer Scrooge, amargado comerciante que descree de la Navidad y de<br />

la compañía de los semejantes. Pero en vísperas de Nochebuena recibe en su casa a su socio<br />

Marley, muerto siete años antes. Marley no lo visita por simple cortesía, sino para anunciarle<br />

que a distintas horas vendrán a verlo el fantasma de las navidades pasadas, el de las presentes<br />

y el de las futuras. Claro que estos no son fantasmas que vayan a asustar al lector. Sabemos<br />

que son presencias edificantes, destinadas a salvar a Scrooge de la perdición. Luego de asomarse<br />

a su propia niñez solitaria y a su juventud de pasiones perdidas, Scrooge vive la experiencia<br />

de pasar frente a sus semejantes como un hombre invisible, oyendo lo que los otros<br />

o5


o6<br />

piensan de él y que jamás dicen en su presencia. Así se entera de que es emblema de la avaricia,<br />

la desgracia y el frío. Es uno de los problemas de la invisibilidad: se termina por saber la<br />

verdad. Esta es tal vez la idea más terrorífica de Dickens: no sabremos nunca lo que los demás<br />

piensan realmente de nosotros”.<br />

Para la novela Dombey and Son, publicada como era costumbre por entregas que se sucedieron<br />

entre 18<strong>46</strong> y 1848, se cuenta que hubo un cambio en el método de trabajo de Dickens,<br />

que pasó de cierta improvisación a una completa planificación que también aprendió de forma<br />

autodidacta. En 1849 fundó el semanario Household Words, que difundía relatos de autores<br />

poco conocidos y en el que él mismo publicó Casa desolada, entre 1852 y 1853, y Tiempos<br />

difíciles, en 1854. Poco después se peleó con sus editores porque no le daban el dinero que<br />

exigía y viajó a Italia, de donde surge el relato Imágenes italianas; Suiza y Francia, país en<br />

el que conoció al gran Alejandro Dumas y a un joven Julio Verne. Al volver a Inglaterra,<br />

combinó la actuación con conferencias sobre temas que le interesaban como los derechos de<br />

autor, la defensa de las prostitutas y la condena de la pena de muerte, muy en boga en el Londres<br />

de aquel momento como divertimento del pueblo.<br />

Su gran best seller fue David Copperfield, del cual llegó a vender hasta 100.000 ejemplares en<br />

poco tiempo y fue también el primer escritor en utilizar la palabra “detective” en sus novelas.<br />

El libro, al igual que otros del autor, es frecuentemente tildado de aburrido por algunos de<br />

sus lectores: “Lo recuerdo por la decepción que me produjo. Tendría unos diez años y había<br />

oído hablar mucho acerca de David Copperfield. Con mis ahorros reunidos gracias al Ratón<br />

Pérez –cuenta Ana María Shua– compré la hermosa edición de Peuser. Conseguí leerlo todo,<br />

con esfuerzo y sin mucha alegría. Los sufrimientos del pobre David eran sobre todo psíquicos,<br />

y me conmovieron poco. Me resultó muy aburrido”. También sintiéndose víctima del aburrimiento<br />

y agregando una crítica ideológica, Podetti va contra Oliver Twist: “No sé si lo odié por<br />

sumirme en un aburrimiento insoportable, por su visión santurrona y lacrimógena de la existencia,<br />

por decir ‘el judío’ 137 veces para describir a Fagin, el jefe de los ladrones (cosa que<br />

aparentemente ya era considerada antisemita en su tiempo) o por su creencia en la delicadeza<br />

de espíritu hereditaria”.<br />

Los biógrafos del autor, a quien desde su muerte se le han dedicado como un centenar de<br />

biografías, hablan de 420 títulos de Dickens vivos en todas las lenguas nacionales, publicados<br />

por editoriales tan diversas como Gadir, Nocturna, Alba, Periférica, Alianza, Planeta, Impedimenta,<br />

Ediciones B, Cátedra, Valdemar, Belaqva, Edhasa, Destino, RBA, Alfaguara, Espasa<br />

Calpe, Cátedra o Círculo de Lectores, entre otras tantas. “Su habilidad para crear personajes<br />

creíbles es una de sus grandes virtudes, junto a su enorme habilidad como narrador, su capacidad<br />

para contar historias –señala Ackroyd– Su talento para inventar es increíble: publicaba<br />

cada semana, cada mes, esperando siempre hasta el momento mismo del cierre. Y siempre<br />

lograba mantener el interés de sus lectores”. Se habla de alrededor de dos mil personajes en<br />

sus catorce novelas o quince si se cuenta El misterio de Edwin Drood que no llegó a terminar<br />

y sin tener en cuenta sus relatos breves, ni su producción periodística, aunque el Diccionario<br />

de Personajes Literarios Británicos recoge sólo 989 nombres.<br />

Izq.: Afiche de Grandes<br />

esperanzas, de David Lean (19<strong>46</strong>).<br />

Centro: Afiche de Oliver Twist, de<br />

Roman Polanski (2005).<br />

Der.: Rodaje de Grandes<br />

esperanzas, de Mike Newell<br />

(2012).


Izq.: Dickens en sus últimos años.<br />

Centro: Acceso al museo Charles<br />

Dickens en Londres.<br />

Der.: Afiche del Festival de<br />

Cine Charles Dickens por la<br />

celebración del bicentenario de<br />

su nacimiento (2012).<br />

Más allá de los números, con estos personajes Dickens fue capaz de calar hondo en quienes lo<br />

han leído: “Tengo dos Dickens preferidos –se explaya Shua–. Uno es Oliver Twist. ¡Eso sí que<br />

es sufrir! El pobre Oliver la pasa mal duramente y sin parar desde el principio de la novela,<br />

sufre hambre, frío, golpes y todo tipo de malos tratos. Mi imaginación infantil necesitaba ese<br />

alto grado de truculencia para apreciar una novela. Me gustó muchísimo. El otro libro, que<br />

casi me acordaba de memoria, fue Cuento de Navidad. Creo que cuando lo leí por primera<br />

vez ni sabía ni me interesaba quién lo había escrito. Me limité a asustarme, alegrarme, llorar y<br />

enojarme cuando al autor se le daba la gana. Ese libro me hizo muy feliz y creo que hoy todavía<br />

se me caen unos lagrimones en las partes que corresponden”.<br />

“El autor que apela a niñitos indefensos y los hace pasar por desgracias interminables, habiendo<br />

tanta cosa para contar, tiene una cosa de sádico, de enfermo. De aprovechador –señala<br />

Podetti sin dejar de hacer un reconocimiento–. Ahora, hete aquí que esta podría ser una excepción:<br />

en realidad, Dickens nos está contando una realidad social amarga, más amarga que<br />

la existencia de orfanatos sórdidos o judíos malvados que comandan bandas de niños ladrones:<br />

en un sistema económico clasista y de nula movilidad social como la Inglaterra victoriana –o<br />

infinidad de sociedades del reino neoliberal–, es imposible escapar de la pobreza a menos<br />

que un millonario venga y te adopte. Y este aparente final feliz está en realidad aceptando un<br />

destino tan trágico, tan decepcionante e impotente, tan alejado de la idea de autosuperación<br />

personal, que, fíjense la voltereta que nos hace dar Dickens, volvemos a toparnos con el tan<br />

acariciado cinismo anglosajón.”<br />

Aunque ya no estaba abocado a la literatura como al comienzo, Dickens escribió hasta el final<br />

de su vida sin que se desvirtuara la calidad de su obra. Sobre El guardavías, un relato de 1866,<br />

De Santis reflexionó nuevamente haciendo foco en el aspecto fantástico de un autor normalmente<br />

calificado de “social” o “realista”: “es uno de los más famosos cuentos de fantasmas y<br />

lo encontramos muy a menudo en las antologías del género. Dickens utilizó su propia experiencia,<br />

ya que unos meses antes un tren en el que viajaba sufrió un terrible accidente y siete<br />

vagones cayeron desde un puente. Es la historia de un empleado del ferrocarril que controla<br />

el cambio de vías cerca de la boca de un túnel. Un fantasma ya le advirtió dos veces de inminentes<br />

desgracias que efectivamente se cumplieron, y el pobre hombre vive temeroso de un<br />

tercer anuncio. Si se produce, ¿qué hacer? ¿Cómo decir a sus jefes que hay un peligro, pero<br />

que no sabe cuál es, porque el fantasma apenas hace una señal y dice unas pocas palabras? Tal<br />

vez impresione menos el fantasma escondido en el túnel del ferrocarril que el solitario y atormentado<br />

guardavías, que se ocupa de las señales del tren, envía y recibe mensajes y anota los<br />

pormenores de la jornada en un libro. Es el tono amable, preciso en los detalles lo que encanta<br />

en las historias de Dickens”.<br />

Con Oliver Twist, Ebenezer Scrooge, David Copperfield, Jacob Marley, Bill Sikes, Fagin,<br />

Pip, Miss Havisham, el señor Pickwick, la pequeña Nelly, Florence Dombey, Uriah Heep,<br />

Joe Gargery, Sydney Carton y Mister Gradgrind, Dickens trascendió lo literario en muchas<br />

direcciones. “Supo mejor que nadie –apunta De Santis– que la lectura es una lucha contra<br />

el olvido, que la memoria del lector es frágil y que el arte de la novela es hacer de lo pasaje-<br />

o7


o8<br />

ro algo memorable. Por eso construye a sus criaturas con minucias y exageraciones, como si<br />

cada personaje tuviera su propio sello y fuera marcando con él su vestimenta, sus objetos, sus<br />

habitaciones. Un personaje no es un nombre propio en una historia: es un complejo campo<br />

semántico.”<br />

Hacia 1850, la salud de quien se iba transformando en un señor de larga barba blanca, se había<br />

debilitado, circunstancia que se agravó por la muerte de su padre, de una de sus hijas y de<br />

su hermana Fanny. La separación de su esposa, en 1858, constituyó un verdadero escándalo<br />

porque el divorcio era casi inadmisible en la época victoriana. Pero más allá de las críticas,<br />

Dickens siguió manteniendo a su ex mujer hasta el día que ella murió. Se dice que la ruptura<br />

entre ambos se debió a que Catherine no resistió el hecho de criar a sus diez hijos ni la presión<br />

de vivir con un novelista que se fue haciendo globalmente famoso. También se lo involucró<br />

amorosamente con su cuñada y se consigna que varios amigos suyos declararon no reconocer<br />

en el Dickens de 50 años a la persona que habían conocido en la juventud. A pesar de<br />

todo, el escritor continuó escribiendo y dando conferencias y se refugió en casa de su amigo y<br />

colega Wilkie Collins. En 1859 publicó Historia de dos ciudades y en 1863 creó un espacio<br />

para las artes de la época llamado The Arts Club por el que pasaron ilustres artista y escritores<br />

como Kipling, Monet, Rodin y Degas, entre muchos otros.<br />

El 9 de junio de 1865 tuvo lugar un accidente de tren cuando volvía de Francia, el único vagón<br />

de primera clase que no cayó fue aquel donde se encontraba él. Solidario, pasó mucho<br />

tiempo atendiendo a los heridos y moribundos antes de que los rescatadores llegasen. El<br />

episodio, como apuntó De Santis, fue la base de El guardavía, relato en el cual el protagonista<br />

tiene la premonición de un choque ferroviario, ya que el autor siguió nutriéndose de su<br />

propia vida para armar sus ficciones.<br />

“Además de mantener viva mi admiración por las novelas de Dickens y sufrir y deleitarme<br />

con las películas basadas en ellas, admiro la tenacidad del joven autodidacta que, a pesar de su<br />

origen, logró una tarjeta de lector para el Museo Británico, donde inició su formación. En dos<br />

años, su capacidad le permitió destacarse como periodista y como taquígrafo. Viajó y trabajó<br />

hasta agotarse. Es su época, morir a los 58, tal vez fuera llegar a la ancianidad. Pero siento<br />

que la sombra del niño desvalido lo llevó a esforzarse hasta el agotamiento. (…) Autor para<br />

ser leído de la niñez a la vejez. Ejemplificador pero no moralizante. En sus libros la existencia<br />

humana se muestra con su parte oscura y su parte luminosa. Mi recuerdo del tránsito por sus<br />

páginas puede resumirse con estas palabras. Me tenía siempre con el corazón en la boca. Un<br />

lugar común para expresar lo inexpresable ante la obra de un artista genial”, sintetiza Plager<br />

en consonancia con sus millones de lectores.<br />

Cinco años después del accidente de tren, el 9 de junio de 1870, Dickens murió debido a una<br />

apoplejía. Contra su pedido de ser enterrado discretamente en la catedral de Rochester, cercana<br />

a su casa, fue enterrado en la llamada “Esquina de los Poetas” de la Abadía de Westminster.<br />

Se le armó un epitafio que decía: “Fue simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido;<br />

y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses”.<br />

También había pedido que no se montara ningún monumento en su honor; pero es famosa su<br />

estatua de tamaño natural hecha recién en 1981, por el artista Francis Edwin Elwell, erguida<br />

en el Clark Park de Filadelfia, en los Estados Unidos<br />

Bibliografía<br />

Diario El Mercurio (Chile)<br />

ADN<br />

<strong>Revista</strong> Ñ<br />

Radar<br />

http://aal.idoneos.com/index.php/<br />

<strong>Revista</strong>/A%C3%B1o_12_Nro._18/Charles_Dickens<br />

http://forcolaediciones.com/nbspcolecciones/fuera-de-coleccion/dickensenamorado-amelia-perez-de-villar/<br />

Gracias a Ana María Shua, Silvia Plager,<br />

Esteban Podetti, Adela Basch,<br />

Pablo De Santis


la cual nuestra tradición se ha enriquecido mucho gracias a<br />

muchos narradores latinoamericanos, sobre todo. Borges es<br />

fundamental. En Wikipedia dice que yo a los 15 años quise<br />

ser escritor porque leí a Borges. Es absolutamente lo contrario.<br />

Lo descubrí porque había una profesora muy guapa que<br />

nos hizo leerlo y para mí fue una cosa deslumbrante.<br />

–¿Lo inhibió? Bravo. Lo dijo el poeta inglés: para un joven<br />

aspirante a escritor tener como modelo a un gran escritor<br />

es pésimo. Shakespeare, nunca vas a ser poeta. Lo mismo<br />

sucede con Kafka, Edgar Allan Poe, pero sobre todo con<br />

Borges. Creo que un escritor es un tipo que anda llevando un<br />

carro. Para que el carro tire tienes que sostener dos riendas.<br />

En una mano tienes la tradición universal porque es la que te<br />

alimentó, y tienes que sostenerla muy bien. Y en la otra tienes<br />

que llevar la tradición de tu propia lengua porque es el instrumento<br />

con el que trabajas. Y lo que han hecho los escritores<br />

latinoamericanos ha sido enriquecer la tradición de mi lengua<br />

y aún más, hacer que de nuevo la narrativa en español ocupe<br />

el centro del canon occidental. Cervantes inventa esta cosa<br />

llamada novela, crea el género y lo pone en el centro. Pero<br />

ocurre que los españoles no entienden que ese es un descubrimiento<br />

extraordinario y la desprecian. Luego llegan los<br />

ingleses y la recuperan.<br />

–¿Cómo? Ellos ven lo esencial. La novela es dos cosas: ironía,<br />

es decir, Don Quijote es cómico, ridículo, da risa, pero<br />

también es heroico, es el señor de los tristes, trágico. Esta es<br />

una revolución absoluta.<br />

–Una historia que interpela la moral… Es la caída de<br />

los dogmas. Y lo que quiero yo es lo que quiere la literatura:<br />

mostrar toda la complejidad de los seres humanos, que es<br />

infinita. Y mostrarla con todas sus caras sin juzgar.<br />

–Eso es algo que no sabemos hacer en la vida real…<br />

Ese es uno de nuestros problemas. De lo que se trata es de<br />

entender. De ponernos en la piel del otro. Que no significa<br />

justificar si no entender por qué las cosas son tan complejas.<br />

–¿Usted lo fue entendiendo? Somos complejos porque sí.<br />

La literatura muestra eso. Hace preguntas. La novela en particular<br />

son preguntas y no da respuestas, ni claras ni taxativas.<br />

Todos los libros que yo he escrito y todos los libros que a mí<br />

me importan funcionan de una manera similar, aunque en la<br />

superficie sean distintos. Al principio son una pregunta. Todo<br />

el libro es la búsqueda a esa pregunta. Al final ¿cuál es la<br />

respuesta? La respuesta es que no hay respuesta. La respuesta<br />

es la propia pregunta. El propio libro. Por qué en Soldado<br />

de Salamina un soldado republicano salva la vida de un nazi.<br />

En Anatomía de un instante, por qué Adolfo Suárez se queda<br />

sentado en su butaca mientras balean el Congreso. En Las<br />

leyes de la frontera la pregunta esencial es prácticamente policíaca.<br />

Quién delató a la banda. Y al final de Soldado de Salamina<br />

no sabemos por qué lo hizo. Al final de Anatomía…, no<br />

sabemos por qué lo hizo, hay tantas hipótesis que es lo mismo<br />

que la nada. Y en el último no sabemos quién fue el delator.<br />

Esa ambigüedad es central en la novela. Es decir, malos los<br />

libros que no te cambian la manera de ver el mundo y malos<br />

los libros que no te cambian la manera de ver la novela. Y si<br />

no cambia el autor no van a cambiar los autores.<br />

–¿Qué le ha hecho cambiar la manera de ver las novelas?<br />

Entendí que todas las novelas tienen un punto a través<br />

del cual no se ve nada. Pero ese no ver es la manera en la<br />

que las novelas ven. Esa oscuridad es la manera en la que la<br />

novela ilumina. Por qué carajo Ahab está obsesionado con<br />

la ballena blanca, qué carajo es la ballena blanca [se refiere<br />

a Moby Dick, de Herman Melville]. ¿Es el bien, es el mal?<br />

¿Es dios? ¿Es el diablo? No sabemos. El lector puede elegir<br />

la respuesta, la novela no lo hace por él. Para eso, el escritor<br />

tiene que dejarles espacio.<br />

–¿Al escritor le cuesta? ¿Hay cierta pulsión a explicarlo<br />

todo? Sí, y ese es un error gravísimo. Porque sin ambigüedad<br />

no hay espacio para el lector. Y sin el lector no hay libro. Es<br />

decir, hay libro: la novela policíaca tradicional es divertida<br />

pero no es literatura. Todo está dicho ya, está cerrado.<br />

–¿Cómo se cuela su formación en filología? Nunca quise<br />

ser un filólogo serio, un profesor universitario. Di muchos<br />

años clases en la universidad, me ganaba la vida así porque yo<br />

nunca pensé que iba a ser un escritor profesional. Lo que sí<br />

es verdad es que yo me formé como filólogo y eso tiene que<br />

ver con mi mirada. La mezcla de ensayo y de narración que<br />

uso es un ejemplo.<br />

–En Anatomía de un instante es donde mejor se percibe…<br />

Es cierto. Es un libro muy raro. Muy especial.<br />

–Por el ritmo de escritura y la obsesiva reducción de<br />

un hecho histórico a un simple gesto humano, podría<br />

decirse que su autor tiene TOC. ¿Qué es eso?<br />

–Trastorno obsesivo compulsivo. Qué bueno, porque es<br />

verdad. Es que yo tengo TOC profesional como escritor. Escribo<br />

de manera compulsiva y por obsesiones. Escribo sobre<br />

cosas que no entiendo y me obsesionan. Ese libro es totalmente<br />

loco. Es un cliché decir que la escritura es una terapia.<br />

El problema que tienen los clichés…<br />

–¡Es que son ciertos! ¡Son verdades fosilizadas! El que<br />

no entiende esto no entiende nada. Por eso creo que el Estado<br />

debería pagarme para escribir. Si no hubiese metido mis<br />

compulsiones en mis libros sería un tipo muy peligroso. Un<br />

sicópata.<br />

–¿Qué hace antes de irse a dormir? Veo partidos de fútbol.<br />

Leo poesía o el periódico. Me interesa el asunto este de lo<br />

que pasa en mi sitio. Siempre he leído mucho, pero mi vida ha<br />

cambiado desde que tuve un hijo. Seguramente ese es uno de<br />

los motivos personales por los que escribí este último libro.<br />

–¿Qué pasó con él? Ah, eso no te lo voy a contar pero te<br />

diré que crecí y mejoré como hombre, como humano gracias<br />

a él. Uno está acostumbrado a pensar en uno y con eso alcanza.<br />

Pero cuando tienes un hijo te das cuenta de que debes<br />

hacer algo más. No sabes qué pero debes hacerlo si quieren<br />

conocer a tu hijo. Lo loco es que cuando lo haces en realidad<br />

terminas conociéndote a ti<br />

35


36<br />

Entrevista<br />

cinco<br />

Hebe Uhart<br />

Entre la domesticación<br />

y la risa<br />

La escritora habla de su último libro Un día cualquiera<br />

y de lo que considera buena educación<br />

POR Mónica Tracey<br />

En un tono bajo, como si lo que dice no<br />

tuviera gran importancia o ella no se la<br />

diera, Hebe Uhart habla de su literatura<br />

y de ella misma. Afable, simpática,<br />

reflexiva y con el humor saltando de<br />

palabra en palabra, tal como se siente su<br />

escritura, cuenta que el boom de publicaciones,<br />

premios, reconocimientos,<br />

no la altera, no ahora, aunque no sabe<br />

qué hubiese pasado si le llegaba en su<br />

juventud. Son muchos los momentos<br />

en que la risa es inevitable, ella misma<br />

llega a soltar alguna carcajada cuando<br />

las respuestas la llevan a uno de esos<br />

límites con el absurdo que tanto habitan<br />

su literatura. En pleno barrio de Almagro,<br />

con todo el sol de la tarde sobre su<br />

gran balcón que rodea la esquina, charla<br />

sin presiones, sin apuro, sin ninguna<br />

incomodidad, salvo, la de las inminentes<br />

fotos. Poco después de haber presentado<br />

a sala llena de fervientes fans su<br />

último libro, Un día cualquiera.<br />

–Usted suele decir que en el escritor<br />

la vanidad es algo nocivo, que lo<br />

deseable es una cierta humildad...<br />

¿Cómo maneja la vanidad, la humildad,<br />

la confianza, si es que las maneja?<br />

Dejame pensar, dejame fumar.<br />

La vanidad para el escritor no es mala,<br />

no es un pecado, el problema es que la<br />

vanidad me saca del lugar en que estoy<br />

colocada con respecto a los personajes,<br />

saco el foco y me miro “qué linda manito<br />

que tengo yo” y ya me descoloco.<br />

Lo que es bueno es colocarse como<br />

dice Flannery O’Connor a media rienda,<br />

o sea, para nada exaltado, ni para<br />

nada deprimido, sino un poco como si<br />

el trabajo fuera de otro. El tema de la<br />

humildad no se trata de no levantar la<br />

cabeza, es la humildad intelectual, que,<br />

como dice Simone Weil, en lo intelectual<br />

la humildad no es nada más que la<br />

atención. Cuanto más atiendo algo, lo<br />

que esté mirando, hacia afuera o hacia<br />

adentro, más voy a sacar, y la atención<br />

es lo que me hace no hacer juicios de<br />

valor rápidos, no obturar con juicios de<br />

valor, uno achica el horizonte con un<br />

juicio de valor, dejar que lo que veo me<br />

muestre a mí el significado. En cuanto<br />

a la confianza es un terreno resbaladizo,


tengo que tener confianza pero no demasiada.<br />

Tengo que tener sentido de la<br />

importancia de la cosa entre manos pero<br />

no que esa importancia se traslade a mí.<br />

–¿Necesita de la mirada del otro?<br />

Todos la necesitamos.<br />

–¿Le gusta escribir, disfruta el<br />

proceso, lo siente como una obligación?<br />

Acá hay una dicotomía que no es<br />

tan real, porque una obligación no está<br />

exenta de placer. Tiene su parte de trabajo,<br />

su parte agradable, su parte desagradable<br />

o no tan interesante, es como<br />

todo en la vida. Esto es una tarea.<br />

–Es verdad, la pregunta sería más<br />

bien ¿qué cosas le gustan y cuáles<br />

no? Cuando es un libro de viajes me<br />

gusta mucho tomar notas, me da más<br />

trabajo armar, por supuesto. Lo más<br />

placentero es tomar notas, el armado<br />

me da más trabajo y la corrección directamente<br />

no la hago, no me gusta<br />

nada. Las editoriales tienen excelentes<br />

correctores.<br />

–¿Y de usted, qué cosas le gustan o<br />

le disgustan? ¡Qué pregunta! Depende,<br />

igual cualquiera que va a escribir tiene<br />

que aprender a aguantarse. Soy una<br />

persona domesticada. Hay cosas bruscas<br />

que aparecen que no me gustan, como<br />

cuando viene alguien del Ejército de<br />

Salvación o alguna encuesta y le contesto<br />

con brusquedad y después pienso,<br />

pobre, está trabajando. Pienso que soy<br />

grosera y eso no me gusta. Pero es sólo<br />

contra los del Ejército de Salvación, los<br />

de las encuestas, con la gente, no.<br />

–¿Se psicoanalizó? ¿Le ayudó en la<br />

vida? Es difícil saber si a uno le hizo<br />

bien o no, porque habría que controlar<br />

con mi otro yo qué le hubiera pasado<br />

si no lo hacía. Pero, sí, está bien, es un<br />

service de la cabeza.<br />

–¿Qué cosas siente como importantes<br />

en su vida? Amigos. Hago asados<br />

en el balcón, el encargado me hace<br />

asados y la gente se pone muy contenta.<br />

La comida que pone más contenta a la<br />

gente en este país es el asado.<br />

–¿Tiene amigos escritores? Era amiga<br />

de Alicia Steinberg pero ella murió,<br />

soy amiga de Irene Gruss, que es poeta,<br />

ese ya es otro bando, el de los poetas.<br />

Soy amiga de Eduardo Muslip, que<br />

fue alumno mío y quedó como amigo.<br />

Conozco a muchos escritores, pero los<br />

amigos, más bien son variados.<br />

–La educación ha ocupado un lugar<br />

en su vida, ha sido maestra, profesora<br />

de secundaria y terciaria,<br />

sigue formando a escritores, y hay<br />

muchas referencias en sus escritos<br />

sobre ese mundo. ¿La educación es<br />

la buena educación, es la instrucción…?<br />

Es tan amplio… La buena<br />

educación, como dice Chéjov, no tiene<br />

que ver con si te portaste mal en la<br />

mesa y derramaste un pocillo con algo,<br />

la buena educación es no señalárselo a<br />

otro que lo haya hecho.<br />

–Hay en algunos de sus cuentos una<br />

cierta desconfianza en la instrucción.<br />

“Un ablativo en ‘e’ o en ‘i’ después<br />

de veinte años no nos importa<br />

ni a ti ni a mí”, dice un profesor<br />

de Latín. También en Memorias de<br />

un pigmeo, todo ese esfuerzo por<br />

aprender, ¿para qué? Después viene<br />

el olvido. Parecería que no queda<br />

nada… No sé, puede quedar cierto<br />

gusto por ciertas cosas, el deseo de investigar,<br />

de buscar más sobre lo que se<br />

vislumbró allí. Por otra parte, hay gente<br />

muy educada naturalmente y nunca<br />

fue instruida, por ejemplo, la gente del<br />

norte, de Jujuy, se ve en el comportamiento,<br />

en el lenguaje. También hay<br />

gente culta y menos culta, pero la gente<br />

educada puede ser de cualquier nivel<br />

de instrucción. A mí no me interesa la<br />

gente muy culta, incluso no pienso que<br />

si una persona lee un libro mediocre o<br />

Un día cualquiera, Alfaguara, 2013.<br />

Veinte textos, entre crónicas y relatos, conforman el último libro publicado<br />

