124le hacía falta el macho que la montara; porque eso sí, si vieracómo le quedaban <strong>de</strong> rozagantes las mejillas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>amarme. No le miento, le juro por mi finada vicaria que nole miento.Yo sé, mi compadre amigo, que cuando las putas beatas–que no por puras son beatas, pero si por beatas son muyhijueputas–, incluida su santa mamá (que fue la primeraque puso el grito en el cielo y se le oyó en el infierno), le <strong>de</strong>cía,la jodía y la rejodía, duro le gritaba y <strong>de</strong>spués, pasitico,le <strong>de</strong>cía: “no te conviene un peón huelemaluco, espeluzado,cortacaña, ¿qué le viste vos a ese jornalero?, sobre todo a vosque te gusta vivir bueno, que te gusta comer bueno, que tegusta la ropa y los zapatos bonitos. ¿Qué te podrá compraresa mecha <strong>de</strong> hombre con esa migaja <strong>de</strong> jornal? Pero eso sí,<strong>de</strong> mí no vayas a esperar una bendición para ese absurdo”.Y así fue, compadre, me la llevé a vivir al rancho <strong>de</strong>mi difunta mamá, y a la suya ni siquiera una bendición chiquitale merecimos. Y no es por nada, compadre, pero vea,cosa verraca, y es que ahoritica la chava se lamenta por nohaberle hecho caso a su mamá. Si hasta se atrevió a <strong>de</strong>cirque quién sabe yo <strong>de</strong> qué me habré valido para enyerbarlatan feo, a tal punto <strong>de</strong> haberse volado conmigo, con unpeón. ¿Ya sabe, compadre? Vinieron los evangélicos al pueblo,esos que parecen políticos sin saco, dando discursospor ahí, a diestra y siniestra, que más parecen cantantes <strong>de</strong>orquesta o cargadores <strong>de</strong> funeraria. ¿Que qué le dijeron,compadre? Pues que el mundo se iba a acabar y que se arrepintiera<strong>de</strong> amarme, porque ella era una adúltera. ¿Ustedsabe lo que es eso, compadre? Yo le confieso que tampoco,pero ha <strong>de</strong> ser algo que yo le pegué <strong>de</strong> seguro, porque ella notenía <strong>de</strong> eso cuando estaba don<strong>de</strong> la mamá. Y como a la chavale fascina que le hablen bonito, así sea con palabras queella no sabe qué significan, entonces metió los chiros entre
un costal y se <strong>de</strong>volvió para el rancho <strong>de</strong> su mamá. Debióhaber estado feliz la vicaria porque al menos allá en la casatenía otra vez a la niña <strong>de</strong> sus ojos, la reina que se iba a casarcon un abogado o con un médico.Yo sí, compadre, lo confieso, yo me fui a pedirle perdóna la chava por pegarle eso <strong>de</strong> adúltero, y a suplicarle quese volviera conmigo pa´l rancho. ¿Pero sabe qué pasó? Pasoque <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> su mamá me salió uno <strong>de</strong> esos evangélicosque le estaba haciendo la visita a mi mujer. Entonces,el corbatudo se dirigió a mí, diciéndome que la <strong>de</strong>jara enpaz, porque yo era un adúltero, un fornicador, un hereje, unimpío. ¿Y yo qué, compadre? Yo sí me imaginé que me estabainsultando, pero como yo no sé nada <strong>de</strong> esos insultosbonitos, mejor saqué mi peinilla y le grité:–¡Sí, yo soy todo eso, pero vos sos un hijueputa!Y sin meditar más palabra lo agarré a plan, primero aél y luego a la chava. Le amarré su buen planazo en la nalga,tan sonoro y tan bien plantao, compadre, que <strong>de</strong> inmediatose le chocolatiaron los ojos. Y <strong>de</strong> una, el marica corbatudosalió corriendo callejón abajo con La Biblia bajo el brazo.¿Que qué pasó <strong>de</strong>spués compadre? Pasó que la chava,solita, se me <strong>de</strong>volvió al otro día paĺ rancho, y ahí está, mansitica,sumisa y querendona, como <strong>de</strong>be ser, tropezando ytropezando feliz, y día a día con la piedra <strong>de</strong> tropiezo quetiene <strong>de</strong> hombre. ¿Y <strong>de</strong> lo otro? No, <strong>de</strong> lo otro no, compadre,nunca supe que era eso <strong>de</strong> adúltero. Una vez casi se lopregunto al señor cura pero me dio pena. Aquí entre nos,pa´mí que eso es algo que tiene que ver con la horqueta.<strong>Fugas</strong> <strong>de</strong> <strong>tinta</strong> 2125
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con sus “trabajos”. Y ya sin el
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para que no me fueran a “humillar
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