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Entrevista<br />
tres<br />
Stefano Benni<br />
Del fútbol a la<br />
literatura sin escalas<br />
POR Felipe von Hartz<br />
3o<br />
Existe una tradición en la literatura italiana que proviene de<br />
la Commedia dell’Arte, donde todo confluye hacia la exageración:<br />
en un mismo movimiento, se conjugan el llanto y<br />
la risa, el odio y el amor, el silencio y el grito. Algo de todo<br />
eso se resume en Stefano Benni (Bolonia, 1947), hombre<br />
de cabellos blancos y electricidad en la mirada –también en<br />
su lengua– destacado como uno de los más notables autores<br />
peninsulares contemporáneos. La mayor parte de su obra<br />
está traducida a una veintena de idiomas, y su última novela,<br />
Saltatempo, encabeza la lista de ventas en Italia. Así ha sido<br />
desde la publicación de ¡Terra! (1986) su primera novela. Su<br />
estilo irónico, incisivo, ácido por momentos, le hicieron ganar<br />
un prestigio por el que a menudo se lo compara con autores<br />
de la talla de Mark Twain o Samuel Beckett y también con<br />
artistas como Woody Allen, Totó, Buster Keaton y los hermanos<br />
Marx. No obstante, Benni confiesa que en su juventud<br />
ni se le cruzaba soñar con ser escritor, sino con triunfar como<br />
futbolista en el Bologna y llegar a vestir la casaca azzurra de<br />
su seleccionado. “Lamentablemente, una lesión en la rodilla<br />
me truncó el sueño. De esa etapa recuerdo largos períodos<br />
tediosos en los que vagaba por las calles como un sonámbulo,<br />
sin ningún estímulo, hasta que finalmente me dirigía a una<br />
biblioteca, no tanto para buscar respuestas como para conquistar<br />
un poco de serenidad y consuelo. La lectura me ha dado<br />
tanto, los libros han sido tan fundamentales en mi vida, que mi<br />
mayor sueño pasó a ser devolver algo de esto a los otros. Ese<br />
quiero que sea mi legado: que un joven se sienta volcado a la<br />
escritura aunque más no sea por una frase que yo haya escrito.<br />
No hay nada más maravilloso. Es mucho lo que yo he recibido<br />
y hoy tengo la posibilidad de restituir algo de todo eso.”<br />
–Lleva más de treinta años escribiendo. ¿Siente que<br />
ha cambiado algo de sus comienzos a la actualidad? Sí,<br />
fundamentalmente la responsabilidad que siento ante la narración,<br />
el hecho de contar. Si antes me sentía más tranquilo<br />
y tardaba un día en escribir una página ahora, que tengo más<br />
lectores y más gente que me escucha, tardo unos diez. Me<br />
parece que si la escritura es una orquesta, quizás hoy puedo<br />
tocar algún instrumento más.<br />
–Ha escrito un ensayo sobre la imaginación y sus leyes.<br />
¿Qué lo motivó a ello? Hace algunos años, junto a Grazia<br />
Chetti, una querida amiga que por desgracia falleció, nos<br />
preguntábamos por qué la mayoría de las veces el tema de la<br />
literatura era enfocado por críticos y profesores más hacia el<br />
terreno del estilo, la semiótica, el significado, etc., y no sobre<br />
las cosas que inspiran al escritor, sus pasiones y las cosas que lo<br />
han formado como persona. Se busca demasiado lo que hace<br />
a un escritor igual a otro y muy poco lo que lo hace diferente.<br />
Una crítica referencial es estúpida porque se basa en que un<br />
escritor tiene influencia de otro, o escribe bien o mal con relación<br />
a otro, lo cual es una tontería. La labor de criticar o enseñar<br />
debe basarse en los elementos internos y en la vitalidad de<br />
esos elementos, porque ya sabemos que todos los pantalones