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Año 7 | Número <strong>46</strong><br />
JUNIO - JULIO 2013<br />
CON SE JO EDI TO RIAL<br />
Adol fo de Vin cen zi<br />
Jorge González<br />
Luz Hen rí quez<br />
An to nio Dal to<br />
DIRECCIÓN<br />
Jorge González<br />
EDI CIÓN<br />
Car la Pan dol fo<br />
COORDINACIÓN<br />
Hugo Cayssials<br />
Melina Dorfman<br />
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN<br />
Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc.<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Silvana Sergio<br />
CORRECCIÓN<br />
Esteban Bertola<br />
COLABORAN EN ESTE NÚME RO<br />
Florencia Álvarez, Pablo Bassi, Amneris Blasco,<br />
Antonela de Alva, Horacio de Dios,<br />
Martín Garrido, Nancy Giampaolo,<br />
Silvia Hopenhayn, Nadia Koval,<br />
Roger Alan Koza, Christian Kupchik, Ana Moya,<br />
Mauro López Oyanarte, Felipe Pigna,<br />
Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Carlos Salatino,<br />
Emilia Simison, Maximiliano Tomas,<br />
Mónica Tracey, Esteban Ulrich, Sergio Varela,<br />
Felipe von Hartz, Patricio Vega y Blanca Wallace.<br />
PU BLI CI DAD Y RE DAC CIÓN<br />
Tel.: 4943-8219/22<br />
Pa ta go nes 2<strong>46</strong>3 c1282aca | Bue nos Ai res<br />
Correo: revistaquid@ilhsa.com<br />
Web: yenny-elateneo.com sección <strong>Quid</strong><br />
Hay un pueblo americano que no tiene un sistema educativo “formal”. Su educación<br />
se basa en algunas características notables. Un estudioso que dedicó toda su<br />
vida a investigar su cultura, costumbres e historia, señaló que “Al menos durante<br />
su primera época, (…) practicaban la enseñanza con la alegría y la espontaneidad<br />
de las cosas que no son obligatorias: habían descubierto el placer de dar y recibir<br />
conocimientos”. Así, según consigna el profesor, cualquiera podía enseñar, tanto un<br />
anciano como un niño y esa función nunca era fija ya que consideraban que cada<br />
ser humano conocía algunas cosas que otros no.<br />
Los ancianos contaban a los jóvenes historias y leyendas, enfermedades, lugares<br />
lejanos, modas y costumbres. Los niños enseñaban a los mayores nuevas maneras<br />
de danzar y juegos de palabras, entre muchos otros entretenimientos. El estudio<br />
nunca concluía porque, pensaban, nadie podía saberlo todo y siempre tendrían que<br />
continuar aprendiendo.<br />
Los galochas, así se llama el pueblo sediento de conocimientos, deberían convertirse<br />
en un ejemplo para todos. Aunque no existan y sólo vivan a través de la imaginación<br />
de Juan Sasturain.<br />
Disfruten de este nuevo número de <strong>Quid</strong>.<br />
Ilustración: Liniers (del libro Los galochas, de Juan Sasturain)<br />
REVISTA QUID<br />
Grupo Ilhsa s.a. es pro pie ta ria de <strong>Quid</strong>, publi ca ción de<br />
Yenny y El Ate neo. Que da pro hi bi da la repro duc ción<br />
del con te ni do de es ta publi ca ción, aun men cio nan do<br />
la fuen te.<br />
Los edi to res no son res pon sa bles por las opi nio nes<br />
ver ti das por los cola bo ra do res, entre vis ta dos, las no tas<br />
fir ma das y el con te ni do de los men sa jes publi ci ta rios.<br />
Re gis tro Na cio nal de la Pro pie dad In te lec tual<br />
Nº 506670. ISSN 1669738-3.<br />
Dis tri bu ción en loca les Yenny y El Ate neo de la Ci udad<br />
de Buenos Aires, GBA e inte rior del país.<br />
Adolfo de Vincenzi<br />
Director General<br />
Grupo Ilhsa
NUESTRA PORTADA<br />
portada<br />
El autor de nuestra imagen<br />
de portada es el argentino<br />
Manuel Archain.<br />
Nacido en Buenos Aires<br />
en 1983 comenzó sus estudios<br />
de escultura, dibujo<br />
y pintura, en el taller de la<br />
artista Silvina Viaggio, su<br />
madre. A los 13 años inicia<br />
sus estudios con Carlos<br />
Pedrazzini mientras comienza<br />
a explorar la fotografía de la mano de diversos profesionales.<br />
Cuatro años más tarde trabaja en departamentos de<br />
arte, video-clips, en comerciales y en cine.<br />
Fue asistente fotográfico de Peter Rad, Blinkk, Samuel Bayer,<br />
Kaye Tony, Marc Trautmann y Michael Haussman.<br />
Su estilo personalísimo hace que sus trabajos combinen todas<br />
las disciplinas visuales.<br />
Ha expuesto su obra en Buenos Aires, Bogotá, Barcelona,<br />
Madrid, París, Miami, Lima, San Juan de Puerto Rico y Santiago<br />
de Chile, entre otros.<br />
Para más información: www.manuelarchain.com<br />
HOMENAJE<br />
homenaje<br />
Roberto Bolaño<br />
El 15 de julio se cumplen diez años de su muerte y los homenajes<br />
ya comenzaron en marzo. La exposición “Archivo Bolaño<br />
(1977-2003)”, en el Centro de Cultura Contemporánea de<br />
Barcelona, es un viaje al interior de sus papeles privados que<br />
promovió su viuda, Carolina López. Curada por Juan Insúa,<br />
director del centro, y Valérie Mailes, editora de la revista<br />
Granta, es un recorrido por la vida y las obsesiones creativas<br />
del autor de Los detectives salvajes: de sus días como anónimo<br />
en Barcelona y Girona, entre 1977 y 1985, a su período<br />
final como consagrado en Blanes. Hay detalles insólitos como<br />
la caja de fósforos en la que escribió cuando era cuidador de<br />
un camping en Casteldefels.<br />
En pantalla, uno de los proyectos que retratan al autor es el<br />
documental La batalla futura, de Ricardo House. Una especie<br />
de trilogía que fusiona entrevistas, fragmentos de obras<br />
y animaciones en stop motion. La primera entrega muestra<br />
la adolescencia de Bolaño en México, la segunda recorre las<br />
ciudades catalanas donde escribió la mayor parte de sus obras<br />
y la tercera parte (aún en producción) se filmará en Chile, e<br />
indagará en la infancia del escritor y la relación con su padre.
ero<br />
LA RECOMENDACIÓN DEL LIBRERO<br />
la<br />
Mario Vargas Llosa, actualmente, es criticado por ciertos<br />
sectores sociales que lo acusan de tener ideologías políticas de<br />
derecha. Sin embargo, el escritor supo ser distinto. Hubo un<br />
momento de su juventud en que leía con profundidad a Sartre,<br />
denunciaba las dictaduras militares y se declaraba defensor de<br />
otros principios. Esta fue una de sus etapas más brillantes como<br />
escritor; de aquella época data, por ejemplo La ciudad y los<br />
perros, una de sus principales novelas, escrita entre sus 22 y sus<br />
25 años, que hoy recomiendo leer. No es un dato menor respecto<br />
del carácter revolucionario de esta obra que haya logrado<br />
ser publicada por primera vez en España durante la dictadura<br />
franquista.<br />
La ciudad y los perros se inspira en sucesos<br />
autobiográficos y la mayor parte de<br />
la acción transcurre en el colegio militar<br />
Leoncio Prado, un internado peruano de<br />
nivel de estudios medio, equivalente a<br />
nuestra escuela secundaria. Allí, la historia<br />
es narrada por cuatro cadetes que<br />
ingresan juntos al alumnado: Alberto, el<br />
Jaguar, el serrano Cava y el Esclavo. Cuatro<br />
voces narrativas distintas que obligan<br />
al lector a construir la historia, como<br />
piezas de un rompecabezas. Las voces se intercalan haciendo<br />
que los relatos se yuxtapongan o extrapolen en una tensión<br />
permanente, alternando el tiempo de la infancia con el de la<br />
adolescencia, mestizando las situaciones y reformulando a los<br />
personajes. Un lector que no sea activo, pensante y en busca de<br />
rupturas, probablemente desestime su lectura.<br />
¿Quiénes son los perros? En la jerga del Leoncio Prado, “perros”<br />
se los llama a los cadetes ingresantes. Es un apodo, un<br />
rango, establecido por los alumnos mayores, que en la relación<br />
se atribuyen el lugar de amos. En el colegio militar todo es<br />
brutal. Al ingresante se lo somete, se le ordena, se lo castiga y<br />
se le quita incluso el derecho a quejarse. Es la postura de los<br />
instructores militares, quienes son los primeros en abusar del<br />
poder, la que promueve esta conducta entre los internos. Más<br />
que una institución educativa, el colegio parece representar una<br />
fábrica de bestias… La comunicación se produce a través del<br />
olfato, de la amenaza y de la agresión. Los perros, tratando de<br />
construir la imagen necesaria para subsistir en ese medio, buscan<br />
convertirse en “machos” y exploran su sexualidad a través<br />
de la prostitución y la zoofilia, o de realizar sesiones de masturbaciones<br />
grupales o de robarse entre sí, por ejemplo.<br />
Pero por otra parte, en el Leoncio Prado se observa sólo un recorte<br />
de lo que para Vargas Llosa es un mal que puede encontrarse<br />
en toda la sociedad peruana. La infancia y otras historias<br />
familiares de los personajes también aparecen contaminadas<br />
por el machismo y la brutalidad. Algunos críticos literarios<br />
opinan que esto proviene de la experiencia personal del autor,<br />
quien tuvo una relación tortuosa con su familia, principalmente<br />
con su padre (quien sería uno de los personajes de la historia).<br />
Para leer a Vargas Llosa hay que dejarse llevar por el placer de<br />
la lectura y trascender cualquier preconcepto. Los extremistas,<br />
se lo pierden.<br />
Mauro López Oyanarte
Nota<br />
de tapa<br />
Un elefante en el<br />
o8<br />
POR Christian Kupchik
Philip Dormer Stanhope, 4º Conde de Chesterfield (1694-<br />
1773) fue un estadista británico y hombre de letras, que logró<br />
cierta trascendencia por las Cartas a su hijo, recopilación de<br />
la correspondencia que mantuvo con su hijo natural y que<br />
fueran publicadas en 1774 por la viuda de este, Eugenia<br />
Stanhope. Las Cartas… constituyen un admirable retrato de<br />
la época, con exquisitas observaciones y deducciones a través<br />
de las cuales Lord Chesterfield intenta demostrar que tanto la<br />
buena educación como “los buenos modales sirven de adorno<br />
a otros conocimientos y le abren paso a través del mundo”.<br />
De acuerdo a los preceptos del inglés, la buena educación<br />
no se ciñe sólo al saber y los buenos comportamientos, sino<br />
que abarca todos los campos en los que se desarrolla la vida,<br />
incluso los más nimios o insignificantes. Así, la compostura y<br />
los buenos modos de la sociedad del siglo XVIII quedan epitomizadas<br />
en una carta escrita en Bath el 9 de marzo de 1748:<br />
“Desearía de todo corazón que pudieras ser visto a menudo<br />
sonriendo, pero nunca escuchado riéndote, mientras vivas.<br />
Las risotadas frecuentes y en voz elevada son un rasgo de<br />
locura y de malos modales; son la forma en que el vulgo expresa<br />
su ridículo entusiasmo ante cosas ridículas; y pasan por<br />
llamarlo alegría. En mi opinión no hay nada tan poco liberal,<br />
y por tanto carente de educación, como una risa audible. No<br />
soy de natural melancólico ni cínico, y estoy tan predispuesto<br />
a ser agradado como cualquier otro, pero estoy seguro de<br />
que desde que hago uso de razón, nadie me ha oído nunca<br />
reírme”.<br />
Antagonista del Emilio de Rousseau y su vindicación de la<br />
espontaneidad salvaje, Lord Chesterfield postula en sus cartas<br />
una forma elaborada y enriquecida de la sabiduría clásica,<br />
desde la oratoria de Cicerón y Quintiliano, al savoir faire del<br />
gentilhombre urbano. Claro que cierta rigidez en la forma de<br />
utilizar esos preceptos, puede conducir a confusiones graves<br />
donde la ponderación de una conducta en un marco cultural<br />
se vea sujeta a la condena en otro. Incluso, en el mismo marco<br />
dependiendo del ámbito o tiempo en el que se desarrolle.<br />
Ya nadie se quita el sombrero para saludar, simplemente porque<br />
ya no hay sombreros que quitarse.<br />
Etimológicamente, el latín nos propone dos raíces para el<br />
vocablo “educar”: el primero, educare, que implica en efecto<br />
“formar, instruir”, pero también tiene validez educere, que<br />
alude a “sacar, extraer”. En un sentido amplio, se entiende<br />
por educación el proceso multidireccional mediante el cual se<br />
transmiten conocimientos, valores, costumbres, y formas de<br />
actuar. La educación así entendida no sólo se produce a través<br />
de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones,<br />
sentimientos y actitudes. Pero además, apunta al proceso de<br />
vinculación y de conciencia cultural, moral y conductual. Así,<br />
a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan<br />
y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos<br />
de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores,<br />
creando además otros nuevos.<br />
El objetivo griego (Platón, Sócrates, Aristóteles e Isócrates<br />
insistieron en estos preceptos) era preparar a los jóvenes<br />
intelectualmente para asumir posiciones de liderazgo en las<br />
tares del Estado y la sociedad. En los siglos posteriores, los<br />
conceptos griegos sirvieron para el desarrollo de las artes, la<br />
enseñanza de todas las ramas de la filosofía, el cultivo de la<br />
estética ideal y la promoción del entrenamiento gimnástico.<br />
Aristóteles proponía una interesante definición: “La educación<br />
consiste en dirigir los sentimientos de placer y dolor<br />
hacia el orden ético”. El tema pasa entonces por considerar<br />
cuáles son las fronteras de ese orden ético donde se debaten<br />
los supuestos “sentimientos de placer y dolor”.<br />
En 1906, en pleno fervor creativo de la Viena fin du siécle<br />
que estaba renovando todos los estamentos del arte en Occidente,<br />
el austríaco Robert Musil publica su primera novela:<br />
Las tribulaciones del estudiante Törless. En ella seguimos<br />
a un joven, hijo único y de familia acomodada, que llega a<br />
estudiar en el Instituto W, situado al este de Prusia, famoso<br />
por formar jóvenes de la alta sociedad bajo un lema esencial:<br />
“preservar a la juventud de las corruptoras influencias de la<br />
gran ciudad”. Desde hacía tiempo él quería estudiar allí pero,<br />
a poco de ingresar, ya quería irse y escribía cartas a sus padres<br />
para que lo sacaran. Estos lo interpretaron como una etapa<br />
inicial de desadaptación y que, con el tiempo, se iría acostumbrando.<br />
La ambigüedad de los personajes, jóvenes cadetes<br />
sometidos a la disciplina alienante de una sociedad aristocrática<br />
en un momento en que el Ejército era la máxima expresión<br />
del patriotismo y por lo tanto nadie cuestionaba sus métodos,<br />
desempeña un papel crucial en la narración. Poseedores y<br />
poseídos, verdugos y víctimas, el mundo de relaciones de la<br />
adolescencia, en manos de Musil, se convierte en un infierno<br />
del que ni siquiera Törless, personaje emblemático de exacerbada<br />
sensibilidad y fulgurante inteligencia, puede salir.<br />
La novela fue en su momento un éxito de crítica y público,<br />
lo que le permitió a Musil continuar su carrera literaria, pero<br />
pocos advirtieron en ella los signos de una sociedad asfixiante<br />
bajo la máscara de la rigidez educativa en la ética del poder.<br />
Cuando sesenta años más tarde el alemán Völker Schlöndorff<br />
realizó también su primer film tomando como base la<br />
novela de Musil, quedó en claro que detrás de ese entramado<br />
se escondían las entrañas del fascismo. Resultaba difícil no<br />
advertir en la cerrada escala de valores una exaltación del<br />
orden al servicio de un poder superior.<br />
Algo similar realiza el inglés Lindsay Andersson en If…<br />
(1966), quizá heredera de la obra francesa Zero en conduit<br />
(Jean Vigo, 1933). Considerada una de las más feroces sátiras<br />
jamás hechas al sistema estudiantil, esta venenosa comedia<br />
transcurre en un colegio inglés donde los novatos son abusados<br />
por los mayores, quienes a su vez son tiranizados por<br />
los inspectores. Este sistema de castas –y fuerte represión<br />
sexual– termina por hartar a un puñado de rebeldes, comandados<br />
por Mick Travis (un muy joven Malcolm McDowell,<br />
que ya prefiguraba lo que sería en La Naranja mecánica) que<br />
dejan entrar en sus corazones el caos libertario que recorre<br />
o9
1o<br />
las calles. A la pregunta de por qué se deja crecer el bigote,<br />
Travis responde: “Para ocultar mis pecados”. El internado<br />
(¿Oxford? ¿Cambridge?), con sus arcaicas reglas disciplinarias,<br />
representa un sistema conservador y obsoleto que más<br />
temprano que tarde será puesto en jaque por los alumnos<br />
menos sumisos. En términos estéticos, el aparente clasicismo<br />
del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en<br />
una narración dotada de mayor libertad, sin perder, eso sí, el<br />
respeto por una “buena educación” (incluso los líderes más<br />
salvajes se vanaglorian de ello).<br />
Quien no recibe una buena educación, se entiende, es un<br />
“mal educado”. De este modo queda planteada la sutil frontera<br />
entre lo que Sarmiento comprendía como civilización<br />
y barbarie. Un destacado educador del siglo XVII conocido<br />
como Jan Comenius, obispo protestante de Moravia, se propuso<br />
un objetivo educativo casi utópico, que podría resumirse<br />
en “enseñar a través de todas las cosas a todos los hombres”,<br />
postura que se conoce como pansofía. Pero el ideal de Comenius<br />
pronto se vio postergado porque los requerimientos del<br />
proceso civilizatorio tenían por delante otras prioridades.<br />
El sociólogo Norbert Elias (Breslau, 1897-Ámsterdam,<br />
1990) en su teoría del proceso civilizatorio –atravesada por<br />
una mirada de largo aliento claramente emparentada con la<br />
historia de las mentalidades–, analiza los procesos de configuración<br />
de la sociedad occidental desde la Edad Media<br />
en adelante. Según la misma, la civilización ha sido pues el<br />
resultado tanto de complejas transformaciones profundas<br />
en las estructuras sociales, económicas y políticas –sociogénesis–<br />
como de cambios en las estructuras psíquicas de los<br />
individuos –psicogénesis–. Imbuido de una visión relacional<br />
y dinámica de lo social, para Elias el concepto de civilización<br />
“se refiere a hechos muy diversos: tanto al grado alcanzado<br />
por la técnica, como al tipo de modales reinantes, al desarrollo<br />
del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las<br />
costumbres (...). Para ser exactos, no hay nada que no pueda<br />
hacerse de una forma ‘civilizada’ y de una forma ‘incivilizada’,<br />
con lo que siempre resulta algo difícil tratar de resumir en<br />
unas cuantas palabras todo aquello que el término ‘civilización’<br />
comprende”. 1<br />
Durante la Edad Media se producen importantes cambios<br />
en las costumbres, ritos y prácticas de los caballeros que van<br />
modificando sus actitudes corporales, su vestimenta, su gestualidad<br />
–sus “comportamientos externos”– como expresión<br />
del avance de limitaciones a las manifestaciones emotivas de<br />
los individuos. El proceso civilizatorio supone un aumento de<br />
la autocoacción y el autocontrol en detrimento de la coacción<br />
externa. Según Elias, las personas se fueron civilizando a<br />
partir de la adopción de pautas y conductas que irán ganando<br />
legitimidad, en ocasiones hasta nuestros días. En su opinión,<br />
la publicación de De civilitate morum puerilium (1537) por<br />
1Elias, Norbert, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogéneticas y<br />
psicogenéticas, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 57.<br />
Erasmo de Rotterdam –De la urbanidad en las maneras de<br />
los niños, según su versión en español (2006)– tendrá un fuerte<br />
impacto sobre el disciplinamiento de los cuerpos a través<br />
de la prescripción de la repetición de rutinas de moderación,<br />
higiene y compostura. Estas normas originalmente pensadas y<br />
escritas para educar al niño Enrique de Borgoña, hijo del rey<br />
Adolfo, se harán extensivas a toda la sociedad.<br />
Elias concibe al entramado emotivo de los seres humanos<br />
como una totalidad. En tal sentido, y en la medida en que sus<br />
diversas expresiones son difíciles de separar, no parecería posible<br />
retomar esta idea y analizarla en clave de construcción<br />
cultural. Este entramado emotivo, ¿es natural, instintivo o es<br />
también el resultado de un proceso de moldeado cultural?<br />
En Elephant, film de Gus van Sant (2003), el autor expone su<br />
visión de los asesinatos verídicos que dos estudiantes llevaron<br />
a cabo en su propio instituto, Columbine. Van Sant no ha<br />
intentado manifestar su opinión ni mucho menos manipular<br />
al espectador, y por eso ha optado por una estética del riesgo.<br />
Su película carece de ritmo, guión completo, orden, progresión<br />
y todo lo que la mayoría de los films suelen tener. Tampoco<br />
es necesario: de forma imparcial, aséptica, se ha limitado<br />
a mostrar los hechos para suscitar la difícil pregunta: “¿por<br />
qué lo hicieron?”. Chicos bien educados, sanos, criados según<br />
los parámetros del ideal aristotélico. El elefante de tan curioso<br />
título parece hacer referencia a que el tamaño de dicho<br />
animal puede ocultarnos la verdad. Pero aunque quizá no sea<br />
esa exactamente la idea, sino que la buena educación también<br />
puede, bajo determinadas circunstancias, tener la torpeza de<br />
un elefante en un bazar<br />
*<br />
Escena del film Elephant (2003)<br />
ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía<br />
y editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron<br />
los títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay<br />
y Las huellas del río, todos en Editorial Planeta. También la antología<br />
En la vía - Relatos desde un tren y Relatos de París.
Tema de tapa<br />
uno<br />
Bill Murray en una escena de El día de la marmota (1993)<br />
La repetición VIRTUOSA<br />
POR Roger Koza<br />
12<br />
La repetición es un concepto moderno y filosófico; más tarde,<br />
en el siglo XX fue también psicoanalítico. ¿Por qué hablar de<br />
la repetición? Hay un libro bellísimo, un libro entre varios<br />
libros acerca del tema, misterioso y poco leído, de esos que al<br />
leerlo uno siente literalmente que ya no sólo está apasionado<br />
por alguna reveladora asociación de un concepto respecto de<br />
otro (la repetición con la diferencia, por ejemplo) sino por<br />
experimentar en plena lectura una prueba de que el pensamiento<br />
hace piruetas en el propio cerebro. El libro al que me<br />
refiero se llama La repetición, de Søren Kierkegaard.<br />
Insisto, me repito, nunca más pertinente que hoy: ¿por qué<br />
hablar sobre la repetición? En principio porque la buena<br />
educación exige repetición, es su condición de posibilidad.<br />
El músico, un guitarrista acaso, tiene que insistir, invertir<br />
tiempo, practicar sus escalas cromáticas o lidias, repasarlas<br />
hasta convertirlas en una reserva musical para su aplicación<br />
concreta. El intérprete teatral repite el texto hasta conseguir<br />
su mecanización inconsciente: sólo cuando sus parlamentos<br />
pierden su fijación en el texto escrito se convierte el texto en<br />
el flujo discursivo de su conciencia y entonces nace el personaje<br />
y su comportamiento. Es decir, el texto se naturaliza en<br />
la repetición. Las tablas de multiplicar también se aprenden<br />
repitiendo, y los ejemplos son vastos. Repeat after me dicen<br />
siempre los profesores de inglés. Una aclaración pertinente: la<br />
repetición no consiste jamás en repetir como un loro. El loro<br />
más que repetir una sola palabra hasta el infinito, una palabra<br />
que no entiende, emite un vocablo de tal modo que en la falsa<br />
repetición de una palabra cualquiera solamente consigue alcanzar<br />
el estadio mínimo y negativo de la repetición. En nuestra<br />
experiencia eso se llama monotonía y el estado psicológico<br />
que provoca es aburrimiento, la impotencia de la inteligencia.<br />
Como sucede en otros órdenes del saber respecto de la repetición,<br />
en el cine también resulta fundamental. Por cada<br />
escena a filmar se repiten las tomas. En ocasiones se repiten<br />
en búsqueda de la mejor. Un beso, un gesto de desprecio, una<br />
sonrisa varían, y es sólo en la repetición que se puede detectar<br />
la dimensión exacta de lo que un buen cineasta intenta capturar<br />
con una secuencia. La misma película, posteriormente, se
epite en el cine, vive, en su repetición. La función se repite a<br />
las 14hs, 16hs, 18hs, etc., así lo decimos.<br />
En el cine la repetición ha sido materia de relatos. Hay películas<br />
más o menos conocidas. Desde las tareas domésticas de<br />
Daniel San en Karate Kid (1984) que mientras pinta aprende<br />
un arte marcial sin saberlo a la moraleja central de El sacrificio<br />
(1986), de Andrei Tarkovski, en el que sólo la repetición<br />
de un acto durante todos los días de una vida y a una misma<br />
hora puede alterar el orden del mundo, el concepto de repetición<br />
se filma para establecer la importancia de un acto que<br />
determinará el resto de los actos.<br />
La gran película sobre la repetición, no podría ser de otro<br />
modo, es una comedia. El humor en el cine, de hecho, nació<br />
de la repetición. Es en donde el gag se apoya y funciona. Pero,<br />
¿cuál es la película? Obra maestra indiscutible en el género y<br />
en la materia, El día de la marmota (1993), también conocida<br />
como Hechizo de tiempo, es la película que mejor adopta y<br />
aplica el concepto de repetición en múltiples formas hasta<br />
conquistar una clarividencia absoluta. Phil Connors, interpretado<br />
por el genio de Bill Murray, atraviesan la repetición y en<br />
ese tránsito descubren el sentido de la misma: un aprendizaje<br />
total, un cambio de cualidad en el orden y organización de la<br />
experiencia.<br />
La película de Harold Remis se estrenaba veinte años atrás<br />
en Argentina. Pasó desapercibida en el momento de su estreno.<br />
En Córdoba, por ejemplo, duró una semana. Pero después<br />
de un tiempo se convirtió en un film de culto, uno de los más<br />
alquilados en los videoclubes y uno de los más programados<br />
en los canales de cable. Extraño dispositivo el de la película: se<br />
la puede ver en reiteradas ocasiones y no obstante nunca cansa.<br />
Su propio tema es su propio secreto. ¿Cuál es su hechizo?<br />
¿En qué reside su genialidad?<br />
Phil Connors es el reportero estrella del canal 9 de televisión<br />
de Pittsburgh en materia del tiempo y su pronóstico; una<br />
estrella menor del canal, pero lo suficiente para que su narcisismo<br />
infinito le lleve a percibirse como una verdadera celebridad<br />
de los medios. Cubrir el famoso festival de “el día de la<br />
marmota”, que se celebra en un pueblo llamado Punxsutawney,<br />
es humillante. ¿Cómo tomar en serio el comportamiento<br />
de una marmota que funciona como oráculo climatológico?<br />
Una tradición ridícula, infantil, demasiado popular para un<br />
hombre que se siente tan importante como el sistema solar.<br />
Acompañado por un camarógrafo y la productora de su programa,<br />
Rita (la bellísima Andie MacDowell), Phil, quien<br />
siente que esta excursión periodística les es impropia para su<br />
estatus, no puede sentir otra cosa que apuro por filmar, hacer<br />
el reporte y regresar a su ciudad. Pero como es sabido una<br />
tormenta de nieve le impedirá regresar a todo el equipo y<br />
tendrán que quedarse a dormir en el pueblo de la marmota.<br />
En la mañana, Phil se despertará escuchando la misma música<br />
del día anterior y los comentaristas radiales dirán exactamente<br />
lo mismo. “Debe ser una grabación”, pensará, pero de a poco<br />
irá descubriendo que todo lo que ocurrió ayer ocurre de nuevo.<br />
En efecto, es el mismo día y los mismos acontecimientos,<br />
todo se repite.<br />
Ramis trabajará magistralmente durante todo el film el concepto<br />
de repetición. El día se repite, los acontecimientos<br />
también. Bill intentará, en un principio, orientar el fenómeno<br />
existencial y temporal para su propio provecho: ver cómo enamorar<br />
a Rita, evitar ciertas situaciones incómodas (el encuentro<br />
obligado con un viejo compañero de escuela y la presencia<br />
de un pordiosero), dar rienda suelta a su apetito sexual y dietético,<br />
robar un camión de caudales; tras un par de días en el<br />
mismo día lo sabe todo, es omnisciente: los tiempos exactos de<br />
cada movimiento, lo que alguien dirá, el accidente que ocurrirá.<br />
Ya no sólo puede predecir el tiempo sino los tiempos de los<br />
otros. Pasado un tiempo dentro del tiempo, Phil caerá en un<br />
pozo depresivo. Los gags suicidas son geniales, pero vencerá<br />
la “reencarnación” en ese día y volverá a sonar el despertador<br />
y la música espantosa del programa de radio. Punxsutawney<br />
es un laboratorio maldito de la repetición, acaso un esquema<br />
simbólico que renueva la maldición de Sísifo.<br />
Todo será un infierno hasta que Phil entenderá la clave de<br />
todo, o mejor dicho, la salvaguarda de la repetición. Es el<br />
descubrimiento de una posibilidad vinculada al aprendizaje.<br />
No es otra cosa que el poder de todo sujeto de hacer suyo y<br />
deseado lo que en principio parece un simple mecanismo de<br />
sucesión de los eventos sin distinción alguna. Es el paso y el<br />
peso de la voluntad por la cual se empieza a contrarrestar lo<br />
que sólo se da en algo que se quiere, y al quererlo, curiosamente,<br />
lo que sucede adquiere un sentido nuevo y propio.<br />
Phil le asigna dos valencias a la repetición: primero es la condición<br />
formal del aprendizaje. En el film le dedicará tiempo<br />
a los idiomas, a la música, a la escultura y a la poesía; lo edificante<br />
de la naturaleza del aprendizaje necesita de la repetición<br />
(dimensión estética de la experiencia). Pero la repetición<br />
tendrá un segundo valor, lo que implica además una superación<br />
del narcisismo infantil del personaje: la repetición es la<br />
condición ética de un yo que necesita estar abierto a los otros.<br />
Se trata de una vía de reinvención del yo junto a otros, pues<br />
incorporar la inquietud de los otros es conjurar la repetición<br />
infinita del yo en su pobreza estructural como célula solitaria.<br />
Los otros siempre juegan un papel determinante en quiénes<br />
somos. Son misteriosamente nuestra identidad. ¿No es el otro<br />
el que garantiza que uno no se repita hasta el hartazgo?<br />
Lo extraordinario del film de Remis es ver al genial Bill Murray<br />
aprendiendo junto a nosotros. Sólo así él y nosotros podemos<br />
alterar la ley de la repetición, la que se emparenta con la monotonía<br />
y propone un loop infinito sin variaciones en los patrones<br />
que organizan las vidas y las prácticas. Centrarse de un<br />
modo no narcisista en uno mismo es parte de la experiencia del<br />
aprendizaje, el buen aprendizaje. Y descentrarse en el encuentro<br />
con otros es el otro aprendizaje vital en la condena y milagro<br />
de la repetición. Para quien aprende y atiende los signos<br />
ajenos, y para quien no insiste en signos pretéritos, el paso a un<br />
nuevo día puede suceder en el acto de abrir y cerrar los ojos<br />
*<br />
CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba.<br />
Publicó El inconsciente de las películas, ed. Brujas.<br />
Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />
13
14<br />
El<br />
señalador<br />
Los que llegamos a Juvenilia durante<br />
la vida adulta (es decir: los que no nos<br />
vimos obligados a su lectura durante la<br />
escuela secundaria) podemos sucumbir<br />
a la tentación de disfrutarla como lo que<br />
aparentemente es: una historia entretenida,<br />
con algo de picaresca, que retrata al<br />
mismo tiempo la rebeldía y las diversiones<br />
de la primera juventud, y la siempre<br />
inquietante entrada a la adolescencia.<br />
Pero sucede que una generación dotada<br />
de críticos (David Viñas, Josefina Ludmer<br />
y Sylvia Molloy, entre otros) se dedicó<br />
a contextualizarla y señalarla como<br />
un producto esencial del ideario liberal<br />
de la Argentina de 1880. En Juvenilia<br />
(y también en La gran aldea), advierte<br />
Josefina Ludmer en su ensayo El cuerpo<br />
del delito, es donde la llamada “Generación<br />
del 80” hace sus primeros pinos:<br />
“Esa cultura rica de 1880 (la Argentina<br />
prometía ser uno de los países más ricos<br />
del mundo con la entrada en el mercado<br />
mundial) produjo una escritura fragmentaria<br />
y conversada, novelera y elegante,<br />
sustancialmente culta y refinada, ‘aristocrática’.<br />
Imaginemos una coalición de<br />
escritores que escribe ficciones para el<br />
Estado, y con ellas produce los ‘sujetos’<br />
del Estado liberal”. La lectura inocente<br />
de lo que podría ser una perfecta novela<br />
de aventuras queda, así, obturada.<br />
Miguel Cané (1851-1905) nació en<br />
Montevideo, en el exilio de su padre<br />
durante el rosismo, y una vez vuelto y ya<br />
egresado del Colegio Nacional de Buenos<br />
Aires fue diplomático en Colombia,<br />
HAY UNA BOMBA<br />
EN EL COLEGIO<br />
POR Maximiliano Tomas*<br />
Venezuela, Viena, Berlín y Madrid. Más<br />
tarde, en 1892, llegó a ser intendente de<br />
Buenos Aires, en 1899 senador por la Capital<br />
y en 1900 decano de la recién inaugurada<br />
Facultad de Filosofía y Letras.<br />
Pero es durante su trabajo como enviado<br />
a Venezuela en 1882 (el libro será publicado<br />
por primera vez en 1884), y motivado<br />
por la nostalgia de sus años juveniles<br />
y el aburrimiento de su trabajo cotidiano,<br />
que encara la escritura de Juvenilia.<br />
Cané tiene 31 años cuando se sienta a<br />
recordar sus años como interno en el<br />
secundario, comprendidos entre 1863<br />
y 1869. Y compone, con prosa ligera<br />
(“sencilla”, la describe él), el texto que se<br />
convertirá en un clásico: suerte de mito<br />
de origen para los alumnos del afamado<br />
Colegio Nacional de Buenos Aires, pero<br />
disfrutado también por estudiantes de<br />
todas las instituciones. Juvenilia narra las<br />
memorias de las aventuras de Cané junto<br />
a sus compañeros ilustres (desde futuros<br />
ministros hasta presidentes), los enfrentamientos<br />
con los “provincianos” (que<br />
incluyen bombas de estruendo y peleas<br />
a trompadas), el<br />
temor y la adoración<br />
por profesores<br />
y autoridades,<br />
el régimen militar<br />
y de hambre sufrido<br />
durante días<br />
y noches, y sobre<br />
todo las célebres<br />
“escapadas”, que<br />
puntúan el relato<br />
y sirven de excusa para trazar tanto un<br />
fresco de época como la educación sentimental<br />
de toda una generación.<br />
Pero lo que cuenta Juvenilia sin decirlo<br />
(al menos hasta el cierre de su capítulo<br />
final) es la historia de la fe liberal en la<br />
educación (en la buena educación) como<br />
vehículo de ascenso social e ingreso a<br />
los máximos honores de la vida pública.<br />
Escribe Cané, antes de clausurar el libro:<br />
“Sí, amar el estudio. A esa impresión<br />
primera debemos todos los que en el<br />
Colegio Nacional nos hemos educado,<br />
la preparación que nos ha hecho fácil el<br />
acceso a todas las sendas intelectuales”.<br />
Y al parecer así lo fue, en la Argentina,<br />
durante muchas décadas más.<br />
Pero ni el Colegio Nacional es hoy el que<br />
fue, ni la educación secundaria parece<br />
asegurar nada a los jóvenes de hoy. El<br />
especialista en educación Gustavo Iaies<br />
escribió en el artículo “Buenos alumnos,<br />
buenas personas” (que puede leerse en el<br />
sitio www.informeescaleno.com.ar) que si<br />
bien nuestra escuela secundaria es muy<br />
parecida a aquella original, “el problema<br />
es que nuestra preocupación ya no se<br />
limita a los jóvenes de clases medias y<br />
altas que quieren llegar a la universidad.<br />
Esta escuela secundaria desacoplada de<br />
la formación ciudadana, de la preparación<br />
para el mercado de trabajo y poco<br />
estimulante para seguir aprendiendo a<br />
lo largo de la vida produce una especial<br />
frustración histórica a los jóvenes de los<br />
sectores más pobres”. Y agrega: “Hay que<br />
pensar un nuevo modelo de escuela, no<br />
alcanza con ajustar la que tenemos. Pero<br />
cuando hablamos de un nuevo modelo,<br />
debemos precisar que la propia idea de<br />
modelo ya no es la del pasado. Se trata de<br />
pensar una organización para la incertidumbre,<br />
para saberes que cambian, modelos<br />
de relaciones que se transforman,<br />
formas de conocer y de validar el conocimiento<br />
diferentes, un mercado de trabajo<br />
que transforma sus modos de producir y<br />
comercializar el producto”.<br />
Juvenilia sería entonces hoy, también, el<br />
testimonio literario de un país que no fue<br />
(o que fue y fracasó), y de un sistema de<br />
educación obsoleto que es necesario<br />
adecuar a tiempos tan complejos como<br />
el actual<br />
* Editor literario, crítico y periodista cultural.