por Hebe Uhart, que es también lo más reciente que escribió.<br />

Como es habitual en su obra, la escritora logra aquí también encarnar<br />

una mirada inocente y trasladarla al lenguaje. Así sus ojos graban el<br />

mundo y lo muestran inaugurando un modo de decir que encanta al<br />

lector haciendo suyos esos primeros recuerdos, ese asombro.<br />

vulgar eso significa algo respecto a su<br />

calidad de persona. La gente puede ser<br />

de distinto nivel de instrucción.<br />

–¿Cómo se introduce lo autobiográfico<br />

en su literatura? ¿Le molesta<br />

que la identifiquen con su narradora?<br />

Lo autobiográfico son recuerdos,<br />

algo que queda en el tiempo de una<br />

forma que uno ya no sabe qué es. No se<br />

sabe qué es lo real, así que eso, mucho<br />

menos. No me molesta que vean cosas<br />

autobiográficas, además lo que no quiero<br />

que se sepa, no lo cuento.<br />

–¿Siente que ha habido un cambio<br />

en su escritura a través de los años?<br />

Es un poco difícil para uno verlo. El<br />

gran cambio fue que empecé a escribir<br />

crónicas de viajes, siempre viajé mucho<br />

pero no había escrito crónicas. Es<br />

un género muy lindo, muy inmediato.<br />

(Hebe Uhart publicó dos libros de<br />

viajes: Viajera crónica y Visto y oído,<br />

los dos por Adriana Hidalgo). Hay diferencias<br />

entre uno y otro, en la crónica<br />

se entra y sale con más libertad, en el<br />

cuento está más acotado a los personajes,<br />

y hay que trabajar los personajes.<br />

–Acaba de aparecer su libro Un<br />

día cualquiera. ¿Es lo último que<br />

escribió? Sí, son relatos y crónicas, es<br />

lo último que escribí, ahora no escribo<br />

desde julio del año pasado, hace mucho,<br />

no me importa. Cuando vuelva el ímpetu<br />

volveré a escribir y en última instancia,<br />

si no vuelve, viajaré a algún lado y<br />

ahí vuelve.<br />

–¿Le angustia no escribir? No, ya no.<br />

De joven, sí, pensaba si volvería a escribir,<br />

después te das cuenta que vuelve<br />

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38<br />

Ser<br />

editor<br />

Un apetito<br />

difícil de saciar<br />

POR Luis Chitarroni<br />

En La Bestia trabajamos en grupo de<br />

una manera muy relajada. En realidad,<br />

nadie tiene más disponibilidad para leer<br />

que el editor. Tratamos de dar valor<br />

al derecho de las editoriales a elegir<br />

(renunciar sería resignarse a hacer el<br />

trabajo con lo que mandan otros autores<br />

o los agentes). Alguna vez dije que la<br />

función se parece a la del etólogo. Hay<br />

que observar el comportamiento de los<br />

libros. En mi caso, por una deformación<br />

colateral de las profesiones inherentes,<br />

la recepción y el entendimiento de los<br />

libros publicados en otros años, con<br />

predominio de otros gustos, de otras<br />

líneas, de otros patrones de marcha, en<br />

otras latitudes, otras décadas. La línea<br />

de flotación de uno que publicamos, El<br />

caballero que cayó al mar, novela que,<br />

pese a su excelencia, no había recibido<br />

la atención que merece, logró sorprendernos.<br />

Una corriente benévola, un<br />

atisbo de encantamiento por parte de<br />

los lectores solicitó el discreto milagro.<br />

Podría determinar una tendencia, la de<br />

los llamados libros “neglected”; encontraríamos<br />

ahí, como les gusta decir, un<br />

nicho. Pero la voluptuosidad y la volubilidad<br />

del público lector (ya que nos<br />

falta mucha superficie para hablar de<br />

“mercado”) es impredecible. Cambia lo<br />

amargo por dulce. El desafío se reduce<br />

cuando los escritores –Muriel Spark,<br />

Kurt Vonnegutt– son conocidos. Pero<br />

ha habido una ofensiva tan prolongada<br />

contra los lectores argentinos, que no<br />

hay motivo para atribuir el ataque a las<br />

nuevas tecnologías. La literatura del<br />

lector común, la que me gustaba encontrar<br />

en lectores como mi papá, sin especialización<br />

–dueño de una biblioteca<br />

nada más– fue despoblada hace rato por<br />

libros circunstanciales, de caducidad<br />

casi inmediata, o por entretenimientos<br />

muy deficientes (novelas maquinales,<br />

rutinarias, de creciente estupidez).<br />

Aunque detesto el triunfalismo, nuestro<br />

plan de este año es arrollador. De la<br />

novela de Elliott Chaze (que tiene<br />

que ver tanto con Hayes como con Chase)<br />

un desfile nada marcial de algunos<br />

escritores de los que se obtuvo ya una<br />

clave: Robinson de Muriel (la versión<br />

de Ernesto Montequin es “sublime<br />

sin interrupción”); un enigma urgente<br />

de Jesse Ball (no tenemos aún título<br />

definitivo), traducido con la maestría<br />

obsesiva y la benevolencia del gran Carlos<br />

Gardini; un nuevo Markson, como<br />

el anterior, por Laura Wittner. Cada<br />

trabajo de Laura implica una pesquisa<br />

admirable, una admirable conjunción.<br />

A su vez, pensar los programas, los<br />

planes de publicación implica afinarlos<br />

cada vez más. Hasta la impersonalidad,<br />

hasta la estilización de un editor vacante<br />

o en fuga.<br />

El otro día, en mesa coordinada por<br />

Flavia Pittella, después de que yo<br />

repitiera por enésima vez la prevención<br />

o el remordimiento de Carlos Barral<br />

El caballero que cayó al mar,<br />

de H. C. Lewis


Muy lejos de Kensington,<br />

de Muriel Spark<br />

acerca de confundir “su editorial con<br />

su biblioteca”, Fernando Fagnani tuvo<br />

el tino de recordarme un estereotipo<br />

de editor distinto al confundido. Es el<br />

edecán de su infalibilidad, dueño de un<br />

olfato y unas intuiciones únicas, a quien<br />

debemos estar agradecidos. Agente<br />

de una apropiación de la cultura tanto<br />

por el olfato como por la prepotencia<br />

empresarial, señorón capaz de veranear<br />

con las pruebas de página del “próximo<br />

hit” de su editorial como almohada, no<br />

lee otra cosa que lo que publicó o va a<br />

publicar.<br />

Hay quienes, como en la vida personal,<br />

nos traen libros diciendo “esto es muy<br />

del gusto de La Bestia”. Lo cierto es<br />

que el apetito de La Bestia es difícil<br />

de saciar; el paladar de soprano spinto,<br />

como corresponde a tan sagrado saurio<br />

omnívoro (cubierto para disimular con<br />

pelaje de camello bactriano, con protuberancia<br />

córnea labrada por silogismos<br />

equidistantes), nada fácil de complacer;<br />

la predilección por las maltas legítimas y<br />

por mezclas de sabor elusivo, indetectable,<br />

tampoco un secreto.<br />

El gusto es, como gustan hoy de decir<br />

de cualquier cosa, “una construcción”.<br />

Y, con la práctica asidua de la lectura, se<br />

ensancha, se ahonda hasta alcanzar el<br />

abismo aledaño. Probamos tantos escritores<br />

que nos gustaron (y que al final<br />

dejamos sin publicar) ¿Por qué no nombrarlos?<br />

Molly Keane, Isabel Colgate,<br />

Shirley Jackson, Natalie Sarraute,<br />

Marguerite Duras, Agnès Desharte,<br />

Hilda Hilst, Jean Vautrin, Roger Vailland,<br />

Todd McEwen, Edmund Crispin,<br />

Stephen Haggard, Todd McEwen,<br />

Vassilis Alexakis. A menudo el rechazo<br />

tiene poco que ver con “el gusto”. No<br />

somos frívolos, no somos snobs y no<br />

somos exquisitos. (Alguien dirá mientras<br />

bosteza: “si lo niegan con tanta furia,<br />

algo de cierto habrá en la imputación”.)<br />

Tiene que ver con el grado de legibilidad<br />

y de recepción que, juzgamos, el<br />

libro debe reunir en un –atrevámonos<br />

ahora a usarla– “mercado” que, como<br />

dije antes, ha sido manipulado por el<br />

marketing, las mentiras y falsas promesas<br />

de un mundo editorial ajeno (y hasta<br />

adverso). El gusto dominante, a su vez,<br />

convierte en lecturas recomendadas las<br />

“invenciones del recuerdo”, para citar a<br />

Silvina Ocampo. No deberíamos atentar<br />

contra nuestro propio negocio ni exagerar<br />

la nota, pero a veces la credulidad<br />

en los paratextos y la indulgencia en beneficio<br />

de las estrategias de marketing<br />

Cuna de gato,<br />

de Kurt Vonnegut<br />

conducen a lo peor. Es difícil definir<br />

lo peor como “la pérdida del gusto”, ya<br />

que nadie está en condiciones de definir<br />

“gusto”. No soy tan ignorante como<br />

para decir que lo peor es la ignorancia.<br />

A menudo lo peor es advertir la estafa<br />

y el engaño, con su pulsión de muerte<br />

y epidemia, y nada hacer. Con la contratapa<br />

y las solapas adecuadas, Marie<br />

Corelli pasaría hoy por una estilista.<br />

Tampoco hay que omitir que grandes<br />

escritores estuvieron muchas veces a<br />

merced de prejuicios imperantes; sin<br />

duda el valor que Wilde le otorgaba a<br />

Huysmans era excesivo, pero también<br />

Que el mundo me conozca,<br />

de Alfred Hayes<br />

lo era la repugnancia que le provocaba<br />

a Henry James. Doy por cierto que –y<br />

acaso sea otro servicio que debemos a<br />

“la cultura de la imagen”– que muchos<br />

escritores parecen ya personajes de<br />

ficción (y serían más interesantes como<br />

tales). Por ejemplo, esa dulce escritora<br />

idéntica a Amélie, que escribe con la<br />

inanidad pertinente.<br />

Y si no hubieran funcionado las recetas<br />

del énfasis y la exageración, después,<br />

claro, vienen las justificaciones que<br />

garantizarán “el producto”. Cito a un<br />

poeta mexicano: “más tarde, los filósofos<br />

deciden que el fanatismo aquel sacó a la<br />

luz virtualidades implícitas en conceptos<br />

sometidos a una elaboración creadora, y<br />

ya tenemos más cultura”.<br />

Pero creo que he levantado mucho la<br />

voz. La Bestia no quiere iniciar una<br />

campaña de destrucción de los mitos de<br />

la cultura de la clase media. Nos conformamos<br />

con menos, con muchísimo<br />

menos: con divulgar especies raras, en<br />

aparente extinción<br />

La muerte de la polilla,<br />

de Virginia Wolf<br />

39


Entrevista<br />

seis<br />

4o<br />

Ofelia Grande<br />

La obstinada elegancia<br />

POR Christian Kupchik


Desde su fundación en 1982, la madrileña Editorial Siruela<br />

marcó un sello diferente en el sector: fue sinónimo de una<br />

elegancia extrema tanto en el diseño como en los contenidos.<br />

La labor de su entonces propietario, Jacobo Stuart, conde<br />

de Siruela, renovó los estándares editoriales con los que se<br />

trabajaba hasta entonces. Pero en el año 2000 el sello fue<br />

adquirido por Germán Sánchez Ruipérez, entonces dueño del<br />

Grupo Anaya, y pasó a ser dirigido por su sobrina nieta, Ofelia<br />

Grande de Andrés, quien supo desarrollar las premisas<br />

iniciales en una obstinada carrera por combinar elegancia con<br />

rentabilidad. Aunque abogada de formación (ejerció en París,<br />

Londres y Madrid), Grande realizó un curso de Edición en la<br />

Universidad de Harvard y además está muy sensibilizada tanto<br />

con las urgencias del sector como con el buen gusto estético.<br />

–¿Supongo que el primer desafío debió consistir en<br />

mantener la calidad del catálogo, que reunía autores<br />

y títulos de enorme calidad, a la vez que aumentar la<br />

rentabilidad y dar mayor llegada a los libros? En efecto,<br />

de eso se trataba, abrir un poco el juego. Jacobo fue un<br />

maestro incuestionable y un ejemplo como editor, que supo<br />

marcar una línea editorial realmente maravillosa, con muchas<br />

colecciones que fueron objeto de culto y lo siguen siendo en<br />

la actualidad. Mi labor consistió entonces en intentar mantener<br />

ese espíritu innovador que caracterizó a Siruela desde<br />

sus comienzos, mantener esas mismas colecciones y autores<br />

pero a la vez abrirnos a nuevos campos que hasta entonces no<br />

habían sido tratados por el sello porque no entraban dentro<br />

de sus objetivos.<br />

–¿Mantuvieron las mismas colecciones? Algunas se mantienen,<br />

como Libros del Tiempo, que reúne clásicos modernos,<br />

antologías, etc., y seguimos publicándolos en tapa dura,<br />

para que reciban el relieve que merecen incluso desde lo gráfico.<br />

Pero también hemos abierto nuevas colecciones, como<br />

una de narrativa contemporánea, Nuevos Tiempos, que ya<br />

cuenta con más de 250 títulos. También incorporamos la serie<br />

policial (había algunos títulos publicados, pero esta es una colección<br />

íntegramente dedicada al género); asimismo abrimos<br />

una colección de no ficción, El ojo del tiempo, que incluye un<br />

abanico temático muy diverso como ensayos literarios, libros<br />

de viaje, no ficción histórica. También hemos ido potenciando<br />

la línea juvenil, que sigue con la misma directora de colección,<br />

Michi Strausfeld, que ya no sé los años que lleva entre<br />

nosotros. Siempre con el afán de mantener la misma línea de<br />

calidad, pero tratando de abrirnos a un público más amplio.<br />

–¿Se plantean los libros como long sellers? Bueno, un<br />

best seller no le hace daño a nadie, pero en términos generales<br />

es así. Me parece que lo que identifica a un editor literario no<br />

es hacer libros para no vender, sino vender mucho de aquello<br />

en lo que cree. No creo que un éxito de ventas deba estar necesariamente<br />

reñido con la calidad literaria. Hay veces que sí<br />

y hay veces que no. Ni todo lo que se vende es malo ni todo lo<br />

que no se vende es bueno. Existen grandes autores, como Italo<br />

Calvino, que vende mucho y es indiscutible su calidad. Y<br />

también otros, como Amos Oz o Jostein Gaarder, que superó<br />

el millón de ejemplares. Que una obra no se venda responde a<br />

un hecho circunstancial y no a un deseo a priori.<br />

–Siruela también abrió un nuevo sello, Alevosía. ¿Qué<br />

diferencias habrá entre ellos? Alevosía es un proyecto<br />

nuevo, diferente, que abarcará géneros, autores y temas más<br />

comerciales. Creemos que separándolos quedan más claros<br />

ambos mensajes. Alevosía publicará títulos que pensamos<br />

pueden alcanzar de forma más clara al gran público. Se trata<br />

de títulos más comerciales y con temas que rara vez hemos<br />

tocado en Siruela y que, sin embargo creemos que funcionan<br />

bien entre los lectores: crossover, novela histórica, memoria y<br />

testimonio, thriller contemporáneo…<br />

–Supongo que no debe haber sido sencillo encontrar<br />

originalidad en un país como España que en determinado<br />

momento parecía traducirlo todo y el número<br />

de novedades por mes era más que notable…Y sigue<br />

siéndolo, más allá de la profunda crisis económica que estamos<br />

viviendo y de la que por supuesto no se escapa el sector<br />

editorial. Aun así todos seguimos publicando, quizá incluso<br />

más de lo que deberíamos. Y todos somos culpables de ello.<br />

La crisis parece aconsejarnos ser a un tiempo más prudentes<br />

y más selectivos, lo cierto es que las librerías muestran una<br />

sobreabundancia de títulos que hace que ciertos autores que<br />

merecerían tener una presencia más clara entre los lectores<br />

pasen inadvertidos. Lo cierto es que se lee como nunca y a la<br />

vez también se vende menos que nunca.<br />

–¿Cómo es el vínculo con América Latina? Estamos representados<br />

por distribuidores locales en Argentina, Chile,<br />

Colombia, México. A otros países llegamos directamente<br />

exportando desde España. Aquí trabajamos con Grupal, que<br />

no sólo tienen en sus manos distribuir nuestros títulos sino<br />

también encargarse de producir las versiones locales de algunos<br />

libros. Los autores en los que se depositan mayores<br />

expectativas (Calvino, Lispector, Gaarder) son impresos aquí<br />

por varios motivos: contar con un stock mayor de ejemplares,<br />

tener precios más competitivos –puesto que bajan los costos<br />

al eliminar las tasas de embarque, traslados, etc–. Y sobre<br />

todo porque ahora está algo más difícil que en años anteriores<br />

ingresar libros a Argentina.<br />

–¿Cómo se ha adaptado Siruela a las nuevas tecnologías?<br />

Algo lentamente al principio, pero ahora ya somos<br />

conscientes de que el libro digital no es el futuro sino el presente,<br />

claro que sin excluir al libro en papel, al que todavía le<br />

queda una larga vida.<br />

El libro digital todavía es un mercado incipiente pero al que<br />

le aguarda un crecimiento enorme. Hoy por hoy hay más<br />

lectores que todavía prefieren el papel, pero los lectores de<br />

e-book crecen en una proporción mucho más alta, todo es<br />

cuestión de tiempo. Tener los dos formatos no es un capricho<br />

sino una necesidad. Sólo estamos atentos a las preferencias de<br />

los lectores. Libro electrónico o papel no implica una guerra,<br />

son sólo formatos<br />

41


Historia<br />

y política<br />

LA HISTORIA<br />

SECRETA DEL<br />

DÍA D<br />

La verdad sobre<br />

los superespías<br />

que engañaron a<br />

Hitler<br />

Ben Macintyre<br />

Planeta<br />

Esta obra apasionante de Ben Macintyre,<br />

columnista y editor de The Times de Londres,<br />

y uno de los mayores especialistas<br />

en historia del espionaje, como lo pudimos<br />

apreciar en sus anteriores trabajos<br />

El hombre que nunca existió y El agente<br />

zigzag, pudo acceder a los preciados archivos<br />

secretos del MI5, el servicio secreto<br />

británico y pudo sacar a la luz la historia<br />

de los hombres que desde las sombras<br />

hicieron posible una de las operaciones<br />

militares más grandes y decisivas de todos<br />

los tiempos: el desembarco en Normandía<br />

el 6 de junio de 1944, el día en que junto<br />

con la ofensiva soviética en el Este, se<br />

comenzaba a poner fin a la pesadilla nazifascista,<br />

el “Día D”. Recorriendo estas<br />

apasionantes páginas que se leen como<br />

una novela pero que tiene la estructura y<br />

la seriedad de una notable investigación<br />

histórica, conoceremos a Juan Pujol, alias<br />

“Garbo”, Ramón Czerniawski (a) “Bruto”,<br />

Dusko Popov, (a) “Triciclo”, Elvira de la<br />

Fuente Chaudoir (a) “Bronx”, Lyly Sergeyev<br />

(a) “Tesoro”, que hicieron honor a<br />

DOS GUERRAS<br />

POR Felipe Pigna<br />

aquel comentario que le hiciera Winston<br />

Churchill a Joseph Stalin: “En tiempos<br />

de guerra, la verdad es tan preciosa que<br />

siempre debería estar protegida por una<br />

sarta de mentiras” a lo que el líder soviético,<br />

menos sutil contestó, “Esto es lo que<br />

llamamos astucia militar”. Una operación<br />

de la envergadura del “Día D”, a la que<br />

se le puso el nombre clave y secreto de<br />

“Bodyguard”, no podría concretarse sin<br />

una excelente red de espías y una catarata<br />

de informaciones falsas engañando a los<br />

alemanes sobre cuáles serían los puntos<br />

de desembarco. Un notable libro que es<br />

altamente recomendable.<br />

BREVE HISTORIA<br />

DE LA PRIMERA<br />

GUERRA MUNDIAL<br />

Norman Stone<br />

Ariel<br />

Esta interesante y completa síntesis del<br />

profesor de Oxford y Cambridge, Norman<br />

Stone, historia uno de los hechos más trágicos<br />

de la humanidad junto a la Segunda<br />

Guerra Mundial. Una de las principales<br />

causas fue la rivalidad comercial entre las<br />

principales potencias europeas, en parti-<br />

cular Inglaterra y Alemania, que venían<br />

disputándose mercados y territorios en<br />

todo el mundo. El conflicto estalló cuando<br />

el 14 de junio de 1914 el heredero al trono<br />

austrohúngaro, Francisco Fernando,<br />

fue asesinado en la ciudad de Sarajevo, capital<br />

de Bosnia, por un estudiante serbio.<br />

El emperador austrohúngaro, apoyado por<br />

Alemania, culpó a Serbia por el atentado.<br />

Serbia era aliada de Rusia que a su vez<br />

era aliada de Francia. Pocos días después,<br />

Alemania declaraba la guerra a Francia e<br />

invadía Bélgica lo que provocó la reacción<br />

inglesa y su entrada en el conflicto. Comenzaba<br />

así la Primera Guerra Mundial<br />

en la que se enfrentaron dos bloques: por<br />

un lado los países de la Triple Entente,<br />

llamados comúnmente “aliados”: Rusia,<br />

Francia, Gran Bretaña, Italia (ingresó en<br />

1915) y Estados Unidos (ingresó en 1917);<br />

y por el otro los de la Triple Alianza, conocidos<br />

como “imperios centrales”: Alemania,<br />

Austria-Hungría y Turquía.<br />

La guerra fue terrible y sus consecuencias<br />

duraderas. Murieron casi 10 millones de<br />

personas, 20 millones quedaron heridas<br />

o mutiladas. A las heridas físicas hay que<br />

agregarle los rencores por el trazado de<br />

las nuevas fronteras que serán el germen<br />

de nuevos conflictos. Europa quedó destrozada<br />

y su economía arruinada. Sólo<br />

hubo un gran vencedor: Estados Unidos,<br />

que contó con la ventaja de perder muy<br />

pocos hombres y que ningún combate se<br />

desarrollara en su territorio. Su economía<br />

salió muy fortalecida tras el conflicto.<br />

OTROS RECOMENDADOS<br />

Nicolás Avellaneda en las letras argentinas, de<br />

Pablo Emilio Palermo, Dunken.<br />

Pueblos originarios argentinos, de Roberto<br />

Edelmiro Porcel, Edición de autor.<br />

Figuras de la historia, de Jacques Ranciére,<br />

Eterna Cadencia.<br />

Los cuarenta días del Musa Dagh, de Franz Werfel,<br />

Losada.<br />

El imperio británico, de Richard Gott,<br />

Capital Intelectual.<br />

Los orígenes del fascismo argentino, de Leticia<br />

Prislei, Edhasa.<br />

Entre el abismo y la salvación, de Raanan Rein,<br />

Lumiere.<br />

43


Entrevista<br />

siete<br />

44<br />

Jean-Philippe Toussaint<br />

Más allá de la historia<br />

POR Christian Kupchik


Jean-Philippe Toussaint parece jugar con las palabras y las<br />

imágenes del mismo modo en que Tintin construía aventuras<br />

imposibles a partir de casi nada. En verdad, ambos nacieron<br />

en Bélgica y se parecen más de lo que posiblemente<br />

desearan. Toussaint (1957) tiene una dilatada carrera como<br />

escritor y cineasta: en ambas, demuestra una increíble capacidad<br />

por contar miniaturas, donde personajes y cosas<br />

semejan no tener más significado que el narrado. Sus nueve<br />

novelas fueron publicadas por la casa francesa Les Éditions<br />

de Minuit, y traducidas a más de veinte idiomas, entre ellos<br />

el español (la mayoría por Anagrama y también por la argentina<br />

Beatriz Viterbo – Huir, 2007–).<br />

–¿Por qué escribe ficción? Creo que el motivo fundamental<br />

hay que buscarlo en el tiempo en que vivimos. La<br />

novela se ha desarrollado de tal modo que se ha hecho un<br />

género muy libre, proteico, que permite jugar con toda<br />

clase de variantes y formas para apresar el presente. Hoy en<br />

día, la novela es el único género literario que está visible,<br />

disponible al público. De haber vivido un siglo antes, probablemente<br />

habría escrito poesía.<br />

–¿Cuál es la relación entre el autor y los personajes?<br />

A veces se tiene la impresión de estar frente a una<br />

autoficción, una ficción autobiográfica. ¿Acaso hay<br />

