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música<br />
céline gesret<br />
Jazz en el Café Central<br />
Quien pasa por la<br />
plaza del Ángel de<br />
Madrid siempre<br />
frena su paso y se detiene<br />
al lado del Café Central, el<br />
emblemático club de jazz<br />
de la capital. Los paseantes<br />
y turistas paran por el<br />
edificio y por su “escaparate”.<br />
<strong>El</strong> Central abrió a<br />
principios de los 80 en una<br />
antigua tienda de marcos<br />
y cristales, una tienda de<br />
1908. Un lugar idóneo<br />
para establecer un “caféconcert”.<br />
No será un club de<br />
jazz como los que solemos<br />
conocer donde, desde<br />
Nueva York hasta París, el jazz ruge en<br />
lugares oscuros, en cuevas. No. Tendrá<br />
luz natural, y quien se acerque a la<br />
fachada desde fuera podrá divisar a los<br />
músicos. Así se pensó “el escaparate”.<br />
Gerardo Pérez, programador del lugar,<br />
explica que en el año 1981 buscaba un<br />
lugar similar al Café Comercial, que<br />
era el punto de encuentro del grupo de<br />
amigos treintañeros que encabezarían<br />
luego el Café Central.<br />
Gerardo Pérez prefirió el jazz al<br />
rock de Led Zeppelin después de<br />
haber visto y oído a Tete Montoliu<br />
en concierto. Tenía 18 años. Será<br />
su música, su vida. Al abrir el Café<br />
Central, en agosto del 82, se desarrolló<br />
una programación local. Muy local.<br />
“Uno de los primeros en subirse al<br />
escenario fue un saxofonista que solía<br />
tocar en la calle y pudo ensayar en el<br />
Central dando conciertos”, explica<br />
Pérez. Entre los primeros espadas del<br />
cartel estaban <strong>El</strong> Gran Wyoming y<br />
la orquesta Girasol. “Me acuerdo de<br />
una noche en que tocaba la orquesta<br />
Girasol, la gente puso sus abrigos en<br />
george adams<br />
la sala de atrás, y un ladrón se llevó<br />
todo durante el concierto, sin que<br />
nadie se diese cuenta”. Absorbidos<br />
por el concierto.<br />
La sala no establece distancia entre<br />
la tarima del escenario y el público.<br />
Los antiguos cristales de la tienda de<br />
J. Prat alineados en la pared dan la<br />
sensación de multiplicar las caras del<br />
público. Caben cien personas. <strong>El</strong> lugar<br />
emblemático pasó esos dos últimos<br />
años por dificultades. La ley que actualiza<br />
las rentas antiguas al precio del<br />
“En la sala<br />
no hay<br />
distancia<br />
entre la tarima<br />
del escenario y el<br />
público<br />
mercado lo iba a condenar<br />
al cierre. Pero el Café<br />
se salva. “Tenemos por<br />
lo menos 5 años más de<br />
vida”, se alegra Gerardo<br />
Pérez. Un apartado en el<br />
contrato de propiedad, que<br />
menciona un traspaso de<br />
dominio, permite que el<br />
Café siga tal cual. Pérez, el<br />
“cura de la parroquia del<br />
jazz” en Madrid, seguirá<br />
acumulando anécdotas y<br />
descubriendo talentos.<br />
<strong>El</strong> Café Central programa<br />
a los músicos una<br />
semana entera, y eso lo<br />
hace único. Los artistas<br />
ensayan frente al público<br />
y varios proyectos de discos salieron<br />
de rachas de conciertos en el Central.<br />
Esos conciertos dieron lugar a encuentros<br />
no previstos. “Una vez vino<br />
Wynton Marsalis a un concierto de<br />
Chano Domínguez. Lo llevó un crítico<br />
de música. Estaba en Madrid para<br />
tocar en el Festival de jazz. Pues se<br />
puso a tocar con Chano Domínguez.<br />
Me acuerdo que no se subió a la tarima.<br />
Fue un momento excepcional para el<br />
público presente”. La lista de artistas<br />
que subieron al escenario es infinita:<br />
Randy Weston, Art Farmer, Paquito<br />
D’Rivera, Tete Montoliu, pero también<br />
Ara Malikian, Lucrecia, Zenet,<br />
Silvia Pérez Cruz, Krahe.<br />
Gerardo Pérez no quiere cerrarse<br />
al jazz. Depende de los encuentros<br />
artísticos. “Una de las últimas artistas<br />
que tocó aquí –dice– es la cantante<br />
Patti Cathcart, de la formación Tuck<br />
and Patti, una de las mejores que vino<br />
aquí, seguro que la volveré a programar”.<br />
Y el Café Central seguirá resistiendo<br />
como uno de los pocos lugares<br />
donde vive el jazz en Madrid. »<br />
foto: café central<br />
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