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Revista Quid 46

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VIDA GOURMET<br />

PEQUEÑOS DETALLES QUE HACEN LA DIFERENCIA<br />

Por MÓNICA TRACEY<br />

Cuentos alrededor del TÉ<br />

8o<br />

Tan british como lo conocemos, el té tiene una larga historia que se inicia en China hacia el 2700<br />

a.C., y no es sino hasta el siglo XVII que los ingleses lo descubren y hasta el XIX que se hacen<br />

adictos a esta maravillosa bebida que llegó a identificarlos compartiendo con ellos esa imagen de<br />

sofisticación y elegancia en la ceremonia del Five O’Clock Tea.<br />

Fue también de la mano de los británicos como el té sentó sus reales en la India, donde se produce,<br />

entre otros, el espléndido Darjeeling, que se ha ganado el nombre de “el champagne del té”.<br />

En 1823, el Mayor Robert Bruce, encargado de la guarnición de Assam, en el noreste de la India,<br />

probó una infusión hecha con un arbusto local y se dio cuenta de su similitud con el té que conocía<br />

y se importaba de la China. El análisis de las hojas dio que era una variedad de la Camellia sinensis,<br />

la planta originaria de China, y pronto se inició el cultivo en la India, hoy uno de los mayores<br />

productores.<br />

Fueron reinas, princesas y damas de la corte las que impusieron la moda de esta bebida cuyo consumo<br />

se ligó desde esos inicios a una ceremonia de buen gusto y elegancia que fue creando su propio<br />

protocolo. Cuentan que la princesa portuguesa Catarina de Bragança llevó a Inglaterra como<br />

parte de su dote al casarse con el rey Carlos II en 1661 un cofre lleno de té chino que compartía<br />

con sus damas. Bastante tiempo después, en 1840, Anna, duquesa de Bedford, creó la costumbre<br />

de tomar el té a la tarde con bocadillos y dulces. Pero se supone que fue la reina Victoria la que<br />

impuso el té de las cinco. Dicen que durante su reinado, que duró de 1837 a 1901, entre las cuatro<br />

y las seis de la tarde, las calles de Londres quedaban desiertas porque todo el mundo se reunía a<br />

tomar el té, como lo hacía su reina.<br />

Algunos mínimos detalles para no cometer torpezas imperdonables durante el<br />

Five O’Clock Tea<br />

• No comer nada antes de que sirvan el té. Lo primero es un sorbo de té, luego, la comida. Y nunca,<br />

jamás, nunca, sumergir la comida en el té o unir comida y té en la boca.<br />

• Todo se come con la mano, primero los sándwiches, luego los scones, por último la patisserie.<br />

Las masitas o tortas encremadas o pegajosas se deben cortar en pequeños trozos con el tenedor.<br />

• Los scones se cortan por la mitad y se procede a ponerles manteca o crema y mermelada ante<br />

cada bocado, todo sobre el propio plato. Jamás se unen las dos mitades a modo de alfajor.<br />

• Leche ¿sí o no? ¿cuándo?: el té negro que se acostumbra tomar a la tarde o en el desayuno<br />

(breakfast tea) puede llevar leche, que se servirá siempre fría. Están repartidas las opiniones<br />

acerca de si se debe servir antes o después del té. Los que dicen antes es para proteger la porcelana<br />

del intenso calor del té, sin embargo, en ese caso, no es fácil saber si la medida de la nube<br />

de leche es la que uno quiere. Hay tés que no llevan leche porque cambiaría su delicado sabor.

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