una distancia irónica o es un tipo de desdoblamiento?<br />

Cada vez los personajes están más próximos a mí, pero esta<br />

proximidad no es en absoluto autobiográfica. No cuento los<br />

acontecimientos de quienes me rodean. Está más cerca a lo<br />

que significa el autorretrato en pintura. El pintor se toma<br />

por sujeto, pero él mismo se trata más de la pintura que<br />

de él mismo. Eso es lo que me interesa, no hablar de mí,<br />

de lo que encontré, de lo que vi, de lo que pienso. Se trata<br />

más bien de trazar un retrato mío a través de la literatura.<br />

Hay algunas constantes que hacen que los personajes sean<br />

bastante próximos a lo que soy, en particular, envejecen un<br />

poco como yo. Me sirvo de todo, pero no tengo la impresión<br />

de ser yo, son personajes, es la ficción. Al mismo tiempo,<br />

están alimentados por mi experiencia y todo lo que soy.<br />

–Muchas veces ha dicho que no le interesa contar<br />

una historia. ¿Qué es lo que lo moviliza entonces?<br />

¿El estilo, el modo de la escritura? Sí, le concedo una<br />

importancia muy grande a la escritura. Cuando hay una<br />

historia sólida, fuertemente constituida, la escritura pasa<br />

a un segundo plano, sólo es un mecanismo al servicio de<br />

la narración. Es cierto que un libro que no es llevado por<br />

una historia es más difícil de aprehender. Muchos lectores<br />

se sienten amenazados, porque la experiencia escritural les<br />

exige algo más.<br />

Volviendo al ejemplo de la pintura, mucha gente se entrega<br />

con mayor facilidad a una ilustración, algo que se parezca<br />

a la vida. Cuando no hay referencias, cuando la pintura se<br />

vuelve abstracta, se vuelve peligrosa, se pone en evidencia<br />

la sensación de un sin sentido. Y sin embargo, como ha sido<br />

demostrado, se puede comunicar tanto a través de la abstracción<br />

como del naturalismo. Todo depende de cómo se<br />

haga.<br />

–Algunos críticos lo consideran un heredero del objetivismo<br />

y el nouveau roman (de hecho, tiene un film<br />

homenaje a Robbe Grillet). ¿Se considera un autor<br />

minimalista? Más allá de las etiquetas, lo que realmente<br />

me importa es prestar atención a lo nimio, aquellas cosas<br />

que nos rodean y a veces no percibimos por ser infinitamente<br />

pequeños (incluso las cosas más patéticas, triviales,<br />

los detalles más insignificantes de vida diaria), pero también<br />

a lo que se supone es infinitamente grande: las preguntas<br />

esenciales que nos hacemos acerca del significado de vida,<br />

el lugar de seres humanos en el universo, etc. En ese juego,<br />

entre lo pequeño y lo trascendente, creo que se define la<br />

literatura. Un libro debe contener las dos cosas: dardos y<br />

filosofía, bowling y metafísica.<br />

–A propósito de los deportes, se ha manifestado como<br />

un admirador del ajedrez y le ha dedicado un libro<br />

a Zidane (La Mélancolie de Zidane, 2006). ¿Hay una<br />

estrategia entre estos juegos y la literatura? En efecto,<br />

soy un entusiasta del ajedrez y un admirador de Fischer<br />

y Kasparov, pero no veo en el ajedrez un paralelismo con<br />

la escritura, aunque sí con la traducción. Hay una serie de<br />

variables en la traducción que mucho tienen que ver con<br />

las defensas y ataques que se elaboran en el ajedrez. En<br />

cuanto a Zidane, lo veía como una suerte de Da Vinci en<br />

lo que construía, lo que inventaba, aunque perdido en su<br />

soledad. Aunque es muy probable que esto tenga que ver<br />

más con mis propias fantasías que con el verdadero Zidane.<br />

El deber de un escritor es el de observar el mundo. Escribí<br />

sobre Zidane debido al lugar que el fútbol ha adquirido en<br />

la sociedad contemporánea. Escogí a Zidane como sujeto<br />

literario, pero también como una idea conceptual. Así como<br />

hizo Andy Warhol con Marilyn Monroe, me acerqué a<br />

Zidane como un icono moderno. Así, lo hice mío. Ese es el<br />

poder de literatura. Así como Flaubert podía decir “Madame<br />

Bovary, c’est moi”, yo puedo decir: “Zidane soy yo”.<br />

–¿Y qué encontró en el cine como complemento de la<br />

literatura? En los 90 me sentí un poco decepcionado de la<br />

distancia entre la literatura y el público, en particular el joven,<br />

y eso me llevó a acercarme más al cine, un medio muy<br />

rico por lo que significa la interacción con otros creadores<br />

(fotógrafos, escenógrafos, músicos, etc.). Mi último film,<br />

La patinoire, data de 1998, pero sigo trabajando aunque en<br />

una línea más experimental, con video-instalaciones y otras<br />

manifestaciones que tienen más que ver con el audiovisual<br />

actual. De hecho, el año pasado realicé una exposición en el<br />

Louvre (Livre-Louvre) y en este momento participo de otra<br />

en Shanghai<br />

45


Entrevista<br />

ocho<br />

<strong>46</strong><br />

Herman Koch<br />

El dilema de la trama moral<br />

POR Felipe von Hartz


Herman Koch es más largo que su país natal y aparenta menos<br />

años de los que realmente tiene (nació en Arnheim, en<br />

1953). A pesar de haber publicado varios libros en Holanda y<br />

ser conocido por participar durante más de una década en un<br />

muy popular programa televisivo de humor satírico, con su<br />

novela La cena multiplicó las ediciones en varios idiomas, se<br />

hizo con la condecoración de Libro del Año y ganó el Premio<br />

del Público en los Países Bajos. A este éxito le siguió Casa<br />

de verano con piscina (también editado por Salamandra),<br />

que junto a la anterior forma parte de un tríptico en el que<br />

Koch insiste en plantear dilemas morales que exponen las<br />

contradicciones de las burguesías occidentales. En su última<br />

novela, el autor toma como excusa las vacaciones de verano<br />

de un grupo de amigos para sacar a la palestra la falsedad de<br />

las relaciones sociales, los pactos internos para mantener las<br />

apariencias y las complejas relaciones en el microcosmos de<br />

la familia. Todo ello narrado con una distancia y una pureza<br />

que rayan en la asepsia. “Me gusta mantenerme al margen”,<br />

confiesa, “yo sólo muestro y describo, para que sea el lector el<br />

que juzgue y opine después. Al fin y al cabo, la literatura no<br />

está únicamente al servicio del placer y los sentidos sino que<br />

debe tener también una intención de denuncia o de crítica”.<br />

–¿Por qué le interesan estas temáticas? No lo sé muy<br />

bien, pero lo cierto es que me produce mucha curiosidad observar<br />

las distintas reacciones de la gente ante determinadas<br />

cuestiones, como por ejemplo la fama. Me gusta mostrar al<br />

lector que en la mayoría de ocasiones las cosas no son lo que<br />

parecen. Yo mismo me asombro cada día de cómo me tratan<br />

ahora mis amigos y familiares más cercanos. En Holanda<br />

soy un autor muy conocido y la gente me saluda cuando voy<br />

por la calle, debido al éxito que obtuve con La cena. Yo sigo<br />

siendo la misma persona, me siento igual que antes, pero noto<br />

que la mayoría me trata de manera distinta. Es muy curioso.<br />

–¿Asume diferentes puntos de vista para cada dilema?<br />

Sí, en La cena por ejemplo, me planteé qué haría como padre<br />

en una situación semejante a la del libro (basada en un hecho<br />

real: el asesinato de un mendigo cometido por dos adolescentes<br />

de clase media en Barcelona). Hubo un crimen bastante<br />

grave, que no es robar una Vespa. Tengo un hijo de esa edad,<br />

y partí de esa hipótesis: no importa lo que haya hecho, yo lo<br />

voy a ayudar. Y al escribir me fui enfrentando a los diversos<br />

dilemas que me proponía esa problemática. La novela tiene<br />

cuatro voces centrales, y todas tienen una versión distinta del<br />

hecho y todas rozan una porción de la verdad. Quizá porque<br />

la verdad absoluta, sea imposible de alcanzar.<br />

–Pero no debe resultar sencillo. ¿Cómo se mide la maldad<br />

adolescente? Es una pregunta bien interesante. Una<br />

cosa que intenté reflejar en el libro es cómo los adolescentes<br />

tienden a olvidar más rápido. Es muy difícil traumatizarlos,<br />

ya sea desde el lugar de los “criminales” –por favor, entre<br />

comillas– o como víctimas. A mi hijo a los nueve años le robaron<br />

con un cuchillo, lo cual lógicamente tuvo un impacto<br />

profundo, en nosotros como padres, en el colegio, etc. Pero al<br />

día siguiente él ya se había olvidado del episodio. Esta increíble<br />

capacidad de recuperación, esta fuerza para el olvido, es<br />

mucho más fuerte en niños y adolescentes que en los adultos.<br />

Por supuesto que hay muchos matices que analizar, pero creo<br />

que muy en particular en estos días la aventura acompañada<br />

por la adrenalina de la violencia es de algún modo el precio<br />

que pagamos por una sociedad de bienestar. En 1914, durante<br />

la Primera Guerra Mundial, los jóvenes marchaban al frente<br />

cantando, excitados por la posibilidad de la guerra. Hoy el<br />

ocio se alimenta a diversos niveles a través de la violencia.<br />

–En sus novelas también hay un humor muy ácido, una<br />

mirada cínica ante lo que nos rodea. ¿Es una metáfora<br />

de nuestra época? No lo sé, el cinismo siempre ha existido.<br />

Es verdad que muchos de mis personajes tienen una actitud<br />

cínica, pero yo no soy como ellos. Creo que un exceso de<br />

cinismo puede ser muy peligroso, puede causar mucho daño<br />

a la sociedad. He podido comprobar que en Estados Unidos<br />

o los países del norte europeo, sociedades de bienestar con<br />

niveles de vida más que confortable, suelen tener esa mirada<br />

más cínica ante todo, hay un grado muy alto de individualismo<br />

en estos países comparados con los del sur de Europa,<br />

por ejemplo. El resultado extremo son todos esos francotiradores<br />

que disparan en escuelas o supermercados, o los casos<br />

de magnicidio. Si hacés un recuento, verás que se producen<br />

siempre en países como Estados Unidos, Noruega, Finlandia,<br />

Inglaterra, Alemania. En Francia, España, Italia, Grecia, esto<br />

no ocurre. Y mucho menos ocurre en países árabes o África.<br />

Siempre son hombres relativamente jóvenes, blancos, de<br />

cierto nivel intelectual. Y creo que en buena medida todos<br />

ellos fueron empujados por una mirada muy cínica, por un<br />

individualismo y una sensación de soledad extrema.<br />

–En Casa de verano hay una mirada muy crítica sobre<br />

los médicos, que en las sociedades occidentales ocupan<br />

un lugar privilegiado (una estadística estadounidense<br />

indica que buena parte de las mujeres de clase media<br />

sueñan con un doctor por esposo)… Es así, pero muy en<br />

particular una suerte de George Clooney de ER, un cirujano<br />

o algo así. En cambio, el médico de cabecera, el clínico, en<br />

los últimos cincuenta años ha perdido prestigio. Antes, en<br />

cualquier ciudad pequeña, el médico era uno de los notables<br />

junto al alcalde, el juez, el cura y pocos más. Una suerte de<br />

brujo de la tribu, venerado y respetado. Hoy, el clínico vio reducido<br />

su papel al del mecánico que llega con el auxilio en el<br />

medio de una carretera vacía: intentará reparar lo que pueda,<br />

pero en un momento dirá “bueno, yo no puedo hacer nada<br />

más; ahora debe consultar con un especialista”.<br />

–El otro sector sobre el que recae una mirada crítica<br />

en la novela son los artistas, otra casta de notables para<br />

la sociedad. ¿Por qué ellos? Porque hay cierto tipo de artistas<br />

que sólo por serlo piensa que tiene más privilegios que<br />

otros. Sobre todo gente de teatro, tienen un grado de narcisismo<br />

tan grande que se consideran por encima del común de<br />

los mortales. Escritores o pintores son otra cosa<br />

47


Entrevista<br />

nueve<br />

Habla pausado, piensa cada respuesta.<br />

Trata de ser claro y concreto en sus respuestas<br />

y, para amenizar la entrevista,<br />

hace varios chistes. Hay preguntas que<br />

ya le hicieron varias veces, otras que no<br />

y lo divierten. John Katzenbach presentó<br />

su última obra, Un final perfecto en<br />

Buenos Aires. En una entrevista para<br />

<strong>Quid</strong>, el hombre de los best seller habló<br />

de la buena educación, de sus personajes<br />

y de su afición por la psicología.<br />

–Escribe sobre asesinos, muertes y<br />

psicópatas. ¿Qué es para usted la<br />

buena educación? Creo que hay dos<br />

partes en la buena educación. Una es la<br />

que todos conocemos: ir a la escuela, ir<br />

a la universidad y estudiar Ingeniería,<br />

Medicina. Y, la educación que me interesa<br />

a mí como escritor, que es cómo la<br />

gente se comporta con los demás.<br />

–Pero usted sólo escribe sobre los<br />

malos comportamientos… Pensalo<br />

en tu propia vida: todos recuerdan las<br />

John Katzenbach<br />

Un hombre FELIZ<br />

48<br />

POR Antonela de Alva<br />

cosas lindas que algunas personas hicieron<br />

por ellos pero, sin dudas, no se olvidan<br />

de las cosas malas que les hicieron.<br />

–¿Los criminales, los asesinos, tienen<br />

una buena educación? Sí, y lo<br />

que más entienden es la naturaleza humana.<br />

No pueden decir lo que piensan<br />

porque no son personas educadas desde<br />

el punto de vista en el que nosotros<br />

entendemos a la educación que es, por<br />

ejemplo, ir a la escuela, etc. Pero, están<br />

educadas en el mal. Y eso les sirve.<br />

–¿En qué medida su educación le<br />

permitió dedicarse a la escritura<br />

de ficción? Hay dos partes, de nuevo.<br />

Tuve una educación formal: fui a la


universidad, estudié e hice cursos, leí<br />

a Hemingway, Dostoievski, Stendhal,<br />

Faulkner, Dickens. Esa parte te enseña<br />

qué es escribir bien. La segunda<br />

parte de mi educación fue la de ser<br />

periodista en criminales (policiales). Y<br />

eso era como ir al teatro todos los días.<br />

Absorbí lo más que pude de eso.<br />

–¿De qué manera el periodismo influyo<br />

en su escritura? El periodismo<br />

te enseña a ser preciso. Y es importante<br />

en cualquier thriller que seas psicológicamente<br />

preciso. Así que tenés que<br />

acotar esas habilidades al proceso.<br />

–¿Pero no es muy difícil, en lo emocional<br />

y psicológico, ver y escribir<br />

crímenes todos los días? Uno creería<br />

que sí pero, como periodista, ponés<br />

siempre una barrera emocional entre lo<br />

que estás viviendo y lo que vivís. Si no,<br />

no podrías preguntarle al esposo de una<br />

mujer asesinada qué fue lo que pasó. Al<br />

poner esa distancia, estás protegido. Vas<br />

a contar una historia pero vos no sos la<br />

historia. Y eso te da independencia. Es<br />

un estado psicológico interesante.<br />

–¿Es por eso que decidió escribir<br />

sobre la maldad del ser humano?<br />

¿Le fascina? Escribo sobre esta parte<br />

del ser humano por el mismo motivo<br />

que otros escritores deciden escribir<br />

sobre el bien. Todos nosotros tenemos<br />

emociones que nos tiran en ambas direcciones:<br />

hacia el lado bueno y hacia el<br />

otro. Mis libros como Un final perfecto,<br />

El profesor o El psicoanalista son todas<br />

exploraciones de esta batalla. Eso suena<br />

más sofisticado de lo que debería. Pero<br />

me gusta contar historias interesantes.<br />

–También se pueden contar esas<br />

historias desde otros géneros. ¿Por<br />

qué, entonces, no escribir sobre<br />

el amor o con humor? Porque toda<br />

escritura es una búsqueda de la verdad.<br />

Estas emociones, que son las que trato<br />

de captar en un libro como Un final<br />

perfecto, son verdades psicológicas. Si<br />

tratás de escribir algo que no te fascina,<br />

vas a fracasar.<br />

–¿Qué es lo que lo atrae de la oscuridad<br />

del ser humano? Que no se se<br />

puede entender lo mejor de la personas<br />

sino se entiendelo peor.<br />

–¿Cómo nacen sus personajes? Me<br />

llegan. Espero que no parezca tonto<br />

pero me pongo a escribir y es como<br />

si, realmente, estuvieran conmigo en<br />

donde estoy escribiendo. Los puedo<br />

escuchar hablando. Y, una de las cosas<br />

que hace divertida a la escritura es que<br />

un día me levanto y soy un psicópata<br />

y, después, una chica adolescente que<br />

juega al básquet en la escuela. Por eso,<br />

cada día es distinto.<br />

–En Un final perfecto usa el personaje<br />

de Caperucita Roja y el del<br />

lobo, que es el asesino. ¿A qué se<br />

debió esta elección? Al lobo lo elegí<br />

porque es fascinante. Es un personaje<br />

muy sofisticado pero su deseo es tan<br />

grande que comete errores. Al mismo<br />

tiempo, Caperucita Roja es intrigante<br />

por su inocencia e impulso, su fuerza.<br />

–El lobo quiere ser famoso, busca<br />

reconocimiento.. Lo importante no es<br />

ser famoso. Para el lobo, lo que es importante<br />

es que él cree que quiere ser<br />

famoso. Yo creo que la fama interfiere<br />

en la escritura porque si no sos muy cuidadoso,<br />

podés creerte que ser famoso es<br />

más importante que trabajar duro.<br />

–¿Cuáles son sus miedos? Mi miedo<br />

es despertarme y no poder escribir, que<br />

sólo pueda ir a pescar.<br />

–¿Sintió alguna vez la presión que<br />

significa ser un best seller? No, la<br />

oportunidad de sentarse a escribir una<br />

historia es un regalo. La presión es<br />

levantarte a la mañana, no tener un trabajo<br />

y tener hijos con hambre. O, despertarte<br />

y saber que tu hermano está<br />

enfermo. Eso es presión.<br />

–Entonces, ¿cómo es volver a escribir<br />

después de ser un best seller?<br />

El día que empiezo una novela es un<br />

día maravilloso. Es como empezar un<br />

viaje. Aunque sepa cuál es el destino<br />

final porque, muchas veces, lo sé desde<br />

el principio. Los días difíciles son los del<br />

medio. Cuando iba a la universidad, una<br />

genial profesora de escritura me explicó<br />

que, por ejemplo, cuando uno escribe<br />

un western, el momento clave es el<br />

que hay entre el sheriff y el bandido.<br />

Esa escena de tensión la puede escribir<br />

cualquier buen escritor. Ahora, las escenas<br />

importantes, que le dan fuerza a tu<br />

libro son las que conducen a esa escena<br />

y las que les siguen. Qué desayunó el<br />

sheriff, qué hizo a la mañana. Esas escenas<br />

que parecen trascendentales son las<br />

que hay que moldear para darle forma a<br />

la historia y vida.<br />

–¿Cómo trabaja el equilibrio entre<br />

lo bueno y lo malo cuando comienza<br />

a escribir? Cuando empiezo un<br />

libro siempre sé cómo va a terminar.<br />

Así que el equilibrio entre lo malo y lo<br />

bueno está controlado. Cuando el lector<br />

está leyendo no sabe cómo termina y<br />

esto es lo que crea la tensión. Pero eso,<br />

también, me libera a mí para poder<br />

escribir. Cualquier buena novela te lleva<br />

por un viaje y sabés que vas a bajar,<br />

subir, doblar, volver. Y, finalmente, vas a<br />

llegar, no sé si a un momento de felicidad<br />

pero sí de reconciliación.<br />

–¿Cuánto tiempo tardó en escribir<br />

su última novela, Un final perfecto?<br />

Siempre tardo entre 11 y 14 meses. Y<br />

me digo que, cada vez, lo voy a hacer<br />

más rápido pero siempre es lo mismo.<br />

–¿Cómo escribe? Todo el mundo cree<br />

que ser novelista es romántico. Pero no<br />

es así. Hay que levantarse a la mañana<br />

y empezar a trabajar. Trabajo hasta el<br />

mediodía, después hago ejercicio, vuelvo,<br />

escribo todo lo que puedo y trato de<br />

terminar el día dejándome una nota, indicando<br />

adonde quiero llegar o por donde<br />

estaba para retomar el día siguiente.<br />

A veces, no suena muy divertido.<br />

–¿Quien suele ser su primer lector?<br />

Solía ser mi esposa pero, ahora,<br />

la primera que lee es mi agente. Ellos<br />

quieren que el libro sea un éxito así que<br />

escucho mucho a mis agentes.<br />

–¿Qué consejo le daría a un joven<br />

escritor? Que sólo hay una cosa importante.<br />

Le preguntaría: ¿Podés vivir<br />

encerrado en un cuarto con tu alma un<br />

año? Y que cuando tus amigos te pregunten:<br />

“¿Qué estás haciendo?”, seas<br />

capaz de ignorarlos. ¿Podés hacer eso?<br />

Si pueden hacer eso, entonces saben<br />

qué están haciendo. Lo importante es<br />

ver qué tan determinado o decidido<br />

estás. Creo que se trata de una combinación<br />

entre talento y determinación<br />

49


dos<br />

RECOMENDADOS<br />

recomendados recom<br />

TUMBAS DE POETAS Y PENSADORES<br />

Cees Nooteboom<br />

Fotografías de Simone Sassen<br />

Ediciones Siruela<br />

De principio a fin, este trabajo de Nooteboom,<br />

con fotografías realizadas por<br />

su mujer, es delicioso. El autor visitó las<br />

tumbas de sus “muertos amados”, desde<br />

Kawabata a Flaubert; desde Kafka a Joyce,<br />

desde Brecht a Hegel. Recordando el día<br />

de su muerte, escribe sobre Borges: “Allí,<br />

en alguna parte, debe de estar él, pienso<br />

yo, pues el pensamiento mágico es totalmente<br />

primitivo. Nunca recibió el Premio<br />

Nobel, y es una lástima para el Premio,<br />

pero se ganó algo mejor. Alguien debe poner<br />

su nombre a una estrella. Es el único<br />

escritor al que esto le cuadraría de verdad,<br />

y entonces habría otra vez una cosa que se<br />

llamara Borges”.<br />

TIERRA DE CAIMANES<br />

Karen Russell<br />

Tusquets<br />

“La noche caía y la luna refulgía tan brillante<br />

que atravesaba la lona de la tienda.<br />

Louis solía quedarse despierto hasta el<br />

vaporoso preamanecer, escuchando el<br />

zumbido de los mosquitos como si fueran<br />

criaturas sagradas. Estaba enamorado de<br />

todo el mundo, del calor y de la peste y de<br />

aquella hedionda draga con forma de tetera<br />

que había abierto un canal tan alejado<br />

de su niñez. (…) Y era lo bastante listo<br />

como para no expresar sus sentimientos.”<br />

Russell es considerada una de las mejores<br />

escritoras jóvenes estadounidenses.<br />

VAN GOGH. LA VIDA<br />

Steven Naifeh y Gregory White Smith<br />

Taurus<br />

Ganadores del premio Pulitzer por su<br />

biografía de Jackson Pollock, los autores<br />

tuvieron acceso a correspondencia familiar<br />

hasta ahora inédita.<br />

“Para Vincent, su arte daba testimonio de<br />

su vida y era más sincero y revelador<br />

(‘profundo, infinitamente profundo’) que<br />

la riada de cartas que siempre lo acompañaban.<br />

Plasmaba en su pintura, o eso<br />

creía él, tanto los momentos de ‘serenidad<br />

y alegría’ como los de abatimiento y desesperación:<br />

cada desgarro se convertía en<br />

una desgarradora imagen, cada cuadro<br />

en un autorretrato.”<br />

5o<br />

MI ÁNGEL TIENE ALAS NEGRAS<br />

Elliot Chaze<br />

La Bestia Equilátera<br />

“Puedo aguantar cualquier cosa menos a<br />

un caballero. He pasado mucho tiempo<br />

con ellos, demasiado, y sé por qué los<br />

caballeros son los que son. Deciden ser así<br />

