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El Ciervo 750 Enero/Febrero 2015

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en el verso, universo ~ n. 259<br />

Versos contra la guerra<br />

Por Alejandro Duque Amusco<br />

Tristes armas<br />

si no son las palabras<br />

Miguel Hernández<br />

<strong>El</strong> pasado año se cumplió<br />

el centenario del comienzo<br />

de la Primera Guerra<br />

Mundial. <strong>El</strong> <strong>Ciervo</strong>, atento a las<br />

cuestiones sociales e históricas<br />

de relevancia, no solo dedicó a<br />

esta efemérides unas penetrantes<br />

páginas en el número de agosto,<br />

sino que en diciembre de 2014 ha<br />

editado una recopilación poética<br />

de transparente título: Poemas<br />

para la paz*. Y vuelve ahora,<br />

en este “Pliego de poesía”, a<br />

defender la cultura de la paz a<br />

través de la palabra de los poetas.<br />

<strong>El</strong> citado libro antibelicista<br />

–con excelente prólogo de la hispanista<br />

italiana Rosa Mª Grillo–<br />

recoge poemas inspirados por<br />

algunas de las contiendas sufridas<br />

desde finales del siglo xix hasta<br />

hoy, y también por el holocausto<br />

atómico de Hiroshima y Nagasaki.<br />

Pero no es lugar este para hablar<br />

de esta recopilación, sino para presentar<br />

el “Pliego”, a base de unas<br />

pocas composiciones extraídas de<br />

entre el medio centenar que forman<br />

el libro.<br />

La guerra franco-prusiana de 1870<br />

brinda al poeta Arthur Rimbaud la<br />

ocasión de una engañosa instantánea:<br />

“<strong>El</strong> durmiente del valle”. Este<br />

soneto parece evadirse de la atmósfera<br />

opresiva de la guerra y modelar<br />

ilusoriamente una estampa bucólica.<br />

<strong>El</strong> último verso vendrá a sacarnos del<br />

* La edición, en tirada reducida y no venal, ha sido<br />

distribuida como obsequio entre “Los Amigos<br />

de <strong>El</strong> <strong>Ciervo</strong>”.<br />

engaño. <strong>El</strong> joven que “dormita” sobre<br />

la hierba tiene dos “agujeros rojos” en<br />

el costado.<br />

No podían faltar en esta sucinta<br />

muestra dos de los más notables poetas-soldados<br />

de aquella generación<br />

sacrificada en la Gran Guerra: el italiano<br />

Giuseppe Ungaretti, que nos deja<br />

en “Vigilia” un desesperado apunte de<br />

amor a la vida, y el británico Wilfred<br />

Owen. Owen, que ingresó voluntario<br />

en el ejército, tuvo el infortunio de<br />

caer en acción bélica una semana antes<br />

de que se firmara el armisticio. Como<br />

otros jóvenes de entonces, caso de su<br />

amigo Siegfried Sassoon, Owen pasó<br />

del fervor patriótico a la denuncia de<br />

la “vieja mentira” de la guerra. A él se<br />

deben los poemas más contundentes<br />

sobre el horror vivido en la primera<br />

línea de fuego. “Dulce et<br />

decorum est”, título tomado de<br />

Horacio, es hoy el poema suyo<br />

más recordado.<br />

No ha sido fácil incluir en<br />

este oscuro drama a alguna poetisa<br />

antibelicista, pero las hay.<br />

Catherine Reilly reunió una<br />

antología de mujeres poetas de<br />

la Primera Guerra Mundial, en<br />

1984, con Vera Brittain y Edith<br />

Sitwell entre las más conocidas.<br />

Al caer en combate el prometido<br />

de Vera, le dedica el responso<br />

“Quizás”, pero no es propiamente<br />

un poema contra la guerra<br />

–el campo de batalla, entonces,<br />

estaba reservado en exclusividad<br />

al hombre–, sino una hermosa<br />

elegía por el amor perdido.<br />

Será la brasileña Cecília<br />

Meireles, ya en plena II Guerra<br />

Mundial, quien mejor supo oír<br />

el grito ensordecedor de la contienda<br />

y transformarlo en las<br />

crudas y alucinadas imágenes de su<br />

poema “Guerra”.<br />

<strong>El</strong> más ambicioso poema antimilitarista,<br />

con el que concluimos la selección,<br />

es “<strong>El</strong> baño de los soldados”, de<br />

F. T. Prince. Es también el más famoso<br />

del autor. Lo escribió en 1942, y tiene<br />

un marcado carácter autobiográfico.<br />

En palabras de Paul Batchelor, crítico<br />

de The Guardian, este poema “es una<br />

meditación sobre el cuerpo y el alma,<br />

el amor y la guerra, sobre la vida y el<br />

arte”.<br />

Sí, porque quizás sea el arte, y<br />

con él la palabra de los poetas, el<br />

modo más persuasivo de alertar a los<br />

hombres de los peligros de la guerra y<br />

sobre el frágil equilibrio que supone<br />

la paz. <br />

44 <strong>El</strong> <strong>Ciervo</strong> ˜ <strong>Enero</strong>-<strong>Febrero</strong> <strong>2015</strong>

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