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El Ciervo 750 Enero/Febrero 2015

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música<br />

céline gesret<br />

Jazz en el Café Central<br />

Quien pasa por la<br />

plaza del Ángel de<br />

Madrid siempre<br />

frena su paso y se detiene<br />

al lado del Café Central, el<br />

emblemático club de jazz<br />

de la capital. Los paseantes<br />

y turistas paran por el<br />

edificio y por su “escaparate”.<br />

<strong>El</strong> Central abrió a<br />

principios de los 80 en una<br />

antigua tienda de marcos<br />

y cristales, una tienda de<br />

1908. Un lugar idóneo<br />

para establecer un “caféconcert”.<br />

No será un club de<br />

jazz como los que solemos<br />

conocer donde, desde<br />

Nueva York hasta París, el jazz ruge en<br />

lugares oscuros, en cuevas. No. Tendrá<br />

luz natural, y quien se acerque a la<br />

fachada desde fuera podrá divisar a los<br />

músicos. Así se pensó “el escaparate”.<br />

Gerardo Pérez, programador del lugar,<br />

explica que en el año 1981 buscaba un<br />

lugar similar al Café Comercial, que<br />

era el punto de encuentro del grupo de<br />

amigos treintañeros que encabezarían<br />

luego el Café Central.<br />

Gerardo Pérez prefirió el jazz al<br />

rock de Led Zeppelin después de<br />

haber visto y oído a Tete Montoliu<br />

en concierto. Tenía 18 años. Será<br />

su música, su vida. Al abrir el Café<br />

Central, en agosto del 82, se desarrolló<br />

una programación local. Muy local.<br />

“Uno de los primeros en subirse al<br />

escenario fue un saxofonista que solía<br />

tocar en la calle y pudo ensayar en el<br />

Central dando conciertos”, explica<br />

Pérez. Entre los primeros espadas del<br />

cartel estaban <strong>El</strong> Gran Wyoming y<br />

la orquesta Girasol. “Me acuerdo de<br />

una noche en que tocaba la orquesta<br />

Girasol, la gente puso sus abrigos en<br />

george adams<br />

la sala de atrás, y un ladrón se llevó<br />

todo durante el concierto, sin que<br />

nadie se diese cuenta”. Absorbidos<br />

por el concierto.<br />

La sala no establece distancia entre<br />

la tarima del escenario y el público.<br />

Los antiguos cristales de la tienda de<br />

J. Prat alineados en la pared dan la<br />

sensación de multiplicar las caras del<br />

público. Caben cien personas. <strong>El</strong> lugar<br />

emblemático pasó esos dos últimos<br />

años por dificultades. La ley que actualiza<br />

las rentas antiguas al precio del<br />

“En la sala<br />

no hay<br />

distancia<br />

entre la tarima<br />

del escenario y el<br />

público<br />

mercado lo iba a condenar<br />

al cierre. Pero el Café<br />

se salva. “Tenemos por<br />

lo menos 5 años más de<br />

vida”, se alegra Gerardo<br />

Pérez. Un apartado en el<br />

contrato de propiedad, que<br />

menciona un traspaso de<br />

dominio, permite que el<br />

Café siga tal cual. Pérez, el<br />

“cura de la parroquia del<br />

jazz” en Madrid, seguirá<br />

acumulando anécdotas y<br />

descubriendo talentos.<br />

<strong>El</strong> Café Central programa<br />

a los músicos una<br />

semana entera, y eso lo<br />

hace único. Los artistas<br />

ensayan frente al público<br />

y varios proyectos de discos salieron<br />

de rachas de conciertos en el Central.<br />

Esos conciertos dieron lugar a encuentros<br />

no previstos. “Una vez vino<br />

Wynton Marsalis a un concierto de<br />

Chano Domínguez. Lo llevó un crítico<br />

de música. Estaba en Madrid para<br />

tocar en el Festival de jazz. Pues se<br />

puso a tocar con Chano Domínguez.<br />

Me acuerdo que no se subió a la tarima.<br />

Fue un momento excepcional para el<br />

público presente”. La lista de artistas<br />

que subieron al escenario es infinita:<br />

Randy Weston, Art Farmer, Paquito<br />

D’Rivera, Tete Montoliu, pero también<br />

Ara Malikian, Lucrecia, Zenet,<br />

Silvia Pérez Cruz, Krahe.<br />

Gerardo Pérez no quiere cerrarse<br />

al jazz. Depende de los encuentros<br />

artísticos. “Una de las últimas artistas<br />

que tocó aquí –dice– es la cantante<br />

Patti Cathcart, de la formación Tuck<br />

and Patti, una de las mejores que vino<br />

aquí, seguro que la volveré a programar”.<br />

Y el Café Central seguirá resistiendo<br />

como uno de los pocos lugares<br />

donde vive el jazz en Madrid. »<br />

foto: café central<br />

Críticos y criterios ˜ <strong>Enero</strong>-<strong>Febrero</strong> <strong>2015</strong> 37

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