<strong>Haber</strong> vivido \71le comentan llegan a parecerle aburridos y el poeta se aísla, buscando refugio enla soledad de su pensamiento.Podría decirse que Sánchez Rosillo es oriental cuando un detalle, aparentementesin importancia, es capaz de producir el asombro necesario para componer unpoema. Una luz, un sonido, un olor pueden desencadenarlo: “Aun con las puertasbien cerradas, / el olor del invierno se ha metido / en mi casa esta tarde…” (“Elolor del invierno”). Porque su poesía es una poesía de los sentidos, fruto de unafinísima sensibilidad. Así lo muestra el título de uno de sus libros: Oír la luz.También su poesía evoca, en algunos versos, la filosofía Zen, como vemos en “Miropasar las nubes” : “Busco un poco / de paz, y, en esta nada, puedo acaso / decir quesoy casi feliz. No pienso. / Acepto y vivo.” También nos encontramos con estrofasque, al ser desligadas del resto, se transforman en auténticos haikus, como en lossiguientes ejemplos:Absorto, miro.A los ojos del hombrese asoma un niño.(“Nocturno del Mar Menor”)Vuelve el verano.Mas con él no regresami juventud.(“Extrañeza”)Aunque en los principios de su obra podía considerarse a Sánchez Rosillo unpoeta elegíaco, a medida que va avanzando en su creación, a medida que seenfrenta con la irremediable fugacidad del tiempo, va tornándose celebratorio,esperanzado, agradecido al don de la existencia, entregado al lado luminoso dela vida: “No, la luz no se acaba, si de verdad fue tuya. / Jamás se extingue. Estáocurriendo siempre. / Mira dentro de ti, / con esperanza, sin melancolía. / Noconoce la muerte la luz del corazón.” (“Luz que nunca se extingue”).No pretendo afirmar que sea un poeta oriental, ya que es un poeta mediterráneo,traductor de Leopardi, admirador de Homero, y formado en nuestra poesíaclásica. Si en algunos aspectos la poesía de <strong>Eloy</strong> (tan murciano él) tiene puntosde contacto con aquella poesía, es principalmente en la sencillez y claridad dellenguaje, en la sinceridad con que nos muestra sus emociones, sin disfrazarlas conoscuras metáforas, en el protagonismo que otorga a la naturaleza , en su forma
72 /<strong>Haber</strong> vividode reflejar la realidad tal como se presenta, sin adornos, con la simple belleza delo que es auténtico. Tal y como él lo expresa, magníficamente, en unos versos de“Apunte de una tarde”:Dejadme a mí que diga la gracia irrepetiblede esta tarde de abril, la efímera hermosurade la luz, que es mi amiga y que plácidamenteacaricia el papel en el que escribo.Susana Benet - 2012