Revista Quid 46

Turismo
internacional
Ginebra: Vocación de paz
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POR Horacio de Dios
La imponente carta de presentación de la ciudad es su lago
Lemán (en francés: lac Léman o lac de Genève), que es el
mayor de Europa Occidental. La mayoría de los turistas lo
llama el Lago de Ginebra, ciudad que se encuentra en su orilla
norte, mientras su orilla sur es francesa, y desde allí puede
apreciarse una vista panorámica de los Alpes.
No es su única atracción natural, también podría llamarse
“la ciudad de los jardines” porque está rodeada de plantas y
flores en cada esquina. Visitarla es un paseo que no cansa y se
puede hacer acompañado por los testimonios de los que la supieron
disfrutar. Por ejemplo, Jorge Luis Borges encontró la
felicidad cuando la visitó de joven con sus padres y finalmente
decidió que allí reposaran sus restos.
No lejos del paseo callejero –ideal para andar sin rumbo–,
sobre el borde del límite franco-suizo, se encuentra el Laboratorio
Europeo de Física de Partículas Elementales y la
Organización Europea de Investigación Nuclear. Hay un tour
en línea conducido por científicos reales. En el laboratorio
se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo y
su objetivo es la física fundamental, la búsqueda del origen
y los constituyentes últimos de la materia. Fundada en 1954,
casi una década más tarde del final de la Segunda Guerra, por
investigadores de los países que se habían enfrentado con las
armas, la organización está integrada por los veinte Estados
miembro europeos y observadores de todo el mundo. Allí
trabajan no menos de 2400 personas y unos diez mil estudiosos,
que representan a 600 universidades de 113 nacionalidades,
frecuentan el laboratorio para aprender las leyes de la
naturaleza y el origen de nuestro universo. Este ejemplo de la
ciencia sin fronteras en el siglo XXI se complementa subiendo
a un pequeño tranvía que recorre desde Place du Rhone
hasta Place de Neuve y la Ópera. En el recorrido de 45 minutos,
donde cada lugar es un prólogo a una larga historia, está
el Muro de la Reforma construido en 1909, en los jardines
de la Universidad de Ginebra, para honrar a Jean Cauvin o
Calvino y sus principales seguidores en una ciudad donde el