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| 62 | <strong>Ori<strong>en</strong>taciones</strong> pedagógicas para la Filosofía <strong>en</strong> la Educación <strong>Media</strong><br />

Aristóteles<br />

también<br />

consideraba<br />

que el arte<br />

era mimesis,<br />

imitación<br />

de los actos<br />

humanos,<br />

por ejemplo,<br />

<strong>en</strong> la tragedia,<br />

pero no<br />

como simple<br />

reproducción<br />

sino como<br />

recreación<br />

de los actos<br />

<strong>en</strong> los que<br />

se produce<br />

la vida; sin<br />

embargo, dio<br />

un paso más<br />

al establecer<br />

las características<br />

del<br />

objeto artístico.<br />

2.2.1 La reflexión estética <strong>en</strong> la Antigüedad y la Edad<br />

<strong>Media</strong><br />

Los sofistas griegos expresaron sobre las obras de arte algo que hoy<br />

escuchamos con frecu<strong>en</strong>cia: que todo dep<strong>en</strong>de del espectador, que<br />

llamamos bello a lo que nos agrada. Ante ellos, Platón preguntó si el<br />

arte era una producción de la razón o si su orig<strong>en</strong> era la s<strong>en</strong>sibilidad.<br />

Es decir, si el propósito del arte era producir s<strong>en</strong>saciones agradables o<br />

t<strong>en</strong>ía objetivos más espirituales. Esta es la primera pregunta filosófica<br />

ante las obras de arte. Como afirmó que el propósito de los artistas no<br />

era la belleza sino imitar lo s<strong>en</strong>sible, consideró que ellos no podrían<br />

t<strong>en</strong>er un verdadero conocimi<strong>en</strong>to: “el imitador no t<strong>en</strong>drá ni saber ni<br />

una opinión fija tocante a la bu<strong>en</strong>a o mala calidad de lo que imita…<br />

no por eso dejará de imitar, aunque no sepa lo que hay de bu<strong>en</strong>o y de<br />

malo <strong>en</strong> cada cosa” (Platón, sf c, p. 405) y por eso sólo podrá quedarse<br />

<strong>en</strong> la apari<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> el mundo de las s<strong>en</strong>saciones; no podrá buscar<br />

lo absolutam<strong>en</strong>te verdadero, lo perman<strong>en</strong>te, sino lo transitorio. En<br />

Platón t<strong>en</strong>emos al primer crítico del arte naturalista e imitativo.<br />

Aristóteles también consideraba que el arte era mimesis, imitación<br />

de los actos humanos, por ejemplo, <strong>en</strong> la tragedia, pero no como<br />

simple reproducción sino como recreación de los actos <strong>en</strong> los que se<br />

produce la vida; sin embargo, dio un paso más al establecer las características<br />

del objeto artístico: “Las más grandes obras de la belleza son<br />

el ord<strong>en</strong>, la simetría y lo delimitado” (Aristóteles, sf a, p. 547). Con<br />

esto nos muestra que los criterios para hablar de arte debemos <strong>en</strong>contrarlos<br />

<strong>en</strong> los objetos artísticos y no <strong>en</strong> nuestro gusto. Debemos a<br />

él la posibilidad de compr<strong>en</strong>der uno de los aspectos más importantes<br />

de la tragedia, la catarsis, una especie de purificación de las pasiones<br />

al ser s<strong>en</strong>tidas imaginariam<strong>en</strong>te, lo que ayudaría a que nos liberáramos<br />

de las pasiones que nos duel<strong>en</strong> o nos obsesionan.<br />

La Edad <strong>Media</strong> fue un periodo importante <strong>en</strong> el desarrollo del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to<br />

occid<strong>en</strong>tal y de las artes, pero no se produjo un estudio<br />

filosófico sobre el arte y la belleza. “No hay <strong>en</strong> el medioevo una estética<br />

propiam<strong>en</strong>te dicha: el desinterés, que constituye para nosotros<br />

un rasgo es<strong>en</strong>cial, se desconoce <strong>en</strong> absoluto. En esta época el arte se<br />

confunde por un lado con el oficio y por el otro con la contemplación<br />

divina” (Bayer, 1974, p. 96). En g<strong>en</strong>eral, los p<strong>en</strong>sadores cristianos

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