22Pedro corrió a abrir, él nunca le daba miedo abrir la puerta,lo digo por lo <strong>de</strong> la esposa. Y cuando abrió, era Pipe. Él nolo <strong>de</strong>jó entrar, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta Pipe me vio y noté en suexpresión que no le gustó para nada verme allí. Luego Pedrome contó que le había hablado <strong>de</strong> mí. Y le conté que yo legustaba a Pipe y que era seguro que se hubiera molestado.Muchas veces Pipe siguió yendo a hablar con Pedro, perono entraba, y conmigo tampoco volvió a hablar. Y nosotrosseguimos “nuestra amistad”, puerta a<strong>de</strong>ntro.Z. ¿Pero no pasó nada?N. Uno <strong>de</strong> tantos días en el trabajo, no pu<strong>de</strong> resistirmemás a sus besos y sus caricias. Me abrazó suavementey poco a poco me <strong>de</strong>jé caer en sus brazos, fue muy <strong>de</strong>licado,pero también muy apasionado. Yo me sentía en las estrellas,no podía <strong>de</strong>tenerlo más, <strong>de</strong> verdad que Pedro era el“hombre perfecto” en todo el sentido <strong>de</strong> la palabra, ahorano cabía duda alguna. Nunca olvidaré a un hombre tan ardiente,tan dulce. Nunca, mientras estuvimos juntos, fui capaz<strong>de</strong> volverme a negar a sus encantos. Lo que me mataba,me fascinaba y a la vez me causaba curiosidad, era la importanciaque él le daba a que era yo quien <strong>de</strong>bía disfrutar más<strong>de</strong> nuestro encuentro, más que su propio disfrute. “No sepreocupe por nada, solo quiero, mami, que te sientas bien,yo no importo”, me <strong>de</strong>cía. Y lógicamente yo hacía todo loposible porque él también se sintiera muy bien.Z. Uy, tan lindo, imagínate, y todo lo que esperó él. ¿Ycuánto duraron así?N. Meses, todo marchaba súper bien, no discutíamos,solo compartíamos. Una vez sí recuerdo que hablamos <strong>de</strong>que Nury lo estaba llamando. Él me lo contó y, como es <strong>de</strong>suponerse, no me gustó mucho, pero no me veía en condiciones<strong>de</strong> reclamarle nada. Sin embargo, él me dijo que notenía nada con ella y cogió el teléfono, le marcó, y me dijo
que le iba a <strong>de</strong>cir lo nuestro. Yo nunca se lo había contadoa Nury porque me daba pena con ella, pero él ni corto ni perezoso,la llamó. Y cuando le estaba diciendo, ella empezó acoquetearle. Luego le preguntó que con quién estaba y él sinmás le dijo que conmigo. Yo me asusté y le hice señas <strong>de</strong> queno dijera nada más y él seguía empeñado en contarle. “Nuryes que tengo que <strong>de</strong>cirte que no me pue<strong>de</strong>s volver a llamarporque estoy con…”, y yo le colgué el teléfono. El teléfonotimbró y no lo <strong>de</strong>jé contestar. Ahí murió la historia con Nury,eso creo, porque pasábamos todo el día juntos y en la nochese iba a su casa. Él, aunque era muy joven, era un hombre <strong>de</strong>carácter, <strong>de</strong> esos que hacen que respeten a su mujer y danla cara por ella don<strong>de</strong> sea. Lo <strong>de</strong>mostró cuando no volvió ahablar con Nury, y una vez que me fui adon<strong>de</strong> mi papá. Alláestuve <strong>de</strong> un día para otro. Pedro me había dado plata para iry que la pasara bien. Y cuando volví a mi casa no encontré eltelevisor. Pedro no estaba y yo creía que él lo había guardado,pero no. Alguien dijo que había visto que un muchacho lohabía sacado <strong>de</strong> mi casa. Él, sin más, cogió una bicicleta ysalió conmigo a buscar al tipo, pero no lo encontramos. Unconocido <strong>de</strong> él le dijo dón<strong>de</strong> lo podía encontrar. Pedro se fuepara allá y lo enfrentó. Resulta que el tipo este, le vendió eltelevisor a una oficina <strong>de</strong> sicarios que mandan en un sector<strong>de</strong> la invasión. Pedro no lo pensó, fue y lo buscó, lo amenazóy se enfrentó con los tipos. Cuando yo me di cuenta fui ylo alcancé y le rogué que se olvidara <strong>de</strong> eso, que evitáramosproblemas, igual esos tipos con arma en mano apoyaban alladrón, y Pedro solo en ese momento no podía hacer nada.En fin, lo convencí y se fue conmigo a la casa. Estaba másabrumado él por lo <strong>de</strong>l televisor que yo, me dijo que esperara,que en cuanto tuviera plata me compraba uno.Z. ¡Qué man tan bacán!N. ¡Dígame, quién no se crece con un hombre así!<strong>Fugas</strong> <strong>de</strong> <strong>tinta</strong> 223
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