lo más negativo [ Francesc MarínezVIH en el mundo árabeEl estigma y la discriminación dificultan el acceso a los servicios médicosSegún datos de ONUSIDA, sólo entreel 10 y el 14% de las 400.000 personascon VIH de los países de OrienteMedio y del norte de África acceden altratamiento antirretroviral.La causa de esta baja tasa de accesoa la terapia se debe al estigma ydiscriminación que sufren las personasque viven con VIH en estas regiones.El talante conservador de la sociedaden los países de la zona conviertela epidemia asociada al VIH en un tematabú, ya que la infección se vincula conrelaciones sexuales pre- y extramatrimoniales,hombres que practicansexo con hombres, prostitución ydrogas inyectables.Aunque la prevalencia de lainfección en estas regiones es relativamentebaja en comparacióncon otras partes del mundo, sehan detectado 100.000 nuevoscasos en los últimos dos años.Debido a que los sistemas de deteccióny seguimiento no se consideranadecuados, ONUSIDA temeque exista un elevado número depersonas infectadas no tenidas encuenta en las estadísticas.Hind Khatib Osthman, directoraregional de ONUSIDA, estimaque tiene que generarse un movimientosocial que impulse a losgobiernos de la zona a afrontar laepidemia teniendo en cuenta a losgrupos en situación de mayor vulnerabilidada la infección —comolos trabajadores sexuales—, dirigiendocampañas e intervencionespara detectar y tratar nuevos casosy reducir el estigma y la discriminaciónasociados al VIH.Fuente:• Reuters.Segregación de reclusos con VIHen cárceles de Carolina del SurGrupos pro derechos humanoscomo Human Rights Watch (HRW) handenunciado la segregación de personascon VIH privadas de libertad que tienelugar en las prisiones de Carolina delSur [EE UU]. Además, dicha organizacióntambién ha denunciado al DepartamentoFederal de Seguridad Nacionaldel país norteamericano por proporcionartratamientos médicos inadecuadosa los inmigrantes detenidos con VIH.En Carolina del Sur se mantiene alos reclusos seropositivos separados delresto en instalaciones de alta seguridad,4] LMP46 >Verano <strong>2010</strong>obligándoles al cumplimiento de condenasmás largas, dado que quedanexcluidos de los programas de trabajo yotros servicios de redención de tiempoa los que el resto de personas privadasde libertad sí tiene acceso.Las denuncias interpuestas porHRW están siendo investigadas por elDepartamento de Justicia de EE UU,que ha enviado una circular al Departamentode Prisiones de Carolina delSur destacando las numerosas quejasrecibidas en relación con su política desegregación.El Departamento de Justicia alegaque la segregación de reclusos con VIHviola el título II de la Ley sobre Estadounidensescon Discapacidades, y quelos internos seropositivos reciben untratamiento médico y de salud mentalinadecuado.Además de Carolina del Sur, HRWdestaca que el estado de Alabama tambiénsigue políticas de segregación de laspersonas con VIH privadas de libertad.Fuente:• Jurist.
opinaMe queda la palabraTengo 57 años, soy seropositivo desde el año 1991 yme medico desde el 1998. Soy activo laboralmente. Bueno,ante todo, un saludo a todo el equipo y a toda la comunidadpositiva. El motivo que me mueve y al que le vengo dandovueltas, no sabiendo cómo hacerlo, es la idea de un apartadoliterario. Hace unos meses, tuvimos aquel gratificanteespecial o monográfico de LO+POSITIVO con un titular muyesclarecedor de todas las dudas y temores que hasta entonceshabíamos tenido todos sobre si llegaríamos o no a cumplirtantos o cuantos años, en el que se dejaba claro que se podíaenvejecer con el VIH; así era el título: “Envejecer con VIH”.Era muy completo, saludable y enriquecedor. En un “Compartetu historia” de esas fechas, se publicó una carta de unacompañera de Madrid, creo, que contaba que tenía 46 años yque llevaba más de 20 infectada, y que nunca imaginó llegartan lejos —como yo—.Agradecía y daba la enhorabuena a la revista por su labory por “ayudarnos a poder seguir mirando al futuro con esperanza”(y valor, añado yo; además, suscribo los agradecimientospor descontado a la revista y la alegría de poderla seguirleyendo y apreciando después de más de diez años).¿Cómo podíamos imaginar, hace dos décadas —diceella—, que algún día tendríamos la oportunidad de leer unacomposición informativa y festiva de ese tipo —bonita expresión,Envejecer con VIH—? “Y usted que lo vea”, y nosotrosque lo estamos viendo. Nos ayudáis “a no rendirnos y levantarnoscada día con los mismos deseos de entonces para seguirbatallando por un futuro que aún nos aguarda”; ¡olé!.La verdad es que me gustó y me caló hondo la aportaciónde la compañera con su acertada y sosegada forma de vivirloy explicarlo. Ella, en su contento y felicidad —como yo—, noscontaba cómo se había apoyado en la literatura para superarlos buenos y malos momentos que había tenido en sudevenir de infectada y enferma; incluso lo sugería como uninstrumento de autoayuda para descargar las emociones conla narrativa, creando un apartado literario. Y yo, que paraesto de escribir, y no te digo ya de la informática, soy un verdaderonegado, por muchas vueltas que le doy, no encuentrola manera de crearme un apartado literario. Y aunque soy unrenuente para las letras, me gustaría poder llegar a hacerlocomo ella, disponer de dicho apartado y estar yo también endisposición de llenarlo todos los días con mis escritos vivencialeso pinitos literarios.Y es por esto que, de momento, desearía que pudieseser ella quien leyera esto y me quisiera echar una mano paradesplegar mis velas y mis artes en el caudaloso abismo de lasletras y la literatura; y si no, que alguien me explique cómo ydónde se crean los apartados literarios.Muchas gracias y un abrazo para todo el mundo positivo;por lo menos, me ha servido para soltarme un poquillo ydecir: Aquí estoy, y aunque lo he perdido todo, me queda lapalabra, como al poeta Blas de Otero, y un apartado literariodonde escribirla, ja, ja.Salud.JulioVamos en un mismo barcoCada vez que voy a la consulta demi médico del VIH, bien para el controlo para la visita, ojeo vuestra revistaLO+POSITIVO, y me va genial para leery saber todo lo que se está haciendopor esta enfermedad; para ver las historiasde otros y cómo cada uno llevasu caso, leer sobre las nuevas terapias,etc.; también para observar con tristezacómo hay otros más desfavorecidos porvivir en países donde aún hay más tabúque aquí con el VIH o que no tienen accesoa los medicamentos para tratarse.Pero lo que más tristeza me da en lasala de espera es ver caras incómodasintentando esconder el “por qué estánahí”, el temor a ser reconocidos en lacalle o a encontrarse con un compañerode trabajo, a alguien de la disco, a unfamiliar. Aun entre nosotros hay miedo,mucho miedo, y lo comprendo, pues hepasado por esto.La sociedad no lo pone nada fácil.Un día, mirando los informativos, mequedé perplejo ante una noticia quedaba una abogada defensora de unaseñora a la que su marido le habíatransmitido el VIH sin que él le hubieracomunicado que era portador. Y ésteno era el caso; la cuestión es que laabogada lo decía rodeada de periodistasy comprendiendo que el argumentopara la defensa era que se trataba de➝LMP46 >Verano <strong>2010</strong> [5