16<br />
Entrevista<br />
uno
Cuando<br />
los reyes son esclavos<br />
CARL HONORÉ se convirtió en un fuerte crítico de la educación formal.<br />
En esta entrevista nos habla de sus ideas acerca del sistema educativo<br />
y de las experiencias alternativas que, día a día, se están<br />
desarrollando en todo el mundo<br />
POR Pablo Bassi<br />
El origen de Bajo presión, el libro donde investigó la educación<br />
actual a nivel mundial, ocurrió a partir de una entrevista<br />
con la maestra de arte de su hijo. “Es increíble que<br />
un niño de siete años, por iniciativa propia, haya representado<br />
la perspectiva de esa cabeza. Su hijo, verdaderamente,<br />
es un joven artista superdotado”, le confesó la docente.<br />
Aquella noche Carl Honoré se puso a buscar en Google<br />
cursos de arte. En su mente desfilaban las imágenes del<br />
que podría ser el próximo Picasso, hasta que a la mañana<br />
siguiente su hijo le espetó: “Papá, yo no quiero un profesor<br />
particular, sólo quiero dibujar. ¿Por qué los adultos siempre<br />
tienen que controlar todo?”.<br />
Honoré tiene cuarenta y cinco años, durante los que<br />
trabajó como periodista para varios medios londinenses.<br />
Se define de centroizquierda y desde ese lugar, el de un<br />
crítico o reformista del sistema, escribió su ensayo en el<br />
que se enfoca en la obesidad, la miopía y la depresión de<br />
los niños. Por diagnóstico, la forma que tienen de revivir<br />
su vida los padres mediante ellos. Y por solución, el desaceleramiento<br />
en el ritmo de vida y la erradicación de la<br />
hiperpaternidad como práctica de los “padres helicóptero,<br />
porque están siempre planeando por encima”.<br />
Hace unos años el autor publicó Elogio de la lentitud, una<br />
plataforma de la que sin duda se desprende Bajo presión,<br />
y que dio nacimiento a un incipiente movimiento mundial<br />
en contra del ritmo acelerado de vida llamado el Movimiento<br />
Slow.<br />
A pesar de ello, la agenda de Honoré es bastante apretada.<br />
Antes de irse de viaje, dispuso de algunos minutos para<br />
charlar con <strong>Quid</strong>.<br />
–¿Qué significa para usted “la buena educación”? No<br />
tratar al niño como proyecto ni como producto. El niño<br />
tiene que ser protagonista de su propio aprendizaje y vida.<br />
–En Hijos bajo presión usted cuenta haber visitado<br />
países de América para nutrir de información el<br />
libro. ¿Cuáles son los rasgos más característicos de la educación<br />
latinoamericana? Por lo que he visto son sistemas<br />
muy rígidos. Dejan poco espacio para la creatividad porque<br />
están muy enfocados en la medición de todo.<br />
–¿Tiene una posición sobre la pedagogía argentina?<br />
17
18<br />
No conozco muy bien el sistema argentino. Pero he escuchado<br />
muchas quejas con respecto al régimen de doble<br />
turnos. Lo cual me parece una manera poco lógica de organizar<br />
la vida de los chicos. El día se hace demasiado largo.<br />
–En nuestro país hay una degradación importante<br />
en materia educativa que se manifiesta en la pérdida<br />
de autoridad docente, desinterés de los estudiantes<br />
por la escuela, bajos niveles de conocimiento adquirido,<br />
pocos estudiantes universitarios. ¿Cuál sería<br />
la respuesta a cada uno de estos casos de acuerdo<br />
a su tesis? En cuanto a la autoridad docente, creo que<br />
tenemos que acabar con la infantilización generalizada de<br />
la cultura. Los padres tienen que entender, además, que<br />
no pueden ser padres y a la vez los mejores amigos de sus<br />
niños. Tienen que reaprender el arte de decir “no”. Las<br />
escuelas de hoy están basadas en el modelo victoriano del<br />
siglo XIX. Muy útil para una sociedad en el proceso de<br />
industrialización, pero un desastre en un mundo donde<br />
las prioridades son otras. Tenemos que liberar los colegios<br />
para que sean lugares de invención, curiosidad y descubrimiento,<br />
en vez de ser líneas de montaje de alta presión.<br />
–¿En qué sector social se manifiesta mayormente<br />
esta tendencia educacional de la hiperpaternidad?<br />
Sobre todo en la clase media para arriba, porque tienen los<br />
recursos y la cultura que hace hincapié en la idea de trabajar<br />
para mejorarse. Pero los de las clases más humildes<br />
enfrentan las mismas presiones y tentaciones. Y terminan<br />
pensando que les están fallando a sus hijos.<br />
–¿Quién es el responsable de la “mala educación”?<br />
¿El sistema, la escuela o los padres? Todos. En el fondo,<br />
es un problema cultural.<br />
–¿Cree que la pedagogía escolar actual es reversible,<br />
teniendo en cuenta que es un modelo sistémico?<br />
Creo que sí. Hay muchas presiones desde muchos lados<br />
(incluso desde el mundo empresarial) para cambiar el sistema,<br />
para crear colegios que produzcan alumnos capaces<br />
de pensar.<br />
–Un pasaje de su libro afirma que hoy existe una<br />
psicopedagogía moderna, declaración de derechos y<br />
otros elementos que mejoran la calidad de vida del<br />
niño frente a lo que ocurría en los siglos anteriores<br />
cuando reinaba la muerte temprana, el maltrato, la<br />
esclavitud. ¿Podríamos afirmar que las herramientas<br />
de avance de la felicidad de los niños respecto a<br />
otras épocas es la enfermedad de estos tiempos? Es<br />
interesante la pregunta. En cierto modo la respuesta es sí.<br />
Es una paradoja dolorosa, porque hemos creado tantas herramientas<br />
físicas y filosóficas para perfeccionar la vida del<br />
niño que se nos fue la mano. Gracias a nuestra cultura del<br />
perfeccionismo, de la prisa, de la competitividad, del hiperconsumismo,<br />
estos elementos terminan distorsionando<br />
la niñez. De modo que los chicos viven hoy en día en una<br />
jaula dorada, rodeados de riqueza material, pero privados<br />
de cariño humano y la libertad de elegir su propio camino.<br />
La investigación del libro le llevó a Honoré dos años de<br />
viajes por Europa, América y Asia. Dice haber visitado colegios,<br />
guarderías, clubes deportivos, laboratorios y ferias<br />
de juguetes; haberse entrevistado con profesores, entrenadores,<br />
concejales, publicistas, policías, terapeutas, médicos<br />
y expertos en desarrollo infantil.<br />
En sus páginas arroja la cifra de un millón de jóvenes estadounidenses<br />
que están siendo escolarizados en su hogar.<br />
De 90 mil en Gran Bretaña, 80 mil en Nueva Zelanda y<br />
30 mil en Australia. “Las investigaciones demuestran que<br />
los niños educados en casa aprenden más rápido y mejor<br />
que los alumnos en aulas convencionales. Y también se ha<br />
comprobado que tienen mucho éxito en sus estudios superiores”,<br />
sostiene Honoré<br />
Hijos bajo presión, editado en Argentina por Del Nuevo Extremo, es el último libro de Carl Honoré<br />
que explica el fracaso del modelo actual de infancia. Varias anécdotas atraviesan los doce capítulos<br />
que critican el avance de la tecnología en el juego, las exigencias escolares, las abultadas actividades<br />
extracurriculares y el consumismo. Y por supuesto, aporta algunas orientaciones para su destierro.
Tema de tapa<br />
dos<br />
Vincent Van Gogh Thomas Alva Edison Le Corbusier<br />
Los outsiders<br />
Artistas, escritores, músicos, inventores y<br />
hasta arquitectos. La lista de autodidactas es infinita.<br />
Aquí, algunos ejemplos<br />
POR Ana Moya<br />
2o<br />
Un autodidacta es alguien que aprende por sus propios medios,<br />
sin ayuda de maestros. La Historia del Arte abunda en<br />
ejemplos, sobre todo en la antigüedad, aunque los siglos XX y<br />
XXI también tienen lo suyo. Los entendidos señalan entre las<br />
ventajas de esta forma de aprendizaje que fomenta la curiosidad,<br />
la investigación, la autodisciplina; desarrolla la capacidad<br />
para resolver problemas, permite dedicar más tiempo a las<br />
dificultades y menos tiempo a lo que resulta más sencillo.<br />
Es un aprendizaje pasional. Frente a un problema de difícil<br />
solución, acudirá a otros autodidactas. Los foros, los grupos<br />
de noticias y las listas de correo suelen ofrecer mucha ayuda.<br />
Y la solución de un problema hoy, ayudará a otro autodidacta<br />
en el futuro.<br />
Quizá el más conocido de los artistas autodidactas del siglo<br />
XIX sea Van Gogh, un pintor sin formación plástica que<br />
aprenderá los rudimentos del dibujo analizando láminas con<br />
la esporádica ayuda de un profesor de la Academia de Bellas<br />
Artes de Bruselas, Van Rappard, y las indicaciones de un pariente<br />
pintor. Un aprendizaje discontinuo e insuficiente que<br />
no le impidió desarrollar un estilo dentro del postimpresionismo.<br />
Antes, Constable o Turner, Gauguin, Henri Rousseau,<br />
Munch y casi todos los exponentes del expresionismo<br />
(con casos contradictorios, como el del grupo alemán Die<br />
Brücke, que hizo una apología del autodidactismo, si bien sus<br />
integrantes habrían recibido formación académica), el arte<br />
marginal y el arte naïf. En la arquitectura quizás los casos<br />
parezcan menos frecuentes: Le Corbusier, George Meikle<br />
Kemp –autor del monumento a Walter Scott–, Frederick<br />
Law Olmsted –diseñador del Central Park de Nueva York– y<br />
un contemporáneo que da que hablar: Tadao Ando.<br />
Los Lincoln, una familia de colonos cuáqueros, vivían en una<br />
cabaña de troncos con un solo dormitorio. El padre, analfabeto,<br />
no tenía interés en la educación de sus hijos. Cuando<br />
Abraham tenía nueve años, su madre murió envenenada y él<br />
pasó una infancia de pobreza, ignorancia y falta de oportunidades.<br />
Pronto entendió que sin educación moriría como nació<br />
y empezó a estudiar por su cuenta: “Lo mejor que puedo<br />
hacer es conseguir libros y ponerme a leer”, dicen que se dijo.<br />
Trabajó como operador naval, granjero, administrador de<br />
correos y soldado raso. Nunca fue a la escuela, pero hoy está<br />
considerado como el mejor presidente que tuvo su país, según<br />
la encuestadora Gallup. Y si su compatriota Thomas Alva<br />
Edison viviera hoy, probablemente le habrían diagnosticado<br />
TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactivi-
Agatha Christie<br />
John Lennon<br />
Keith Richards<br />
Alexander Graham Bell<br />
dad): a los siete años lo expulsaron de la escuela por “retrasado”<br />
y fue educado en casa por su madre, que era maestra. Su<br />
interés se centró en la física y la química Y la humanidad ganó<br />
un notable inventor. También Alexander Graham Bell, hasta<br />
que cumplió diez años, recibió clases de su madre, quien<br />
comenzó a quedarse sorda y parece que la sordera materna<br />
indujo a Bell a estudiar acústica años después.<br />
Mozart, niño prodigio, fue educado por su padre mientras lo<br />
llevaba de viaje por las cortes europeas para mostrar su genio.<br />
Y la lista bien pudiera transformarse en arco iris y contener<br />
desde Keith Richards a Javier Calamaro: “Soy autodidacta.<br />
Gardel era un burro como yo, jamás estudió música ni canto.<br />
Como Armando Discépolo, otro genio. Como Jimi Hendrix.<br />
Como Lennon y McCartney”. Como Jagger y Richards.<br />
Como Bob Dylan y Oscar Alemán, otro niño pobre que fue<br />
autodidacta pero tuvo mentores como el brasilero Gastón<br />
Bueno Lobo. De él escribió Gabriel Senanes: “Huérfano,<br />
lustrabotas y abrepuertas precoz, fue un músico autodidacta,<br />
lo que en su caso quería decir una oreja monstruosa a cada<br />
lado de una cabeza llena de ideas, una infinita fantasía para<br />
la improvisación, una infalible memoria musical y una divertida<br />
vocación de showman”. Y sumemos a Luis Salinas, otro<br />
músico hecho a pulmón, gran improvisador y con una original<br />
capacidad interpretativa.<br />
De puño y letra<br />
A los tres años Sor Juan Inés de la Cruz ya sabía leer, a los<br />
siete pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los<br />
ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus. También por<br />
esa época tomó aquellas “veinte lecciones” de latín con el bachiller<br />
Martín de Olivas y no tardó en volcarlas en sus obras,<br />
sobre todo en los villancicos. Y a los 43 escribió su (más mencionada<br />
que leída) Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691),<br />
dirigida al arzobispo de Puebla que le había recomendado<br />
dedicarse a la literatura mística: un texto que seguramente<br />
ninguna feminista militante desconoce.<br />
De Miguel Hernández, pastor de cabras y poeta por las suyas,<br />
leemos: “Es tu risa la espada / más victoriosa, / vencedor<br />
de las flores / y las alondras, / Rival del sol. / Porvenir de mis<br />
huesos / y de mi amor” (Versos de Nanas de la cebolla, consideradas<br />
por la escritora Concha Zardoya [1914-2004] como<br />
“las más trágicas canciones de cuna de la poesía española”).<br />
Otros escritores que no fueron a la escuela: Agatha Christie,<br />
una niña tan tímida que su madre le dio clases en casa mientras<br />
sus dos hermanos mayores iban a una escuela privada.<br />
Pearl S. Buck, nació en West Virginia pero su familia se<br />
mudó a China cuando ella tenía tres meses; allá tomó clases<br />
de un académico seguidor de Confucio y aprendió inglés<br />
como segunda lengua. Louise May Alcott estudió con su<br />
padre pero tomó algunas clases con amigos de la familia como<br />
Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson y Nathaniel<br />
Hawthorne. Y también abonan la lista Máximo Gorki, Jack<br />
London, Charles Dickens, Arthur Conan Doyle y George<br />
Benard Shaw entre muchos más.<br />
La escritura de Roberto Arlt no encaja en ningún molde.<br />
Autodidacta que sólo llegó al tercer grado de la escuela<br />
primaria, inauguró la novela urbana argentina, mezclando<br />
la jerga de los marginales con el estilo pomposo de las traducciones<br />
baratas que leía, más la impronta de los grandes<br />
escritores que fue descubriendo sin ayuda de nadie. “Escribo<br />
en un idioma que no es propiamente el castellano –dijo una<br />
vez– es el porteño.” Para otros paladares, Augusto Monterroso:<br />
en su biografía se lee que a los once años abandonó la<br />
escuela y alternó la lectura de los clásicos españoles e ingleses<br />
con diversos trabajos para sostener a su familia. Integrante de<br />
la Generación del 40, produjo libros breves, escuetos y casi<br />
perfectos. De su escritura García Márquez celebró “la sabiduría<br />
solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad”<br />
21
EL ESPEJO, EL OTRO<br />
Opinión<br />
POR Lic. Gabriel Rolón<br />
22<br />
Un hombre sólo es un ser humano<br />
cuando es reconocido como tal<br />
por otro ser humano.<br />
Hegel<br />
Ser es, antes que nada, ser reconocido.<br />
Para el sujeto humano no existe otra opción<br />
de construirse como miembro de<br />
una cultura, de una familia, como un ser<br />
sexuado con derecho a vivir y armar sus<br />
propios proyectos, que no esté mediada<br />
por el reconocimiento de los demás.<br />
Y es allí donde encontramos el fin más<br />
importante de toda educación. No en<br />
la transmisión de conceptos o información,<br />
sino en el hecho de enseñarle<br />
a alguien cómo se llega a ser un ser<br />
humano.<br />
Cuando el bebé nace y llora de hambre<br />
por primera vez, sin saber muy bien de<br />
qué se trata esa ansiedad que lo invade<br />
y que hasta ahora no había experimentado<br />
nunca, esa mujer que acude a su<br />
llamado para alimentarlo, le está diciendo<br />
con ese gesto: “te reconozco… eres<br />
mi hijo, y voy a enseñarte cómo son las<br />
cosas en este mundo”.<br />
Lo toma, entonces en sus brazos, le<br />
da el pecho y en ese único acto ya le<br />
ha transmitido lo esencial para la vida:<br />
que la ansiedad que genera la necesidad<br />
puede calmarse, que se calma con<br />
algo que viene de afuera y que ese algo<br />
viene cuando él lo llama. Es decir que,<br />
a partir de ese momento, todo lo que<br />
quiera de ahí en adelante lo va a tener<br />
que pedir.<br />
Y esta característica, la de tener que<br />
pedirlo todo, es la que hace que para<br />
nosotros la satisfacción total sea imposible.<br />
Porque no todo puede articularse<br />
en la demanda y no hay manera de<br />
decirlo todo. Y es en ese espacio en el<br />
que la palabra no alcanza a transmitir<br />
la totalidad de la necesidad, que algo se<br />
pierde y es justamente eso lo que hará<br />
de nosotros seres diferentes. Porque de<br />
esa imposibilidad de satisfacerlo todo<br />
nacerá nuestro rasgo característico:<br />
el deseo.<br />
Y también educar es transmitir las dos<br />
consecuencias de lo antedicho: que<br />
como el otro es necesario para la vida,<br />
habrá que aprender a generar vínculos y<br />
que, como nadie puede darlo todo, también<br />
será necesario aprender a aceptar<br />
cierto grado de frustración.<br />
Dejo, para concluir esta columna, una<br />
escena de la película El secreto de sus<br />
ojos. Estamos llegando al final, la trama<br />
ha sido trágica y los personajes atravesaron<br />
años de horror, distancias indeseadas<br />
y silencio. Cuando Benjamín llega<br />
al lugar del desenlace, encuentra a un<br />
hombre encerrado desde hace muchísimos<br />
años. Se acerca incrédulo a la celda<br />
y el cautivo, después de tanto tiempo<br />
de condena, no pide ser liberado, no<br />
solicita el fin de su encierro, sino que<br />
señalando a su carcelero sólo suplica<br />
una cosa: “Dígale que me hable”.<br />
Y he ahí la dimensión del mayor de los<br />
deseos del ser humano. No hay mejor<br />
educador que aquel que ha logrado<br />
reconocer y ser reconocido con sanidad.<br />
Y ser una buena madre, un gran artista,<br />
una persona leal y respetable, no es más<br />
que haber sabido hacer algo con ese<br />
impulso irrefrenable que nos demanda<br />
el deseo de ser reconocidos
Tema de tapa<br />
tres<br />
24<br />
De protocolo,<br />
buena educación y perros y gatos<br />
POR Emilia Simison<br />
Dicen que llevarse “como perros y gatos” es simplemente un<br />
problema de comunicación: los perros mueven la cola cuando<br />
están contentos y cuando están enojados gruñen; en cambio, si<br />
un gato mueve la cola es porque está enojado y si “gruñe” en<br />
realidad ronronea de contento. Frente a tan difícil conciliación<br />
uno agradece que los humanos podamos hablar y entendernos<br />
pero, ¿es siempre así de fácil?<br />
Pensemos en una situación tan cotidiana y universal como la de<br />
comer. No importa en qué lugar del mundo estemos, siempre,<br />
en algún momento, vamos a tener que enfrentarnos con este<br />
diario ritual. Y sin embargo, en una acción tan universal se<br />
pone en juego un arsenal de hábitos y costumbres que pueden<br />
llevar a que, como perros y gatos, hablemos idiomas irremediablemente<br />
distintos.<br />
Supongamos que alguien a quien no conocemos mucho nos<br />
invita a comer. Si seguimos las estrictas reglas del protocolo<br />
no deberíamos llevar nada pero, ¿acaso alguno de nosotros se<br />
sentiría cómodo yendo con las manos vacías? Podríamos llevar<br />
un vino pero, ¿si no marida con lo que vamos a comer? Tal<br />
vez llevar flores parezca una buena opción pero al momento<br />
de comprarlas volveríamos a la incertidumbre. ¿Qué flores<br />
elegir?, ¿rosas, geranios…?, las rosas tienen significados según<br />
el color que tal vez no sea nuestra intención trasmitir, que para<br />
los mexicanos los geranios son flores de casamiento y para los
italianos, flores de cementerio… Mientras tratamos de salir del<br />
dilema nos damos cuenta de que no es probable que las cosas<br />
se pongan más fáciles…<br />
¡Imaginen si en lugar de llevar algo quisiéramos llevar a alguien!<br />
Muchos ni se atreverían, otros pensarían que lo que<br />
corresponde a las reglas de la buena conducta es avisar a los<br />
anfitriones, pero si estamos en Turquía no necesitaríamos<br />
hacerlo. De hecho, en muchas regiones consideran normal y<br />
esperable que el invitado venga acompañado por quién quiera,<br />
y más extraño aún, ¡por cuántos quiera! En el otro extremo,<br />
de estar en Alemania deberíamos hablar previamente con los<br />
anfitriones pero no simplemente para avisarles sino para decirles<br />
lo buena y agradable que es la persona a la que queremos<br />
invitar y cómo consideramos que les caería de mil maravillas.<br />
Tal vez alguno piense prejuiciosamente que esto es parte de<br />
la “formalidad alemana” pero no parece ser así si tenemos en<br />
cuenta que, de trascurrir la comida en un restaurante, a pocos<br />
alemanes les resultaría extraño que un invitado fuera acompañado<br />
por su perro.<br />
Aun si tuvimos la suerte de no dudar al momento de llevar algo<br />
o a alguien eventualmente llegaríamos y tendríamos que saludar.<br />
En Argentina lo más común será saludar a los anfitriones<br />
con un beso, aun si no los conocemos demasiado, pero probablemente<br />
eso sea de dudosa educación en Estados Unidos o<br />
Inglaterra. Incluso en países cuyas costumbres consideramos<br />
más cercanas, como Italia, sería de mala educación que siendo<br />
jóvenes saludáramos con un beso a un hombre mayor, más<br />
aún si se trata de un profesor o un abogado. ¡Y ni hablar de los<br />
problemas que se nos pueden presentar al momento de saber<br />
cuántos besos corresponden dar! Tal vez optemos entonces<br />
por ir a lo seguro y dar la mano. Pero si estuviéramos en Japón<br />
darle la mano a alguien que conocemos poco sería un acto de<br />
mala educación ya que lo incomodaríamos entablando tal cercanía.<br />
De hecho, es probable que los invitados a una cena en<br />
Japón traten de buscarle parecidos al recién llegado con gente<br />
que todos los demás conozcan como una forma de sentirlo más<br />
cercano, un poco menos extraño. Por eso, tal vez nos reciban<br />
diciéndose entre sí “qué parecida que es a la tía” y comparándonos<br />
con gente que no conocemos pero ellos sí, cosa que para<br />
muchos de nosotros sería, si no de mala, al menos de dudosa<br />
educación.<br />
Supongamos que, de todos modos, logramos pasar dichas<br />
instancias con fuerza suficiente para intentar conversar con<br />
el resto de los presentes, aparecerá, como por generación espontánea,<br />
un nuevo problema: ¿a qué distancia deberíamos<br />
pararnos para hablarles? Nuevamente, podemos descartar<br />
rápidamente la existencia de una solución mágica ya que todo<br />
dependerá, una vez más, de dónde, quién y cómo. Si estamos<br />
en América Latina probablemente nos acerquemos para hablar<br />
con otro pero si hacemos eso con un estadounidense o un inglés<br />
no sólo nos considerará unos maleducados que “le tiramos<br />
nuestro aliento encima” si no que es muy probable que dé un<br />
paso hacia atrás tratando de recuperar la distancia perdida y<br />
seamos nosotros quienes pensemos que se trata de alguien<br />
antipático y maleducado.<br />
Otro problema será pasar a la zona del comedor y sentarnos a<br />
la mesa. Si nos encontramos en una comida formal, el bendito<br />
protocolo solucionará el problema indicándonos que todos<br />
debemos esperar a que la anfitriona (sí, de haber una mujer<br />
entre los anfitriones siempre deberá ser ella) nos invite a hacerlo.<br />
Eso sí, en tal caso mejor que ni se nos ocurra levantarnos<br />
durante la comida porque quedaríamos como unos verdaderos<br />
maleducados. Por suerte para aquellos de vejiga poco<br />
resistente, no todas las comidas son tan formales y puede que<br />
simplemente nos vayamos sentando a medida que lleguemos<br />
y podamos luego levantarnos a voluntad. Pero nada es tan<br />
sencillo como parece… ¿qué hacer cuando llegue alguien si ya<br />
estamos sentados?, ¿lo saludamos, esperamos que salude, nos<br />
paramos, nos quedamos? Para muchos de nosotros lo normal<br />
sería levantarnos para saludar al que llega pero en Japón, por<br />
ejemplo, eso sería de mala educación, incluso agresivo, y para<br />
mantener un perfil bajo y no ofender al recién llegado deberíamos<br />
quedarnos sentados esperando…<br />
Finalmente, cuando ya estemos sentados y la comida sobre la<br />
mesa podremos relajarnos y disfrutar del momento pero, ojo,<br />
no nos olvidemos de un pequeñísimo detalle: ¿quién empieza<br />
a comer? Imaginemos, por ejemplo, que una familia italiana<br />
invita a un joven chino a almorzar. Lo más probable es que, de<br />
no mediar algún tipo de aclaración, nadie empiece a comer y<br />
la situación se dilate perennemente. Los italianos esperarán<br />
que el joven chino, al ser el invitado, empiece, mientras que el<br />
joven no querrá parecer maleducado empezando antes que el<br />
comensal de más edad… otra vez, ¡perros y gatos!<br />
¿Y quién dijo que una vez que se empieza todo se vuelve más<br />
fácil? Pensemos en los ruidos mientras que comemos. A la<br />
mayoría de los argentinos nos parecerá de mala educación (y<br />
quizás en extremo irritante) que quienes comen con nosotros<br />
hagan ruido ¡y ni hablar de que alguien tenga el tupé de<br />
eructar! Sin embargo, en China lo que es considerado mala<br />
educación es no hacer ruido al tomar la sopa ya que indica que<br />
al invitado no le parece sabrosa. Además, por extraño que nos<br />
resulte, nadie considerará de mala educación que alguien eructe<br />
en lugares tan disimiles como China o Alemania.<br />
Para peor, una vez sorteadas tantas dificultades aún nos queda<br />
un problema, ¿cuándo y cómo dejar de comer? Quien sea invitado<br />
a comer en Italia tendrá a bien recordar que le ofrecerán<br />
varios platos y dejar previsoramente lugar para comer aquellos<br />
que faltan ya que, bajo ningún concepto, deberá rechazar un<br />
plato de comida. Es más, si no quiere quedar como un mal<br />
educado o hacer sentir mal al cocinero o cocinera será mejor<br />
que no deje nada en el plato. Pero cuidado si siente que no<br />
puede comer más ya que en países como China, no dejar nada<br />
en el plato indica que aún se tiene hambre y es una invitación a<br />
que le sigan sirviendo…<br />
Cuando uno, entonces, piensa todos los malentendidos que se<br />
producen en torno a un evento tan universal como comer no<br />
puede evitar pensar cuántas veces quedó como un maleducado<br />
o acusó de maleducado a alguien que simplemente tenía otra<br />
costumbre, cuántas veces no fue más que un gato almorzando<br />
con perros o un perro en una cena de gatos<br />
25
Entrevista<br />
dos<br />
Darío Grandinetti<br />
Una invitación<br />
ESPECIAL<br />
El actor volvió a las tablas, esta<br />
vez con Una relación pornográfica,<br />
con Cecilia Roth y bajo la dirección<br />
de Javier Daulte<br />
POR Pablo Bassi<br />
26<br />
Darío Grandinetti y Cecilia Roth protagonizan en el Paseo<br />
La Plaza Una relación pornográfica cuya primera cita se<br />
produce tras el aviso que ella publica en busca de sexo con un<br />
hombre, sin compromisos por fuera de ello. Una combinación<br />
de apellidos y título perfectos para despertar las fantasías del<br />
público e inducirlo a cierto voyeurismo.<br />
Esta es la primera vez que los actores trabajan juntos en teatro,<br />
aunque hace un año y medio rodaron Matrimonio, una<br />
película en cartelera inspirada en Ulises de James Joyce. Conservan<br />
de todos modos una amistad de larga data que facilita<br />
la química sobre las tablas, según nos cuenta Grandinetti.<br />
Una relación pornográfica fue escrita en los 90 por el francés<br />
Philippe Blasband y llevada al cine a fines de la década bajo<br />
la dirección del belga Frédéric Fonteyne. En 2010 adquirió<br />
una versión teatral en Madrid dirigida por el argentino<br />
Manuel González Gil, y desde hace unas semanas arribó a<br />
la avenida Corrientes a cargo de Pablo Kompel en la producción<br />
y de Javier Daulte en la dirección.<br />
Nuestro entrevistado, Grandinetti, nos habla del espectáculo<br />
y su presente laboral, detrás del que se erige la participación<br />
en cerca de cincuenta películas y series televisivas que lo han<br />
convertido en uno de los actores argentinos más prestigiosos.<br />
Entre ellas, Cien veces no debo, El lado oscuro del corazón,<br />
El oro y el barro, Los machos, Las cosas del querer, No te<br />
mueras sin decirme a dónde vas y Despabílate amor.<br />
–Cuando vio por primera vez la película Una relación<br />
pornográfica, ¿no le dieron ganas de protagonizarla?<br />
Recuerdo que me gustó mucho, que era una historia delicada<br />
con una carga erótica grande, una historia de amor fantástica,<br />
original, pero no pensé en hacerla. Recuerdo que me gustó<br />
más la obra de teatro, porque los personajes allí son más ricos<br />
–¿Qué opinión le merece la propuesta, como hombre?<br />
Me parece bien que se hable de amor. Este espectáculo<br />
muestra además a un tipo muy sensible que poco tiene que<br />
ver con el prototipo del hombre enamorado. Este es un tipo<br />
que está a flor de piel, como ella. En muchos momentos de<br />
la obra la que toma la iniciativa es ella, y eso no le quita credibilidad<br />
ni la cosa mutua de ida y vuelta. Es una de las cosas<br />
que más me gustan, además de hablar de la necesidad de que<br />
uno se atreva a la vida y al amor. La película en ese sentido<br />
es parecida: dos tipos que se aman y no terminan juntos por<br />
inseguridad, miedo, por uno, por otro, por la relación. Esa<br />
relación es una tercera cosa a la que se teme.<br />
–¿Qué balance hace de su primera vez con Cecilia en<br />
teatro? Me resulta muy fácil; siempre es así con gente que<br />
tiene talento. Nosotros además nos conocemos desde hace<br />
mucho y siempre supusimos que nos íbamos a llevar bien<br />
trabajando. Hicimos algo en televisión, en el ciclo Atreverse
de Alejandro Doria. Filmamos Matrimonio, cuando la obra<br />
en teatro no estaba planteada todavía. Confirmamos lo que<br />
pensábamos: somos los dos obsesivos, nos importa la tarea,<br />
nos importa no aburrirnos, así que intentamos hacer crecer<br />
todo el tiempo los personajes. Nos respetamos, nos reímos…<br />
–¿Le resultó laborioso interpretar picos emocionales<br />
tan intensos? No, porque los comprendimos bien. Por otro<br />
lado, el libro es extraño porque no te cuenta nada de esos<br />
tipos. Uno empieza a armarse la historia de un personaje en<br />
función de los datos que aparecen, pero acá no hay datos.<br />
No sabés cómo se llaman, a qué se dedican, cuántos años<br />
tienen, si tienen o no familia, qué hacen, en qué casa viven,<br />
nada. Entonces si no te aferrás a lo emocional, estás perdido.<br />
–¿Qué hubiese aportado desnudarse, encamarse? Te<br />
imaginarás que yo no voy a hacer teatro para ponerme en<br />
pelotas y meterme en la cama (Risas). Creo que no hubiese<br />
sumado. Javier Daulte ha encontrado una manera metafórica,<br />
poética, de mostrar eso. Es una de las cosas sobre la que<br />
más habla la gente. Nos parece mejor y más erótico.<br />
–Leí que considera a Daulte el mejor director argentino…<br />
Es el director con quien mejor trabajé en teatro.<br />
Hicimos Mineros y Baraka. Ha sabido sacar de mí ciertos<br />
comportamientos, lo que me da mucha confianza. No soy un<br />
tipo particularmente inseguro pero los actores tememos que<br />
no se entienda bien lo que hacemos, y hacemos cosas de más<br />
por ese temor. Pero con Javier creo que se entiende.<br />
–¿Se irán de gira con la obra? Vamos a ver, en principio no<br />
este año. Hasta noviembre seguro nos quedamos en Buenos<br />
Aires; en diciembre vamos a descansar y para después sí hay<br />
posibilidades en el exterior.<br />
–¿Prefiere trabajar en la Argentina o en España; el<br />
trabajo argentino o el español? Prefiero no trabajar (Risas).<br />
Hice cosas que me gustaron mucho aquí y allí y cosas<br />
que no me gustaron aquí ni allí. Estoy muy agradecido de la<br />
oportunidad que me dio España de trabajar cuando aquí estábamos<br />
muy mal. Pude atravesar ese período espantoso de la<br />
Argentina de 2000 a 2003 porque tuve trabajo en España. E<br />
hice cosas atractivas, que me gustaban. Tuve esa chance sin la<br />
que podría haber hecho cualquier cosa.<br />
–Ahora los actores españoles deben padecer lo que ustedes<br />
sufrieron aquí hace diez años… Claro. Se filma muchísimo<br />
menos, se cierran productoras, se cerró Alta Films,<br />
que tenía un circuito de cien salas donde podía verse cine<br />
latinoamericano, europeo, ese cine de arte para el que acá te<br />
daban cinco días. Como en España el teatro y gran parte de<br />
la cultura son subvencionados, cuando hay recorte empiezan<br />
por ahí, por la salud y la educación. Por otro lado, los dueños<br />
de salas se quedan con porcentajes muy altos, lo que no ayuda<br />
a campear la crisis. Porque un productor no puede jugarse<br />
a producir solo, sin subvención, asociándose a un productor<br />
ocioso que se queda con el 40% de la recaudación.<br />
–¿Qué elementos pone sobre la mesa para determinar<br />
si realiza o no una propuesta? Que me guste la historia,<br />
que sienta que me va gustar hacer ese personaje y con quién<br />
lo voy a hacer. En teatro el “con quién” es muy importante.<br />
No sólo por el actor o actriz, sino también por el director, el<br />
productor y el teatro. Porque si te va bien es mucho el tiempo<br />
de cartelera y es difícil llevarte bien tanto tiempo con alguien.<br />
En cine todo es más corto: en dos meses se termina un rodaje.<br />
Entonces podés elegir más en función de la obra. Pero<br />
bueno, también me importa.<br />
–¿Hay algún papel que le gustaría interpretar y nunca<br />
tuvo la oportunidad? Sigo teniendo ganas de hacer Cyrano<br />
de Bergerac en teatro. Sé que no voy a poder, tampoco lo intenté.<br />
Sí tengo una cosa que me va gustar hacer, que la tengo<br />
en la cabeza desde hace mucho. No vale la pena hablar aún.<br />
–Está rodando una película de Damián Szifrón, ¿no? Ya<br />
terminé. Trabajo en uno de ocho episodios, de los que participamos<br />
un montón de actores como Darín, Sbaraglia y Oscar<br />
Martínez. Son episodios que no se vinculan con los otros y<br />
tienen géneros diferentes. Ya filmé tres días y ahora me voy<br />
a Rosario a filmar una película que es la ópera prima de un<br />
director rosarino, Néstor Zapata, sobre una historia que me<br />
simpatiza: una compañía de radioteatro que en el 55, con la<br />
Revolución Libertadora, comienza a ser censurada.<br />
–¿Cuáles son sus aspiraciones profesionales, después<br />
de tantos años de trayectoria? Dejar de laburar (Risas)<br />
27
era<br />
VIDRIERA<br />
vidriera vidriera vidriera<br />
El músico español Melendi<br />
firmó Lágrimas desordenadas,<br />
su último CD, en El Ateneo<br />
Florida 340<br />
La cantante cubana Isabella<br />
Castillo, protagonista de la<br />
serie Grachi, firmó Soñar no<br />
cuesta nada, su primer CD<br />
solista, en Yenny Unicenter<br />
El grupo Italiano Il Volo estuvo<br />
con sus fans en El Ateneo<br />
Florida 340 para presentar<br />
Más que amor, su última<br />
producción discográfica<br />
La banda mexicana EME15<br />
autografió su disco homónimo<br />
en Yenny Unicenter<br />
29<br />
El escritor español<br />
Arturo Pérez-Reverte firmó<br />
ejemplares de El tango de la<br />
Guardia Vieja en El Ateneo<br />
Grand Splendid<br />
Marcos Mundstock, Jorge<br />
Maronna, Carlos Núñez Cortés,<br />
Daniel Rabinovich y Carlos<br />
López Puccio estuvieron en El<br />
Ateneo Grand Splendid para<br />
presentar el libro Les Luthiers.<br />
Las fotos de Gerardo Horovitz
Entrevista<br />
tres<br />
Stefano Benni<br />
Del fútbol a la<br />
literatura sin escalas<br />
POR Felipe von Hartz<br />
3o<br />
Existe una tradición en la literatura italiana que proviene de<br />
la Commedia dell’Arte, donde todo confluye hacia la exageración:<br />
en un mismo movimiento, se conjugan el llanto y<br />
la risa, el odio y el amor, el silencio y el grito. Algo de todo<br />
eso se resume en Stefano Benni (Bolonia, 1947), hombre<br />
de cabellos blancos y electricidad en la mirada –también en<br />
su lengua– destacado como uno de los más notables autores<br />
peninsulares contemporáneos. La mayor parte de su obra<br />
está traducida a una veintena de idiomas, y su última novela,<br />
Saltatempo, encabeza la lista de ventas en Italia. Así ha sido<br />
desde la publicación de ¡Terra! (1986) su primera novela. Su<br />
estilo irónico, incisivo, ácido por momentos, le hicieron ganar<br />
un prestigio por el que a menudo se lo compara con autores<br />
de la talla de Mark Twain o Samuel Beckett y también con<br />
artistas como Woody Allen, Totó, Buster Keaton y los hermanos<br />
Marx. No obstante, Benni confiesa que en su juventud<br />
ni se le cruzaba soñar con ser escritor, sino con triunfar como<br />
futbolista en el Bologna y llegar a vestir la casaca azzurra de<br />
su seleccionado. “Lamentablemente, una lesión en la rodilla<br />
me truncó el sueño. De esa etapa recuerdo largos períodos<br />
tediosos en los que vagaba por las calles como un sonámbulo,<br />
sin ningún estímulo, hasta que finalmente me dirigía a una<br />
biblioteca, no tanto para buscar respuestas como para conquistar<br />
un poco de serenidad y consuelo. La lectura me ha dado<br />
tanto, los libros han sido tan fundamentales en mi vida, que mi<br />
mayor sueño pasó a ser devolver algo de esto a los otros. Ese<br />
quiero que sea mi legado: que un joven se sienta volcado a la<br />
escritura aunque más no sea por una frase que yo haya escrito.<br />
No hay nada más maravilloso. Es mucho lo que yo he recibido<br />
y hoy tengo la posibilidad de restituir algo de todo eso.”<br />
–Lleva más de treinta años escribiendo. ¿Siente que<br />
ha cambiado algo de sus comienzos a la actualidad? Sí,<br />
fundamentalmente la responsabilidad que siento ante la narración,<br />
el hecho de contar. Si antes me sentía más tranquilo<br />
y tardaba un día en escribir una página ahora, que tengo más<br />
lectores y más gente que me escucha, tardo unos diez. Me<br />
parece que si la escritura es una orquesta, quizás hoy puedo<br />
tocar algún instrumento más.<br />
–Ha escrito un ensayo sobre la imaginación y sus leyes.<br />
¿Qué lo motivó a ello? Hace algunos años, junto a Grazia<br />
Chetti, una querida amiga que por desgracia falleció, nos<br />
preguntábamos por qué la mayoría de las veces el tema de la<br />
literatura era enfocado por críticos y profesores más hacia el<br />
terreno del estilo, la semiótica, el significado, etc., y no sobre<br />
las cosas que inspiran al escritor, sus pasiones y las cosas que lo<br />
han formado como persona. Se busca demasiado lo que hace<br />
a un escritor igual a otro y muy poco lo que lo hace diferente.<br />
Una crítica referencial es estúpida porque se basa en que un<br />
escritor tiene influencia de otro, o escribe bien o mal con relación<br />
a otro, lo cual es una tontería. La labor de criticar o enseñar<br />
debe basarse en los elementos internos y en la vitalidad de<br />
esos elementos, porque ya sabemos que todos los pantalones
del mundo están hechos para quien tiene dos piernas.<br />
–En esa misma obra advierte sobre los riesgos de perder<br />
la capacidad de imaginar... Empecé a pensar en eso<br />
al encontrarme en todas partes con gente que aseguraba no<br />
tener imaginación y que por ello admiraban mis novelas. Lo<br />
peor es que aceptaban haber perdido la fantasía sin preocuparse<br />
por ello, y yo les respondía que era imposible no tener<br />
fantasía e imaginación y que más bien ellos habían renunciado<br />
a tenerla y la habían dejado en manos de otros, lo cual era<br />
tan peligroso como vender el alma al diablo. Les conté que<br />
cuando había ido a los campamentos de desplazados en Ruanda<br />
vi cómo los niños, en esas condiciones tan difíciles, inventaban<br />
con lo poco que tenían a mano sus propios juegos y con<br />
eso trataban de sobrellevar aquella situación tan extrema.<br />
–Es un férreo enemigo de la televisión. ¿Cree que es<br />
uno de los factores que influyen en esa pérdida de la<br />
imaginación? Sin dudas, la televisión la ha asesinado, pero<br />
la imaginación resiste a través de los libros, del teatro… No<br />
obstante, debo aclarar algo: no tengo nada contra la televisión<br />
como medio, sí estoy muy en contra de la televisión italiana<br />
de los últimos treinta años. No estoy contra la televisión inglesa<br />
y no conozco a la televisión argentina. Ante lo que me manifiesto<br />
decididamente es contra la televisión utilizada como<br />
método de propaganda, como simplificación de la inteligencia,<br />
el fomento del desprecio por la cultura y la creatividad.<br />
La televisión puede ser una herramienta magnífica como difusora<br />
de ideas, y si se dedicara a eso yo la amaría sin límites,<br />
pero tal como se ha expresado en las últimas décadas, debo<br />
decir que la televisión italiana ha envenenado la inteligencia<br />
de los espectadores al ser un mero artefacto propagandístico<br />
de la política de Berlusconi, alguien que por naturaleza está<br />
no sólo peleado sino definitivamente divorciado de todo lo<br />
que tenga que ver con la inteligencia.<br />
–¿Se siente libre de expresarse hoy en Italia? Sí, aunque<br />
debo luchar mucho para encontrar espacios de libertad. He<br />
aprendido que se tienen que hacer algunas cosas y renunciar<br />
a otras, como por ejemplo rechazar cierto tipo de corrupción<br />
que continuamente practica la industria mediática. Es obvio<br />
que si aceptara trabajar para la editorial Mondadori (propiedad<br />
de una de las hijas de Berlusconi) o ir a la tele sería<br />
menos libre, pero por fortuna aún existen espacios en los que<br />
uno todavía puede sentirse libre.<br />
–¿Cómo pudo dar con esos espacios? Tuve suerte: comencé<br />
a trabajar en una época en la que las editoriales aún no<br />
estaban dominadas por la televisión. Se reconocía el talento,<br />
bastaba con que una o dos personas en una editorial lo vieran<br />
y no tenías a cien personajes televisivos que pasaban delante<br />
tuyo. Se publicaban menos libros y las editoriales eran diferentes,<br />
en el sentido de que buscaban escritores y no famosos<br />
que escribieran libros. Si ahora un joven escritor quiere publicar<br />
tiene por delante por lo menos a veinte imbéciles de la<br />
tele que escriben<br />
31
Semblanza<br />
La alucinante<br />
PESQUISA<br />
A diez años de su fallecimiento,<br />
la autora recorre la obra del<br />
gran escritor chileno, ROBERTO BOLAÑO<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
32<br />
La biografía de un escritor no es más que el resquicio de su<br />
obra. Un álbum de figuritas mal recortadas (o una marmita de<br />
monstruos en potencia) que cobran vida en otra parte. Para<br />
comenzar a contar la vida de Roberto Bolaño –y su consecuente<br />
ficción– habría que partir de la figurita más preciada,<br />
la que lo salvó de la muerte; aquella que le quitó las rayas y lo<br />
dejó vallando ¡libremente! en la hoja en blanco: el detective.<br />
Sí, señores del jurado –como diría Humbert Humbert, el protagonista,<br />
y asesino de Lolita, la inacabable novela de Vladimir<br />
Nabokov que apela al jurado cada vez que pretende verificar<br />
la ficción–, a veces un personaje nace de una salvación.<br />
Roberto Bolaño nació en 1953, en Chile. Hijo de un camionero<br />
y boxeador, León Bolaño, y una profesora, Victoria<br />
Ávalos, el camino siempre se convirtió en un lugar de enseñanzas.<br />
De todo tipo claro. Una especie de trazado de derivas.<br />
Su propia infancia estuvo marcada por cambios de ruta:<br />
Valparaíso, Viña del Mar; sus primeros estudios en Quilpué y<br />
Cauquenes; varios años en Los Ángeles (provincia de Biobío,<br />
o sea dos veces bio…justamente para un escritor que se jugará<br />
la vida superponiendo falsas biografías). En Quilpué realizó<br />
su primer trabajo a los diez años de edad: boletero. Marcaba<br />
hábilmente un trayecto, el de la línea de autobuses que iba de<br />
Quilpué a Valparaíso.<br />
Escribir se le impuso para juntar los puntos. A los quince<br />
años ya estaba en México, donde sus padres quisieron probar<br />
suerte, y él también: se hizo trotskista. El fracaso se impondría<br />
como ficción redentora. No hay ideología en ninguna<br />
literatura que se precie. El idealista no encuentra más que la<br />
condena de su propia búsqueda. Por eso, los personajes de<br />
Bolaño suelen ser fanáticos de lo inhallable. Y sus libros, una<br />
alucinante pesquisa.
