El Ciervo 750 Enero/Febrero 2015

derecho a tener derechos (Trotta), de
Stefano Rodotà.
En un mundo globalizado un elemento
resulta inevitable: el conflicto
entre las antiguas estructuras (individuales,
grupales, sociales) que intentan
preservar su espacio, a pesar de ser
conscientes de que ya no saben dar
respuesta a las nuevas problemáticas, y
las organizaciones que pretenden hacer
frente al nuevo contexto. Luhmann
analiza este proceso desde su teoría de
sistemas, fiel a la tesis según la cual debe
considerarse a un tiempo el aspecto
social de la política y la dimensión política
de la sociedad, a fin de detectar los
déficit y los retos de la administración,
la política y los ciudadanos en el marco
de las dinámicas sociales. Rodotà, por
su parte, observa el mismo fenómeno
desde otro punto de vista: si el ciudadano
no quiere sucumbir bajo el peso
de la política, debe luchar por sus derechos.
Frente a la lógica del mercado
que se impone en el quehacer político
surgen nuevos actores sociales que exigen
el derecho a tener voz y voto.
De este modo, tanto Luhmann como
Rodotà construyen una reflexión sobre
el mismo eje: el respeto a la dignidad.
Francisco
Martínez Hoyos
América, otra vez
Si hay una ciudad instalada en mis
sueños, esa es Lima. Por eso he
devorado Toque de Queda (Casa
de Cartón, 2014), el libro de relatos del
periodista peruano Raúl Tola, al que
agradezco que me haya devuelto, por un
instante, al parque Salazar. A través de
relatos independientes, Tola retrata los
años de plomo de Sendero Luminoso.
La violencia es el telón de fondo de
unos personajes que asisten, impotentes,
a la profanación de su mundo. Una
profanación simbólica pero también
literal. En “La víspera”, una familia
presencia cómo unos terroristas entran
en su casa de campo, armados con trabucos
y machetes. Pero, en medio de
la crueldad cotidiana, también quedan
momentos para la ternura: ahí está esa
prostituta, Roxi, que espera con ilusión
la llegada del jueves. A ella, como al
resto de personajes, le gustaría sentirse
a salvo y retroceder a ese tiempo perdido
antes de que se estropeara todo.
Con gran economía expresiva, Tola
nos sobrecoge con su capacidad para
desvelar la palpitación más íntima del
corazón humano, dejando que el lector
complete con su imaginación todo lo
que está implícito. ¡Cómo le agradecemos
que no insulte nuestra inteligencia!
Y, de Perú, de mi añorado Perú,
me marcho a México. Reciente ganadora
del premio Herralde de Novela,
Guadalupe Nettel nos ofrece en
Octavio Paz (Taurus, 2014) una mezcla
de biografía y crítica literaria en la que
disecciona la obra del citado Nobel.
Su poesía y sus ensayos reflejaron la
tensión entre el compromiso con la
historia y la apuesta por la belleza.
Paz, por suerte, siempre acabó decantándose
por una estética que huyera
de los sermones militantes. Frente a
las ortodoxias de izquierdas, hizo gala
de una independencia no siempre bien
aceptada. Con los años, evolucionó
desde el socialismo hacia el liberalismo
en un caso análogo al del peruano
Mario Vargas Llosa. Como él, no dejó
a nadie indiferente. Se le quería o se le
detestaba. Ese fue el precio que asumió
por ejercer su libertad, entendida no
desde un prisma teórico sino como
algo práctico que se decide en un sí o
un no.
Jordi Pacheco
Diarios y ensayos
En ocasiones, la escritura de diarios
no se entiende como una actividad
necesariamente literaria. Sin
embargo, existen obras que bajo la
apariencia formal de diario trascienden
hasta convertirse en obras de referencia
dentro del género memorialístico.
En 2014 he descubierto a Salvador
Pániker a través de su Diario de otoño
(Literatura Random House), la tercera
y última entrega de sus diarios después
de Cuaderno amarillo y Variaciones
95. A lo largo de estas páginas, Pániker,
diarista consumado, mezcla la anécdota
social con otros apuntes de vida íntima,
disertaciones filosóficas y reflexiones
de todo tipo. “Hay que hacer en cada
momento lo que en cada momento
toca hacer”, es una de las máximas de
este filósofo, para quien escribir es un
ejercicio de autoterapia ante las adversidades
y al mismo tiempo un ejercicio
que permite expresar los propios sentimientos.
Otro libro que destacaría es Focus
(Kairós), de Daniel Goleman. En esta
ocasión, el escritor y psicólogo norteamericano,
célebre desde la publicación
del best-seller Inteligencia emocional,
aborda el tema de la pasión y la capacidad
de concentración. Focus nos ofrece
una visión totalmente nueva de un
talento poco desarrollado en la sociedad
contemporánea. Consciente de la
gran cantidad de estímulos que nos
rodean y hacen disminuir nuestra atención,
Goleman realiza un pormenorizado
estudio que ofrece las claves para
practicar la atención y lograr un mejor
rendimiento.
Y por último, destacaría Después de
despedirme (Alrevés), de Pepe Rubianes.
El popular humorista “galaico-catalán”
no era escritor, pero le encantaba escribir.
Prueba de ello, la gran cantidad de
papeles que dejó escritos y que, antes
de morir, confió a su hermana Carmen.
Ella puso el asunto en manos del editor
Josep Forment (fallecido súbitamente
pocos meses después de la publicación),
quien seleccionó los textos que
conforman esta singular obra. Después
de despedirme muestra una dimensión
desconocida de Rubianes. Tras la archiconocida
faceta de actor y humorista,
había la del hombre que dedicaba dos
horas diarias a escribir, ya fueran textos
teatrales o anotaciones para su diario
íntimo. En esta recopilación aparecen,
entre otros textos, monólogos inéditos
que llevan la particular marca de irreverencia,
ironía y sarcasmo tan característicos
de un humorista que no deja
indiferente.
Alexis
Rodríguez-Rata
Solo Piketty
El (nuevo) capital abraza un compromiso
socialdemócrata. Dice:
los ricos son cada vez más ricos,
la desigualdad cada vez es más honda;
ha llegado la hora de los remedios
concretos y directos. ¿Qué tal algo así
como una nueva fiscalidad?
El capital en el siglo xxi, de Thomas
Piketty (Fondo de Cultura Económica)
es enrevesado. A veces pesado. Parte
de datos parciales, pero relevantes, que
llevan al autor a conclusiones generales.
Y eso es mucho decir. Karl Marx, además,
no solo ha servido de inspiración
al título, sino también a su prosa. Y
ya se sabe que se trata de decir algo
interesante y que además se entienda.
Thomas Piketty lo logra a medias.
Pero en este capital el contexto
mejora al contenido. Me explico.
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