El Banquete de Los Idiotas - Documento sin título

80 Banquete de los idiotas de Rachel CaineMichael ajustó el micrófono, lo probó, hizo un par de ejercicios de dedos rápidos, ejerciciosque ella sabía usaba para tranquilizarse, y entonces sonrió hacia la multitud. Era una sonrisadiferente que nunca había visto en él antes. Más intensa, más alegre, más personal. Ella sintióun cálido aleteo en algún lugar en su interior mientras la mirada de él rozaba sobre ella, einmediatamente se sintió avergonzada de ello.Pero Dios, era guapísimo. Ella entendía ahora lo que decía Shane, y ella no era inmune.Shane tocó su hombro y la tendió una bebida justo cuando Michael decía: “Supongo quetodos vosotros sabéis quien soy, ¿no?”El ochenta por ciento de la sala aclamó estruendosamente. El resto eran estudiantes de launiversidad, quienes habían entrado dentro porque estaban aburridos o parecían perdidos.Michael dio un último y preciso ajuste al micrófono. Sus manos parecían más segurasahora, moviéndose con seguridad. “Mi nombre es Michael Glass y soy de Morganville.”Más vítores. Antes de que se apaciguaran, Michael comenzó a tocar una rápida ycomplicada canción que Claire había escuchado en casa mientras hacía el tonto en la casa,pero esto no era hacer el tonto; estaba tocando en serio.El brillaba como oro blanco, y la música fluía de sus manos como arroyos de luz. Envolvió aClaire como una brillante red, y no se atrevió a respirar ni a moverse, mientras Michael tocabacomo nunca ella había oído a nadie tocar.Ella consiguió mirar a Shane, cuyos ojos estaban ensanchados y fijos en Michael también.Ella le dio un codazo. Le dio un estupefacto movimiento de cabeza.Eve estaba sonriendo, como si conociera la canción.Michael terminó la canción de una forma líquido y brillante mientras las cuerdas de laguitarra vibraban en silencio, la multitud estaba completamente tranquila. Michael esperó,inmóvil, y entonces la sala espontáneamente irrumpió en aplausos y vítores.Claire pensó que por la sonrisa que llenaba la cara de Michael merecía la pena todo lo quehabía sucedido hasta ese momento en Morganville.Su siguiente canción fue más lenta, más dulce, y Claire se dio cuenta sorprendida de queera una versión más lenta de la canción que él había estado componiendo la otra noche,cuando él había estado demasiado ocupado para ir a la tienda. Tenía letra también, y la voz deMichael la transformó en triste y dolorosa belleza.Era una canción para Eve.Claire se dio cuenta de que le dolía su pecho, de la presión de las lágrimas contenidas y deno respirar. Ella no sabía que la música pudiera tener tanto poder. Mientras echaba unamirada al interior de la cafetería, vio lo mismo en las caras de otros: un éxtasis común. InclusoOliver, que permanecía tras la barra, estaba paralizado. Y en las sombras, Claire alcanzó a ver aalguien más –Amelie, asintiendo pensativamente, como si ella hubiera sabido ésto hacíatiempo, al igual que Eve.Traducido por Belethhttp://geki‐libros.blogspot.com