después de probar todas las cosas reales<br />

sin lograr nada. No lograron nada con las<br />

mujeres. No lograron plantarse con firmeza<br />

y actuar como hombres. Así que se<br />

volvieron caballeros (…). Un caballero es<br />

un felpudo que ya no raspa la suela.” Este<br />

brillante parlamento se lo debemos a Virginia,<br />

uno de los personajes de esta novela<br />

deslumbrante que más que un policial es<br />

una gran historia de amor.<br />

LOS SIMPSON Y LA FILOSOFÍA<br />

Compiladores: William Irwin, Mark Conard y<br />

Aeon Skoble<br />

Biblioteca Blackie Books<br />

Editado por filósofos y escrito por otros<br />

veinte, este ensayo intenta explorar el<br />

pensamiento de Aristóteles, Nietzsche,<br />

Kant y muchos otros, a través de los personajes<br />

de la serie.<br />

Kelly Dean Jolley, en su trabajo ¿Qué<br />

significa pensar para Bart?, escribe: “He<br />

convertido a Bart en mi musa por su compromiso<br />

con el mundo. Tanto da si se trata<br />

de un compromiso reflexivo o activo. El<br />

mundo de Bart (...) no sólo está en su cabeza.<br />

Para Bart ese mundo está allí fuera,<br />

y esta ‘fueridad’ (uso el término a falta de<br />

uno mejor) es lo que convierte a Bart en<br />

un pensador heideggeriano”.<br />

WAGNER<br />

Jacques De Decker<br />

El Ateneo<br />

Confrontado con algunos pensadores<br />

esenciales como Arthur Schopenhauer o<br />

Friedrich Nietzsche, asociado al destino de<br />

su país, Alemania, del que estuvo desterrado<br />

obsesionado por el proyecto de una<br />

obra que terminó llevando a cabo en su<br />

calidad de poeta, compositor y hombre de<br />

teatro, nunca ha dejado de provocar pasiones<br />

y de vivirlas él mismo, ya fueran estas<br />

políticas, estéticas o amorosas.<br />

Jacques De Decker, el autor de esta biografía<br />

impecable, es crítico literario de Le<br />

Soir de Bruselas desde hace más de cuarenta<br />

años y, desde 2002, secretario permanente<br />

de la Academia Real de Lengua<br />

y Literatura Francesas de Bélgica.


ing<br />

RANKING<br />

ranking ranking ranking<br />

FICCIÓN<br />

NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />

1.<br />

2.<br />

Inferno<br />

Dan Brown<br />

Planeta<br />

Cincuenta sombras de Grey<br />

E. L. James<br />

Grijalbo<br />

3. Cincuenta sombras más<br />

oscuras<br />

E. L. James<br />

Grijalbo<br />

4. Cincuenta sombras<br />

liberadas<br />

E. L. James<br />

Grijalbo<br />

5. La ridícula idea de no<br />

volver a verte<br />

Rosa Montero<br />

Seix Barral<br />

1.<br />

El jesuita<br />

Sergio Rubin<br />

Vergara Editor<br />

2. Ágilmente<br />

Estanislao Bachrach<br />

Sudamericana<br />

3. Economía descubierta<br />

Tomás Bulat<br />

Ediciones B<br />

4. Encuentros<br />

5.<br />

Gabriel Rolón<br />

Planeta<br />

Cocineros argentinos<br />

Kapow S.A.<br />

Planeta<br />

1.<br />

Gaturro superhéroe<br />

Nik<br />

Sudamericana<br />

2. El principito<br />

Antoine de Saint-exupéry<br />

Emecé<br />

3. Gaturro 19<br />

Nik<br />

De La Flor<br />

4. Gaturro 1<br />

Nik<br />

De La Flor<br />

5. Gaturro 17<br />

Nik<br />

De La Flor<br />

1.<br />

Nacida bajo el signo del<br />

toro<br />

Florencia Bonelli<br />

Alfaguara<br />

2. Los juegos del hambre<br />

Suzanne Collins<br />

Del Nuevo Extremo<br />

3. Finale (Hush Hush 4)<br />

Becca Fitzpatrick<br />

Ediciones B<br />

4. Sinsajo<br />

Suzanne Collins<br />

Del Nuevo Extremo<br />

5. One Direction: I love<br />

Harry<br />

Jim Maloney<br />

Ediciones B<br />

51<br />

MÚSICA<br />

1.<br />

Destinología<br />

Tan Biónica<br />

EMI<br />

2. Random access memories<br />

3.<br />

Daft Punk<br />

Sony<br />

Demi<br />

Demi Lovato<br />

Universal<br />

4. To be loved<br />

Michael Buble<br />

Warner<br />

5. Me muevo para aquí<br />

Topa<br />

Disney<br />

PELÍCULAS<br />

1.<br />

Princesita Sofía<br />

N/A<br />

Walt Disney<br />

2. Ralph el demoledor<br />

3.<br />

Rich Moore<br />

Walt Disney<br />

El Hobbit: un viaje inesperado<br />

Peter Jackson<br />

Warner<br />

4. Iron Man: surge el tecnívoro<br />

Hiroshi Hamasaki<br />

Sony<br />

5. Hotel Transylvania<br />

Genndy Tartakovsky<br />

Sony<br />

Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. entre el 20/5/13 y el 26/5/13


Música<br />

jazz<br />

Todo aquel jazz<br />

Una placa doble que reúne a algunos de los mejores maestros del género: las grandes orquestas,<br />

el swing, el bebop, y los trompetistas y saxofonistas más experimentales. Todos los tempos de todos<br />

los tiempos, en una eterna lección de buena música<br />

POR Sergio Varela<br />

¿Qué es el jazz sino una particular relación con el tiempo,<br />

ajena a toda lógica y reloj? Una reinvención espiritual del<br />

transcurso de la vida, donde un segundo a veces dura más<br />

y a veces menos que un segundo. Una aventura del alma y<br />

el cuerpo y la mente donde el ser humano reivindica su humanidad<br />

invadiendo dimensiones inexploradas pero a la vez<br />

cercanas, próximas, a las que el jazz, esa invención constante<br />

e irreverente, humaniza con sus artificios para disimular la<br />

artificialidad, como un pase de magia imposible de desenmascarar.<br />

El swing, la síncopa, la improvisación forman parte de la<br />

creativa aventura de este género, donde los cánones y patrones<br />

no son otros que los del propio estilo de cada intérprete,<br />

la estética intuitiva, el sonido genuino y personal. Eso no<br />

quiere decir que no haya maestros y transmisión de conocimientos<br />

acerca de las mejores formas de abordarlo. Sólo que<br />

los maestros no son acartonados ni aburridos, sino creativos y<br />

sorprendentes en sus enseñanzas, que surgen de la improvisación<br />

y la inspiración más que de los manuales de estilo.<br />

Probablemente, una de las mejores maneras de acceder a las<br />

enseñanzas de los grandes profesores del jazz surja por estos<br />

días de la escucha de la placa doble Talent Jazz.<br />

Allí, con una portada que reproduce la estética de pop art de<br />

Andy Warhol en torno a la lata de sopa de tomates Campbell,<br />

podemos acceder a joyas del género como Cheek to<br />

cheek, por Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, Chicago,<br />

por Tony Benett, o Here comes de night, por la orquesta de<br />

Harry James, en plan romántico.<br />

También hay piezas un poco más sexies, como Makin Whoopie,<br />

por el Gerry Mulligan Quartet, y canciones que merecen<br />

incluirse en el equipaje de mano para la isla desierta, como<br />

Our love is here to stay, por Larry Adler, Cry me a river,<br />

por Julie London, o Jumpin at the woodside, a cargo de la<br />

orquesta de Count Basie.<br />

No podían faltar elegantes diademas como Just a Gigolo,<br />

nada menos que por Thelonious Monk, y Someone to watch<br />

over me, por la imperecedera voz de Frank Sinatra. Y para<br />

convertir a este disco doble en una oferta que no se puede<br />

rehusar (sin alusiones a los buenos muchachos amigos de<br />

Frankie), están también Mack the knife (de Bertolt Brecht<br />

y Kurt Weill) por Louis Armstrong, A night in Tunisia, por<br />

el “perseguidor” Charlie Parker, junto con The way you<br />

look tonight, por Miles Davis, I’ll be seeing you, por Billie<br />

Holliday, o Stormy Weather, por Dinnah Washington. Para<br />

escuchar noche y día (Night and day, por Lena Horne, es<br />

otra de sus perlitas).<br />

Si buscamos “jazz” en el diccionario, muy probablemente<br />

surja esta placa como síntesis de resumen y significado<br />

53


Música<br />

popular<br />

54<br />

Los métodos íntimos<br />

POR Carlos Salatino<br />

Peter Gabriel<br />

Carlos Gardel Luis Alberto Spinetta Ian Anderson E. Santos Discépolo León Gieco Litto Nebbia


“A temprana edad debí abandonar mi educación para ingresar<br />

a la escuela.” Esta frase es atribuida a George Bernard Shaw<br />

quien, con este tono irónico, intentaba minimizar la importancia<br />

que la educación formal le tenía reservada para un niño.<br />

Hay una cierta predisposición para valorar y, en algunos<br />

casos, sobrevalorar a aquellas personas y personajes que se<br />

“hicieron solos”.<br />

En el caso específico de la música popular esta situación sirve<br />

para proporcionar elementos de valor para determinados artistas<br />

que no tuvieron una educación musical formal.<br />

De ninguna manera esto debería ser un demérito, pero la pregunta<br />

es ¿hasta dónde un músico es enteramente autodidacta?<br />

Hay un punto en la vida de un músico en el que forzosamente<br />

deja de ser virgen de conocimientos teóricos. El solo hecho<br />

de la práctica diaria con un instrumento hace que cada músico<br />

tenga su propio método para realizar su obra.<br />

Se dice que como Carlos Gardel no sabía escribir música<br />

de manera formal, solía pegar números en las teclas del piano<br />

para poder memorizar las melodías que se le ocurrían, las<br />

cuales luego eran engalanadas con las poesías de Alfredo Le<br />

Pera, por ejemplo.<br />

Litto Nebbia, pionero del rock argentino, comenta en su<br />

libro Una mirada como el entorno familiar, en el que su padre<br />

(reconocido cantante de boleros de Rosario que actuaba<br />

con el seudónimo de Félix Ocampo) y su madre, ama de casa,<br />

pianista y profesora de música, le posibilitó el acceso a todas<br />

las formas del arte.<br />

Comenta Nebbia sobre su padre: “Mi viejo era un tipo de una<br />

intuición musical terrible y una increíble afinación. Sobre la<br />

música que escuchaba hacía comentarios siempre certeros y<br />

con detalles que no se te ocurrían. Tenía la manía de sacar la<br />

melodía interior que uno tiene y decía que había que improvisar<br />

constantemente sobre cualquier cosa que se oye por la<br />

radio, en el colectivo o en donde sea. Yo hacía eso todo el día<br />

desde los ocho años. Cuando te organizás un poco, un día te<br />

das cuenta de que estás inventando melodías que son tuyas y<br />

las entrás a repetir diariamente… Luego, a los doce años es<br />

cuando empecé a escribir mis primeras canciones”.<br />

Este tipo de intuición artística es la que lleva a músicos populares<br />

y disímiles como Luis Alberto Spinetta, John Lennon,<br />

León Gieco, Jaime Torres, Peter Gabriel, Enrique “Mono”<br />

Villegas, Charly García, Enrique Santos Discépolo, Ian<br />

Anderson, Fito Páez y cientos o miles más, a incursionar en<br />

el infinito universo de la música.<br />

Las motivaciones e inspiraciones que tiene un músico al<br />

momento de crear una obra pueden provenir de distintas<br />

fuentes. Johann Sebastian Bach nutría sus composiciones<br />

con elementos provenientes de las canciones populares que<br />

escuchaba en las voces de los juglares y artistas callejeros.<br />

Bach, integrante (junto con Mozart y Beethoven) de la<br />

Santísima Trinidad de la música clásica, tenía el oído atento<br />

a ese mágico momento en el que el aire vibra y transforma el<br />

sonido en música.<br />

En base a esa materia prima surgían las obras maestras que<br />

legó para los seres humanos. Este método, entonces, no está<br />

tan alejado del que llevaba adelante el joven Nebbia mientras<br />

recorría las calles de Rosario con su padre.<br />

Pero no sólo intuición es lo que proporciona calidad y altura<br />

musical. Pablo Picasso decía que en el arte es necesario tener<br />

un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de<br />

trabajo.<br />

Keith Emerson, integrante de Emerson, Lake & Palmer, no<br />

hubiera podido componer su Concierto para piano y orquesta<br />

Nro. 1 sin el trabajo constante desarrollado a lo largo de los<br />

años, tratando de superarse a sí mismo tanto en el aspecto<br />

técnico como compositivo (a pesar de la dudosa calidad artística<br />

de dicha composición, ya que seguramente no pasará a<br />

la historia grande de la música académica). De todos modos,<br />

como suele decirse, lo que vale es la intención…<br />

Cierta sobrevaloración sobrevuela en algunos músicos, pero<br />

sería peor no llevar adelante determinados intentos. Cuando<br />

Billy Joel decidió que se grabaran sus piezas para piano<br />

clásico (Fantasies & Delusions, lanzado en 2001, cuyas piezas<br />

son ejecutadas por Richard Joo), llevó adelante un ejercicio<br />

estilístico para que sea reconocido no sólo como el gran melodista<br />

que es, sino también como compositor serio. Pero, como<br />

comentó en su momento Diego Fischerman al reseñar el<br />

álbum, “¿qué sentido tiene componer música del siglo XIX a<br />

finales del siglo XX?”.<br />

La autocrítica a veces es necesaria, como la ejercida por Inodoro<br />

Pereyra que, según le comenta a su perro Mendieta en<br />

una de las tiras creadas por el inolvidable Roberto Fontanarrosa,<br />

“sé escribir pero no sé leer, porque no me gusta lo que<br />

escribo…”.<br />

Recomendación final del autor: para escuchar música es necesario<br />

el mismo poder de abstracción y concentración que se<br />

necesita para leer un libro o ver una película. Cada momento<br />

que discurre mientras suena esta maravillosa matemática<br />

audible puede ser único. Como le comentó a este escriba el<br />

tecladista suizo Patrick Moraz (reemplazante de Rick Wakeman<br />

en el álbum Relayer de Yes de 1974): “Music is music,<br />

therefore, music IS music” (Música es música, por lo tanto,<br />

música ES música)<br />

Charly García y Fito Páez<br />

55


Música<br />

clásica<br />

El gran Wagner<br />

A doscientos años de su nacimiento, recordamos la vida del gran compositor<br />

POR Nadia Koval<br />

56<br />

Richard Wagner nació el 22 de mayo de 1813 en Leipzig.<br />

Las primeras influencias artísticas las recibió en el seno de su<br />

familia. Su padre adoptivo, Ludwig Geyer, era actor y pintor,<br />

y sus hermanas, Rosalie y Klara, eran actriz y cantante, respectivamente.<br />

Los estudios musicales de Richard consistían<br />

en el piano, el violín y algunos elementos de la teoría musical.<br />

Por otro lado, Richard sentía un gran interés por la literatura.<br />

Cuando escuchó por primera vez Fidelio de Beethoven, descubrió<br />

que podía dedicarse a la ópera porque en ella la música<br />

y la literatura fluyen conjuntamente.<br />

La carrera profesional de Wagner comenzó a los veinte años,<br />

cuando fue contratado como director del coro de Wurzburgo.<br />

Desde este momento comenzó a trabajar en varios teatros<br />

provinciales. Para aquellos compuso sus primeras óperas: Las<br />

hadas (Die Feen), basada en un cuento de Gozzi (La donna<br />

serpiente) y La prohibición de amar (Das Liebesverbot), inspirada<br />

en la obra de Shakespeare Medida por medida.<br />

El 24 de noviembre de 1836, Wagner se casó con la actriz<br />

Minna Planer. Pero muy pronto comenzaron los problemas,<br />

tanto económicos como amorosos; tras algunas semanas, Minna<br />

lo abandonó por otro hombre. Poco después regresó, pero<br />

la relación transcurriría difícilmente durante las tres décadas<br />

siguientes. Las deudas acumuladas de Wagner lo indujeron a<br />

huir del país. Llevaba consigo la ópera Rienzi, la cual quería<br />

ver estrenada en algún teatro importante. Decidió viajar a<br />

París. Durante la travesía, una serie de terribles tempestades<br />

le inspiró a componer una obra nueva: El holandés errante<br />

(Der fliegende Hollander). No obstante, la estancia en la capital<br />

francesa fue un fracaso para Wagner; allí no pudo estrenar<br />

ninguna de sus óperas. Su trabajo consistía en reducciones de<br />

las óperas italianas para piano y canto. Incluso permaneció un<br />

breve tiempo en la cárcel de deudores, porque sus ingresos<br />

no podían cubrir sus deudas. Gracias a la ayuda de Meyerbeer<br />

la ciudad de Dresde aceptó la puesta de Rienzi, y el 20<br />

de octubre de 1842 la ópera se estrenó con un gran éxito.<br />

Pronto, el mismo Teatro Real de Dresde aceptó otra ópera<br />

suya, El holandés errante.<br />

Wagner daba una gran importancia al drama musical al utilizar<br />

desde la obertura la unión de temas musicales con los personajes<br />

principales, logrando gradualmente la noción de leitmotiv,<br />

que se hizo fundamental para sus óperas posteriores.<br />

Con la ópera Tannhäuser, estrenada en 1845, Wagner revivió


el mundo legendario medieval de los caballeros Minnesinger<br />

alemanes. Pero aquí el drama toma un aspecto religioso enfrentándose,<br />

por un lado, el amor “carnal” que simboliza la<br />

diosa Venus y, por otro, el amor espiritual de Elisabeth. La<br />

idea de Wagner fue utilizar la música como medio para llegar<br />

al drama, al contrario de la ópera italiana donde el drama es<br />

el medio para llegar a la música.<br />

Wagner comenzó a componer Lohengrin en 1845, pero la<br />

participación activa por parte del compositor en los hechos<br />

revolucionarios de Dresde (1848-1849) lo obligaron a refugiarse<br />

primero en Weimar junto a Liszt y, al decretarse la orden<br />

de busca y captura contra él, a exiliarse en Suiza. Por lo tanto<br />

Lohengrin fue la primera ópera que se estrenó en Alemania<br />

(Weimar, agosto de 1850) mientras el compositor permanecía<br />

en el exilio. Cuando Wagner se había retirado a Mariafeld<br />

huyendo de sus acreedores, se le presentó como un milagro<br />

el secretario del gabinete de Luis II para anunciarle que su<br />

gran admirador, el rey, le pedía ser su invitado. Rápidamente<br />

fueron pagadas las deudas contraídas por el compositor, que se<br />

instaló en una casa cercana a la residencia real en Berg.<br />

El 1° de junio de 1865, en Múnich se estrenó Tristán e Isolda.<br />

Pero se supo que Wagner había iniciado relaciones con<br />

Cosima Liszt, siendo esto aprovechado para una intriga cortesana<br />

que obligó a Luis II a pedirle que se alejase un tiempo<br />

de Múnich. Wagner se trasladó a Suiza y, tras la muerte de<br />

su esposa Minna en Dresde (1866), se instaló con Cosima en<br />

la hermosa villa de Triebschen a orillas del lago de Ginebra,<br />

con sus cuatro hijas. Richard pudo trabajar en sus óperas sin<br />

preocuparse de sus gastos y en 1867 terminó Los maestros<br />

cantores de Núremberg. Continuó viviendo en Triebschen,<br />

donde frecuentemente lo visitaba Nietzsche. A lo largo de<br />

1869, terminó Sigfrido casi por completo; las últimas páginas<br />

las había concluido en 1871. El 22 de septiembre de 1869<br />

presentó El oro del Rin en Múnich, mientras iniciaba la tarea<br />

de componer El ocaso de los dioses.<br />

Tras largos años de convivencia con Wagner, Cosima se divorció<br />

de Hans Von Bulow y se casó con Richard en 1870.<br />

Para su cumpleaños él le compuso El idilio de Sigfrido. En<br />

1867, Wagner puso la primera piedra del Teatro de Bayreuth<br />

y al mismo tiempo construyó su propia casa Wahnfried de<br />

Bayreuth, a la que se trasladó. En ella terminó El ocaso de los<br />

dioses. La Tetralogía fue estrenada formando tres ciclos completos<br />

en Bayreuth (1876). Poco después, Wagner empezó a<br />

sufrir sus primeros problemas de corazón, por lo que se trasladó<br />

a Bad Ems (1877) para curarse.<br />

En 1882, Wagner terminó su última ópera, Parsifal. El estreno<br />

tuvo lugar el 26 de julio de 1882, después del cual hubo<br />

dieciséis funciones seguidas, en las que el tercer acto de cada<br />

presentación fue dirigido por el mismo. Al cabo de un tiempo,<br />

viajó a Venecia para recuperar su salud muy deteriorada,<br />

pero el 13 de febrero de 1883 murió en dicha ciudad. El día<br />

18 fue enterrado en el jardín de Wahnfried, en Bayreuth,<br />

donde después se enterró también a su esposa<br />

RECOMENDADOS<br />

RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL<br />

WAGNER: MAESTROS CANTORES DE NÚREMBERG, DVD<br />

Es la única ópera de madurez de R. Wagner que se<br />

basa en una historia enteramente original, ideada<br />

por el propio Wagner. También es la única de las<br />

obras del compositor en que no hay elementos o<br />

poderes mágicos y sobrenaturales. Se estrenó en<br />

Múnich el 21 de junio de 1868, bajo la dirección de<br />

Hans von Bulow. La historia tiene lugar en Núremberg<br />

a mediados del siglo XVI, y gira alrededor del<br />

tema de los Meistersinger, una asociación de poetas<br />

y músicos aficionados, en su mayor parte de la<br />

clase media y a menudo maestros artesanos en sus<br />

profesiones.<br />

NOVEDAD<br />

GUSTAVO DUDAMEL: STRAVINSKI Y REVUELTAS<br />

El lanzamiento del disco Rite de G. Dudamel al frente<br />

de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar de<br />

Venezuela bajo el sello Deutsche Grammophon ha<br />

marcado de modo importante las ideas sobre la relación<br />

entre los dos compositores. El hecho de que<br />

Rite reúna en el mismo CD a La consagración de la<br />

primavera con La noche de los mayas es sin duda un<br />

poderoso vínculo entre el período ruso de Stravinski<br />

con las obras del famoso compositor mexicano<br />

Revueltas, a quien se lo había llamado “el Stravinski<br />

de América Latina”.<br />

PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA<br />

G. KREMER Y LA KREMERATA BÁLTICA: EL ARTE DE LA<br />

INSTRUMENTACIÓN<br />

Para celebrar los quince años de la Kremerata Báltica<br />

(la orquesta de cámara fundada por el famoso<br />

violinista Gidon Kremer), se grabó este nuevo disco,<br />

celebrando al mismo tiempo el décimo aniversario<br />

del festival Kronberg’s Chamber Music connects<br />

the World y el arte de un gran intérprete de Bach,<br />

el pianista Glenn Gould. Para estos eventos, diez<br />

músicos, integrantes de la orquesta, hicieron transcripciones<br />

de las obras de Bach. Este disco nos da<br />

una oportunidad de conocer a nuevos autores y<br />

disfrutar de composiciones exquisitas, plenas de<br />

humildad y cuidado por hacer la reverencia a Bach.<br />

LIBRO RECOMENDADO<br />

WILLIAM WEBER: LA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL<br />

GUSTO MUSICAL<br />

William Weber ha logrado con erudición y perspicacia<br />

un estudio fundamental sobre la historia<br />

de la estética musical moderna. En él se plantea<br />

el origen de aquella divergencia entre “música<br />

popular” y “música clásica” que marcó el auge cada<br />

vez más decidido de lo pop, el fracasado intento<br />

del atonalismo por superar con “nueva música” esa<br />

distancia, el asentamiento de lo “clásico” musical<br />

en la consideración popular más allá de la estética<br />

clasicista, la reivindicación de la “música ligera”.<br />

El libro posibilita una mejor comprensión de los<br />

gustos musicales contemporáneos, sin reducirlos a<br />

enfoques meramente sociológicos pero teniendo en<br />

cuenta los aspectos sociales, políticos y económicos<br />

que los influyen.<br />

57


58<br />

Entrevista<br />

diez


La voz<br />

de los terrícolas<br />

En plena gira mundial para presentar su nueva placa, la cantante británica SARAH BRIGHTMAN<br />

