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1o<br />
las calles. A la pregunta de por qué se deja crecer el bigote,<br />
Travis responde: “Para ocultar mis pecados”. El internado<br />
(¿Oxford? ¿Cambridge?), con sus arcaicas reglas disciplinarias,<br />
representa un sistema conservador y obsoleto que más<br />
temprano que tarde será puesto en jaque por los alumnos<br />
menos sumisos. En términos estéticos, el aparente clasicismo<br />
del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en<br />
una narración dotada de mayor libertad, sin perder, eso sí, el<br />
respeto por una “buena educación” (incluso los líderes más<br />
salvajes se vanaglorian de ello).<br />
Quien no recibe una buena educación, se entiende, es un<br />
“mal educado”. De este modo queda planteada la sutil frontera<br />
entre lo que Sarmiento comprendía como civilización<br />
y barbarie. Un destacado educador del siglo XVII conocido<br />
como Jan Comenius, obispo protestante de Moravia, se propuso<br />
un objetivo educativo casi utópico, que podría resumirse<br />
en “enseñar a través de todas las cosas a todos los hombres”,<br />
postura que se conoce como pansofía. Pero el ideal de Comenius<br />
pronto se vio postergado porque los requerimientos del<br />
proceso civilizatorio tenían por delante otras prioridades.<br />
El sociólogo Norbert Elias (Breslau, 1897-Ámsterdam,<br />
1990) en su teoría del proceso civilizatorio –atravesada por<br />
una mirada de largo aliento claramente emparentada con la<br />
historia de las mentalidades–, analiza los procesos de configuración<br />
de la sociedad occidental desde la Edad Media<br />
en adelante. Según la misma, la civilización ha sido pues el<br />
resultado tanto de complejas transformaciones profundas<br />
en las estructuras sociales, económicas y políticas –sociogénesis–<br />
como de cambios en las estructuras psíquicas de los<br />
individuos –psicogénesis–. Imbuido de una visión relacional<br />
y dinámica de lo social, para Elias el concepto de civilización<br />
“se refiere a hechos muy diversos: tanto al grado alcanzado<br />
por la técnica, como al tipo de modales reinantes, al desarrollo<br />
del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las<br />
costumbres (...). Para ser exactos, no hay nada que no pueda<br />
hacerse de una forma ‘civilizada’ y de una forma ‘incivilizada’,<br />
con lo que siempre resulta algo difícil tratar de resumir en<br />
unas cuantas palabras todo aquello que el término ‘civilización’<br />
comprende”. 1<br />
Durante la Edad Media se producen importantes cambios<br />
en las costumbres, ritos y prácticas de los caballeros que van<br />
modificando sus actitudes corporales, su vestimenta, su gestualidad<br />
–sus “comportamientos externos”– como expresión<br />
del avance de limitaciones a las manifestaciones emotivas de<br />
los individuos. El proceso civilizatorio supone un aumento de<br />
la autocoacción y el autocontrol en detrimento de la coacción<br />
externa. Según Elias, las personas se fueron civilizando a<br />
partir de la adopción de pautas y conductas que irán ganando<br />
legitimidad, en ocasiones hasta nuestros días. En su opinión,<br />
la publicación de De civilitate morum puerilium (1537) por<br />
1Elias, Norbert, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogéneticas y<br />
psicogenéticas, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 57.<br />
Erasmo de Rotterdam –De la urbanidad en las maneras de<br />
los niños, según su versión en español (2006)– tendrá un fuerte<br />
impacto sobre el disciplinamiento de los cuerpos a través<br />
de la prescripción de la repetición de rutinas de moderación,<br />
higiene y compostura. Estas normas originalmente pensadas y<br />
escritas para educar al niño Enrique de Borgoña, hijo del rey<br />
Adolfo, se harán extensivas a toda la sociedad.<br />
Elias concibe al entramado emotivo de los seres humanos<br />
como una totalidad. En tal sentido, y en la medida en que sus<br />
diversas expresiones son difíciles de separar, no parecería posible<br />
retomar esta idea y analizarla en clave de construcción<br />
cultural. Este entramado emotivo, ¿es natural, instintivo o es<br />
también el resultado de un proceso de moldeado cultural?<br />
En Elephant, film de Gus van Sant (2003), el autor expone su<br />
visión de los asesinatos verídicos que dos estudiantes llevaron<br />
a cabo en su propio instituto, Columbine. Van Sant no ha<br />
intentado manifestar su opinión ni mucho menos manipular<br />
al espectador, y por eso ha optado por una estética del riesgo.<br />
Su película carece de ritmo, guión completo, orden, progresión<br />
y todo lo que la mayoría de los films suelen tener. Tampoco<br />
es necesario: de forma imparcial, aséptica, se ha limitado<br />
a mostrar los hechos para suscitar la difícil pregunta: “¿por<br />
qué lo hicieron?”. Chicos bien educados, sanos, criados según<br />
los parámetros del ideal aristotélico. El elefante de tan curioso<br />
título parece hacer referencia a que el tamaño de dicho<br />
animal puede ocultarnos la verdad. Pero aunque quizá no sea<br />
esa exactamente la idea, sino que la buena educación también<br />
puede, bajo determinadas circunstancias, tener la torpeza de<br />
un elefante en un bazar<br />
*<br />
Escena del film Elephant (2003)<br />
ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía<br />
y editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron<br />
los títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay<br />
y Las huellas del río, todos en Editorial Planeta. También la antología<br />
En la vía - Relatos desde un tren y Relatos de París.