Sigamos un rato en el tablero de su vida, ya que hay casillas<br />
fundamentales para comprender su acelerado movimiento.<br />
La llegada a México, con quince años, fue en 1968. En el<br />
momento en que el movimiento estudiantil culminó en la<br />
invasión del ejército a la Ciudad Universitaria de la UNAM<br />
y al Casco de Santo Tomás, que luego devino en la Matanza<br />
de Tlatelolco, uno de los hechos más cruentos del siglo XX en<br />
México. Estos acontecimientos aparecerán en su novela Amuleto,<br />
de 1999, protagonizada por su genial personaje, Auxilia<br />
Lacouture, ya prefigurado en Los detectives salvajes, publicado<br />
el año anterior. Tanta humanidad en ebullición, desvelos,<br />
injurias, injusticias, lo motivaron para abandonar el colegio<br />
secundario y dedicarse de lleno a revisar libros en la Biblioteca<br />
Pública del DF. En aquella época, Bolaño devoraba<br />
policiales, alternándolos con clásicos como Horacio u Ovidio,<br />
y luego incorporaría a los escritores de la generación beat, tan<br />
afines al camino (el real y el de las drogas), como Kerouac<br />
o Burroughs. Policiales, clásicos y beats, una combinación<br />
sublime para que fermente su propio estilo.<br />
En 1973 quiso volver a Chile para apoyar el proceso de reformas<br />
socialistas de Salvador Allende. Fue un regreso de<br />
varias paradas –y patadas–. Primero en ómnibus, luego a<br />
dedo, y finalmente en barco. Llegó justo a tiempo, cuando el<br />
tiempo se terminaba: unos días antes del golpe de Estado del<br />
11 de septiembre. Es aquí donde su amigo detective juega<br />
un papel crucial. El detective que le salvó la vida y luego se<br />
incorporó en su ficción. Bolaño fue capturado en noviembre,<br />
mientras viajaba en ómnibus rumbo a Concepción, y un antiguo<br />
amigo de estudios en Cauquenes, que debía custodiarlo,<br />
lo liberó a los ocho días. A partir de esta experiencia, Bolaño<br />
escribió “Detectives”, incluido en su libro de cuentos Llamadas<br />
telefónicas (1997). En ese relato nace su álter ego literario<br />
y compañero de ruta de sus novelas, Arturo Belano.<br />
Otro casillero crucial en su vida: después de este episodio<br />
Bolaño se fue de Chile (del real; el otro, el de adentro, como<br />
el Dublín de Joyce, no hizo más que proliferar). Tardará veinticinco<br />
años en volver.<br />
En el camino combinó lecturas con arduas vivencias. Primero<br />
fue a El Salvador, donde conoció al poeta Roque Dalton<br />
y ya de regreso en México, entabló amistad con quienes se<br />
convertirían en personajes de Los detectives salvajes: el poeta<br />
Mario Santiago Papasquiaro (Ulises Lima en la ficción) y el<br />
chileno Bruno Montané (Felipe Müller). Junto a ellos fundó<br />
el movimiento “infrarrealista”, que en esta misma novela,<br />
pasó a llamarse “realismo visceral”, de algún modo, oponiéndose<br />
al realismo mágico, y sobre todo a la poesía mexicana del<br />
establishment, liderada por Octavio Paz.<br />
Por amor y otras sacudidas, Bolaño partió a España, nuevo<br />
casillero del juego peligroso de su existencia, ya a esta altura,<br />
plano inclinado de su enfermedad. Allí practicó todo tipo<br />
de oficios, como si la literatura no alcanzara para ejercitar la<br />
vida, y el “realismo visceral” realmente debiera proceder de la<br />
experiencia. Fue lavaplatos, trabajó en hoteles, en la recolección<br />
de basura, vigilante nocturno en un camping, vendimiador<br />
en verano, etc. Recién en la década del ochenta, Bolaño<br />
empieza a vivir de lo escrito. Gana premios municipales hasta<br />
que le llega el reconocimiento: en 1998, recibe el Premio Herralde<br />
de Novela por Los detectives salvajes, y al año siguiente,<br />
se agrega el prestigioso Rómulo Gallegos. Con este libro,<br />
además, se convierte en puntal de la literatura más álgida y<br />
preconizadora de América Latina. Así como Bolaño dejó colar<br />
en su obra a sus amigos –¡y enemigos!–, escritores e intelectuales<br />
de la época, también sus contemporáneos le rindieron<br />
homenaje a través de sus ficciones, como Javier Cercas, en<br />
Soldados de Salamina, donde aparece Bolaño como figura<br />
estimulante, o Jorge Volpi en su libro El fin de la locura.<br />
Muerte y consagración<br />
La vida le cerró la puerta despacio y chirriando. Por una insuficiencia<br />
hepática no alcanzó a terminar su magnánima novela<br />
2666. Igualmente le dejó instrucciones a Ignacio Echeverría<br />
para su publicación póstuma, que figuran en la nota a la<br />
primera edición. Allí Echeverría cuenta que la escritura de<br />
2666 (más de mil páginas) ocupó a Bolaño los últimos años de<br />
su vida, pero la concepción y el diseño de la novela son muy<br />
anteriores. El título mismo aparece en Amuleto, cuando se<br />
hace referencia a la colonia Guerrero, en Ciudad de México,<br />
adonde supuestamente vive el llamado “Rey de los Putos”;<br />
una ciudad que parece “un cementerio de 2666, un cementerio<br />
olvidado debajo de un párpado muerto o nonato, las acuosidades<br />
desapasionadas de un ojo que por querer olvidar algo<br />
ha terminado por olvidarlo todo.”<br />
Es una novela incisiva y genial, llena de recovecos culturales y<br />
pistas venenosas –como en El nombre de la rosa, de Umberto<br />
Eco, pero con más hacinamiento de cadáveres y un ejercicio<br />
de la subjetividad llevado al extremo–. Bolaño había planificado<br />
que cinco novelas compusieran la totalidad de la obra, por<br />
eso la publicación contiene cinco partes bien definidas: “La<br />
parte de los críticos”, donde se presentan a los cuatro protagonistas,<br />
Jean-Claude Pelletier (francés), Piero Morini (italiano),<br />
Manuel Espinosa (español) y Liz Norton (inglesa), una<br />
especie de vodevil intelectual –mezcla de lenguas y maneras,<br />
como los testigos que inventa Edgar Allan Poe en “Los crímenes<br />
de la calle Morgue”–. Luego sigue “La parte de Amalfitano”<br />
(una especie de regodeo de muertos vivos), “La parte<br />
de Fate”, “La parte de los crímenes” (cientos de cadáveres de<br />
mujeres asesinadas) y “La parte de Archimboldi”. Este último<br />
personaje es precisamente el enigmático escritor alemán de<br />
cuya obra los cuatro profesores están fascinados.<br />
Cada novela de Bolaño es un buque que se interna en el<br />
océano de la literatura y siempre descubre nuevos mundos y<br />
modos de contar, recaudando personajes insólitos, deshechos<br />
tiernos y abominables de la cultura de todos los tiempos<br />
Información sobre homenajes: ver página 6.<br />
33
Entrevista<br />
cuatro<br />
Javier Cercas<br />
“Tengo TOC profesional”<br />
34<br />
Dice que si no escribiera sería una persona peligrosa, un psicópata.<br />
A los 15 Borges lo asustó, y pensó que jamás lo intentaría. Hoy es considerado uno de<br />
los mejores escritores de habla hispana<br />
POR Lucila Rolón<br />
A las nueve de una noche extrañamente lluviosa de Buenos<br />
Aires, el español Javier Cercas mueve suavemente en círculos<br />
su copa y elogia dos cosas definitivamente argentinas:<br />
el malbec que está bebiendo y a Adolfo Bioy Casares. Vino<br />
a presentar su novela Las leyes de la frontera en la cual los<br />
personajes son adolescentes, y a participar de la Feria Internacional<br />
del Libro de Buenos Aires. Doctorado en filosofía,<br />
dice que jamás pensó que finalmente sería escritor. Borges lo<br />
asustó a los 15 años. Pero junto a otros narradores latinoamericanos<br />
le dio el empujón necesario para intentarlo: “Malos<br />
los libros que no te cambian la manera de ver el mundo y malos<br />
los libros que no te cambian la manera de ver la novela”.<br />
Cercas es considerado un escritor brillante, el último hombre<br />
que reinventó la novela en castellano. Está convencido de<br />
que la novela es un descubrimiento extraordinario, “la caída<br />
de los dogmas”. Dice que lo único que hace es ir tras una<br />
pregunta que no tiene respuesta. Que así llegó a escribir el<br />
libro que lo trae por estas tierras. Y que, esta vez, la pregunta<br />
fue profundamente personal.<br />
–¿Qué cuestión personal esconde este libro? Antes escribía<br />
libros muy del presente. Desde Soldado de Salamina cambio,<br />
allí aparece el pasado como una dimensión del presente.<br />
No es algo que esté lejos si no que tiene que ver con nosotros.<br />
El pasado no ha pasado nunca. Algo que también hacía Bioy.<br />
Me siento un escritor no español si no en español, que es<br />
muy distinto. Felizmente, pertenezco a una generación para
Dossier<br />
literatura<br />
Charles Dickens<br />
En tiempos difíciles<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
o1<br />
“Además de su genial dominio de la lengua inglesa y de un alto componente de información<br />
histórica, Dickens usa los recursos más simples y directos: busca y encuentra la identificación<br />
del lector con sus personajes, a los que obliga a pasar por muchas fascinantes peripecias. Parece<br />
fácil, muchos lo intentaron, él lo hace maravillosamente” reflexiona la escritora, Ana María<br />
Shua, a propósito de uno de los escritores ingleses más importantes de la historia. Charles<br />
Dickens nació el 7 de febrero de 1812, en el distrito de Landport, perteneciente a la ciudad<br />
de Portsmouth. Sus padres eran de John Dickens oficinista del puerto de Portsmouth, y Elizabeth<br />
Barrow. Cuando cumplió dos años, la familia se trasladó a Londres, Somerset House,<br />
en el número diez de Norfolk Street y, a los cinco, a Chatham, en Kent. Se cuenta que sus padres<br />
coincidían en la afición por el derroche y no tenían medios suficientes para educarlo, de<br />
modo que no recibió estudios formales hasta los nueve años, llegando a ser criticado de adulto
o2<br />
por su iniciación autodidacta. Su primera escuela fue en Rome Lane y también tomó clases en<br />
la escuela de William Gile, un graduado en Oxford. Se dice que amaba leer novelas picarescas<br />
como Las aventuras de Roderick Random y Las aventuras de Peregrine Pickle de Tobias<br />
Smollet, y Tom Jones de Henry Fielding. Por supuesto, también leía devotamente novelas<br />
de aventuras como Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha. Adorado, famosísimo, influyente<br />
y también ocasionalmente tildado de sentimentaloide, aburrido y antisemita, Dickens<br />
fue por cierto un hombre que sacó partido artístico de sus penurias de infancia.<br />
“En 1812 nació el que sería uno de los grandes inspiradores literarios de mi infancia y mi<br />
juventud, Charles Dickens. Él y sus hermanos sufrieron las penurias a la que los condenaba<br />
el padre, un dependiente de la Oficina Naval de Pagos que desatendía a su numerosa descendencia<br />
mientras se prodigaba hacia afuera. Si bien no provengo de una familia marcada por la<br />
pobreza como la del niño que a los 12 años entró a trabajar en una fábrica por un sueldo miserable,<br />
escuché, leí, miré y aprendí desde pequeña que el hambre talla la personalidad más<br />
que la abundancia” explica la escritora Silvia Plager, enfatizando la idea de trasformar una<br />
experiencia desgraciada en obra de arte, y dejando ver la influencia que el autor tiene en sus<br />
lectores, gracias a la capacidad de generar identificación.<br />
Para 1823, Charles vivía con su familia en Londres, en el número 16 de Bayham Street,<br />
Camden Town, uno de los suburbios más pobres de aquel momento. Habló de sí mismo como<br />
“un niño muy pequeño y no especialmente cuidado”. “Acababa de cumplir 12 años cuando,<br />
el lunes 9 de febrero de 1824, empezó a trabajar en la fábrica de betún Warren, en el número<br />
30 de Hungerford Stairs (…). Fue el acontecimiento más importante de la vida de Charles<br />
Dickens”, explica el escritor Peter Ackroyd, en su biografía del novelista, El observador solitario.<br />
“Es algo que siempre tuvo presente. Creo que gran parte de su energía creadora nace<br />
en esa infancia y su visión del mundo se forja en aquellos momentos. (…) En el clásico ensayo<br />
de 1940, Dickens, The Two Scrooge, Edmund Wilson apuntaba también que aquel período<br />
de trabajo infantil, con su padre encarcelado a causa de las deudas, fue crucial en la formación<br />
literaria y humana del escritor.”<br />
La vida de Dickens se hizo muy difícil especialmente cuando su padre fue denunciado por no<br />
saldar sus deudas y encarcelado en la prisión destinada a deudores morosos de Marshalsea.<br />
Por insólito que parezca, la mayor parte de la familia se trasladó a vivir con John a la cárcel,<br />
posibilidad establecida entonces por la ley que permitía a la familia del preso compartir su<br />
celda. Charles fue acogido en una casa de Little College Street, y reservaba los domingos para<br />
visitar a su padre en la prisión. Como apuntan sus biógrafos, en esa época comienza su vida laboral,<br />
con jornadas de diez horas en Warren’s Boot-Blacking Factory, la fábrica de betún para<br />
calzado, ubicada cerca de la actual estación ferroviaria Charing Cross de Londres. Con los<br />
pocos chelines semanales tenía que pagar su hospedaje y ayudar a la familia que, al cabo de un<br />
tiempo, dejó la prisión de Marshalsea. La muerte de la abuela materna de Dickens les deparó<br />
una herencia de 250 libras. El escritor nunca olvidaría la necedad de su madre al instarlo a<br />
seguir trabajando en la fábrica, a pesar de aquel golpe de suerte. Continuar esa clase de trabajo<br />
hizo, sin embargo, que más tarde se dedicara en sus libros a recrear las crueles condiciones<br />
Izq.: Casa natal de Charles<br />
Dickens en Portsmouth.<br />
Der.: Placa recordatoria en un<br />
muro de la prisión de Marshalsea<br />
donde se consigna que allí<br />
compareció una pena por deudas<br />
el padre de Charles y que, basado<br />
en esa experiencia, el escritor<br />
escribiría Pequeña Dorrit.
Izq.: Retrato del joven Dickens<br />
(Museo de Londres).<br />
Centro: Dickens en su madurez,<br />
en su estudio.<br />
Der.: Cubierta de original de<br />
Los papeles póstumos del Club<br />
Pickwick, autografiada por<br />
Dickens. Fue la primera novela<br />
publicada por el escritor británico<br />
(1837).<br />
bajo las cuales vivía la clase obrera inglesa de la época. “Todo mi ser se sentía tan imbuido de<br />
pesar y humillación al pensar en lo que había perdido que incluso ahora, famoso, satisfecho<br />
y contento, en mis ensoñaciones, cuando rememoro con tristeza aquella época de mi vida,<br />
muchas veces me olvido de que tengo una mujer y unos hijos, incluso de que soy un hombre”,<br />
le confesó el escritor a su amigo John Forster, autor de la primera biografía del escritor, The<br />
live of Charles Dickens. Forster también señaló que el germen de David Copperfield surgió<br />
entre tarros de betún en aquellos talleres junto al Támesis.<br />
En febrero de 2012 se celebraron los doscientos años de su nacimiento con exposiciones, nuevas<br />
versiones en cine y televisión de sus libros, biografías, ensayos, charlas y representaciones.<br />
Waterstone’s de Bloomsbury, una de las librerías más grandes de Londres, se pobló de títulos<br />
sobre el autor, algunos novedosos como Charles Dickens in Cyberspace, de Jay Clayton, y<br />
otros de tinte político como La situación de la clase obrera en Inglaterra, de Friedrich Engels.<br />
La gran variedad de lugares para abordar su obra lo transforman en un autor universal,<br />
hecho que convive con su estilo teñido de experiencias personales. La reivindicación de los<br />
trabajadores hecha por Dickens en sus ficciones fue destacada más allá del ámbito literario,<br />
como cuando Karl Marx escribió “había proclamado más verdades de calado social y político<br />
que todos los discursos de profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”.<br />
Pero no sólo las connotaciones políticas en la obra del autor de Oliver Twist son las que más<br />
frecuentemente se destacan, ya que la empatía que es capaz de promover en el lector parece<br />
ser fuera de lo común. En este sentido, César Aira relató en una entrevista concedida al diario<br />
chileno El Mercurio en 2006: “Mi personaje favorito siempre es el autor... pero ahora que<br />
lo pienso, veo que hay una excepción y es Dickens. Con él es imposible no volver a ser el lector<br />
adolescente que se lo cree todo, que convive con los personajes, se preocupa por su suerte<br />
y en la última página se despide de ellos con un desgarramiento. Hay algo mágico en Dickens.<br />
En sus novelas, siempre superpobladas, hay miles de personajes, y aunque aparezcan apenas<br />
durante cinco líneas, todos tienen vida y son memorables”.<br />
Así como Aira lo aparta del conjunto total de los escritores, Plager asegura haberlo leído<br />
uniendo la ficción con su propia realidad: “La promiscua lucha de los inmigrantes en el barrio<br />
de Once que conocí en el que gallegos, árabes, tanos y rusitos, competían para arribar al olvido<br />
de guerras, hambrunas y discriminaciones, si bien no poseía la oscura raíz de la Inglaterra<br />
de comienzos del siglo XIX propiciaba asociaciones funestas que no podía dejar de hacer<br />
mientras leía y releía David Copperfield. Hondas callejuelas que contrastaban con las puras<br />
alturas de los salones a los que aspiraba David”.<br />
Los personajes memorables, las tramas atrapantes y la sensibilidad social y política tan ponderadas<br />
en la obra de de Dickens han cruzado las fronteras del formato literario y las temporales,<br />
como en caso de otros autores victorianos como Robert Louis Stevenson. Ackroyd señala<br />
que “durante años y años sus novelas han sido llevadas al cine de manera sostenida a otros<br />
formatos como el cine y se han rodado series de televisión de todo tipo” en tanto Alex Werner,<br />
autor del libro Dickens’s victorian London, asegura que el fenómeno Dickens “está en<br />
todos los ámbitos de la cultura británica, sin excepción”.<br />
o3
o4<br />
Sin embargo, las mismas cuestiones que la mayor parte de lectores resaltan como valiosas<br />
también son criticadas: “Si algo me gusta del anglosajón es la práctica cordial y humanitaria<br />
del cinismo; ese cinismo afable que campea en las relaciones de amistad, donde aceptamos<br />
los horribles defectos de nuestros seres queridos a cambio de que ellos acepten los nuestros;<br />
ese recreo, en fin, de los valores morales absolutos. Un Stevenson, por ejemplo, te explica<br />
que todos somos Jeckyll y Hyde, o que parte de la maduración personal es que un pirata cojo<br />
te enseñe las miserias del mundo. Ese es el Londres victoriano que me gusta: el Londres de<br />
caballeros de galera que se entregan hipócritamente a los vicios más inmundos, de calles adoquinadas<br />
donde prostitutas desdentadas y gordas cantan en las tabernas, y eventualmente son<br />
asesinadas por caballeros victorianos enloquecidos por la sífilis –apunta con lengua filosa el<br />
historietista Esteban Podetti–. No me gusta, en cambio, el Londres victoriano de denuncia<br />
social y buenos sentimientos de Dickens. No he venido hasta aquí, hasta un libro para que me<br />
enseñen que hay que ser bueno y generoso con los desafortunados, para que pretendan conmoverme<br />
con el desgraciado destino de niñitos abandonados, rengos y hambrientos.”<br />
Para la escritora y dramaturga infantil Adela Basch, en cambio, la cruda temática de Dickens<br />
fue una especie de despertar: “Yo era algo más que una niña y algo menos que una adolescente<br />
cuando leí los primeros libros de Charles Dickens. Y en ese momento, en el que era<br />
bastante más sabia que ahora, pero contaba con menos experiencia, tuve esta sensación: ‘por<br />
fin conozco el mundo real’. Dickens me hizo pensar, por un lado, que hasta ese momento yo<br />
había vivido en una burbuja en la que se prohibía la entrada a la mayoría de las miserias humanas,<br />
sobre todo a las mezquindades del alma. Y, por el otro, que la literatura era un medio<br />
indispensable para conocer el mundo en que vivimos. Respecto de esto último, aunque han<br />
pasado unos cuantos años, sigo pensando lo mismo”.<br />
Antes de suscitar amores y antipatías entre los lectores, cuando sólo era un joven que pretendía<br />
salir de la pobreza, Dickens siguió trabajando en empleos que le permitían sobrevivir e<br />
ir metiéndose cada vez con más tiempo en la escritura. En 1827, fue pasante en el bufete de<br />
los procuradores Ellis & Blackmore y taquígrafo judicial. Paralelamente empezó a colaborar<br />
con notas en el Doctor’s Commons y posteriormente ingresó como cronista parlamentario en<br />
el diario True Sun. Por esta época también se interesó por la escena teatral londinense, apuntándose<br />
a clases de actuación que no rindieron frutos si no muchos años después cuando, ya<br />
consagrado dentro de la literatura, interpretó a algunos de sus personajes de ficción. Al principio,<br />
con más de cuarenta años, sorprendió a familia y amigos en reuniones hogareñas, o en el<br />
club, pero sus dotes actorales se difundieron entre sus miles de lectores y resolvió presentarse<br />
en escena como profesional. Algunos de sus amigos lo desaprobaron, porque actuar en público<br />
no era propio de un caballero. Pero él no prestó ninguna atención a las críticas, ni a las<br />
agoreras opiniones sobre cuántas páginas valiosas de su prosa quedarían sin escribir. Dickens<br />
era un escritor que hacía a un lado la escritura para recitar, actuar e ir de gira. Separado de su<br />
mujer, Catherine Hogarth, con quien tuvo diez hijos (llamados Charles, Mary, Kate, Walter,<br />
Francis Jeffrey, Alfred, Sydney, Henry, Dora Annie y Edward) y enamorado de una<br />
actriz, Ellen Termnan, se dedicó a la nueva tarea con el mismo entusiasmo con el que antes<br />
Izq.: Catherine Hogart Dickens,<br />
su esposa, con la que tuvo diez<br />
hijos y de quien se separó en<br />
1858.<br />
Centro: Charles con dos de sus<br />
hijas.<br />
Der.: Retrato de Ellen Termnan,<br />
la actriz que se convirtió en su<br />
mujer luego de que se separara<br />
de Catherine.
Izq. y centro: Se decía que<br />
Dickens le daba suma<br />
importancia a las ilustraciones<br />
que acompañaban sus libros.<br />
Der.: Escena del film David<br />
Copperfield, de George Cukor<br />
(1935).<br />
escribía. Además de dirigir un diario semanal, All the Year Round, las lecturas públicas de sus<br />
propios textos se convirtieron en su principal ocupación. En el libro, Charles Dickens and his<br />
Performing Selves, de Malcolm Andrews dedicado al tema se consigna que una sola lectura<br />
le llevaba varios meses de preparativos y cientos de ensayos. Su especialidad era lo patético<br />
y se dice que al verlo representar el asesinato de Nancy, en Oliver Twist, las espectadoras se<br />
desmayaban y los espectadores pedían a gritos por la venganza. Entre 1867 y 1868, Dickens<br />
recorrió los Estados Unidos con sus lecturas dramatizadas. El éxito fue enorme. En Nueva<br />
York, el público hacía fila noches enteras bajo la nieve para sacar entradas. El lugar en donde<br />
se presentaba tenía espacio para 2.500 espectadores, y muchos quedaban afuera. En una sola<br />
noche se recaudaron 16.000 dólares, una fortuna para la época.<br />
Pero mucho antes de ser aclamado en sus presentaciones en vivo, a mediados de la década de<br />
1830, fue periodista político para Morning Chronicle y viajó por Inglaterra cubriendo campañas<br />
electorales. En 1836 sus artículos en forma de esbozos literarios, que habían ido apareciendo<br />
en distintas publicaciones desde 1833, se publicaron formando el primer volumen<br />
de Sketches by Boz y se publicaron las primeras entregas de Los papeles póstumos del club<br />
Pickwick. También en 1836 se casó con Catherine y se instaló con ella en Bloomsbury.<br />
La archifamosa novela Oliver Twist se editó en varias entregas entre 1837 y 1838 y se dice que<br />
es un relato auténticamente autobiográfico. Fue seguida por Nicholas Nickleby y La tienda<br />
de antigüedades, donde se habla de los padecimientos de la pequeña Nelly, con pasajes inspirados<br />
en el reciente fallecimiento de su cuñada Mary Hogarth, de 17 años, a quien el autor<br />
adoraba. En 1841 fue nombrado hijo adoptivo por la ciudad de Edimburgo y luego viajó a Estados<br />
Unidos con su esposa, hecho que describió brevemente en Notas de viaje americanas y<br />
que sirvió también como base de alguno de los episodios de Martin Chuzzlewit. Poco después<br />
empezó a mostrar interés en el unitarismo cristiano, aunque sería nominalmente anglicano<br />
durante el resto de su vida. Con la publicación de Cuento de Navidad en 1843, Dickens se<br />
consagró internacionalmente sin vuelta atrás. Popularmente catalogado como un novelista<br />
social, no omitió lo fantástico en su obra. En este sentido, el escritor Pablo De Santis ilustra:<br />
“Aunque lo central en la obra de Dickens son sus grandes novelas realistas como David Copperfield,<br />
Oliver Twist, y Los papeles póstumos del Club Pickwick, no dejó de lado el género<br />
fantástico. Su Cuento de Navidad es una de sus obras más populares y aún quien no lo haya<br />
leído habrá visto alguna de las numerosas películas que retrataron al avaro Scrooge, desde los<br />
tiempos del cine mudo hasta la versión de Robert Zemeckis. Esta fábula navideña tiene en<br />
su centro al viejo Ebenezer Scrooge, amargado comerciante que descree de la Navidad y de<br />
la compañía de los semejantes. Pero en vísperas de Nochebuena recibe en su casa a su socio<br />
Marley, muerto siete años antes. Marley no lo visita por simple cortesía, sino para anunciarle<br />
que a distintas horas vendrán a verlo el fantasma de las navidades pasadas, el de las presentes<br />
y el de las futuras. Claro que estos no son fantasmas que vayan a asustar al lector. Sabemos<br />
que son presencias edificantes, destinadas a salvar a Scrooge de la perdición. Luego de asomarse<br />
a su propia niñez solitaria y a su juventud de pasiones perdidas, Scrooge vive la experiencia<br />
de pasar frente a sus semejantes como un hombre invisible, oyendo lo que los otros<br />
o5
o6<br />
piensan de él y que jamás dicen en su presencia. Así se entera de que es emblema de la avaricia,<br />
la desgracia y el frío. Es uno de los problemas de la invisibilidad: se termina por saber la<br />
verdad. Esta es tal vez la idea más terrorífica de Dickens: no sabremos nunca lo que los demás<br />
piensan realmente de nosotros”.<br />
Para la novela Dombey and Son, publicada como era costumbre por entregas que se sucedieron<br />
entre 18<strong>46</strong> y 1848, se cuenta que hubo un cambio en el método de trabajo de Dickens,<br />
que pasó de cierta improvisación a una completa planificación que también aprendió de forma<br />
autodidacta. En 1849 fundó el semanario Household Words, que difundía relatos de autores<br />
poco conocidos y en el que él mismo publicó Casa desolada, entre 1852 y 1853, y Tiempos<br />
difíciles, en 1854. Poco después se peleó con sus editores porque no le daban el dinero que<br />
exigía y viajó a Italia, de donde surge el relato Imágenes italianas; Suiza y Francia, país en<br />
el que conoció al gran Alejandro Dumas y a un joven Julio Verne. Al volver a Inglaterra,<br />
combinó la actuación con conferencias sobre temas que le interesaban como los derechos de<br />
autor, la defensa de las prostitutas y la condena de la pena de muerte, muy en boga en el Londres<br />
de aquel momento como divertimento del pueblo.<br />
Su gran best seller fue David Copperfield, del cual llegó a vender hasta 100.000 ejemplares en<br />
poco tiempo y fue también el primer escritor en utilizar la palabra “detective” en sus novelas.<br />
El libro, al igual que otros del autor, es frecuentemente tildado de aburrido por algunos de<br />
sus lectores: “Lo recuerdo por la decepción que me produjo. Tendría unos diez años y había<br />
oído hablar mucho acerca de David Copperfield. Con mis ahorros reunidos gracias al Ratón<br />
Pérez –cuenta Ana María Shua– compré la hermosa edición de Peuser. Conseguí leerlo todo,<br />
con esfuerzo y sin mucha alegría. Los sufrimientos del pobre David eran sobre todo psíquicos,<br />
y me conmovieron poco. Me resultó muy aburrido”. También sintiéndose víctima del aburrimiento<br />
y agregando una crítica ideológica, Podetti va contra Oliver Twist: “No sé si lo odié por<br />
sumirme en un aburrimiento insoportable, por su visión santurrona y lacrimógena de la existencia,<br />
por decir ‘el judío’ 137 veces para describir a Fagin, el jefe de los ladrones (cosa que<br />
aparentemente ya era considerada antisemita en su tiempo) o por su creencia en la delicadeza<br />
de espíritu hereditaria”.<br />
Los biógrafos del autor, a quien desde su muerte se le han dedicado como un centenar de<br />
biografías, hablan de 420 títulos de Dickens vivos en todas las lenguas nacionales, publicados<br />
por editoriales tan diversas como Gadir, Nocturna, Alba, Periférica, Alianza, Planeta, Impedimenta,<br />
Ediciones B, Cátedra, Valdemar, Belaqva, Edhasa, Destino, RBA, Alfaguara, Espasa<br />
Calpe, Cátedra o Círculo de Lectores, entre otras tantas. “Su habilidad para crear personajes<br />
creíbles es una de sus grandes virtudes, junto a su enorme habilidad como narrador, su capacidad<br />
para contar historias –señala Ackroyd– Su talento para inventar es increíble: publicaba<br />
cada semana, cada mes, esperando siempre hasta el momento mismo del cierre. Y siempre<br />
lograba mantener el interés de sus lectores”. Se habla de alrededor de dos mil personajes en<br />
sus catorce novelas o quince si se cuenta El misterio de Edwin Drood que no llegó a terminar<br />
y sin tener en cuenta sus relatos breves, ni su producción periodística, aunque el Diccionario<br />
de Personajes Literarios Británicos recoge sólo 989 nombres.<br />
Izq.: Afiche de Grandes<br />
esperanzas, de David Lean (19<strong>46</strong>).<br />
Centro: Afiche de Oliver Twist, de<br />
Roman Polanski (2005).<br />
Der.: Rodaje de Grandes<br />
esperanzas, de Mike Newell<br />
(2012).
