14Nu. Nada, ni se imagina, a<strong>de</strong>más él ya me lo ha hechoa mí también.N. ¿Y no te da miedo?Nu. No, porque él se mantiene trabajando.(El caso es que en ese momento quedé <strong>de</strong>silusionada<strong>de</strong> mi amiga, la gran amiga a la que le había contado muchísimascosas).Z. ¿O sea que tu amiga sí aprovechó y se cuadró alpapacito?N. Pues sí, pero <strong>de</strong> esas cosas raras que pasan en lavida: a Pedro le dieron un trabajo enfrente <strong>de</strong> mi casa. Allí éltenía que administrar un jibarca<strong>de</strong>ro. Al principio yo no hablabacon él, a<strong>de</strong>más me acordaba que estaba saliendo conNury y eso me daba rabia. Pero era inevitable verlo y que élme buscara conversa. Pasaron varios días y poco a poco empezamosa charlar, yo ya no salía mucho por la noche parapo<strong>de</strong>r hablar con él. Me atraía mucho la mirada y la sonrisaque me brindaba cuando hablábamos y, así, <strong>de</strong> a poco, nosfuimos acercando, ya que él tenía una sutil manera <strong>de</strong> conquistarme,sin acosarme, cosa que me aterraba, pero él merespetaba mucho porque <strong>de</strong>cía que yo era muy seria.Z. Uy, tan bacano, amiga.N. Una vez me dio mucha rabia porque llegó Nury,que nunca iba a mi casa porque el marido no la <strong>de</strong>jaba, yeso que llevábamos muchos años <strong>de</strong> amistad, pero ese día,¡que sorpresa!, Nury en mi casa, y qué era: que quería ver ami Pedro, que hacía días no hablaba con ella y me contó lomaravilloso que era, lo amplio y <strong>de</strong>tallista y yo con mi rabia.Pero con rabia y todo lo tuve que ir a llamar para que hablaracon ella y, sin más, se fueron y se encerraron en el negocio.Ya por la noche salió ella y se fue para mi casa a contarmelo buen amante que era, en fin. Después unos amigosla invitaron a bailar y se fue con ellos, y en esa rumba Nury
también se acostó con otro amigo mío, pero yo no le contéeso a Pedro.Z. No, mija, qué amiga.N. Después <strong>de</strong> ese día yo nunca más volví a ver a Nuryen esa casa. Él <strong>de</strong>cía que ella era muy chévere, muy loca, perono me hablaba <strong>de</strong> que sintiera amor por ella, era más bien<strong>de</strong>seo. Ella siempre se jacta <strong>de</strong> ser to<strong>de</strong>ra en la cama. Pedro síme llegó a hablar <strong>de</strong>l mucho amor que sentía por su esposa,la mamá <strong>de</strong> sus dos hijos, que se me hacía raro porque nuncaiba don<strong>de</strong> él trabajaba. Supe por boca <strong>de</strong> otras personasque ella era tremenda, que lo traicionaba, que era coqueta,no sé, la verdad yo no la conocía. Él sí me contó que habíanestado separados pero no más. Hablábamos muy poco <strong>de</strong>ella. En nuestras charlas nocturnas conversábamos muchascosas, menos <strong>de</strong> ella, a<strong>de</strong>más porque me dio mucha tristezasaber que era casado, fue un bal<strong>de</strong> <strong>de</strong> agua fría para mí.Z. Sí… ¿no…?, qué pesar.N. Sí, hasta que llegó un día en que estábamos sentadosen el andén que hay entre las dos casas. Las dos casasquedan en un callejón muy angosto, entre frente y frentehay metro y medio <strong>de</strong> separación, y entre los dos, un muro.Allí estábamos sentados conversando muy amenamente yyo cada vez más atraída. Recuerdo que él estaba muy juntitoa mí, hablando muy chévere. Recuerdo que una <strong>de</strong> las cosas<strong>de</strong> las que hablábamos era <strong>de</strong>l amor y la virginidad, y queél fue la primera y única persona que le conté cómo y a quéedad perdí mi virginidad. De ese tamaño era la confianzaque me inspiraba, con él no tenía tapujos al hablar. Ese díaél se veía muy conmovido con mi historia y se mostró muycariñoso y comprensivo, a la vez que me regalaba esa miradatierna y brillante que me hacía sentir segura y <strong>de</strong>sinhibida.Y fue allí, cuando subí mi cara y lo miré a los ojos, que ledi un beso tierno en la boca.<strong>Fugas</strong> <strong>de</strong> <strong>tinta</strong> 215
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