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El Ciervo 750 Enero/Febrero 2015

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capaces de incluir un cierto grado de<br />

ambigüedad y anomalía que les permite<br />

responder al cambio constante<br />

al cual están sujetas. Así, a menudo<br />

la ilusión de continuidad y constancia<br />

oculta o disimula intersticios de<br />

diálogo y negociación de la diferencia<br />

en los márgenes del statu quo.<br />

Estos poseen la capacidad de promover<br />

modificaciones incipientes que,<br />

con el tiempo, generalmente desembocan<br />

en profundos cambios sociales.<br />

Citaremos tres ejemplos: la caída<br />

de fronteras que impedían el derecho<br />

al voto de las mujeres y también su<br />

acceso al mundo laboral; el acceso de<br />

las clases trabajadoras a la educación<br />

universitaria; y el acceso al inmenso<br />

depósito de información creado por la<br />

revolución digital.<br />

Hoy las fronteras tradicionales se<br />

ven cuestionadas por las consecuencias<br />

de la globalización. Más allá de<br />

las fronteras físicas existen las nuevas<br />

fronteras digitales, invisibles y poderosas,<br />

que transforman las relaciones<br />

Montserrat Guibernau (Vilanova i<br />

la Geltrú, 1960) es doctora en Teoría<br />

Social y Política por la Universidad de<br />

Cambridge y licenciada en Filosofía por<br />

la Universidad de Barcelona. Actualmente<br />

es catedrática de Ciencia Política en la<br />

Universidad de Londres (Queen Mary<br />

College). Es coeditora de la revista<br />

Nations and Nationalism y de Política y<br />

Sociedad. Además de conferenciante, es<br />

autora de diversas publicaciones entre<br />

las que destacan los libros Belonging:<br />

Solidarity and division in modern societies<br />

(Polity Press, Cambridge, 2013), La identidad<br />

de las naciones (Polity Press, 2010),<br />

Un catalanismo cosmopolita (Angle<br />

Editores, Barcelona, 2009), Naciones sin<br />

Estado (Ariel, 1998) y Governing Europe<br />

(Open University, 2006).<br />

interpersonales y llenan el planeta de<br />

conexiones interminables y complejas<br />

que establecen una firme frontera entre<br />

quiénes poseen los medios y el conocimiento<br />

para poder utilizarlas y quienes<br />

las ignoran y temen.<br />

<strong>El</strong> poder de las revoluciones cibernéticas<br />

se manifiesta a través de la rapidez<br />

del cambio político ejemplificado<br />

por la transformación de una protesta<br />

popular en contra de los regímenes<br />

autoritarios en el Norte de África y el<br />

mundo Àrabe -diciembre 2010- que en<br />

pocos días se transformó en un movimiento<br />

social de masas capaz de provocar<br />

la caída de regímenes políticos. La<br />

visibilidad y rápida expansión de estas<br />

revoluciones pro-democracia y el uso<br />

masivo de tecnologías digitales no tiene<br />

precedentes en cuanto a su rapidez y al<br />

éxito de sus consignas. Los mensajes<br />

cibernéticos atraen por la sofisticación<br />

de su tecnología, por la posibilidad de<br />

personalizar teléfonos y ordenadores,<br />

por el contraste entre la fragilidad de<br />

la inmensa cantidad de información y<br />

contactos a los que se puede acceder y<br />

que descansan en la palma de nuestra<br />

mano.<br />

La revolución digital puede ser utilizada<br />

para promover la democracia, los<br />

derechos humanos y la igualdad, pero<br />

también puede transformarse en un<br />

instrumento de promoción del fundamentalismo,<br />

la exclusión y las políticas<br />

autoritarias. La revolución digital no es<br />

una revolución ética o comprometida<br />

con valores progresistas, aunque tampoco<br />

lo está con principios autoritarios,<br />

antidemocráticos.<br />

<strong>El</strong> espejismo de la libertad asociado<br />

al desmantelamiento de fronteras tradicionales<br />

seduce a millares de personas<br />

conectadas digitalmente, ávidas por<br />

recibir aquellos mensajes y consignas<br />

anónimos o de personas desconocidas<br />

que les convocan a movilizarse, a<br />

transformarse en actores sociales. La<br />

ficción del compañerismo y de una<br />

cierta solidaridad invisible les libera,<br />

momentáneamente, de la soledad y el<br />

aislamiento silencioso.<br />

Un mundo carente de fronteras<br />

es una utopía y lo continuará siendo<br />

durante un largo período de tiempo.<br />

Las fronteras físicas existen y es<br />

previsible que continúen en un universo<br />

donde la idea cosmopolita es<br />

reconocida y loada por algunos, pero<br />

en el cual el cosmopolitismo no predomina.<br />

Nuestro mundo está jerarquizado<br />

y dividido, aunque se intente<br />

crear la ficción de la singularidad a<br />

través del consumo. Aún así, se trata<br />

de una singularidad basada en el poder<br />

adquisitivo de los individuos y que a<br />

menudo niega el valor de la persona<br />

como ser humano.<br />

Invisibles y efectivas persisten las<br />

fronteras que construimos nosotros<br />

mismos cuando limitamos nuestra vida,<br />

evitamos el riesgo, nos acomodamos y<br />

dejamos en manos de otros la lucha por<br />

la libertad y la creación de un universo<br />

justo. <br />

14 <strong>El</strong> <strong>Ciervo</strong> ˜ <strong>Enero</strong>-<strong>Febrero</strong> <strong>2015</strong>

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