Izq.: Dickens en sus últimos años.<br />
Centro: Acceso al museo Charles<br />
Dickens en Londres.<br />
Der.: Afiche del Festival de<br />
Cine Charles Dickens por la<br />
celebración del bicentenario de<br />
su nacimiento (2012).<br />
Más allá de los números, con estos personajes Dickens fue capaz de calar hondo en quienes lo<br />
han leído: “Tengo dos Dickens preferidos –se explaya Shua–. Uno es Oliver Twist. ¡Eso sí que<br />
es sufrir! El pobre Oliver la pasa mal duramente y sin parar desde el principio de la novela,<br />
sufre hambre, frío, golpes y todo tipo de malos tratos. Mi imaginación infantil necesitaba ese<br />
alto grado de truculencia para apreciar una novela. Me gustó muchísimo. El otro libro, que<br />
casi me acordaba de memoria, fue Cuento de Navidad. Creo que cuando lo leí por primera<br />
vez ni sabía ni me interesaba quién lo había escrito. Me limité a asustarme, alegrarme, llorar y<br />
enojarme cuando al autor se le daba la gana. Ese libro me hizo muy feliz y creo que hoy todavía<br />
se me caen unos lagrimones en las partes que corresponden”.<br />
“El autor que apela a niñitos indefensos y los hace pasar por desgracias interminables, habiendo<br />
tanta cosa para contar, tiene una cosa de sádico, de enfermo. De aprovechador –señala<br />
Podetti sin dejar de hacer un reconocimiento–. Ahora, hete aquí que esta podría ser una excepción:<br />
en realidad, Dickens nos está contando una realidad social amarga, más amarga que<br />
la existencia de orfanatos sórdidos o judíos malvados que comandan bandas de niños ladrones:<br />
en un sistema económico clasista y de nula movilidad social como la Inglaterra victoriana –o<br />
infinidad de sociedades del reino neoliberal–, es imposible escapar de la pobreza a menos<br />
que un millonario venga y te adopte. Y este aparente final feliz está en realidad aceptando un<br />
destino tan trágico, tan decepcionante e impotente, tan alejado de la idea de autosuperación<br />
personal, que, fíjense la voltereta que nos hace dar Dickens, volvemos a toparnos con el tan<br />
acariciado cinismo anglosajón.”<br />
Aunque ya no estaba abocado a la literatura como al comienzo, Dickens escribió hasta el final<br />
de su vida sin que se desvirtuara la calidad de su obra. Sobre El guardavías, un relato de 1866,<br />
De Santis reflexionó nuevamente haciendo foco en el aspecto fantástico de un autor normalmente<br />
calificado de “social” o “realista”: “es uno de los más famosos cuentos de fantasmas y<br />
lo encontramos muy a menudo en las antologías del género. Dickens utilizó su propia experiencia,<br />
ya que unos meses antes un tren en el que viajaba sufrió un terrible accidente y siete<br />
vagones cayeron desde un puente. Es la historia de un empleado del ferrocarril que controla<br />
el cambio de vías cerca de la boca de un túnel. Un fantasma ya le advirtió dos veces de inminentes<br />
desgracias que efectivamente se cumplieron, y el pobre hombre vive temeroso de un<br />
tercer anuncio. Si se produce, ¿qué hacer? ¿Cómo decir a sus jefes que hay un peligro, pero<br />
que no sabe cuál es, porque el fantasma apenas hace una señal y dice unas pocas palabras? Tal<br />
vez impresione menos el fantasma escondido en el túnel del ferrocarril que el solitario y atormentado<br />
guardavías, que se ocupa de las señales del tren, envía y recibe mensajes y anota los<br />
pormenores de la jornada en un libro. Es el tono amable, preciso en los detalles lo que encanta<br />
en las historias de Dickens”.<br />
Con Oliver Twist, Ebenezer Scrooge, David Copperfield, Jacob Marley, Bill Sikes, Fagin,<br />
Pip, Miss Havisham, el señor Pickwick, la pequeña Nelly, Florence Dombey, Uriah Heep,<br />
Joe Gargery, Sydney Carton y Mister Gradgrind, Dickens trascendió lo literario en muchas<br />
direcciones. “Supo mejor que nadie –apunta De Santis– que la lectura es una lucha contra<br />
el olvido, que la memoria del lector es frágil y que el arte de la novela es hacer de lo pasaje-<br />
o7
o8<br />
ro algo memorable. Por eso construye a sus criaturas con minucias y exageraciones, como si<br />
cada personaje tuviera su propio sello y fuera marcando con él su vestimenta, sus objetos, sus<br />
habitaciones. Un personaje no es un nombre propio en una historia: es un complejo campo<br />
semántico.”<br />
Hacia 1850, la salud de quien se iba transformando en un señor de larga barba blanca, se había<br />
debilitado, circunstancia que se agravó por la muerte de su padre, de una de sus hijas y de<br />
su hermana Fanny. La separación de su esposa, en 1858, constituyó un verdadero escándalo<br />
porque el divorcio era casi inadmisible en la época victoriana. Pero más allá de las críticas,<br />
Dickens siguió manteniendo a su ex mujer hasta el día que ella murió. Se dice que la ruptura<br />
entre ambos se debió a que Catherine no resistió el hecho de criar a sus diez hijos ni la presión<br />
de vivir con un novelista que se fue haciendo globalmente famoso. También se lo involucró<br />
amorosamente con su cuñada y se consigna que varios amigos suyos declararon no reconocer<br />
en el Dickens de 50 años a la persona que habían conocido en la juventud. A pesar de<br />
todo, el escritor continuó escribiendo y dando conferencias y se refugió en casa de su amigo y<br />
colega Wilkie Collins. En 1859 publicó Historia de dos ciudades y en 1863 creó un espacio<br />
para las artes de la época llamado The Arts Club por el que pasaron ilustres artista y escritores<br />
como Kipling, Monet, Rodin y Degas, entre muchos otros.<br />
El 9 de junio de 1865 tuvo lugar un accidente de tren cuando volvía de Francia, el único vagón<br />
de primera clase que no cayó fue aquel donde se encontraba él. Solidario, pasó mucho<br />
tiempo atendiendo a los heridos y moribundos antes de que los rescatadores llegasen. El<br />
episodio, como apuntó De Santis, fue la base de El guardavía, relato en el cual el protagonista<br />
tiene la premonición de un choque ferroviario, ya que el autor siguió nutriéndose de su<br />
propia vida para armar sus ficciones.<br />
“Además de mantener viva mi admiración por las novelas de Dickens y sufrir y deleitarme<br />
con las películas basadas en ellas, admiro la tenacidad del joven autodidacta que, a pesar de su<br />
origen, logró una tarjeta de lector para el Museo Británico, donde inició su formación. En dos<br />
años, su capacidad le permitió destacarse como periodista y como taquígrafo. Viajó y trabajó<br />
hasta agotarse. Es su época, morir a los 58, tal vez fuera llegar a la ancianidad. Pero siento<br />
que la sombra del niño desvalido lo llevó a esforzarse hasta el agotamiento. (…) Autor para<br />
ser leído de la niñez a la vejez. Ejemplificador pero no moralizante. En sus libros la existencia<br />
humana se muestra con su parte oscura y su parte luminosa. Mi recuerdo del tránsito por sus<br />
páginas puede resumirse con estas palabras. Me tenía siempre con el corazón en la boca. Un<br />
lugar común para expresar lo inexpresable ante la obra de un artista genial”, sintetiza Plager<br />
en consonancia con sus millones de lectores.<br />
Cinco años después del accidente de tren, el 9 de junio de 1870, Dickens murió debido a una<br />
apoplejía. Contra su pedido de ser enterrado discretamente en la catedral de Rochester, cercana<br />
a su casa, fue enterrado en la llamada “Esquina de los Poetas” de la Abadía de Westminster.<br />
Se le armó un epitafio que decía: “Fue simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido;<br />
y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses”.<br />
También había pedido que no se montara ningún monumento en su honor; pero es famosa su<br />
estatua de tamaño natural hecha recién en 1981, por el artista Francis Edwin Elwell, erguida<br />
en el Clark Park de Filadelfia, en los Estados Unidos<br />
Bibliografía<br />
Diario El Mercurio (Chile)<br />
ADN<br />
<strong>Revista</strong> Ñ<br />
Radar<br />
http://aal.idoneos.com/index.php/<br />
<strong>Revista</strong>/A%C3%B1o_12_Nro._18/Charles_Dickens<br />
http://forcolaediciones.com/nbspcolecciones/fuera-de-coleccion/dickensenamorado-amelia-perez-de-villar/<br />
Gracias a Ana María Shua, Silvia Plager,<br />
Esteban Podetti, Adela Basch,<br />
Pablo De Santis
la cual nuestra tradición se ha enriquecido mucho gracias a<br />
muchos narradores latinoamericanos, sobre todo. Borges es<br />
fundamental. En Wikipedia dice que yo a los 15 años quise<br />
ser escritor porque leí a Borges. Es absolutamente lo contrario.<br />
Lo descubrí porque había una profesora muy guapa que<br />
nos hizo leerlo y para mí fue una cosa deslumbrante.<br />
–¿Lo inhibió? Bravo. Lo dijo el poeta inglés: para un joven<br />
aspirante a escritor tener como modelo a un gran escritor<br />
es pésimo. Shakespeare, nunca vas a ser poeta. Lo mismo<br />
sucede con Kafka, Edgar Allan Poe, pero sobre todo con<br />
Borges. Creo que un escritor es un tipo que anda llevando un<br />
carro. Para que el carro tire tienes que sostener dos riendas.<br />
En una mano tienes la tradición universal porque es la que te<br />
alimentó, y tienes que sostenerla muy bien. Y en la otra tienes<br />
que llevar la tradición de tu propia lengua porque es el instrumento<br />
con el que trabajas. Y lo que han hecho los escritores<br />
latinoamericanos ha sido enriquecer la tradición de mi lengua<br />
y aún más, hacer que de nuevo la narrativa en español ocupe<br />
el centro del canon occidental. Cervantes inventa esta cosa<br />
llamada novela, crea el género y lo pone en el centro. Pero<br />
ocurre que los españoles no entienden que ese es un descubrimiento<br />
extraordinario y la desprecian. Luego llegan los<br />
ingleses y la recuperan.<br />
–¿Cómo? Ellos ven lo esencial. La novela es dos cosas: ironía,<br />
es decir, Don Quijote es cómico, ridículo, da risa, pero<br />
también es heroico, es el señor de los tristes, trágico. Esta es<br />
una revolución absoluta.<br />
–Una historia que interpela la moral… Es la caída de<br />
los dogmas. Y lo que quiero yo es lo que quiere la literatura:<br />
mostrar toda la complejidad de los seres humanos, que es<br />
infinita. Y mostrarla con todas sus caras sin juzgar.<br />
–Eso es algo que no sabemos hacer en la vida real…<br />
Ese es uno de nuestros problemas. De lo que se trata es de<br />
entender. De ponernos en la piel del otro. Que no significa<br />
justificar si no entender por qué las cosas son tan complejas.<br />
–¿Usted lo fue entendiendo? Somos complejos porque sí.<br />
La literatura muestra eso. Hace preguntas. La novela en particular<br />
son preguntas y no da respuestas, ni claras ni taxativas.<br />
Todos los libros que yo he escrito y todos los libros que a mí<br />
me importan funcionan de una manera similar, aunque en la<br />
superficie sean distintos. Al principio son una pregunta. Todo<br />
el libro es la búsqueda a esa pregunta. Al final ¿cuál es la<br />
respuesta? La respuesta es que no hay respuesta. La respuesta<br />
es la propia pregunta. El propio libro. Por qué en Soldado<br />
de Salamina un soldado republicano salva la vida de un nazi.<br />
En Anatomía de un instante, por qué Adolfo Suárez se queda<br />
sentado en su butaca mientras balean el Congreso. En Las<br />
leyes de la frontera la pregunta esencial es prácticamente policíaca.<br />
Quién delató a la banda. Y al final de Soldado de Salamina<br />
no sabemos por qué lo hizo. Al final de Anatomía…, no<br />
sabemos por qué lo hizo, hay tantas hipótesis que es lo mismo<br />
que la nada. Y en el último no sabemos quién fue el delator.<br />
Esa ambigüedad es central en la novela. Es decir, malos los<br />
libros que no te cambian la manera de ver el mundo y malos<br />
los libros que no te cambian la manera de ver la novela. Y si<br />
no cambia el autor no van a cambiar los autores.<br />
–¿Qué le ha hecho cambiar la manera de ver las novelas?<br />
Entendí que todas las novelas tienen un punto a través<br />
del cual no se ve nada. Pero ese no ver es la manera en la<br />
que las novelas ven. Esa oscuridad es la manera en la que la<br />
novela ilumina. Por qué carajo Ahab está obsesionado con<br />
la ballena blanca, qué carajo es la ballena blanca [se refiere<br />
a Moby Dick, de Herman Melville]. ¿Es el bien, es el mal?<br />
¿Es dios? ¿Es el diablo? No sabemos. El lector puede elegir<br />
la respuesta, la novela no lo hace por él. Para eso, el escritor<br />
tiene que dejarles espacio.<br />
–¿Al escritor le cuesta? ¿Hay cierta pulsión a explicarlo<br />
todo? Sí, y ese es un error gravísimo. Porque sin ambigüedad<br />
no hay espacio para el lector. Y sin el lector no hay libro. Es<br />
decir, hay libro: la novela policíaca tradicional es divertida<br />
pero no es literatura. Todo está dicho ya, está cerrado.<br />
–¿Cómo se cuela su formación en filología? Nunca quise<br />
ser un filólogo serio, un profesor universitario. Di muchos<br />
años clases en la universidad, me ganaba la vida así porque yo<br />
nunca pensé que iba a ser un escritor profesional. Lo que sí<br />
es verdad es que yo me formé como filólogo y eso tiene que<br />
ver con mi mirada. La mezcla de ensayo y de narración que<br />
uso es un ejemplo.<br />
–En Anatomía de un instante es donde mejor se percibe…<br />
Es cierto. Es un libro muy raro. Muy especial.<br />
–Por el ritmo de escritura y la obsesiva reducción de<br />
un hecho histórico a un simple gesto humano, podría<br />
decirse que su autor tiene TOC. ¿Qué es eso?<br />
–Trastorno obsesivo compulsivo. Qué bueno, porque es<br />
verdad. Es que yo tengo TOC profesional como escritor. Escribo<br />
de manera compulsiva y por obsesiones. Escribo sobre<br />
cosas que no entiendo y me obsesionan. Ese libro es totalmente<br />
loco. Es un cliché decir que la escritura es una terapia.<br />
El problema que tienen los clichés…<br />
–¡Es que son ciertos! ¡Son verdades fosilizadas! El que<br />
no entiende esto no entiende nada. Por eso creo que el Estado<br />
debería pagarme para escribir. Si no hubiese metido mis<br />
compulsiones en mis libros sería un tipo muy peligroso. Un<br />
sicópata.<br />
–¿Qué hace antes de irse a dormir? Veo partidos de fútbol.<br />
Leo poesía o el periódico. Me interesa el asunto este de lo<br />
que pasa en mi sitio. Siempre he leído mucho, pero mi vida ha<br />
cambiado desde que tuve un hijo. Seguramente ese es uno de<br />
los motivos personales por los que escribí este último libro.<br />
–¿Qué pasó con él? Ah, eso no te lo voy a contar pero te<br />
diré que crecí y mejoré como hombre, como humano gracias<br />
a él. Uno está acostumbrado a pensar en uno y con eso alcanza.<br />
Pero cuando tienes un hijo te das cuenta de que debes<br />
hacer algo más. No sabes qué pero debes hacerlo si quieren<br />
conocer a tu hijo. Lo loco es que cuando lo haces en realidad<br />
terminas conociéndote a ti<br />
35
36<br />
Entrevista<br />
cinco<br />
Hebe Uhart<br />
Entre la domesticación<br />
y la risa<br />
La escritora habla de su último libro Un día cualquiera<br />
y de lo que considera buena educación<br />
POR Mónica Tracey<br />
En un tono bajo, como si lo que dice no<br />
tuviera gran importancia o ella no se la<br />
diera, Hebe Uhart habla de su literatura<br />
y de ella misma. Afable, simpática,<br />
reflexiva y con el humor saltando de<br />
palabra en palabra, tal como se siente su<br />
escritura, cuenta que el boom de publicaciones,<br />
premios, reconocimientos,<br />
no la altera, no ahora, aunque no sabe<br />
qué hubiese pasado si le llegaba en su<br />
juventud. Son muchos los momentos<br />
en que la risa es inevitable, ella misma<br />
llega a soltar alguna carcajada cuando<br />
las respuestas la llevan a uno de esos<br />
límites con el absurdo que tanto habitan<br />
su literatura. En pleno barrio de Almagro,<br />
con todo el sol de la tarde sobre su<br />
gran balcón que rodea la esquina, charla<br />
sin presiones, sin apuro, sin ninguna<br />
incomodidad, salvo, la de las inminentes<br />
fotos. Poco después de haber presentado<br />
a sala llena de fervientes fans su<br />
último libro, Un día cualquiera.<br />
–Usted suele decir que en el escritor<br />
la vanidad es algo nocivo, que lo<br />
deseable es una cierta humildad...<br />
¿Cómo maneja la vanidad, la humildad,<br />
la confianza, si es que las maneja?<br />
Dejame pensar, dejame fumar.<br />
La vanidad para el escritor no es mala,<br />
no es un pecado, el problema es que la<br />
vanidad me saca del lugar en que estoy<br />
colocada con respecto a los personajes,<br />
saco el foco y me miro “qué linda manito<br />
que tengo yo” y ya me descoloco.<br />
Lo que es bueno es colocarse como<br />
dice Flannery O’Connor a media rienda,<br />
o sea, para nada exaltado, ni para<br />
nada deprimido, sino un poco como si<br />
el trabajo fuera de otro. El tema de la<br />
humildad no se trata de no levantar la<br />
cabeza, es la humildad intelectual, que,<br />
como dice Simone Weil, en lo intelectual<br />
la humildad no es nada más que la<br />
atención. Cuanto más atiendo algo, lo<br />
que esté mirando, hacia afuera o hacia<br />
adentro, más voy a sacar, y la atención<br />
es lo que me hace no hacer juicios de<br />
valor rápidos, no obturar con juicios de<br />
valor, uno achica el horizonte con un<br />
juicio de valor, dejar que lo que veo me<br />
muestre a mí el significado. En cuanto<br />
a la confianza es un terreno resbaladizo,
tengo que tener confianza pero no demasiada.<br />
Tengo que tener sentido de la<br />
importancia de la cosa entre manos pero<br />
no que esa importancia se traslade a mí.<br />
–¿Necesita de la mirada del otro?<br />
Todos la necesitamos.<br />
–¿Le gusta escribir, disfruta el<br />
proceso, lo siente como una obligación?<br />
Acá hay una dicotomía que no es<br />
tan real, porque una obligación no está<br />
exenta de placer. Tiene su parte de trabajo,<br />
su parte agradable, su parte desagradable<br />
o no tan interesante, es como<br />
todo en la vida. Esto es una tarea.<br />
–Es verdad, la pregunta sería más<br />
bien ¿qué cosas le gustan y cuáles<br />
no? Cuando es un libro de viajes me<br />
gusta mucho tomar notas, me da más<br />
trabajo armar, por supuesto. Lo más<br />
placentero es tomar notas, el armado<br />
me da más trabajo y la corrección directamente<br />
no la hago, no me gusta<br />
nada. Las editoriales tienen excelentes<br />
correctores.<br />
–¿Y de usted, qué cosas le gustan o<br />
le disgustan? ¡Qué pregunta! Depende,<br />
igual cualquiera que va a escribir tiene<br />
que aprender a aguantarse. Soy una<br />
persona domesticada. Hay cosas bruscas<br />
que aparecen que no me gustan, como<br />
cuando viene alguien del Ejército de<br />
Salvación o alguna encuesta y le contesto<br />
con brusquedad y después pienso,<br />
pobre, está trabajando. Pienso que soy<br />
grosera y eso no me gusta. Pero es sólo<br />
contra los del Ejército de Salvación, los<br />
de las encuestas, con la gente, no.<br />
–¿Se psicoanalizó? ¿Le ayudó en la<br />
vida? Es difícil saber si a uno le hizo<br />
bien o no, porque habría que controlar<br />
con mi otro yo qué le hubiera pasado<br />
si no lo hacía. Pero, sí, está bien, es un<br />
service de la cabeza.<br />
–¿Qué cosas siente como importantes<br />
en su vida? Amigos. Hago asados<br />
en el balcón, el encargado me hace<br />
asados y la gente se pone muy contenta.<br />
La comida que pone más contenta a la<br />
gente en este país es el asado.<br />
–¿Tiene amigos escritores? Era amiga<br />
de Alicia Steinberg pero ella murió,<br />
soy amiga de Irene Gruss, que es poeta,<br />
ese ya es otro bando, el de los poetas.<br />
Soy amiga de Eduardo Muslip, que<br />
fue alumno mío y quedó como amigo.<br />
Conozco a muchos escritores, pero los<br />
amigos, más bien son variados.<br />
–La educación ha ocupado un lugar<br />
en su vida, ha sido maestra, profesora<br />
de secundaria y terciaria,<br />
sigue formando a escritores, y hay<br />
muchas referencias en sus escritos<br />
sobre ese mundo. ¿La educación es<br />
la buena educación, es la instrucción…?<br />
Es tan amplio… La buena<br />
educación, como dice Chéjov, no tiene<br />
que ver con si te portaste mal en la<br />
mesa y derramaste un pocillo con algo,<br />
la buena educación es no señalárselo a<br />
otro que lo haya hecho.<br />
–Hay en algunos de sus cuentos una<br />
cierta desconfianza en la instrucción.<br />
“Un ablativo en ‘e’ o en ‘i’ después<br />
de veinte años no nos importa<br />
ni a ti ni a mí”, dice un profesor<br />
de Latín. También en Memorias de<br />
un pigmeo, todo ese esfuerzo por<br />
aprender, ¿para qué? Después viene<br />
el olvido. Parecería que no queda<br />
nada… No sé, puede quedar cierto<br />
gusto por ciertas cosas, el deseo de investigar,<br />
de buscar más sobre lo que se<br />
vislumbró allí. Por otra parte, hay gente<br />
muy educada naturalmente y nunca<br />
fue instruida, por ejemplo, la gente del<br />
norte, de Jujuy, se ve en el comportamiento,<br />
en el lenguaje. También hay<br />
gente culta y menos culta, pero la gente<br />
educada puede ser de cualquier nivel<br />
de instrucción. A mí no me interesa la<br />
gente muy culta, incluso no pienso que<br />
si una persona lee un libro mediocre o<br />
Un día cualquiera, Alfaguara, 2013.<br />
Veinte textos, entre crónicas y relatos, conforman el último libro publicado<br />
por Hebe Uhart, que es también lo más reciente que escribió.<br />
Como es habitual en su obra, la escritora logra aquí también encarnar<br />
una mirada inocente y trasladarla al lenguaje. Así sus ojos graban el<br />
mundo y lo muestran inaugurando un modo de decir que encanta al<br />
lector haciendo suyos esos primeros recuerdos, ese asombro.<br />
vulgar eso significa algo respecto a su<br />
calidad de persona. La gente puede ser<br />
de distinto nivel de instrucción.<br />
–¿Cómo se introduce lo autobiográfico<br />
en su literatura? ¿Le molesta<br />
que la identifiquen con su narradora?<br />
Lo autobiográfico son recuerdos,<br />
algo que queda en el tiempo de una<br />
forma que uno ya no sabe qué es. No se<br />
sabe qué es lo real, así que eso, mucho<br />
menos. No me molesta que vean cosas<br />
autobiográficas, además lo que no quiero<br />
que se sepa, no lo cuento.<br />
–¿Siente que ha habido un cambio<br />
en su escritura a través de los años?<br />
Es un poco difícil para uno verlo. El<br />
gran cambio fue que empecé a escribir<br />
crónicas de viajes, siempre viajé mucho<br />
pero no había escrito crónicas. Es<br />
un género muy lindo, muy inmediato.<br />
(Hebe Uhart publicó dos libros de<br />
viajes: Viajera crónica y Visto y oído,<br />
los dos por Adriana Hidalgo). Hay diferencias<br />
entre uno y otro, en la crónica<br />
se entra y sale con más libertad, en el<br />
cuento está más acotado a los personajes,<br />
y hay que trabajar los personajes.<br />
–Acaba de aparecer su libro Un<br />
día cualquiera. ¿Es lo último que<br />
escribió? Sí, son relatos y crónicas, es<br />
lo último que escribí, ahora no escribo<br />
desde julio del año pasado, hace mucho,<br />
no me importa. Cuando vuelva el ímpetu<br />
volveré a escribir y en última instancia,<br />
si no vuelve, viajaré a algún lado y<br />
ahí vuelve.<br />
–¿Le angustia no escribir? No, ya no.<br />
De joven, sí, pensaba si volvería a escribir,<br />
después te das cuenta que vuelve<br />
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38<br />
Ser<br />
editor<br />
Un apetito<br />
difícil de saciar<br />
POR Luis Chitarroni<br />
En La Bestia trabajamos en grupo de<br />
una manera muy relajada. En realidad,<br />
nadie tiene más disponibilidad para leer<br />
que el editor. Tratamos de dar valor<br />
al derecho de las editoriales a elegir<br />
(renunciar sería resignarse a hacer el<br />
trabajo con lo que mandan otros autores<br />
o los agentes). Alguna vez dije que la<br />
función se parece a la del etólogo. Hay<br />
que observar el comportamiento de los<br />
libros. En mi caso, por una deformación<br />
colateral de las profesiones inherentes,<br />
la recepción y el entendimiento de los<br />
libros publicados en otros años, con<br />
predominio de otros gustos, de otras<br />
líneas, de otros patrones de marcha, en<br />
otras latitudes, otras décadas. La línea<br />
de flotación de uno que publicamos, El<br />
caballero que cayó al mar, novela que,<br />
pese a su excelencia, no había recibido<br />
la atención que merece, logró sorprendernos.<br />
Una corriente benévola, un<br />
atisbo de encantamiento por parte de<br />
los lectores solicitó el discreto milagro.<br />
Podría determinar una tendencia, la de<br />
los llamados libros “neglected”; encontraríamos<br />
ahí, como les gusta decir, un<br />
nicho. Pero la voluptuosidad y la volubilidad<br />
del público lector (ya que nos<br />
falta mucha superficie para hablar de<br />
“mercado”) es impredecible. Cambia lo<br />
amargo por dulce. El desafío se reduce<br />
cuando los escritores –Muriel Spark,<br />
Kurt Vonnegutt– son conocidos. Pero<br />
ha habido una ofensiva tan prolongada<br />
contra los lectores argentinos, que no<br />
hay motivo para atribuir el ataque a las<br />
nuevas tecnologías. La literatura del<br />
lector común, la que me gustaba encontrar<br />
en lectores como mi papá, sin especialización<br />
–dueño de una biblioteca<br />
nada más– fue despoblada hace rato por<br />
libros circunstanciales, de caducidad<br />
casi inmediata, o por entretenimientos<br />
muy deficientes (novelas maquinales,<br />
rutinarias, de creciente estupidez).<br />
Aunque detesto el triunfalismo, nuestro<br />
plan de este año es arrollador. De la<br />
novela de Elliott Chaze (que tiene<br />
que ver tanto con Hayes como con Chase)<br />
un desfile nada marcial de algunos<br />
escritores de los que se obtuvo ya una<br />
clave: Robinson de Muriel (la versión<br />
de Ernesto Montequin es “sublime<br />
sin interrupción”); un enigma urgente<br />
de Jesse Ball (no tenemos aún título<br />
definitivo), traducido con la maestría<br />
obsesiva y la benevolencia del gran Carlos<br />
Gardini; un nuevo Markson, como<br />
el anterior, por Laura Wittner. Cada<br />
trabajo de Laura implica una pesquisa<br />
admirable, una admirable conjunción.<br />
A su vez, pensar los programas, los<br />
planes de publicación implica afinarlos<br />
cada vez más. Hasta la impersonalidad,<br />
hasta la estilización de un editor vacante<br />
o en fuga.<br />
El otro día, en mesa coordinada por<br />
Flavia Pittella, después de que yo<br />
repitiera por enésima vez la prevención<br />
o el remordimiento de Carlos Barral<br />
El caballero que cayó al mar,<br />
de H. C. Lewis
Muy lejos de Kensington,<br />
de Muriel Spark<br />
acerca de confundir “su editorial con<br />
su biblioteca”, Fernando Fagnani tuvo<br />
el tino de recordarme un estereotipo<br />
de editor distinto al confundido. Es el<br />
edecán de su infalibilidad, dueño de un<br />
olfato y unas intuiciones únicas, a quien<br />
debemos estar agradecidos. Agente<br />
de una apropiación de la cultura tanto<br />
por el olfato como por la prepotencia<br />
empresarial, señorón capaz de veranear<br />
con las pruebas de página del “próximo<br />
hit” de su editorial como almohada, no<br />
lee otra cosa que lo que publicó o va a<br />
publicar.<br />
Hay quienes, como en la vida personal,<br />
nos traen libros diciendo “esto es muy<br />
del gusto de La Bestia”. Lo cierto es<br />
que el apetito de La Bestia es difícil<br />
de saciar; el paladar de soprano spinto,<br />
como corresponde a tan sagrado saurio<br />
omnívoro (cubierto para disimular con<br />
pelaje de camello bactriano, con protuberancia<br />
córnea labrada por silogismos<br />
equidistantes), nada fácil de complacer;<br />
la predilección por las maltas legítimas y<br />
por mezclas de sabor elusivo, indetectable,<br />
tampoco un secreto.<br />
El gusto es, como gustan hoy de decir<br />
de cualquier cosa, “una construcción”.<br />
Y, con la práctica asidua de la lectura, se<br />
ensancha, se ahonda hasta alcanzar el<br />
abismo aledaño. Probamos tantos escritores<br />
que nos gustaron (y que al final<br />
dejamos sin publicar) ¿Por qué no nombrarlos?<br />
Molly Keane, Isabel Colgate,<br />
Shirley Jackson, Natalie Sarraute,<br />
Marguerite Duras, Agnès Desharte,<br />
Hilda Hilst, Jean Vautrin, Roger Vailland,<br />
Todd McEwen, Edmund Crispin,<br />
Stephen Haggard, Todd McEwen,<br />
Vassilis Alexakis. A menudo el rechazo<br />
tiene poco que ver con “el gusto”. No<br />
somos frívolos, no somos snobs y no<br />
somos exquisitos. (Alguien dirá mientras<br />
bosteza: “si lo niegan con tanta furia,<br />
algo de cierto habrá en la imputación”.)<br />
Tiene que ver con el grado de legibilidad<br />
y de recepción que, juzgamos, el<br />
libro debe reunir en un –atrevámonos<br />
ahora a usarla– “mercado” que, como<br />
dije antes, ha sido manipulado por el<br />
marketing, las mentiras y falsas promesas<br />
de un mundo editorial ajeno (y hasta<br />
adverso). El gusto dominante, a su vez,<br />
convierte en lecturas recomendadas las<br />
“invenciones del recuerdo”, para citar a<br />
Silvina Ocampo. No deberíamos atentar<br />
contra nuestro propio negocio ni exagerar<br />
la nota, pero a veces la credulidad<br />
en los paratextos y la indulgencia en beneficio<br />
de las estrategias de marketing<br />
Cuna de gato,<br />
de Kurt Vonnegut<br />
conducen a lo peor. Es difícil definir<br />
lo peor como “la pérdida del gusto”, ya<br />
que nadie está en condiciones de definir<br />
“gusto”. No soy tan ignorante como<br />
para decir que lo peor es la ignorancia.<br />
A menudo lo peor es advertir la estafa<br />
y el engaño, con su pulsión de muerte<br />
y epidemia, y nada hacer. Con la contratapa<br />
y las solapas adecuadas, Marie<br />
Corelli pasaría hoy por una estilista.<br />
Tampoco hay que omitir que grandes<br />
escritores estuvieron muchas veces a<br />
merced de prejuicios imperantes; sin<br />
duda el valor que Wilde le otorgaba a<br />
Huysmans era excesivo, pero también<br />
Que el mundo me conozca,<br />
de Alfred Hayes<br />
lo era la repugnancia que le provocaba<br />
a Henry James. Doy por cierto que –y<br />
acaso sea otro servicio que debemos a<br />
“la cultura de la imagen”– que muchos<br />
escritores parecen ya personajes de<br />
ficción (y serían más interesantes como<br />
tales). Por ejemplo, esa dulce escritora<br />
idéntica a Amélie, que escribe con la<br />
inanidad pertinente.<br />
Y si no hubieran funcionado las recetas<br />
del énfasis y la exageración, después,<br />
claro, vienen las justificaciones que<br />
garantizarán “el producto”. Cito a un<br />
poeta mexicano: “más tarde, los filósofos<br />
deciden que el fanatismo aquel sacó a la<br />
luz virtualidades implícitas en conceptos<br />
sometidos a una elaboración creadora, y<br />
ya tenemos más cultura”.<br />
Pero creo que he levantado mucho la<br />
voz. La Bestia no quiere iniciar una<br />
campaña de destrucción de los mitos de<br />
la cultura de la clase media. Nos conformamos<br />
con menos, con muchísimo<br />
menos: con divulgar especies raras, en<br />
aparente extinción<br />
La muerte de la polilla,<br />
de Virginia Wolf<br />
39
Entrevista<br />
seis<br />
4o<br />
Ofelia Grande<br />
La obstinada elegancia<br />
POR Christian Kupchik
Desde su fundación en 1982, la madrileña Editorial Siruela<br />
marcó un sello diferente en el sector: fue sinónimo de una<br />
elegancia extrema tanto en el diseño como en los contenidos.<br />
La labor de su entonces propietario, Jacobo Stuart, conde<br />
de Siruela, renovó los estándares editoriales con los que se<br />
trabajaba hasta entonces. Pero en el año 2000 el sello fue<br />
adquirido por Germán Sánchez Ruipérez, entonces dueño del<br />
Grupo Anaya, y pasó a ser dirigido por su sobrina nieta, Ofelia<br />
Grande de Andrés, quien supo desarrollar las premisas<br />
iniciales en una obstinada carrera por combinar elegancia con<br />
rentabilidad. Aunque abogada de formación (ejerció en París,<br />
Londres y Madrid), Grande realizó un curso de Edición en la<br />
Universidad de Harvard y además está muy sensibilizada tanto<br />
con las urgencias del sector como con el buen gusto estético.<br />
–¿Supongo que el primer desafío debió consistir en<br />
mantener la calidad del catálogo, que reunía autores<br />
y títulos de enorme calidad, a la vez que aumentar la<br />
rentabilidad y dar mayor llegada a los libros? En efecto,<br />
de eso se trataba, abrir un poco el juego. Jacobo fue un<br />
maestro incuestionable y un ejemplo como editor, que supo<br />
marcar una línea editorial realmente maravillosa, con muchas<br />
colecciones que fueron objeto de culto y lo siguen siendo en<br />
la actualidad. Mi labor consistió entonces en intentar mantener<br />
ese espíritu innovador que caracterizó a Siruela desde<br />
sus comienzos, mantener esas mismas colecciones y autores<br />
pero a la vez abrirnos a nuevos campos que hasta entonces no<br />
habían sido tratados por el sello porque no entraban dentro<br />
de sus objetivos.<br />
–¿Mantuvieron las mismas colecciones? Algunas se mantienen,<br />
como Libros del Tiempo, que reúne clásicos modernos,<br />
antologías, etc., y seguimos publicándolos en tapa dura,<br />
para que reciban el relieve que merecen incluso desde lo gráfico.<br />
Pero también hemos abierto nuevas colecciones, como<br />
una de narrativa contemporánea, Nuevos Tiempos, que ya<br />
cuenta con más de 250 títulos. También incorporamos la serie<br />
policial (había algunos títulos publicados, pero esta es una colección<br />
íntegramente dedicada al género); asimismo abrimos<br />
una colección de no ficción, El ojo del tiempo, que incluye un<br />
abanico temático muy diverso como ensayos literarios, libros<br />
de viaje, no ficción histórica. También hemos ido potenciando<br />
la línea juvenil, que sigue con la misma directora de colección,<br />
Michi Strausfeld, que ya no sé los años que lleva entre<br />
nosotros. Siempre con el afán de mantener la misma línea de<br />
calidad, pero tratando de abrirnos a un público más amplio.<br />
–¿Se plantean los libros como long sellers? Bueno, un<br />
best seller no le hace daño a nadie, pero en términos generales<br />
es así. Me parece que lo que identifica a un editor literario no<br />
es hacer libros para no vender, sino vender mucho de aquello<br />
en lo que cree. No creo que un éxito de ventas deba estar necesariamente<br />
reñido con la calidad literaria. Hay veces que sí<br />