conversó con <strong>Quid</strong> sobre este reciente trabajo y sus próximos proyectos, incluido un futuro viaje<br />

al espacio<br />

POR Sergio Varela<br />

Brightman, se encuentra en plena gira mundial para presentar<br />

su nuevo disco, Dreamchaser (“perseguidor de sueños”).<br />

Ella misma es la concreción de un hermoso sueño, desde que<br />

a los tres años comenzó a aprender ballet en su pueblo natal<br />

de la región de Herefordshire, hasta convertirse en uno de los<br />

íconos de la escena musical inglesa posmoderna. Cantó en los<br />

Juegos Olímpicos y en los teatros de ópera más importantes<br />

del mundo, fue pareja del compositor Andrew Lloyd Weber,<br />

y ahora planea viajar al espacio en 2015.<br />

También despliega una calidez notable cuando, en conversación<br />

telefónica con <strong>Quid</strong> desde Berlín, expresa los sueños<br />

que procura perseguir, una positiva utopía de paz y armonía<br />

universal donde la música es catalizador y lenguaje de entendimiento.<br />

–¿Cuál es la característica de Dreamchaser, su nuevo<br />

álbum? ¿Qué nuevas propuestas encontraremos, similares<br />

o diferentes a sus álbumes anteriores? Creo que<br />

se trata de un trabajo más expansivo que los anteriores, tiene<br />

una mirada más universal, muy influida por emociones de<br />

mi infancia. En la década del 60, yo vivía en el poblado de<br />

Berkhamsted, en Herefordshire, y teníamos un solo canal de<br />

televisión, donde me impresionó mucho la imagen de la llegada<br />

del hombre a la luna. Yo era muy pequeña, pero desde<br />

entonces ese evento motivó en mí una gran inspiración para<br />

encontrar en la música un lenguaje y a la vez un mensaje de<br />

armonía y afecto universal. Justamente, este nuevo disco propone<br />

acercarle al público temas positivos, como parte de ese<br />

mensaje.<br />

–¿Qué ha descubierto a partir del cruce de estilos entre<br />

la música clásica y el pop? ¿Qué le aporta el pop a la<br />

música clásica y qué la música clásica al pop? Más allá<br />

de los estilos, la música es siempre la misma; probablemente<br />

lo más importante es que pueden coexistir diferentes formas<br />

de abordarla, y eso enriquece la expresión de quien la interpreta<br />

y a la vez abre los corazones y las mentes en quienes la<br />

escuchan. Creo que ese fue el principal desafío y también el<br />

mayor acierto del Classical Crossover, un estilo masivo y a la<br />

vez elaborado, que logró ampliar la base de oyentes de música<br />

clásica y proponer temas un poco más complejos a quien<br />

antes sólo escuchaba un sonido menos profundo.<br />

–¿Qué fue lo que la impulsó a elegir ser cantante?<br />

¿Qué cree que puede enseñar la música, en qué forma<br />

puede colaborar con la educación de las personas?<br />

Desde los tres años que he tomado clases de ballet, así que<br />

la educación para el arte ha sido una de las constantes y una<br />

de las experiencias más significativas en mi vida. Creo que es<br />

muy importante el aporte que el arte puede hacer a la educación.<br />

Contribuye a despertar y desarrollar la sensibilidad,<br />

muchas veces se entiende que la educación sólo consiste<br />

en una especie de adiestramiento para la eficacia. Y el arte<br />

aporta la capacidad de comprensión, el gusto por la belleza, la<br />

sensibilidad, la capacidad de sentir emociones y expresarlas.<br />

Es muy, muy importante la música para el crecimiento y la<br />

evolución de las personas.<br />

–Hay una versión de que usted piensa viajar al espacio<br />

en los próximos años. ¿Es verdad eso? ¿Cuál es su propósito<br />

con esa expedición? Sí, es una gran ambición que<br />

tengo desde muy pequeña, desde aquella vez que vi por televisión<br />

la llegada del hombre a la luna. Es un viaje que haré en<br />

2015, mediante la agencia rusa espacial Roscosmos, y se trata<br />

también de un mensaje esperanzador para la humanidad. En<br />

el momento del viaje tendré 55 años, lo que me convertirá<br />

en la persona de mayor edad en haber viajado al espacio. Es<br />

decir que las personas de más de 50 años pueden hacer cosas<br />

tan notables como visitar una Estación Espacial.<br />

–¿Qué es lo más valioso que ha aprendido a lo largo<br />

de su carrera y qué es lo mejor que ha enseñado? La<br />

respuesta es la misma para las dos preguntas. He aprendido,<br />

y desde que lo hice he procurado transmitirlo a los demás<br />

a través de mis recitales y mis discos, que la sensibilidad, la<br />

capacidad de apreciar la música, la creación de otros seres<br />

humanos, nos iguala y nos hermana como tales. También nos<br />

vuelve mejores, más sensibles, más amigables. Más humanos,<br />

en definitiva<br />

59


Plano<br />

subjetivo<br />

Luz verde<br />

POR Patricio Vega*<br />

6o<br />

Uno de mis recuerdos más remotos me sitúa en una peluquería.<br />

Era chico, muy chico. El peluquero me alzó para<br />

subirme al sillón mientras mi mamá le explicaba cómo<br />

quería que me corte el pelo. “Portate bien, quedate quietito<br />

mientras el señor te corta, que mamá vuelve en un ratito”.<br />

Ahí quedé, congelado frente a un precursor algo entrado en<br />

años del joven manos de tijera. No solo me quedé quietito<br />

sino que parecía una momia; creo que ni respiré. Al rato,<br />

quien sabe cuánto –el tiempo tiene otra duración en la infancia–,<br />

reapareció mi mamá. “¡Qué lindo que estás!” o algo<br />

así, dijo. “Se portó muy bien, es muy educadito”, halagó el<br />

peluquero. Mi mamá se sintió orgullosa y yo me sentí orgulloso<br />

de enorgullecerla. Durante mucho tiempo supuse que<br />

ser educado era quedarse quietito, sin hacer nada y que eso<br />

tarde o temprano sería recompensado.<br />

Años más tarde, no muchos, pero los suficientes para que<br />

empezase a interesarme en las chicas, me encontré frente<br />

a un dilema moral. Tenía 10 años y estaba en un asalto con<br />

mis compañeros de grado promediando la fiesta. Gaseosas,<br />

papas fritas, sándwiches de miga, todo eso estaba bien, pero<br />

para ser honestos había dos momentos en un asalto que<br />

justificaban su existencia: los lentos y el juego de la botellita<br />

en donde uno podía besar o ser besado. Para ir allanando el<br />

terreno a los lentos algunos de mis compañeros habían improvisado<br />

un juego que reemplazaba al de la botellita y que<br />

alguien bautizó, antes o después, como “el semáforo”. Había<br />

tres vasos de plástico; uno verde, uno amarillo y uno rojo.<br />

Uno de los participantes, a ciegas, elegía uno de los tres<br />

vasos y ejecutaba la prenda según el resultado. Si agarraba<br />

el vaso verde podía darle un beso a la chica previamente<br />

elegida. Si, en cambio, se quedaba con el rojo recibía una<br />

cachetada de esa misma chica. No me acuerdo qué pasaba<br />

con el amarillo, pero no viene al caso. El tema es que el vaso<br />

verde tenía una marca, una pequeña rotura en el borde o<br />

en la base fácilmente palpable, aun a ciegas. De esa manera<br />

quien quisiera besar a una chica (y todos queríamos besar


a la misma) sólo tenía que acariciar los vasos para detectar<br />

cuál era el verde y…¡jackpot! A mí me parecía que eso era<br />

hacer trampa. Por alguna romántica razón creía que para<br />

besar a la chica en cuestión el Universo tenía que estar de<br />

mi lado, que el destino –en la forma de un vaso de plástico–<br />

tenía que confirmar mi deseo, legalizarlo. Una suerte de<br />

ordalía amorosa que me hiciera indudablemente merecedor<br />

de semejante recompensa. Además estaba convencido de<br />

que era una falta de respeto para con la chica. Fui educado<br />

para ser respetuoso con las mujeres. Pero claro, yo era el<br />

único que pensaba de esa manera. “Vení, no seas boludo,<br />

que están todos besando a Cristina”. Ni siquiera Cristina<br />

estaba en contra de aquella práctica fraudulenta. Yo preferí<br />

no salir al patio. Una vez más, como en la peluquería, me<br />

quedé quietito, sin hacer nada. Sólo que esa vez el mismo<br />

gesto –irónicamente– me había privado del premio.<br />

Pasaron los años, unos cuantos, y mi incertidumbre con<br />

respecto al trato que debía darle a las mujeres creció. Muchas<br />

se escandalizaban si era demasiado irrespetuoso, pero<br />

se aburrían si me comportaba respetuosamente. Algo en mi<br />

educación amorosa estaba fallando. A los veintipico conocí<br />

a Andrea, mi maestra iniciadora, la mistagoga que me abrió<br />

las puertas de los misterios femeninos. Andrea basaba su<br />

filosofía en un principio fundamental: “las chicas quieren<br />

lo mismo que los chicos”. Simple, directo, contundente. Y<br />

siguiendo sus consejos fue que logré ser respetuosamente<br />

irrespetuoso con las mujeres. Claro que eso duró hasta cruzar<br />

la barrera de los treinta. Por alguna razón después de esa<br />

edad las mujeres cambiaban. Los rechazos se multiplicaban<br />

de manera inexplicable. Afortunadamente a los treintipico<br />

conocí a Mariela, una nueva sacerdotisa en mi largo rito de<br />

iniciación. Mariela me reveló su propia metafísica amorosa:<br />

“las chicas quieren lo mismo que los chicos… siempre y<br />

cuando la relación tenga futuro”. Esas palabras me guiaron<br />

durante una década y parecieron clausurar mi formación<br />

académica. Sin embargo ahora, a los cuarentipico, mi educación<br />

amorosa parece estar necesitando una actualización,<br />

una maestría. Las mujeres vuelven a manifestarse como el<br />

enigma indescifrable que siempre me intrigó. Yo, por mi<br />

parte, espero quietito, sin hacer nada, como aquella vez en<br />

la peluquería. Y quizás, si el Universo se apiada, vuelva a ser<br />

recompensado<br />

*<br />

Premio Konex 2011, es guionista de cine y televisión y se dedica a la docencia<br />

desde hace más de 10 años. Fue coordinador autoral del exitoso ciclo Los<br />

simuladores; creador de la idea original de la serie Hermanos y detectives,<br />

además de autor de guiones junto a Damián Szifrón. Es uno de los guionistas<br />

más reconocidos del medio cinematográfico con tres largometrajes: La señal,<br />

dirigido por Ricardo Darín, Música en espera, de Hernán Goldfrid y<br />

Mi primera boda, de Ariel Winograd.<br />

Dirige El laboratorio de guión, escuela destinada a la formación integral<br />

de guionistas.


Entrevista<br />

once<br />

62<br />

Erica García<br />

Crisol de gustos<br />

Popularmente conocida como cantante y compositora, Erica García es además<br />

docente, pintora y conferencista. Con un pasado que incluye la música desde<br />

la cuna y un presente cruzado por actividades e intereses muy diversos, se está<br />

formando como dirigente política, en tanto prepara un nuevo disco<br />

POR Nancy Giampaolo<br />

–Su acercamiento a la música viene casi desde que<br />

nació. ¿Podría describir lo que recuerdes esa infancia<br />

musical? Soy tercera generación de músicos. Mis dos<br />

familias tenían músicos que tocaban distintos instrumentos,<br />

cantantes, bailarines. Gente clase media trabajadora,<br />

muy fiestera y muy culta a la vez. Crecí en un entorno


de música y educación física. La música fue mi lenguaje<br />

desde siempre, algo muy natural para mí tanto como leer<br />

y escribir. Le pedí a mi mamá a los tres que me enseñara<br />

a leer y escribir y lo tuve que ocultar en el jardín porque<br />

me acusaban de adelantada. A los siete me cansé de jugar<br />

a tocar la guitarra y le dije a mi papá: “basta, enseñame<br />

las notas”. Mis padres son muy jóvenes y yo siempre tuve<br />

carácter… entonces les decía lo que quería aprender. Pero<br />

me hubiera gustado que la escuela me diera más incentivos.<br />

Estudié varias cosas y me dediqué a la música porque<br />

era lo que más me gustaba y me salía muy orgánicamente.<br />

Además de ser un ambiente muy divertido. Pero ahora<br />

estoy estudiando materias de Ciencias Políticas que es algo<br />

que estaba latente en mí y la escuela no me lo fomentó. Se<br />

puede decir que mis días actuales se dividen entre hacer<br />

mi disco y prepararme como dirigente política, por lo cual<br />

la música ya no es el único eje en mi vida y tengo otras<br />

inquietudes que me absorben.<br />

–¿Y cómo se está formando en política? Me estoy formando<br />

en una fundación para dirigentes políticos donde<br />

tratamos diversos temas y tenemos charlas con funcionarios.<br />

Además por mi cuenta estoy estudiando el abc de<br />

política: Sun Tzu, Maquiavelo, José Ingenieros, derecho,<br />

sociología y todo eso que parece tan lejano al rock.<br />

–También tiene una faceta docente… Sí, dirijo mi<br />

propia escuela de canto con sesenta alumnos y creé un<br />

método propio que contiene técnicas de bel canto italiano<br />

y demás experiencias con distintos profesores de canto,<br />

teatro y yoga... ¡La cuestión es que mis alumnos cantan<br />

mejor que yo! (Risas)<br />

–¿En algún momento de la adolescencia vivió la<br />

música como un signo de rebeldía? No, la música es lo<br />

menos rebelde que hay para mí, ya que la practicaban mis<br />

dos familias, pero el adolescente por definición es rebelde,<br />

y yo doble Aries, imaginate...<br />

–¿Cuál es el primer o los primeros discos que se<br />

compró de chica? Empecé a pedir música desde muy<br />

pequeña, el primero que me compré fue uno de Earth,<br />

Wind and Fire creo, mi tía me trajo Machine head de<br />

Deep Purple; mi abuela, Could you be loved de Marley,<br />

Queen… y así se me fue armando la discoteca que ya tenía<br />

todo Beatles, Spinetta, Charly, jazz y Jobim que era la<br />

música que escuchaban mis viejos.<br />

–¿Cómo le resultó la experiencia de vivir en Estados<br />

Unidos? ¿Qué vida llevaba allá? Viví siete años y pico<br />

en Los Ángeles, es mi segundo hogar, a mí me gusta mucho<br />

hablar inglés, nunca me sentí turista. Estudié actuación<br />

en Stella Adler, donde estudió gente como Marlon<br />

Brando, De Niro, Benicio del Toro. También me recibí<br />

de Instructora Internacional de Kundalini Yoga. Saqué dos<br />

discos en la escena freak folk con mi proyecto Mountain<br />

Party, actué en la película The Treasure of the Back Jaguar,<br />

supervisé la música latina de la película Crank.<br />

–Usted es una mujer linda y parece muy decidida.<br />

Llegó a hacer producciones fotográficas en las que<br />

aparece totalmente pelada, cosa que no muchas mujeres<br />

se atreven a hacer. ¿Es realmente tan segura<br />

de usted misma como parece? Me entregué a hacer la<br />

producción de Converse pelada porque era para Arte BA<br />

junto con otros artistas bajo la cámara de Gaby Rocca que<br />

es un genio, y trabajé bastantes veces con él, sino no lo<br />

hubiera hecho. Por eso una es segura, porque al rodearte<br />

de la mejor gente podés estar segura. Yo soy una típica<br />

tímida, desde niña me costó mucho adecuarme a grupos,<br />

por eso siempre termino siendo líder de mis propios proyectos,<br />

lo mismo me pasa en política. Me cuesta simpatizar<br />

con quien no simpatizo y como mentir me aburre y me<br />

quita foco prefiero hacer mi propia organización, así me<br />

puedo expresar bien y las ideas no se distorsionan. Para<br />

contestarte tu pregunta: soy segura por necesidad no porque<br />

naturalmente lo sea. Y soy segura en algunas cosas,<br />

obviamente en otras soy muy débil…<br />

–¿Qué otras ramas del arte la interpelan? El cine, la<br />

literatura. Y también me interesa la oratoria, por eso doy<br />

charlas, me gusta la moda pero como concepto y dentro<br />

del ámbito de la moda internacional, no hablo de una boutique,<br />

hay gente que no sabe y cree que cuando uno habla<br />

de moda habla de eso. Me interesa mucho la ética de la<br />

estética: cómo los humanos nos agrupamos y consideramos<br />

en relación a nuestros gustos. También pinto y vendo algunos<br />

cuadros que creo que tienen una impronta relacionada<br />

a esta estética de la que hablamos.<br />

–¿Y cómo es su relación con lo actoral? Es buena,<br />

muy rica. Además de haber estudiado en Estados Unidos y<br />

haber laburado, acá hice teatro con Norman Briski y poesía<br />

con Tom Lupo.<br />

–¿Músicos nacionales que ame? Luis Alberto Spinetta,<br />

Charly García, Moris.<br />

–¿Y bandas o solistas internacionales? Un montón:<br />

te puedo pasear desde Fever Ray hasta Augustus Pablo<br />

pasando por Kraftwerk, Billie Holiday y Alex Andwanter.<br />

Aun así no me gusta todo. No me gusta para nada el<br />

eclecticismo.<br />

–¿Y artistas no músicos que la hayan inspirado? Auster,<br />

Wilde, Viola Di Grado, Rothko, Steve Jobs, pero<br />

hay disciplinas como la técnica de origami, el principio del<br />

holograma, la medicina holística, la física y la química que<br />

me conmueven tanto como la poesía<br />

63


net<br />

INTERNET<br />

internet internet interne<br />

http://www.nylonmag.com/?section=<br />

article&parid=9508&preview=1<br />

Una guía para hacer fotografías con Instagram:<br />

por dónde empezar, qué tener<br />

en cuenta, qué errores hay que evitar, y<br />

cómo compartir las imágenes para que<br />

logren su máximo alcance.<br />

http://sounddrain.com/<br />

Esta aplicación permite descargar<br />

canciones y todo tipo de audios directamente<br />

desde la plataforma Soundcloud.<br />

Muchos artistas de todo el mundo cuelgan<br />

sus grabaciones inéditas o reversiones<br />

en esta nube on line, incrementando<br />

el material a compartir.<br />

http://www.buzzfeed.com/awesomer/<br />

the-best-places-to-be-if-you-lovebooks<br />

Esta es una lista de los treinta mejores<br />

lugares a los que hay que ir si uno es<br />

fanático de los libros. Nobleza obliga:<br />

¡el Ateneo Grand Splendid aparece en<br />

el puesto número 10!<br />

http://www.buzzfeed.com/peggy/these-photos-will-make-your-stomachdrop?utm_source=buffer&utm_<br />

medium=twitter&utm_campaign=Bu<br />

ffer:%2Bfernandezpm%2Bon%2Btwitt<br />

er&buffer_share=ec971<br />

http://moviesincolor.com/<br />

Si de verdad fuera posible, podría decirse<br />

que esta serie de imágenes retratan<br />

el vértigo. O lo generan en el espectador.<br />

Se trata de 32 fotos de diferentes<br />

experiencias en las alturas que ponen en<br />

jaque la capacidad de impresionarse.<br />

Un blog con fotogramas de películas<br />

inolvidables y sus correspondientes paletas<br />

de colores, o una herramienta para<br />

promover el aprendizaje y la inspiración.<br />

Es posible recorrerlo siguiendo la<br />

obra de cada director, o seleccionando<br />

directamente la película.<br />

64<br />

http://www.facebook.com/TieneCarita<br />

Un grupo de personas abrió una fan<br />

page en Facebook para compartir imágenes<br />

de objetos que parecen tener<br />

la forma del rostro humano. El boca a<br />

boca fue expandiendo la propuesta, y ya<br />

son más de dos mil los seguidores que<br />

aportan sus fotos.<br />

http://imgur.com/a/BNVOy<br />

Este es un compilado de fotos de personajes<br />

históricos contemporáneos<br />

raramente difundidas. No ofrecen la<br />

perfección del oficio fotográfico pero<br />

son impecables en cuanto al valor documental<br />

con el que cuentan. El primer<br />

y original payaso Ronald McDonald,<br />

Arnold Schwarzenegger el día que<br />

recibió la ciudadanía estadounidense,<br />

la primera imagen de Machu Pichu<br />

en su descubrimiento en 1912, Tolstoi<br />

contándole una historia a sus nietos, son<br />

algunos ejemplos.<br />

8) http://www.boredpanda.com/55-<br />

lego-riddles/<br />

Aquí hay 55 juegos de ingenio diseñados<br />

por Lego para los fanáticos que se<br />

animen a resolverlos. La empresa de<br />

los ladrillos lo hizo para celebrar sus 55<br />

años en el mercado. Como pista, cabe<br />

pensar en hechos relevantes que se dieron<br />

durante el período de cumpleaños.


