10.07.2015 Views

primeras-paginas-verdad-sobre-caso-harry-quebert

primeras-paginas-verdad-sobre-caso-harry-quebert

primeras-paginas-verdad-sobre-caso-harry-quebert

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

avance de mi proyecto, antes de concluir, con los ojos bañados enlágrimas: «Poco me importan los primeros premios, si puedo aportaruna llama de felicidad a mis amigos los niños trisómicos». Evidentemente,todo el mundo quedó impresionado, y aquello me valióeclipsar a Sally ante los profesores y mis compañeros. La mismaSally, que tenía un hermano pequeño con una minusvalía profunda—algo que yo ignoraba—, rechazó su premio y exigió que melo diesen a mí. Gracias a ese episodio vi mi nombre bajo las categoríasde Deportes, Ciencias y Premio a la camaradería en el tablónde méritos, que yo había rebautizado en secreto como tablón demérito,plenamente consciente de mi impostura. Pero no podía parar,estaba como poseído. Una semana más tarde, batí el récord deventa de billetes de tómbola comprándomelos a mí mismo con eldinero de dos veranos anteriores limpiando el césped de la piscinamunicipal. No hizo falta más para que el rumor empezase a recorrerel instituto: Marcus Goldman era un ser de una calidad excepcional.Fue esa constatación la que empujó a alumnos y profesoresa llamarme «el Formidable», como una marca de fábrica, unagarantía absoluta de éxito; y mi pequeña fama pronto se extendióal conjunto de nuestro barrio en Montclair, llenando a mis padresde un inmenso orgullo.Esta tramposa reputación me incitó a practicar el noblearte del boxeo. Siempre había sentido debilidad por el boxeo, ysiempre había sido un buen golpeador, pero lo que buscaba yendoa entrenarme en secreto a un club de Brooklyn, a una hora de trende mi casa, allí donde nadie me conocía, allí donde el Formidableno existía, era poder ser falible: iba a reivindicar el derecho a servencido por alguien más fuerte que yo, el derecho a desprestigiarme.Era la única forma de alejarme de ese monstruo de perfecciónque había creado: en esa sala de boxeo, el Formidable podía perder,podía ser malo. Y Marcus podía existir. Aun así, poco a pocomi obsesión por ser el número uno absoluto <strong>sobre</strong>pasó lo imaginable:cuanto más ganaba, más miedo tenía de perder.Durante mi tercer curso, por culpa de una restricción presupuestaria,el director se vio obligado a desmantelar el equipo delacrosse, que costaba demasiado caro al instituto en relación a loque aportaba. Para mi gran pesar, tuve pues que elegir una nuevadisciplina deportiva. Evidentemente, los equipos de fútbol y ba­

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!