y hay veces que no. Ni todo lo que se vende es malo ni todo lo<br />
que no se vende es bueno. Existen grandes autores, como Italo<br />
Calvino, que vende mucho y es indiscutible su calidad. Y<br />
también otros, como Amos Oz o Jostein Gaarder, que superó<br />
el millón de ejemplares. Que una obra no se venda responde a<br />
un hecho circunstancial y no a un deseo a priori.<br />
–Siruela también abrió un nuevo sello, Alevosía. ¿Qué<br />
diferencias habrá entre ellos? Alevosía es un proyecto<br />
nuevo, diferente, que abarcará géneros, autores y temas más<br />
comerciales. Creemos que separándolos quedan más claros<br />
ambos mensajes. Alevosía publicará títulos que pensamos<br />
pueden alcanzar de forma más clara al gran público. Se trata<br />
de títulos más comerciales y con temas que rara vez hemos<br />
tocado en Siruela y que, sin embargo creemos que funcionan<br />
bien entre los lectores: crossover, novela histórica, memoria y<br />
testimonio, thriller contemporáneo…<br />
–Supongo que no debe haber sido sencillo encontrar<br />
originalidad en un país como España que en determinado<br />
momento parecía traducirlo todo y el número<br />
de novedades por mes era más que notable…Y sigue<br />
siéndolo, más allá de la profunda crisis económica que estamos<br />
viviendo y de la que por supuesto no se escapa el sector<br />
editorial. Aun así todos seguimos publicando, quizá incluso<br />
más de lo que deberíamos. Y todos somos culpables de ello.<br />
La crisis parece aconsejarnos ser a un tiempo más prudentes<br />
y más selectivos, lo cierto es que las librerías muestran una<br />
sobreabundancia de títulos que hace que ciertos autores que<br />
merecerían tener una presencia más clara entre los lectores<br />
pasen inadvertidos. Lo cierto es que se lee como nunca y a la<br />
vez también se vende menos que nunca.<br />
–¿Cómo es el vínculo con América Latina? Estamos representados<br />
por distribuidores locales en Argentina, Chile,<br />
Colombia, México. A otros países llegamos directamente<br />
exportando desde España. Aquí trabajamos con Grupal, que<br />
no sólo tienen en sus manos distribuir nuestros títulos sino<br />
también encargarse de producir las versiones locales de algunos<br />
libros. Los autores en los que se depositan mayores<br />
expectativas (Calvino, Lispector, Gaarder) son impresos aquí<br />
por varios motivos: contar con un stock mayor de ejemplares,<br />
tener precios más competitivos –puesto que bajan los costos<br />
al eliminar las tasas de embarque, traslados, etc–. Y sobre<br />
todo porque ahora está algo más difícil que en años anteriores<br />
ingresar libros a Argentina.<br />
–¿Cómo se ha adaptado Siruela a las nuevas tecnologías?<br />
Algo lentamente al principio, pero ahora ya somos<br />
conscientes de que el libro digital no es el futuro sino el presente,<br />
claro que sin excluir al libro en papel, al que todavía le<br />
queda una larga vida.<br />
El libro digital todavía es un mercado incipiente pero al que<br />
le aguarda un crecimiento enorme. Hoy por hoy hay más<br />
lectores que todavía prefieren el papel, pero los lectores de<br />
e-book crecen en una proporción mucho más alta, todo es<br />
cuestión de tiempo. Tener los dos formatos no es un capricho<br />
sino una necesidad. Sólo estamos atentos a las preferencias de<br />
los lectores. Libro electrónico o papel no implica una guerra,<br />
son sólo formatos<br />
41
Historia<br />
y política<br />
LA HISTORIA<br />
SECRETA DEL<br />
DÍA D<br />
La verdad sobre<br />
los superespías<br />
que engañaron a<br />
Hitler<br />
Ben Macintyre<br />
Planeta<br />
Esta obra apasionante de Ben Macintyre,<br />
columnista y editor de The Times de Londres,<br />
y uno de los mayores especialistas<br />
en historia del espionaje, como lo pudimos<br />
apreciar en sus anteriores trabajos<br />
El hombre que nunca existió y El agente<br />
zigzag, pudo acceder a los preciados archivos<br />
secretos del MI5, el servicio secreto<br />
británico y pudo sacar a la luz la historia<br />
de los hombres que desde las sombras<br />
hicieron posible una de las operaciones<br />
militares más grandes y decisivas de todos<br />
los tiempos: el desembarco en Normandía<br />
el 6 de junio de 1944, el día en que junto<br />
con la ofensiva soviética en el Este, se<br />
comenzaba a poner fin a la pesadilla nazifascista,<br />
el “Día D”. Recorriendo estas<br />
apasionantes páginas que se leen como<br />
una novela pero que tiene la estructura y<br />
la seriedad de una notable investigación<br />
histórica, conoceremos a Juan Pujol, alias<br />
“Garbo”, Ramón Czerniawski (a) “Bruto”,<br />
Dusko Popov, (a) “Triciclo”, Elvira de la<br />
Fuente Chaudoir (a) “Bronx”, Lyly Sergeyev<br />
(a) “Tesoro”, que hicieron honor a<br />
DOS GUERRAS<br />
POR Felipe Pigna<br />
aquel comentario que le hiciera Winston<br />
Churchill a Joseph Stalin: “En tiempos<br />
de guerra, la verdad es tan preciosa que<br />
siempre debería estar protegida por una<br />
sarta de mentiras” a lo que el líder soviético,<br />
menos sutil contestó, “Esto es lo que<br />
llamamos astucia militar”. Una operación<br />
de la envergadura del “Día D”, a la que<br />
se le puso el nombre clave y secreto de<br />
“Bodyguard”, no podría concretarse sin<br />
una excelente red de espías y una catarata<br />
de informaciones falsas engañando a los<br />
alemanes sobre cuáles serían los puntos<br />
de desembarco. Un notable libro que es<br />
altamente recomendable.<br />
BREVE HISTORIA<br />
DE LA PRIMERA<br />
GUERRA MUNDIAL<br />
Norman Stone<br />
Ariel<br />
Esta interesante y completa síntesis del<br />
profesor de Oxford y Cambridge, Norman<br />
Stone, historia uno de los hechos más trágicos<br />
de la humanidad junto a la Segunda<br />
Guerra Mundial. Una de las principales<br />
causas fue la rivalidad comercial entre las<br />
principales potencias europeas, en parti-<br />
cular Inglaterra y Alemania, que venían<br />
disputándose mercados y territorios en<br />
todo el mundo. El conflicto estalló cuando<br />
el 14 de junio de 1914 el heredero al trono<br />
austrohúngaro, Francisco Fernando,<br />
fue asesinado en la ciudad de Sarajevo, capital<br />
de Bosnia, por un estudiante serbio.<br />
El emperador austrohúngaro, apoyado por<br />
Alemania, culpó a Serbia por el atentado.<br />
Serbia era aliada de Rusia que a su vez<br />
era aliada de Francia. Pocos días después,<br />
Alemania declaraba la guerra a Francia e<br />
invadía Bélgica lo que provocó la reacción<br />
inglesa y su entrada en el conflicto. Comenzaba<br />
así la Primera Guerra Mundial<br />
en la que se enfrentaron dos bloques: por<br />
un lado los países de la Triple Entente,<br />
llamados comúnmente “aliados”: Rusia,<br />
Francia, Gran Bretaña, Italia (ingresó en<br />
1915) y Estados Unidos (ingresó en 1917);<br />
y por el otro los de la Triple Alianza, conocidos<br />
como “imperios centrales”: Alemania,<br />
Austria-Hungría y Turquía.<br />
La guerra fue terrible y sus consecuencias<br />
duraderas. Murieron casi 10 millones de<br />
personas, 20 millones quedaron heridas<br />
o mutiladas. A las heridas físicas hay que<br />
agregarle los rencores por el trazado de<br />
las nuevas fronteras que serán el germen<br />
de nuevos conflictos. Europa quedó destrozada<br />
y su economía arruinada. Sólo<br />
hubo un gran vencedor: Estados Unidos,<br />
que contó con la ventaja de perder muy<br />
pocos hombres y que ningún combate se<br />
desarrollara en su territorio. Su economía<br />
salió muy fortalecida tras el conflicto.<br />
OTROS RECOMENDADOS<br />
Nicolás Avellaneda en las letras argentinas, de<br />
Pablo Emilio Palermo, Dunken.<br />
Pueblos originarios argentinos, de Roberto<br />
Edelmiro Porcel, Edición de autor.<br />
Figuras de la historia, de Jacques Ranciére,<br />
Eterna Cadencia.<br />
Los cuarenta días del Musa Dagh, de Franz Werfel,<br />
Losada.<br />
El imperio británico, de Richard Gott,<br />
Capital Intelectual.<br />
Los orígenes del fascismo argentino, de Leticia<br />
Prislei, Edhasa.<br />
Entre el abismo y la salvación, de Raanan Rein,<br />
Lumiere.<br />
43
Entrevista<br />
siete<br />
44<br />
Jean-Philippe Toussaint<br />
Más allá de la historia<br />
POR Christian Kupchik
Jean-Philippe Toussaint parece jugar con las palabras y las<br />
imágenes del mismo modo en que Tintin construía aventuras<br />
imposibles a partir de casi nada. En verdad, ambos nacieron<br />
en Bélgica y se parecen más de lo que posiblemente<br />
desearan. Toussaint (1957) tiene una dilatada carrera como<br />
escritor y cineasta: en ambas, demuestra una increíble capacidad<br />
por contar miniaturas, donde personajes y cosas<br />
semejan no tener más significado que el narrado. Sus nueve<br />
novelas fueron publicadas por la casa francesa Les Éditions<br />
de Minuit, y traducidas a más de veinte idiomas, entre ellos<br />
el español (la mayoría por Anagrama y también por la argentina<br />
Beatriz Viterbo – Huir, 2007–).<br />
–¿Por qué escribe ficción? Creo que el motivo fundamental<br />
hay que buscarlo en el tiempo en que vivimos. La<br />
novela se ha desarrollado de tal modo que se ha hecho un<br />
género muy libre, proteico, que permite jugar con toda<br />
clase de variantes y formas para apresar el presente. Hoy en<br />
día, la novela es el único género literario que está visible,<br />
disponible al público. De haber vivido un siglo antes, probablemente<br />
habría escrito poesía.<br />
–¿Cuál es la relación entre el autor y los personajes?<br />
A veces se tiene la impresión de estar frente a una<br />
autoficción, una ficción autobiográfica. ¿Acaso hay<br />
una distancia irónica o es un tipo de desdoblamiento?<br />
Cada vez los personajes están más próximos a mí, pero esta<br />
proximidad no es en absoluto autobiográfica. No cuento los<br />
acontecimientos de quienes me rodean. Está más cerca a lo<br />
que significa el autorretrato en pintura. El pintor se toma<br />
por sujeto, pero él mismo se trata más de la pintura que<br />
de él mismo. Eso es lo que me interesa, no hablar de mí,<br />
de lo que encontré, de lo que vi, de lo que pienso. Se trata<br />
más bien de trazar un retrato mío a través de la literatura.<br />
Hay algunas constantes que hacen que los personajes sean<br />
bastante próximos a lo que soy, en particular, envejecen un<br />
poco como yo. Me sirvo de todo, pero no tengo la impresión<br />
de ser yo, son personajes, es la ficción. Al mismo tiempo,<br />
están alimentados por mi experiencia y todo lo que soy.<br />
–Muchas veces ha dicho que no le interesa contar<br />
una historia. ¿Qué es lo que lo moviliza entonces?<br />
¿El estilo, el modo de la escritura? Sí, le concedo una<br />
importancia muy grande a la escritura. Cuando hay una<br />
historia sólida, fuertemente constituida, la escritura pasa<br />
a un segundo plano, sólo es un mecanismo al servicio de<br />
la narración. Es cierto que un libro que no es llevado por<br />
una historia es más difícil de aprehender. Muchos lectores<br />
se sienten amenazados, porque la experiencia escritural les<br />
exige algo más.<br />
Volviendo al ejemplo de la pintura, mucha gente se entrega<br />
con mayor facilidad a una ilustración, algo que se parezca<br />
a la vida. Cuando no hay referencias, cuando la pintura se<br />
vuelve abstracta, se vuelve peligrosa, se pone en evidencia<br />
la sensación de un sin sentido. Y sin embargo, como ha sido<br />
demostrado, se puede comunicar tanto a través de la abstracción<br />
como del naturalismo. Todo depende de cómo se<br />
haga.<br />
–Algunos críticos lo consideran un heredero del objetivismo<br />
y el nouveau roman (de hecho, tiene un film<br />
homenaje a Robbe Grillet). ¿Se considera un autor<br />
minimalista? Más allá de las etiquetas, lo que realmente<br />
me importa es prestar atención a lo nimio, aquellas cosas<br />
que nos rodean y a veces no percibimos por ser infinitamente<br />
pequeños (incluso las cosas más patéticas, triviales,<br />
los detalles más insignificantes de vida diaria), pero también<br />
a lo que se supone es infinitamente grande: las preguntas<br />
esenciales que nos hacemos acerca del significado de vida,<br />
el lugar de seres humanos en el universo, etc. En ese juego,<br />
entre lo pequeño y lo trascendente, creo que se define la<br />
literatura. Un libro debe contener las dos cosas: dardos y<br />
filosofía, bowling y metafísica.<br />
–A propósito de los deportes, se ha manifestado como<br />
un admirador del ajedrez y le ha dedicado un libro<br />
a Zidane (La Mélancolie de Zidane, 2006). ¿Hay una<br />
estrategia entre estos juegos y la literatura? En efecto,<br />
soy un entusiasta del ajedrez y un admirador de Fischer<br />
y Kasparov, pero no veo en el ajedrez un paralelismo con<br />
la escritura, aunque sí con la traducción. Hay una serie de<br />
variables en la traducción que mucho tienen que ver con<br />
las defensas y ataques que se elaboran en el ajedrez. En<br />
cuanto a Zidane, lo veía como una suerte de Da Vinci en<br />
lo que construía, lo que inventaba, aunque perdido en su<br />
soledad. Aunque es muy probable que esto tenga que ver<br />
más con mis propias fantasías que con el verdadero Zidane.<br />
El deber de un escritor es el de observar el mundo. Escribí<br />
sobre Zidane debido al lugar que el fútbol ha adquirido en<br />
la sociedad contemporánea. Escogí a Zidane como sujeto<br />
literario, pero también como una idea conceptual. Así como<br />
hizo Andy Warhol con Marilyn Monroe, me acerqué a<br />
Zidane como un icono moderno. Así, lo hice mío. Ese es el<br />
poder de literatura. Así como Flaubert podía decir “Madame<br />
Bovary, c’est moi”, yo puedo decir: “Zidane soy yo”.<br />
–¿Y qué encontró en el cine como complemento de la<br />
literatura? En los 90 me sentí un poco decepcionado de la<br />
distancia entre la literatura y el público, en particular el joven,<br />
y eso me llevó a acercarme más al cine, un medio muy<br />
rico por lo que significa la interacción con otros creadores<br />
(fotógrafos, escenógrafos, músicos, etc.). Mi último film,<br />
La patinoire, data de 1998, pero sigo trabajando aunque en<br />
una línea más experimental, con video-instalaciones y otras<br />
manifestaciones que tienen más que ver con el audiovisual<br />
actual. De hecho, el año pasado realicé una exposición en el<br />
Louvre (Livre-Louvre) y en este momento participo de otra<br />
en Shanghai<br />
45
Entrevista<br />
ocho<br />
<strong>46</strong><br />
Herman Koch<br />
El dilema de la trama moral<br />
POR Felipe von Hartz
Herman Koch es más largo que su país natal y aparenta menos<br />
años de los que realmente tiene (nació en Arnheim, en<br />
1953). A pesar de haber publicado varios libros en Holanda y<br />
ser conocido por participar durante más de una década en un<br />
muy popular programa televisivo de humor satírico, con su<br />
novela La cena multiplicó las ediciones en varios idiomas, se<br />
hizo con la condecoración de Libro del Año y ganó el Premio<br />
del Público en los Países Bajos. A este éxito le siguió Casa<br />
de verano con piscina (también editado por Salamandra),<br />
que junto a la anterior forma parte de un tríptico en el que<br />
Koch insiste en plantear dilemas morales que exponen las<br />
contradicciones de las burguesías occidentales. En su última<br />
novela, el autor toma como excusa las vacaciones de verano<br />
de un grupo de amigos para sacar a la palestra la falsedad de<br />
las relaciones sociales, los pactos internos para mantener las<br />
apariencias y las complejas relaciones en el microcosmos de<br />
la familia. Todo ello narrado con una distancia y una pureza<br />
que rayan en la asepsia. “Me gusta mantenerme al margen”,<br />
confiesa, “yo sólo muestro y describo, para que sea el lector el<br />
que juzgue y opine después. Al fin y al cabo, la literatura no<br />
está únicamente al servicio del placer y los sentidos sino que<br />
debe tener también una intención de denuncia o de crítica”.<br />
–¿Por qué le interesan estas temáticas? No lo sé muy<br />
bien, pero lo cierto es que me produce mucha curiosidad observar<br />
las distintas reacciones de la gente ante determinadas<br />
cuestiones, como por ejemplo la fama. Me gusta mostrar al<br />
lector que en la mayoría de ocasiones las cosas no son lo que<br />
parecen. Yo mismo me asombro cada día de cómo me tratan<br />
ahora mis amigos y familiares más cercanos. En Holanda<br />
soy un autor muy conocido y la gente me saluda cuando voy<br />
por la calle, debido al éxito que obtuve con La cena. Yo sigo<br />
siendo la misma persona, me siento igual que antes, pero noto<br />
que la mayoría me trata de manera distinta. Es muy curioso.<br />
–¿Asume diferentes puntos de vista para cada dilema?<br />
Sí, en La cena por ejemplo, me planteé qué haría como padre<br />
en una situación semejante a la del libro (basada en un hecho<br />
real: el asesinato de un mendigo cometido por dos adolescentes<br />
de clase media en Barcelona). Hubo un crimen bastante<br />
grave, que no es robar una Vespa. Tengo un hijo de esa edad,<br />
y partí de esa hipótesis: no importa lo que haya hecho, yo lo<br />
voy a ayudar. Y al escribir me fui enfrentando a los diversos<br />
dilemas que me proponía esa problemática. La novela tiene<br />
cuatro voces centrales, y todas tienen una versión distinta del<br />
hecho y todas rozan una porción de la verdad. Quizá porque<br />
la verdad absoluta, sea imposible de alcanzar.<br />
–Pero no debe resultar sencillo. ¿Cómo se mide la maldad<br />
adolescente? Es una pregunta bien interesante. Una<br />
cosa que intenté reflejar en el libro es cómo los adolescentes<br />
tienden a olvidar más rápido. Es muy difícil traumatizarlos,<br />
ya sea desde el lugar de los “criminales” –por favor, entre<br />
comillas– o como víctimas. A mi hijo a los nueve años le robaron<br />
con un cuchillo, lo cual lógicamente tuvo un impacto<br />
profundo, en nosotros como padres, en el colegio, etc. Pero al<br />
día siguiente él ya se había olvidado del episodio. Esta increíble<br />
capacidad de recuperación, esta fuerza para el olvido, es<br />
mucho más fuerte en niños y adolescentes que en los adultos.<br />
Por supuesto que hay muchos matices que analizar, pero creo<br />
que muy en particular en estos días la aventura acompañada<br />
por la adrenalina de la violencia es de algún modo el precio<br />
que pagamos por una sociedad de bienestar. En 1914, durante<br />
la Primera Guerra Mundial, los jóvenes marchaban al frente<br />
cantando, excitados por la posibilidad de la guerra. Hoy el<br />
ocio se alimenta a diversos niveles a través de la violencia.<br />
–En sus novelas también hay un humor muy ácido, una<br />
mirada cínica ante lo que nos rodea. ¿Es una metáfora<br />
de nuestra época? No lo sé, el cinismo siempre ha existido.<br />
Es verdad que muchos de mis personajes tienen una actitud<br />
cínica, pero yo no soy como ellos. Creo que un exceso de<br />
cinismo puede ser muy peligroso, puede causar mucho daño<br />
a la sociedad. He podido comprobar que en Estados Unidos<br />
o los países del norte europeo, sociedades de bienestar con<br />
niveles de vida más que confortable, suelen tener esa mirada<br />
más cínica ante todo, hay un grado muy alto de individualismo<br />
en estos países comparados con los del sur de Europa,<br />
por ejemplo. El resultado extremo son todos esos francotiradores<br />
que disparan en escuelas o supermercados, o los casos<br />
de magnicidio. Si hacés un recuento, verás que se producen<br />
siempre en países como Estados Unidos, Noruega, Finlandia,<br />
Inglaterra, Alemania. En Francia, España, Italia, Grecia, esto<br />
no ocurre. Y mucho menos ocurre en países árabes o África.<br />
Siempre son hombres relativamente jóvenes, blancos, de<br />
cierto nivel intelectual. Y creo que en buena medida todos<br />
ellos fueron empujados por una mirada muy cínica, por un<br />
individualismo y una sensación de soledad extrema.<br />
–En Casa de verano hay una mirada muy crítica sobre<br />
los médicos, que en las sociedades occidentales ocupan<br />
un lugar privilegiado (una estadística estadounidense<br />
indica que buena parte de las mujeres de clase media<br />
sueñan con un doctor por esposo)… Es así, pero muy en<br />
particular una suerte de George Clooney de ER, un cirujano<br />
o algo así. En cambio, el médico de cabecera, el clínico, en<br />
los últimos cincuenta años ha perdido prestigio. Antes, en<br />
cualquier ciudad pequeña, el médico era uno de los notables<br />
junto al alcalde, el juez, el cura y pocos más. Una suerte de<br />
brujo de la tribu, venerado y respetado. Hoy, el clínico vio reducido<br />
su papel al del mecánico que llega con el auxilio en el<br />
medio de una carretera vacía: intentará reparar lo que pueda,<br />
pero en un momento dirá “bueno, yo no puedo hacer nada<br />
más; ahora debe consultar con un especialista”.<br />
–El otro sector sobre el que recae una mirada crítica<br />
en la novela son los artistas, otra casta de notables para<br />
la sociedad. ¿Por qué ellos? Porque hay cierto tipo de artistas<br />
que sólo por serlo piensa que tiene más privilegios que<br />
otros. Sobre todo gente de teatro, tienen un grado de narcisismo<br />
tan grande que se consideran por encima del común de<br />
los mortales. Escritores o pintores son otra cosa<br />
47
Entrevista<br />
nueve<br />
Habla pausado, piensa cada respuesta.<br />
Trata de ser claro y concreto en sus respuestas<br />
y, para amenizar la entrevista,<br />
hace varios chistes. Hay preguntas que<br />
ya le hicieron varias veces, otras que no<br />
y lo divierten. John Katzenbach presentó<br />
su última obra, Un final perfecto en<br />
Buenos Aires. En una entrevista para<br />
<strong>Quid</strong>, el hombre de los best seller habló<br />
de la buena educación, de sus personajes<br />
y de su afición por la psicología.<br />
–Escribe sobre asesinos, muertes y<br />
psicópatas. ¿Qué es para usted la<br />
buena educación? Creo que hay dos<br />
partes en la buena educación. Una es la<br />
que todos conocemos: ir a la escuela, ir<br />
a la universidad y estudiar Ingeniería,<br />
Medicina. Y, la educación que me interesa<br />
a mí como escritor, que es cómo la<br />
gente se comporta con los demás.<br />
–Pero usted sólo escribe sobre los<br />
malos comportamientos… Pensalo<br />
en tu propia vida: todos recuerdan las<br />
John Katzenbach<br />
Un hombre FELIZ<br />
48<br />
POR Antonela de Alva<br />
cosas lindas que algunas personas hicieron<br />
por ellos pero, sin dudas, no se olvidan<br />
de las cosas malas que les hicieron.<br />
–¿Los criminales, los asesinos, tienen<br />
una buena educación? Sí, y lo<br />
que más entienden es la naturaleza humana.<br />
No pueden decir lo que piensan<br />
porque no son personas educadas desde<br />
el punto de vista en el que nosotros<br />
entendemos a la educación que es, por<br />
ejemplo, ir a la escuela, etc. Pero, están<br />
educadas en el mal. Y eso les sirve.<br />
–¿En qué medida su educación le<br />
permitió dedicarse a la escritura<br />
de ficción? Hay dos partes, de nuevo.<br />
Tuve una educación formal: fui a la
universidad, estudié e hice cursos, leí<br />
a Hemingway, Dostoievski, Stendhal,<br />
Faulkner, Dickens. Esa parte te enseña<br />
qué es escribir bien. La segunda<br />
parte de mi educación fue la de ser<br />
periodista en criminales (policiales). Y<br />
eso era como ir al teatro todos los días.<br />
Absorbí lo más que pude de eso.<br />
–¿De qué manera el periodismo influyo<br />
en su escritura? El periodismo<br />
te enseña a ser preciso. Y es importante<br />
en cualquier thriller que seas psicológicamente<br />
preciso. Así que tenés que<br />
acotar esas habilidades al proceso.<br />
–¿Pero no es muy difícil, en lo emocional<br />
y psicológico, ver y escribir<br />
crímenes todos los días? Uno creería<br />
que sí pero, como periodista, ponés<br />
siempre una barrera emocional entre lo<br />
que estás viviendo y lo que vivís. Si no,<br />
no podrías preguntarle al esposo de una<br />
mujer asesinada qué fue lo que pasó. Al<br />
poner esa distancia, estás protegido. Vas<br />
a contar una historia pero vos no sos la<br />
historia. Y eso te da independencia. Es<br />
un estado psicológico interesante.<br />
–¿Es por eso que decidió escribir<br />
sobre la maldad del ser humano?<br />
¿Le fascina? Escribo sobre esta parte<br />
del ser humano por el mismo motivo<br />
que otros escritores deciden escribir<br />
sobre el bien. Todos nosotros tenemos<br />
emociones que nos tiran en ambas direcciones:<br />
hacia el lado bueno y hacia el<br />
otro. Mis libros como Un final perfecto,<br />
El profesor o El psicoanalista son todas<br />
exploraciones de esta batalla. Eso suena<br />
más sofisticado de lo que debería. Pero<br />
me gusta contar historias interesantes.<br />
–También se pueden contar esas<br />
historias desde otros géneros. ¿Por<br />
qué, entonces, no escribir sobre<br />
el amor o con humor? Porque toda<br />
escritura es una búsqueda de la verdad.<br />
Estas emociones, que son las que trato<br />
de captar en un libro como Un final<br />
perfecto, son verdades psicológicas. Si<br />
tratás de escribir algo que no te fascina,<br />
vas a fracasar.<br />
–¿Qué es lo que lo atrae de la oscuridad<br />
del ser humano? Que no se se<br />
puede entender lo mejor de la personas<br />
sino se entiendelo peor.<br />
–¿Cómo nacen sus personajes? Me<br />
llegan. Espero que no parezca tonto<br />
pero me pongo a escribir y es como<br />
si, realmente, estuvieran conmigo en<br />
donde estoy escribiendo. Los puedo<br />
escuchar hablando. Y, una de las cosas<br />
que hace divertida a la escritura es que<br />
un día me levanto y soy un psicópata<br />
y, después, una chica adolescente que<br />
juega al básquet en la escuela. Por eso,<br />
cada día es distinto.<br />
–En Un final perfecto usa el personaje<br />
de Caperucita Roja y el del<br />
lobo, que es el asesino. ¿A qué se<br />
debió esta elección? Al lobo lo elegí<br />
porque es fascinante. Es un personaje<br />
muy sofisticado pero su deseo es tan<br />
grande que comete errores. Al mismo<br />
tiempo, Caperucita Roja es intrigante<br />
por su inocencia e impulso, su fuerza.<br />
–El lobo quiere ser famoso, busca<br />
reconocimiento.. Lo importante no es<br />
ser famoso. Para el lobo, lo que es importante<br />
es que él cree que quiere ser<br />
famoso. Yo creo que la fama interfiere<br />
en la escritura porque si no sos muy cuidadoso,<br />
podés creerte que ser famoso es<br />
más importante que trabajar duro.<br />
–¿Cuáles son sus miedos? Mi miedo<br />
es despertarme y no poder escribir, que<br />
sólo pueda ir a pescar.<br />
–¿Sintió alguna vez la presión que<br />
significa ser un best seller? No, la<br />
oportunidad de sentarse a escribir una<br />
historia es un regalo. La presión es<br />
levantarte a la mañana, no tener un trabajo<br />
y tener hijos con hambre. O, despertarte<br />
y saber que tu hermano está<br />
enfermo. Eso es presión.<br />
–Entonces, ¿cómo es volver a escribir<br />
después de ser un best seller?<br />
El día que empiezo una novela es un<br />
día maravilloso. Es como empezar un<br />
viaje. Aunque sepa cuál es el destino<br />
final porque, muchas veces, lo sé desde<br />
el principio. Los días difíciles son los del<br />
medio. Cuando iba a la universidad, una<br />
genial profesora de escritura me explicó<br />
que, por ejemplo, cuando uno escribe<br />
un western, el momento clave es el<br />
que hay entre el sheriff y el bandido.<br />
Esa escena de tensión la puede escribir<br />
cualquier buen escritor. Ahora, las escenas<br />
importantes, que le dan fuerza a tu<br />
libro son las que conducen a esa escena<br />
y las que les siguen. Qué desayunó el<br />
sheriff, qué hizo a la mañana. Esas escenas<br />
que parecen trascendentales son las<br />
que hay que moldear para darle forma a<br />
la historia y vida.<br />
–¿Cómo trabaja el equilibrio entre<br />
lo bueno y lo malo cuando comienza<br />
a escribir? Cuando empiezo un<br />
libro siempre sé cómo va a terminar.<br />
Así que el equilibrio entre lo malo y lo<br />
bueno está controlado. Cuando el lector<br />
está leyendo no sabe cómo termina y<br />
esto es lo que crea la tensión. Pero eso,<br />
también, me libera a mí para poder<br />
escribir. Cualquier buena novela te lleva<br />
por un viaje y sabés que vas a bajar,<br />
subir, doblar, volver. Y, finalmente, vas a<br />
llegar, no sé si a un momento de felicidad<br />
pero sí de reconciliación.<br />
–¿Cuánto tiempo tardó en escribir<br />
su última novela, Un final perfecto?<br />
Siempre tardo entre 11 y 14 meses. Y<br />
me digo que, cada vez, lo voy a hacer<br />
más rápido pero siempre es lo mismo.<br />
–¿Cómo escribe? Todo el mundo cree<br />
que ser novelista es romántico. Pero no<br />
es así. Hay que levantarse a la mañana<br />
y empezar a trabajar. Trabajo hasta el<br />
mediodía, después hago ejercicio, vuelvo,<br />
escribo todo lo que puedo y trato de<br />
terminar el día dejándome una nota, indicando<br />
adonde quiero llegar o por donde<br />
estaba para retomar el día siguiente.<br />
A veces, no suena muy divertido.<br />
–¿Quien suele ser su primer lector?<br />
Solía ser mi esposa pero, ahora,<br />
la primera que lee es mi agente. Ellos<br />
quieren que el libro sea un éxito así que<br />
escucho mucho a mis agentes.<br />
–¿Qué consejo le daría a un joven<br />
escritor? Que sólo hay una cosa importante.<br />
Le preguntaría: ¿Podés vivir<br />
encerrado en un cuarto con tu alma un<br />
año? Y que cuando tus amigos te pregunten:<br />
“¿Qué estás haciendo?”, seas<br />
capaz de ignorarlos. ¿Podés hacer eso?<br />
Si pueden hacer eso, entonces saben<br />
qué están haciendo. Lo importante es<br />
ver qué tan determinado o decidido<br />
estás. Creo que se trata de una combinación<br />
entre talento y determinación<br />
49
dos<br />
RECOMENDADOS<br />
recomendados recom<br />
TUMBAS DE POETAS Y PENSADORES<br />
Cees Nooteboom<br />
Fotografías de Simone Sassen<br />
Ediciones Siruela<br />
De principio a fin, este trabajo de Nooteboom,<br />
con fotografías realizadas por<br />
su mujer, es delicioso. El autor visitó las<br />
tumbas de sus “muertos amados”, desde<br />
Kawabata a Flaubert; desde Kafka a Joyce,<br />
desde Brecht a Hegel. Recordando el día<br />
de su muerte, escribe sobre Borges: “Allí,<br />
en alguna parte, debe de estar él, pienso<br />
yo, pues el pensamiento mágico es totalmente<br />
primitivo. Nunca recibió el Premio<br />
Nobel, y es una lástima para el Premio,<br />
pero se ganó algo mejor. Alguien debe poner<br />
su nombre a una estrella. Es el único<br />
escritor al que esto le cuadraría de verdad,<br />
y entonces habría otra vez una cosa que se<br />
llamara Borges”.<br />
TIERRA DE CAIMANES<br />
Karen Russell<br />
Tusquets<br />
“La noche caía y la luna refulgía tan brillante<br />
que atravesaba la lona de la tienda.<br />
Louis solía quedarse despierto hasta el<br />
vaporoso preamanecer, escuchando el<br />
zumbido de los mosquitos como si fueran<br />
criaturas sagradas. Estaba enamorado de<br />
todo el mundo, del calor y de la peste y de<br />
aquella hedionda draga con forma de tetera<br />
que había abierto un canal tan alejado<br />
de su niñez. (…) Y era lo bastante listo<br />
como para no expresar sus sentimientos.”<br />
Russell es considerada una de las mejores<br />
escritoras jóvenes estadounidenses.<br />
VAN GOGH. LA VIDA<br />
Steven Naifeh y Gregory White Smith<br />
Taurus<br />
Ganadores del premio Pulitzer por su<br />
biografía de Jackson Pollock, los autores<br />
tuvieron acceso a correspondencia familiar<br />
hasta ahora inédita.<br />
“Para Vincent, su arte daba testimonio de<br />
su vida y era más sincero y revelador<br />
(‘profundo, infinitamente profundo’) que<br />
la riada de cartas que siempre lo acompañaban.<br />
Plasmaba en su pintura, o eso<br />
creía él, tanto los momentos de ‘serenidad<br />
y alegría’ como los de abatimiento y desesperación:<br />
cada desgarro se convertía en<br />
una desgarradora imagen, cada cuadro<br />
en un autorretrato.”<br />
5o<br />
MI ÁNGEL TIENE ALAS NEGRAS<br />
Elliot Chaze<br />
La Bestia Equilátera<br />
“Puedo aguantar cualquier cosa menos a<br />
un caballero. He pasado mucho tiempo<br />
con ellos, demasiado, y sé por qué los<br />
caballeros son los que son. Deciden ser así<br />
después de probar todas las cosas reales<br />
sin lograr nada. No lograron nada con las<br />
mujeres. No lograron plantarse con firmeza<br />
y actuar como hombres. Así que se<br />
volvieron caballeros (…). Un caballero es<br />
un felpudo que ya no raspa la suela.” Este<br />
brillante parlamento se lo debemos a Virginia,<br />
uno de los personajes de esta novela<br />
deslumbrante que más que un policial es<br />
una gran historia de amor.<br />
LOS SIMPSON Y LA FILOSOFÍA<br />
Compiladores: William Irwin, Mark Conard y<br />
Aeon Skoble<br />
Biblioteca Blackie Books<br />
Editado por filósofos y escrito por otros<br />
veinte, este ensayo intenta explorar el<br />
pensamiento de Aristóteles, Nietzsche,<br />
Kant y muchos otros, a través de los personajes<br />
de la serie.<br />
Kelly Dean Jolley, en su trabajo ¿Qué<br />
significa pensar para Bart?, escribe: “He<br />
convertido a Bart en mi musa por su compromiso<br />
con el mundo. Tanto da si se trata<br />
de un compromiso reflexivo o activo. El<br />
mundo de Bart (...) no sólo está en su cabeza.<br />
Para Bart ese mundo está allí fuera,<br />
y esta ‘fueridad’ (uso el término a falta de<br />
uno mejor) es lo que convierte a Bart en<br />
un pensador heideggeriano”.<br />
WAGNER<br />
Jacques De Decker<br />
El Ateneo<br />
Confrontado con algunos pensadores<br />
esenciales como Arthur Schopenhauer o<br />
Friedrich Nietzsche, asociado al destino de<br />
su país, Alemania, del que estuvo desterrado<br />
obsesionado por el proyecto de una<br />
obra que terminó llevando a cabo en su<br />
calidad de poeta, compositor y hombre de<br />
teatro, nunca ha dejado de provocar pasiones<br />
y de vivirlas él mismo, ya fueran estas<br />
políticas, estéticas o amorosas.<br />
Jacques De Decker, el autor de esta biografía<br />
impecable, es crítico literario de Le<br />
Soir de Bruselas desde hace más de cuarenta<br />
años y, desde 2002, secretario permanente<br />
de la Academia Real de Lengua<br />
y Literatura Francesas de Bélgica.
