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El Ciervo 750 Enero/Febrero 2015

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Manuel López Casquete de Prado<br />

foto: antonio gavilán montero<br />

Las fronteras interiores<br />

Jiddu Krishnamurti, en sus frecuentes<br />

intervenciones públicas,<br />

solía insistir en que el mundo es<br />

el reflejo exacto de lo que el hombre<br />

contiene en sí: las guerras, divisiones,<br />

enfrentamientos, pero también el<br />

amor, la bondad y la generosidad que<br />

hay en el mundo no son sino expresión<br />

de lo que acontece en el interior de los<br />

seres humanos. Esta idea, sin ser especialmente<br />

novedosa o sorprendente, es<br />

muy iluminadora de cara a comprender<br />

el fenómeno fronterizo, no solo en<br />

su origen remoto, sino en los perfiles<br />

que cobra en la actualidad.<br />

Tomemos como ejemplo la leyenda<br />

de la fundación de Roma. Rómulo<br />

y Remo deseaban fundar un asentamiento<br />

en el Lazio, junto al Tíber;<br />

Remo se inclinaba por el promontorio<br />

del Aventino, mientras que Rómulo<br />

prefería la colina del Palatino. Dejaron<br />

su disputa al arbitrio de los dioses, y<br />

cada uno de ellos permaneció apostado<br />

en su colina esperando una señal.<br />

La mañana del 21 de abril del año<br />

753 A.C., Remo divisó seis enormes<br />

buitres sobre el Aventino, lo cual consideró<br />

una señal de los dioses, y lleno<br />

de júbilo corrió a comunicárselo a su<br />

hermano. Detengamos por un instante<br />

la carrera de Remo para atender al<br />

primer impulso que ha motivado históricamente<br />

la generación de fronteras:<br />

la identificación de un pueblo con un<br />

lugar geográfico –tanto ad intra como<br />

ad extra–, la protección de sus habitantes<br />

y de sus bienes materiales y culturales,<br />

y la demarcación del territorio<br />

en el que está vigente un determinado<br />

ordenamiento jurídico inspirado por<br />

los valores que comparten sus ciudadanos.<br />

Siguiendo el planteamiento de<br />

Krishnamurti, no nos resulta difícil<br />

detectar estos mismos impulsos en la<br />

persona individual y en sus legítimas<br />

necesidades de identificarse –ante sí<br />

mismo y ante los demás–, de sentirse<br />

protegido en su integridad física, religiosa,<br />

cultural y económica, y de poder<br />

orientar su comportamiento según los<br />

valores con los que comulga.<br />

Sin embargo, otras motivaciones<br />

del fenómeno fronterizo son menos<br />

plausibles; regresemos a la carrera de<br />

Remo y veámosle aproximarse a la<br />

colina en la que aguardaba su hermano.<br />

Mientras Remo corría, una bandada de<br />

doce pájaros sobrevolaba la colina del<br />

Palatino, lo cual Rómulo interpretó<br />

también como una señal de los dioses.<br />

Con ayuda de un arado, comenzó<br />

enseguida a cavar el pomerium, el foso<br />

circular que fijaría el límite sagrado<br />

de la nueva ciudad, prometiendo dar<br />

muerte a quien osara atravesarlo. Pero<br />

Remo, enojado por su derrota, lo cruzó<br />

desafiante, siendo el primero en pagar<br />

con su vida la violación de la frontera<br />

sagrada de Roma.<br />

Como en el caso de Rómulo, otra<br />

de las motivaciones del fenómeno<br />

fronterizo ha sido la de erigir un muro<br />

que excluya y convierta en enemigos<br />

a quienes quedan fuera de sus límites,<br />

a los que a menudo se ha considerado<br />

Manuel López Casquete de Prado<br />

(Sevilla, 1974) es licenciado en<br />

Derecho y doctor en Ciencias Jurídicas<br />

y Empresariales por las universidades<br />

