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Revista Quid 46

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salladores, autoritarios, indiferentes, perversos, inmaduros<br />

o desinteresados pueden convertir la crianza en una escena<br />

caótica para un niño/a que aprende lo que vive y luego lo reproduce<br />

como puede en el contexto social; especialmente en<br />

la escuela que es la primera organización social a la que acude<br />

desde muy pequeño.<br />

–¿Cuáles son las características de un niño “matón”? Es<br />

un manipulador de situaciones, que ante la frustración redobla<br />

la apuesta hasta conseguir su objetivo, quiere que se haga<br />

lo que él quiere, en el momento que lo desea y de la manera<br />

que él propone. Se rodea de personajes obsecuentes que<br />

atemorizados responden a sus órdenes. El matón es el autor<br />

intelectual de las escenas de acoso y maltrato denominadas<br />

bullying. Nunca se involucra directamente ni se expone.<br />

–¿Por qué la víctima no puede defenderse? La víctima<br />

es un sujeto que aprendió que la satisfacción y el bienestar<br />

tienen que ver con contentar al otro hasta las últimas consecuencias.<br />

No es que no puede defenderse. Su posición,<br />

aprendida en la crianza, lo lleva a ponerse en esa posición<br />

porque allí encuentra un beneficio muy particular; absolutamente<br />

imposible de comprender para el común de la gente.<br />

Es un tipo de satisfacción masoquista.<br />

–¿Cuáles son las primeras señales que le indican a un<br />

padre que su hijo puede ser un bully? Quienes desarrollan<br />

conductas de matoneo han sido primariamente sujetos<br />

transgresores, desafiantes y perturbadores. No aceptan la<br />

normativa desde muy temprana edad y sus primeras víctimas<br />

suelen ser los propios padres, que no terminan de advertir lo<br />

que se está gestando. Incluso en muchos casos los padres se<br />

ufanan de esas conductas pensando que están criando niños<br />

fuertes que van a saber defenderse en la vida; sin advertir<br />

que a los primeros que van a desafiar es a ellos mismos. Estas<br />

conductas son verdaderos indicadores tanto para los padres<br />

como para los docentes.<br />

–Con respecto a cómo tratar estos casos, usted no parece<br />

estar de acuerdo con la medicación porque “encubriría<br />

la problemática de base”. ¿Desecha esta opción<br />

de raíz o recomienda utilizarla ante la presencia de<br />

ciertos trastornos? Hay una vigilancia epidemiológica sobre<br />

la infancia que pretende psiquiatrizar todas las conductas<br />

con el único objetivo de administrar medicación. Al frente,<br />

los laboratorios farmacológicos que financian investigaciones<br />

específicas para demostrar que a estas conductas sólo se las<br />

puede tratar con medicación. Lo que sostengo es que sólo se<br />

debe medicar en los casos que se pueda demostrar un trastorno<br />

de la personalidad vinculado a la psicosis infantil o adolescente<br />

o a un trastorno muy grave del carácter que imposibilita<br />

un proceso de socialización. El hecho de nombrar todo como<br />

bullying complica este diagnóstico diferencial. Si todo es bullying,<br />

nada es bullying.<br />

–En varios países hubo casos de suicidios por bullying.<br />

¿Son sólo hechos aislados o existen grandes probabilidades<br />

de que un niño maltratado llegue a pensar en<br />

quitarse la vida? Estos casos no resisten un análisis estadístico<br />

vinculado al bullying. Si una persona se suicida es porque<br />

tiene una personalidad previa melancolizada que lo lleva a esa<br />

acción tan drástica y el bullying puede ser un detonante muy<br />

especializado, pero que de todos modos no alcanza. El suicida<br />

es un enfermo mental, no una persona depresiva o angustiada<br />

por el maltrato. Si hubiera una correlación entre suicidio y<br />

bullying, todos los casos de bullying terminarían en suicidio y<br />

esto no es así.<br />

–¿Cuáles serían las formas de terminar con el bullying<br />

en las escuelas y quiénes y de qué forma tienen que ponerse<br />

a trabajar en ello? Los docentes son agentes de salud<br />

porque tienen la maravillosa oportunidad para observar algunos<br />

indicadores que pueden determinar que algo de la crianza<br />

en un alumno se está armando mal. Esos indicadores hay<br />

que observarlos en su manifestación, en su reiteración, en el<br />

tiempo que se desarrollan, en la frecuencia y en la magnitud.<br />

Los docentes deben trabajar grupalmente estas situaciones y<br />

convocar a los padres de los involucrados para desalentar este<br />

tipo de conducta. Si no tienen eco en las familias se limitarán<br />

a imponer las normativas institucionales que la imposibilitan.<br />

La denuncia y el “blanqueo” del maltrato es la única solución.<br />

Las estrategias de mediación no funcionan en este caso porque<br />

el bullying es violencia y tiene que cesar. No hay nada<br />

que negociar<br />

67<br />

Con un lenguaje casi técnico, pero claro y<br />

didáctico, el licenciado Fernando Osorio se<br />

dirige a padres, docentes, especialistas de<br />

la salud y profesionales del derecho, brindando<br />

información concreta para ayudar a<br />

niños que estén viviendo estas situaciones.<br />

Expone casos reales y brinda algunas estrategias<br />

para poner en práctica.

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