ing<br />
RANKING<br />
ranking ranking ranking<br />
FICCIÓN<br />
NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL<br />
1.<br />
2.<br />
Inferno<br />
Dan Brown<br />
Planeta<br />
Cincuenta sombras de Grey<br />
E. L. James<br />
Grijalbo<br />
3. Cincuenta sombras más<br />
oscuras<br />
E. L. James<br />
Grijalbo<br />
4. Cincuenta sombras<br />
liberadas<br />
E. L. James<br />
Grijalbo<br />
5. La ridícula idea de no<br />
volver a verte<br />
Rosa Montero<br />
Seix Barral<br />
1.<br />
El jesuita<br />
Sergio Rubin<br />
Vergara Editor<br />
2. Ágilmente<br />
Estanislao Bachrach<br />
Sudamericana<br />
3. Economía descubierta<br />
Tomás Bulat<br />
Ediciones B<br />
4. Encuentros<br />
5.<br />
Gabriel Rolón<br />
Planeta<br />
Cocineros argentinos<br />
Kapow S.A.<br />
Planeta<br />
1.<br />
Gaturro superhéroe<br />
Nik<br />
Sudamericana<br />
2. El principito<br />
Antoine de Saint-exupéry<br />
Emecé<br />
3. Gaturro 19<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
4. Gaturro 1<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
5. Gaturro 17<br />
Nik<br />
De La Flor<br />
1.<br />
Nacida bajo el signo del<br />
toro<br />
Florencia Bonelli<br />
Alfaguara<br />
2. Los juegos del hambre<br />
Suzanne Collins<br />
Del Nuevo Extremo<br />
3. Finale (Hush Hush 4)<br />
Becca Fitzpatrick<br />
Ediciones B<br />
4. Sinsajo<br />
Suzanne Collins<br />
Del Nuevo Extremo<br />
5. One Direction: I love<br />
Harry<br />
Jim Maloney<br />
Ediciones B<br />
51<br />
MÚSICA<br />
1.<br />
Destinología<br />
Tan Biónica<br />
EMI<br />
2. Random access memories<br />
3.<br />
Daft Punk<br />
Sony<br />
Demi<br />
Demi Lovato<br />
Universal<br />
4. To be loved<br />
Michael Buble<br />
Warner<br />
5. Me muevo para aquí<br />
Topa<br />
Disney<br />
PELÍCULAS<br />
1.<br />
Princesita Sofía<br />
N/A<br />
Walt Disney<br />
2. Ralph el demoledor<br />
3.<br />
Rich Moore<br />
Walt Disney<br />
El Hobbit: un viaje inesperado<br />
Peter Jackson<br />
Warner<br />
4. Iron Man: surge el tecnívoro<br />
Hiroshi Hamasaki<br />
Sony<br />
5. Hotel Transylvania<br />
Genndy Tartakovsky<br />
Sony<br />
Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. entre el 20/5/13 y el 26/5/13
Música<br />
jazz<br />
Todo aquel jazz<br />
Una placa doble que reúne a algunos de los mejores maestros del género: las grandes orquestas,<br />
el swing, el bebop, y los trompetistas y saxofonistas más experimentales. Todos los tempos de todos<br />
los tiempos, en una eterna lección de buena música<br />
POR Sergio Varela<br />
¿Qué es el jazz sino una particular relación con el tiempo,<br />
ajena a toda lógica y reloj? Una reinvención espiritual del<br />
transcurso de la vida, donde un segundo a veces dura más<br />
y a veces menos que un segundo. Una aventura del alma y<br />
el cuerpo y la mente donde el ser humano reivindica su humanidad<br />
invadiendo dimensiones inexploradas pero a la vez<br />
cercanas, próximas, a las que el jazz, esa invención constante<br />
e irreverente, humaniza con sus artificios para disimular la<br />
artificialidad, como un pase de magia imposible de desenmascarar.<br />
El swing, la síncopa, la improvisación forman parte de la<br />
creativa aventura de este género, donde los cánones y patrones<br />
no son otros que los del propio estilo de cada intérprete,<br />
la estética intuitiva, el sonido genuino y personal. Eso no<br />
quiere decir que no haya maestros y transmisión de conocimientos<br />
acerca de las mejores formas de abordarlo. Sólo que<br />
los maestros no son acartonados ni aburridos, sino creativos y<br />
sorprendentes en sus enseñanzas, que surgen de la improvisación<br />
y la inspiración más que de los manuales de estilo.<br />
Probablemente, una de las mejores maneras de acceder a las<br />
enseñanzas de los grandes profesores del jazz surja por estos<br />
días de la escucha de la placa doble Talent Jazz.<br />
Allí, con una portada que reproduce la estética de pop art de<br />
Andy Warhol en torno a la lata de sopa de tomates Campbell,<br />
podemos acceder a joyas del género como Cheek to<br />
cheek, por Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, Chicago,<br />
por Tony Benett, o Here comes de night, por la orquesta de<br />
Harry James, en plan romántico.<br />
También hay piezas un poco más sexies, como Makin Whoopie,<br />
por el Gerry Mulligan Quartet, y canciones que merecen<br />
incluirse en el equipaje de mano para la isla desierta, como<br />
Our love is here to stay, por Larry Adler, Cry me a river,<br />
por Julie London, o Jumpin at the woodside, a cargo de la<br />
orquesta de Count Basie.<br />
No podían faltar elegantes diademas como Just a Gigolo,<br />
nada menos que por Thelonious Monk, y Someone to watch<br />
over me, por la imperecedera voz de Frank Sinatra. Y para<br />
convertir a este disco doble en una oferta que no se puede<br />
rehusar (sin alusiones a los buenos muchachos amigos de<br />
Frankie), están también Mack the knife (de Bertolt Brecht<br />
y Kurt Weill) por Louis Armstrong, A night in Tunisia, por<br />
el “perseguidor” Charlie Parker, junto con The way you<br />
look tonight, por Miles Davis, I’ll be seeing you, por Billie<br />
Holliday, o Stormy Weather, por Dinnah Washington. Para<br />
escuchar noche y día (Night and day, por Lena Horne, es<br />
otra de sus perlitas).<br />
Si buscamos “jazz” en el diccionario, muy probablemente<br />
surja esta placa como síntesis de resumen y significado<br />
53
Música<br />
popular<br />
54<br />
Los métodos íntimos<br />
POR Carlos Salatino<br />
Peter Gabriel<br />
Carlos Gardel Luis Alberto Spinetta Ian Anderson E. Santos Discépolo León Gieco Litto Nebbia
“A temprana edad debí abandonar mi educación para ingresar<br />
a la escuela.” Esta frase es atribuida a George Bernard Shaw<br />
quien, con este tono irónico, intentaba minimizar la importancia<br />
que la educación formal le tenía reservada para un niño.<br />
Hay una cierta predisposición para valorar y, en algunos<br />
casos, sobrevalorar a aquellas personas y personajes que se<br />
“hicieron solos”.<br />
En el caso específico de la música popular esta situación sirve<br />
para proporcionar elementos de valor para determinados artistas<br />
que no tuvieron una educación musical formal.<br />
De ninguna manera esto debería ser un demérito, pero la pregunta<br />
es ¿hasta dónde un músico es enteramente autodidacta?<br />
Hay un punto en la vida de un músico en el que forzosamente<br />
deja de ser virgen de conocimientos teóricos. El solo hecho<br />
de la práctica diaria con un instrumento hace que cada músico<br />
tenga su propio método para realizar su obra.<br />
Se dice que como Carlos Gardel no sabía escribir música<br />
de manera formal, solía pegar números en las teclas del piano<br />
para poder memorizar las melodías que se le ocurrían, las<br />
cuales luego eran engalanadas con las poesías de Alfredo Le<br />
Pera, por ejemplo.<br />
Litto Nebbia, pionero del rock argentino, comenta en su<br />
libro Una mirada como el entorno familiar, en el que su padre<br />
(reconocido cantante de boleros de Rosario que actuaba<br />
con el seudónimo de Félix Ocampo) y su madre, ama de casa,<br />
pianista y profesora de música, le posibilitó el acceso a todas<br />
las formas del arte.<br />
Comenta Nebbia sobre su padre: “Mi viejo era un tipo de una<br />
intuición musical terrible y una increíble afinación. Sobre la<br />
música que escuchaba hacía comentarios siempre certeros y<br />
con detalles que no se te ocurrían. Tenía la manía de sacar la<br />
melodía interior que uno tiene y decía que había que improvisar<br />
constantemente sobre cualquier cosa que se oye por la<br />
radio, en el colectivo o en donde sea. Yo hacía eso todo el día<br />
desde los ocho años. Cuando te organizás un poco, un día te<br />
das cuenta de que estás inventando melodías que son tuyas y<br />
las entrás a repetir diariamente… Luego, a los doce años es<br />
cuando empecé a escribir mis primeras canciones”.<br />
Este tipo de intuición artística es la que lleva a músicos populares<br />
y disímiles como Luis Alberto Spinetta, John Lennon,<br />
León Gieco, Jaime Torres, Peter Gabriel, Enrique “Mono”<br />
Villegas, Charly García, Enrique Santos Discépolo, Ian<br />
Anderson, Fito Páez y cientos o miles más, a incursionar en<br />
el infinito universo de la música.<br />
Las motivaciones e inspiraciones que tiene un músico al<br />
momento de crear una obra pueden provenir de distintas<br />
fuentes. Johann Sebastian Bach nutría sus composiciones<br />
con elementos provenientes de las canciones populares que<br />
escuchaba en las voces de los juglares y artistas callejeros.<br />
Bach, integrante (junto con Mozart y Beethoven) de la<br />
Santísima Trinidad de la música clásica, tenía el oído atento<br />
a ese mágico momento en el que el aire vibra y transforma el<br />
sonido en música.<br />
En base a esa materia prima surgían las obras maestras que<br />
legó para los seres humanos. Este método, entonces, no está<br />
tan alejado del que llevaba adelante el joven Nebbia mientras<br />
recorría las calles de Rosario con su padre.<br />
Pero no sólo intuición es lo que proporciona calidad y altura<br />
musical. Pablo Picasso decía que en el arte es necesario tener<br />
un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de<br />
trabajo.<br />
Keith Emerson, integrante de Emerson, Lake & Palmer, no<br />
hubiera podido componer su Concierto para piano y orquesta<br />
Nro. 1 sin el trabajo constante desarrollado a lo largo de los<br />
años, tratando de superarse a sí mismo tanto en el aspecto<br />
técnico como compositivo (a pesar de la dudosa calidad artística<br />
de dicha composición, ya que seguramente no pasará a<br />
la historia grande de la música académica). De todos modos,<br />
como suele decirse, lo que vale es la intención…<br />
Cierta sobrevaloración sobrevuela en algunos músicos, pero<br />
sería peor no llevar adelante determinados intentos. Cuando<br />
Billy Joel decidió que se grabaran sus piezas para piano<br />
clásico (Fantasies & Delusions, lanzado en 2001, cuyas piezas<br />
son ejecutadas por Richard Joo), llevó adelante un ejercicio<br />
estilístico para que sea reconocido no sólo como el gran melodista<br />
que es, sino también como compositor serio. Pero, como<br />
comentó en su momento Diego Fischerman al reseñar el<br />
álbum, “¿qué sentido tiene componer música del siglo XIX a<br />
finales del siglo XX?”.<br />
La autocrítica a veces es necesaria, como la ejercida por Inodoro<br />
Pereyra que, según le comenta a su perro Mendieta en<br />
una de las tiras creadas por el inolvidable Roberto Fontanarrosa,<br />
“sé escribir pero no sé leer, porque no me gusta lo que<br />
escribo…”.<br />
Recomendación final del autor: para escuchar música es necesario<br />
el mismo poder de abstracción y concentración que se<br />
necesita para leer un libro o ver una película. Cada momento<br />
que discurre mientras suena esta maravillosa matemática<br />
audible puede ser único. Como le comentó a este escriba el<br />
tecladista suizo Patrick Moraz (reemplazante de Rick Wakeman<br />
en el álbum Relayer de Yes de 1974): “Music is music,<br />
therefore, music IS music” (Música es música, por lo tanto,<br />
música ES música)<br />
Charly García y Fito Páez<br />
55
Música<br />
clásica<br />
El gran Wagner<br />
A doscientos años de su nacimiento, recordamos la vida del gran compositor<br />
POR Nadia Koval<br />
56<br />
Richard Wagner nació el 22 de mayo de 1813 en Leipzig.<br />
Las primeras influencias artísticas las recibió en el seno de su<br />
familia. Su padre adoptivo, Ludwig Geyer, era actor y pintor,<br />
y sus hermanas, Rosalie y Klara, eran actriz y cantante, respectivamente.<br />
Los estudios musicales de Richard consistían<br />
en el piano, el violín y algunos elementos de la teoría musical.<br />
Por otro lado, Richard sentía un gran interés por la literatura.<br />
Cuando escuchó por primera vez Fidelio de Beethoven, descubrió<br />
que podía dedicarse a la ópera porque en ella la música<br />
y la literatura fluyen conjuntamente.<br />
La carrera profesional de Wagner comenzó a los veinte años,<br />
cuando fue contratado como director del coro de Wurzburgo.<br />
Desde este momento comenzó a trabajar en varios teatros<br />
provinciales. Para aquellos compuso sus primeras óperas: Las<br />
hadas (Die Feen), basada en un cuento de Gozzi (La donna<br />
serpiente) y La prohibición de amar (Das Liebesverbot), inspirada<br />
en la obra de Shakespeare Medida por medida.<br />
El 24 de noviembre de 1836, Wagner se casó con la actriz<br />
Minna Planer. Pero muy pronto comenzaron los problemas,<br />
tanto económicos como amorosos; tras algunas semanas, Minna<br />
lo abandonó por otro hombre. Poco después regresó, pero<br />
la relación transcurriría difícilmente durante las tres décadas<br />
siguientes. Las deudas acumuladas de Wagner lo indujeron a<br />
huir del país. Llevaba consigo la ópera Rienzi, la cual quería<br />
ver estrenada en algún teatro importante. Decidió viajar a<br />
París. Durante la travesía, una serie de terribles tempestades<br />
le inspiró a componer una obra nueva: El holandés errante<br />
(Der fliegende Hollander). No obstante, la estancia en la capital<br />
francesa fue un fracaso para Wagner; allí no pudo estrenar<br />
ninguna de sus óperas. Su trabajo consistía en reducciones de<br />
las óperas italianas para piano y canto. Incluso permaneció un<br />
breve tiempo en la cárcel de deudores, porque sus ingresos<br />
no podían cubrir sus deudas. Gracias a la ayuda de Meyerbeer<br />
la ciudad de Dresde aceptó la puesta de Rienzi, y el 20<br />
de octubre de 1842 la ópera se estrenó con un gran éxito.<br />
Pronto, el mismo Teatro Real de Dresde aceptó otra ópera<br />
suya, El holandés errante.<br />
Wagner daba una gran importancia al drama musical al utilizar<br />
desde la obertura la unión de temas musicales con los personajes<br />
principales, logrando gradualmente la noción de leitmotiv,<br />
que se hizo fundamental para sus óperas posteriores.<br />
Con la ópera Tannhäuser, estrenada en 1845, Wagner revivió
el mundo legendario medieval de los caballeros Minnesinger<br />
alemanes. Pero aquí el drama toma un aspecto religioso enfrentándose,<br />
por un lado, el amor “carnal” que simboliza la<br />
diosa Venus y, por otro, el amor espiritual de Elisabeth. La<br />
idea de Wagner fue utilizar la música como medio para llegar<br />
al drama, al contrario de la ópera italiana donde el drama es<br />
el medio para llegar a la música.<br />
Wagner comenzó a componer Lohengrin en 1845, pero la<br />
participación activa por parte del compositor en los hechos<br />
revolucionarios de Dresde (1848-1849) lo obligaron a refugiarse<br />
primero en Weimar junto a Liszt y, al decretarse la orden<br />
de busca y captura contra él, a exiliarse en Suiza. Por lo tanto<br />
Lohengrin fue la primera ópera que se estrenó en Alemania<br />
(Weimar, agosto de 1850) mientras el compositor permanecía<br />
en el exilio. Cuando Wagner se había retirado a Mariafeld<br />
huyendo de sus acreedores, se le presentó como un milagro<br />
el secretario del gabinete de Luis II para anunciarle que su<br />
gran admirador, el rey, le pedía ser su invitado. Rápidamente<br />
fueron pagadas las deudas contraídas por el compositor, que se<br />
instaló en una casa cercana a la residencia real en Berg.<br />
El 1° de junio de 1865, en Múnich se estrenó Tristán e Isolda.<br />
Pero se supo que Wagner había iniciado relaciones con<br />
Cosima Liszt, siendo esto aprovechado para una intriga cortesana<br />
que obligó a Luis II a pedirle que se alejase un tiempo<br />
de Múnich. Wagner se trasladó a Suiza y, tras la muerte de<br />
su esposa Minna en Dresde (1866), se instaló con Cosima en<br />
la hermosa villa de Triebschen a orillas del lago de Ginebra,<br />
con sus cuatro hijas. Richard pudo trabajar en sus óperas sin<br />
preocuparse de sus gastos y en 1867 terminó Los maestros<br />
cantores de Núremberg. Continuó viviendo en Triebschen,<br />
donde frecuentemente lo visitaba Nietzsche. A lo largo de<br />
1869, terminó Sigfrido casi por completo; las últimas páginas<br />
las había concluido en 1871. El 22 de septiembre de 1869<br />
presentó El oro del Rin en Múnich, mientras iniciaba la tarea<br />
de componer El ocaso de los dioses.<br />
Tras largos años de convivencia con Wagner, Cosima se divorció<br />
de Hans Von Bulow y se casó con Richard en 1870.<br />
Para su cumpleaños él le compuso El idilio de Sigfrido. En<br />
1867, Wagner puso la primera piedra del Teatro de Bayreuth<br />
y al mismo tiempo construyó su propia casa Wahnfried de<br />
Bayreuth, a la que se trasladó. En ella terminó El ocaso de los<br />
dioses. La Tetralogía fue estrenada formando tres ciclos completos<br />
en Bayreuth (1876). Poco después, Wagner empezó a<br />
sufrir sus primeros problemas de corazón, por lo que se trasladó<br />
a Bad Ems (1877) para curarse.<br />
En 1882, Wagner terminó su última ópera, Parsifal. El estreno<br />
tuvo lugar el 26 de julio de 1882, después del cual hubo<br />
dieciséis funciones seguidas, en las que el tercer acto de cada<br />
presentación fue dirigido por el mismo. Al cabo de un tiempo,<br />
viajó a Venecia para recuperar su salud muy deteriorada,<br />
pero el 13 de febrero de 1883 murió en dicha ciudad. El día<br />
18 fue enterrado en el jardín de Wahnfried, en Bayreuth,<br />
donde después se enterró también a su esposa<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL<br />
WAGNER: MAESTROS CANTORES DE NÚREMBERG, DVD<br />
Es la única ópera de madurez de R. Wagner que se<br />
basa en una historia enteramente original, ideada<br />
por el propio Wagner. También es la única de las<br />
obras del compositor en que no hay elementos o<br />
poderes mágicos y sobrenaturales. Se estrenó en<br />
Múnich el 21 de junio de 1868, bajo la dirección de<br />
Hans von Bulow. La historia tiene lugar en Núremberg<br />
a mediados del siglo XVI, y gira alrededor del<br />
tema de los Meistersinger, una asociación de poetas<br />
y músicos aficionados, en su mayor parte de la<br />
clase media y a menudo maestros artesanos en sus<br />
profesiones.<br />
NOVEDAD<br />
GUSTAVO DUDAMEL: STRAVINSKI Y REVUELTAS<br />
El lanzamiento del disco Rite de G. Dudamel al frente<br />
de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar de<br />
Venezuela bajo el sello Deutsche Grammophon ha<br />
marcado de modo importante las ideas sobre la relación<br />
entre los dos compositores. El hecho de que<br />
Rite reúna en el mismo CD a La consagración de la<br />
primavera con La noche de los mayas es sin duda un<br />
poderoso vínculo entre el período ruso de Stravinski<br />
con las obras del famoso compositor mexicano<br />
Revueltas, a quien se lo había llamado “el Stravinski<br />
de América Latina”.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA<br />
G. KREMER Y LA KREMERATA BÁLTICA: EL ARTE DE LA<br />
INSTRUMENTACIÓN<br />
Para celebrar los quince años de la Kremerata Báltica<br />
(la orquesta de cámara fundada por el famoso<br />
violinista Gidon Kremer), se grabó este nuevo disco,<br />
celebrando al mismo tiempo el décimo aniversario<br />
del festival Kronberg’s Chamber Music connects<br />
the World y el arte de un gran intérprete de Bach,<br />
el pianista Glenn Gould. Para estos eventos, diez<br />
músicos, integrantes de la orquesta, hicieron transcripciones<br />
de las obras de Bach. Este disco nos da<br />
una oportunidad de conocer a nuevos autores y<br />
disfrutar de composiciones exquisitas, plenas de<br />
humildad y cuidado por hacer la reverencia a Bach.<br />
LIBRO RECOMENDADO<br />
WILLIAM WEBER: LA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL<br />
GUSTO MUSICAL<br />
William Weber ha logrado con erudición y perspicacia<br />
un estudio fundamental sobre la historia<br />
de la estética musical moderna. En él se plantea<br />
el origen de aquella divergencia entre “música<br />
popular” y “música clásica” que marcó el auge cada<br />
vez más decidido de lo pop, el fracasado intento<br />
del atonalismo por superar con “nueva música” esa<br />
distancia, el asentamiento de lo “clásico” musical<br />
en la consideración popular más allá de la estética<br />
clasicista, la reivindicación de la “música ligera”.<br />
El libro posibilita una mejor comprensión de los<br />
gustos musicales contemporáneos, sin reducirlos a<br />
enfoques meramente sociológicos pero teniendo en<br />
cuenta los aspectos sociales, políticos y económicos<br />
que los influyen.<br />
57
58<br />
Entrevista<br />
diez
La voz<br />
de los terrícolas<br />
En plena gira mundial para presentar su nueva placa, la cantante británica SARAH BRIGHTMAN<br />
conversó con <strong>Quid</strong> sobre este reciente trabajo y sus próximos proyectos, incluido un futuro viaje<br />
al espacio<br />
POR Sergio Varela<br />
Brightman, se encuentra en plena gira mundial para presentar<br />
su nuevo disco, Dreamchaser (“perseguidor de sueños”).<br />
Ella misma es la concreción de un hermoso sueño, desde que<br />
a los tres años comenzó a aprender ballet en su pueblo natal<br />
de la región de Herefordshire, hasta convertirse en uno de los<br />
íconos de la escena musical inglesa posmoderna. Cantó en los<br />
Juegos Olímpicos y en los teatros de ópera más importantes<br />
del mundo, fue pareja del compositor Andrew Lloyd Weber,<br />
y ahora planea viajar al espacio en 2015.<br />
También despliega una calidez notable cuando, en conversación<br />
telefónica con <strong>Quid</strong> desde Berlín, expresa los sueños<br />
que procura perseguir, una positiva utopía de paz y armonía<br />
universal donde la música es catalizador y lenguaje de entendimiento.<br />
–¿Cuál es la característica de Dreamchaser, su nuevo<br />
álbum? ¿Qué nuevas propuestas encontraremos, similares<br />
o diferentes a sus álbumes anteriores? Creo que<br />
se trata de un trabajo más expansivo que los anteriores, tiene<br />
una mirada más universal, muy influida por emociones de<br />
mi infancia. En la década del 60, yo vivía en el poblado de<br />
Berkhamsted, en Herefordshire, y teníamos un solo canal de<br />
televisión, donde me impresionó mucho la imagen de la llegada<br />
del hombre a la luna. Yo era muy pequeña, pero desde<br />
entonces ese evento motivó en mí una gran inspiración para<br />
encontrar en la música un lenguaje y a la vez un mensaje de<br />
armonía y afecto universal. Justamente, este nuevo disco propone<br />
acercarle al público temas positivos, como parte de ese<br />
mensaje.<br />
–¿Qué ha descubierto a partir del cruce de estilos entre<br />
la música clásica y el pop? ¿Qué le aporta el pop a la<br />
música clásica y qué la música clásica al pop? Más allá<br />
de los estilos, la música es siempre la misma; probablemente<br />
lo más importante es que pueden coexistir diferentes formas<br />
de abordarla, y eso enriquece la expresión de quien la interpreta<br />
y a la vez abre los corazones y las mentes en quienes la<br />
escuchan. Creo que ese fue el principal desafío y también el<br />
mayor acierto del Classical Crossover, un estilo masivo y a la<br />
vez elaborado, que logró ampliar la base de oyentes de música<br />
clásica y proponer temas un poco más complejos a quien<br />
antes sólo escuchaba un sonido menos profundo.<br />
–¿Qué fue lo que la impulsó a elegir ser cantante?<br />
¿Qué cree que puede enseñar la música, en qué forma<br />
puede colaborar con la educación de las personas?<br />
Desde los tres años que he tomado clases de ballet, así que<br />
la educación para el arte ha sido una de las constantes y una<br />
de las experiencias más significativas en mi vida. Creo que es<br />
muy importante el aporte que el arte puede hacer a la educación.<br />
Contribuye a despertar y desarrollar la sensibilidad,<br />
muchas veces se entiende que la educación sólo consiste<br />
en una especie de adiestramiento para la eficacia. Y el arte<br />
aporta la capacidad de comprensión, el gusto por la belleza, la<br />
sensibilidad, la capacidad de sentir emociones y expresarlas.<br />
Es muy, muy importante la música para el crecimiento y la<br />
evolución de las personas.<br />
–Hay una versión de que usted piensa viajar al espacio<br />
en los próximos años. ¿Es verdad eso? ¿Cuál es su propósito<br />
con esa expedición? Sí, es una gran ambición que<br />
tengo desde muy pequeña, desde aquella vez que vi por televisión<br />
la llegada del hombre a la luna. Es un viaje que haré en<br />
2015, mediante la agencia rusa espacial Roscosmos, y se trata<br />
también de un mensaje esperanzador para la humanidad. En<br />
el momento del viaje tendré 55 años, lo que me convertirá<br />
en la persona de mayor edad en haber viajado al espacio. Es<br />
decir que las personas de más de 50 años pueden hacer cosas<br />
tan notables como visitar una Estación Espacial.<br />
–¿Qué es lo más valioso que ha aprendido a lo largo<br />
de su carrera y qué es lo mejor que ha enseñado? La<br />
respuesta es la misma para las dos preguntas. He aprendido,<br />
y desde que lo hice he procurado transmitirlo a los demás<br />
a través de mis recitales y mis discos, que la sensibilidad, la<br />
capacidad de apreciar la música, la creación de otros seres<br />
humanos, nos iguala y nos hermana como tales. También nos<br />
vuelve mejores, más sensibles, más amigables. Más humanos,<br />
en definitiva<br />
59
Plano<br />
subjetivo<br />
Luz verde<br />
POR Patricio Vega*<br />
6o<br />
Uno de mis recuerdos más remotos me sitúa en una peluquería.<br />
Era chico, muy chico. El peluquero me alzó para<br />
subirme al sillón mientras mi mamá le explicaba cómo<br />
quería que me corte el pelo. “Portate bien, quedate quietito<br />
mientras el señor te corta, que mamá vuelve en un ratito”.<br />
Ahí quedé, congelado frente a un precursor algo entrado en<br />
años del joven manos de tijera. No solo me quedé quietito<br />
sino que parecía una momia; creo que ni respiré. Al rato,<br />
quien sabe cuánto –el tiempo tiene otra duración en la infancia–,<br />
reapareció mi mamá. “¡Qué lindo que estás!” o algo<br />
así, dijo. “Se portó muy bien, es muy educadito”, halagó el<br />
peluquero. Mi mamá se sintió orgullosa y yo me sentí orgulloso<br />
de enorgullecerla. Durante mucho tiempo supuse que<br />
ser educado era quedarse quietito, sin hacer nada y que eso<br />
tarde o temprano sería recompensado.<br />
Años más tarde, no muchos, pero los suficientes para que<br />
empezase a interesarme en las chicas, me encontré frente<br />
a un dilema moral. Tenía 10 años y estaba en un asalto con<br />
mis compañeros de grado promediando la fiesta. Gaseosas,<br />
papas fritas, sándwiches de miga, todo eso estaba bien, pero<br />
para ser honestos había dos momentos en un asalto que<br />
justificaban su existencia: los lentos y el juego de la botellita<br />
en donde uno podía besar o ser besado. Para ir allanando el<br />
terreno a los lentos algunos de mis compañeros habían improvisado<br />
un juego que reemplazaba al de la botellita y que<br />
alguien bautizó, antes o después, como “el semáforo”. Había<br />
tres vasos de plástico; uno verde, uno amarillo y uno rojo.<br />
Uno de los participantes, a ciegas, elegía uno de los tres<br />
vasos y ejecutaba la prenda según el resultado. Si agarraba<br />
el vaso verde podía darle un beso a la chica previamente<br />
elegida. Si, en cambio, se quedaba con el rojo recibía una<br />
cachetada de esa misma chica. No me acuerdo qué pasaba<br />
con el amarillo, pero no viene al caso. El tema es que el vaso<br />
verde tenía una marca, una pequeña rotura en el borde o<br />
en la base fácilmente palpable, aun a ciegas. De esa manera<br />
quien quisiera besar a una chica (y todos queríamos besar
a la misma) sólo tenía que acariciar los vasos para detectar<br />
cuál era el verde y…¡jackpot! A mí me parecía que eso era<br />
hacer trampa. Por alguna romántica razón creía que para<br />
besar a la chica en cuestión el Universo tenía que estar de<br />
mi lado, que el destino –en la forma de un vaso de plástico–<br />
tenía que confirmar mi deseo, legalizarlo. Una suerte de<br />
ordalía amorosa que me hiciera indudablemente merecedor<br />
de semejante recompensa. Además estaba convencido de<br />
que era una falta de respeto para con la chica. Fui educado<br />
para ser respetuoso con las mujeres. Pero claro, yo era el<br />
único que pensaba de esa manera. “Vení, no seas boludo,<br />
que están todos besando a Cristina”. Ni siquiera Cristina<br />
estaba en contra de aquella práctica fraudulenta. Yo preferí<br />
no salir al patio. Una vez más, como en la peluquería, me<br />
quedé quietito, sin hacer nada. Sólo que esa vez el mismo<br />
gesto –irónicamente– me había privado del premio.<br />
Pasaron los años, unos cuantos, y mi incertidumbre con<br />
respecto al trato que debía darle a las mujeres creció. Muchas<br />
se escandalizaban si era demasiado irrespetuoso, pero<br />
se aburrían si me comportaba respetuosamente. Algo en mi<br />
educación amorosa estaba fallando. A los veintipico conocí<br />
a Andrea, mi maestra iniciadora, la mistagoga que me abrió<br />
las puertas de los misterios femeninos. Andrea basaba su<br />
filosofía en un principio fundamental: “las chicas quieren<br />
lo mismo que los chicos”. Simple, directo, contundente. Y<br />
siguiendo sus consejos fue que logré ser respetuosamente<br />
irrespetuoso con las mujeres. Claro que eso duró hasta cruzar<br />
la barrera de los treinta. Por alguna razón después de esa<br />
edad las mujeres cambiaban. Los rechazos se multiplicaban<br />
de manera inexplicable. Afortunadamente a los treintipico<br />
conocí a Mariela, una nueva sacerdotisa en mi largo rito de<br />
iniciación. Mariela me reveló su propia metafísica amorosa:<br />
“las chicas quieren lo mismo que los chicos… siempre y<br />
cuando la relación tenga futuro”. Esas palabras me guiaron<br />
durante una década y parecieron clausurar mi formación<br />
académica. Sin embargo ahora, a los cuarentipico, mi educación<br />
amorosa parece estar necesitando una actualización,<br />
una maestría. Las mujeres vuelven a manifestarse como el<br />
enigma indescifrable que siempre me intrigó. Yo, por mi<br />
parte, espero quietito, sin hacer nada, como aquella vez en<br />
la peluquería. Y quizás, si el Universo se apiada, vuelva a ser<br />
recompensado<br />
*<br />
Premio Konex 2011, es guionista de cine y televisión y se dedica a la docencia<br />
desde hace más de 10 años. Fue coordinador autoral del exitoso ciclo Los<br />
simuladores; creador de la idea original de la serie Hermanos y detectives,<br />
además de autor de guiones junto a Damián Szifrón. Es uno de los guionistas<br />
más reconocidos del medio cinematográfico con tres largometrajes: La señal,<br />
dirigido por Ricardo Darín, Música en espera, de Hernán Goldfrid y<br />
Mi primera boda, de Ariel Winograd.<br />
Dirige El laboratorio de guión, escuela destinada a la formación integral<br />
de guionistas.
Entrevista<br />
once<br />
62<br />
Erica García<br />
Crisol de gustos<br />
Popularmente conocida como cantante y compositora, Erica García es además<br />
docente, pintora y conferencista. Con un pasado que incluye la música desde<br />
la cuna y un presente cruzado por actividades e intereses muy diversos, se está<br />
formando como dirigente política, en tanto prepara un nuevo disco<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
–Su acercamiento a la música viene casi desde que<br />
nació. ¿Podría describir lo que recuerdes esa infancia<br />
musical? Soy tercera generación de músicos. Mis dos<br />
familias tenían músicos que tocaban distintos instrumentos,<br />
cantantes, bailarines. Gente clase media trabajadora,<br />
muy fiestera y muy culta a la vez. Crecí en un entorno
de música y educación física. La música fue mi lenguaje<br />
desde siempre, algo muy natural para mí tanto como leer<br />
y escribir. Le pedí a mi mamá a los tres que me enseñara<br />
a leer y escribir y lo tuve que ocultar en el jardín porque<br />
me acusaban de adelantada. A los siete me cansé de jugar<br />
a tocar la guitarra y le dije a mi papá: “basta, enseñame<br />
las notas”. Mis padres son muy jóvenes y yo siempre tuve<br />
carácter… entonces les decía lo que quería aprender. Pero<br />
me hubiera gustado que la escuela me diera más incentivos.<br />
Estudié varias cosas y me dediqué a la música porque<br />
era lo que más me gustaba y me salía muy orgánicamente.<br />
Además de ser un ambiente muy divertido. Pero ahora<br />
estoy estudiando materias de Ciencias Políticas que es algo<br />
que estaba latente en mí y la escuela no me lo fomentó. Se<br />
puede decir que mis días actuales se dividen entre hacer<br />
mi disco y prepararme como dirigente política, por lo cual<br />
la música ya no es el único eje en mi vida y tengo otras<br />
inquietudes que me absorben.<br />
–¿Y cómo se está formando en política? Me estoy formando<br />
en una fundación para dirigentes políticos donde<br />
tratamos diversos temas y tenemos charlas con funcionarios.<br />
Además por mi cuenta estoy estudiando el abc de<br />
política: Sun Tzu, Maquiavelo, José Ingenieros, derecho,<br />
sociología y todo eso que parece tan lejano al rock.<br />
–También tiene una faceta docente… Sí, dirijo mi<br />
propia escuela de canto con sesenta alumnos y creé un<br />
método propio que contiene técnicas de bel canto italiano<br />
y demás experiencias con distintos profesores de canto,<br />
teatro y yoga... ¡La cuestión es que mis alumnos cantan<br />
mejor que yo! (Risas)<br />
–¿En algún momento de la adolescencia vivió la<br />
música como un signo de rebeldía? No, la música es lo<br />
menos rebelde que hay para mí, ya que la practicaban mis<br />
dos familias, pero el adolescente por definición es rebelde,<br />
y yo doble Aries, imaginate...<br />
–¿Cuál es el primer o los primeros discos que se<br />
compró de chica? Empecé a pedir música desde muy<br />
pequeña, el primero que me compré fue uno de Earth,<br />
Wind and Fire creo, mi tía me trajo Machine head de<br />
Deep Purple; mi abuela, Could you be loved de Marley,<br />
Queen… y así se me fue armando la discoteca que ya tenía<br />
todo Beatles, Spinetta, Charly, jazz y Jobim que era la<br />
música que escuchaban mis viejos.<br />
–¿Cómo le resultó la experiencia de vivir en Estados<br />
Unidos? ¿Qué vida llevaba allá? Viví siete años y pico<br />
en Los Ángeles, es mi segundo hogar, a mí me gusta mucho<br />
hablar inglés, nunca me sentí turista. Estudié actuación<br />
en Stella Adler, donde estudió gente como Marlon<br />
Brando, De Niro, Benicio del Toro. También me recibí<br />
de Instructora Internacional de Kundalini Yoga. Saqué dos<br />
discos en la escena freak folk con mi proyecto Mountain<br />
Party, actué en la película The Treasure of the Back Jaguar,<br />
supervisé la música latina de la película Crank.<br />
–Usted es una mujer linda y parece muy decidida.<br />
Llegó a hacer producciones fotográficas en las que<br />
aparece totalmente pelada, cosa que no muchas mujeres<br />
se atreven a hacer. ¿Es realmente tan segura<br />
de usted misma como parece? Me entregué a hacer la<br />
producción de Converse pelada porque era para Arte BA<br />
junto con otros artistas bajo la cámara de Gaby Rocca que<br />
es un genio, y trabajé bastantes veces con él, sino no lo<br />
hubiera hecho. Por eso una es segura, porque al rodearte<br />
de la mejor gente podés estar segura. Yo soy una típica<br />
tímida, desde niña me costó mucho adecuarme a grupos,<br />
por eso siempre termino siendo líder de mis propios proyectos,<br />
lo mismo me pasa en política. Me cuesta simpatizar<br />
con quien no simpatizo y como mentir me aburre y me<br />
quita foco prefiero hacer mi propia organización, así me<br />
puedo expresar bien y las ideas no se distorsionan. Para<br />
contestarte tu pregunta: soy segura por necesidad no porque<br />
naturalmente lo sea. Y soy segura en algunas cosas,<br />
obviamente en otras soy muy débil…<br />
–¿Qué otras ramas del arte la interpelan? El cine, la<br />
literatura. Y también me interesa la oratoria, por eso doy<br />
charlas, me gusta la moda pero como concepto y dentro<br />
del ámbito de la moda internacional, no hablo de una boutique,<br />
hay gente que no sabe y cree que cuando uno habla<br />
de moda habla de eso. Me interesa mucho la ética de la<br />
estética: cómo los humanos nos agrupamos y consideramos<br />
en relación a nuestros gustos. También pinto y vendo algunos<br />
cuadros que creo que tienen una impronta relacionada<br />
a esta estética de la que hablamos.<br />
–¿Y cómo es su relación con lo actoral? Es buena,<br />
muy rica. Además de haber estudiado en Estados Unidos y<br />
haber laburado, acá hice teatro con Norman Briski y poesía<br />
con Tom Lupo.<br />
–¿Músicos nacionales que ame? Luis Alberto Spinetta,<br />
Charly García, Moris.<br />
–¿Y bandas o solistas internacionales? Un montón:<br />
te puedo pasear desde Fever Ray hasta Augustus Pablo<br />
pasando por Kraftwerk, Billie Holiday y Alex Andwanter.<br />
Aun así no me gusta todo. No me gusta para nada el<br />
eclecticismo.<br />
–¿Y artistas no músicos que la hayan inspirado? Auster,<br />
Wilde, Viola Di Grado, Rothko, Steve Jobs, pero<br />
hay disciplinas como la técnica de origami, el principio del<br />
holograma, la medicina holística, la física y la química que<br />
me conmueven tanto como la poesía<br />
63
net<br />
INTERNET<br />
internet internet interne<br />
http://www.nylonmag.com/?section=<br />
article&parid=9508&preview=1<br />
Una guía para hacer fotografías con Instagram:<br />
por dónde empezar, qué tener<br />
en cuenta, qué errores hay que evitar, y<br />
cómo compartir las imágenes para que<br />
logren su máximo alcance.<br />
http://sounddrain.com/<br />
Esta aplicación permite descargar<br />
canciones y todo tipo de audios directamente<br />
desde la plataforma Soundcloud.<br />
Muchos artistas de todo el mundo cuelgan<br />
sus grabaciones inéditas o reversiones<br />
en esta nube on line, incrementando<br />
el material a compartir.<br />
http://www.buzzfeed.com/awesomer/<br />
the-best-places-to-be-if-you-lovebooks<br />
Esta es una lista de los treinta mejores<br />
lugares a los que hay que ir si uno es<br />
fanático de los libros. Nobleza obliga:<br />
¡el Ateneo Grand Splendid aparece en<br />
el puesto número 10!<br />
http://www.buzzfeed.com/peggy/these-photos-will-make-your-stomachdrop?utm_source=buffer&utm_<br />
medium=twitter&utm_campaign=Bu<br />
ffer:%2Bfernandezpm%2Bon%2Btwitt<br />
er&buffer_share=ec971<br />
http://moviesincolor.com/<br />
Si de verdad fuera posible, podría decirse<br />
que esta serie de imágenes retratan<br />
el vértigo. O lo generan en el espectador.<br />
Se trata de 32 fotos de diferentes<br />
experiencias en las alturas que ponen en<br />
jaque la capacidad de impresionarse.<br />
Un blog con fotogramas de películas<br />
inolvidables y sus correspondientes paletas<br />
de colores, o una herramienta para<br />
promover el aprendizaje y la inspiración.<br />
Es posible recorrerlo siguiendo la<br />
obra de cada director, o seleccionando<br />
directamente la película.<br />
64<br />
http://www.facebook.com/TieneCarita<br />
Un grupo de personas abrió una fan<br />
page en Facebook para compartir imágenes<br />
de objetos que parecen tener<br />
la forma del rostro humano. El boca a<br />
boca fue expandiendo la propuesta, y ya<br />
son más de dos mil los seguidores que<br />
aportan sus fotos.<br />
http://imgur.com/a/BNVOy<br />
Este es un compilado de fotos de personajes<br />
históricos contemporáneos<br />
raramente difundidas. No ofrecen la<br />
perfección del oficio fotográfico pero<br />
son impecables en cuanto al valor documental<br />
con el que cuentan. El primer<br />
y original payaso Ronald McDonald,<br />
Arnold Schwarzenegger el día que<br />
recibió la ciudadanía estadounidense,<br />
la primera imagen de Machu Pichu<br />
en su descubrimiento en 1912, Tolstoi<br />
contándole una historia a sus nietos, son<br />
algunos ejemplos.<br />
8) http://www.boredpanda.com/55-<br />
lego-riddles/<br />
Aquí hay 55 juegos de ingenio diseñados<br />
por Lego para los fanáticos que se<br />
animen a resolverlos. La empresa de<br />
los ladrillos lo hizo para celebrar sus 55<br />
años en el mercado. Como pista, cabe<br />
pensar en hechos relevantes que se dieron<br />
durante el período de cumpleaños.