Entrevista<br />

doce<br />

Juega bonito, Sid<br />

El vecino de Andy en Toy Story representa el arquetipo del acosador, quien en el film<br />

“torturaba” a los juguetes. Estuvimos con el psicoanalista FERNANDO OSORIO quien acaba<br />

de publicar Bullying. Matón o víctima. ¿Cuál es tu hijo? Claves para detectar la violencia<br />

en la escuela<br />

66<br />

POR Florencia Álvarez<br />

–Desde hace más de diez años usted dirige un seminario<br />

sobre violencia en las escuelas y este libro sobre<br />

bullying es el décimo que escribe relacionado a esta<br />

cuestión. ¿Qué fue lo que lo llevó a interesarse por el<br />

tema? Me marcó fuertemente la matanza de 2004 en la escuela<br />

Islas Malvinas de Carmen de Patagones. Un muchacho<br />

de catorce años mató a tres compañeros, hirió a otros dos y<br />

luego dejó el arma y se sentó a ver lo que había hecho. Este<br />

chico terminó internado en un neuropsiquiátrico y declarado<br />

inimputable por ser menor de edad. Me interesó poder ubicar<br />

los condicionamientos de crianza que llevan a una persona<br />

a transformarse en un acosador, en una víctima, en un testigo<br />

de la violencia o en un colaborador.<br />

–¿Qué es el bullying exactamente? Es el modo de nombrar<br />

una violencia institucional. Se trata de una dinámica de<br />

maltrato y violencia que se desarrolla en el ámbito escolar<br />

y tiene como protagonistas al maltratador, a la víctima, al<br />

testigo silencioso y al secuaz o colaborador. Para hablar de<br />

bullying tenemos que tener cuatro tipos de violencia, la física,<br />

la verbal (que son las dos más visibles), la violencia psicológica<br />

(que es el acoso y la persecución) y la violencia simbólica<br />

(que es la discriminación y la segregación). Otra característica<br />

del bullying es que es casi invisible y mudo. Se desarrolla sin<br />

ninguna razón; simplemente porque se detona la maldad de<br />

unos sobre otros a partir de ciertos rasgos de personalidad<br />

que comprometen la conducta individual y el comportamiento<br />

social.<br />

–Usted asegura en el libro que este tipo de maltrato<br />

puede darse desde el jardín de infantes hasta el último<br />

año de la universidad porque “lo que se reproduce es<br />

lo que se aprende en el contexto familiar”. ¿A qué tipo<br />

de contexto se refiere? Adultos ansiosos, impotentes, ava-


salladores, autoritarios, indiferentes, perversos, inmaduros<br />

o desinteresados pueden convertir la crianza en una escena<br />

caótica para un niño/a que aprende lo que vive y luego lo reproduce<br />

como puede en el contexto social; especialmente en<br />

la escuela que es la primera organización social a la que acude<br />

desde muy pequeño.<br />

–¿Cuáles son las características de un niño “matón”? Es<br />

un manipulador de situaciones, que ante la frustración redobla<br />

la apuesta hasta conseguir su objetivo, quiere que se haga<br />

lo que él quiere, en el momento que lo desea y de la manera<br />

que él propone. Se rodea de personajes obsecuentes que<br />

atemorizados responden a sus órdenes. El matón es el autor<br />

intelectual de las escenas de acoso y maltrato denominadas<br />

bullying. Nunca se involucra directamente ni se expone.<br />

–¿Por qué la víctima no puede defenderse? La víctima<br />

es un sujeto que aprendió que la satisfacción y el bienestar<br />

tienen que ver con contentar al otro hasta las últimas consecuencias.<br />

No es que no puede defenderse. Su posición,<br />

aprendida en la crianza, lo lleva a ponerse en esa posición<br />

porque allí encuentra un beneficio muy particular; absolutamente<br />

imposible de comprender para el común de la gente.<br />

Es un tipo de satisfacción masoquista.<br />

–¿Cuáles son las primeras señales que le indican a un<br />

padre que su hijo puede ser un bully? Quienes desarrollan<br />

conductas de matoneo han sido primariamente sujetos<br />

transgresores, desafiantes y perturbadores. No aceptan la<br />

normativa desde muy temprana edad y sus primeras víctimas<br />

suelen ser los propios padres, que no terminan de advertir lo<br />

que se está gestando. Incluso en muchos casos los padres se<br />

ufanan de esas conductas pensando que están criando niños<br />

fuertes que van a saber defenderse en la vida; sin advertir<br />

que a los primeros que van a desafiar es a ellos mismos. Estas<br />

conductas son verdaderos indicadores tanto para los padres<br />

como para los docentes.<br />

–Con respecto a cómo tratar estos casos, usted no parece<br />

estar de acuerdo con la medicación porque “encubriría<br />

la problemática de base”. ¿Desecha esta opción<br />

de raíz o recomienda utilizarla ante la presencia de<br />

ciertos trastornos? Hay una vigilancia epidemiológica sobre<br />

la infancia que pretende psiquiatrizar todas las conductas<br />

con el único objetivo de administrar medicación. Al frente,<br />

los laboratorios farmacológicos que financian investigaciones<br />

específicas para demostrar que a estas conductas sólo se las<br />

puede tratar con medicación. Lo que sostengo es que sólo se<br />

debe medicar en los casos que se pueda demostrar un trastorno<br />

de la personalidad vinculado a la psicosis infantil o adolescente<br />

o a un trastorno muy grave del carácter que imposibilita<br />

un proceso de socialización. El hecho de nombrar todo como<br />

bullying complica este diagnóstico diferencial. Si todo es bullying,<br />

nada es bullying.<br />

–En varios países hubo casos de suicidios por bullying.<br />

¿Son sólo hechos aislados o existen grandes probabilidades<br />

de que un niño maltratado llegue a pensar en<br />

quitarse la vida? Estos casos no resisten un análisis estadístico<br />

vinculado al bullying. Si una persona se suicida es porque<br />

tiene una personalidad previa melancolizada que lo lleva a esa<br />

acción tan drástica y el bullying puede ser un detonante muy<br />

especializado, pero que de todos modos no alcanza. El suicida<br />

es un enfermo mental, no una persona depresiva o angustiada<br />

por el maltrato. Si hubiera una correlación entre suicidio y<br />

bullying, todos los casos de bullying terminarían en suicidio y<br />

esto no es así.<br />

–¿Cuáles serían las formas de terminar con el bullying<br />

en las escuelas y quiénes y de qué forma tienen que ponerse<br />

a trabajar en ello? Los docentes son agentes de salud<br />

porque tienen la maravillosa oportunidad para observar algunos<br />

indicadores que pueden determinar que algo de la crianza<br />

en un alumno se está armando mal. Esos indicadores hay<br />

que observarlos en su manifestación, en su reiteración, en el<br />

tiempo que se desarrollan, en la frecuencia y en la magnitud.<br />

Los docentes deben trabajar grupalmente estas situaciones y<br />

convocar a los padres de los involucrados para desalentar este<br />

tipo de conducta. Si no tienen eco en las familias se limitarán<br />

a imponer las normativas institucionales que la imposibilitan.<br />

La denuncia y el “blanqueo” del maltrato es la única solución.<br />

Las estrategias de mediación no funcionan en este caso porque<br />

el bullying es violencia y tiene que cesar. No hay nada<br />

que negociar<br />

67<br />

Con un lenguaje casi técnico, pero claro y<br />

didáctico, el licenciado Fernando Osorio se<br />

dirige a padres, docentes, especialistas de<br />

la salud y profesionales del derecho, brindando<br />

información concreta para ayudar a<br />

niños que estén viviendo estas situaciones.<br />

Expone casos reales y brinda algunas estrategias<br />

para poner en práctica.


Infantiles<br />

Cómo lo hago<br />

68<br />

Un<br />

ecosistema de placeres<br />

POR Pablo Bernasconi<br />

Siempre tuve una especial atracción por las imágenes de todo<br />

tipo. Historieta, cine, libros, dibujos animados, arte, las expresiones<br />

visuales me llamaban la atención, me gustaba explorar<br />

las formas en que estaba hecho, los esqueletos de los dibujos,<br />

las maquetas de las películas. De alguna manera, investigaba<br />

la forma de poder crear.<br />

Creo que el proyecto o la decisión de gestar algo debe fundarse<br />

sobre la base de una pulsión (un deseo bien escuchado),<br />

y afirmarse con idoneidad y constancia. Los autores inventamos<br />

las cosas que creemos merecen la pena existir, pero para<br />

eso debemos preguntarnos si vamos o no a sumar algo valioso<br />

al mundo.


En mi obra, la técnica la dicta el objetivo conceptual de la<br />

imagen. Es difícil enumerar o encasillar lo que hago a un estilo,<br />

porque realmente no me apego a nada por mucho tiempo.<br />

Fotografío, escaneo, pinto, dibujo, quemo, martillo, corto,<br />

enredo, moldeo, esculpo. Cada imagen es un mundo aparte,<br />

exige una técnica diferente. Me gusta explorar semánticamente,<br />

y por diferentes medios la mejor manera de concretar<br />

mensajes. Intento así prolongar la extensión y profundidad de<br />

las cosas que hago, sean ilustraciones o textos. Me atrae mucho<br />

poder trabajar en capas discursivas, es decir sugerir mensajes<br />

que tengan segundas y terceras lecturas, detalles que el<br />

lector descubra cada vez que mire con cuidado.<br />

Los libros que hago son los libros que me hubiera gustado<br />

encontrar cuando era niño. Alguna vez dije que el sentido de<br />

todo esto es hacerme un regalo en diferido, que atraviese el<br />

tiempo. En esta aventura encontré, por suerte, muchos otros<br />

destinatarios que compartían mis gustos, mis placeres.<br />

Mi impresión es que uno inclina la balanza hacia el lugar<br />

que considera más cómodo, va conformando un ecosistema<br />

de placeres personales en donde moverse, como diseñador,<br />

como ilustrador, como escritor. Son profesiones que se vinculan<br />

con la personalidad, irremediablemente.<br />

El último proyecto en el que trabajé, Finales, me llevó diecinueve<br />

meses de trabajo, y completa la trilogía que empezó<br />

con Retratos y continuó con Bifocal. Cuando hablo del ecosistema<br />

de placeres lo delimito de esta forma, caprichosa y<br />

riesgosa, en donde el experimento discursivo sacude la monotonía<br />

que muchas veces promueve la comodidad de un estilo<br />

o una técnica. Considero imprescindible que un autor, más<br />

allá de prolongar su producción, renueve su apuesta usando<br />

la experiencia para apoyarse en los desafíos. Prestar atención<br />

es muy distinto a esperar


nil<br />

INFANTIL / JUVENIL<br />

infantil / juvenil infan<br />

nil<br />

Para mirar y leer<br />

Camino a casa, Duerme negrito y El punto son tres libros para disfrutar.<br />

El primero –Fondo de Cultura Económica–, es el libro ganador del XI<br />

Concurso del Álbum ilustrado A la Orilla del Viento, escrito por Jairo<br />

Buitrago e ilustrado por Rafael Yockteng y cuenta la historia de una<br />

niña que pide ayuda a un león para que la acompañe a hacer sus tareas<br />

domésticas mientras su madre trabaja, y su padre está desaparecido. El<br />

segundo es un bellísimo libro que ilustra la canción popular Duerme<br />

negrito, ilustrado por Paloma Valdivia. El punto, de Peter Reynolds<br />

–Del Nuevo Extremo y Serres– es la historia de un niño que, cree, no<br />

sabe pintar y, gracias a su maestra, se anima a ser un artista.<br />

Versiones de clásicos<br />

Sigmar acaba de publicar Don Quijote de la Mancha. La adaptación<br />

estuvo a cargo de Nora Bigongiari y las ilustraciones son de<br />

Ricardo Fernández. Una amena invitación para conocer la primera<br />

novela de todos los tiempos.<br />

Florencia Esses ha ideado poemas basados en los cuentos clásicos<br />

en Poesías divertidas –Albatros–, ilustradas por Bela Oviedo. Poesía<br />

para “Los tres chanchitos”, “Caperucita Roja”, “Pinocho” y el<br />

“Gato con botas”, entre muchos otros.<br />

Pintar y jugar<br />

Leonardo Batic enseña cómo realizar Dibujo Manga, y lo hace a<br />

través de diferentes ejercicios y técnicas, un libro para los fanáticos<br />

de los dibujos japoneses.<br />

El gran libro de los juegos es un compendio de entretenimientos<br />

para todas las edades. Con ilustraciones divertidas, el libro explica<br />

con detalle muchas actividades. Para las fiestas de cumpleaños<br />

o para las tardes lluviosas.<br />

71<br />

Sólo para padres<br />

El libro de las preguntas, cómo responder a inquietudes de niños<br />

y adolescentes, es una guía de Marisa Russomando para ayudar a<br />

los padres con aquellos interrogantes que se plantean los niños a lo<br />

largo de toda la infancia.<br />

Conversaciones con Laura Gutman revela toda las respuestas que<br />

como padres y pareja no nos atrevemos a formular. Alimentación,<br />

amor, monogamia, divorcio, dudas y culpas maternales. Un libro de<br />

consulta para acompañar la crianza.<br />

Los patitos feos, la resiliencia una infancia infeliz no determina la<br />

vida, de Boris Cyrulnik –Debols!llo–. Su autor acuñó el término<br />

de resiliencia para denominar la capacidad humana de asumir con<br />

flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Un libro revelador<br />

y optimista.


INFANTIL / JUVENIL<br />

infantil / j<br />

Cuentos viajeros<br />

Cuentos del globo 3 –Pequeño<br />

editor– es el nombre de este libro<br />

que contiene tres cuentos que<br />

casi se parecen. Uno es de Japón,<br />

otro de Rusia y el tercero de Canadá.<br />

Ilustrado por Guillermo<br />

Decur, Lucas Nine, Mariano<br />

Grassi y Claudia Legnazzi, esta<br />

colección fue la ganadora del<br />

Concurso Buenos Aires Innova.<br />

Para pequeños<br />

ecologistas<br />

El agua y yo y La basura y yo<br />

–Albatros–, son dos libros que<br />

explican de manera sencilla<br />

y amena cómo cuidar el ambiente.<br />

Ambos trabajos tienen<br />

textos de Cecilia Blanco e<br />

ilustraciones de Milton.<br />

Para curiosos<br />

Sobre tormentas y tornados<br />

–Iamiqué– es un trabajo con<br />

textos de María Inés Campos<br />

y Andrés Cosarinsky, con<br />

ilustraciones de Eugenia<br />

Nobati. Algunos de los interrogantes<br />

que aquí se develan<br />

son: ¿Por qué llueven piedras?<br />

¿Hasta dónde llega el<br />

viento? ¿Se puede controlar<br />

el tiempo?<br />

Dolor<br />

país<br />

Así definió una usuaria en Facebook la tristeza<br />

que produjo la partida de la escritora Elsa<br />

Bornemann, a los 61 años, luego de graves<br />

problemas de salud.<br />

Fue doctora en Letras por la UBA. Participó en<br />

foros internacionales y fue docente de todos los<br />

niveles de enseñanza.<br />

Pionera en los cuentos de terror para chicos,<br />

Bornemann será recordada por sus maravillosos<br />

relatos infantiles y juveniles. Un elefante<br />

ocupa mucho espacio (prohibido durante la<br />

dictadura militar y distinguido en el Cuadro de<br />

Honor del Premio Internacional Hans Christian<br />

Andersen, otorgado por IBBY), Libro de los<br />

chicos enamorados, Mil grullas, El último mago<br />

o Bilembambudín, Disparatario y la lista podría<br />

continuar.<br />

Fue distinguida con el Premio Konex de Platino,<br />

con el Premio Alicia Moreau de Justo, con el<br />

Premio San Francisco de Asís y con la Faja de<br />

Honor de la Sociedad Argentina de Escritores,<br />

entre otros galardones.


l / juvenil infantil / juvenil<br />

De planetas extraños y de superhéroes<br />

muy particulares<br />

En el último planeta –Alfaguara–<br />

es un libro de ciencia ficción<br />

de Ricardo Mariño, con ilustraciones<br />

de Lancman Ink. Se trata<br />

de un viaje intergaláctico que se<br />

trunca en un accidente que deja<br />

a los tripulantes de un ómnibus<br />

espacial en un planeta desconocido.<br />

Allí encontrarán monstruos<br />

alucinantes, un rey bastante repelente<br />

y misteriosos fenómenos.<br />

Gaturro Superhéroe –Sudamericana–<br />

es una nueva aventura de<br />

este gato famoso que, de buenas<br />

a primeras, descubre que tiene<br />

superpoderes y se verá envuelto<br />

en una aventura donde los buenos<br />

siempre ganan.<br />

Para chicas<br />

La decisión de Camila, de Cecilia<br />

Curbelo –Random House Mondadori–<br />

comienza con un mensaje de<br />

texto muy misterioso. La decisión<br />

que tome dependerá de sus lectoras<br />

que quedarán atrapadas con esta<br />

historia.<br />

La gramática del amor, de Rocío<br />

Carmona –Narrativa Singular– es<br />

para adolescentes románticas que<br />

sueñan con entender y conocer el<br />

verdadero amor.<br />

Para todos<br />

Debols!llo acaba de editar Los galochas,<br />

de Juan Sasturain, con ilustraciones<br />

de Liniers. Un imperdible<br />

para toda la familia: “Entre los galochas<br />

siempre fue muy importante la<br />

educación. Todos los que han observado<br />

sus costumbres, entre ellos el<br />

profesor Mercapide, descubrieron<br />

con sorpresa el gusto por el estudio<br />

que desarrolló este pueblo singular.<br />

Al menos durante su primera época,<br />

los galochas practicaban la enseñanza<br />

con la alegría y la espontaneidad<br />

de las cosas que no son obligatorias:<br />

habían descubierto el placer de dar<br />

y recibir conocimientos”.


Entrevista<br />

trece<br />

Fichines vs.<br />

lectura<br />

El primer Festival de los videojuegos se<br />

llevó a cabo en la última edición de la Feria<br />

del Libro de Buenos Aires. Hablamos con<br />

sus protagonistas<br />

POR Amneris Blasco<br />

“Fichín” es la apuesta que busca derribar la idea que enfrenta<br />

a los videojuegos y a la lectura llegó a la Feria del<br />

Libro. <strong>Quid</strong> habló con Iván Moiseef, Juan Nardone y Mariano<br />

Rizza, los organizadores, para conocer los detalles.<br />

–¿Cuál es la relación entre la lectura y los videojuegos?<br />

Iván: Lejos del prejuicio que percibe a los videojuegos<br />

como el reino del “descerebre” juvenil, estos tuvieron<br />

una fuerte relación con la lectura desde sus comienzos.<br />

Las primeras aventuras conversacionales integraban lectura<br />

y animación en los años 70. Hoy, juegos como Heavy<br />

Rain proponen una nueva era integrando el videojuego, el<br />

libro y el cine. Sin ir más lejos, uno de los últimos juegos<br />

de Sony es un libro con realidad aumentada: el Wonderbook<br />

o Libro de los hechizos.<br />

–¿Por qué se decidió hacer un festival? Mariano:<br />

El festival surgió a partir de la intención de sacar a los<br />

videojuegos de las sombras de los falsos preconceptos negativos<br />

y mostrar que no sólo pueden ser un vehículo informativo<br />

y educativo, además de lúdico, sino que conforman<br />

un arte. Lo que nos obsesiona es que los videojuegos<br />

nacen a partir de distintas ramas del arte –la literatura, el<br />

cine, la música, la ilustración–. Creemos que los videojuegos<br />

son el nuevo bastión cultural de cara al futuro y lo mejor<br />

que puede hacerse con el arte es compartirlo.<br />

–¿Existen videojuegos argentinos que tengan influencias<br />

literarias? Juan: Es casi imposible decir que<br />

haya algún tipo de videojuego que no las tenga, al menos<br />

que nos refiramos a géneros deportivos. Sin ir más lejos,<br />

los juegos de tres desarrolladores argentinos que estuvieron<br />

en la Feria del Libro toman como influencia directas<br />

a la literatura. Es el caso del juego Asylum, de Agustín<br />

Cordes, cuyos juegos están fuertemente arraigados al universo<br />

de H. P. Lovecraft (www.senscape.net) o de Nave<br />

de Hernán Sáez y Máximo Balestrinique se inspira en la<br />

ciencia ficción (www.videogamo.com) o Today I die de Daniel<br />

Benmergui que crea nuevas herramientas para narrar<br />

en los videojuegos (www.ludomancy.com/blog/).<br />

–¿Cómo sigue “Fichín”? Iván: Los ejes del festival<br />

cambian en cada edición. Así, en la Feria del Libro examinamos<br />

la relación entre videojuegos y lectura. Pero<br />

cuando nos presentamos en otros festivales, ajustamos los<br />

contenidos hacia sus respectivos focos: los videojuegos y<br />

la ciencia, los videojuegos y la música, el diseño, la educación,<br />

etcétera. La idea es recorrer distintos festivales y<br />

provincias, despertar entusiasmo y vocaciones<br />

Más información en:<br />

www.zonafuturo.com.ar<br />

75


76<br />

Entrevista<br />

catorce<br />

Claudia Gray<br />

Dra.Vampiro<br />

La best seller cuenta cómo se transformó<br />

de abogada en una exitosa escritora<br />

para adolescentes<br />

POR Antonela De Alva<br />

Su nombre real es Amy Vincent. Eligió el seudónimo Claudia<br />

Gray por el historiador romano Claudio. Vino a la Argentina<br />

a presentar la saga que la hizo famosa en todo el mundo:<br />

Medianoche, Adicción, Despedida y Renacer. Escribe para<br />

adolescentes, historias originales de vampiros jóvenes que no<br />

saben cómo adaptarse a la vida. En una entrevista exclusiva<br />

para <strong>Quid</strong> habló de sus novelas y de cómo es escribir para<br />

adolescentes cuando los vampiros están de moda.<br />

–¿Cómo empezaste a escribir? Siempre me gustó mucho<br />

escribir. Supe que quería hacerlo pero me llevó mucho tiempo<br />

darme cuenta.<br />

–Usted hizo muchas cosas antes de escribir. Es abogada,<br />

por ejemplo. Sí, primero me dediqué a la abogacía. Esa<br />

fue mi profesión de mayor práctica. Durante muchos años fui<br />

periodista y, luego, trabaje en el área de marketing de un estudio<br />

de abogados. Como te imaginarás, mi trabajo fue el más<br />

divertido. Todos sueñan con ser bailarinas o cantantes y, también<br />

siempre soñaste con lo divertido que es hacer marketing<br />

en un estudio de abogados. (Risas)<br />

–Siendo abogada y trabajando en marketing. ¿Por qué<br />

decidió publicar su primera novela? Mi mayor deseo era<br />

que todos pudieran leer mi obra. Y, cuando escribís, querés<br />

compartir tu historia.<br />

–¿Fue difícil dar ese paso? No, no fue difícil. Especialmente<br />

porque son historias para el público juvenil sobre vampiros.<br />

Cuando la escribí, Crepúsculo estaba en pleno éxito. No tenía<br />

mucha idea porque estaba encerrada con mi proyecto pero<br />

mi agente fue lo suficientemente astuta como para aprovechar<br />

ese momento. Creo que mi parte rara, de nerd, encaja<br />

muy bien con el momento y la necesidad del público juvenil.<br />

–¿Qué le aportaron la abogacía y sus otros trabajos a la<br />

escritura? También fui camarera. Y ahí aprendí a ser súper<br />

humilde. Pero lo que más experiencia me dejó fue mi trabajo<br />

como periodista, el escribir te guste o no el tema porque es tu<br />

obligación y tenés que entregar la nota a las 5.<br />

–¿Qué es, entonces, para usted la buena educación? La<br />

mejor educación que yo tuve fue el acceso a una biblioteca.<br />

Soy una persona naturalmente curiosa y muy ávida a la lectura.<br />

Aunque a veces puede sonar que es un tipo de aprendizaje<br />

extraño y rebuscado, leer de forma desaforada y tener acceso<br />

a una biblioteca, para mí, ha sido de gran importancia.<br />

–¿Y la lección que más le marcó la vida? Una vez tomé<br />

una clase de alfarería. En inglés, hacer un guijarro de barro se<br />

traduciría con el verbo tirar un guijarro. La profesora me dijo:<br />

“en está profesión, las primeras mil cubas de barro o guijarros<br />

no van a salir bien”. Nunca nadie me había dicho que estaba<br />

bien fracasar y cometer errores. Esa fue una lección que voy a<br />

usar el resto de mi vida y, creo que tuvo un papel importante<br />

en mi educación porque me facilitó aprender muchas cosas<br />

que yo decía que no me iban a salir o que me iban a llevar un<br />

montón de tiempo y las iba a hacer mal. Me permitió animarme<br />

a tomar lecciones de español. Ese curso fue una puerta<br />

que se me abrió y que cambió mi experiencia educativa.


