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salladores, autoritarios, indiferentes, perversos, inmaduros<br />
o desinteresados pueden convertir la crianza en una escena<br />
caótica para un niño/a que aprende lo que vive y luego lo reproduce<br />
como puede en el contexto social; especialmente en<br />
la escuela que es la primera organización social a la que acude<br />
desde muy pequeño.<br />
–¿Cuáles son las características de un niño “matón”? Es<br />
un manipulador de situaciones, que ante la frustración redobla<br />
la apuesta hasta conseguir su objetivo, quiere que se haga<br />
lo que él quiere, en el momento que lo desea y de la manera<br />
que él propone. Se rodea de personajes obsecuentes que<br />
atemorizados responden a sus órdenes. El matón es el autor<br />
intelectual de las escenas de acoso y maltrato denominadas<br />
bullying. Nunca se involucra directamente ni se expone.<br />
–¿Por qué la víctima no puede defenderse? La víctima<br />
es un sujeto que aprendió que la satisfacción y el bienestar<br />
tienen que ver con contentar al otro hasta las últimas consecuencias.<br />
No es que no puede defenderse. Su posición,<br />
aprendida en la crianza, lo lleva a ponerse en esa posición<br />
porque allí encuentra un beneficio muy particular; absolutamente<br />
imposible de comprender para el común de la gente.<br />
Es un tipo de satisfacción masoquista.<br />
–¿Cuáles son las primeras señales que le indican a un<br />
padre que su hijo puede ser un bully? Quienes desarrollan<br />
conductas de matoneo han sido primariamente sujetos<br />
transgresores, desafiantes y perturbadores. No aceptan la<br />
normativa desde muy temprana edad y sus primeras víctimas<br />
suelen ser los propios padres, que no terminan de advertir lo<br />
que se está gestando. Incluso en muchos casos los padres se<br />
ufanan de esas conductas pensando que están criando niños<br />
fuertes que van a saber defenderse en la vida; sin advertir<br />
que a los primeros que van a desafiar es a ellos mismos. Estas<br />
conductas son verdaderos indicadores tanto para los padres<br />
como para los docentes.<br />
–Con respecto a cómo tratar estos casos, usted no parece<br />
estar de acuerdo con la medicación porque “encubriría<br />
la problemática de base”. ¿Desecha esta opción<br />
de raíz o recomienda utilizarla ante la presencia de<br />
ciertos trastornos? Hay una vigilancia epidemiológica sobre<br />
la infancia que pretende psiquiatrizar todas las conductas<br />
con el único objetivo de administrar medicación. Al frente,<br />
los laboratorios farmacológicos que financian investigaciones<br />
específicas para demostrar que a estas conductas sólo se las<br />
puede tratar con medicación. Lo que sostengo es que sólo se<br />
debe medicar en los casos que se pueda demostrar un trastorno<br />
de la personalidad vinculado a la psicosis infantil o adolescente<br />
o a un trastorno muy grave del carácter que imposibilita<br />
un proceso de socialización. El hecho de nombrar todo como<br />
bullying complica este diagnóstico diferencial. Si todo es bullying,<br />
nada es bullying.<br />
–En varios países hubo casos de suicidios por bullying.<br />
¿Son sólo hechos aislados o existen grandes probabilidades<br />
de que un niño maltratado llegue a pensar en<br />
quitarse la vida? Estos casos no resisten un análisis estadístico<br />
vinculado al bullying. Si una persona se suicida es porque<br />
tiene una personalidad previa melancolizada que lo lleva a esa<br />
acción tan drástica y el bullying puede ser un detonante muy<br />
especializado, pero que de todos modos no alcanza. El suicida<br />
es un enfermo mental, no una persona depresiva o angustiada<br />
por el maltrato. Si hubiera una correlación entre suicidio y<br />
bullying, todos los casos de bullying terminarían en suicidio y<br />
esto no es así.<br />
–¿Cuáles serían las formas de terminar con el bullying<br />
en las escuelas y quiénes y de qué forma tienen que ponerse<br />
a trabajar en ello? Los docentes son agentes de salud<br />
porque tienen la maravillosa oportunidad para observar algunos<br />
indicadores que pueden determinar que algo de la crianza<br />
en un alumno se está armando mal. Esos indicadores hay<br />
que observarlos en su manifestación, en su reiteración, en el<br />
tiempo que se desarrollan, en la frecuencia y en la magnitud.<br />
Los docentes deben trabajar grupalmente estas situaciones y<br />
convocar a los padres de los involucrados para desalentar este<br />
tipo de conducta. Si no tienen eco en las familias se limitarán<br />
a imponer las normativas institucionales que la imposibilitan.<br />
La denuncia y el “blanqueo” del maltrato es la única solución.<br />
Las estrategias de mediación no funcionan en este caso porque<br />
el bullying es violencia y tiene que cesar. No hay nada<br />
que negociar<br />
67<br />
Con un lenguaje casi técnico, pero claro y<br />
didáctico, el licenciado Fernando Osorio se<br />
dirige a padres, docentes, especialistas de<br />
la salud y profesionales del derecho, brindando<br />
información concreta para ayudar a<br />
niños que estén viviendo estas situaciones.<br />
Expone casos reales y brinda algunas estrategias<br />
para poner en práctica.