Entrevista<br />
doce<br />
Juega bonito, Sid<br />
El vecino de Andy en Toy Story representa el arquetipo del acosador, quien en el film<br />
“torturaba” a los juguetes. Estuvimos con el psicoanalista FERNANDO OSORIO quien acaba<br />
de publicar Bullying. Matón o víctima. ¿Cuál es tu hijo? Claves para detectar la violencia<br />
en la escuela<br />
66<br />
POR Florencia Álvarez<br />
–Desde hace más de diez años usted dirige un seminario<br />
sobre violencia en las escuelas y este libro sobre<br />
bullying es el décimo que escribe relacionado a esta<br />
cuestión. ¿Qué fue lo que lo llevó a interesarse por el<br />
tema? Me marcó fuertemente la matanza de 2004 en la escuela<br />
Islas Malvinas de Carmen de Patagones. Un muchacho<br />
de catorce años mató a tres compañeros, hirió a otros dos y<br />
luego dejó el arma y se sentó a ver lo que había hecho. Este<br />
chico terminó internado en un neuropsiquiátrico y declarado<br />
inimputable por ser menor de edad. Me interesó poder ubicar<br />
los condicionamientos de crianza que llevan a una persona<br />
a transformarse en un acosador, en una víctima, en un testigo<br />
de la violencia o en un colaborador.<br />
–¿Qué es el bullying exactamente? Es el modo de nombrar<br />
una violencia institucional. Se trata de una dinámica de<br />
maltrato y violencia que se desarrolla en el ámbito escolar<br />
y tiene como protagonistas al maltratador, a la víctima, al<br />
testigo silencioso y al secuaz o colaborador. Para hablar de<br />
bullying tenemos que tener cuatro tipos de violencia, la física,<br />
la verbal (que son las dos más visibles), la violencia psicológica<br />
(que es el acoso y la persecución) y la violencia simbólica<br />
(que es la discriminación y la segregación). Otra característica<br />
del bullying es que es casi invisible y mudo. Se desarrolla sin<br />
ninguna razón; simplemente porque se detona la maldad de<br />
unos sobre otros a partir de ciertos rasgos de personalidad<br />
que comprometen la conducta individual y el comportamiento<br />
social.<br />
–Usted asegura en el libro que este tipo de maltrato<br />
puede darse desde el jardín de infantes hasta el último<br />
año de la universidad porque “lo que se reproduce es<br />
lo que se aprende en el contexto familiar”. ¿A qué tipo<br />
de contexto se refiere? Adultos ansiosos, impotentes, ava-
salladores, autoritarios, indiferentes, perversos, inmaduros<br />
o desinteresados pueden convertir la crianza en una escena<br />
caótica para un niño/a que aprende lo que vive y luego lo reproduce<br />
como puede en el contexto social; especialmente en<br />
la escuela que es la primera organización social a la que acude<br />
desde muy pequeño.<br />
–¿Cuáles son las características de un niño “matón”? Es<br />
un manipulador de situaciones, que ante la frustración redobla<br />
la apuesta hasta conseguir su objetivo, quiere que se haga<br />
lo que él quiere, en el momento que lo desea y de la manera<br />
que él propone. Se rodea de personajes obsecuentes que<br />
atemorizados responden a sus órdenes. El matón es el autor<br />
intelectual de las escenas de acoso y maltrato denominadas<br />
bullying. Nunca se involucra directamente ni se expone.<br />
–¿Por qué la víctima no puede defenderse? La víctima<br />
es un sujeto que aprendió que la satisfacción y el bienestar<br />
tienen que ver con contentar al otro hasta las últimas consecuencias.<br />
No es que no puede defenderse. Su posición,<br />
aprendida en la crianza, lo lleva a ponerse en esa posición<br />
porque allí encuentra un beneficio muy particular; absolutamente<br />
imposible de comprender para el común de la gente.<br />
Es un tipo de satisfacción masoquista.<br />
–¿Cuáles son las primeras señales que le indican a un<br />
padre que su hijo puede ser un bully? Quienes desarrollan<br />
conductas de matoneo han sido primariamente sujetos<br />
transgresores, desafiantes y perturbadores. No aceptan la<br />
normativa desde muy temprana edad y sus primeras víctimas<br />
suelen ser los propios padres, que no terminan de advertir lo<br />
que se está gestando. Incluso en muchos casos los padres se<br />
ufanan de esas conductas pensando que están criando niños<br />
fuertes que van a saber defenderse en la vida; sin advertir<br />
que a los primeros que van a desafiar es a ellos mismos. Estas<br />
conductas son verdaderos indicadores tanto para los padres<br />
como para los docentes.<br />
–Con respecto a cómo tratar estos casos, usted no parece<br />
estar de acuerdo con la medicación porque “encubriría<br />
la problemática de base”. ¿Desecha esta opción<br />
de raíz o recomienda utilizarla ante la presencia de<br />
ciertos trastornos? Hay una vigilancia epidemiológica sobre<br />
la infancia que pretende psiquiatrizar todas las conductas<br />
con el único objetivo de administrar medicación. Al frente,<br />
los laboratorios farmacológicos que financian investigaciones<br />
específicas para demostrar que a estas conductas sólo se las<br />
puede tratar con medicación. Lo que sostengo es que sólo se<br />
debe medicar en los casos que se pueda demostrar un trastorno<br />
de la personalidad vinculado a la psicosis infantil o adolescente<br />
o a un trastorno muy grave del carácter que imposibilita<br />
un proceso de socialización. El hecho de nombrar todo como<br />
bullying complica este diagnóstico diferencial. Si todo es bullying,<br />
nada es bullying.<br />
–En varios países hubo casos de suicidios por bullying.<br />
¿Son sólo hechos aislados o existen grandes probabilidades<br />
de que un niño maltratado llegue a pensar en<br />
quitarse la vida? Estos casos no resisten un análisis estadístico<br />
vinculado al bullying. Si una persona se suicida es porque<br />
tiene una personalidad previa melancolizada que lo lleva a esa<br />
acción tan drástica y el bullying puede ser un detonante muy<br />
especializado, pero que de todos modos no alcanza. El suicida<br />
es un enfermo mental, no una persona depresiva o angustiada<br />
por el maltrato. Si hubiera una correlación entre suicidio y<br />
bullying, todos los casos de bullying terminarían en suicidio y<br />
esto no es así.<br />
–¿Cuáles serían las formas de terminar con el bullying<br />
en las escuelas y quiénes y de qué forma tienen que ponerse<br />
a trabajar en ello? Los docentes son agentes de salud<br />
porque tienen la maravillosa oportunidad para observar algunos<br />
indicadores que pueden determinar que algo de la crianza<br />
en un alumno se está armando mal. Esos indicadores hay<br />
que observarlos en su manifestación, en su reiteración, en el<br />
tiempo que se desarrollan, en la frecuencia y en la magnitud.<br />
Los docentes deben trabajar grupalmente estas situaciones y<br />
convocar a los padres de los involucrados para desalentar este<br />
tipo de conducta. Si no tienen eco en las familias se limitarán<br />
a imponer las normativas institucionales que la imposibilitan.<br />
La denuncia y el “blanqueo” del maltrato es la única solución.<br />
Las estrategias de mediación no funcionan en este caso porque<br />
el bullying es violencia y tiene que cesar. No hay nada<br />
que negociar<br />
67<br />
Con un lenguaje casi técnico, pero claro y<br />
didáctico, el licenciado Fernando Osorio se<br />
dirige a padres, docentes, especialistas de<br />
la salud y profesionales del derecho, brindando<br />
información concreta para ayudar a<br />
niños que estén viviendo estas situaciones.<br />
Expone casos reales y brinda algunas estrategias<br />
para poner en práctica.
Infantiles<br />
Cómo lo hago<br />
68<br />
Un<br />
ecosistema de placeres<br />
POR Pablo Bernasconi<br />
Siempre tuve una especial atracción por las imágenes de todo<br />
tipo. Historieta, cine, libros, dibujos animados, arte, las expresiones<br />
visuales me llamaban la atención, me gustaba explorar<br />
las formas en que estaba hecho, los esqueletos de los dibujos,<br />
las maquetas de las películas. De alguna manera, investigaba<br />
la forma de poder crear.<br />
Creo que el proyecto o la decisión de gestar algo debe fundarse<br />
sobre la base de una pulsión (un deseo bien escuchado),<br />
y afirmarse con idoneidad y constancia. Los autores inventamos<br />
las cosas que creemos merecen la pena existir, pero para<br />
eso debemos preguntarnos si vamos o no a sumar algo valioso<br />
al mundo.
En mi obra, la técnica la dicta el objetivo conceptual de la<br />
imagen. Es difícil enumerar o encasillar lo que hago a un estilo,<br />
porque realmente no me apego a nada por mucho tiempo.<br />
Fotografío, escaneo, pinto, dibujo, quemo, martillo, corto,<br />
enredo, moldeo, esculpo. Cada imagen es un mundo aparte,<br />
exige una técnica diferente. Me gusta explorar semánticamente,<br />
y por diferentes medios la mejor manera de concretar<br />
mensajes. Intento así prolongar la extensión y profundidad de<br />
las cosas que hago, sean ilustraciones o textos. Me atrae mucho<br />
poder trabajar en capas discursivas, es decir sugerir mensajes<br />
que tengan segundas y terceras lecturas, detalles que el<br />
lector descubra cada vez que mire con cuidado.<br />
Los libros que hago son los libros que me hubiera gustado<br />
encontrar cuando era niño. Alguna vez dije que el sentido de<br />
todo esto es hacerme un regalo en diferido, que atraviese el<br />
tiempo. En esta aventura encontré, por suerte, muchos otros<br />
destinatarios que compartían mis gustos, mis placeres.<br />
Mi impresión es que uno inclina la balanza hacia el lugar<br />
que considera más cómodo, va conformando un ecosistema<br />
de placeres personales en donde moverse, como diseñador,<br />
como ilustrador, como escritor. Son profesiones que se vinculan<br />
con la personalidad, irremediablemente.<br />
El último proyecto en el que trabajé, Finales, me llevó diecinueve<br />
meses de trabajo, y completa la trilogía que empezó<br />
con Retratos y continuó con Bifocal. Cuando hablo del ecosistema<br />
de placeres lo delimito de esta forma, caprichosa y<br />
riesgosa, en donde el experimento discursivo sacude la monotonía<br />
que muchas veces promueve la comodidad de un estilo<br />
o una técnica. Considero imprescindible que un autor, más<br />
allá de prolongar su producción, renueve su apuesta usando<br />
la experiencia para apoyarse en los desafíos. Prestar atención<br />
es muy distinto a esperar
nil<br />
INFANTIL / JUVENIL<br />
infantil / juvenil infan<br />
nil<br />
Para mirar y leer<br />
Camino a casa, Duerme negrito y El punto son tres libros para disfrutar.<br />
El primero –Fondo de Cultura Económica–, es el libro ganador del XI<br />
Concurso del Álbum ilustrado A la Orilla del Viento, escrito por Jairo<br />
Buitrago e ilustrado por Rafael Yockteng y cuenta la historia de una<br />
niña que pide ayuda a un león para que la acompañe a hacer sus tareas<br />
domésticas mientras su madre trabaja, y su padre está desaparecido. El<br />
segundo es un bellísimo libro que ilustra la canción popular Duerme<br />
negrito, ilustrado por Paloma Valdivia. El punto, de Peter Reynolds<br />
–Del Nuevo Extremo y Serres– es la historia de un niño que, cree, no<br />
sabe pintar y, gracias a su maestra, se anima a ser un artista.<br />
Versiones de clásicos<br />
Sigmar acaba de publicar Don Quijote de la Mancha. La adaptación<br />
estuvo a cargo de Nora Bigongiari y las ilustraciones son de<br />
Ricardo Fernández. Una amena invitación para conocer la primera<br />
novela de todos los tiempos.<br />
Florencia Esses ha ideado poemas basados en los cuentos clásicos<br />
en Poesías divertidas –Albatros–, ilustradas por Bela Oviedo. Poesía<br />
para “Los tres chanchitos”, “Caperucita Roja”, “Pinocho” y el<br />
“Gato con botas”, entre muchos otros.<br />
Pintar y jugar<br />
Leonardo Batic enseña cómo realizar Dibujo Manga, y lo hace a<br />
través de diferentes ejercicios y técnicas, un libro para los fanáticos<br />
de los dibujos japoneses.<br />
El gran libro de los juegos es un compendio de entretenimientos<br />
para todas las edades. Con ilustraciones divertidas, el libro explica<br />
con detalle muchas actividades. Para las fiestas de cumpleaños<br />
o para las tardes lluviosas.<br />
71<br />
Sólo para padres<br />
El libro de las preguntas, cómo responder a inquietudes de niños<br />
y adolescentes, es una guía de Marisa Russomando para ayudar a<br />
los padres con aquellos interrogantes que se plantean los niños a lo<br />
largo de toda la infancia.<br />
Conversaciones con Laura Gutman revela toda las respuestas que<br />
como padres y pareja no nos atrevemos a formular. Alimentación,<br />
amor, monogamia, divorcio, dudas y culpas maternales. Un libro de<br />
consulta para acompañar la crianza.<br />
Los patitos feos, la resiliencia una infancia infeliz no determina la<br />
vida, de Boris Cyrulnik –Debols!llo–. Su autor acuñó el término<br />
de resiliencia para denominar la capacidad humana de asumir con<br />
flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Un libro revelador<br />
y optimista.
INFANTIL / JUVENIL<br />
infantil / j<br />
Cuentos viajeros<br />
Cuentos del globo 3 –Pequeño<br />
editor– es el nombre de este libro<br />
que contiene tres cuentos que<br />
casi se parecen. Uno es de Japón,<br />
otro de Rusia y el tercero de Canadá.<br />
Ilustrado por Guillermo<br />
Decur, Lucas Nine, Mariano<br />
Grassi y Claudia Legnazzi, esta<br />
colección fue la ganadora del<br />
Concurso Buenos Aires Innova.<br />
Para pequeños<br />
ecologistas<br />
El agua y yo y La basura y yo<br />
–Albatros–, son dos libros que<br />
explican de manera sencilla<br />
y amena cómo cuidar el ambiente.<br />
Ambos trabajos tienen<br />
textos de Cecilia Blanco e<br />
ilustraciones de Milton.<br />
Para curiosos<br />
Sobre tormentas y tornados<br />
–Iamiqué– es un trabajo con<br />
textos de María Inés Campos<br />
y Andrés Cosarinsky, con<br />
ilustraciones de Eugenia<br />
Nobati. Algunos de los interrogantes<br />
que aquí se develan<br />
son: ¿Por qué llueven piedras?<br />
¿Hasta dónde llega el<br />
viento? ¿Se puede controlar<br />
el tiempo?<br />
Dolor<br />
país<br />
Así definió una usuaria en Facebook la tristeza<br />
que produjo la partida de la escritora Elsa<br />
Bornemann, a los 61 años, luego de graves<br />
problemas de salud.<br />
Fue doctora en Letras por la UBA. Participó en<br />
foros internacionales y fue docente de todos los<br />
niveles de enseñanza.<br />
Pionera en los cuentos de terror para chicos,<br />
Bornemann será recordada por sus maravillosos<br />
relatos infantiles y juveniles. Un elefante<br />
ocupa mucho espacio (prohibido durante la<br />
dictadura militar y distinguido en el Cuadro de<br />
Honor del Premio Internacional Hans Christian<br />
Andersen, otorgado por IBBY), Libro de los<br />
chicos enamorados, Mil grullas, El último mago<br />
o Bilembambudín, Disparatario y la lista podría<br />
continuar.<br />
Fue distinguida con el Premio Konex de Platino,<br />
con el Premio Alicia Moreau de Justo, con el<br />
Premio San Francisco de Asís y con la Faja de<br />
Honor de la Sociedad Argentina de Escritores,<br />
entre otros galardones.
l / juvenil infantil / juvenil<br />
De planetas extraños y de superhéroes<br />
muy particulares<br />
En el último planeta –Alfaguara–<br />
es un libro de ciencia ficción<br />
de Ricardo Mariño, con ilustraciones<br />
de Lancman Ink. Se trata<br />
de un viaje intergaláctico que se<br />
trunca en un accidente que deja<br />
a los tripulantes de un ómnibus<br />
espacial en un planeta desconocido.<br />
Allí encontrarán monstruos<br />
alucinantes, un rey bastante repelente<br />
y misteriosos fenómenos.<br />
Gaturro Superhéroe –Sudamericana–<br />
es una nueva aventura de<br />
este gato famoso que, de buenas<br />
a primeras, descubre que tiene<br />
superpoderes y se verá envuelto<br />
en una aventura donde los buenos<br />
siempre ganan.<br />
Para chicas<br />
La decisión de Camila, de Cecilia<br />
Curbelo –Random House Mondadori–<br />
comienza con un mensaje de<br />
texto muy misterioso. La decisión<br />
que tome dependerá de sus lectoras<br />
que quedarán atrapadas con esta<br />
historia.<br />
La gramática del amor, de Rocío<br />
Carmona –Narrativa Singular– es<br />
para adolescentes románticas que<br />
sueñan con entender y conocer el<br />
verdadero amor.<br />
Para todos<br />
Debols!llo acaba de editar Los galochas,<br />
de Juan Sasturain, con ilustraciones<br />
de Liniers. Un imperdible<br />
para toda la familia: “Entre los galochas<br />
siempre fue muy importante la<br />
educación. Todos los que han observado<br />
sus costumbres, entre ellos el<br />
profesor Mercapide, descubrieron<br />
con sorpresa el gusto por el estudio<br />
que desarrolló este pueblo singular.<br />
Al menos durante su primera época,<br />
los galochas practicaban la enseñanza<br />
con la alegría y la espontaneidad<br />
de las cosas que no son obligatorias:<br />
habían descubierto el placer de dar<br />
y recibir conocimientos”.
Entrevista<br />
trece<br />
Fichines vs.<br />
lectura<br />
El primer Festival de los videojuegos se<br />
llevó a cabo en la última edición de la Feria<br />
del Libro de Buenos Aires. Hablamos con<br />
sus protagonistas<br />
POR Amneris Blasco<br />
“Fichín” es la apuesta que busca derribar la idea que enfrenta<br />
a los videojuegos y a la lectura llegó a la Feria del<br />
Libro. <strong>Quid</strong> habló con Iván Moiseef, Juan Nardone y Mariano<br />
Rizza, los organizadores, para conocer los detalles.<br />
–¿Cuál es la relación entre la lectura y los videojuegos?<br />
Iván: Lejos del prejuicio que percibe a los videojuegos<br />
como el reino del “descerebre” juvenil, estos tuvieron<br />
una fuerte relación con la lectura desde sus comienzos.<br />
Las primeras aventuras conversacionales integraban lectura<br />
y animación en los años 70. Hoy, juegos como Heavy<br />
Rain proponen una nueva era integrando el videojuego, el<br />
libro y el cine. Sin ir más lejos, uno de los últimos juegos<br />
de Sony es un libro con realidad aumentada: el Wonderbook<br />
o Libro de los hechizos.<br />
–¿Por qué se decidió hacer un festival? Mariano:<br />
El festival surgió a partir de la intención de sacar a los<br />
videojuegos de las sombras de los falsos preconceptos negativos<br />
y mostrar que no sólo pueden ser un vehículo informativo<br />
y educativo, además de lúdico, sino que conforman<br />
un arte. Lo que nos obsesiona es que los videojuegos<br />
nacen a partir de distintas ramas del arte –la literatura, el<br />
cine, la música, la ilustración–. Creemos que los videojuegos<br />
son el nuevo bastión cultural de cara al futuro y lo mejor<br />
que puede hacerse con el arte es compartirlo.<br />
–¿Existen videojuegos argentinos que tengan influencias<br />
literarias? Juan: Es casi imposible decir que<br />
haya algún tipo de videojuego que no las tenga, al menos<br />
que nos refiramos a géneros deportivos. Sin ir más lejos,<br />
los juegos de tres desarrolladores argentinos que estuvieron<br />
en la Feria del Libro toman como influencia directas<br />
a la literatura. Es el caso del juego Asylum, de Agustín<br />
Cordes, cuyos juegos están fuertemente arraigados al universo<br />
de H. P. Lovecraft (www.senscape.net) o de Nave<br />
de Hernán Sáez y Máximo Balestrinique se inspira en la<br />
ciencia ficción (www.videogamo.com) o Today I die de Daniel<br />
Benmergui que crea nuevas herramientas para narrar<br />
en los videojuegos (www.ludomancy.com/blog/).<br />
–¿Cómo sigue “Fichín”? Iván: Los ejes del festival<br />
cambian en cada edición. Así, en la Feria del Libro examinamos<br />
la relación entre videojuegos y lectura. Pero<br />
cuando nos presentamos en otros festivales, ajustamos los<br />
contenidos hacia sus respectivos focos: los videojuegos y<br />
la ciencia, los videojuegos y la música, el diseño, la educación,<br />
etcétera. La idea es recorrer distintos festivales y<br />
provincias, despertar entusiasmo y vocaciones<br />
Más información en:<br />
www.zonafuturo.com.ar<br />
75
76<br />
Entrevista<br />
catorce<br />
Claudia Gray<br />
Dra.Vampiro<br />
La best seller cuenta cómo se transformó<br />
de abogada en una exitosa escritora<br />
para adolescentes<br />
POR Antonela De Alva<br />
Su nombre real es Amy Vincent. Eligió el seudónimo Claudia<br />
Gray por el historiador romano Claudio. Vino a la Argentina<br />
a presentar la saga que la hizo famosa en todo el mundo:<br />
Medianoche, Adicción, Despedida y Renacer. Escribe para<br />
adolescentes, historias originales de vampiros jóvenes que no<br />
saben cómo adaptarse a la vida. En una entrevista exclusiva<br />
para <strong>Quid</strong> habló de sus novelas y de cómo es escribir para<br />
adolescentes cuando los vampiros están de moda.<br />
–¿Cómo empezaste a escribir? Siempre me gustó mucho<br />
escribir. Supe que quería hacerlo pero me llevó mucho tiempo<br />
darme cuenta.<br />
–Usted hizo muchas cosas antes de escribir. Es abogada,<br />
por ejemplo. Sí, primero me dediqué a la abogacía. Esa<br />
fue mi profesión de mayor práctica. Durante muchos años fui<br />
periodista y, luego, trabaje en el área de marketing de un estudio<br />
de abogados. Como te imaginarás, mi trabajo fue el más<br />
divertido. Todos sueñan con ser bailarinas o cantantes y, también<br />
siempre soñaste con lo divertido que es hacer marketing<br />
en un estudio de abogados. (Risas)<br />
–Siendo abogada y trabajando en marketing. ¿Por qué<br />
decidió publicar su primera novela? Mi mayor deseo era<br />
que todos pudieran leer mi obra. Y, cuando escribís, querés<br />
compartir tu historia.<br />
–¿Fue difícil dar ese paso? No, no fue difícil. Especialmente<br />
porque son historias para el público juvenil sobre vampiros.<br />
Cuando la escribí, Crepúsculo estaba en pleno éxito. No tenía<br />
mucha idea porque estaba encerrada con mi proyecto pero<br />
mi agente fue lo suficientemente astuta como para aprovechar<br />
ese momento. Creo que mi parte rara, de nerd, encaja<br />
muy bien con el momento y la necesidad del público juvenil.<br />
–¿Qué le aportaron la abogacía y sus otros trabajos a la<br />
escritura? También fui camarera. Y ahí aprendí a ser súper<br />
humilde. Pero lo que más experiencia me dejó fue mi trabajo<br />
como periodista, el escribir te guste o no el tema porque es tu<br />
obligación y tenés que entregar la nota a las 5.<br />
–¿Qué es, entonces, para usted la buena educación? La<br />
mejor educación que yo tuve fue el acceso a una biblioteca.<br />
Soy una persona naturalmente curiosa y muy ávida a la lectura.<br />
Aunque a veces puede sonar que es un tipo de aprendizaje<br />
extraño y rebuscado, leer de forma desaforada y tener acceso<br />
a una biblioteca, para mí, ha sido de gran importancia.<br />
–¿Y la lección que más le marcó la vida? Una vez tomé<br />
una clase de alfarería. En inglés, hacer un guijarro de barro se<br />
traduciría con el verbo tirar un guijarro. La profesora me dijo:<br />
“en está profesión, las primeras mil cubas de barro o guijarros<br />
no van a salir bien”. Nunca nadie me había dicho que estaba<br />
bien fracasar y cometer errores. Esa fue una lección que voy a<br />
usar el resto de mi vida y, creo que tuvo un papel importante<br />
en mi educación porque me facilitó aprender muchas cosas<br />
que yo decía que no me iban a salir o que me iban a llevar un<br />
montón de tiempo y las iba a hacer mal. Me permitió animarme<br />
a tomar lecciones de español. Ese curso fue una puerta<br />
que se me abrió y que cambió mi experiencia educativa.
–¿Qué hay detrás de los vampiros? La temática de los<br />
vampiros y ellos como personajes cierran muchísimas metáforas<br />
que redundan alrededor del sexo y de la muerte. Pero<br />
esto es una realidad para todos nosotros, como seres humanos.<br />
Son dos temas intrínsecos en los cerebros de todos. Para<br />
mí, los vampiros son los últimos extraños o foráneos, por así<br />
decirlo. Creo que todos pensamos, en el fondo, que somos diferentes<br />
o extraños en nuestra realidad. Otra cosa interesante<br />
es que siempre se los ve como criaturas feas, ricas, o jóvenes<br />
pero acarreando este sentimiento de tristeza porque quieren<br />
ser parte del mundo real, de los vivos y no pueden. Eso refleja<br />
la soledad que uno siente cuando uno está solo en la vida.<br />
–¿Sintió alguna vez esta soledad cuando era adolescente?<br />
Sí, muchas veces me he sentido sola. Es un momento en<br />
la vida en el que uno cree que está sufriendo y que nadie te<br />
entiende. Pero creo que después, cuando vas creciendo, te<br />
das cuenta de que todos tienen los mismos sentimientos de<br />
miedo y soledad. De alguna forma, trato de ir plasmando, de<br />
a poco, esa experiencia de sentir la soledad.<br />
–En la adultez, ¿cómo enfrenta ese sentimiento? (Risas)<br />
No soy una persona realmente solitaria pero sí creo que una<br />
forma de enfrentar la soledad es, a veces, escribir más. Disfruto<br />
mucho ese tiempo a solas que tengo para escribir. Ahí<br />
aprovecho a recargar mis baterías. A veces, escucho a muchas<br />
personas que quieren ser escritores pero que cuando tienen<br />
que estar solos escribiendo, les deja de gustar.<br />
–¿Escribe sobre los temas que le fascinaban cuando era<br />
adolescente? Creo que en esa época de mi vida no existían<br />
libros de este tipo, novelas de suspenso, de aventuras. La literatura<br />
era para niños o para adultos. Pasabas de leer libros<br />
para niños a los de adultos, directamente. No había libros en<br />
el medio, como ahora.<br />
–Hoy, ¿qué libros lee? ¿De qué género? Leo de todo. Cosas<br />
generales, ciencia, ciencia ficción, no ficción, paranormal,<br />
libros para adultos, jóvenes, épico. No te puedo decir un solo<br />
género porque leo todo.<br />
–¿Tiene como proyecto empezar a escribir otros géneros?<br />
Sí, tengo ganas de cambiar de género. Justo ahora estoy<br />
escribiendo un libro de ciencia ficción. Y el año que viene me<br />
gustaría escribir para adultos. Este año estoy muy ocupada<br />
con mis libros para adolescentes pero creo que, además, en el<br />
fondo, nunca voy a dejar de escribir para adolescentes.<br />
–¿Qué consejo le daría a un escritor que está empezando<br />
su carrera? Tengo dos grandes consejos para dar. Que<br />
lea todo lo que pueda, que lea mucho. De la lectura uno puede<br />
internalizar el lenguaje, comprender cómo se desarrolla la<br />
trama y cómo se estructuran los personajes. Y el segundo consejo<br />
es escribir todo lo que puedan. Como las cubas de barro,<br />
todos vamos a escribir diez mil páginas que no van a servir.<br />
Pero escribir y leer, sobre todo escribir, es la única forma que<br />
tenemos para poder encontrar nuestra voz particular. No hay<br />
otra manera. Tirar guijarros hasta cansarse. Tirar guijarros<br />
hasta que nos sintamos satisfechos
Arte<br />
Luces y sombras de la<br />
PINTURA<br />
MARCELO PACHECO, curador en jefe del Malba, presenta su segundo libro sobre la historia<br />
del coleccionismo de arte en Argentina y abre la puerta para salir a pasear por un mundo tan glamoroso<br />
como oscuro, el mercado del arte<br />
POR Esteban Ulrich<br />
78<br />
Marcelo Pacheco recopila en sus libros la historia de las<br />
obras de arte que fueron conformando las colecciones de<br />
arte privadas de nuestro país, muchas de las cuales hoy son la<br />
base de las colecciones de nuestros museos. Una pesquisa de<br />
cuadros y gustos personales que conforma un revelador árbol<br />
genealógico de las elites nacionales. Desde apellidos ilustres<br />
como Rivadavia y Sarmiento hasta los más ignotos acaudalados<br />
de las nuevas burguesías, todo es visto desde el punto de<br />
vista de sus preferencias artísticas y por lo tanto de su perspectiva<br />
cultural.<br />
Tan fascinante como arduo, el objeto de estudio y su campo<br />
se presenta como una delicada y suntuosa manifestación de la<br />
historia nacional, un cadáver exquisito en ebullición constante<br />
entre lo posible y lo inimaginable.<br />
–¿Cómo surge el estudio del coleccionismo en Argentina?<br />
En nuestro país se hicieron algunas publicaciones sobre<br />
el coleccionismo y un par de exposiciones grandes con el<br />
tema de grandes colecciones privadas que habían pasado al<br />
ámbito público, tanto en el Museo de Arte Decorativo como<br />
en el Museo de Bellas Artes. Fue sobre todo en los años<br />
ochenta. Tenían que ver con la manera en que se fue ampliando<br />
el campo de estudio de los patrimonios de las instituciones.<br />
Cómo se fueron volcando las curadurías hacia ese tipo<br />
de exposiciones que tienen que ver con el patrimonio y la forma<br />
en que se fueron armado esas colecciones, pero siempre<br />
en torno a lo que ha entrado en las instituciones públicas.<br />
–¿Nuestros museos surgen básicamente de distintas<br />
colecciones privadas? Hablando del Museo de Bellas Artes,<br />
que fue el último que se creó en el siglo XIX, abrió sus<br />
puertas con 163 obras, compuesto por lo que el Estado ya<br />
tenía y que se recolectó y un par de colecciones que se habían<br />
donado un par de años antes de que se creara el museo.<br />
El resto fueron donaciones pedidas a particulares. Eduardo<br />
Schiaffino fundó el museo y fue su director durante sus primeros<br />
quince años, era el presidente de la Comisión Nacional<br />
de Bellas Artes, el presidente de la Academia Nacional de<br />
Bellas Artes, profesor de la Escuela de Bellas Artes, pintor y<br />
crítico en La Nación, pertenecía al ambiente artístico desde<br />
hacía muchos años y conocía muy bien qué es lo que había en<br />
las colecciones privadas porteñas de aquel entonces. Gracias<br />
a una ley del Congreso que destinaba el impuesto a la Lotería<br />
Nacional hacia el Museo Nacional de Bellas Artes pudo comprar<br />
obras en el exterior. Así, viajó a Europa a hacer compras<br />
de arte en 1903, 1904, 1905, 1906 y 1907. Sobre todo en 1906<br />
realizó un viaje largo en donde hizo las mayores adquisiciones.<br />
La municipalidad también le otorgaba fondos pero para<br />
la compra de monumentos públicos, como El Pensador de<br />
Rodin que está emplazado cerca del Congreso. Luego vino<br />
un grupo de gente que lo apartaría del cargo, llevándolo a<br />
abandonar el país para no volver. Los que lo siguieron fueron<br />
profesionales de otros rubros, que no sabían nada de arte, y<br />
la elite rica que protegía a Schiaffino se retiró, con el tiempo<br />
también lo de la Lotería se fue diluyendo y desde entonces<br />
nunca más funcionó.<br />
–Se formó como curador en pleno boom del arte a nivel<br />
mundial y regional, ¿no? Pertenezco a la camada en la<br />
que se formaron los primeros curadores profesionales pero<br />
montando exposiciones y no en escuelas. En mi caso trabajando<br />
en el Museo de Bellas Artes. Sí, era un momento de<br />
crecimiento después de una fuerte caída, que a pesar de las<br />
diversas crisis económicas dura hasta el día de hoy. Gracias<br />
a que en ese momento habíamos conformado un ámbito de<br />
debate muy fuerte con respecto a América Latina, entre nosotros,<br />
desde dónde peleábamos para que el arte de nuestros
Coleccionismo de Arte en Buenos Aires.<br />
1924-1942.<br />
En su segundo libro, Pacheco describe<br />
cómo, a partir de los años veinte, las<br />
elites argentinas comienzan a verse<br />
ampliadas y atravesadas por la aparición<br />
de la burguesía de clase media que<br />
comienza a generar un mercado de arte<br />
local, al tiempo que florecen las nuevas<br />
escuelas de arte en el mundo.<br />
países no sea exhibido sólo desde las perspectivas dominantes<br />
de los europeos y los estadounidenses, el mapa cambió por<br />
completo y el arte latinoamericano pasó a ser un problema<br />
latinoamericano. Tenía unos 30 años y buscábamos sobre<br />
todo terminar con las exposiciones “Panorama” en las que se<br />
amontonaba a ochenta artistas sin ningún tipo de contexto<br />
o distinción estética. Allí se conformaron básicamente dos<br />
perspectivas generales, entre lo folclórico (Frida Kahlo o<br />
Cándido Portinari), y la abstracción, lo deconstructivo (Torres<br />
García o en el grupo concreto argentino de Lito, Maldonado<br />
e Iommi de mediados de los 40, o como el caso de<br />
Hélio Oiticica para los brasileños). Se trataba de probar que<br />
América Latina había tenido su propia elaboración de ese tipo<br />
de producción abstracta o concreta y que hasta había sido<br />
anterior a la estadounidense. En esta época también el campo<br />
curatorial se transformó en el campo más importante para la<br />
investigación en América Latina, o sea, los cambios más importantes<br />
en la región con respecto al arte no se dieron más<br />
en las universidades ni en la crítica sino en el campo curatorial:<br />
las exposiciones pasaron a ser las narrativas de referencia<br />
y los catálogos publicados de las exposiciones pasaron a ser su<br />
bibliografía de referencia.<br />
–¿Cuánta influencia tiene un curador en la conformación<br />
de identidades culturales? El curador es claramente<br />
un sirviente de cuello blanco, un mucamo de lujo, se cobra<br />
bien pero la relación de poder que hay con el coleccionista<br />
está más que clara. No entrás al círculo...<br />
Si lográs meter lo tuyo es porque hay una cosa que se juega<br />
hoy en día con el curador que antes no sucedía, y es que para<br />
ellos, en su fantasía, uno tiene el saber y ellos necesitan el<br />
saber porque les hace ganar mucho dinero. Si les hacés comprar<br />
bien, van a ganar mucho. Si les hacés comprar mal, pierden...<br />
Yo, por ejemplo, habré manejado el ochenta por ciento<br />
de las colecciones que se armaron acá básicamente porque mi<br />
ojo funcionaba y entonces marcaba hacia dónde había que ir,<br />
o como la colección del Malba que pude duplicarla, haciendo<br />
que el patrimonio del museo creciera cuatro veces. Hasta que<br />
en un momento uno deja de ver...<br />
–¿Es un talento? Es una cuestión de formación, de información,<br />
de estudio, de musculatura, el ojo se educa y claramente<br />
funciona durante un par de generaciones. Hoy puedo decir<br />
esto me gusta y aquello no, pero no me arriesgaría a armar<br />
una colección... Ya no visito talleres, sí veo carpetas constantemente,<br />
pero veo cosas ya filtradas por mis asistentes, que sí<br />
visitan los talleres. Siento que mi parte está cumplida. Si pude<br />
colaborar en algo en su momento fue con Kuitca, escribí su<br />
primer libro para Holanda, y tuve que ver con muchos de los<br />
artistas que se consolidaron en los años noventa. Pero ahora,<br />
aunque por supuesto hay artistas que me gustan, como Catalina<br />
León, ya no siento que tengo lo que se necesita para<br />
ayudarlos, siento que no conecto tan fácilmente y si lo hago<br />
tal vez conecto con algo ya anticuado...<br />
–¿Cuando armó el libro de Kuitca lo hizo pensando en<br />
diseñar conscientemente una operación de comunicación<br />
y legitimación? Nunca tuve conciencia de lo que hacía,<br />
cuando me di cuenta fue hace unos cuatro años y desde entonces<br />
no pude salir más de mi departamento, hasta mi psicólogo<br />
tiene que venir acá... De golpe vi el mundo del arte en<br />
todo su real funcionamiento, vi un esqueleto montado sobre<br />
el arte y ahí se me acabó el mundo del arte. Me quebré, como<br />
que dejé de poder jugar el juego.<br />
–De repente vio el tamaño de la bestia... Sí, probablemente,<br />
y me di tal susto que ahora me escondo debajo de la<br />
cama (Risas)<br />
79
VIDA GOURMET<br />
PEQUEÑOS DETALLES QUE HACEN LA DIFERENCIA<br />
Por MÓNICA TRACEY<br />
Cuentos alrededor del TÉ<br />
8o<br />
Tan british como lo conocemos, el té tiene una larga historia que se inicia en China hacia el 2700<br />
a.C., y no es sino hasta el siglo XVII que los ingleses lo descubren y hasta el XIX que se hacen<br />
adictos a esta maravillosa bebida que llegó a identificarlos compartiendo con ellos esa imagen de<br />
sofisticación y elegancia en la ceremonia del Five O’Clock Tea.<br />
Fue también de la mano de los británicos como el té sentó sus reales en la India, donde se produce,<br />
entre otros, el espléndido Darjeeling, que se ha ganado el nombre de “el champagne del té”.<br />
En 1823, el Mayor Robert Bruce, encargado de la guarnición de Assam, en el noreste de la India,<br />
probó una infusión hecha con un arbusto local y se dio cuenta de su similitud con el té que conocía<br />
y se importaba de la China. El análisis de las hojas dio que era una variedad de la Camellia sinensis,<br />
la planta originaria de China, y pronto se inició el cultivo en la India, hoy uno de los mayores<br />
productores.<br />
Fueron reinas, princesas y damas de la corte las que impusieron la moda de esta bebida cuyo consumo<br />
se ligó desde esos inicios a una ceremonia de buen gusto y elegancia que fue creando su propio<br />
protocolo. Cuentan que la princesa portuguesa Catarina de Bragança llevó a Inglaterra como<br />
parte de su dote al casarse con el rey Carlos II en 1661 un cofre lleno de té chino que compartía<br />
con sus damas. Bastante tiempo después, en 1840, Anna, duquesa de Bedford, creó la costumbre<br />
de tomar el té a la tarde con bocadillos y dulces. Pero se supone que fue la reina Victoria la que<br />
impuso el té de las cinco. Dicen que durante su reinado, que duró de 1837 a 1901, entre las cuatro<br />
y las seis de la tarde, las calles de Londres quedaban desiertas porque todo el mundo se reunía a<br />
tomar el té, como lo hacía su reina.<br />
Algunos mínimos detalles para no cometer torpezas imperdonables durante el<br />
Five O’Clock Tea<br />
• No comer nada antes de que sirvan el té. Lo primero es un sorbo de té, luego, la comida. Y nunca,<br />
jamás, nunca, sumergir la comida en el té o unir comida y té en la boca.<br />
• Todo se come con la mano, primero los sándwiches, luego los scones, por último la patisserie.<br />
Las masitas o tortas encremadas o pegajosas se deben cortar en pequeños trozos con el tenedor.<br />
• Los scones se cortan por la mitad y se procede a ponerles manteca o crema y mermelada ante<br />
cada bocado, todo sobre el propio plato. Jamás se unen las dos mitades a modo de alfajor.<br />
• Leche ¿sí o no? ¿cuándo?: el té negro que se acostumbra tomar a la tarde o en el desayuno<br />
(breakfast tea) puede llevar leche, que se servirá siempre fría. Están repartidas las opiniones<br />
acerca de si se debe servir antes o después del té. Los que dicen antes es para proteger la porcelana<br />
del intenso calor del té, sin embargo, en ese caso, no es fácil saber si la medida de la nube<br />
de leche es la que uno quiere. Hay tés que no llevan leche porque cambiaría su delicado sabor.