–¿Qué hay detrás de los vampiros? La temática de los<br />

vampiros y ellos como personajes cierran muchísimas metáforas<br />

que redundan alrededor del sexo y de la muerte. Pero<br />

esto es una realidad para todos nosotros, como seres humanos.<br />

Son dos temas intrínsecos en los cerebros de todos. Para<br />

mí, los vampiros son los últimos extraños o foráneos, por así<br />

decirlo. Creo que todos pensamos, en el fondo, que somos diferentes<br />

o extraños en nuestra realidad. Otra cosa interesante<br />

es que siempre se los ve como criaturas feas, ricas, o jóvenes<br />

pero acarreando este sentimiento de tristeza porque quieren<br />

ser parte del mundo real, de los vivos y no pueden. Eso refleja<br />

la soledad que uno siente cuando uno está solo en la vida.<br />

–¿Sintió alguna vez esta soledad cuando era adolescente?<br />

Sí, muchas veces me he sentido sola. Es un momento en<br />

la vida en el que uno cree que está sufriendo y que nadie te<br />

entiende. Pero creo que después, cuando vas creciendo, te<br />

das cuenta de que todos tienen los mismos sentimientos de<br />

miedo y soledad. De alguna forma, trato de ir plasmando, de<br />

a poco, esa experiencia de sentir la soledad.<br />

–En la adultez, ¿cómo enfrenta ese sentimiento? (Risas)<br />

No soy una persona realmente solitaria pero sí creo que una<br />

forma de enfrentar la soledad es, a veces, escribir más. Disfruto<br />

mucho ese tiempo a solas que tengo para escribir. Ahí<br />

aprovecho a recargar mis baterías. A veces, escucho a muchas<br />

personas que quieren ser escritores pero que cuando tienen<br />

que estar solos escribiendo, les deja de gustar.<br />

–¿Escribe sobre los temas que le fascinaban cuando era<br />

adolescente? Creo que en esa época de mi vida no existían<br />

libros de este tipo, novelas de suspenso, de aventuras. La literatura<br />

era para niños o para adultos. Pasabas de leer libros<br />

para niños a los de adultos, directamente. No había libros en<br />

el medio, como ahora.<br />

–Hoy, ¿qué libros lee? ¿De qué género? Leo de todo. Cosas<br />

generales, ciencia, ciencia ficción, no ficción, paranormal,<br />

libros para adultos, jóvenes, épico. No te puedo decir un solo<br />

género porque leo todo.<br />

–¿Tiene como proyecto empezar a escribir otros géneros?<br />

Sí, tengo ganas de cambiar de género. Justo ahora estoy<br />

escribiendo un libro de ciencia ficción. Y el año que viene me<br />

gustaría escribir para adultos. Este año estoy muy ocupada<br />

con mis libros para adolescentes pero creo que, además, en el<br />

fondo, nunca voy a dejar de escribir para adolescentes.<br />

–¿Qué consejo le daría a un escritor que está empezando<br />

su carrera? Tengo dos grandes consejos para dar. Que<br />

lea todo lo que pueda, que lea mucho. De la lectura uno puede<br />

internalizar el lenguaje, comprender cómo se desarrolla la<br />

trama y cómo se estructuran los personajes. Y el segundo consejo<br />

es escribir todo lo que puedan. Como las cubas de barro,<br />

todos vamos a escribir diez mil páginas que no van a servir.<br />

Pero escribir y leer, sobre todo escribir, es la única forma que<br />

tenemos para poder encontrar nuestra voz particular. No hay<br />

otra manera. Tirar guijarros hasta cansarse. Tirar guijarros<br />

hasta que nos sintamos satisfechos


Arte<br />

Luces y sombras de la<br />

PINTURA<br />

MARCELO PACHECO, curador en jefe del Malba, presenta su segundo libro sobre la historia<br />

del coleccionismo de arte en Argentina y abre la puerta para salir a pasear por un mundo tan glamoroso<br />

como oscuro, el mercado del arte<br />

POR Esteban Ulrich<br />

78<br />

Marcelo Pacheco recopila en sus libros la historia de las<br />

obras de arte que fueron conformando las colecciones de<br />

arte privadas de nuestro país, muchas de las cuales hoy son la<br />

base de las colecciones de nuestros museos. Una pesquisa de<br />

cuadros y gustos personales que conforma un revelador árbol<br />

genealógico de las elites nacionales. Desde apellidos ilustres<br />

como Rivadavia y Sarmiento hasta los más ignotos acaudalados<br />

de las nuevas burguesías, todo es visto desde el punto de<br />

vista de sus preferencias artísticas y por lo tanto de su perspectiva<br />

cultural.<br />

Tan fascinante como arduo, el objeto de estudio y su campo<br />

se presenta como una delicada y suntuosa manifestación de la<br />

historia nacional, un cadáver exquisito en ebullición constante<br />

entre lo posible y lo inimaginable.<br />

–¿Cómo surge el estudio del coleccionismo en Argentina?<br />

En nuestro país se hicieron algunas publicaciones sobre<br />

el coleccionismo y un par de exposiciones grandes con el<br />

tema de grandes colecciones privadas que habían pasado al<br />

ámbito público, tanto en el Museo de Arte Decorativo como<br />

en el Museo de Bellas Artes. Fue sobre todo en los años<br />

ochenta. Tenían que ver con la manera en que se fue ampliando<br />

el campo de estudio de los patrimonios de las instituciones.<br />

Cómo se fueron volcando las curadurías hacia ese tipo<br />

de exposiciones que tienen que ver con el patrimonio y la forma<br />

en que se fueron armado esas colecciones, pero siempre<br />

en torno a lo que ha entrado en las instituciones públicas.<br />

–¿Nuestros museos surgen básicamente de distintas<br />

colecciones privadas? Hablando del Museo de Bellas Artes,<br />

que fue el último que se creó en el siglo XIX, abrió sus<br />

puertas con 163 obras, compuesto por lo que el Estado ya<br />

tenía y que se recolectó y un par de colecciones que se habían<br />

donado un par de años antes de que se creara el museo.<br />

El resto fueron donaciones pedidas a particulares. Eduardo<br />

Schiaffino fundó el museo y fue su director durante sus primeros<br />

quince años, era el presidente de la Comisión Nacional<br />

de Bellas Artes, el presidente de la Academia Nacional de<br />

Bellas Artes, profesor de la Escuela de Bellas Artes, pintor y<br />

crítico en La Nación, pertenecía al ambiente artístico desde<br />

hacía muchos años y conocía muy bien qué es lo que había en<br />

las colecciones privadas porteñas de aquel entonces. Gracias<br />

a una ley del Congreso que destinaba el impuesto a la Lotería<br />

Nacional hacia el Museo Nacional de Bellas Artes pudo comprar<br />

obras en el exterior. Así, viajó a Europa a hacer compras<br />

de arte en 1903, 1904, 1905, 1906 y 1907. Sobre todo en 1906<br />

realizó un viaje largo en donde hizo las mayores adquisiciones.<br />

La municipalidad también le otorgaba fondos pero para<br />

la compra de monumentos públicos, como El Pensador de<br />

Rodin que está emplazado cerca del Congreso. Luego vino<br />

un grupo de gente que lo apartaría del cargo, llevándolo a<br />

abandonar el país para no volver. Los que lo siguieron fueron<br />

profesionales de otros rubros, que no sabían nada de arte, y<br />

la elite rica que protegía a Schiaffino se retiró, con el tiempo<br />

también lo de la Lotería se fue diluyendo y desde entonces<br />

nunca más funcionó.<br />

–Se formó como curador en pleno boom del arte a nivel<br />

mundial y regional, ¿no? Pertenezco a la camada en la<br />

que se formaron los primeros curadores profesionales pero<br />

montando exposiciones y no en escuelas. En mi caso trabajando<br />

en el Museo de Bellas Artes. Sí, era un momento de<br />

crecimiento después de una fuerte caída, que a pesar de las<br />

diversas crisis económicas dura hasta el día de hoy. Gracias<br />

a que en ese momento habíamos conformado un ámbito de<br />

debate muy fuerte con respecto a América Latina, entre nosotros,<br />

desde dónde peleábamos para que el arte de nuestros


Coleccionismo de Arte en Buenos Aires.<br />

1924-1942.<br />

En su segundo libro, Pacheco describe<br />

cómo, a partir de los años veinte, las<br />

elites argentinas comienzan a verse<br />

ampliadas y atravesadas por la aparición<br />

de la burguesía de clase media que<br />

comienza a generar un mercado de arte<br />

local, al tiempo que florecen las nuevas<br />

escuelas de arte en el mundo.<br />

países no sea exhibido sólo desde las perspectivas dominantes<br />

de los europeos y los estadounidenses, el mapa cambió por<br />

completo y el arte latinoamericano pasó a ser un problema<br />

latinoamericano. Tenía unos 30 años y buscábamos sobre<br />

todo terminar con las exposiciones “Panorama” en las que se<br />

amontonaba a ochenta artistas sin ningún tipo de contexto<br />

o distinción estética. Allí se conformaron básicamente dos<br />

perspectivas generales, entre lo folclórico (Frida Kahlo o<br />

Cándido Portinari), y la abstracción, lo deconstructivo (Torres<br />

García o en el grupo concreto argentino de Lito, Maldonado<br />

e Iommi de mediados de los 40, o como el caso de<br />

Hélio Oiticica para los brasileños). Se trataba de probar que<br />

América Latina había tenido su propia elaboración de ese tipo<br />

de producción abstracta o concreta y que hasta había sido<br />

anterior a la estadounidense. En esta época también el campo<br />

curatorial se transformó en el campo más importante para la<br />

investigación en América Latina, o sea, los cambios más importantes<br />

en la región con respecto al arte no se dieron más<br />

en las universidades ni en la crítica sino en el campo curatorial:<br />

las exposiciones pasaron a ser las narrativas de referencia<br />

y los catálogos publicados de las exposiciones pasaron a ser su<br />

bibliografía de referencia.<br />

–¿Cuánta influencia tiene un curador en la conformación<br />

de identidades culturales? El curador es claramente<br />

un sirviente de cuello blanco, un mucamo de lujo, se cobra<br />

bien pero la relación de poder que hay con el coleccionista<br />

está más que clara. No entrás al círculo...<br />

Si lográs meter lo tuyo es porque hay una cosa que se juega<br />

hoy en día con el curador que antes no sucedía, y es que para<br />

ellos, en su fantasía, uno tiene el saber y ellos necesitan el<br />

saber porque les hace ganar mucho dinero. Si les hacés comprar<br />

bien, van a ganar mucho. Si les hacés comprar mal, pierden...<br />

Yo, por ejemplo, habré manejado el ochenta por ciento<br />

de las colecciones que se armaron acá básicamente porque mi<br />

ojo funcionaba y entonces marcaba hacia dónde había que ir,<br />

o como la colección del Malba que pude duplicarla, haciendo<br />

que el patrimonio del museo creciera cuatro veces. Hasta que<br />

en un momento uno deja de ver...<br />

–¿Es un talento? Es una cuestión de formación, de información,<br />

de estudio, de musculatura, el ojo se educa y claramente<br />

funciona durante un par de generaciones. Hoy puedo decir<br />

esto me gusta y aquello no, pero no me arriesgaría a armar<br />

una colección... Ya no visito talleres, sí veo carpetas constantemente,<br />

pero veo cosas ya filtradas por mis asistentes, que sí<br />

visitan los talleres. Siento que mi parte está cumplida. Si pude<br />

colaborar en algo en su momento fue con Kuitca, escribí su<br />

primer libro para Holanda, y tuve que ver con muchos de los<br />

artistas que se consolidaron en los años noventa. Pero ahora,<br />

aunque por supuesto hay artistas que me gustan, como Catalina<br />

León, ya no siento que tengo lo que se necesita para<br />

ayudarlos, siento que no conecto tan fácilmente y si lo hago<br />

tal vez conecto con algo ya anticuado...<br />

–¿Cuando armó el libro de Kuitca lo hizo pensando en<br />

diseñar conscientemente una operación de comunicación<br />

y legitimación? Nunca tuve conciencia de lo que hacía,<br />

cuando me di cuenta fue hace unos cuatro años y desde entonces<br />

no pude salir más de mi departamento, hasta mi psicólogo<br />

tiene que venir acá... De golpe vi el mundo del arte en<br />

todo su real funcionamiento, vi un esqueleto montado sobre<br />

el arte y ahí se me acabó el mundo del arte. Me quebré, como<br />

que dejé de poder jugar el juego.<br />

–De repente vio el tamaño de la bestia... Sí, probablemente,<br />

y me di tal susto que ahora me escondo debajo de la<br />

cama (Risas)<br />

79


VIDA GOURMET<br />

PEQUEÑOS DETALLES QUE HACEN LA DIFERENCIA<br />

Por MÓNICA TRACEY<br />

Cuentos alrededor del TÉ<br />

8o<br />

Tan british como lo conocemos, el té tiene una larga historia que se inicia en China hacia el 2700<br />

a.C., y no es sino hasta el siglo XVII que los ingleses lo descubren y hasta el XIX que se hacen<br />

adictos a esta maravillosa bebida que llegó a identificarlos compartiendo con ellos esa imagen de<br />

sofisticación y elegancia en la ceremonia del Five O’Clock Tea.<br />

Fue también de la mano de los británicos como el té sentó sus reales en la India, donde se produce,<br />

entre otros, el espléndido Darjeeling, que se ha ganado el nombre de “el champagne del té”.<br />

En 1823, el Mayor Robert Bruce, encargado de la guarnición de Assam, en el noreste de la India,<br />

probó una infusión hecha con un arbusto local y se dio cuenta de su similitud con el té que conocía<br />

y se importaba de la China. El análisis de las hojas dio que era una variedad de la Camellia sinensis,<br />

la planta originaria de China, y pronto se inició el cultivo en la India, hoy uno de los mayores<br />

productores.<br />

Fueron reinas, princesas y damas de la corte las que impusieron la moda de esta bebida cuyo consumo<br />

se ligó desde esos inicios a una ceremonia de buen gusto y elegancia que fue creando su propio<br />

protocolo. Cuentan que la princesa portuguesa Catarina de Bragança llevó a Inglaterra como<br />

parte de su dote al casarse con el rey Carlos II en 1661 un cofre lleno de té chino que compartía<br />

con sus damas. Bastante tiempo después, en 1840, Anna, duquesa de Bedford, creó la costumbre<br />

de tomar el té a la tarde con bocadillos y dulces. Pero se supone que fue la reina Victoria la que<br />

impuso el té de las cinco. Dicen que durante su reinado, que duró de 1837 a 1901, entre las cuatro<br />

y las seis de la tarde, las calles de Londres quedaban desiertas porque todo el mundo se reunía a<br />

tomar el té, como lo hacía su reina.<br />

Algunos mínimos detalles para no cometer torpezas imperdonables durante el<br />

Five O’Clock Tea<br />

• No comer nada antes de que sirvan el té. Lo primero es un sorbo de té, luego, la comida. Y nunca,<br />

jamás, nunca, sumergir la comida en el té o unir comida y té en la boca.<br />

• Todo se come con la mano, primero los sándwiches, luego los scones, por último la patisserie.<br />

Las masitas o tortas encremadas o pegajosas se deben cortar en pequeños trozos con el tenedor.<br />

• Los scones se cortan por la mitad y se procede a ponerles manteca o crema y mermelada ante<br />

cada bocado, todo sobre el propio plato. Jamás se unen las dos mitades a modo de alfajor.<br />

• Leche ¿sí o no? ¿cuándo?: el té negro que se acostumbra tomar a la tarde o en el desayuno<br />

(breakfast tea) puede llevar leche, que se servirá siempre fría. Están repartidas las opiniones<br />

acerca de si se debe servir antes o después del té. Los que dicen antes es para proteger la porcelana<br />

del intenso calor del té, sin embargo, en ese caso, no es fácil saber si la medida de la nube<br />

de leche es la que uno quiere. Hay tés que no llevan leche porque cambiaría su delicado sabor.


Más sabor, distintos saberes, sentir<br />

más, gustar mejor, tradición, novedad,<br />

catas, un camino para conocerse en<br />

{las propias elecciones<br />

OTRAS CEREMONIAS<br />

Si bien hay quienes sitúan los orígenes del té hacia el 2700 a.C.,<br />

hay leyendas que remontan su presencia hasta el 5000 a.C., siempre<br />

hablando de China, el país donde se inició su cultivo, su valorización,<br />

su cultura. Allí, la ceremonia del té se llama Gongfu Cha,<br />

que significa “preparar el té con gran habilidad”, puede ser distendida<br />

o formal y se utiliza para celebrar distintos acontecimientos,<br />

desde los más nimios familiares hasta para demostrar respeto en<br />

relaciones laborales. Cuando la ceremonia está dedicada a alguna<br />

visita se sirve el mejor té disponible, es una forma de mostrar que<br />

se valora a la persona pero también es una manera de ostentar un<br />

cierto lugar social, económico y cultural.<br />

Así como ocurrió en China, el té llegó a Japón para convertirse en<br />

un vehículo de la espiritualidad y la trascendencia. Ingresó a ese<br />

país hacia el siglo IX de la mano de los monjes que también llevaron<br />

de China las doctrinas budistas. Ligada a estas, la ceremonia<br />

del té japonesa tiene bello protocolo diseñado para crear un momento<br />

especial en el cual el anfitrión y los huéspedes se revitalizan<br />

espiritualmente y buscan alcanzar la armonía con el universo.<br />

Experimentaciones con materiales y tiempos de cocción fueron<br />

dando el abanico que va desde las porcelanas chinas hasta las<br />

europeas –Meissen, Limoges, Sèvres, Delft, del Buen Retiro<br />

son algunas de las más famosas– y desde las mayólicas italianas<br />

a las lozas finas inglesas.<br />

En Meissen, Alemania, a principios del siglo XVIII el Príncipe<br />

de Sajonia puso a su servicio a un alquimista, Johann Böttger,<br />

para que lograra obtener oro para sus arcas. Como no pudo<br />

hacerlo lo puso a trabajar para que descubriera el secreto de la<br />

porcelana. Hasta ese momento se importaban todas las piezas<br />

de China y Europa moría por lograr algo similar. Böttger fue<br />

el primero en hacerlo y Meissen se convirtió hasta nuestros<br />

días en sinónimo de finísima porcelana. Pero no era ese el éxito<br />

que buscaba el alquimista. Sobre la puerta de su casa puso esta<br />

inscripción: “Dios nuestro creador hizo un alfarero de un hacedor<br />

de oro”.<br />

Otro nombre insoslayable en esta historia de la mesa es el de<br />

Josiah Wedgwood, quien obtuvo hacia mediados del siglo<br />

XVIII las primeras cerámicas en tono crema que comenzaron<br />

a dar renombre a la vajilla inglesa. La reina encargó sus juegos<br />

de té y de café, y poco después ese material se conoció como<br />

“cerámica de la reina”. El mismo Wedgwood descubrió luego<br />

un procedimiento sobre esa misma cerámica por el cual logró<br />

darle un color azul blanquecino y consiguió que tuviera mayor<br />

sonoridad y que fuera más delgada sin perder resistencia.<br />

Un juego completo de vajilla de loza fina o de porcelana tiene<br />

alrededor de 112 piezas. Para ver de cerca algo de esta maravillosa<br />

historia, podemos asomarnos a estos dos links de YouTube<br />

que muestran el proceso actual de fabricación de piezas y el<br />

pintado a mano en una reconocida fábrica de Suecia.<br />

http://www.youtube.com/watch?feature=player_<br />

embedded&v=tDzKFyeybhs<br />

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=Qiu29-<br />

BZRVQ&feature=endscreen<br />

81<br />

La tetera es de porcelana<br />

Si bien la vajilla tiene sus orígenes en lejanos lugares en el tiempo<br />

prehistórico, sorprendentemente una parte de su desarrollo,<br />

específicamente el de la porcelana, estuvo influenciado por la<br />

importancia que cobró el té en China.<br />

A simple vista, a simple tacto, hay diferencias indudables entre<br />

lo que llamamos cerámica, loza, porcelana. Sin embargo no son<br />

cosas básicamente diferentes: todo está en la palabra cerámica<br />

que, derivada de una palabra griega que significa “sustancia<br />

quemada”, designa el arte de fabricar objetos de arcilla u otros<br />

materiales que por acción del calor se transforman en terracota,<br />

loza, porcelana.<br />

MANUAL DEL SOMMELIER<br />

DE TÉ<br />

Victoria Bisogno y<br />

Jane Pettigrew<br />

Del Nuevo Extremo<br />

Todo sobre el té<br />

En castellano y en inglés en el mismo<br />

volumen, este libro trae toda la<br />

información necesaria para quien se<br />

inicie como sommelier de té, pero<br />

también es perfecto para quienes aman<br />

esta maravillosa bebida y quieren saber<br />

más de ella.


82<br />

Tema de tapa<br />

cuatro<br />

Cómo,<br />

cuándo y<br />

dónde<br />

No es lo mismo ir a una boda en un salón<br />

que a una en el campo. No es lo mismo<br />

vestirse para un cóctel que para una<br />

entrevistalaboral, todo tiene sus secretos.<br />

Consejos de la asesora de moda para<br />

no equivocarse y vestir apropiadamente<br />

POR Claudia Pandolfo*<br />

En algún momento de nuestra vida tenemos o nos invitan a<br />

un evento importante, familiar o laboral y sucumbimos frente<br />

a la pregunta: ¿Qué me pongo?<br />

Les paso a detallar algunos Sí y algunos No para no equivocarse<br />

y ser el objeto de las odiosas miradas que nos dicen sin<br />

pronunciar palabra “¿Peeeeeeeeerdónnnnnnnnnn? ¿Qué te<br />

pusiste?”<br />

Si somos invitados a un almuerzo en el campo con<br />

compañeros de trabajo están prohibidos los tacos<br />

porque se entierran en el suelo que, como sabemos, es<br />

de tierra. Si somos bajitas optemos por tacos corridos, unos<br />

buenos jeans, camisa y campera abrigada si hace frío. Por<br />

favor, aunque haya temperaturas bajo cero,<br />

prohibidas las pieles. Que sea un asado y en el campo<br />

no significa que nos pongamos todo encima, ni estrenemos<br />

nuevos peinados, ni maquillaje llamativo, en fin, relajadas,<br />

nada de escotes ni de súper minis, porque es con compañeros<br />

de trabajo. Para los hombres, lo mismo, nada de trajes. Aunque<br />

seas el jefe y tengas que hablar de temas muy serios, el<br />

tratamiento será el mismo look que usan en los Casual Friday.<br />

Es un día fuera de lo habitual, para relajarse, pero no para<br />

volverse locos. Si es verano y hay piscina, por favor, nada<br />

de exhibicionismo: no se muestren ni en sunga,<br />

ni con camisetas de fútbol o con remeras con<br />

inscripciones ofensivas, ni capri, ni gorritos con<br />

visera, ni en tanga, hombres y mujeres ¡sean discretos!<br />

Si después de ese día advierten que sus compañeros<br />

secretean por los pasillos, no digan que no les avisé.<br />

Cuando hay bodas en el campo siempre se preparan<br />

carpas y gazebos para los invitados, allí servirán la comida y<br />

estará la pista de baile. Recuerden que la regla número<br />

1 es jamás de los jamases llevar blanco, es el color<br />

de la novia y es muy descortés quitarle la exclusiva. Tampoco<br />

florcitas en la cabeza ni medias coronitas ni tiaras, tratemos<br />

de dejarle todo eso a la protagonista. Los hombres no<br />

pueden usar zapatos suela tractor, aunque sea en<br />

el campo, van a una boda, no a arriar vacas. En ceremonias<br />

importantes los zapatos siempre deben ser de<br />

suela, acordonados o no, SIEMPRE de suela.<br />

NO a las medias blancas. Las medias deben mimetizarse con<br />

los pantalones o con los zapatos.<br />

Hay bodas familiares y hay invitaciones a bodas de compañeros<br />

de trabajo. Estas últimas le han traído más de un dolor de<br />

cabeza a una empleada un poco ingenua o algún jefe medio<br />

pícaro, si no nos atenemos a las reglas quedaremos muy fuera<br />

de lugar. En primer lugar, traten de averiguar si sus jefas mujeres<br />

van de largo y si le dan mucha importancia al atuendo<br />

sean discretas: menos es más. Un detalle no menor es que a<br />

estas fiestas van las señoras y señores de. Es decir, esposas y/o<br />

esposos de sus jefes. El tipo de conversación debe ser la adecuada,<br />

no lleven tanto dato del ámbito laboral a la fiesta. Por<br />

lo general, las mujeres de sus jefes no se enteran de detalles<br />

de la oficina y que las dejen afuera de la conversación no augura<br />

buenas nuevas.<br />

Para los hombres, vale usar ambo con corbata y si es informal<br />

podrán usar ambo con camisa, no al ambo con remera, eso se<br />

usaba en los 90 y allí debe quedar.<br />

Cuando hay aniversario de las empresas o fiestas de tipo empresarial<br />

donde los cargos jerárquicos van con sus mujeres<br />

averigüen cómo van ellas y traten de no superarlas NUNCA.<br />

Si te pensabas poner aquel vestido largo soñado y tu jefe<br />

cuenta muy tranquilo que su mujer va ir con un vestido corto<br />

negro muy sencillo, ya mismo ponete a enfundar el vestido,<br />

guardalo en el placard y busca un trajecito o un buen pantalón<br />

con una linda blusa de muselina o de seda o de lo que<br />

fuera, pero bajá varios cambios.<br />

No digo que hay que vivir mirando al otro pero el tipo de<br />

atuendo que uses debe ser inteligente porque en el mundo de<br />

los negocios hay un lenguaje de vestimenta que debés manejar<br />

a la perfección.


