24Siempre recordaré que me dijo: “si yo no fuera casado, seríasmi esposa, no he conocido una mujer más valiosa…”.Igual yo también tenía claro mi lugar y nunca entraría acompetir con la madre <strong>de</strong> sus hijos. Eso lo tenía bien claro.Un día ella fue a buscarlo por la noche, nos extrañamosmucho porque nunca iba a esa casa y no porque él se lo prohibiera.El caso fue que el día que arrimó, él estaba en micasa viendo una película. Cuando escuchamos que tocaronla puerta <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> él, él no quería salir, pero al escucharla insistencia, miró por la ventana que estaba entreabiertay, sí, se asustó, y me dijo: “es ella”. Y ¿yo qué hago? La puerta<strong>de</strong> mi casa estaba abierta, y lo único que pensé fue subir alsegundo piso que estaba todo a oscuras. Hasta ahí todo ibabien, si no es porque la sapa <strong>de</strong> mi vecina le hizo señas y ledijo que estaba en mi casa. Ella misma se lo contó a Pedro<strong>de</strong>spués. Claro, ahí mismo entró a la casa cuando él ibabajando la escalera. Empezó a alegarle pero él le dijo queera que allí le habían dado permiso para guardar una mercancía,y salieron. De principio, ella no creyó mucho, peroigual todo se calmó, todo volvió a la normalidad. Pasó muchotiempo para que volviera y nosotros seguíamos igual,aunque a veces precavidos y llegamos al acuerdo <strong>de</strong> que siella iba yo saldría por la fatídica puerta trasera. Igual, nuncatuve necesidad <strong>de</strong> hacerlo.Z. ¿Todo quedó bien?N. Sí, todo normal, tranquilo, hasta el día que le dioa mi sobrino por ir a mi casa y para colmo invitó a mi sobrina,los <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> la fiesta. Yo estaba con Pedro encasa <strong>de</strong> él, cuando me dijo: “dígale a su sobrina que se vaya,que no se que<strong>de</strong> aquí”. Ese día como todos él se fue parasu casa, incluso un poco más temprano. Yo me fui para micasa y estábamos muy contentos, todos trabajando y cantando,la recocha, pues. Habían llegado mi hermana, mi
sobrino, la novia, los dos hijitos <strong>de</strong> mi hermana, dos amigosy yo. Estábamos contentos pero a la vez preocupados, puescomo conté al principio ellos no podían ir al barrio porquelos mataban. De pronto subió mi mamá corriendo (habíauna escalera en el frente <strong>de</strong> la casa) y dijo: “Luis, váyanseya, mire que esos tipos andan por acá afuera, lo están buscando”.“Sí, mamita, ahora me voy”, dijo mi sobrino, pero élestaba engolosinado con la novia. Al rato volvió mi mamá.“Luis, váyase, esos tipos acabaron <strong>de</strong> entrar a mi casa a buscarlo,miraron por todos lados”. Pero el terco no hizo casoy mi mamá, en su <strong>de</strong>sesperación, atravesó un armario enla puerta <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l segundo piso. Estábamos todosen suspenso, cuando empezaron a sonar unas latas <strong>de</strong> uncerco que da al río y <strong>de</strong> nuevo mi mamá corriendo: “veanesos tipos se van a meter por el cerco”. Bajamos corriendola escalera que daba al patio, Luis, la novia, Zory y yo, <strong>de</strong>sesperadosbuscando por dón<strong>de</strong> salir. Minutos antes, Luis lecontestó a mi mamá cuando le <strong>de</strong>cía que se fuera: “mamita,no se azare que ahora viene un barco por mí, que me voy porel río”. Mi mamá le dijo que no se burlara, pero él no hizocaso. Cuando estábamos buscando por dón<strong>de</strong> salir y cómoescon<strong>de</strong>r a mis sobrinos, aumentó el estruendo <strong>de</strong> los tipostratando <strong>de</strong> entrar a la casa. En cuestión <strong>de</strong> segundos metimosa Zory <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> una cama y Luis no halló otra opciónque salir por el techo. A nosotras nos habían dicho que paramatar a Luis lo iban a ro<strong>de</strong>ar, que uno iba a estar al frente,otro por el lado <strong>de</strong>l río y otro por la esquina.Z. ¿Qué susto? ¿Qué hicieron?N. Cuando Luis subió al techo, el tipo que estaba enla orilla <strong>de</strong>l río lo vio y corrió tras él, pero un minuto antescuando estábamos buscando qué hacer, el tipo que estabaen el callejón abrió a pata la puerta <strong>de</strong> arriba. Era tal la fuerzaque movió con las patadas el armario que había atravesado.<strong>Fugas</strong> <strong>de</strong> <strong>tinta</strong> 225
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