Más sabor, distintos saberes, sentir<br />
más, gustar mejor, tradición, novedad,<br />
catas, un camino para conocerse en<br />
{las propias elecciones<br />
OTRAS CEREMONIAS<br />
Si bien hay quienes sitúan los orígenes del té hacia el 2700 a.C.,<br />
hay leyendas que remontan su presencia hasta el 5000 a.C., siempre<br />
hablando de China, el país donde se inició su cultivo, su valorización,<br />
su cultura. Allí, la ceremonia del té se llama Gongfu Cha,<br />
que significa “preparar el té con gran habilidad”, puede ser distendida<br />
o formal y se utiliza para celebrar distintos acontecimientos,<br />
desde los más nimios familiares hasta para demostrar respeto en<br />
relaciones laborales. Cuando la ceremonia está dedicada a alguna<br />
visita se sirve el mejor té disponible, es una forma de mostrar que<br />
se valora a la persona pero también es una manera de ostentar un<br />
cierto lugar social, económico y cultural.<br />
Así como ocurrió en China, el té llegó a Japón para convertirse en<br />
un vehículo de la espiritualidad y la trascendencia. Ingresó a ese<br />
país hacia el siglo IX de la mano de los monjes que también llevaron<br />
de China las doctrinas budistas. Ligada a estas, la ceremonia<br />
del té japonesa tiene bello protocolo diseñado para crear un momento<br />
especial en el cual el anfitrión y los huéspedes se revitalizan<br />
espiritualmente y buscan alcanzar la armonía con el universo.<br />
Experimentaciones con materiales y tiempos de cocción fueron<br />
dando el abanico que va desde las porcelanas chinas hasta las<br />
europeas –Meissen, Limoges, Sèvres, Delft, del Buen Retiro<br />
son algunas de las más famosas– y desde las mayólicas italianas<br />
a las lozas finas inglesas.<br />
En Meissen, Alemania, a principios del siglo XVIII el Príncipe<br />
de Sajonia puso a su servicio a un alquimista, Johann Böttger,<br />
para que lograra obtener oro para sus arcas. Como no pudo<br />
hacerlo lo puso a trabajar para que descubriera el secreto de la<br />
porcelana. Hasta ese momento se importaban todas las piezas<br />
de China y Europa moría por lograr algo similar. Böttger fue<br />
el primero en hacerlo y Meissen se convirtió hasta nuestros<br />
días en sinónimo de finísima porcelana. Pero no era ese el éxito<br />
que buscaba el alquimista. Sobre la puerta de su casa puso esta<br />
inscripción: “Dios nuestro creador hizo un alfarero de un hacedor<br />
de oro”.<br />
Otro nombre insoslayable en esta historia de la mesa es el de<br />
Josiah Wedgwood, quien obtuvo hacia mediados del siglo<br />
XVIII las primeras cerámicas en tono crema que comenzaron<br />
a dar renombre a la vajilla inglesa. La reina encargó sus juegos<br />
de té y de café, y poco después ese material se conoció como<br />
“cerámica de la reina”. El mismo Wedgwood descubrió luego<br />
un procedimiento sobre esa misma cerámica por el cual logró<br />
darle un color azul blanquecino y consiguió que tuviera mayor<br />
sonoridad y que fuera más delgada sin perder resistencia.<br />
Un juego completo de vajilla de loza fina o de porcelana tiene<br />
alrededor de 112 piezas. Para ver de cerca algo de esta maravillosa<br />
historia, podemos asomarnos a estos dos links de YouTube<br />
que muestran el proceso actual de fabricación de piezas y el<br />
pintado a mano en una reconocida fábrica de Suecia.<br />
http://www.youtube.com/watch?feature=player_<br />
embedded&v=tDzKFyeybhs<br />
http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=Qiu29-<br />
BZRVQ&feature=endscreen<br />
81<br />
La tetera es de porcelana<br />
Si bien la vajilla tiene sus orígenes en lejanos lugares en el tiempo<br />
prehistórico, sorprendentemente una parte de su desarrollo,<br />
específicamente el de la porcelana, estuvo influenciado por la<br />
importancia que cobró el té en China.<br />
A simple vista, a simple tacto, hay diferencias indudables entre<br />
lo que llamamos cerámica, loza, porcelana. Sin embargo no son<br />
cosas básicamente diferentes: todo está en la palabra cerámica<br />
que, derivada de una palabra griega que significa “sustancia<br />
quemada”, designa el arte de fabricar objetos de arcilla u otros<br />
materiales que por acción del calor se transforman en terracota,<br />
loza, porcelana.<br />
MANUAL DEL SOMMELIER<br />
DE TÉ<br />
Victoria Bisogno y<br />
Jane Pettigrew<br />
Del Nuevo Extremo<br />
Todo sobre el té<br />
En castellano y en inglés en el mismo<br />
volumen, este libro trae toda la<br />
información necesaria para quien se<br />
inicie como sommelier de té, pero<br />
también es perfecto para quienes aman<br />
esta maravillosa bebida y quieren saber<br />
más de ella.
82<br />
Tema de tapa<br />
cuatro<br />
Cómo,<br />
cuándo y<br />
dónde<br />
No es lo mismo ir a una boda en un salón<br />
que a una en el campo. No es lo mismo<br />
vestirse para un cóctel que para una<br />
entrevistalaboral, todo tiene sus secretos.<br />
Consejos de la asesora de moda para<br />
no equivocarse y vestir apropiadamente<br />
POR Claudia Pandolfo*<br />
En algún momento de nuestra vida tenemos o nos invitan a<br />
un evento importante, familiar o laboral y sucumbimos frente<br />
a la pregunta: ¿Qué me pongo?<br />
Les paso a detallar algunos Sí y algunos No para no equivocarse<br />
y ser el objeto de las odiosas miradas que nos dicen sin<br />
pronunciar palabra “¿Peeeeeeeeerdónnnnnnnnnn? ¿Qué te<br />
pusiste?”<br />
Si somos invitados a un almuerzo en el campo con<br />
compañeros de trabajo están prohibidos los tacos<br />
porque se entierran en el suelo que, como sabemos, es<br />
de tierra. Si somos bajitas optemos por tacos corridos, unos<br />
buenos jeans, camisa y campera abrigada si hace frío. Por<br />
favor, aunque haya temperaturas bajo cero,<br />
prohibidas las pieles. Que sea un asado y en el campo<br />
no significa que nos pongamos todo encima, ni estrenemos<br />
nuevos peinados, ni maquillaje llamativo, en fin, relajadas,<br />
nada de escotes ni de súper minis, porque es con compañeros<br />
de trabajo. Para los hombres, lo mismo, nada de trajes. Aunque<br />
seas el jefe y tengas que hablar de temas muy serios, el<br />
tratamiento será el mismo look que usan en los Casual Friday.<br />
Es un día fuera de lo habitual, para relajarse, pero no para<br />
volverse locos. Si es verano y hay piscina, por favor, nada<br />
de exhibicionismo: no se muestren ni en sunga,<br />
ni con camisetas de fútbol o con remeras con<br />
inscripciones ofensivas, ni capri, ni gorritos con<br />
visera, ni en tanga, hombres y mujeres ¡sean discretos!<br />
Si después de ese día advierten que sus compañeros<br />
secretean por los pasillos, no digan que no les avisé.<br />
Cuando hay bodas en el campo siempre se preparan<br />
carpas y gazebos para los invitados, allí servirán la comida y<br />
estará la pista de baile. Recuerden que la regla número<br />
1 es jamás de los jamases llevar blanco, es el color<br />
de la novia y es muy descortés quitarle la exclusiva. Tampoco<br />
florcitas en la cabeza ni medias coronitas ni tiaras, tratemos<br />
de dejarle todo eso a la protagonista. Los hombres no<br />
pueden usar zapatos suela tractor, aunque sea en<br />
el campo, van a una boda, no a arriar vacas. En ceremonias<br />
importantes los zapatos siempre deben ser de<br />
suela, acordonados o no, SIEMPRE de suela.<br />
NO a las medias blancas. Las medias deben mimetizarse con<br />
los pantalones o con los zapatos.<br />
Hay bodas familiares y hay invitaciones a bodas de compañeros<br />
de trabajo. Estas últimas le han traído más de un dolor de<br />
cabeza a una empleada un poco ingenua o algún jefe medio<br />
pícaro, si no nos atenemos a las reglas quedaremos muy fuera<br />
de lugar. En primer lugar, traten de averiguar si sus jefas mujeres<br />
van de largo y si le dan mucha importancia al atuendo<br />
sean discretas: menos es más. Un detalle no menor es que a<br />
estas fiestas van las señoras y señores de. Es decir, esposas y/o<br />
esposos de sus jefes. El tipo de conversación debe ser la adecuada,<br />
no lleven tanto dato del ámbito laboral a la fiesta. Por<br />
lo general, las mujeres de sus jefes no se enteran de detalles<br />
de la oficina y que las dejen afuera de la conversación no augura<br />
buenas nuevas.<br />
Para los hombres, vale usar ambo con corbata y si es informal<br />
podrán usar ambo con camisa, no al ambo con remera, eso se<br />
usaba en los 90 y allí debe quedar.<br />
Cuando hay aniversario de las empresas o fiestas de tipo empresarial<br />
donde los cargos jerárquicos van con sus mujeres<br />
averigüen cómo van ellas y traten de no superarlas NUNCA.<br />
Si te pensabas poner aquel vestido largo soñado y tu jefe<br />
cuenta muy tranquilo que su mujer va ir con un vestido corto<br />
negro muy sencillo, ya mismo ponete a enfundar el vestido,<br />
guardalo en el placard y busca un trajecito o un buen pantalón<br />
con una linda blusa de muselina o de seda o de lo que<br />
fuera, pero bajá varios cambios.<br />
No digo que hay que vivir mirando al otro pero el tipo de<br />
atuendo que uses debe ser inteligente porque en el mundo de<br />
los negocios hay un lenguaje de vestimenta que debés manejar<br />
a la perfección.
Otro evento importantísimo en la vida es una cita amorosa<br />
pero, claro, no son todas las citas iguales. Si es una cita a<br />
ciegas, les recomiendo a ambos que no se<br />
pongan el vestidor encima para mostrar todos<br />
los atributos. Las mujeres no deben llevar<br />
escotes profundos ni minis, por favor. Los<br />
varones, nada de remerita ajustadísima para<br />
mostrar el trabajo del gym. Es muy feo. No será<br />
bueno para ellas ponerse los tacos nuevos, estrenar zapatos en<br />
una cita no es buena idea para ninguno de los dos.<br />
Si la cita es con alguien que conocemos lo bueno será tratar<br />
de ser un poco más coqueta, es decir, no mostrarlo todo porque<br />
eso tiene una sola lectura. Si es una mini, entonces nada<br />
de escotes; si es un escote, nada de piernas. Para él, sólo será<br />
necesario un buen perfume (no mucho, por favor), una buena<br />
camisa con un jean será perfecto. Una regla de buena educación<br />
es tener reserva en un restaurante y no hacerla pasear<br />
por toda la ciudad en busca de una mesa.<br />
Si hablamos de una entrevista laboral siempre se irá<br />
bien aseado y acicalado. Es lo primero que se evalúa. La segunda<br />
observación es la ropa y los zapatos. No es necesario<br />
que sean nuevos; sí que estén bien lustrados y que pantalones<br />
y camisas estén impecables y planchados. Será mejor<br />
vestir con colores neutros (negro, gris, beige,<br />
blanco) con algún detalle para que nos recuerden:<br />
Un anillo con una piedra colorida para ellas<br />
(bijou, la mínima indispensable); o sólo un toque<br />
de color para ellos. El lenguaje corporal será fundamental:<br />
Gesticulen poco, sólo lo necesario. De lo contrario se verá<br />
que las palabras no son suficientes. Nunca cruzarse de brazos<br />
o de piernas, se ve poco asertivo. Si se sientan frente a frente,<br />
no inclinen el tronco hacia el interlocutor. Es negativo porque<br />
marca ansiedad o excesiva confianza, derechitos, por favor.<br />
Otro tema que siempre preocupa es cómo ir a una fiesta<br />
cuando llueve. A las fiestas se va en auto, nada<br />
de cambiarse las botas de goma en el vestíbulo<br />
(lo he visto más de una vez). Si las mujeres van<br />
acompañadas de un hombre, el hombre será quien lleve el<br />
paraguas y será tan galante que nos cubrirá con él hasta la<br />
entrada.<br />
Para la entrevista laboral en día de lluvia no<br />
cambiar el atuendo, sólo agregar un trench y<br />
paragua en mano, nada de gorritos de nylon<br />
ni botas de lluvia, los zapatos se mojarán un poco, no es<br />
para tanto.<br />
Estar a tono para cada ocasión es un rasgo de elegancia y de<br />
buena educación. La discreción y el buen gusto son siempre<br />
los mejores atributos y nunca pasan de moda<br />
*<br />
Es asesora de imagen para personal de empresas y particulares.<br />
Participó en el jurado de Project Runway Latinoamérica y es invitada a charlas,<br />
programas radiales y de televisión. Colaboró en Doyo, el libro del amor,<br />
de Ludovica Squirru.<br />
Foto: Alejandro Calderone Caviglia<br />
83
Entrevista<br />
quince<br />
84<br />
Para comerte mejor<br />
Se llama PATRICIA ARRIBÁLZAGA y es la creadora de cupcakes, cookies y macarons de ensueño.<br />
Sus clientes son Tiffany –quien la contrató para festejar el 50° aniversario de la película basada<br />
en la novela de Capote, Desayuno en Tiffany´s–, Barbie –para conmemorar también sus 50 años<br />
de vida–, además de personajes del jet set internacional. Su empresa Cakes Haute Couture<br />
(Pasteles de Alta Costura) está en Barcelona, ciudad donde comenzó a soñar con el libro que<br />
acaba de publicar Editorial Continente<br />
POR Blanca Wallace
–¿De dónde surge su afición por las cupcakes y la repostería?<br />
¿Cómo nació su empresa? Siempre tuve como<br />
hobby la pastelería y me formé en varias escuelas del mundo,<br />
especialmente en Francia y como también tengo una amplia<br />
formación en Bellas Artes, mi sueño siempre fue aunar ambas<br />
disciplinas en una empresa. Tuve la oportunidad de concretar<br />
mi sueño en el año 2002 creando Cakes Haute Couture (Pasteles<br />
de Alta Costura) que fue la primera empresa y escuela<br />
de sugarcraft de España. Mi marca la acuñé con la idea de<br />
vincular la Alta Costura con la pastelería de diseño porque<br />
mis creaciones son confeccionadas como si fueran trajes de<br />
Alta Costura, a partir de un diseño original, personalizado y<br />
artesanal. A mi escuela concurren alumnos de todo el mundo<br />
buscando no sólo la precisión de las técnicas de la pastelería<br />
artística basadas en mi propio método de enseñanza sino<br />
también en los innovadores sabores que he desarrollado, que<br />
vienen marcando tendencia a nivel internacional.<br />
–La delicadeza y femineidad de sus creaciones hacen<br />
pensar en un mundo<br />
perfecto, ideal. ¿Hay<br />
algo de esto? ¿Cuál es<br />
la visión que hay detrás<br />
de sus productos? Creo<br />
que la belleza junto con<br />
el amor es lo que hace<br />
que el mundo sea un lugar<br />
en el que vale la pena<br />
vivir y busco crear belleza<br />
a través de mi trabajo<br />
poniendo mucho amor en<br />
todo lo que hago, la belleza<br />
siempre atrae alegría.<br />
Umberto Eco en su libro<br />
Historia de la Belleza<br />
dice: “Hablamos de belleza<br />
cuando disfrutamos de<br />
algo por lo que es en sí mismo, independientemente del hecho<br />
de que lo poseamos, incluso una torta nupcial bien hecha,<br />
si la admiramos en el escaparate de una pastelería nos parece<br />
bella aunque por distintas razones no sea nuestra”. Aunque<br />
el mundo no siempre es perfecto o ideal, creo que haciendo<br />
pequeñas cosas bonitas, en mi caso pasteles, teniendo gestos<br />
amables y tratando concentrarnos en lo bueno de las cosas<br />
que nos rodean cotidianamente, podemos hacer que nuestra<br />
vida y la de los demás tenga belleza.<br />
–¿Qué cosas la inspiran? ¡Tantas cosas! La inspiración la<br />
encuentro en el jardín, en detalles arquitectónicos cuando<br />
camino por la calle, en la moda, en el arte, en la música,<br />
vivimos en una época tan visual que hay estímulos en todas<br />
partes pero la inspiración fundamentalmente procede del interior<br />
porque todos tenemos un gran creador dentro nuestro<br />
que siempre espera que conectemos con él.<br />
–¿Qué paleta de colores prefiere? Los verdes acuáticos<br />
como el verde Eau de Nil combinados con blanco.<br />
–Sus clientes son importantes personajes o compañías<br />
¿Cuál fue el pedido más alocado, más insólito, que tuvo<br />
hasta el momento? El pedido más original que tuve fueron<br />
las tortas de boda de la diseñadora Maya Hansen, fueron<br />
veinte tortas de tres pisos una para cada mesa, todas de distintos<br />
sabores y diseños, inspirados en sus corsés y vestidos.<br />
–Hablando de sus clientes, ¿con cuál de ellos se identifica<br />
más? ¿Hay alguno que disfrute especialmente? Para<br />
mí, el cliente ideal es el que me dice “confío en vos, hacé lo<br />
que quieras” y me permite desplegar toda mi creatividad.<br />
–¿Cuál fue el evento del que más se enorgullece? Son<br />
dos, uno fue cuando la famosa muñeca Barbie cumplió 50<br />
años, Barcelona fue la ciudad elegida en Europa para la fiesta<br />
e hice una torta para 650 personas con las Barbies más icónicas<br />
esculpidas en azúcar y 600 cupcakes, para la ocasión cree<br />
un sabor especial de champagne rosado y arándanos, este<br />
sabor se convirtió en un clásico de mi empresa y ha sido<br />
seguido por los mejores pasteleros de Europa. El otro evento<br />
fue cuando la mítica joyería Tiffany celebró la fiesta del 50°<br />
aniversario de la película Breakfast at Tiffany’s donde diseñé<br />
mini cakes reproduciendo la célebre caja de joyas Tiffany<br />
Blue Box de chocolate con múltiples capas de relleno de chocolate<br />
y frutilla.<br />
–¿Cuál es la característica más importante que define a<br />
sus productos? Un diseño único y original junto a un sabor<br />
natural y sorprendente. Sabor y diseño van de la mano en<br />
absoluto equilibrio.<br />
–¿Y el rasgo que define su personalidad? Optimista y<br />
muy observadora, evalúo la vida a través de los detalles.<br />
–En Argentina ¿podremos, algún día, disfrutar de sus<br />
creaciones? Sí, en septiembre de este año tengo planeado<br />
realizar varias actividades, la presentación de mi libro, dictar<br />
algunos cursos y celebrar en mi querido país el éxito internacional<br />
de Cupcakes, Cookies & Macarons de Alta Costura<br />
85
Museos<br />
del mundo<br />
Cruz Roja, un emblema solidario<br />
POR Martín Garrido<br />
No pasa un día en el mundo sin que se destaque la tarea humanitaria<br />
de la Cruz Roja Internacional que nació en Ginebra<br />
en 1863 y hoy reúne a más de trescientas millones de personas<br />
que trabajan ayudando a los seres humanos que sufren.<br />
La presencia de su emblema, una cruz roja sobre fondo blanco,<br />
es un tributo a Suiza ya que sus fundadores, encabezados<br />
por el ginebrino Henry Dunant (1828-1910), eran de esa<br />
nacionalidad.<br />
El museo describe la historia de la institución y también el<br />
motor de esta idea, porque Henry Dunant fue un activista<br />
humanitario que se hizo merecedor del primer Premio Nobel<br />
de la Paz en 1901 y cuya vida es otro ejemplo. Su padre ayudaba<br />
huérfanos y presos liberados y su madre trabajaba con<br />
pobres y enfermos. Su vida tuvo un vuelco decisivo cuando<br />
asistió a la batalla de Solferino en Italia en 1859 y escribió su<br />
testimonio conmovido por la situación de los combatientes.<br />
Dunant llegó a Solferino en la tarde del 24 de junio de 1859,<br />
el mismo día en que tuvo lugar una batalla entre los ejércitos<br />
austríaco y franco-piamontés que combatían en la guerra<br />
italiana. 38.000 heridos agonizantes permanecían en el campo<br />
de batalla junto con gran cantidad de muertos, y había<br />
pocos intentos para ayudarlos. Entonces, conmovido por esa<br />
situación tomó la iniciativa de organizar a la población civil,<br />
especialmente las mujeres y las chicas jóvenes, para proporcionar<br />
asistencia a los soldados heridos y enfermos. Carecían<br />
de suficientes materiales y el propio Dunant organizó la<br />
compra de lo que se necesitaba y ayudó a levantar hospitales<br />
de campaña. También fue el inventor del actual botiquín de<br />
primeros auxilios. Su reclamo por la creación de un cuerpo de<br />
voluntarios para socorrer a los heridos de guerra dio base para<br />
fundar la Cruz Roja Internacional. Luego, en 1864, la Convención<br />
de Ginebra redactó sus protocolos en base a algunos<br />
de los postulados humanitarios establecidos por la Cruz Roja,<br />
a la primera conferencia internacional asistieron dieciséis<br />
países y se adoptó el símbolo de la Cruz Roja.<br />
En el museo inaugurado en 1988 queda documentada paso<br />
a paso esta historia extraordinaria de hombres y mujeres que<br />
sirvieron a la humanidad por más de 140 años.<br />
Once áreas ilustran y explican los principios, historia y labor<br />
en los más graves acontecimientos de nuestro tiempo con<br />
un criterio didáctico e imágenes simples que no agobian al<br />
visitante presentándole cifras o conceptos complejos, con<br />
amplia libertad y evitando, siempre, expresar un juicio o una<br />
ideología determinada. Recorrer sus salas es una experiencia<br />
a compartir a través de<br />
ayudas audiovisuales, terminales<br />
de computación y<br />
proyección de diapositivas<br />
que entretienen al mismo<br />
tiempo que educan<br />
INFORMACIÓN ÚTIL<br />
International Museum of the<br />
Red Cross and Red Crescent<br />
Avenue de la Paix 17<br />
International District<br />
Tel.: +41 22 748 95 95<br />
www.redcrossmuseum.ch<br />
87
Turismo<br />
internacional<br />
Ginebra: Vocación de paz<br />
88<br />
POR Horacio de Dios<br />
La imponente carta de presentación de la ciudad es su lago<br />
Lemán (en francés: lac Léman o lac de Genève), que es el<br />
mayor de Europa Occidental. La mayoría de los turistas lo<br />
llama el Lago de Ginebra, ciudad que se encuentra en su orilla<br />
norte, mientras su orilla sur es francesa, y desde allí puede<br />
apreciarse una vista panorámica de los Alpes.<br />
No es su única atracción natural, también podría llamarse<br />
“la ciudad de los jardines” porque está rodeada de plantas y<br />
flores en cada esquina. Visitarla es un paseo que no cansa y se<br />
puede hacer acompañado por los testimonios de los que la supieron<br />
disfrutar. Por ejemplo, Jorge Luis Borges encontró la<br />
felicidad cuando la visitó de joven con sus padres y finalmente<br />
decidió que allí reposaran sus restos.<br />
No lejos del paseo callejero –ideal para andar sin rumbo–,<br />
sobre el borde del límite franco-suizo, se encuentra el Laboratorio<br />
Europeo de Física de Partículas Elementales y la<br />
Organización Europea de Investigación Nuclear. Hay un tour<br />
en línea conducido por científicos reales. En el laboratorio<br />
se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo y<br />
su objetivo es la física fundamental, la búsqueda del origen<br />
y los constituyentes últimos de la materia. Fundada en 1954,<br />
casi una década más tarde del final de la Segunda Guerra, por<br />
investigadores de los países que se habían enfrentado con las<br />
armas, la organización está integrada por los veinte Estados<br />
miembro europeos y observadores de todo el mundo. Allí<br />
trabajan no menos de 2400 personas y unos diez mil estudiosos,<br />
que representan a 600 universidades de 113 nacionalidades,<br />
frecuentan el laboratorio para aprender las leyes de la<br />
naturaleza y el origen de nuestro universo. Este ejemplo de la<br />
ciencia sin fronteras en el siglo XXI se complementa subiendo<br />
a un pequeño tranvía que recorre desde Place du Rhone<br />
hasta Place de Neuve y la Ópera. En el recorrido de 45 minutos,<br />
donde cada lugar es un prólogo a una larga historia, está<br />
el Muro de la Reforma construido en 1909, en los jardines<br />
de la Universidad de Ginebra, para honrar a Jean Cauvin o<br />
Calvino y sus principales seguidores en una ciudad donde el
protestantismo tuvo un papel protagónico desde el siglo XVI.<br />
Calvino nació en Francia, pero al seguir a Lutero tuvo que<br />
buscar refugio en Suiza en 1534 donde murió treinta años<br />
más tarde. En su vida en Ginebra alcanzó un gran poder no<br />
sólo religioso sino de la sociedad en general aunque su rigidez<br />
con los que consideraba herejes no fue un ejemplo de tolerancia<br />
que es la marca en el orillo de Suiza.<br />
La ciudad, en sí misma, es una seducción que no cesa. Cualquier<br />
rumbo es positivo porque todos los barrios tienen algo<br />
especial pero se destaca Les Paquis en el lado norte del centro.<br />
Predomina su ambiente bohemio, la gran diversidad de<br />
restaurantes étnicos donde hay de todo, desde cocina malaya<br />
hasta libanesa, sin olvidarse de los cabarets y los sex-shops.<br />
Alguna vez fue zona de pastoreo donde hoy se destacan las fachadas<br />
resplandecientes de los edificios que miran al lago con<br />
varios de los mejores hoteles, incluyendo el Gran Casino. Les<br />
Bains des Paquis es una playa increíble en pleno centro para<br />
darse un chapuzón, asistir a un sauna o a un encuentro con<br />
una fondue. También se puede realizar un tour por el lago<br />
con una vista memorable del Mont Blanc. Muy cerca está el<br />
Faro de Agua que es una imagen clásica. El fútbol tiene un<br />
lugar importante en Suiza, recordemos que está cerca la sede<br />
de la FIFA, y en campeonatos importantes se puede ver una<br />
gran pelota de fútbol empujada por un chorro de agua a más<br />
de 140 metros de altura.<br />
La referencia imprescindible es el Palacio de las Naciones,<br />
bello edificio y testimonio en pie de una ilusión de paz en<br />
vísperas de la Segunda Guerra que mantiene su lugar junto<br />
a la Organización de las Naciones Unidas que la reemplazó.<br />
Actualmente es la sede adjunta de la ONU y entre otros organismos<br />
allí se asientan los de Energía Atómica (OIEA) y la<br />
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la<br />
Ciencia y la Cultura (UNESCO).<br />
El Palacio de las Naciones, es un complejo de edificios construidos<br />
entre 1929 y 1937. Sirvió de sede a la Sociedad de Naciones<br />
hasta 19<strong>46</strong> y en 1966 se transformó en la Oficina de la<br />
Organización de las Naciones Unidas en Ginebra), la segunda<br />
más importante después de la base en Nueva York.<br />
Está ubicado en el parque Ariana, ocupa una superficie de 45<br />
hectáreas con una perspectiva del lago Lemán y de los Alpes.<br />
Al otro lado de la avenida, se encuentra el barrio del Comité<br />
Internacional de la Cruz Roja. “El hombre es bueno por<br />
naturaleza”, pensó Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) otra<br />
personalidad deslumbrante nacida en Ginebra (escritor, filósofo,<br />
músico, naturalista, autor de libros fundacionales como<br />
El Contrato Social y Emilio o de la educación. Una isla que<br />
recuerda su nombre lo asocia con otros grandes pedagogos<br />
suizos como Enrique Pestalozzi y Jean Piaget.<br />
Franco-helvético definido como uno de los pensadores de la<br />
Ilustración aunque chocara con alguno de sus colegas como<br />
Voltaire que, igual que tantas personalidades acosadas por<br />
sus ideas, pudo vivir y escribir en Ginebra. Una de las muchas<br />
cosas que se pueden visitar es el Instituto y Museo Voltaire<br />
en la casa donde vivió entre 1755 y 1765, que es hoy un centro<br />
de investigación dedicado al estudio de la obra y vida del<br />
pensador. Hay retratos, manuscritos originales y parte de su<br />
correspondencia. La vida de Voltaire en Ginebra se narra en<br />
un audiovisual.<br />
La agenda de visita en la llamada capital internacional de<br />
Suiza, sólo superada en tamaño por Zúrich, podemos cerrarla<br />
cruzando la frontera. En realidad, Ginebra está rodeada<br />
como un guante por Francia. Y podemos despedirnos desde<br />
el Monte Saleve, del vecino país, desde su cumbre de 1380<br />
metros con un restaurante con vista panorámica al lago y los<br />
Alpes, subiendo a su teleférico. Aunque uno no se anime al<br />
deporte de los parapentes que parecen flores en el aire, en la<br />
ciudad de los parques, y que debe ser una experiencia inolvidable;<br />
al igual que toda Ginebra y sus buenos modales<br />
Horacio de Dios<br />
TESTIMONIO PERSONAL<br />
LOS LUJOS DE UNA CIUDAD<br />
En Ginebra está la tumba de Jorge Luis Borges porque allí conoció la<br />
felicidad en su infancia. Y tuvo maestros para conocer otros idiomas<br />
y libros para enriquecer su vida. Por eso, para quienes quieran seguir<br />
sus pasos, la ciudad tiene joyas para visitar, poco conocidas como la<br />
Fundación Bodmer, con el hermoso edificio del arquitecto Mario Botta<br />
que refleja la historia de la mente humana conservando testimonios<br />
de 5000 años en su biblioteca que incluye desde papiros a ediciones<br />
originales de Shakespeare. Pero, un toque personal, es mi gratitud<br />
como viajero con César Ritz (1850-1918) un suizo que no nació en<br />
Ginebra sino en Niederwald, un pequeño pueblo de montaña donde<br />
fue pastor antes de emigrar para aprender a servir comenzando por<br />
lavacopas y mozo. Fue un ejemplo docente por su manera de entender<br />
la hotelería, predicando las habitaciones grandes, cómodas, con<br />
alfombras, buenos muebles, luz indirecta, atención en la habitación,<br />
comedores pequeños no comederos y por último, pero no menos<br />
importante, el baño privado en cada habitación. Una innovación más<br />
trascendente para mi alma de valija que el toque de lujo, el “Ritz” que<br />
se convirtió en un sobrenombre genérico para adjetivar los grandes<br />
hoteles como los que llevan su apellido en París o Madrid.<br />
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9o<br />
Cocina<br />
Con la<br />
vianda<br />
a cuestas<br />
Los niños a la escuela, los<br />
grandes al trabajo, llevar la<br />
comida desde casa ha convertido<br />
a las loncheras en un accesorio<br />
de moda<br />
POR F. A.<br />
Trasladar alimentos de un lugar a otro ha sido una cuestión<br />
de supervivencia en todos los tiempos. Trasladarse para<br />
encontrarlos también, pero ese es otro tema. Los métodos<br />
se han ido modernizando, y las necesidades cambiando. Los<br />
recipientes de barro indígenas donde se llevaban y traían<br />
víveres en la época de la colonia, mutaron hasta convertirse<br />
en cajas de metal tatuadas con figuras de superhéroes, o en<br />
bolsitos térmicos de puro diseño que mantienen la comida<br />
caliente a través de la tecnología USB.<br />
Los escolares son el público que más requieren las<br />
“loncheras” –un anglicismo derivado de la palabra lunch, que<br />
en inglés quiere decir almuerzo–, con el dibujo del último<br />
éxito de Disney o Marvel.<br />
Hacia 1880, los trabajadores de la más baja escala social<br />
comenzaron a usar las latas de galletas o de tabaco para<br />
llevar su vianda al trabajo, algo que no era para nada chic<br />
o glamoroso. Esta costumbre indicaba que esa persona no<br />
tenía tiempo ni dinero suficiente para acceder a una comida<br />
caliente en el horario del almuerzo. Luego fueron los<br />
niños quienes comenzaron a utilizar esas coloridas latas de<br />
metal como loncheras. En 1902 se creó la primera pensada<br />
especialmente para ellos, era en forma de canasta de picnic,<br />
con litografías de chicos jugando. Sin embargo, la revolución<br />
no se daría hasta 1935, cuando apareció la lonchera de<br />
Mickey Mouse.<br />
A mediados del siglo XX, la empresa Aladdin se dio cuenta<br />
de que estampando a estos íconos televisivos, sus productos<br />
se convertirían en un accesorio de moda. Contrataron a un<br />
prestigioso diseñador industrial y lanzaron una caja roja con<br />
la imagen del cowboy Hopalong Cassidy, que en poco tiempo<br />
logró vender seiscientas mil unidades. Así, los empresarios<br />
encontraron la forma de que los niños quisieran poseer más<br />
de una a lo largo de su vida escolar. Las indestructibles cajas<br />
serían reemplazadas según el personaje del momento.<br />
Se convirtieron en furor, desde las que lograban efectos<br />
3-D, hasta la del famoso autobús amarillo de Disney. La<br />
última que se produjo en metal fue la de Rambo, en 1987.<br />
A partir de entonces, comenzaron a fabricarlas de plástico,<br />
vinilo, neoprene o atractivas telas, con diseños mucho más<br />
compactos para que quepan en bolsos, mochilas y hasta<br />
en maletines. Con el paso del tiempo, llevar el almuerzo al<br />
trabajo dejó de estar mal visto, siempre y cuando sea en una<br />
lonchera de diseño<br />
PARA COMER CON LAS MANOS<br />
Pía Fendrik<br />
Recetas fáciles con fotografías explicando el paso<br />
a paso. Este libro ofrece preparaciones de distintos<br />
orígenes, todas con una misma característica:<br />
comer con las manos ya sea en el trabajo, en el<br />
colegio o en un picnic. Desde empanadas armenias<br />
hasta tacos, hamburguesas y pizzas caseras.<br />
COCINA PARA NIÑOS DE 3 A 12 AÑOS<br />
Luly Lang<br />
Incluye conceptos muy importantes sobre nutrición<br />
y recetas saladas y dulces que son verdaderas<br />
opciones para que los niños eduquen su paladar,<br />
gocen de la comida y se nutran correctamente.<br />
Tiene un capítulo muy útil dedicado especialmente<br />
a las viandas escolares.