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Monografia_Acajutla

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MUNICIPIO DE ACAJUTLA, DEPARTAMENTO DE SONSONATE 73la fecha, muchos esfuerzos, tiempo y dinero se han invertidoinfructuosamente por años en el país en proyectos o programascuyo eje estratégico conceptual y operativo ha sido lapromoción de alguna modalidad de asociatividad entre losmicro empresarios; se ha asumido axiomáticamente suuniversal viabilidad social en cualquier rama de actividadproductiva, al margen de la matriz de interrelacionesentretejida históricamente por los grupos y agentes de unterritorio. No obstante, al parecer, el comportamientoeconómico predominante observado entre los miembros delsector tiende a moverse justo en la dirección opuesta, haciaun puro individualismo marcado por bajas relaciones decooperación horizontal, sea en la compra de insumos, en lacomercialización de sus productos, etc. Sin lugar a dudas,ello se refleja una profunda falta de confianza en lasoperaciones realizadas en forma consolidada con otrosempresarios. Por consiguiente, aún y cuando suene a verdadconsabida, antes de proseguir impulsando a ciegas esamodalidad de organización productiva, es crucial conocera ciencia cierta cuáles son y cómo funcionan los resortessociológicos, antropológicos y culturales determinantes deesa conducta colectiva antiasociativa, de cara al diseño deuna caja de herramientas eficientes y eficaces para su eventualmodificación. A medida transcurre el tiempo, este cambiode mentalidad y de procedimiento de cómo hacer negociosse va convirtiendo en una condición insoslayable del ajusteempresarial requerido para responder con éxito a un nuevoentorno configurado a partir de los fenómenos deglobalización, del aumento de la competencia en los mercadosdomésticos y de las transformaciones experimentadas en lademanda.Segundo. Para viabilizar la modernización organizacional,la reconversión productiva, la innovación y difusión tecnológicay el robustecimiento de las relaciones con el resto de laestructura empresarial, los programas y proyectos de serviciosno financieros destinados a apoyar el desarrollo de las MYPE,deberán, por fuerza, en su fase de diseño, reconocer lanecesidad de escalonar los ámbitos de intervención,segmentando y sectorializando las acciones en función delos recursos disponibles. En consecuencia, para serverdaderamente eficientes y eficaces en términos de impactos,se deberá dar prioridad a aquellos subsectores específicos,cuyo potencial competitivo les permite incorporar a menorcosto el progreso técnico y donde los beneficios tiendan adistribuirse en forma equitativa entre hombres y mujeres.Ahora bien, para ganar credibilidad y contar con la aceptaciónde los actores del sector hacia el flujo de asistencia técnicay asesoría profesional, deberá procurárseles, a la brevedadposible, la obtención de resultados tangibles para que ellospuedan estar concientes de su utilidad inmediata.V.2.2 Agricultura y ganaderíaV.2.2.1 Apuntes preliminaresLa agricultura y la ganadería, en su conjunto, son la segundafuente de generación de empleo e ingresos en la localidadde <strong>Acajutla</strong>. En términos proporcionales, alrededor de unade cada cuatro personas en edad trabajar, 23.4 % pararedondear el dato, se dedicaban o se hallaban empleadasen actividades de producción o transformación vinculadasdirectamente a estas actividades económicas del sectorprimario (ver cuadro V.1). Del gran total de quienes laborabanen el agro, 4,666 eran hombres y 252 eran mujeres (vercuadro V.1). Esta desequilibrada composición indica, conmucha probabilidad, una división implícita de labores porsexo al interior de los núcleos familiares o, en el peor de losmundos, una discriminación abierta hacia la mujer en lasoportunidades de contratación de mano de obra.Ambos subsectores comparten, como rasgos distintivos, elempleo relativamente intensivo del factor trabajo y los másbajos niveles de ingresos en el municipio, unos $92.84dólares en promedio al mes para los jornaleros, un pocomás de la mitad del promedio general de $178.19 en elmunicipio (ver cuadro V.2). Aunque sea proporcionalmentepoco significativa la cantidad de mujeres empleadas en estaslabores (ver cuadro V.1), los ingresos promedio de $71.12dólares mensuales (ver cuadro V.2) para alrededor de unapor cada 18 hombres apenas representaban una retribuciónde $0.75 centavos versus cada dólar pagado al géneromasculino, y el equivalente a $2.37 dólares al día, un 16.3% por debajo de la base salarial mínima diaria fijada porley desde 1998 para los trabajadores agropecuarios 34 , quees de $2.47 dólares, más los $0.36 centavos de prestaciónalimenticia. Esto suma un total de $84.9 dólares al mes. Enel año 2004, si una familia rural de 4.5 personas, enpromedio, hubiese dependido hipotéticamente por completode lo devengado bajo ese concepto por sólo uno de susmiembros para cubrir sus gastos de vida, tal cantidadmonetaria resultaría insuficiente para adquirir todos los bienes34. Decreto N° 72, tomo 339, del Órgano Ejecutivo de la República de El Salvador,dado en Casa Presidencial, San Salvador, el 22 de abril de 1998.

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