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Izq. y centro: Se decía que<br />
Dickens le daba suma<br />
importancia a las ilustraciones<br />
que acompañaban sus libros.<br />
Der.: Escena del film David<br />
Copperfield, de George Cukor<br />
(1935).<br />
escribía. Además de dirigir un diario semanal, All the Year Round, las lecturas públicas de sus<br />
propios textos se convirtieron en su principal ocupación. En el libro, Charles Dickens and his<br />
Performing Selves, de Malcolm Andrews dedicado al tema se consigna que una sola lectura<br />
le llevaba varios meses de preparativos y cientos de ensayos. Su especialidad era lo patético<br />
y se dice que al verlo representar el asesinato de Nancy, en Oliver Twist, las espectadoras se<br />
desmayaban y los espectadores pedían a gritos por la venganza. Entre 1867 y 1868, Dickens<br />
recorrió los Estados Unidos con sus lecturas dramatizadas. El éxito fue enorme. En Nueva<br />
York, el público hacía fila noches enteras bajo la nieve para sacar entradas. El lugar en donde<br />
se presentaba tenía espacio para 2.500 espectadores, y muchos quedaban afuera. En una sola<br />
noche se recaudaron 16.000 dólares, una fortuna para la época.<br />
Pero mucho antes de ser aclamado en sus presentaciones en vivo, a mediados de la década de<br />
1830, fue periodista político para Morning Chronicle y viajó por Inglaterra cubriendo campañas<br />
electorales. En 1836 sus artículos en forma de esbozos literarios, que habían ido apareciendo<br />
en distintas publicaciones desde 1833, se publicaron formando el primer volumen<br />
de Sketches by Boz y se publicaron las primeras entregas de Los papeles póstumos del club<br />
Pickwick. También en 1836 se casó con Catherine y se instaló con ella en Bloomsbury.<br />
La archifamosa novela Oliver Twist se editó en varias entregas entre 1837 y 1838 y se dice que<br />
es un relato auténticamente autobiográfico. Fue seguida por Nicholas Nickleby y La tienda<br />
de antigüedades, donde se habla de los padecimientos de la pequeña Nelly, con pasajes inspirados<br />
en el reciente fallecimiento de su cuñada Mary Hogarth, de 17 años, a quien el autor<br />
adoraba. En 1841 fue nombrado hijo adoptivo por la ciudad de Edimburgo y luego viajó a Estados<br />
Unidos con su esposa, hecho que describió brevemente en Notas de viaje americanas y<br />
que sirvió también como base de alguno de los episodios de Martin Chuzzlewit. Poco después<br />
empezó a mostrar interés en el unitarismo cristiano, aunque sería nominalmente anglicano<br />
durante el resto de su vida. Con la publicación de Cuento de Navidad en 1843, Dickens se<br />
consagró internacionalmente sin vuelta atrás. Popularmente catalogado como un novelista<br />
social, no omitió lo fantástico en su obra. En este sentido, el escritor Pablo De Santis ilustra:<br />
“Aunque lo central en la obra de Dickens son sus grandes novelas realistas como David Copperfield,<br />
Oliver Twist, y Los papeles póstumos del Club Pickwick, no dejó de lado el género<br />
fantástico. Su Cuento de Navidad es una de sus obras más populares y aún quien no lo haya<br />
leído habrá visto alguna de las numerosas películas que retrataron al avaro Scrooge, desde los<br />
tiempos del cine mudo hasta la versión de Robert Zemeckis. Esta fábula navideña tiene en<br />
su centro al viejo Ebenezer Scrooge, amargado comerciante que descree de la Navidad y de<br />
la compañía de los semejantes. Pero en vísperas de Nochebuena recibe en su casa a su socio<br />
Marley, muerto siete años antes. Marley no lo visita por simple cortesía, sino para anunciarle<br />
que a distintas horas vendrán a verlo el fantasma de las navidades pasadas, el de las presentes<br />
y el de las futuras. Claro que estos no son fantasmas que vayan a asustar al lector. Sabemos<br />
que son presencias edificantes, destinadas a salvar a Scrooge de la perdición. Luego de asomarse<br />
a su propia niñez solitaria y a su juventud de pasiones perdidas, Scrooge vive la experiencia<br />
de pasar frente a sus semejantes como un hombre invisible, oyendo lo que los otros<br />
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