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Revista Quid 46

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epite en el cine, vive, en su repetición. La función se repite a<br />

las 14hs, 16hs, 18hs, etc., así lo decimos.<br />

En el cine la repetición ha sido materia de relatos. Hay películas<br />

más o menos conocidas. Desde las tareas domésticas de<br />

Daniel San en Karate Kid (1984) que mientras pinta aprende<br />

un arte marcial sin saberlo a la moraleja central de El sacrificio<br />

(1986), de Andrei Tarkovski, en el que sólo la repetición<br />

de un acto durante todos los días de una vida y a una misma<br />

hora puede alterar el orden del mundo, el concepto de repetición<br />

se filma para establecer la importancia de un acto que<br />

determinará el resto de los actos.<br />

La gran película sobre la repetición, no podría ser de otro<br />

modo, es una comedia. El humor en el cine, de hecho, nació<br />

de la repetición. Es en donde el gag se apoya y funciona. Pero,<br />

¿cuál es la película? Obra maestra indiscutible en el género y<br />

en la materia, El día de la marmota (1993), también conocida<br />

como Hechizo de tiempo, es la película que mejor adopta y<br />

aplica el concepto de repetición en múltiples formas hasta<br />

conquistar una clarividencia absoluta. Phil Connors, interpretado<br />

por el genio de Bill Murray, atraviesan la repetición y en<br />

ese tránsito descubren el sentido de la misma: un aprendizaje<br />

total, un cambio de cualidad en el orden y organización de la<br />

experiencia.<br />

La película de Harold Remis se estrenaba veinte años atrás<br />

en Argentina. Pasó desapercibida en el momento de su estreno.<br />

En Córdoba, por ejemplo, duró una semana. Pero después<br />

de un tiempo se convirtió en un film de culto, uno de los más<br />

alquilados en los videoclubes y uno de los más programados<br />

en los canales de cable. Extraño dispositivo el de la película: se<br />

la puede ver en reiteradas ocasiones y no obstante nunca cansa.<br />

Su propio tema es su propio secreto. ¿Cuál es su hechizo?<br />

¿En qué reside su genialidad?<br />

Phil Connors es el reportero estrella del canal 9 de televisión<br />

de Pittsburgh en materia del tiempo y su pronóstico; una<br />

estrella menor del canal, pero lo suficiente para que su narcisismo<br />

infinito le lleve a percibirse como una verdadera celebridad<br />

de los medios. Cubrir el famoso festival de “el día de la<br />

marmota”, que se celebra en un pueblo llamado Punxsutawney,<br />

es humillante. ¿Cómo tomar en serio el comportamiento<br />

de una marmota que funciona como oráculo climatológico?<br />

Una tradición ridícula, infantil, demasiado popular para un<br />

hombre que se siente tan importante como el sistema solar.<br />

Acompañado por un camarógrafo y la productora de su programa,<br />

Rita (la bellísima Andie MacDowell), Phil, quien<br />

siente que esta excursión periodística les es impropia para su<br />

estatus, no puede sentir otra cosa que apuro por filmar, hacer<br />

el reporte y regresar a su ciudad. Pero como es sabido una<br />

tormenta de nieve le impedirá regresar a todo el equipo y<br />

tendrán que quedarse a dormir en el pueblo de la marmota.<br />

En la mañana, Phil se despertará escuchando la misma música<br />

del día anterior y los comentaristas radiales dirán exactamente<br />

lo mismo. “Debe ser una grabación”, pensará, pero de a poco<br />

irá descubriendo que todo lo que ocurrió ayer ocurre de nuevo.<br />

En efecto, es el mismo día y los mismos acontecimientos,<br />

todo se repite.<br />

Ramis trabajará magistralmente durante todo el film el concepto<br />

de repetición. El día se repite, los acontecimientos<br />

también. Bill intentará, en un principio, orientar el fenómeno<br />

existencial y temporal para su propio provecho: ver cómo enamorar<br />

a Rita, evitar ciertas situaciones incómodas (el encuentro<br />

obligado con un viejo compañero de escuela y la presencia<br />

de un pordiosero), dar rienda suelta a su apetito sexual y dietético,<br />

robar un camión de caudales; tras un par de días en el<br />

mismo día lo sabe todo, es omnisciente: los tiempos exactos de<br />

cada movimiento, lo que alguien dirá, el accidente que ocurrirá.<br />

Ya no sólo puede predecir el tiempo sino los tiempos de los<br />

otros. Pasado un tiempo dentro del tiempo, Phil caerá en un<br />

pozo depresivo. Los gags suicidas son geniales, pero vencerá<br />

la “reencarnación” en ese día y volverá a sonar el despertador<br />

y la música espantosa del programa de radio. Punxsutawney<br />

es un laboratorio maldito de la repetición, acaso un esquema<br />

simbólico que renueva la maldición de Sísifo.<br />

Todo será un infierno hasta que Phil entenderá la clave de<br />

todo, o mejor dicho, la salvaguarda de la repetición. Es el<br />

descubrimiento de una posibilidad vinculada al aprendizaje.<br />

No es otra cosa que el poder de todo sujeto de hacer suyo y<br />

deseado lo que en principio parece un simple mecanismo de<br />

sucesión de los eventos sin distinción alguna. Es el paso y el<br />

peso de la voluntad por la cual se empieza a contrarrestar lo<br />

que sólo se da en algo que se quiere, y al quererlo, curiosamente,<br />

lo que sucede adquiere un sentido nuevo y propio.<br />

Phil le asigna dos valencias a la repetición: primero es la condición<br />

formal del aprendizaje. En el film le dedicará tiempo<br />

a los idiomas, a la música, a la escultura y a la poesía; lo edificante<br />

de la naturaleza del aprendizaje necesita de la repetición<br />

(dimensión estética de la experiencia). Pero la repetición<br />

tendrá un segundo valor, lo que implica además una superación<br />

del narcisismo infantil del personaje: la repetición es la<br />

condición ética de un yo que necesita estar abierto a los otros.<br />

Se trata de una vía de reinvención del yo junto a otros, pues<br />

incorporar la inquietud de los otros es conjurar la repetición<br />

infinita del yo en su pobreza estructural como célula solitaria.<br />

Los otros siempre juegan un papel determinante en quiénes<br />

somos. Son misteriosamente nuestra identidad. ¿No es el otro<br />

el que garantiza que uno no se repita hasta el hartazgo?<br />

Lo extraordinario del film de Remis es ver al genial Bill Murray<br />

aprendiendo junto a nosotros. Sólo así él y nosotros podemos<br />

alterar la ley de la repetición, la que se emparenta con la monotonía<br />

y propone un loop infinito sin variaciones en los patrones<br />

que organizan las vidas y las prácticas. Centrarse de un<br />

modo no narcisista en uno mismo es parte de la experiencia del<br />

aprendizaje, el buen aprendizaje. Y descentrarse en el encuentro<br />

con otros es el otro aprendizaje vital en la condena y milagro<br />

de la repetición. Para quien aprende y atiende los signos<br />

ajenos, y para quien no insiste en signos pretéritos, el paso a un<br />

nuevo día puede suceder en el acto de abrir y cerrar los ojos<br />

*<br />

CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba.<br />

Publicó El inconsciente de las películas, ed. Brujas.<br />

Programador del Festival de Cine de Hamburgo.<br />

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