Otro evento importantísimo en la vida es una cita amorosa<br />

pero, claro, no son todas las citas iguales. Si es una cita a<br />

ciegas, les recomiendo a ambos que no se<br />

pongan el vestidor encima para mostrar todos<br />

los atributos. Las mujeres no deben llevar<br />

escotes profundos ni minis, por favor. Los<br />

varones, nada de remerita ajustadísima para<br />

mostrar el trabajo del gym. Es muy feo. No será<br />

bueno para ellas ponerse los tacos nuevos, estrenar zapatos en<br />

una cita no es buena idea para ninguno de los dos.<br />

Si la cita es con alguien que conocemos lo bueno será tratar<br />

de ser un poco más coqueta, es decir, no mostrarlo todo porque<br />

eso tiene una sola lectura. Si es una mini, entonces nada<br />

de escotes; si es un escote, nada de piernas. Para él, sólo será<br />

necesario un buen perfume (no mucho, por favor), una buena<br />

camisa con un jean será perfecto. Una regla de buena educación<br />

es tener reserva en un restaurante y no hacerla pasear<br />

por toda la ciudad en busca de una mesa.<br />

Si hablamos de una entrevista laboral siempre se irá<br />

bien aseado y acicalado. Es lo primero que se evalúa. La segunda<br />

observación es la ropa y los zapatos. No es necesario<br />

que sean nuevos; sí que estén bien lustrados y que pantalones<br />

y camisas estén impecables y planchados. Será mejor<br />

vestir con colores neutros (negro, gris, beige,<br />

blanco) con algún detalle para que nos recuerden:<br />

Un anillo con una piedra colorida para ellas<br />

(bijou, la mínima indispensable); o sólo un toque<br />

de color para ellos. El lenguaje corporal será fundamental:<br />

Gesticulen poco, sólo lo necesario. De lo contrario se verá<br />

que las palabras no son suficientes. Nunca cruzarse de brazos<br />

o de piernas, se ve poco asertivo. Si se sientan frente a frente,<br />

no inclinen el tronco hacia el interlocutor. Es negativo porque<br />

marca ansiedad o excesiva confianza, derechitos, por favor.<br />

Otro tema que siempre preocupa es cómo ir a una fiesta<br />

cuando llueve. A las fiestas se va en auto, nada<br />

de cambiarse las botas de goma en el vestíbulo<br />

(lo he visto más de una vez). Si las mujeres van<br />

acompañadas de un hombre, el hombre será quien lleve el<br />

paraguas y será tan galante que nos cubrirá con él hasta la<br />

entrada.<br />

Para la entrevista laboral en día de lluvia no<br />

cambiar el atuendo, sólo agregar un trench y<br />

paragua en mano, nada de gorritos de nylon<br />

ni botas de lluvia, los zapatos se mojarán un poco, no es<br />

para tanto.<br />

Estar a tono para cada ocasión es un rasgo de elegancia y de<br />

buena educación. La discreción y el buen gusto son siempre<br />

los mejores atributos y nunca pasan de moda<br />

*<br />

Es asesora de imagen para personal de empresas y particulares.<br />

Participó en el jurado de Project Runway Latinoamérica y es invitada a charlas,<br />

programas radiales y de televisión. Colaboró en Doyo, el libro del amor,<br />

de Ludovica Squirru.<br />

Foto: Alejandro Calderone Caviglia<br />

83


Entrevista<br />

quince<br />

84<br />

Para comerte mejor<br />

Se llama PATRICIA ARRIBÁLZAGA y es la creadora de cupcakes, cookies y macarons de ensueño.<br />

Sus clientes son Tiffany –quien la contrató para festejar el 50° aniversario de la película basada<br />

en la novela de Capote, Desayuno en Tiffany´s–, Barbie –para conmemorar también sus 50 años<br />

de vida–, además de personajes del jet set internacional. Su empresa Cakes Haute Couture<br />

(Pasteles de Alta Costura) está en Barcelona, ciudad donde comenzó a soñar con el libro que<br />

acaba de publicar Editorial Continente<br />

POR Blanca Wallace


–¿De dónde surge su afición por las cupcakes y la repostería?<br />

¿Cómo nació su empresa? Siempre tuve como<br />

hobby la pastelería y me formé en varias escuelas del mundo,<br />

especialmente en Francia y como también tengo una amplia<br />

formación en Bellas Artes, mi sueño siempre fue aunar ambas<br />

disciplinas en una empresa. Tuve la oportunidad de concretar<br />

mi sueño en el año 2002 creando Cakes Haute Couture (Pasteles<br />

de Alta Costura) que fue la primera empresa y escuela<br />

de sugarcraft de España. Mi marca la acuñé con la idea de<br />

vincular la Alta Costura con la pastelería de diseño porque<br />

mis creaciones son confeccionadas como si fueran trajes de<br />

Alta Costura, a partir de un diseño original, personalizado y<br />

artesanal. A mi escuela concurren alumnos de todo el mundo<br />

buscando no sólo la precisión de las técnicas de la pastelería<br />

artística basadas en mi propio método de enseñanza sino<br />

también en los innovadores sabores que he desarrollado, que<br />

vienen marcando tendencia a nivel internacional.<br />

–La delicadeza y femineidad de sus creaciones hacen<br />

pensar en un mundo<br />

perfecto, ideal. ¿Hay<br />

algo de esto? ¿Cuál es<br />

la visión que hay detrás<br />

de sus productos? Creo<br />

que la belleza junto con<br />

el amor es lo que hace<br />

que el mundo sea un lugar<br />

en el que vale la pena<br />

vivir y busco crear belleza<br />

a través de mi trabajo<br />

poniendo mucho amor en<br />

todo lo que hago, la belleza<br />

siempre atrae alegría.<br />

Umberto Eco en su libro<br />

Historia de la Belleza<br />

dice: “Hablamos de belleza<br />

cuando disfrutamos de<br />

algo por lo que es en sí mismo, independientemente del hecho<br />

de que lo poseamos, incluso una torta nupcial bien hecha,<br />

si la admiramos en el escaparate de una pastelería nos parece<br />

bella aunque por distintas razones no sea nuestra”. Aunque<br />

el mundo no siempre es perfecto o ideal, creo que haciendo<br />

pequeñas cosas bonitas, en mi caso pasteles, teniendo gestos<br />

amables y tratando concentrarnos en lo bueno de las cosas<br />

que nos rodean cotidianamente, podemos hacer que nuestra<br />

vida y la de los demás tenga belleza.<br />

–¿Qué cosas la inspiran? ¡Tantas cosas! La inspiración la<br />

encuentro en el jardín, en detalles arquitectónicos cuando<br />

camino por la calle, en la moda, en el arte, en la música,<br />

vivimos en una época tan visual que hay estímulos en todas<br />

partes pero la inspiración fundamentalmente procede del interior<br />

porque todos tenemos un gran creador dentro nuestro<br />

que siempre espera que conectemos con él.<br />

–¿Qué paleta de colores prefiere? Los verdes acuáticos<br />

como el verde Eau de Nil combinados con blanco.<br />

–Sus clientes son importantes personajes o compañías<br />

¿Cuál fue el pedido más alocado, más insólito, que tuvo<br />

hasta el momento? El pedido más original que tuve fueron<br />

las tortas de boda de la diseñadora Maya Hansen, fueron<br />

veinte tortas de tres pisos una para cada mesa, todas de distintos<br />

sabores y diseños, inspirados en sus corsés y vestidos.<br />

–Hablando de sus clientes, ¿con cuál de ellos se identifica<br />

más? ¿Hay alguno que disfrute especialmente? Para<br />

mí, el cliente ideal es el que me dice “confío en vos, hacé lo<br />

que quieras” y me permite desplegar toda mi creatividad.<br />

–¿Cuál fue el evento del que más se enorgullece? Son<br />

dos, uno fue cuando la famosa muñeca Barbie cumplió 50<br />

años, Barcelona fue la ciudad elegida en Europa para la fiesta<br />

e hice una torta para 650 personas con las Barbies más icónicas<br />

esculpidas en azúcar y 600 cupcakes, para la ocasión cree<br />

un sabor especial de champagne rosado y arándanos, este<br />

sabor se convirtió en un clásico de mi empresa y ha sido<br />

seguido por los mejores pasteleros de Europa. El otro evento<br />

fue cuando la mítica joyería Tiffany celebró la fiesta del 50°<br />

aniversario de la película Breakfast at Tiffany’s donde diseñé<br />

mini cakes reproduciendo la célebre caja de joyas Tiffany<br />

Blue Box de chocolate con múltiples capas de relleno de chocolate<br />

y frutilla.<br />

–¿Cuál es la característica más importante que define a<br />

sus productos? Un diseño único y original junto a un sabor<br />

natural y sorprendente. Sabor y diseño van de la mano en<br />

absoluto equilibrio.<br />

–¿Y el rasgo que define su personalidad? Optimista y<br />

muy observadora, evalúo la vida a través de los detalles.<br />

–En Argentina ¿podremos, algún día, disfrutar de sus<br />

creaciones? Sí, en septiembre de este año tengo planeado<br />

realizar varias actividades, la presentación de mi libro, dictar<br />

algunos cursos y celebrar en mi querido país el éxito internacional<br />

de Cupcakes, Cookies & Macarons de Alta Costura<br />

85


Museos<br />

del mundo<br />

Cruz Roja, un emblema solidario<br />

POR Martín Garrido<br />

No pasa un día en el mundo sin que se destaque la tarea humanitaria<br />

de la Cruz Roja Internacional que nació en Ginebra<br />

en 1863 y hoy reúne a más de trescientas millones de personas<br />

que trabajan ayudando a los seres humanos que sufren.<br />

La presencia de su emblema, una cruz roja sobre fondo blanco,<br />

es un tributo a Suiza ya que sus fundadores, encabezados<br />

por el ginebrino Henry Dunant (1828-1910), eran de esa<br />

nacionalidad.<br />

El museo describe la historia de la institución y también el<br />

motor de esta idea, porque Henry Dunant fue un activista<br />

humanitario que se hizo merecedor del primer Premio Nobel<br />

de la Paz en 1901 y cuya vida es otro ejemplo. Su padre ayudaba<br />

huérfanos y presos liberados y su madre trabajaba con<br />

pobres y enfermos. Su vida tuvo un vuelco decisivo cuando<br />

asistió a la batalla de Solferino en Italia en 1859 y escribió su<br />

testimonio conmovido por la situación de los combatientes.<br />

Dunant llegó a Solferino en la tarde del 24 de junio de 1859,<br />

el mismo día en que tuvo lugar una batalla entre los ejércitos<br />

austríaco y franco-piamontés que combatían en la guerra<br />

italiana. 38.000 heridos agonizantes permanecían en el campo<br />

de batalla junto con gran cantidad de muertos, y había<br />

pocos intentos para ayudarlos. Entonces, conmovido por esa<br />

situación tomó la iniciativa de organizar a la población civil,<br />

especialmente las mujeres y las chicas jóvenes, para proporcionar<br />

asistencia a los soldados heridos y enfermos. Carecían<br />

de suficientes materiales y el propio Dunant organizó la<br />

compra de lo que se necesitaba y ayudó a levantar hospitales<br />

de campaña. También fue el inventor del actual botiquín de<br />

primeros auxilios. Su reclamo por la creación de un cuerpo de<br />

voluntarios para socorrer a los heridos de guerra dio base para<br />

fundar la Cruz Roja Internacional. Luego, en 1864, la Convención<br />

de Ginebra redactó sus protocolos en base a algunos<br />

de los postulados humanitarios establecidos por la Cruz Roja,<br />

a la primera conferencia internacional asistieron dieciséis<br />

países y se adoptó el símbolo de la Cruz Roja.<br />

En el museo inaugurado en 1988 queda documentada paso<br />

a paso esta historia extraordinaria de hombres y mujeres que<br />

sirvieron a la humanidad por más de 140 años.<br />

Once áreas ilustran y explican los principios, historia y labor<br />

en los más graves acontecimientos de nuestro tiempo con<br />

un criterio didáctico e imágenes simples que no agobian al<br />

visitante presentándole cifras o conceptos complejos, con<br />

amplia libertad y evitando, siempre, expresar un juicio o una<br />

ideología determinada. Recorrer sus salas es una experiencia<br />

a compartir a través de<br />

ayudas audiovisuales, terminales<br />

de computación y<br />

proyección de diapositivas<br />

que entretienen al mismo<br />

tiempo que educan<br />

INFORMACIÓN ÚTIL<br />

International Museum of the<br />

Red Cross and Red Crescent<br />

Avenue de la Paix 17<br />

International District<br />

Tel.: +41 22 748 95 95<br />

www.redcrossmuseum.ch<br />

87


Turismo<br />

internacional<br />

Ginebra: Vocación de paz<br />

88<br />

POR Horacio de Dios<br />

La imponente carta de presentación de la ciudad es su lago<br />

Lemán (en francés: lac Léman o lac de Genève), que es el<br />

mayor de Europa Occidental. La mayoría de los turistas lo<br />

llama el Lago de Ginebra, ciudad que se encuentra en su orilla<br />

norte, mientras su orilla sur es francesa, y desde allí puede<br />

apreciarse una vista panorámica de los Alpes.<br />

No es su única atracción natural, también podría llamarse<br />

“la ciudad de los jardines” porque está rodeada de plantas y<br />

flores en cada esquina. Visitarla es un paseo que no cansa y se<br />

puede hacer acompañado por los testimonios de los que la supieron<br />

disfrutar. Por ejemplo, Jorge Luis Borges encontró la<br />

felicidad cuando la visitó de joven con sus padres y finalmente<br />

decidió que allí reposaran sus restos.<br />

No lejos del paseo callejero –ideal para andar sin rumbo–,<br />

sobre el borde del límite franco-suizo, se encuentra el Laboratorio<br />

Europeo de Física de Partículas Elementales y la<br />

Organización Europea de Investigación Nuclear. Hay un tour<br />

en línea conducido por científicos reales. En el laboratorio<br />

se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo y<br />

su objetivo es la física fundamental, la búsqueda del origen<br />

y los constituyentes últimos de la materia. Fundada en 1954,<br />

casi una década más tarde del final de la Segunda Guerra, por<br />

investigadores de los países que se habían enfrentado con las<br />

armas, la organización está integrada por los veinte Estados<br />

miembro europeos y observadores de todo el mundo. Allí<br />

trabajan no menos de 2400 personas y unos diez mil estudiosos,<br />

que representan a 600 universidades de 113 nacionalidades,<br />

frecuentan el laboratorio para aprender las leyes de la<br />

naturaleza y el origen de nuestro universo. Este ejemplo de la<br />

ciencia sin fronteras en el siglo XXI se complementa subiendo<br />

a un pequeño tranvía que recorre desde Place du Rhone<br />

hasta Place de Neuve y la Ópera. En el recorrido de 45 minutos,<br />

donde cada lugar es un prólogo a una larga historia, está<br />

el Muro de la Reforma construido en 1909, en los jardines<br />

de la Universidad de Ginebra, para honrar a Jean Cauvin o<br />

Calvino y sus principales seguidores en una ciudad donde el


protestantismo tuvo un papel protagónico desde el siglo XVI.<br />

Calvino nació en Francia, pero al seguir a Lutero tuvo que<br />

buscar refugio en Suiza en 1534 donde murió treinta años<br />

más tarde. En su vida en Ginebra alcanzó un gran poder no<br />

sólo religioso sino de la sociedad en general aunque su rigidez<br />

con los que consideraba herejes no fue un ejemplo de tolerancia<br />

que es la marca en el orillo de Suiza.<br />

La ciudad, en sí misma, es una seducción que no cesa. Cualquier<br />

rumbo es positivo porque todos los barrios tienen algo<br />

especial pero se destaca Les Paquis en el lado norte del centro.<br />

Predomina su ambiente bohemio, la gran diversidad de<br />

restaurantes étnicos donde hay de todo, desde cocina malaya<br />

hasta libanesa, sin olvidarse de los cabarets y los sex-shops.<br />

Alguna vez fue zona de pastoreo donde hoy se destacan las fachadas<br />

resplandecientes de los edificios que miran al lago con<br />

varios de los mejores hoteles, incluyendo el Gran Casino. Les<br />

Bains des Paquis es una playa increíble en pleno centro para<br />

darse un chapuzón, asistir a un sauna o a un encuentro con<br />

una fondue. También se puede realizar un tour por el lago<br />

con una vista memorable del Mont Blanc. Muy cerca está el<br />

Faro de Agua que es una imagen clásica. El fútbol tiene un<br />

lugar importante en Suiza, recordemos que está cerca la sede<br />

de la FIFA, y en campeonatos importantes se puede ver una<br />

gran pelota de fútbol empujada por un chorro de agua a más<br />

de 140 metros de altura.<br />

La referencia imprescindible es el Palacio de las Naciones,<br />

bello edificio y testimonio en pie de una ilusión de paz en<br />

vísperas de la Segunda Guerra que mantiene su lugar junto<br />

a la Organización de las Naciones Unidas que la reemplazó.<br />

Actualmente es la sede adjunta de la ONU y entre otros organismos<br />

allí se asientan los de Energía Atómica (OIEA) y la<br />

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la<br />

Ciencia y la Cultura (UNESCO).<br />

El Palacio de las Naciones, es un complejo de edificios construidos<br />

entre 1929 y 1937. Sirvió de sede a la Sociedad de Naciones<br />

hasta 19<strong>46</strong> y en 1966 se transformó en la Oficina de la<br />

Organización de las Naciones Unidas en Ginebra), la segunda<br />

más importante después de la base en Nueva York.<br />

Está ubicado en el parque Ariana, ocupa una superficie de 45<br />

hectáreas con una perspectiva del lago Lemán y de los Alpes.<br />

Al otro lado de la avenida, se encuentra el barrio del Comité<br />

Internacional de la Cruz Roja. “El hombre es bueno por<br />

naturaleza”, pensó Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) otra<br />

personalidad deslumbrante nacida en Ginebra (escritor, filósofo,<br />

músico, naturalista, autor de libros fundacionales como<br />

El Contrato Social y Emilio o de la educación. Una isla que<br />

recuerda su nombre lo asocia con otros grandes pedagogos<br />

suizos como Enrique Pestalozzi y Jean Piaget.<br />

Franco-helvético definido como uno de los pensadores de la<br />

Ilustración aunque chocara con alguno de sus colegas como<br />

Voltaire que, igual que tantas personalidades acosadas por<br />

sus ideas, pudo vivir y escribir en Ginebra. Una de las muchas<br />

cosas que se pueden visitar es el Instituto y Museo Voltaire<br />

en la casa donde vivió entre 1755 y 1765, que es hoy un centro<br />

de investigación dedicado al estudio de la obra y vida del<br />

pensador. Hay retratos, manuscritos originales y parte de su<br />

correspondencia. La vida de Voltaire en Ginebra se narra en<br />

un audiovisual.<br />

La agenda de visita en la llamada capital internacional de<br />

Suiza, sólo superada en tamaño por Zúrich, podemos cerrarla<br />

cruzando la frontera. En realidad, Ginebra está rodeada<br />

como un guante por Francia. Y podemos despedirnos desde<br />

el Monte Saleve, del vecino país, desde su cumbre de 1380<br />

metros con un restaurante con vista panorámica al lago y los<br />

Alpes, subiendo a su teleférico. Aunque uno no se anime al<br />

deporte de los parapentes que parecen flores en el aire, en la<br />

ciudad de los parques, y que debe ser una experiencia inolvidable;<br />

al igual que toda Ginebra y sus buenos modales<br />

Horacio de Dios<br />

TESTIMONIO PERSONAL<br />

LOS LUJOS DE UNA CIUDAD<br />

En Ginebra está la tumba de Jorge Luis Borges porque allí conoció la<br />

felicidad en su infancia. Y tuvo maestros para conocer otros idiomas<br />

y libros para enriquecer su vida. Por eso, para quienes quieran seguir<br />

sus pasos, la ciudad tiene joyas para visitar, poco conocidas como la<br />

Fundación Bodmer, con el hermoso edificio del arquitecto Mario Botta<br />

que refleja la historia de la mente humana conservando testimonios<br />

de 5000 años en su biblioteca que incluye desde papiros a ediciones<br />

originales de Shakespeare. Pero, un toque personal, es mi gratitud<br />

como viajero con César Ritz (1850-1918) un suizo que no nació en<br />

Ginebra sino en Niederwald, un pequeño pueblo de montaña donde<br />

fue pastor antes de emigrar para aprender a servir comenzando por<br />

lavacopas y mozo. Fue un ejemplo docente por su manera de entender<br />

la hotelería, predicando las habitaciones grandes, cómodas, con<br />

alfombras, buenos muebles, luz indirecta, atención en la habitación,<br />

comedores pequeños no comederos y por último, pero no menos<br />

importante, el baño privado en cada habitación. Una innovación más<br />

trascendente para mi alma de valija que el toque de lujo, el “Ritz” que<br />

se convirtió en un sobrenombre genérico para adjetivar los grandes<br />

hoteles como los que llevan su apellido en París o Madrid.<br />

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9o<br />

Cocina<br />

Con la<br />

vianda<br />

a cuestas<br />

Los niños a la escuela, los<br />

grandes al trabajo, llevar la<br />

comida desde casa ha convertido<br />

a las loncheras en un accesorio<br />

de moda<br />

POR F. A.<br />

Trasladar alimentos de un lugar a otro ha sido una cuestión<br />

de supervivencia en todos los tiempos. Trasladarse para<br />

encontrarlos también, pero ese es otro tema. Los métodos<br />

se han ido modernizando, y las necesidades cambiando. Los<br />

recipientes de barro indígenas donde se llevaban y traían<br />

víveres en la época de la colonia, mutaron hasta convertirse<br />

en cajas de metal tatuadas con figuras de superhéroes, o en<br />

bolsitos térmicos de puro diseño que mantienen la comida<br />

caliente a través de la tecnología USB.<br />

Los escolares son el público que más requieren las<br />

“loncheras” –un anglicismo derivado de la palabra lunch, que<br />

en inglés quiere decir almuerzo–, con el dibujo del último<br />

éxito de Disney o Marvel.<br />

Hacia 1880, los trabajadores de la más baja escala social<br />

comenzaron a usar las latas de galletas o de tabaco para<br />

llevar su vianda al trabajo, algo que no era para nada chic<br />

o glamoroso. Esta costumbre indicaba que esa persona no<br />

tenía tiempo ni dinero suficiente para acceder a una comida<br />

caliente en el horario del almuerzo. Luego fueron los<br />

niños quienes comenzaron a utilizar esas coloridas latas de<br />

metal como loncheras. En 1902 se creó la primera pensada<br />

especialmente para ellos, era en forma de canasta de picnic,<br />

con litografías de chicos jugando. Sin embargo, la revolución<br />

no se daría hasta 1935, cuando apareció la lonchera de<br />

Mickey Mouse.<br />

A mediados del siglo XX, la empresa Aladdin se dio cuenta<br />

de que estampando a estos íconos televisivos, sus productos<br />

se convertirían en un accesorio de moda. Contrataron a un<br />

prestigioso diseñador industrial y lanzaron una caja roja con<br />

la imagen del cowboy Hopalong Cassidy, que en poco tiempo<br />

logró vender seiscientas mil unidades. Así, los empresarios<br />

encontraron la forma de que los niños quisieran poseer más<br />

de una a lo largo de su vida escolar. Las indestructibles cajas<br />

serían reemplazadas según el personaje del momento.<br />

Se convirtieron en furor, desde las que lograban efectos<br />

3-D, hasta la del famoso autobús amarillo de Disney. La<br />

última que se produjo en metal fue la de Rambo, en 1987.<br />

A partir de entonces, comenzaron a fabricarlas de plástico,<br />

vinilo, neoprene o atractivas telas, con diseños mucho más<br />

compactos para que quepan en bolsos, mochilas y hasta<br />

en maletines. Con el paso del tiempo, llevar el almuerzo al<br />

trabajo dejó de estar mal visto, siempre y cuando sea en una<br />

lonchera de diseño<br />

PARA COMER CON LAS MANOS<br />

Pía Fendrik<br />

Recetas fáciles con fotografías explicando el paso<br />

a paso. Este libro ofrece preparaciones de distintos<br />

orígenes, todas con una misma característica:<br />

comer con las manos ya sea en el trabajo, en el<br />

colegio o en un picnic. Desde empanadas armenias<br />

hasta tacos, hamburguesas y pizzas caseras.<br />

COCINA PARA NIÑOS DE 3 A 12 AÑOS<br />

Luly Lang<br />

Incluye conceptos muy importantes sobre nutrición<br />

y recetas saladas y dulces que son verdaderas<br />

opciones para que los niños eduquen su paladar,<br />

gocen de la comida y se nutran correctamente.<br />

Tiene un capítulo muy útil dedicado especialmente<br />

a las viandas escolares.

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