de Sevilla y Córdoba, respectivamente.<br />

Entre otras titulaciones, es Máster en<br />

Métodos de investigación en ciencias<br />

económicas y empresariales. Es profesor<br />

del departamento de Filosofía y<br />

Humanidades de la Universidad Loyola<br />

Andalucía de Sevilla y ha desempeñado<br />

varios cargos en tareas relacionadas<br />

con la promoción comercial<br />

internacional. Es autor de artículos y<br />

de los libros titulados Regreso a la felicidad<br />

del silencio (2006), Las dos puertas<br />

(2007) y La Tienda del Encuentro<br />

(2013), todos ellos publicados en<br />

Desclée De Brouwer.<br />

inferiores o indignos por el simple<br />

hecho de rezar a otros dioses, atesorar<br />

una tradición cultural diferente o sencillamente<br />

por no ser de los nuestros.<br />

También ha servido para evitar que<br />

los extranjeros utilicen los recursos<br />

existentes en el territorio delimitado<br />

por la frontera. A lo largo de la historia,<br />

cuando un pueblo se ha sentido lo<br />

suficientemente superior y poderoso,<br />

se ha visto impulsado a ensanchar sus<br />

fronteras para anexionar los territorios<br />

de otros pueblos y, de este modo,<br />

anular su cultura, civilizarlos y utilizar<br />

sus bienes y a su población en provecho<br />

propio. Incluso hemos asistido al<br />

complejo de inferioridad de pueblos<br />

que, a pesar de poseer una tradición<br />

cultural propia, han borrado sus fronteras<br />

para asociarse a superpotencias<br />

vecinas.<br />

Echemos mano otra vez de la idea<br />

de Krishnamurti; de nuevo nos resulta<br />

fácil detectar motivaciones personales<br />

análogas a las expuestas. Me refiero al<br />

entramado de barreras que erigimos<br />

para distanciarnos de aquellos a quienes<br />

consideramos distintos, indignos<br />

o inferiores desde el punto de vista<br />

social, económico, ideológico, etc.; al<br />

rechazo a quienes provienen de matrices<br />

culturales o religiosos que nos<br />

resultan amenazadores, al lindero que<br />

aleja nuestro patrimonio de las manos<br />

de quienes tienen menos que nosotros,<br />

al impulso por dominar a otros,<br />

por controlar o civilizar a nuestro<br />

criterio su modo de pensar o actuar, o<br />

incluso –en el caso de personas con una<br />

estima propia más débil– la tendencia a<br />

dejarse invadir por aquellos a quienes<br />

se atribuye autoridad o primacía.<br />

En la actualidad, muchas de nuestras<br />

fronteras son difusas a causa del<br />

diferente grado de transferencia de<br />

competencias entre distintos entes<br />

territoriales, desde las organizaciones<br />

de integración como la Unión<br />

Europea hasta las unidades políticoadministrativas<br />

más pequeñas, como<br />

los municipios. Otras, en cambio,<br />

están firmemente trazadas y procuran<br />

ser tan impermeables como sea posible.<br />

Especialmente dolorosas resultan<br />

para Europa las heridas de Lampedusa<br />

y Gibraltar. Pero lo común a todo<br />

fenómeno fronterizo es que, en su gestación,<br />

coexisten motivaciones plausibles<br />

con otras que no lo son, del mismo<br />

modo que en el ser humano conviven<br />

impulsos éticamente contrapuestos.<br />

Este hecho pide que llevemos la<br />

atención a las barreras que erigimos<br />

desde nuestro interior, a nuestras fronteras<br />

interiores. Se trata de una tarea<br />

de responsabilidad para con nosotros<br />

mismos y para con la humanidad que<br />

10 <strong>El</strong> <strong>Ciervo</strong> ˜ <strong>Enero</strong>-<strong>Febrero</strong> <strong>2015</strong>

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