36hermana dijo: “<strong>de</strong>be ser que está peleado con la mujer”. Yo<strong>de</strong> una le dije que no, él nunca se quedaba acá, quién sabepor qué sería. Entonces, entré al callejón, abrí la puerta <strong>de</strong>mi casa y miré hacia la <strong>de</strong> él. Y, con extrañeza, vi que las luces<strong>de</strong> toda la casa estaban prendidas (eso nunca sucedía),la cross también estaba junto a la ventana, y la ventana estabaentreabierta. Me atreví a acercarme a la ventana y no vinada, ni a nadie, ¡qué extraño!, ¿a esa hora y la casa así? Labicicleta allí, eso nunca había pasado. Salí y me senté conmi mamá a esperar a que llegara Pedro, porque <strong>de</strong> pronto seentraban a robar. Nosotras lo que creímos era que él habíasalido. Pasó otra media hora y todo igual, Pedro no llegaba.Entonces, me fui para la bajadita, en el camino me encontréa una amiga, prima <strong>de</strong> Zory, y le pregunté: “¿vos has visto aPedro?”, “sí”, me dijo ella, “él pasó en una bicicleta”, perono me supo <strong>de</strong>cir cuál bicicleta. Ella también era amiga <strong>de</strong>Pipe. Yo me quedé tranquila. Sin embargo le dije a la sobrina<strong>de</strong> Pedro que si lo veía, le dijera que fuera a cerrar la casa,que la estábamos cuidando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera. Ella dijo que sí.Volví a la casa, al andén <strong>de</strong> enfrente <strong>de</strong>l callejón, y le preguntéa mi mamá si Pedro había llegado. Ella me dijo queno. Yo, en mi mente, aún guardaba la esperanza <strong>de</strong> rehacernuestra relación.Z. ¿Cómo así? ¿Entonces, su amiga por qué dijo quelo había visto?N. Yo no sé ella por qué me dijo eso. Seguimos esperandootro rato, los minutos se convirtieron en horas yPedro nada que aparecía. La casa continuaba con las lucesprendidas, la ventana entreabierta, todo igual, nada pasabadistinto. Mi hermana fue a mirar <strong>de</strong> nuevo pero nada. Deverdad estábamos muy ansiosas, nerviosas, impacientes,sin saber dón<strong>de</strong> estaba. Después <strong>de</strong> un rato empezó a sonarel teléfono <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Pedro. Yo no me atrevía a abrir
la puerta, por la ventana solo atisbaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera. Volvíhacia la bajadita, a ver si había aparecido Pedro, pero ya veníanhacia la casa don<strong>de</strong> trabajaba Pedro, la hermana, la sobrinay Mellizo, el amigo <strong>de</strong> Pedro, el único que sabía lo quepasaba entre los dos. Hablamos sobre dón<strong>de</strong> podría estarPedro, pero nadie lograba dar razón <strong>de</strong> él. El teléfono seguíasonando, ellos me dijeron que él tampoco estaba don<strong>de</strong> laesposa. Ella había llamado a la mamá <strong>de</strong> él a preguntarle,pero no supieron darle razón. No habiendo más nada quéhacer se <strong>de</strong>cidió entrar a la casa y, aunque la ventana estabaentreabierta, no se pudo abrir la puerta porque estabacon seguro. El Mellizo optó por meterse por el techo, y así lohizo. Se apoyó en el balcón <strong>de</strong> mi casa, tomó impulso y pasóal techo. En la parte <strong>de</strong> atrás <strong>de</strong> la casa hay un pequeño huecopor don<strong>de</strong> entraba el sol al pequeño patio. Mellizo bajópor el hueco y cayó sobre el lava<strong>de</strong>ro.(Zoraya continúa escuchando la historia, entre asustaday asombrada, y con mucha expectativa. Mientras Norarevive esos momentos, siente el corazón igual <strong>de</strong> aceleradoque ese día, con la misma incertidumbre. Era como si estuvieraviviendo <strong>de</strong> nuevo ese instante. Los nervios, el dolor, latristeza, poco a poco se apo<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> ella. Se nota en su agitaciónal contar la historia, mientras pasan mil imágenes ei<strong>de</strong>as <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su mente).Z. ¿Y qué pasó?N. Mellizo entró. Des<strong>de</strong> la ventana lo veíamos recorrerla casa, miró el baño, el último cuarto, la cocina, el otrocuarto, la sala y abrió la puerta. “Él no está”, dijo, “la casaestá sola”. Todos nos miramos tratando <strong>de</strong> saber qué era loque estaba pasando.Z. Y, entonces, ¿dón<strong>de</strong> estaba él?N. Mellizo se <strong>de</strong>volvió a revisar la casa mientras el teléfonoseguía sonando. La hermana por fin contestó: era<strong>Fugas</strong> <strong>de</strong> <strong>tinta</strong> 237
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