Cuadernos de Picadero Nº 7 - Instituto Nacional del Teatro
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Los temas <strong>de</strong> la dramaturgia infantil y su tratamiento en escena apenas acompañan lastransformaciones <strong>de</strong>l espacio vital <strong>de</strong> los chicos. Las incursiones <strong>de</strong> la infancia en zonasque ya no forman parte <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> juegos <strong>de</strong>dicado exclusivamente a los chicosreplantea muchas cosas, entre ellas el concepto <strong>de</strong> infancia en sí. Escuchan la música<strong>de</strong> mtv, siguen los reality-shows, alquilan todas las películas <strong>de</strong> terror y siguen a la par<strong>de</strong> los adultos las sagas literarias y cinematográficas <strong>de</strong> aprendices <strong>de</strong> brujos y señoresmitológicos.En la calle, en tanto, se cruza el chico que pi<strong>de</strong> monedas a cambio <strong>de</strong> unos malabarescon el chico que viene en auto <strong>de</strong> ver a otros malabaristas en el teatro. La crisis socialgenera separaciones a la vez que imposibilita el aislamiento <strong>de</strong>l avestruz.No se trata, necesariamente, <strong>de</strong> convertir el escenario en reflejo <strong>de</strong> los dramas cotidianos<strong>de</strong> la vida social.Pero no se pue<strong>de</strong> concebir ya al niño como un espectador ingenuo, virgen <strong>de</strong> imágenesy situaciones <strong>de</strong> alto impacto. Tanto más le faltan, probablemente, instancias <strong>de</strong> elaboración,<strong>de</strong> reflexión a la medida <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> niño. Y esto es lo que justamentepue<strong>de</strong> aportar el teatro como pocas otras modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> interlocución. Hasta ahora, sonmuy pocos los intentos en este sentido en los escenarios locales, algunos <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>autores <strong>de</strong> otros países, otros sobre la muy seria vocación reflexiva <strong>de</strong>l humor <strong>de</strong> losclowns, cuando generan esa risa <strong>de</strong>l “darse cuenta” <strong>de</strong> que las cosas obvias se pue<strong>de</strong>n ver<strong>de</strong> un modo totalmente distinto e inesperado. Una mirada que está muchas veces presenteen el pensamiento infantil, cuando logra escapar <strong>de</strong> la estandarización que suele imponerel “sentido común”. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el escenario son intentos insuficientes.Posiblemente se haya instalado una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “especialización” en el teatro infantil –nosólo en los elencos y autores, sino también en la crítica y la producción– que obturaaccesos a creadores y pensadores que podrían aportar propuestas enriquecedoras. Unentrecruzamiento más fluido <strong>de</strong> directores y dramaturgos que logren saltar las vallas <strong>de</strong>l“corral <strong>de</strong> la infancia” –ya <strong>de</strong>rribadas <strong>de</strong> modo no siempre i<strong>de</strong>al por otros espectáculos–podría revitalizar la relación entre el teatro y los chicos.Al fin y al cabo, no hay adulto que no haya pasado por la niñez y no hay niño que noespere llegar a la adultez. Y entre ambas etapas <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong>ellas existen conflictos que, llevados a escena, pue<strong>de</strong>n provocar risas, lágrimas,asombro, miedos, alegría y tristeza, pero sobre todo, la sensación, al salir <strong>de</strong>l teatro,<strong>de</strong> que durante esa hora en la butaca ocurrió algo que conmovió el escenario interno<strong>de</strong>l espectador.46 CUADERNOS DE PICADERO